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Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas
ISSN: 1657-8953
yadira.caballero@usa.edu.co
Universidad Sergio Arboleda
Colombia
Toca Torres, Claudia Eugenia; Carrillo Rodríguez, Jesús
Modelo ambiental para una ciudad capital
Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas, vol. 13, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 165-180
Universidad Sergio Arboleda
Bogotá, Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=100228407009
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Modelo ambiental para una ciudad capital*
Recibido: 24 de octubre de 2012 - Revisado: 21 de diciembre de 2012 - Aceptado: 30 de enero de 2013
Environmental model for a capital city
*
Este artículo es un producto del
Observatorio de Políticas, Ejecución
y Resultados de la Administración
Pública, OPERA, del Centro de In-
vestigaciones y Proyectos Especiales,
CIPE, de la Facultad de Finanzas,
Gobierno y Relaciones Internaciona-
les de la Universidad Externado de
Colombia.
**
Especialización en Gobierno, Ge-
rencia y Asuntos Públicos. Universi-
dad Externado de Colombia. Facultad
de Finanzas, Gobierno y Relaciones
Internacionales.
Correo electrónico:
cleutoto@etb.net.co.
***
Doctorado en Estudios Políticos.
Universidad Externado de Colombia.
Facultad de Finanzas, Gobierno y Re-
laciones Internacionales.
Correo electrónico:
jesus.carrillo@uexternado.edu.co.
Claudia Eugenia Toca Torres**
Jesús Carrillo Rodríguez***
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Resumen
A partir de una revisión de las distintas opciones para la modelación del desarrollo
sostenible en su dimensión ambiental, esta investigación propone un modelo de
impacto ambiental para Bogotá, usando el software Vensim PLE para modelar la
polución, la carga contaminante y la contaminación de suelos. El modelo incluye
un limitado número de variables endógenas, como también un número mayor de
variables exógenas. Esta modelación permite anticipar la situación ambiental de la
capital, a fin de soportar políticas públicas para tratar asuntos como las sanciones
económicas y morales; regulaciones sobre emisiones, vertimientos y residuos; me-
didas ambientales y prácticas ambientalmente amigables.
Palabras clave
Modelación, polución, carga contaminante, contaminación de suelos.
Abstract
From a review of the various options for modeling a sustainable development in
its environmental dimension, this research proposes a model of environmental
impact for Bogota, using the Vensim PLE software to model the pollution, the
pollution load and soil contamination. The model includes a limited number of
endogenous variables, as well as a greater number of exogenous variables. This
modeling allows us to anticipate the environmental situation in the capital, in order
to support public policies for addressing issues such as economic sanctions and
moral regulations on emissions, discharges and waste, environmental measures
and environmentally friendly practices.
Key Words
Modeling, pollution, pollution load, soil contamination
166 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Introducción
No se puede negar que las empresas en
calidad de organizaciones del mercado han
contribuido sobremanera a impactar los recur-
sos naturales de la capital y que es el gobierno
distrital el que debe garantizar su recuperación.
Sin embargo, las empresas deben minimizar di-
cho impacto mediante la reducción o elimina-
ción de residuos (sólidos, líquidos, gases o hu-
mos) por tratarse de un mandato del desarrollo
sostenible. Para analizar el impacto ambiental
de un área geográfica han sido utilizados mé-
todos estáticos para periodos de tiempo fijos y
que permiten la relación de un limitado número
de variables. Es en este sentido que los indi-
cadores han soportado el análisis del impacto
ambiental. De igual modo, se encuentran méto-
dos dinámicos y soportados en la complejidad,
cuyos resultados se determinan en función de la
interacción futura de una serie de variables en-
dógenas y exógenas. Por incorporar una amplia
variedad de sujetos y fenómenos conductuales
en el tiempo, la modelación y la simulación,
pueden soportar adecuadamente decisiones ac-
tuales y garantizar de paso resultados futuros.
Con estas claridades, la presente inves-
tigación se soporta en el desarrollo sostenible
y en los recursos naturales de uso común y en
métodos analíticos dinámicos para proponer un
modelo de impacto ambiental para la ciudad de
Bogotá. Para cumplir con este propósito, el pri-
mer apartado describe la dimensión ambiental
del desarrollo sostenible y establece que frente a
la imposibilidad de las empresas para autorregu-
lar los impactos sobre los recursos de uso común
(acción colectiva), la única opción posible es
gobernarlos a través de políticas públicas regu-
ladoras. La segunda sección presenta una revi-
sión de las distintas posibilidades de modelación
del desarrollo sostenible y en particular de la di-
mensión ambiental. El tercer apartado propone
un modelo de impacto ambiental para cada uno
de los recursos naturales (aire, agua y suelos) de
la capital colombiana. Para terminar, se presen-
ta el Vensim como un lenguaje gráfico para so-
portar la simulación del modelo propuesto y se
establece la relación del impacto ambiental con
asuntos sociales como salud de la población,
productividad escolar y laboral y, desde luego,
bienestar social (dimensión societal).
Dimensión ambiental del desarrollo
sostenible
En la definición del desarrollo sostenible
(DS) como “el desarrollo que satisface necesi-
dades del presente sin comprometer la habili-
dad de generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades” (WCED, 1987, en Duran
y Paucar, 2009, p. 79), han sido identificados
tres valores fundamentales: equidad interge-
neracional, mantenimiento del capital natural
y justicia intergeneracional. En este sentido,
ecoeficiencia, ecojusticia y principio cautelar
han sido temas asociados con dichos valores. El
primero refiere el uso prudente y conservación
de los recursos naturales; el segundo, la forma
de distribución equitativa de los productos de
la naturaleza dentro y entre generaciones, y el
tercero, relacionado con la necesidad de adop-
tar un criterio de bajo riesgo sobre la toma de
decisiones para evitar el daño a generaciones
futuras. Una definición muy simple del desa-
rrollo sostenible incluye las actividades que
mejoran la condición humana y que pueden ser
sostenidas en el tiempo. Definición de la que
emergen una serie de nociones no mencionadas
como precaución o administración del riesgo,
ya que los resultados de muchas actividades no
se conocen bajo condiciones de certidumbre;
protección ambiental y preservación de recur-
sos naturales; y condiciones humanas actuales
y de generaciones futuras (Sage, 1999, p. 194).
