2. El huerto ecológico
“Si quieres ser feliz una hora, emborráchate. Si quieres ser
feliz un día, mata un cerdo. Si quieres ser feliz una semana,
haz un viaje. Si quieres ser feliz un año, cásate. Si quieres ser
feliz toda tu vida, cultiva un huerto” (Proverbio chino)
3. Agricultura Ecológica
La agricultura ecológica, o sus sinónimos orgánica o
biológica, es un sistema para cultivar una explotación
agrícola autónoma basada en la utilización óptima de
los recursos naturales, sin emplear productos químicos
de síntesis, u organismos genéticamente modificados
(OGMs) -ni para abono ni para combatir las plagas-, logrando
de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se
conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio
ambiente.
4. Ventajas
• Produce alimentos saludables, ricos en nutrientes y sabrosos.
• Protege la salud de los agricultores.
• Fertiliza la tierra y frena la desertificación.
• Favorece la retención del agua y no contamina los acuíferos.
• Fomenta la biodiversidad.
• Mantiene los hábitats de los animales silvestres.
• No despilfarra energía.
• Preserva la vida rural y la cultura campesina.
• Es socialmente más económica.
• Permite una verdadera seguridad alimentaria.
• Impulsa la creación de puestos de trabajo.
• Devuelve al campesino la gestión de sus tierras, sin dependencias.
5. Agricultura Ecológica
La agricultura ecológica que actualmente se practica tiene su
origen en varios movimientos alternativos a la agricultura
tradicional que se desarrollaron en los primeros años del siglo
XX, principalmente en países del norte del Europa.
6. Agricultura Ecológica
•La Agricultura biodinámica: fundada en Alemania por Rudolf Steiner .
•La Agricultura orgánica que se origina en Inglaterra sobre la teoría desarrollada
por Albert Howard en su “Agricultural Testament” (1940).
•La Agricultura biológica desarrollada en Suiza y Alemania por Hans-Peter
Rusch and Hans Müller.
•La Agricultura Ecológica Védica Maharishi
7. Agricultura Biodinámica
Este tipo de agricultura ecológica, además de respetar el medio
ambiente y la biodiversidad, incluye una dimensión espiritual en la relación
entre el hombre y la tierra y propone trabajar en armonía con las fuerzas
cósmicas. Esto significa que el huerto o la granja es un organismo vivo y
autosuficiente, formado por todos los animales y plantas que habitan en él.
Cada uno de ellos se conecta e interrelaciona con los demás a través del
cosmos, recibiendo la influencia de fuerzas naturales como la luna, el sol, los
ciclos del día o las estaciones.
10. Agricultura Orgánica
Albert Howar fundador del movimiento “organic farming” en Inglaterra, trabajó
durante 25 años (1905-1931) como investigador agrario en la India donde
desarrolló un sistema de compostaje utilizando la base científica y los métodos
tradicionales. Las bases sobre “organic farming” se publicaron en su libro
“Agricultural Testament”. La lucha contra los insectos y plagas de los cultivos se
realiza optimizando las condiciones del suelo para el cultivo determinado, considera
estos elementos como síntomas de la utilización de un cultivo incorrecto en
condiciones incorrectas.
11. Agricultura Biológica
El movimiento impulsado en Alemania por Hans Müller, su mujer María Müller y su
amigo Hans Peter Rusch, sería el origen de la agricultura biológica en los países de
habla alemana: en 1949 usan el término “organisch-biologischer landba”
(agricultura orgánica o biológica), ellos fundaron en 1946 la primera cooperativa
que comercializaba productos ecológicos.
13. Agricultura Védica
La Agricultura Ecológica Védica Maharishi va más allá de los estándares más
rigurosos existentes para los alimentos ecológicos puros. Al utilizar las antiguas
tecnologías de la agricultura védica recientemente restablecidas por Maharishi, los
agricultores experimentan estados superiores de consciencia y viven en armonía
con la Ley Natural Total. Los sonidos del Veda y la Literatura Védica se utilizan
para avivar la inteligencia interior de las plantas para producir alimentos rebosantes
de la vitalidad de la inteligencia de la Naturaleza, y a la vez crear un entorno
saludable para que el agricultor cultive una gran abundancia de alimentos nutritivos
y puros.
15. Permacultura
La permacultura es el diseño de hábitats humanos sostenibles y sistemas agricolas,
que imitan las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza. La palabra
permacultura (en ingles permaculture) es una contracción de agricultura
permanente, como así también de cultura permanente.
16. Permacultura
Principios de trabajo :
1. No arar:
2. No usar abonos ni fertilizantes
3. No eliminar malas hierbas ni usar herbicidas.
4. No usar pesticidas.
5. No podar..
6. Bolas de arcilla (Nendo Dango).
18. El huerto ecológico
A la hora de plantearse el cultivo de un huerto tenemos que tener en cuenta:
•La tierra que vamos a cultivar
•Los abonos que vamos a utilizar
•Las semillas o planteles
•La estación de siembra adecuada para cada cultivo
•Los métodos que vamos a usar como prevención para combatir y evitar plagas y enfermedades
•El agua de riego que utilizaremos tanto de calidad como cantidad disponible
•El clima de la región
•Las herramientas y maquinaria disponible para las labores de la tierra
•El compost
•Conexión con la tierra, sin eso es mejor que te olvides de todo lo demás y sigas comprando en los
supermercados las verduras brillantes y coloridas que nos llegan fruto de las grandes empresas
ambiciosas que solo miran la rentabilidad, sacrifican la calidad y la salud de los demás.
21. El suelo
El conocimiento del suelo es básico para planificar una
fertilización adecuada. Esto que es válido para cualquier tipo
de agricultura, es un aspecto fundamental en agricultura
biológica donde dejan de ser válidas las recetas de los libros y
la fertilización abarca diferentes aspectos del sistema
productivo como las rotaciones, asociaciones, laboreo, etc.
22. El suelo
Es la cubierta superficial de la mayoría de la superficie continental de la Tierra. Es
un agregado de minerales no consolidados y de partículas orgánicas producidas
por la acción combinada del viento, el agua y los procesos de desintegración
orgánica.
El suelo en sí mismo, se define como un sistema biológico de composición
mayoritariamente mineral. Su valor a nivel de huerta y jardinería, es que su función
es la de proveer soporte, nutrientes y agua a los vegetales.
Un sustrato, es capaz de cumplir las mismas funcionalidades pero necesitan
atención humana para mantener sus prestaciones (por ejemplo los mantillos).
Tierra se denomina a la capa superior del suelo, es decir la primera que
encontramos al cavar un agujero.
23. El suelo
Horizontes del suelo
A) Hojas y residuos orgánicos sin descomponer .Residuos parcialmente descompuestos
Tierra de color oscuro por la presencia de materia orgánica. Tierra de color claro por el efecto del lavado.
B) Precipitaciónde sustancias lavadas de A
C) Fragmentos y restos de meteorización de la roca madre.
D) Roca madre.
24. Textura del suelo
Existe una relación estrecha entre el tamaño de las partículas y las propiedades
físicas del suelo. De la textura de éste depende en gran parte el suministro de
nutrientes, el abastecimiento de agua y la circulación del aire. Por ello, la textura
constituye un factor básico de la productividad del suelo. De hecho, se puede decir
que las plantas no crecen en el suelo, sino en los espacios que quedan entre las
partículas del suelo. La textura del suelo es sumamente importante, pues determina
qué tipos de plantas y cultivos podrán crecer en ella.
28. PH del suelo
Una tierra rica en nutrientes puede sin embargo tener el problema de la dificultad en
absorberlos si el pH no es el correcto. La escala del pH muestra el grado de acidez
o alcalinidad del suelo, es decir, si es poco o demasiado calizo. El contenido de cal
puede influir en los restantes elementos del suelo, por lo que conviene que sea el
adecuado. En algunas tiendas de jardinería se pueden comprar sencillos medidores
de alcalinidad del suelo.
32. Semillas, Planteles
Es el símbolo del milagro de la vida: una semilla, capaz de darnos desde kilos de tomates a
un árbol de más de 20 metros de alturay todo gracias a la tierra. Un
buen horticultor debecontemplar la posibilidad de ser autosuficiente con las semillas
pues con ello conseguirá una mejorcalidad y la preservación de determinadas
especies. Las grandes multinacionales inventaron las semillas híbridas y transgénicascon
el propósito firme de sentenciar a los agricultores a dependercada año de
ellos.
