1. Nacho, yo sereno y él borracho.
Hoy vengo a contaros la última noche de mi mejor amigo Nacho. Por mucho que digan
que el perro es el mejor amigo del hombre, para mí lo es Nacho cuando bebe: siempre
acaba a cuatro patas, olfateando entrepiernas y meando por las farolas.
Cuando bebes alcohol, pierdes totalmente la noción de la realidad. Aquel día Nacho
bebió tanto que a mitad de la noche él se veía súper cachas, tirando la caña a todas
las tías buenas y bailando por el suelo un excelente break dance. La realidad es que
se acercó a varios tíos musculosos, intentó tontear con ellos y acabó rodando por el
suelo.
Ir borracho te hace decir cosas que jamás dirías sereno. Al acabar la fiesta y llegar a
su portal a las 7 de la mañana, nos encontramos con su vecina Rosario de 87 años. La
típica señora que, sea la hora que sea, siempre encuentras en el portal. Yo creo que
esas señoras viven en el portal y duermen en el techo boca abajo, como un
murciélago. Rosario nos dijo:
- Hola jóvenes, voy a misa. Qué Dios os bendiga.
- (voz de borracho) Si quieres probar un trozo del cuerpo de Cristo y un poco de su
vino, bájate la falda y enséñame el chumi...
Entonces cogí a Nacho y me lo llevé. Al girarme para pedir disculpas, Rosario me
guiñó el ojo, puso el dedo índice y el medio en sus labios, sacó su lengua y empezó a
agitarla. Pero ése es otro tema.
El alcohol consigue que nunca encuentres nada, lo que aquí en España se conoce
como el efecto ir a buscar trabajo. Una vez delante de la puerta de casa, no aparecían
las llaves. Por mucho mirar en la chaqueta o en los pantalones, nada. Ni siquiera en la
cartera. Ahí lo único que había era un preservativo caducado desde hace 8 años.
Lleva tanto tiempo con él que le ha cogido cariño y lo guarda junto a los fotos de carné
de su familia.
Una vez aparecen las llaves, toca ir a la habitación sin hacer ruido. Llegar hasta el
cuarto en silencio con un borracho es como pedirle a Enrique Iglesias que no desafine
en un concierto, una misión imposible.
En fin, así nos comportamos el alcohol y yo con Nacho. Como siempre, yo sereno y él
borracho.