En el marco del DS las necesidades se
centran en cinco tipos de capital: natural, finan-
ciero, humano, tecnológico e institucional y de
infraestructura (Sage, 1999, p. 191). De forma
particular, se identifican cambios generados por
las empresas sobre el capital natural: 1) trans-
formación de la tierra y el mar mediante tala,
silvicultura, pastoreo, urbanización, minería,
167
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital
pesca con red, dragado y demás; 2) alteración
de los principales ciclos bioquímicos de car-
bón, nitrógeno, agua y químicos sintéticos; y 3)
adición o remoción de especies mediante alte-
raciones o pérdidas de hábitats, caza, pesca e
introducción e invasión de especies. Bajo estas
circunstancias, se ha llegado a la conclusión
que durante las últimas décadas los humanos se
han convertido en una nueva fuerza en la na-
turaleza; han modificado los sistemas físicos,
químicos y biológicos de la Tierra. Y si bien los
resultados de dichas modificaciones no son del
todo conocidos, sí podrían tener profundas im-
plicaciones para la vida (Lubchenco, 1999 en
Sage, 1999, p. 192).
Bajo una visión optimista del DS se cree
en la sustitución de recursos naturales agota-
bles; bajo una pesimista, dicha sustitución es
limitada. La primera se refleja en lo que se ha
denominado perspectiva débil del DS y es con-
siderada básicamente desde el punto de vista de
la extracción de recursos no renovables como
los combustibles fósiles y minerales. La pers-
pectiva fuerte, en cambio, considera que existe
más que el valor total de un sistema natural, que
la simple suma de valores de sus componentes
y que la sustitución puede ser una consecuen-
cia. Si el consumo de recursos se mantiene en el
tiempo, los servicios básicos del capital natural
deberán preservarse (Mueller, 2008, p. 217).
Un enfoque adecuado para el análisis de
las interacciones entre la economía y los siste-
mas naturales vitales exige, para iniciar, recono-
cer que el DS es desarrollo que perdura y tratarlo
como un proceso evolutivo. Podría, por tanto, ser
asociado con la estabilidad de la evolución y las
fuerzas subyacentes que conectan desarrollo y
estabilidad reflejadas en el estado de cuasiequili-
brio de los sistemas naturales. El cuasiequilibrio
es un estado que involucra un proceso de cam-
bio continuo con modelos o parámetros estables
(Boulding, 1991, en Mueller, 2008, p. 219).
La adopción de un enfoque evolutivo en
la economía ambiental obedece precisamente
al concepto de DS, considerado un proceso de
cambio que incluye no solo aspectos cuantita-
tivos sino también cualitativos en un horizon-
te de largo plazo y una dependencia mutua de
calidad ambiental y disponibilidad de recursos,
por un lado, y desarrollo económico por otro.
(Mulder y Van Den Bergh, 2001, p. 114). Los
bajos resultados en materia ambiental y social
se convierten en estándar ante el esfuerzo que
implica hacer algo efectivo. Un sistema que
basa sus objetivos en la realidad y que única-
mente pretende mejorarla se inclina hacia una
tendencia permanente por los bajos resultados.
Contrariamente, un sistema al que le fijan los
objetivos desde una base externa no puede ne-
gociar los resultados.
Muchos problemas ambientales impor-
tantes enfrentan incertidumbre cierta (evento
con una probabilidad desconocida a veces re-
ferida como indeterminación) y riesgo (evento
con una probabilidad conocida a veces referida
como incertidumbre estadística). Es así que el
análisis ecológico indica el rango de incerti-
dumbre sobre el calentamiento global, los im-
pactos potenciales de los químicos tóxicos o el
posible rango de las dinámicas poblacionales de
peces y algo sobre las probabilidades relativas
de diferentes resultados. En la mayoría de ca-
sos, dicho análisis no está en capacidad de indi-
car con precisión el rango de riesgo (Costanza,
Bobbi, Ostrom y Wilson, 2001, p. 10).
Conviene establecer ahora la diferencia
entre los recursos de uso común y los bienes
públicos, pues en ocasiones se afirma que los
recursos naturales son bienes públicos. El re-
curso de uso común “alude un sistema de re-
cursos (naturales o hechos por el hombre) lo
suficientemente grande como para volver cos-
toso excluir a destinatarios potenciales de los
beneficios de uso” (Ostrom, 2000, p. 66).
En cuanto al uso de los recursos natu-
rales, en 1954, H. Scott Gordon a partir de
una investigación sobre la pesca concluyó
que “los peces en el mar no tienen valor para
168 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
el pescador, porque no hay ninguna garantía
de que estarán esperándolo mañana si hoy no
los pesca” (Ostrom, 2000, p. 27). En térmi-
nos generales, quien dilata el uso de recursos
gratuitos para todos, sólo encontrará que ya
han sido tomados por otros. En 1968, Garrett
Hardin explicó la tragedia de los comunes a
partir de los pastizales y los rebaños conclu-
yendo que “la ruina es el destino hacia el cual
todos los hombres se precipitan, persiguiendo
cada uno su propio interés en una sociedad
que cree en la libertad de los bienes comu-
nes” (Ostrom, 2000, p. 27).
Así las cosas, los recursos naturales siem-
pre se verán involucrados en juegos de suma
cero. Los conflictos genéticos de intereses
existen entre todos los organismos vivos: los
individuos luchan por incrementar su propia
idoneidad a costa de individuos no relacio-
nados en un mundo finito. La cooperación en
sistemas humanos y no humanos, se da bajo
condiciones específicas: el número de actores
es reducido, las interacciones son repetidas y
los actores son capaces de detectar engaños y
castigar infractores (Costanza, Bobbi, Ostrom
y Wilson, 2001, p. 10).
El asunto urgente en el mundo se centra
en encontrar la mejor manera de limitar el uso
de recursos naturales para asegurar su viabi-
lidad económica a largo plazo en un mundo
en el que ni Estado ni Mercado han logrado
con éxito que los individuos (y las unidades
productivas) mantengan un uso productivo
de largo plazo de los sistemas de recursos na-
turales. (Ostrom, 2000, pp. 25-26). Estado y
Mercado constituyen instituciones capaces de
asumir compromisos y acciones con los agen-
tes y sujetos, enmarcados en procesos de au-
toorganización y autogestión. Implica enton-
ces que grupos como los sectores productivos
o industrias deben orientarse hacia la solución
de problemas de provisión, compromiso y
supervisión institucional para garantizar los
procesos mencionados. A esta denominada
acción colectiva se suman los procesos de po-
líticas reguladoras que igual garantizan resul-
tados positivos para los recursos naturales. La
presencia de la acción colectiva, desde luego,
hace injustificables las políticas. Los estudios
indican que un Leviatán externo es necesario
para evitar la ruina en un mundo sobrepobla-
do y para evitar las tragedias de los comunes.
Frente al fracaso de la cooperación (acción
colectiva) y a la primacía de los intereses in-
dividuales sobre los colectivos, corresponde a
los gobiernos el control de la mayoría de los
sistemas de recursos naturales (Ostrom, 2000,
p. 36).