Guardar las semillas nos ahorrará dinero y nos dará calidad de especies que además
se habrán formado en el propio suelo y lugar.
36. Abonos verdes
•Tradicionalmente el término «abonos verdes» se ha usado
para referirse a plantas que se incorporan al suelo cuando aun
están verdes, o un poco después de la floración con el objetivo
de enriquecer los suelos.
37. Cultivos de cobertura
•Las plantas leguminosas de cobertura son de gran valor
debido al nitrógeno que pueden aportar por medio del proceso
de fijación de nitrógeno. A menudo a estas plantas se les
llama «leguminosas de abono verde.»
38. Asociación de cultivos
La experiencia en modelos de cultivos encuentra beneficiosos resultados en la
asociación de cultivos en una misma parcela. La combinación de cultivos genera
una sinergia positiva que complementa el desarrollo de los alimentos.
La asociación de cultivos es una de las técnicas más efectivas de la agricultura
ecológica, y consiste en plantar dos o más especies en relación de cierta cercanía
provocando una especie de relación competitiva y complementaria.
41. Fenología
La fenología es la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los
ciclos de los seres vivos.
Para conseguir buenos resultados en agricultura ecológica es imprescindible llevar
una ficha fenológica de cada especie que cultivemos.
42. Fenología
•Plantas de días largos, requieren para florecer una duración del período iluminado
superior a las 12 horas diarias. Como ejemplo remolachas, zanahorias, espinacas,
cebollas, guisantes, etc.
• Plantas de días cortos, para florecer requieren un menor período iluminado, como
en algunas frutillas, batata, etc.
• Plantas indiferentes al fotoperíodo, como patata, tomate, pimiento, etc.
43. Compostaje
La palabra compost es un término de origen anglosajón. Trata ni más ni menos,
que de la descomposición de materia orgánica en un equilibrio adecuado.
Para ello será preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales:
•La cantidad de nitrógeno y celulosa que contiene la materia orgánica.
•La humedad de la materia orgánica y del montón en su conjunto.
44. Compostaje
Para la elaboración del compost podemos emplear: Ramas de las podas, Flores y
hierbas, Ceniza, Plumas, pelo, lana...paja, restos orgánicos de la casa, césped,
restos de cosechas, estiércoles de todo tipo
Las hojas verdes resultan ricas en nitrógeno, mientras que la paja y los vegetales
leñosos son ricos en carbono. También podemos añadir polvo de rocas, para
corregir posibles carencias de la tierra: fosfatos naturales, sulfato de hierro... Las
cenizas resultan ricas en potasio, y el estiércol fresco proporciona el nitrógeno
necesario para la vida bacteriana, además de aportar bacterias que permiten
acelerar la fermentación.
45. Compostaje
Ubicación del montón de compost:
•Conviene que sea un lugar sombreado y a resguardo de los vientos dominantes.
•Que haya cerca una toma de agua para cuando sea preciso humedecerlo.
•Que no esté muy lejos del lugar donde vamos a usarlo.
•Que dispongamos de espacio suficiente para el volteado, cargado de carretillas...
•Que esté a una distancia prudencial de la casa, puesto que aunque un compost
correctamente elaborado no tiene porque oler mal en ninguna de sus fases,
conviene no correr riesgos.
46. Fitosanitarios
A la hora de tratar diversos problemas en nuestro huerto, jardín o macetas, como
plagas o enfermedades diversas nos enfrentamos al reto de como combatirlas sin
el uso de pesticidas y herbicidas químicos.
47. Fitosanitarios
No todos los estados de vida de una plaga son capaces de atacar a una planta, es
importante conocer y entender su ciclo de vida. Conociendo cuales estados de vida
de los insectos o patógenos son dañinos para los cultivos, y cuándo y dónde ello
ocurre, este conocimiento resulta crucial para implementar efectivas medidas
preventivas.
49. Biocontrol
De todos los métodos y propuestas usadas para el manejo de plagas,
enfermedades y malezas, el control biológico es el más complejo y, como
consecuencia, probablemente el menos entendido.
El control biológico es el uso de enemigos naturales para manejar poblaciones de
plagas y enfermedades. Esto implica que se debe trabajar con sistemas vivos, los
cuales son complejos y varían de un lugar a otro y a lo largo del año.
50. Insectario
•Sirve para estudiar ciclos de vida y predadores de insectos.
•Son también útiles para descubrir qué insectos (juveniles a adultos) emergen de
una masa de huevos.
•También son útiles para criar larvas o pupas que se encuentran en el campo y no
se conoce cual es su adulto y por lo tanto no se sabe a qué especie pertenecen.
•También son útiles para descubrir si un insecto es predador o plaga al ubicar a
éste junto con alguna probable presa o hojas de planta y monitorearla por unos
pocos días.
51. La Luna
La influencia de las lunas en los océanos (marea alta y baja), en la agricultura
(podas de árboles, siembra, recolecciones, etc...) e incluso en el estado de ánimo
de nosotros mismos, es hoy en día un fenómeno discutible. Lo que más nos
interesa en este apartado es saber las lunas más convenientes en los cultivos de
hortalizas, cereales y frutales así como en las podas y recolecciones de la huerta.
En la agricultura ancestral, la observación del sol, la luna y otros astros eran
prácticas habituales. Esta observación, junto con la experiencia, son el origen de la
sabiduría popular trasmitida de generación en generación y que en la práctica
actual se ha ido perdiendo.
53. La Luna
•Luna llena: Es el período más propicio para cosechar, sacar el estiércol de los
corrales, voltear el compost, cortar caña, o sembrar plantas de fruto.
•Luna menguante: No sólo es el mejor momento para continuar las actividades
iniciadas en luna llena, sino que también es el momento más propicio para sembrar
raíces y tubérculos, tales como rábanos, remolachas o patatas.
•Luna nueva: No es una etapa muy propicia para actividades que no sean el
desherbado de adventicias.
•Luna creciente: Es la responsable de la estimulación de las plantas de gran
crecimiento vegetativo, abonos verdes, lechugas..., además de ser muy propicia
para la fertilidad, por lo que resulta el mejor momento para sembrar todas las
plantas que crecen en altura y dan frutos, como tomates, guisantes, judías...
55. Hortalizas, legumbres,verduras.
•Frutos: berenjena, okra, pimiento, tomate, calabaza, calabacín.
•Bulbos: cebolla, puerro, ajo.
•Hojas y tallos verdes: acelgas, achicoria,cardo, endivia, escarola, lechuga,
espinacas,perejil, apio, col, coles de Bruselas.
•Inflorescencias: Alcachofa, coliflor, brócoli.
•Tallos jóvenes: espárrago.
•Frutos en vainas (legumbres frescas o verdes): guisantes, habas, judías verdes.
•Raíces: zanahoria, nabo, remolacha, rabanito.
•Tubérculos: patata, batata, yuca.
Notas del editor
Los principales objetivos de la agricultura ecológica son: trabajar con los ecosistemas de forma integrada; mantener y mejorar la fertilidad de los suelos; producir alimentos libres de residuos químicos; utilizar el mayor número de recursos renovables y locales; mantener la diversidad genética del sistema y de su entorno; evitar la contaminación a resulta de las técnicas agrarias; permitir que los agricultores realicen su trabajo de forma saludable.
Viktor shauberberg
La agricultura biodinámica utiliza de forma responsable los recursos naturales, sin emplear sustancias químicas como fertilizantes, pesticidas o transgénicos. Este método es considerado como el primer método de agricultura ecológica europea, basado en los principios del filósofo austríaco Rudolf Steiner, a quien acudieron en 1920 un grupo de agricultores de Koberwitz (Austria), alarmados por la pérdida de fertilidad de la tierra y el escaso valor nutritivo de sus cosechas. Nos referimos a la “antroposofía”.
Los agricultores biodinámicos creen en la existencia de ritmos, fuerzas y energías
“cósmicas” que influyen en todos los seres vivos. En este sentido, uno de sus métodos, conocido
como”dinamización”, consiste en una serie de preparados que incluyen el enterramiento de un
cuerno de vacuno relleno de estiércol o la reducción de insectos a cenizas.
Además, los signos del zodiaco y la posición de ciertos astros determinan los mejores
momentos para realizar las siembras o labores de cultivo.
