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El EnéSimo Mayo Del 68.Doc
1. El enésimo mayo del 68
Dídac Gutiérrez-Peris
14.11.07
Esta mañana un grupo de estudiantes repartía panfletos delante de la
biblioteca contra la reforma “Pécresse” sobre la autonomía de las
universidades francesas. La nueva ley, con el objetivo de revitalizar
una enseñanza superior en declive, delega a las universidades las
competencias que ostentaba anteriormente el Estado en materia de
recursos humanos, de inmobiliario y de financiación de los centros.
Éstos podrán escoger libremente, a partir de ahora, los miembros de
su plantilla académica y podrán diversificar su modo de financiación
con fondos privados sin estar sujetos al control presupuestario del
Estado.
El texto se aprobó en agosto pasado sin demasiada oposición. La
UNEF, principal sindicato estudiante, participó incluso activamente en
la redacción del texto, eliminando por completo una de las propuestas
fundamentales del proyecto oficial: la selección de entrada a la
universidad. Por esta razón sorprende doblemente la repentina
movilización estudiantil estos últimos días y el bloqueo de 15 de las
84 universidades francesas. Aunque según el presidente del UNEF,
que dicho de pasada está teniendo algunos problemas para gestionar
tanta contradicción, existe una razón por la cual no movilizaron los
estudiantes cuando tocaba: estaban de vacaciones.
Entonces no hay porqué extrañarse, con la rentrée otoñal, ese aire
que se respira en la calle anti-sarkozy con la huelga de los
maquinistas, y con los estudiantes más disponibles, ahora es el
momento “idóneo”. Poco importa si el texto ya se aprobó y si el
contenido final después de las negociaciones puede ser un buen
principio para seguir modernizando la enseñanza superior francesa.
2. No hay que preguntar mucho para darse cuenta de que la credibilidad
es algo que se trabaja y que, en estos momentos, los estudiantes
estamos bastante lejos de que se nos tome en serio, más allá de
nuestra versatilidad para hacer huelga año sí y año también. Y los
primeros perjudicados somos nosotros mismos, pues se pierden en la
vacuidad del discurso un poco autocomplaciente y las actividades
nostálgico-revolucionarias la capacidad de debatir y defender algunos
elementos que sí son fundamentales. En este caso concreto, por
ejemplo, las implicaciones de una transición un poco abrupta hacia
una enseñanza de “primera” y de “segunda” clase pues no todos los
centros tienen la misma capacidad de seducción para recaudar
fondos, o las consecuencias de la reforma para algunos sectores que
viven de las subvenciones públicas como la investigación científica. La
capacidad de dispararnos en nuestro propio pie me pasma.
Mientras la Unión Europea intenta construir una enseñanza superior
más dinámica y capacitada basada en la movilidad estudiantil,
Francia se debate entre la ministra Pécresse y el enésimo déjà-vu del
mayo del 68 que tanto nos gusta a los estudiantes. Los debates un
tanto superfluos sobre si las ideas que tienen los diferentes campos
políticos europeos son suficientemente de “izquierdas” o de
“derechas” sobre esto o lo otro, acaban por ocultar los dos
verdaderos desafíos de la enseñanza superior en nuestro continente:
primero hacer que ésta pueda competir a nivel internacional y
segundo, resolver el fracaso universitario del 40% de los estudiantes
de primer ciclo en algunos Estados miembros de la Unión Europea
como ocurre en Francia.
El primero es fruto del propio conservadurismo en el mundo
universitario que parece padecer cierta tendencia esquizofrénica: “los
mismos que se quejan del descalabro de las universidades son los
que chirrían al oír hablar de cualquier reforma y más si cuestiona
alguna de las vacas sagradas de nuestro panteón ideológico”, subraya
3. Yves Mény del Instituto Europeo de Florencia, quién no duda en
definir la posición de la enseñanza superior europea en el panorama
internacional con la metáfora de una señora ya madurita que
mantiene cierto encanto pero que solo seduce a sus antiguos
amantes ya que la dura realidad es que los jóvenes acaban mirando
hacia otro lado. Lo cierto es que buena parte de los países de la
Unión Europea pierde cada día más peso e influencia a nivel
internacional, entre ellos especialmente España y Francia, que
contrastan con los relativos buenos resultados en este campo del
Reino Unido y Alemania según los rankings internacionales de
enseñanza superior.
En cuanto al fracaso universitario en los primeros ciclos, mi
experiencia me empuja a pensar que no se trata de ningún fenómeno
atribuible a la mera fatalidad. Lo poco que ha cambiado la pedagogía
contrasta con lo mucho que hemos cambiado los estudiantes. Muchos
consideran la universidad como un prolegómeno de la escuela, con
sus deberes y sus exámenes. La propia sociedad actual favorece el
fenómeno de “envejecer joven” y la motivación deja de ser un a priori
en los centros superiores. Más allá de la tentación de juzgarnos a los
jóvenes, hay que pensar cómo adaptarnos a esta situación en la que,
que me enseñen no significa necesariamente que aprenda.
Al final, entre tanta manifestación y debate metafísico, mucha gente
parece olvidar que, históricamente, fueron el mérito, la competencia
y la independencia los elementos que crearon los verdaderos centros
del conocimiento, separados de los círculos estáticos y muy a menudo
erráticos del poder.