Posibilidades de modelación del
desarrollo sostenible
Los métodos clásicos usualmente refieren
el Producto Interno Bruto para evaluar el grado
de desarrollo de un país, no obstante, la filoso-
fía del DS ha llevado a reconocer que el PIB
no da cuenta absoluta de la calidad de vida, la
polución o el uso insostenible de recursos. Si
bien surge como alternativa el Indicador de De-
sarrollo Humano para evaluar el desarrollo en
términos sostenibles, este constituye un método
estático. Se plantea así la necesidad por méto-
dos más dinámicos en el tiempo y el espacio
que incorporen situaciones y fenómenos incon-
trolables.
El término modelo tiene diferentes sig-
nificados para diferentes comunidades. Para
algunos, es una réplica física o imitación;
para otros, puede ser una descripción verbal/
analítica o un diagrama en bloque con etique-
tas verbales (Pew y Mayor, 1998, p. 10). Los
modelos son representaciones abstractas de
territorios complejos, cuya utilidad radica en
el soporte que brindan para la solución de pro-
blemas. Cuando se modelan sistemas ecológi-
cos y sociales, el propósito puede variar, desde
proporcionar un entendimiento general de la
conducta del sistema hasta lograr aplicaciones
realistas y detalladas que soporten la evalua-
ción de políticas específicas (Costanza, et al.,
2001, p. 27).
169
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital
Entre las razones por las que resulta útil
la construcción de modelos ambientales, des-
tacan: modificar el estado del sistema porque
existe un problema [ambiental] por lo que la
serie histórica no tiene continuidad; comparar
el comportamiento del modelo y la realidad; y
aumentar el conocimiento acerca del sistema
estudiado y crear un instrumento útil para el
análisis de políticas. En la medida que el mo-
delo ofrezca una salida coherente con el pa-
sado y la situación actual, se podrá simular el
impacto de las políticas o decisiones que lle-
ven a la solución del problema. Por ejemplo,
los enfoques sistémicos de modelación de los
sistemas de agua en las ciudades han aumen-
tado la habilidad para analizar un rango más
amplio de impactos. Dichos modelos ayudan
a incrementar e integrar el conocimiento so-
bre el recurso a cuantificar y medir impactos
de las distintas estrategias y a soportar sus
procesos de decisión y gestión operativa. Mu-
chas de las evaluaciones basadas en modelos
se centran primordialmente en los impactos
ambientales y no incluyen un tratamiento am-
plio de asuntos económicos (Sahely y Kenne-
dy, 2007, p. 551).
En los sistemas ambientales, la no li-
nealidad y los intervalos espaciales y tempo-
rales son comunes. Bajo estas condiciones,
la exigencia es por enfoques de modelación
que identifiquen, recopilen y relacionen la
información relevante para entender dichos
sistemas y que garanticen consenso y guíen
la toma de decisiones (Costanza, et al., 2001,
p. 21).
Algunos autores han interpretado la in-
terrelación sistémica de las cuatro áreas que
agrupan los principios del desarrollo sosteni-
ble: ambiente, equidad, participación y largo
plazo. (Duran y Paucar, 2009, pp. 79-80). Es
así que para efectos de modelación, el desarro-
llo sostenible igualmente ha sido agrupado en
cuatro asuntos: ambientales (recursos nacio-
nales, polución ambiental, uso de tierra, bio-
diversidad), económicos (finanzas, servicios
públicos, infraestructura, empleo), sociales
(inclusión, seguridad física y social, salud, co-
munidad) e institucionales (governance, justi-
cia, sistema ético).
Los enfoques de modelación del DS han
sido agrupados en macromodelos, micromo-
delos, mesomodelos y modelos integrados.
Ningún modelo es considerado correcto, y
el mejor enfoque depende de la naturaleza
del problema a ser resuelto. El macromode-
lo considera interacciones entre variables de
nivel macro tales como desempleo, crimen,
educación y recursos. Enfoques de este tipo,
como la dinámica de sistemas, habilitan para
identificar retroalimentaciones y para ver los
efectos a nivel de sistema sin empantanarse
en detalles. Un micromodelo permite mode-
lar procesos cognitivos o afectivos de actores
individuales o como mínimo sus resultados
—decisiones individuales y acciones—. Los
modelos a nivel micro incluyen los cogniti-
vos de la psicología, los sistemas de exper-
tos y la elección racional incluida la teoría
de juegos y la teoría de decisiones (Zacha-
rias, MacMillan y Van Hemel, 2008, p. 94).
Dos son los tipos de mesomodelos, los de re-
des que permiten formalizar, medir y probar
concepciones aproximadas de capital social,
centralidad y conectividad; y los basados en
agentes que permiten incluir agentes diver-
sos y espontáneos que interactúan en espacio
y tiempo. Es de advertir que dichos agentes
pueden autoorganizarse, crear estructuras
emergentes a nivel meso que asumen signifi-
cado y tienen valor predictivo. Los modelos
integrados vinculan las anteriores categorías
(micro, macro y meso), recientemente, los
investigadores comenzaron a crear modelos
híbridos que incluyen agentes que emplean
modelos psicológicos sofisticados y cuyos
efectos macro se vinculan a un modelo de
sistemas dinámicos (Zacharias, MacMillan y
Van Hemel, 2008, p. 95).
Un sistema será sostenible en la medi-
da que sobreviva y mantenga su integridad y
170 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
estructura por un periodo de tiempo específi-
co. En la modelación de sistemas complejos,
escala y jerarquía son asuntos centrales. El
mundo natural contiene una jerarquía conve-
niente de escalas de lo más simple a lo más
complejo: de átomo, a molécula, a célula, a
tejido, a órgano, a organismo, a población, a
especie, a comunidad, a ecosistema y a bio-
región. Cada escala resultante en este contex-
to, refiere la resolución (espacial, temporal
o grado de complicación) y el alcance (en
tiempo, espacio y número de componentes
modelados) del análisis. Los fenómenos mul-
tiescala son particularmente predominantes
en muchos sistemas de recursos naturales y
muchas instituciones humanas. En la ecolo-
gía y la economía, la información primaria y
las mediciones son recopiladas generalmente
en escalas relativamente pequeñas (pequeños
terrenos en ecología, individuos o empresas
en economía), a menudo dicha información es
posteriormente usada para construir modelos
en escalas radicalmente diferentes (Costanza,
et al., 2001, p. 7).
Un sistema sostenible se caracteriza por
basarse en el uso prudente de recursos reno-
vables y reciclables; por proteger mediante
regeneración continua de recursos la integri-
dad de los sistemas naturales; por mejorar la
calidad de la vida de individuos y comunida-
des; por ser rentable; y por estar guiado por
una Ética de la Tierra que considera el bien
a largo plazo de todos los miembros de la
Tierra (Dinpanah y Lashgarara, 2008, pp. 60-
61). Con el fin de lograr la sostenibilidad y la
protección del ambiente, han sido propuestos
distintos modelos para contextos particulares.