A mediados de la década de los años 1970 dos ecologistas de Australia, el doctor Bill Mollison
y David Holmgren, comenzaron a desarrollar una serie de ideas que tenían la esperanza de
poder utilizar para la creación de sistemas agrícolas estables. Lo hicieron como respuesta a lo que consideraban como el rápido crecimiento en el uso de métodos agroindustriales destructivos tras la segunda guerra mundial, que de acuerdo a su criterio estaban envenenando la tierra y el agua, reduciendo drásticamente la biodiversidad, y destruyendo billones de toneladas de suelo
que anteriormente mantenían paisajes fértiles.
Masanobu Fukuoka (2 de febrero de 1913 - de agosto de 2008) fue un agricultor y
microbiólogo japonés, autor de las obras “La Revolución de una Brizna de Paja” y “La Senda natural del Cultivo” en que presenta sus propuestas para una forma de agricultura que es llamada agricultura natural o el Método Fukuoka.
Fukuoka practica un sistema de cultivo que él llama “agricultura natural”. Aunque algunas
de sus prácticas son específicas a Japón, la idea que rige su método se ha aplicado con éxito alrededor del mundo. Su sistema se encuadra dentro del ámbito de la Permacultura.
Es importante dejar pasillos o y planificar la orientación y forma de los caballones No es
ninguna teoría, es lo que muchos años de práctica nos han enseñado. El verdadero curso
práctico, la verdadera enseñanza no te la dará este curso ni ningún gurú o maestro iluminado,
te la dará el contacto personal con la tierra, y para ello tendrás que embarrarte las manos,
ver como las gotas de tu sudor caen sobre la tierra, sentir la conexión de todo tu ser con la
tierra que te alimenta y sana tus dolencias. A la hora de recoger los frutos, hortalizas, verduras,
frutas, etc, necesitareis pasar con vuestro cesto, así como cuando queráis cavar las hierbas o
regar, así que acordaros antes de sembrar de esto porque luego será tarde. En un huerto es
muy importante las distancias porque al principio la visión es muy engañosa, pero cuando
todo crece se convierte en una selva infranqueable y molesta muchas veces incluso para las
propias plantas sembradas las cuales deben de competir por el espacio y la luz.
No os preocupéis mucho de la geometría, lo importante es que sea práctico. Una gran
ventaja de estos procedimientos es que el hortelano pueda acceder fácilmente sin pisar lo
cultivado y sin tener que hacer malabarismos para llegar a la recolección o simplemente para
cavar o remover las tierra. No os sintáis nunca inútiles si al principio no os sale del todo bien.
Observad bien vuestro huerto, mimadlo, trasmitir vuestra energía, las ideas os vendrán solas.
No tengas prisa, las prisas nunca han sido buenas en la huerta, las empresas que cultivan con
herbicidas, pesticidas y abonos químicos tienen prisa para obtener beneficios y no les importa
para nada la salud de los demás, simplemente se ponen al límite de la ley en cuanto a las
cantidades de venenos que pueden utilizar y solo miran por sus intereses, no tienen conexión
con la tierra, hasta tal punto que ya existen cultivos de hortalizas en invernaderos o mejor
dicho en laboratorios bioquímicos, en los cuales las plantas no se nutren de la tierra si no que
están sus raíces sumergidas en líquidos químicos que las obligan a producir de una manera
rápida y artificial los frutos.
¿Cuánta tierra necesito?
En principio dependerá de los cultivos que deseemos realizar. Si nuestra idea es sembrar patatas, tomates, lechugas, pimientos, berenjenas y otras verduras bastarán 100 metros cuadrados de tierra por familia para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está, que esto es relativo como iremos viendo, ya que hay algunas especies que requieren de más espacio, como son las plantas rastreras (sandías, melones, calabazas...) No obstante, si dispones de menos terreno no te preocupes y anímate a empezar, porque muchas serán las satisfacciones que recibirás.
¿Qué tipo de tierra necesito?
La tierra no siempre es de buena calidad. Muchas veces está mezclada con piedras, es demasiado arcillosa o dura, ácida o con demasiado cal, etc. Pero no importa como encuentres la tierra ya que con tu ayuda la convertirás en tierra fértil y rica en nutrientes. Muchas personas ignoran por ejemplo el gran beneficio que aportan las ortigas en un huerto. Una buena idea es tomar una muestra (cogiendo un poco de varios sitios) y llevarla a analizar ya que nos facilitarán el resultado de su composición y sabremos las carencias y los excesos de la tierra que vamos a tratar.
¿Cuánta tierra necesito?
En principio dependerá de los cultivos que deseemos realizar. Si nuestra idea es sembrar patatas, tomates, lechugas, pimientos, berenjenas y otras verduras bastarán 100 metros cuadrados de tierra por familia para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está, que esto es relativo como iremos viendo, ya que hay algunas especies que requieren de más espacio, como son las plantas rastreras (sandías, melones, calabazas...) No obstante, si dispones de menos terreno no te preocupes y anímate a empezar, porque muchas serán las satisfacciones que recibirás.
¿Qué tipo de tierra necesito?
La tierra no siempre es de buena calidad. Muchas veces está mezclada con piedras, es demasiado arcillosa o dura, ácida o con demasiado cal, etc. Pero no importa como encuentres la tierra ya que con tu ayuda la convertirás en tierra fértil y rica en nutrientes. Muchas personas ignoran por ejemplo el gran beneficio que aportan las ortigas en un huerto. Una buena idea es tomar una muestra (cogiendo un poco de varios sitios) y llevarla a analizar ya que nos facilitarán el resultado de su composición y sabremos las carencias y los excesos de la tierra que vamos a tratar.
Una forma sencilla de determinar que tipo de suelo tenemos es la de observar la flora autóctona del terreno y tratar de identificar las adventicias más abundantes. Puedes hacerlo preguntando a tus vecinos o a agricultores de la zona. Una vez identificadas las especies que crecen en tu terreno puedes buscar en internet o en cualquier buen libro sobre hierbas adventicias qué tipo de suelo prefieren, o sea en dónde suelen darse con más frecuencia.
Las ventajas de este método son:
1) que no necesitarás comprar nada que no tengas ya.
2) aprenderás un montón sobre flora autóctona.
3) te relacionaras con tus vecinos.
Una forma sencilla de determinar que tipo de suelo tenemos es la de observar la flora autóctona del terreno y tratar de identificar las adventicias más abundantes. Puedes hacerlo preguntando a tus vecinos o a agricultores de la zona. Una vez identificadas las especies que crecen en tu terreno puedes buscar en internet o en cualquier buen libro sobre hierbas adventicias qué tipo de suelo prefieren, o sea en dónde suelen darse con más frecuencia.
Las ventajas de este método son:
1) que no necesitarás comprar nada que no tengas ya.
2) aprenderás un montón sobre flora autóctona.
3) te relacionaras con tus vecinos.
Materia mineral: En diferentes y variados tamaños, constituyen entre el 45 y el 50% del
volumen total.
Materia orgánica: Es la formada por los restos animales y vegetales en diferentes estados de descomposición y que por lo general solo ocupan entre el 0.5 y el 5% del
volumen total.
Gases: En condiciones normales ocupa el 25% del volumen total, y su composición
total consta de mas anhídrido carbónico que de oxigeno.
Agua: Ocupa aproximadamente el 25% y aunque sea móvil como el aire, siempre depende del nivel de humedad (mas humedad igual a mas agua y menos aire, menor
humedad igual a menos agua y mas aire).
Microorganismos: Son diminutos seres vivos que pueblan el suelo (Bacterias, hongos,
algas, nemátodos,..)
Insectos: Seres vivos perceptibles a la vista (gusanos, escarabajos, orugas, gorgojos, mariposas,trips, chinches, pulgones, moscas blancas, etc...). Los podemos dividir entre
los que son beneficiosos para el huerto porque son depredadores de otros insectos o
descomponen la materia organica y enriquecen el suelo, y los que se consideran una
plaga porque devoran los cultivos o transmiten enfermedades a las plantas.
Arácnidos: Como arácnidos encontramos a los escorpiones, los pseudoescorpiones, 7.
los ácaros, las garrapatas, los opiliones o las arañas, entre otros muchos arácnidos. Son
importantes en el control de insectos perjudiciales para los cultivos aunque algunos
son venenosos, parasitos del hombre y los animales y otros, como la araña roja, se
alimentan de la savia de las hojas y son perjudiciales para muchos cultivos.