Por ejemplo, el Modelo Óptimo de Sosteni-
bilidad (para Irán) de Dinpanah y Lashgarara
(2008), sugiere que para prevenir la degrada-
ción de recursos naturales y del ambiente, en-
tre otras cosas, se requiere 1) la creación de
una red internacional de personal involucrado
en el desarrollo y despliegue de soluciones
prácticas para problemas reales de educación
y sostenibilidad; 2) la identificación de buenas
prácticas para ser compartidas y difundidas;
3) la transferencia, adopción y validación de
buenas prácticas entre participantes, haciendo
las modificaciones necesarias de acuerdo con
particularidades locales; 4) la definición de
nuevos paradigmas de educación en agricul-
tura y recursos naturales que ubiquen la in-
novación y la sostenibilidad en sus entrañas y
que reflejen las experiencias y aprendizaje de
participantes; y 5) la instauración de un diálo-
go efectivo para facilitar la discusión y aná-
lisis de soluciones tangibles a problemas de
sostenibilidad y educación. (p. 66). De igual
modo, la Tragedia de los Comunes, el Dilema
del Prisionero y la Lógica de la Acción Colec-
tiva han sido modelos usados para interpretar
la aún inacabada Teoría de la Acción Colecti-
va en torno a Recursos de Uso Común RUC
como los naturales (Ostrom, 2000).
Bajo los anteriores referentes, el pensa-
miento sistémico resulta un enfoque apropia-
do para una investigación integrada sobre el
DS resultando la interdisciplinaria la más ade-
cuada. El principal objetivo de la investiga-
ción sostenible interdisciplinaria es el análisis
de sistemas complejos con el fin de mejorar
el entendimiento de conductas, incluidas las
interacciones entre los componentes. Otro ob-
jetivo tiene que ver con la acción de dichos
sistemas, para mejorar su eficiencia global
además de su resiliencia. (Ghrab-Morcos,
2009, p. 686).
La tecnología siempre ha desempeñado
un papel esencial en la prosperidad de las nacio-
nes. La aceleración del desarrollo tecnológico
ha impuesto al sistema social y al natural, pre-
siones externas tales que su respuesta y adap-
tación no les permite lograr un nuevo estado
de balance en el tiempo exigido. El concepto
de resiliencia ecológica emerge para caracteri-
zar la habilidad de un sistema para adaptarse al
cambio, para reorganizarse y regenerarse tras
estar expuesto a turbulencias. Dado que el mo-
delo de desarrollo actual resulta excesivamente
consumista, es necesario repensarlo, surge por
171
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital
tanto el concepto de desarrollo sostenible cen-
trado en la habilidad del hombre para ejercer
el poder en formas diferentes. El objetivo del
DS es entonces el desarrollo social y econó-
mico así como la prosperidad ambiental en el
largo plazo, una suerte de crecimiento econó-
mico basado en equidad social y sostenibilidad
en el uso de recursos naturales. Este concepto
conduce a proponer modelos alternativos en
tres dominios: producción, consumo y evalua-
ción del desarrollo. (Ghrab-Morcos, 2009, pp.
684-685). La preocupación por la gravedad del
cambio climático indujo un creciente interés en
los modelos de producción eficientes en el uso
de energía y de otros recursos, es bajo este mo-
delo que aparece el concepto “cero emisiones”.
El ahorro de la energía por parte de las indus-
trias no es suficiente, se demanda igualmente,
un cambio en los estilos de vida; implica que
la satisfacción de necesidades sociales se rea-
lice mediante soluciones menos intensivas en
energía, en otras palabras modelos novedosos
de consumo.
Para efectos de modelación es impor-
tante distinguir el sistema de recursos —áreas
de pesca, cuencas subterráneas, áreas de pas-
tizales, canales de riego, ríos, lagos, océanos
y otros cuerpos de agua— y las unidades de
recurso producidas por el sistema o individuos
que se apropian o usan los sistemas de recur-
sos —toneladas de pescado capturadas, metros
cúbicos de agua que se extraen de un cuerpo
de agua, toneladas de forraje consumidas por
animales, cantidad de desperdicio biológico
recibido por un río o canal. (Ostrom, 2000, pp.
66-67). Las unidades de recurso no se usan de
manera conjunta, mientras que los sistemas de
recurso sí.
Impacto ambiental y modelo
propuesto para la ciudad
El impacto ambiental alude los “efectos o
consecuencias de la incidencia humana sobre
el medio ambiente o sobre sus componentes”,
su intensidad varía de acuerdo a las actividades
que lo originan y las demandas para su recupe-
ración (Martín y Santamaría, 2004, pp. 102).
Es un hecho que para desarrollar actividades
de tipo productivo, es necesario tomar del me-
dio ambiente recursos naturales y que al ser
procesados generan gran cantidad de residuos.
La contaminación ambiental es una problemá-
tica generada por la actividad industrial y la
cual se refiere a la “introducción directa o in-
directa en la geosfera, atmósfera, hidrosfera o
biósfera de sustancias, materiales o formas de
energía, generalmente antropogénicas, que no
forman parte de dichos ambientes o que están
en concentraciones anormales produciendo un
efecto perjudicial inmediato o futuro para uno
o más componentes de los mismos” (Martín
y Santamaría, 2004, pp. 46-47). Los residuos
líquidos y gaseosos de plantas químicas, cur-
tiembres, industria papelera y textil con altos
contenidos de ácido sulfhídrico, contaminan el
agua y el aire (Frers, 2005, p. 12). El agua re-
sidual de unidades industriales y comerciales,
contiene contaminantes como sales, metales
pesados, contaminantes orgánicos resistentes
a la degradación que, al carecer de un trata-
miento adecuado, causan serios problemas en
la salud de las personas y en la preservación de
las especies vegetales y animales. La contami-
nación de suelos se produce, entre otros, por
la mala disposición y ausencia de tratamiento
de las basuras y por el uso de pesticidas, her-
bicidas y fertilizantes que permanecen en el
suelo y se integran a las cadenas alimenticias
(Frers, 2005: 6). El asunto de suelos obliga no
solo referenciar las actividades de contamina-
ción de las empresas sino también las del uso
inadecuado de la tierra que genera impactos
ambientales.
Contaminación del aire. La contamina-
ción del aire se da por emitir sustancias a la at-
mósfera como gases, polvos, olores y humos,
que desequilibran su composición original
(nitrógeno y oxigeno), atentando así contra la
salud de las especies. Los contaminantes pue-
den ser de dos clases: los primarios, originados
en procesos de combustión como el dióxido de
172 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
azufre, el monóxido de carbono, el plomo y
las partículas suspendidas; y los secundarios o
tóxicos formados a partir de la reacción de los
primarios con otros compuestos de la atmós-
fera como el ozono o el dióxido de nitrógeno.