Crustáceos: cochinilla.8.
Miriápodos: ciempiés y milpiés9.
Elementos nutritivos: ya están incluidos dentro de los apartados de orgánico y mineral, 10.
los debemos nombrar debido a su importancia para la supervivencia de las plantas
PEDREGOSO
Tierra arcillosa. Un suelo con textura arcillosa es aquel en el que predomina la arcilla. Piensa en un fango como lo más arcilloso que hay. Drenal muy mal el agua
ELECCIÓN DE ESPECIES: habas, guisantes, col, coliflor, maíz así como algunos árboles frutales: manzanos y ciruelos. El espárrago puede dar amargor. Para hortalizas de raíz NO son buenos.
Textura arenosa
El suelo de textura arenosa tiene sobre todo arena. La playa o el desierto de dunas sería el ejemplo extremo.
Estos suelos se secan muy pronto y hay que regar bastante. No almacenan el agua como los arcillosos. Consecuencia práctica: riega con poca cantidad pero con más frecuencia. El riego por goteo en suelo arenoso es ideal. ELECCIÓN DE ESPECIES: Milenrama, artemisa, lavanda, jara, romero, zanahorias. mimosa, crasas...se dan bien los tubérculos y raíces, ademas de cucurbitaceas.
c. Textura franca
Suelo de vega. En un suelo con textura franca abunda el limo. Es algo intermedio a los dos anteriores. Ni es arcilloso, ni es arenoso. Son suelos francos típicos los de las vegas de los ríos.
Son aquellos que tienen una textura media (45%de arena, 40% de limo y 15% de arcilla). Estos suelos presentan las mejores condiciones tanto físicas como químicas, siendo los más aptos para el cultivo.
Una forma sencilla de determinar que tipo de suelo tenemos es la de observar la flora autóctona del terreno y tratar de identificar las adventicias más abundantes. Puedes hacerlo preguntando a tus vecinos o a agricultores de la zona. Una vez identificadas las especies que crecen en tu terreno puedes buscar en internet o en cualquier buen libro sobre hierbas adventicias qué tipo de suelo prefieren, o sea en dónde suelen darse con más frecuencia.
Las ventajas de este método son:
1) que no necesitarás comprar nada que no tengas ya.
2) aprenderás un montón sobre flora autóctona.
3) te relacionaras con tus vecinos.
Una forma sencilla de determinar que tipo de suelo tenemos es la de observar la flora autóctona del terreno y tratar de identificar las adventicias más abundantes. Puedes hacerlo preguntando a tus vecinos o a agricultores de la zona. Una vez identificadas las especies que crecen en tu terreno puedes buscar en internet o en cualquier buen libro sobre hierbas adventicias qué tipo de suelo prefieren, o sea en dónde suelen darse con más frecuencia.
Las ventajas de este método son:
1) que no necesitarás comprar nada que no tengas ya.
2) aprenderás un montón sobre flora autóctona.
3) te relacionaras con tus vecinos.
El punto neutro en la escala del pH es 7, por lo que los suelos con un pH inferior son demasiados ácidos, es decir, poco calizos, y si el pH es mayor de 7 entonces serán demasiado alcalinos o muy calizos. Una tierra fértil es débilmente ácida y con un pH aproximado de 6,6. Para corregir un suelo ácido se añade cal y si es un suelo con exceso de cal entonces añada compost. Una forma casera de medir la alcalinidad del suelo es echando un puñado de tierra en una jarra con vinagre. Si el vinagre burbujea el suelo es demasiado calizo, y si no hay burbujas habrá que abonar el suelo con unos 100 g de cal por metro cuadrado.
Pozos: Suelen ser aguas subterráneas con alto contenido en cal. Muchos de estos pozos están por debajo de los 100 metros de profundidad, y su extracción es costosa, llevándose a cabo por medio de potentes bombas eléctricas o de gasoil y de instalaciones de grandes mangueras hasta la zona destinada al riego.
Depósitos artificiales: Se construyen con cemento y hormigón en sitios elevados, a fin de obtener la presión necesaria para regar los campos. Si la fuente de agua está más elevada, es mucho más fácil llenar estos depósitos, pero si está por debajo del nivel del depósito, entonces no habrá más remedio que bombearla, y nos será más costoso a la larga. Otros depósitos que varían entre los 100 y los 10.000 litros se fabrican con fibra y se montan también en lugares altos, de manera que podamos tener la presión necesaria para el riego de la huerta. Es importante que estos depósitos se monten sobre bases estables y niveladas, bien limpias, o de lo contrario podrían sufrir roturas al ser llenados de agua, con el consiguiente peso sobre la base.
Ríos: Para nosotros es la mejor forma de regar los huertos. No se necesitan bombas de agua en la mayoría de los casos, pues se puede tomar desde más arriba de la huerta (si pasa el río cerca) y con el mismo desnivel podemos tener la presión necesaria para regar. Nosotros utilizamos este sistema, y para ello hicimos una arqueta al lado del río, de manera que el agua entrara a través de un filtro y saliese por una manguera que llevamos hasta varias tomas por la huerta, con sus correspondientes grifos y mangueras flexibles. Los tan solo 15 metros de desnivel, nos da la suficiente presión para regar incluso con un aspersor.
Las aguas destinadas al riego deben ser puras, ya que un agua contaminada o con exceso de sal por ejemplo, dañará las plantas considerablemente, en detrimento de nuestra producción. Un agua con cloro no será de buen agrado para muchas plantas, especialmente de horticultura.
Riego por inundación: es el clásico riego que inunda los surcos o caballones y que suele venir a través de canales creados expresamente. Para este tipo de riego hay que disponer de abundante agua, ya que se malgasta mucha. Es ideal para el riego de arrozales, tomates, pimientos, berenjenas, judías, lechugas, boniatos, etc.. 60 l/m2
Riego por goteo: Es un buen sistema si se dispone de pocos recursos de agua y de poco tiempo de dedicación para la huerta, aunque no es nada aconsejable tener una huerta a la que no podemos dedicar tiempo, pues a la larga es poco gratificante dejarla en manos de máquinas y temporizadores de riego. Sin embargo, es un buen sistema para aquellos que se dedican de lleno y tienen poca agua.
Riego por aspersión: Este tipo de riego se basa en unos aparatos que disparan el agua a presión hacia arriba, dando vueltas continuamente y regando un radio que dependerá de la presión del agua. Es apto para cultivos de maíz, patatas, cebollas, guisantes, habas, pero nefasto para cultivos de tomates, pimientos, berenjenas, judías, calabacines y otras hortalizas.
Riego por mangueras: Este método de riego es muy sencillo, y tan sólo requiere una buena instalación con mangueras enterradas rígidas, unas cuantas tomas de agua o grifos con mangueras flexibles. Permite regar la huerta a nuestro gusto, pudiendo poner el agua en el lugar que deseemos. Es conveniente que la manguera llegue sin problemas a todos los lugares de la huerta.
Pozos: Suelen ser aguas subterráneas con alto contenido en cal. Muchos de estos pozos están por debajo de los 100 metros de profundidad, y su extracción es costosa, llevándose a cabo por medio de potentes bombas eléctricas o de gasoil y de instalaciones de grandes mangueras hasta la zona destinada al riego.
Depósitos artificiales: Se construyen con cemento y hormigón en sitios elevados, a fin de obtener la presión necesaria para regar los campos. Si la fuente de agua está más elevada, es mucho más fácil llenar estos depósitos, pero si está por debajo del nivel del depósito, entonces no habrá más remedio que bombearla, y nos será más costoso a la larga. Otros depósitos que varían entre los 100 y los 10.000 litros se fabrican con fibra y se montan también en lugares altos, de manera que podamos tener la presión necesaria para el riego de la huerta. Es importante que estos depósitos se monten sobre bases estables y niveladas, bien limpias, o de lo contrario podrían sufrir roturas al ser llenados de agua, con el consiguiente peso sobre la base.
Ríos: Para nosotros es la mejor forma de regar los huertos. No se necesitan bombas de agua en la mayoría de los casos, pues se puede tomar desde más arriba de la huerta (si pasa el río cerca) y con el mismo desnivel podemos tener la presión necesaria para regar. Nosotros utilizamos este sistema, y para ello hicimos una arqueta al lado del río, de manera que el agua entrara a través de un filtro y saliese por una manguera que llevamos hasta varias tomas por la huerta, con sus correspondientes grifos y mangueras flexibles. Los tan solo 15 metros de desnivel, nos da la suficiente presión para regar incluso con un aspersor.
Las aguas destinadas al riego deben ser puras, ya que un agua contaminada o con exceso de sal por ejemplo, dañará las plantas considerablemente, en detrimento de nuestra producción. Un agua con cloro no será de buen agrado para muchas plantas, especialmente de horticultura.
Riego por inundación: es el clásico riego que inunda los surcos o caballones y que suele venir a través de canales creados expresamente. Para este tipo de riego hay que disponer de abundante agua, ya que se malgasta mucha. Es ideal para el riego de arrozales, tomates, pimientos, berenjenas, judías, lechugas, boniatos, etc..
Riego por goteo: Es un buen sistema si se dispone de pocos recursos de agua y de poco tiempo de dedicación para la huerta, aunque no es nada aconsejable tener una huerta a la que no podemos dedicar tiempo, pues a la larga es poco gratificante dejarla en manos de máquinas y temporizadores de riego. Sin embargo, es un buen sistema para aquellos que se dedican de lleno y tienen poca agua.
Riego por aspersión: Este tipo de riego se basa en unos aparatos que disparan el agua a presión hacia arriba, dando vueltas continuamente y regando un radio que dependerá de la presión del agua. Es apto para cultivos de maíz, patatas, cebollas, guisantes, habas, pero nefasto para cultivos de tomates, pimientos, berenjenas, judías, calabacines y otras hortalizas.
Riego por mangueras: Este método de riego es muy sencillo, y tan sólo requiere una buena instalación con mangueras enterradas rígidas, unas cuantas tomas de agua o grifos con mangueras flexibles. Permite regar la huerta a nuestro gusto, pudiendo poner el agua en el lugar que deseemos. Es conveniente que la manguera llegue sin problemas a todos los lugares de la huerta.
Muchas hortalizas, hierbas, flores, arbustos y árboles se reproducen por el sistema de
almácigo y transplante. Es decir, se siembra en un lugar provisorio, idealmente invernadero,
para después transplantar las plantas al terreno definitivo. En este procedimiento, la principal
meta es obtener plantas de alta calidad.
La siembra de plantel requiere primero de una preparación bien sea en cajones, en suelo
acondicionado o en bandejas para tal fin. Para realizar la siembra de planteles es importante
que la tierra sea del tipo substrato esterilizado ya que ello nos permite que sólo germinen las
semillas que pongamos, además de garantizar un buen alimento y nutrientes para el desarrollo
de las plantas.
Muchas hortalizas, hierbas, flores, arbustos y árboles se reproducen por el sistema de
almácigo y transplante. Es decir, se siembra en un lugar provisorio, idealmente invernadero,
para después transplantar las plantas al terreno definitivo. En este procedimiento, la principal
meta es obtener plantas de alta calidad.
La siembra de plantel requiere primero de una preparación bien sea en cajones, en suelo
acondicionado o en bandejas para tal fin. Para realizar la siembra de planteles es importante
que la tierra sea del tipo substrato esterilizado ya que ello nos permite que sólo germinen las
semillas que pongamos, además de garantizar un buen alimento y nutrientes para el desarrollo
de las plantas.
El huerto debe estar libre de malas hierbas. Éstas compiten con el cultivo por el agua, los nutrientes, la luz y el espacio. Para evitar su aparición, un buen método es emplear acolchados orgánicos o plásticos.
Las malezas anuales arráncalas con azada o a mano superficialmente. Hazlo antes de que echen semillas en el huerto. Las malezas perennes son más difíciles de eliminar porque rebrotan una y otra vez. En cualquier caso, con insistencia en su eliminación cada vez saldrán menos.
7.1. Acolchado o Mulching
El acolchado es una técnica muy conocida que consiste básicamente en cubrir el suelo con distintos materiales, evitando así que el terreno quede expuesto al contacto con el aire. Aparte de las ventajas que ofrece desde el punto de vista del cuidado del cultivo (un suelo sin cubrir requiere más atenciones), también ofrece enormes posibilidades ornamentales en el diseño de jardines. Se trata de abrigar el suelo, protegiéndolo tanto de las heladas en invierno como de la evaporación de agua en verano, pero también del ataque de las malas hierbas, entre otras ventajas. Para ello, se recurre a distintos materiales, orgánicos o inorgánicos, generalmente con un espesor variable que oscila entre los 5 y 10 cm, que es lo que denominamos mulch.
“Las ventajas más importantes de esta técnica son que aumenta la retención de agua en el suelo, disminuye el efecto de las heladas en la planta, evita la proliferación de malas hierbas y la competencia radicular, enriquece el terreno y disminuye las labores de mantenimiento”
Plásticos y gravas
Entre los acolchados inorgánicos podemos nombrar los plásticos, un sistema muy común en la agricultura. Gracias a ellos el terreno de cultivo queda a salvo de las inclemencias del tiempo, mantiene la humedad y se fomenta el desarrollo y conservación de la planta y sus frutos. Eso sí, no todos los plásticos valen para lo mismo: por ejemplo, los que son transparentes dejan pasar la luz, lo que aumenta la temperatura de la plantación y favorece su desarrollo. Por su parte, los de color oscuro suelen ser efectivos para impedir que prospere la maleza.
Sus funciones son similares al acolchado orgánico, aunque no producen nutrientes para las plantas:
- Mantiene la humedad del suelo.
- Aumenta la temperatura del suelo y acelera la cosecha.
- Permite adelantar la siembra y que la germinación sea rápida.
- Refleja calor hacia la fruta para madurar.
- Se conservan las hortalizas limpias y libres de salpicaduras.
- Mejora la calidad del fruto al impedir el contacto con el suelo.
- Evitan la erosión y el endurecimiento de la tierra.
- Los negros impiden que salgan malas hierbas.
- Los blancos se emplean para reflejar la luz y calor sobre frutas en maduración como tomates y melones.
- Los transparentes se emplean para calentar el suelo en primavera o evitar salpicaduras.
Se siembran las semillas en línea sobre el caballón.
Se instala el plástico transparente sobre el caballón de tierra y se fija con alambres y/o enterrando los bordes laterales. Con esto se favorecerá la germinación de las semillas al estar más caliente y se pueden sembrar cuando hace frío.
El plástico negro se extiende antes de sembrar y después de poner el goteo. No permiten el paso de la luz.
Hay que perforarlos para la emergencia de la planta o si se plantan plantones, con un corte en forma de cruz con el cuchillo. Puede hacerse en el momento de colocar la lámina o después. La película plástica puede atraer babosas. Levanta los bordes y retíralas o emplea un producto antilimacos.
Se utilizan para acolchado láminas de polietileno de 80-150 galgas de espesor. Duran 1 campaña.
Papel de aluminio.
Su utilidad se limita a cultivos arbóreos o arbustos con problemas de áfidos (pulgones) en los tallos, al aumentar la luminosidad repelen su instalación y ataque. Su aplicación puede reducirlos significativamente, pero es un material caro para su uso extensivo en la huerta familiar. Se lo menciona para que
conociendo tal alternativa algún horticultor pueda utilizarlo en la protección de sus frutales u hortalizas de muy alto valor económico o afectivo.
Neumáticos de goma reciclados.
El mulch de goma, utilizado en otros países, podrá conseguirse en varios colores. Su uso es interesante por poder dar destino ambiental a un residuo más.
Piedras y rocas
Los distintos tipos de gravas, marmolinas y gravillas ofrecen protección y, además, muchas posibilidades decorativas, gracias a las distintas formas y colores que podemos encontrar en el mercado. El negro de la puzolana (roca volcánica desmenuzada), por ejemplo, puede ejercer bonitos contrastes con las plantas, o en combinación con gravas blancas o rojas.
Cortezas, maderas y paja
La ventaja de los inorgánicos frente a los orgánicos es que los primeros se mantienen en perfectas condiciones durante largos periodos de tiempo. Sin embargo, los segundos tienen a su favor que enriquecen el terreno a medida que se descomponen, lo que supone una inyección de nutrientes para el suelo.
Cortezas y virutas de madera constituyen el mulch orgánico que ofrece una descomposición más lenta, lo que aumenta su durabilidad. Además, pueden plantear interesantes combinaciones en cuanto a decoración, imprimiendo un aire rústico a los parterres. Otra alternativa es la paja, una opción muy recurrente en los huertos.