La presencia de contaminantes secundarios
constituye uno de los principales problemas
ambientales en las ciudades. En el aire bogo-
tano se encuentran concentraciones de mate-
rial particulado PM10 y PM2.5, de partículas
suspendidas totales PST y de gases contami-
nantes como dióxido de azufre SO2
, dióxido
de nitrógeno NO2
, monóxido de carbono CO
y ozono O3
.
Contaminación de aguas. Los cuerpos
de agua de una ciudad incluyen los ríos, la-
gos, lagunas y canales. Los canales y ríos bo-
gotanos reciben el agua residual de unidades
industriales y comerciales como descargas de
cromo, agua sanguinolenta, residuos químicos,
residuos oxidados, basura y fibra de vidrio.
Dichos vertimientos contienen contaminantes
como sales, metales pesados y contaminantes
orgánicos resistentes a la degradación que cau-
san serios problemas en la salud de las perso-
nas y en la preservación de las especies vege-
tales y animales.
Contaminación de suelos. La contamina-
ción de suelos se produce, entre otros, por la
mala disposición y ausencia de tratamiento de
las basuras pero en ciudades como Bogotá el
asunto más serio lo constituyen los escombros.
Los escombros generados por constructoras y
por empresas públicas constituyen parte del
paisaje en cualquier calle y elemento común
del ornato público. No es extraño ver desechos
de construcción y tierra, en separadores de
puentes de avenidas o de autopistas, en zonas
verdes o en cuerpos de agua de la capital co-
lombiana. Aún más alarmante que escombros
y basuras son los residuos peligrosos como
baterías, aceites quemados, pilas usadas, dese-
chos de químicos, grasas, pinturas, desinfectan-
tes, tóxicos, inflamables y corrosivos, que son
generados por el sector industrial y son dis-
puestos de manera irresponsable en las afueras
de la ciudad.
Si el desarrollo sostenible incluye las ac-
tividades que mejoran la condición humana y
que pueden ser sostenidas en el tiempo, impli-
ca entonces minimizar el impacto ambiental.
Entre las acciones contempladas figuran pre-
caución y reducción de riesgos derivados de
las actividades; protección y preservación del
medio ambiente y de los recursos naturales y;
garantía de las condiciones humanas actuales
y futuras. Cualquier unidad social como pue-
de ser el caso de una empresa será sostenible
en la medida que use de forma prudente los
recursos naturales, que proteja la integridad
de los sistemas naturales y que mejore —o
por lo menos no altere— la calidad de vida
de las especies, incluida la humana. Aunque
para efectos de modelación, ya han sido reco-
nocidos y trabajados los tres asuntos (econó-
micos, ambientales y sociales), en el presente
apartado serán tratados de forma exclusiva los
ambientales, pues en ellos se generan la ma-
yoría de impactos sociales. Dado que ningún
modelo ha sido considerado correcto y que el
mejor enfoque depende de la naturaleza del
problema a ser resuelto, aunado a que recur-
sos naturales como aire, agua y suelos siguen
vigentes para la explicación de dichos proble-
mas, en esta ocasión y desde una perspectiva
ostromniana se propone el modelo ambiental
local de la figura 1.
La pretensión del modelo es encontrar
mejores opciones en materia de políticas am-
bientales capaces de limitar el uso de recursos
naturales en una ciudad capital como Bogotá.
Obedeciendo a la recomendación de Ostrom en
lo concerniente a modelación, se identifican los
sistemas de recursos (atmósfera; humedales,
canales y ríos; y espacios públicos) y las uni-
dades de recursos producidas por las empresas
que impactan dichos sistemas (material parti-
culado PM10; Demanda Biológica de Oxígeno
y Sólidos Suspendidos Totales; y escombros y
residuos peligrosos).
173
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital
Con este enfoque de modelación se per-
sigue la identificación, compilación y relación
de datos relevantes para entender los sistemas
de recursos y tomar las decisiones que sean del
caso. Si bien el análisis de los sistemas de recur-
sos de la capital colombiana debe considerar las
20 localidades que la componen, aquellas que
concentran las industrias son las que mayores
impactos ambientales generan (Puente Aranda,
Fontibón y Kennedy).
Aire. El principal contaminante de la
ciudad es el material particulado compuesto
por pequeñas partículas sólidas o líquidas de
polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas,
cemento o polen, cuyo diámetro varía entre
2,5 y 10 micrómetros (µm). La denominación
PM10 refiere aquellas partículas que pasan a
través de un cabezal de tamaño selectivo para
un diámetro aerodinámico de 10 µm. Los com-
ponentes del PM10 son hierro, plomo, dióxi-
do de carbono CO2
y polvo, de todos estos el
de mayor presencia es el dióxido de carbono.
Gran cantidad de éste gas proviene de la que-
ma industrial de combustibles fósiles (carbón,
petróleo y gas), de las plantas de poder y de
los medios de locomoción. En Bogotá, el 75%
de la polución es atribuido al PM10 derivado
del diésel y el restante 25% a las industrias, es
de recordar que el 80% de las industrias bogo-
tanas usan calderas de carbón emitiendo una
concentración de 275 miligramos por metro
cúbico de PM10 (las calderas de gas arrojan
7,5 miligramos). El promedio anual de PM10
en la atmósfera para 2007 fue de 2500 tonela-
das (Gómez, 2008a).
El propósito de la modelación del sistema
atmosférico es conocer la dinámica de la polu-
ción ante cambios en las emisiones atmosféri-
cas fijas y móviles pero también en procesos de
siembra de árboles de la ciudad capital. La ar-
borización contribuirá a la absorción de dióxido
de carbono, uno de los componentes del PM10.
En este sistema se identifican tres elementos (fi-
gura 2): la emisión de material particulado, el
promedio anual de PM10 y la absorción de dió-
xido de carbono. Las relaciones establecidas “a
más emisiones habrá más polución (positiva);
a mayor absorción de CO2
menos polución (re-
lación negativa); a más polución será mayor la
emisión de contaminantes (relación positiva); y
a más polución será mayor la absorción de CO2
(relación positiva)”.
Fuente: Autores
Figura 1
Modelo ambiental para Bogotá
UNIDADESDERECURSO
SISTEMASDERECURSO
Material particulado
PM10
Escombros
Residuos peligrosos
Demanda Biológica de Oxígeno
Sólidos Suspendidos Totales
Aire
Agua
Suelos
Atmósfera
Espacios públicos
Canales y ríos
174 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
174 Claudia EugEnia ToCa TorrEs -JEsús Carrillo rodríguEz
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
El promedio diario de PM10 generado
en Bogotá es de 13 toneladas por combustión
de carbón y de siete toneladas por combustión
de diésel (Gómez, 2008a). Los árboles y en
general la vegetación son responsables de la
absorción del CO2,
según los estudios, un árbol
sano y maduro absorbe seis kilogramos por lo
que el inventario de árboles registrado en Bo-
gotá (2007) y que asciende a 1.113.765 árboles
estaría en capacidad de absorber 6.683 tonela-
das de CO2
al año, es decir 18 toneladas diarias
(Observatorio Ambiental de Bogotá).
Agua. En lo que a los ríos respecta, el
Mapa de Vertimientos de Bogotá, permite iden-
tificar aquellas corrientes que mayor cantidad
de vertimientos reciben, así como las respecti-
vas fuentes contaminantes. Ríos como el Tun-
juelo, el Fucha y el Salitre figuran como los más
contaminados por los vertimientos de industrias
y establecimientos comerciales. El Tunjuelo re-
cibe lixiviados del Relleno Sanitario Doña Jua-
na, descargas de cromo (250 kilos diarios) de
las curtiembres de San Benito y agua sanguino-
lenta producto del lavado de las carnes y los lo-
cales de los expendios de productos cárnicos de
la Autopista Sur. El Fucha recoge los residuos
químicos de las tintorerías, los residuos oxida-
dos, basura y fibra de vidrio de las chatarrerías
del sector Montevideo y las aguas sin tratar de
las industrias de Puente Aranda. El Salitre aco-
ge residuos de 500 domicilios de las localida-
des de Chapinero, Teusaquillo y Barrios Unidos
(Gómez, 2008b). La calidad de los cuerpos de
agua se mide a partir de la Demanda Biológi-
ca de Oxígeno (DBO) y los Sólidos Suspendi-
dos Totales (SST). Las cargas DBO se definen
como el oxígeno en masa (miligramos, gramos,
kilogramos, toneladas, etcétera) que se requiere
para degradar materia orgánica, tanto por la vía
biológica como por la química, en cierto lap-
so de tiempo (minutos, horas, días o años). Los
SST son partículas no solubles que no son lo su-
ficientemente pesadas para sedimentarse en el
cuerpo de agua en que están presentes, entre los
principales sólidos figuran pequeñas partículas
de materia orgánica e inorgánica, microorga-
nismos y plancton (Observatorio Ambiental de
Bogotá). La carga total de los ríos Salitre, Fu-
cha y Tunjuelo en 2007 fue de 174.355 tonela-
das (Gómez, 2008b).
El propósito de la modelación del sistema
de aguas es conocer la dinámica de carga conta-
minante frente a cambios en los vertimientos de
materia orgánica e inorgánica y de residuos quí-
micos y en la remoción de los mismos. En este sis-
tema (figura 3) se reconocen tres elementos: carga
contaminante en ríos, vertimientos de materia or-
gánica y sólidos, y remoción de sólidos. Las re-
laciones establecidas “a más vertimientos mayor
carga contaminante (positiva); a mayor remoción
de sólidos menos carga contaminante (negativa);
a más carga contaminante serán mayores los ver-
timientos (positiva); y a más carga contaminante
será mayor la remoción de sólidos (positiva)”.
Figura 2
Diagrama causal polución
Fuente: Autores
Emisión atmosférica Polución
Polución
+ +
+ -
Absorción
Emisión
atmosférica
Toneladas
diarias PM10 Toneladas
diarias CO2
Absorción
El promedio diario de PM10 generado
en Bogotá es de 13 toneladas por combustión
de carbón y de siete toneladas por combustión
de diésel (Gómez, 2008a). Los árboles y en
general la vegetación son responsables de la
absorción del CO2,
según los estudios, un árbol
sano y maduro absorbe seis kilogramos por lo
que el inventario de árboles registrado en Bo-
gotá (2007) y que asciende a 1.113.765 árboles
estaría en capacidad de absorber 6.683 tonela-
das de CO2
al año, es decir 18 toneladas diarias
(Observatorio Ambiental de Bogotá).
Agua. En lo que a los ríos respecta, el
Mapa de Vertimientos de Bogotá, permite iden-
tificar aquellas corrientes que mayor cantidad
de vertimientos reciben, así como las respecti-
vas fuentes contaminantes. Ríos como el Tun-
juelo, el Fucha y el Salitre figuran como los más
contaminados por los vertimientos de industrias
y establecimientos comerciales. El Tunjuelo re-
cibe lixiviados del Relleno Sanitario Doña Jua-
na, descargas de cromo (250 kilos diarios) de
las curtiembres de San Benito y agua sanguino-
lenta producto del lavado de las carnes y los lo-
cales de los expendios de productos cárnicos de
la Autopista Sur. El Fucha recoge los residuos
químicos de las tintorerías, los residuos oxida-
dos, basura y fibra de vidrio de las chatarrerías
del sector Montevideo y las aguas sin tratar de
las industrias de Puente Aranda. El Salitre aco-
ge residuos de 500 domicilios de las localida-
des de Chapinero, Teusaquillo y Barrios Unidos
(Gómez, 2008b). La calidad de los cuerpos de
agua se mide a partir de la Demanda Biológi-
ca de Oxígeno (DBO) y los Sólidos Suspendi-
dos Totales (SST). Las cargas DBO se definen
como el oxígeno en masa (miligramos, gramos,
kilogramos, toneladas, etcétera) que se requiere
para degradar materia orgánica, tanto por la vía
biológica como por la química, en cierto lap-
so de tiempo (minutos, horas, días o años). Los
SST son partículas no solubles que no son lo su-
ficientemente pesadas para sedimentarse en el
cuerpo de agua en que están presentes, entre los
principales sólidos figuran pequeñas partículas
de materia orgánica e inorgánica, microorga-
nismos y plancton (Observatorio Ambiental de
Bogotá). La carga total de los ríos Salitre, Fu-
cha y Tunjuelo en 2007 fue de 174.355 tonela-
das (Gómez, 2008b).
El propósito de la modelación del sistema
de aguas es conocer la dinámica de carga conta-
minante frente a cambios en los vertimientos de
materia orgánica e inorgánica y de residuos quí-
micos y en la remoción de los mismos. En este sis-
tema (figura 3) se reconocen tres elementos: carga
contaminante en ríos, vertimientos de materia or-
gánica y sólidos, y remoción de sólidos. Las re-
laciones establecidas “a más vertimientos mayor
carga contaminante (positiva); a mayor remoción
de sólidos menos carga contaminante (negativa);
a más carga contaminante serán mayores los ver-
timientos (positiva); y a más carga contaminante
será mayor la remoción de sólidos (positiva)”.