También se pueden considerar acolchados, la turba, estiércol o mantillo; recursos de sobra conocidos por los amantes de la jardinería, con numerosas ventajas para el desarrollo de las plantas (especialmente en cuanto a enriquecimiento del suelo), aunque menos interesantes en cuanto a diseño y paisajismo.
No olvides que los distintos tipos de mulch se pueden combinar entre sí para ganar en belleza ornamental y en protección. De hecho, es muy frecuente recurrir a todo tipo de material vegetal para preparar buenos acolchados que protejan a los cultivos de los cambios bruscos de temperatura típicos del invierno.
Por ejemplo, las mezclas de corteza, hojas, ramas y turbas dan como resultado excelentes abrigos para nuestras plantas.
Qué beneficios nos aporta:
1. Protección frente a las temperaturas extremas y cambios bruscos de tiempo.
2. Reduce la erosión de la lluvia y el viento y mantiene la estructura del suelo.
3. Evita la proliferación de maleza.
4. Ahorra agua: conserva la humedad del suelo en verano, evitando la evaporación.
5. Reduce la intensidad de los trabajos de mantenimiento.
6. Los materiales orgánicos, además, nutren el suelo gracias a la descomposición.
7. En el caso de los huertos, favorece el desarrollo y conservación de la planta y los frutos.
¿Cuándo tenemos que aplicarlo?
Finales de primavera y principios de verano es la época más adecuada para acolchar el suelo, ya que está húmedo después de las lluvias de la primavera y podemos conservar esa humedad antes de que el calor del sol de verano comience a apretar. Debemos asegurarnos de que el mulch cubra toda la zona radicular, es decir, toda aquella parte del suelo donde existan raíces, para evitar que ninguna parte del ejemplar quede desprotegida.
Cenizo vblanco Napoleon Quinoa
Por ejemplo los guisantes
Por ejemplo los treboles, alfalfa, alfalce, hieros...
Los cultivos de cobertura y abonos verdes son de gran beneficio en el manejo de malezas, pues el espacio, luz, humedad y nutrientes que ellos requieren para su desarrollo reduce el crecimiento de malezas. Por otro lado, cuando se siembran intercalados con cultivos anuales, funcionan como «asfixiantes» para eliminar las malezas. No solo eso, algunos cultivos de cobertura producen toxinas naturales o «aleloquímicos» que están tomando importancia como una práctica de reducción de malezas. Por último, en los sistemas de cero labranza, el colchón que resulta de podar o controlar química o manualmente los cultivos de cobertura puede reducir significativamente las malezas.
Los cultivos de cobertura también son de ayuda en el manejo de plagas al servir como habitat de insectos benéficos.
En las últimas décadas, numerosos campesinos de Latinoamérica han usado distintas especies de abonos verdes y cultivos de cobertura de plantas leguminosas en sus sistemas agrícolas. Por ejemplo, el frijol terciopelo (Mucuna spp.), el cual se ha diseminado rápidamente en México y Centro América y según estudios tiene capacidad de fijar de 200 a 300 kg de N por hectarea, siempre y cuando en el suelo se encuentre la especie de bacteria que se asocia con mucuna. Otros ejemplos conocidos son: Dolichos lablab, Vicia faba, Phaseolus coccineus y muchos otros.
Es frecuente observar que los agricultores corten los abonos verdes y cultivos de cobertura para después sembrar un cultivo directamente a través de la cobertura. Esta práctica ha dado origen a los llamados sistemas de corte y cobertura, que se conocen en todo el mundo y presentan ejemplos valiosos de practicas de agricultura sostenible que causan muy poco o ningún daño al entorno natural en comparación con los sistemas de corte y quema. Los sistemas de corte y cobertura entonces pueden hacer contribuciones significativas al aumento de la producción de alimentos en los países en desarrollo sin tener que recurrir a cantidades excesivas de insumos externos.
Los cultivos de cobertura y abonos verdes por si solos no son la única vía para restaurar la fertilidad de los suelos, sino una forma de hacer un uso mas eficiente de los recursos existentes al combinarse con otras alternativas de conservación y enriquecimiento de los suelos. El uso de nutrientes disponibles o generados en el propio terreno de cultivos junto con el uso moderado de fertilizantes minerales es, en definitiva una manera equilibrada para sostener la productividad de los suelos agrícolas.
Asociación gramínea-leguminosa: aprovechando la fijación de nitrógeno atmosférico
por parte de las leguminosa. Se utiliza para la implantación de pastizales y praderas, con la
asociación de gramíneas (vallico, festuca, fleo, dáctilo, etc.) y leguminosas (trébol, esparceta,
alfalfa, veza, etc.) Para abono verde, mezclando gramíneas (centeno, avena, vallico) con
leguminosas (veza, guisante, haba, trébol) en cultivos hortícolas.
Cuando se asocia el maíz y la judía, el maíz hace de tutor; las judías se siembran cuando
éste tenga 20 cm de altura.
En Sudamérica los indígenas incluyen una tercera planta a la asociación, la calabaza,
beneficiándose ésta del sombreado y favoreciendo a la asociación al cubrir el suelo
horizontalmente.
Leguminosas y otras familias: guisantes, judías o habas con coles o zanahorias en
hileras alternas. Parece que la cebolla y el ajo se asocian mal con las leguminosas.
Asociación de hortaliza con diferente velocidad de crecimiento para obtener la mayor
productividad por unidad de superficie: sembrar tres hileras de rábanos o de lechugas entre
cada dos hileras de zanahorias.
De coles con lechugas, entre cada dos hileras de coles una hilera de lechugas y, dentro de
las hileras de coles, una lechuga entre cada dos coles.
De zanahorias y nabos, los sembramos en hileras alternas; los nabos son cosechados antes
que las zanahorias hayan alcanzado su pleno desarrollo.
Otras asociaciones beneficiosas: judía de enrame y pepino: una hilera de pepinos entre las
dos hileras de judías (80 cm de separación)
Chirivía y escarola en hileras alternas dado que la primera tiene raíces pivotantes y la
escarola poco profundas.
Zanahoria y puerro, eficaz para repeler a la mosca de la zanahoria y la del puerro. Una
hilera de rábano entre cada dos de zanahoria; los puerros se plantarán en el lugar de los
rábanos ya recolectados (en zanahoria de primavera) En zanahoria de invierno se alternarán
dos hileras de zanahoria con dos de puerros.
Zanahoria y cebolla, tres hileras de cebolla y dos de zanahoria (25 cm entre hilera)
Tomate y cebolla, se plantarán en primavera las cebollas en un campo preparado para acoger
al tomate, éste en hilera y a cada lado de la hilera de cebollas (a 35 - 40 cm) Espinaca de
primavera con apio, las espinacas se siembran en marzo, los apios en mayo en una hilera entre
cada dos de espinacas.
Cebolla y fresas en hileras alternas. Achicoria y fresa.
Las malas hierbas no existen, prefiero llamarlas hierbas competentes. Si bien la permacultura es otra técnica de cultivo que no cava estas hierbas, personalmente me guío por la experiencia de que una buena cavada vale más que cien regadas. Remover la tierra oxigena las plantas, airea la tierra y deja los nutrientes sólo para las plantas que cavamos. Hay cultivos que requieren de tan solo una cavada como por ejemplo la patata, el maíz, y otros como el tomate, el pimiento o la berenjena que precisan de dos o tres cavadas
Cava ligera.
Con las cavas ligeras que se hacen para mantener la tierra suelta e impedir la formación de costra, ya se eliminan las malas hierbas que van saliendo. Tienen que ser muy superficiales (no más de 5 cm.) para no romper las raicillas de las hortalizas.
Esta labor de escarda se puede aprovechar también para aporcar las plantas, es decir, acumular un poco de tierra al pié de las mismas, dándoles una mayor estabilidad contra el viento; al mismo tiempo que se protegen las raíces del frío y se favorece el desarrollo radicular.
Dentro de lo posible, limpia el huerto de perennes antes de sembrar retirando sin dejar trozos de raíces enterradas.
Entutorado o tutorado
Esta operación consiste en colocar un sostén a las hortalizas de tallos, trepadores o rastreros, para impedir su contacto con el suelo, favorecer la aireación e iluminación de la planta y las labores de riego, escarda, recolección, etc.