175
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital 175
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo aMbiental para una ciudad capital
La carga media diaria de DBO es de
327,73 toneladas y de SST es de 254,4 tone-
ladas. Las plantas de tratamiento logran unas
eficiencias de remoción del 40% de la materia
orgánica expresada como DBO equivalente
a 131,09 toneladas diarias y de 60% de los
Sólidos Suspendidos Totales igual a 152,4
toneladas diarias (Observatorio Ambiental de
Bogotá).
Suelos. Aunque las basuras constituyen
uno de los sólidos dispuestos en los espa-
cios no adecuados, son los escombros y los
residuos peligrosos los verdaderamente alar-
mantes. Los escombros son los desechos de
las obras de construcción, remodelación y/o
demolición de la ciudad. Su naturaleza iner-
te y los grandes volúmenes generados son
las principales características que afectan el
posible manejo de estos residuos y están en
gran medida determinados por los materiales
y técnicas empleadas en la construcción (Ob-
servatorio Ambiental de Bogotá). El reducido
número de escombreras operando en la ciudad
(dos) su lejana ubicación y los costos de de-
pósito son algunas de las causas de disposi-
ción de dichos residuos en espacios públicos o
en rellenos sanitarios. Pero los escombros no
sólo son generados por empresas constructo-
ras sino también por empresas públicas como
el Instituto de Desarrollo Urbano IDU, como
la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de
Bogotá EAAB y las empresas de servicios
públicos (Secretaría Distrital de Ambiente,
2009). Por su parte y aún más preocupante,
es la producción de residuos peligrosos (ba-
terías, aceites quemados, pilas usadas, dese-
chos de químicos, grasas, pinturas, desinfec-
tantes, tóxicos, inflamables y corrosivos) y
su posterior disposición en rellenos sanitarios
o a cielo abierto. El 86% de este tipo de re-
siduos es generado por el sector industrial y
por lo regular su disposición final se realiza
en municipios vecinos. El promedio anual de
sólidos dispuestos de forma inadecuada es de
271.428 toneladas —258.133 de escombros y
13.295,10 de residuos peligrosos. (El Tiempo,
2008).
El propósito de la modelación del sis-
tema de suelos es conocer la dinámica de la
contaminación de suelos frente a cambios en
la disposición de sólidos y en la recepción y
manejo de los mismos. En este sistema (figura
4) se reconocen tres elementos: disposición de
sólidos, contaminación de suelos y manejo y
recepción. Las relaciones establecidas “a más
generación de sólidos mayor contaminación de
suelos (positiva); a mayor recepción de sólidos
menos contaminación de suelos (negativa); a
más contaminación de suelos será mayor la
disposición (positiva); y a más contaminación
de suelos será mayor la recepción de sólidos
(positiva)”.
Figura 3
Diagrama causal carga contaminante
Fuente: Autores
Vertimientos Carga contaminante Carga
+ +
+ -
Remoción
Vertimientos
Toneladas diarias
DBO y SST Toneladas
diarias sólidos
Remoción
La carga media diaria de DBO es de
327,73 toneladas y de SST es de 254,4 tone-
ladas. Las plantas de tratamiento logran unas
eficiencias de remoción del 40% de la materia
orgánica expresada como DBO equivalente
a 131,09 toneladas diarias y de 60% de los
Sólidos Suspendidos Totales igual a 152,4
toneladas diarias (Observatorio Ambiental de
Bogotá).
Suelos. Aunque las basuras constituyen
uno de los sólidos dispuestos en los espa-
cios no adecuados, son los escombros y los
residuos peligrosos los verdaderamente alar-
mantes. Los escombros son los desechos de
las obras de construcción, remodelación y/o
demolición de la ciudad. Su naturaleza iner-
te y los grandes volúmenes generados son
las principales características que afectan el
posible manejo de estos residuos y están en
gran medida determinados por los materiales
y técnicas empleadas en la construcción (Ob-
servatorio Ambiental de Bogotá). El reducido
número de escombreras operando en la ciudad
(dos) su lejana ubicación y los costos de de-
pósito son algunas de las causas de disposi-
ción de dichos residuos en espacios públicos o
en rellenos sanitarios. Pero los escombros no
sólo son generados por empresas constructo-
ras sino también por empresas públicas como
el Instituto de Desarrollo Urbano IDU, como
la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de
Bogotá EAAB y las empresas de servicios
públicos (Secretaría Distrital de Ambiente,
2009). Por su parte y aún más preocupante,
es la producción de residuos peligrosos (ba-
terías, aceites quemados, pilas usadas, dese-
chos de químicos, grasas, pinturas, desinfec-
tantes, tóxicos, inflamables y corrosivos) y
su posterior disposición en rellenos sanitarios
o a cielo abierto. El 86% de este tipo de re-
siduos es generado por el sector industrial y
por lo regular su disposición final se realiza
en municipios vecinos. El promedio anual de
sólidos dispuestos de forma inadecuada es de
271.428 toneladas —258.133 de escombros y
13.295,10 de residuos peligrosos. (El Tiempo,
2008).
El propósito de la modelación del sis-
tema de suelos es conocer la dinámica de la
contaminación de suelos frente a cambios en
la disposición de sólidos y en la recepción y
manejo de los mismos. En este sistema (figura
4) se reconocen tres elementos: disposición de
sólidos, contaminación de suelos y manejo y
recepción. Las relaciones establecidas “a más
generación de sólidos mayor contaminación de
suelos (positiva); a mayor recepción de sólidos
menos contaminación de suelos (negativa); a
más contaminación de suelos será mayor la
disposición (positiva); y a más contaminación
de suelos será mayor la recepción de sólidos
(positiva)”.
176 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
El promedio diario de sólidos dispuestos
indebidamente asciende a 751 toneladas (473
de escombros y 278 de residuos peligrosos). La
capacidad de recepción y tratamiento de las es-
combreras que operan en la capital y de las em-
presas con licencia ambiental para el manejo de
residuos peligrosos es de 205 toneladas diarias:
184 de escombros y 21 de residuos peligrosos
(Secretaría Distrital de Ambiente, 2009).
Simulación del impacto ambiental
mediante lenguaje gráfico
La modelación de sistemas dinámicos
está aumentando, constituye una herramienta
para: cerrar brechas espaciales y temporales
entre decisiones, acciones y resultados; eva-
luar relaciones entre decisiones, acciones y re-
sultados; y facilitar el aprendizaje cuyo requi-
sito fundamental es que causa y efecto estén
relacionados en tiempo y espacio. El principio
fundamental de la dinámica de sistemas es que
la estructura determina la conducta, es decir,
que la forma como se separan los componen-
tes de cualquier sistema, afectado y que afecta
a los otros, determina la conducta emergente
del sistema como un todo. (Brailsford, 2008,
p. 1479).