Se pueden utilizar para tal fin cañas y ramas de árbol colocadas en forma de “tienda de indios”, o uniéndolas en V invertida, a las cuales se va atando con rafia, con esparto o hilo las plantas, sin apretar para que no les afecte en su crecimiento.
Hoy día se fabrican mallas de plástico o alambre plastificado sujeto por unos pies derechos colocados a una distancia de 2 metros que pueden ser de madera y hierro; éstos tienen la gran ventaja de tener una gran duración y son fáciles de desinfectar mientras que las cañas hay que cambiarlas todos los años porque se pudren.
En invernaderos se disponen hilos de rafia horizontales y otros verticales que es por donde se va liando la planta conforme va creciendo y así alcanzar 2 m. o más de altura.
Ejemplo típico de entutorado es el del tomate. Las tomateras se entutoran para que la planta se mantenga erguida y evitar que los frutos toquen el suelo.
Los pimientos en cuanto han alcanzado un cierto grado de desarrollo es necesario ponerles tutores para evitar, tanto que se tumben, como que se rompan los tallos, muy quebradizas en los nudos debido al peso de los frutos.
Destallado
Esta labor se realiza en tomate y consiste en ir quitando los brotes que salen en las axilas de las hojas cada 10 días más o menos. Si no los quitas, darán lugar a nuevos tallos, se formará una maraña de planta, y los tomates serán mucho más pequeños.
Por tanto, todos los brotes laterales que salen de las axilas de las hojas o en la base de la planta se suprimen a medida que van apareciendo (cuando midan unos 3 cm. ). Si el brote está tierno se corta a mano, simplemente doblando el tallo hasta que se desprenda; si el tejido ha desarrollado rigidez, es mejor cortarlo con tijera de poda.
El brote terminal no lo cortes porque es el que conduce a la planta hacia arriba. Córtalo cuando lleguen los primeros fríos y la planta esté finalizando su ciclo, para ayudar a madurar mejor los últimos tomates que tenga.
Deshojado del tomate
Quita algunas hojas cuando los tomates están ya grandecitos, para empezar a madurar, empezando por abajo, para que no quiten sol a los frutos.
Poda
Esta operación en horticultura consiste en despuntar el tallo principal por encima de la 4-5 hoja con objeto de que ramifiquen y aumenten la producción algunas hortalizas como son el tomate, pimiento, calabaza, melón, sandía, etc., y eliminar los brotes auxiliares de las ramas para frenar el desarrollo vegetativo, favoreciendo así la fructificación.
Por ejemplo, la poda en el pimiento se hace para delimitar el número de tallos con los que se desarrollará la planta (normalmente 2 ó 3).
Abono, compost.
La palabra compost es un término de origen anglosajón. Trata ni más ni menos, que de la descomposición de materia orgánica en un equilibrio adecuado.
Para ello será preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales:
La cantidad de nitrógeno y celulosa (carbono) que contiene la materia orgánica.
La humedad de la materia orgánica y del montón en su conjunto.
Un compost con exceso de humedad que retenga el agua, o bien un exceso de materia orgánica con mucha humedad, como puede ser el césped recién cortado, o restos de cosechas que no se han dejado marchitar con anterioridad, terminarán pudriéndose, y en consecuencia, dando lugar a fermentaciones anaerobias que resultarán negativas para las raíces de las plantas que pretendamos tratar con este compost. Igualmente perjudicial resultará la falta de humedad del compost, o un exceso de materiales secos tales como hojas secas, paja..., puesto que impedirá la adecuada proliferación de bacterias y microorganismos de vital importancia para la fermentación y descomposición del montón.
Para la elaboración del compost podemos emplear: Ramas de las podas, Flores y hierbas, Ceniza, Plumas, pelo, lana...paja, restos orgánicos de la casa, césped, restos de cosechas, estiércoles de todo tipo
Las hojas verdes resultan ricas en nitrógeno, mientras que la paja y los vegetales leñosos son ricos en carbono. También podemos añadir polvo de rocas, para corregir posibles carencias de la tierra: fosfatos naturales, sulfato de hierro... Las cenizas resultan ricas en potasio, y el estiércol fresco proporciona el nitrógeno necesario para la vida bacteriana, además de aportar bacterias que permiten acelerar la fermentación.
Según su grado de descomposición, podemos hablar de tres tipos de compost:
Poco descompuesto o fresco. Es aquél que ha sufrido una fermentación de pocas semanas. Se utiliza fundamentalmente para el abonado de fondo.
Descompuesto. Con una fermentación entre dos y cuatro meses. Al ser de rápida absorción, puede aplicarse en la fase productiva del cultivo.
Muy descompuesto o maduro, también conocido como mantillo. La descomposición ha durado de uno a dos años. Tiene varias utilidades, como la de cubrir sembrados, preparación de semilleros y abono de parcelas donde vayan a plantarse zanahorias, judías u otras plantas sensibles a la materia orgánica fresca.
En huertos de pequeñas dimensiones y cultivos intensivos de hortalizas muy variadas, es recomendable utilizar compost en diferentes fases de descomposición.
Existen dos formas de realizar el compostaje:
En montón. Tiene la ventaja de que permite ir controlando todas las fases, con lo cual podremos obtener un compost con las características más acordes al uso que pretendamos darle. En cultivos biodinámicos, permite conseguir una estimulación energética que mejora el resultado final, gracias a la inoculación en el montón, de preparados hechos a bases de plantas medicinales.
En superficie. La materia orgánica se esparce directamente en el mismo lugar donde crecen las plantas, con la ventaja de que supone mucho menos trabajo y además, al cubrir el suelo, lo protegemos de la radiación solar. Debido a la lenta y progresiva descomposición en este método, resulta muy apropiado para plantaciones de árboles frutales y cultivos plurianuales. También resulta apropiado para el cultivo de cereales y en los bancales de hortalizas, en los cuales se puede realizar una cobertura permanente con paja, restos orgánicos, hojas, estiércol y cualquier otra materia orgánica.
En lo que se refiere a la ubicación del montón de compost, deberemos tener en cuenta algunos puntos:
Conviene que sea un lugar sombreado y a resguardo de los vientos dominantes.
Que haya cerca una toma de agua para cuando sea preciso humedecerlo.
Que no esté muy lejos del lugar donde vamos a usarlo.
Que dispongamos de espacio suficiente para el volteado, cargado de carretillas...
Que esté a una distancia prudencial de la casa, puesto que aunque un compost correctamente elaborado no tiene porque oler mal en ninguna de sus fases, conviene no correr riesgos.
El paso de la materia fresca a compost se conoce con el nombre de fermentación o maduración que, en cualquier caso, habrá de producirse siempre en presencia de oxígeno, es decir, de forma aerobia. Es importante también, una correcta proporción carbono/nitrógeno, siendo lo más adecuado que exista unas 25 o 30 veces más carbono (celulosa) que nitrógeno.
Otro punto importante es la homogeneidad de los componentes, y su correcta aireación, manteniendo siempre una humedad regular. La temperatura del montón no debe superar los 70º, y en caso de hacerlo, será preciso regarlo de forma abundante para frenar la fermentación. La falta de humedad también es causa de que la fermentación no se lleve a cabo.
El tiempo de fermentación puede variar entre unas semanas y varios meses, dependiendo del método que hayamos utilizado, la relación carbono/nitrógeno y el grado de madurez necesario para su uso.
Abono, compost.
La palabra compost es un término de origen anglosajón. Trata ni más ni menos, que de la descomposición de materia orgánica en un equilibrio adecuado.
Para ello será preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales:
La cantidad de nitrógeno y celulosa (carbono) que contiene la materia orgánica.
La humedad de la materia orgánica y del montón en su conjunto.
Un compost con exceso de humedad que retenga el agua, o bien un exceso de materia orgánica con mucha humedad, como puede ser el césped recién cortado, o restos de cosechas que no se han dejado marchitar con anterioridad, terminarán pudriéndose, y en consecuencia, dando lugar a fermentaciones anaerobias que resultarán negativas para las raíces de las plantas que pretendamos tratar con este compost. Igualmente perjudicial resultará la falta de humedad del compost, o un exceso de materiales secos tales como hojas secas, paja..., puesto que impedirá la adecuada proliferación de bacterias y microorganismos de vital importancia para la fermentación y descomposición del montón.
Para la elaboración del compost podemos emplear: Ramas de las podas, Flores y hierbas, Ceniza, Plumas, pelo, lana...paja, restos orgánicos de la casa, césped, restos de cosechas, estiércoles de todo tipo
Las hojas verdes resultan ricas en nitrógeno, mientras que la paja y los vegetales leñosos son ricos en carbono. También podemos añadir polvo de rocas, para corregir posibles carencias de la tierra: fosfatos naturales, sulfato de hierro... Las cenizas resultan ricas en potasio, y el estiércol fresco proporciona el nitrógeno necesario para la vida bacteriana, además de aportar bacterias que permiten acelerar la fermentación.
Según su grado de descomposición, podemos hablar de tres tipos de compost:
Poco descompuesto o fresco. Es aquél que ha sufrido una fermentación de pocas semanas. Se utiliza fundamentalmente para el abonado de fondo.
Descompuesto. Con una fermentación entre dos y cuatro meses. Al ser de rápida absorción, puede aplicarse en la fase productiva del cultivo.
Muy descompuesto o maduro, también conocido como mantillo. La descomposición ha durado de uno a dos años. Tiene varias utilidades, como la de cubrir sembrados, preparación de semilleros y abono de parcelas donde vayan a plantarse zanahorias, judías u otras plantas sensibles a la materia orgánica fresca.
En huertos de pequeñas dimensiones y cultivos intensivos de hortalizas muy variadas, es recomendable utilizar compost en diferentes fases de descomposición.
Existen dos formas de realizar el compostaje:
En montón. Tiene la ventaja de que permite ir controlando todas las fases, con lo cual podremos obtener un compost con las características más acordes al uso que pretendamos darle. En cultivos biodinámicos, permite conseguir una estimulación energética que mejora el resultado final, gracias a la inoculación en el montón, de preparados hechos a bases de plantas medicinales.
En superficie. La materia orgánica se esparce directamente en el mismo lugar donde crecen las plantas, con la ventaja de que supone mucho menos trabajo y además, al cubrir el suelo, lo protegemos de la radiación solar. Debido a la lenta y progresiva descomposición en este método, resulta muy apropiado para plantaciones de árboles frutales y cultivos plurianuales. También resulta apropiado para el cultivo de cereales y en los bancales de hortalizas, en los cuales se puede realizar una cobertura permanente con paja, restos orgánicos, hojas, estiércol y cualquier otra materia orgánica.
En lo que se refiere a la ubicación del montón de compost, deberemos tener en cuenta algunos puntos:
Conviene que sea un lugar sombreado y a resguardo de los vientos dominantes.
Que haya cerca una toma de agua para cuando sea preciso humedecerlo.
Que no esté muy lejos del lugar donde vamos a usarlo.
Que dispongamos de espacio suficiente para el volteado, cargado de carretillas...
Que esté a una distancia prudencial de la casa, puesto que aunque un compost correctamente elaborado no tiene porque oler mal en ninguna de sus fases, conviene no correr riesgos.
El paso de la materia fresca a compost se conoce con el nombre de fermentación o maduración que, en cualquier caso, habrá de producirse siempre en presencia de oxígeno, es decir, de forma aerobia. Es importante también, una correcta proporción carbono/nitrógeno, siendo lo más adecuado que exista unas 25 o 30 veces más carbono (celulosa) que nitrógeno.
Otro punto importante es la homogeneidad de los componentes, y su correcta aireación, manteniendo siempre una humedad regular. La temperatura del montón no debe superar los 70º, y en caso de hacerlo, será preciso regarlo de forma abundante para frenar la fermentación. La falta de humedad también es causa de que la fermentación no se lleve a cabo.
El tiempo de fermentación puede variar entre unas semanas y varios meses, dependiendo del método que hayamos utilizado, la relación carbono/nitrógeno y el grado de madurez necesario para su uso.
Abono, compost.
La palabra compost es un término de origen anglosajón. Trata ni más ni menos, que de la descomposición de materia orgánica en un equilibrio adecuado.
Para ello será preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales:
La cantidad de nitrógeno y celulosa (carbono) que contiene la materia orgánica.
La humedad de la materia orgánica y del montón en su conjunto.
Un compost con exceso de humedad que retenga el agua, o bien un exceso de materia orgánica con mucha humedad, como puede ser el césped recién cortado, o restos de cosechas que no se han dejado marchitar con anterioridad, terminarán pudriéndose, y en consecuencia, dando lugar a fermentaciones anaerobias que resultarán negativas para las raíces de las plantas que pretendamos tratar con este compost. Igualmente perjudicial resultará la falta de humedad del compost, o un exceso de materiales secos tales como hojas secas, paja..., puesto que impedirá la adecuada proliferación de bacterias y microorganismos de vital importancia para la fermentación y descomposición del montón.
Para la elaboración del compost podemos emplear: Ramas de las podas, Flores y hierbas, Ceniza, Plumas, pelo, lana...paja, restos orgánicos de la casa, césped, restos de cosechas, estiércoles de todo tipo
Las hojas verdes resultan ricas en nitrógeno, mientras que la paja y los vegetales leñosos son ricos en carbono. También podemos añadir polvo de rocas, para corregir posibles carencias de la tierra: fosfatos naturales, sulfato de hierro... Las cenizas resultan ricas en potasio, y el estiércol fresco proporciona el nitrógeno necesario para la vida bacteriana, además de aportar bacterias que permiten acelerar la fermentación.
Según su grado de descomposición, podemos hablar de tres tipos de compost:
Poco descompuesto o fresco. Es aquél que ha sufrido una fermentación de pocas semanas. Se utiliza fundamentalmente para el abonado de fondo.
Descompuesto. Con una fermentación entre dos y cuatro meses. Al ser de rápida absorción, puede aplicarse en la fase productiva del cultivo.
Muy descompuesto o maduro, también conocido como mantillo. La descomposición ha durado de uno a dos años. Tiene varias utilidades, como la de cubrir sembrados, preparación de semilleros y abono de parcelas donde vayan a plantarse zanahorias, judías u otras plantas sensibles a la materia orgánica fresca.
En huertos de pequeñas dimensiones y cultivos intensivos de hortalizas muy variadas, es recomendable utilizar compost en diferentes fases de descomposición.
Existen dos formas de realizar el compostaje:
En montón. Tiene la ventaja de que permite ir controlando todas las fases, con lo cual podremos obtener un compost con las características más acordes al uso que pretendamos darle. En cultivos biodinámicos, permite conseguir una estimulación energética que mejora el resultado final, gracias a la inoculación en el montón, de preparados hechos a bases de plantas medicinales.
En superficie. La materia orgánica se esparce directamente en el mismo lugar donde crecen las plantas, con la ventaja de que supone mucho menos trabajo y además, al cubrir el suelo, lo protegemos de la radiación solar. Debido a la lenta y progresiva descomposición en este método, resulta muy apropiado para plantaciones de árboles frutales y cultivos plurianuales. También resulta apropiado para el cultivo de cereales y en los bancales de hortalizas, en los cuales se puede realizar una cobertura permanente con paja, restos orgánicos, hojas, estiércol y cualquier otra materia orgánica.
En lo que se refiere a la ubicación del montón de compost, deberemos tener en cuenta algunos puntos:
Conviene que sea un lugar sombreado y a resguardo de los vientos dominantes.
Que haya cerca una toma de agua para cuando sea preciso humedecerlo.
Que no esté muy lejos del lugar donde vamos a usarlo.
Que dispongamos de espacio suficiente para el volteado, cargado de carretillas...
Que esté a una distancia prudencial de la casa, puesto que aunque un compost correctamente elaborado no tiene porque oler mal en ninguna de sus fases, conviene no correr riesgos.
El paso de la materia fresca a compost se conoce con el nombre de fermentación o maduración que, en cualquier caso, habrá de producirse siempre en presencia de oxígeno, es decir, de forma aerobia. Es importante también, una correcta proporción carbono/nitrógeno, siendo lo más adecuado que exista unas 25 o 30 veces más carbono (celulosa) que nitrógeno.
Otro punto importante es la homogeneidad de los componentes, y su correcta aireación, manteniendo siempre una humedad regular. La temperatura del montón no debe superar los 70º, y en caso de hacerlo, será preciso regarlo de forma abundante para frenar la fermentación. La falta de humedad también es causa de que la fermentación no se lleve a cabo.
El tiempo de fermentación puede variar entre unas semanas y varios meses, dependiendo del método que hayamos utilizado, la relación carbono/nitrógeno y el grado de madurez necesario para su uso.