Entre los diversos lenguajes gráficos de
programación que facilitan la modelación de sis-
temas dinámicos no lineales figuran: Dynamo,
Ithink, Powersim, Stella y Vensim. Estos lengua-
jes de modelación además de definir inventarios,
flujos, atributos e interacciones, especifican la
capacidad de cuidado ecológico del sistema; el
grado en que influencias externas son predeci-
bles; la tasa de regeneración de los recursos; la
tasa de transferencia de usuarios de recursos de
una unidad espacial a otra; y la tasa de consumos
de usuarios de recursos entre otros. A partir del
apartado previo que identificó y estructuró, las
relaciones de causalidad, los niveles, los flujos
y las variables auxiliares, para cada recurso, se
propone ahora, desde el lenguaje Vensim el mo-
delo de la figura 5, quedando pendiente alimen-
tarlo y correr la simulación.
Adicional a tener el acceso a la infor-
mación demandada para alimentar el modelo,
siempre será preferible tener participación en
el diseño de la política ambiental para la ciu-
dad. Una ciudad en la que la concentración de
fábricas, automóviles, grandes complejos co-
merciales y residenciales es cada vez mayor.
Asuntos estos que no solo afectan los recursos
naturales (agua, aire y suelos) sino también la
salud y bienestar de los residentes bogotanos.
Es de aclarar que este modelo se inspira en el
excelente trabajo de Shahgholian y Hajihosseini
(2009) por lo que se recomienda su consulta
directa.
176 Claudia EugEnia ToCa TorrEs -JEsús Carrillo rodríguEz
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
El promedio diario de sólidos dispuestos
indebidamente asciende a 751 toneladas (473
de escombros y 278 de residuos peligrosos). La
capacidad de recepción y tratamiento de las es-
combreras que operan en la capital y de las em-
presas con licencia ambiental para el manejo de
residuos peligrosos es de 205 toneladas diarias:
184 de escombros y 21 de residuos peligrosos
(Secretaría Distrital de Ambiente, 2009).
Simulación del impacto ambiental
mediante lenguaje gráfico
La modelación de sistemas dinámicos
está aumentando, constituye una herramienta
para: cerrar brechas espaciales y temporales
entre decisiones, acciones y resultados; eva-
luar relaciones entre decisiones, acciones y re-
sultados; y facilitar el aprendizaje cuyo requi-
sito fundamental es que causa y efecto estén
relacionados en tiempo y espacio. El principio
fundamental de la dinámica de sistemas es que
la estructura determina la conducta, es decir,
que la forma como se separan los componen-
tes de cualquier sistema, afectado y que afecta
a los otros, determina la conducta emergente
del sistema como un todo. (Brailsford, 2008,
p. 1479).
Entre los diversos lenguajes gráficos de
programación que facilitan la modelación de sis-
temas dinámicos no lineales figuran: Dynamo,
Ithink, Powersim, Stella y Vensim. Estos lengua-
jes de modelación además de definir inventarios,
flujos, atributos e interacciones, especifican la
capacidad de cuidado ecológico del sistema; el
grado en que influencias externas son predeci-
bles; la tasa de regeneración de los recursos; la
tasa de transferencia de usuarios de recursos de
una unidad espacial a otra; y la tasa de consumos
de usuarios de recursos entre otros. A partir del
apartado previo que identificó y estructuró, las
relaciones de causalidad, los niveles, los flujos
y las variables auxiliares, para cada recurso, se
propone ahora, desde el lenguaje Vensim el mo-
delo de la figura 5, quedando pendiente alimen-
tarlo y correr la simulación.
Adicional a tener el acceso a la infor-
mación demandada para alimentar el modelo,
siempre será preferible tener participación en
el diseño de la política ambiental para la ciu-
dad. Una ciudad en la que la concentración de
fábricas, automóviles, grandes complejos co-
merciales y residenciales es cada vez mayor.
Asuntos estos que no solo afectan los recursos
naturales (agua, aire y suelos) sino también la
salud y bienestar de los residentes bogotanos.
Es de aclarar que este modelo se inspira en el
excelente trabajo de Shahgholian y Hajihosseini
(2009) por lo que se recomienda su consulta
directa.
Figura 4
Diagrama causal contaminación de suelos
Fuente: Autores
Disposición
de sólidos
+ +
+ -
Disposición de
sólidos
Toneladas diarias
escombros y residuos
peligrosos
Toneladas
diarias
de sólidos
Recepción y manejo
Contaminación
de suelos
Contaminación
de suelos
Recepción
y manejo
177
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo ambiental para una ciudad capital
Garantizando la información es posible
la construcción de los indicadores de polución
de carga contaminante y de contaminación de
suelos, los cuales variarán en función de ma-
terial particulado PM10, Demanda Biológica
de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y
de escombros y residuos peligrosos, respecti-
vamente. En los modelos propuestos, además
de la siembra de árboles, de la disposición de
plantas de tratamiento y al funcionamiento de
escombreras y administradoras de residuos pe-
ligrosos (variables endógenas), deberán tener-
se en cuenta otras variables (exógenas) como:
comportamiento de los vientos, nivel de llu-
vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re-
gulaciones en circulación de automóviles (pico
y placa), medidas de chatarrización de vehícu-
los públicos, regulación de empresas contami-
nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y
expendios cárnicos, imposición de sanciones
(legales, económicas y morales) más severas y
prácticas de consumo amigable, entre otras.
Sin desconocer que la polución, las car-
gas contaminantes en afluentes y la contamina-
ción de suelos, afecta todas las especies de una
ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto
en los individuos con el tiempo genera altos
costos no solo para el gobierno distrital sino
también para las empresas que contribuyeron
a dicho impacto ambiental y desde luego para
la sociedad en general. El modelo propuesto se
centra en el impacto negativo sobre los bogo-
tanos, dejando abierta la posibilidad para que
otros investigadores, estudien y analicen el im-
pacto sobre las especies animal y vegetal.
177
ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Modelo aMbiental para una ciudad capital
Garantizando la información es posible
la construcción de los indicadores de polución
de carga contaminante y de contaminación de
suelos, los cuales variarán en función de ma-
terial particulado PM10, Demanda Biológica
de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y
de escombros y residuos peligrosos, respecti-
vamente. En los modelos propuestos, además
de la siembra de árboles, de la disposición de
plantas de tratamiento y al funcionamiento de
escombreras y administradoras de residuos pe-
ligrosos (variables endógenas), deberán tener-
se en cuenta otras variables (exógenas) como:
comportamiento de los vientos, nivel de llu-
vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re-
gulaciones en circulación de automóviles (pico
y placa), medidas de chatarrización de vehícu-
los públicos, regulación de empresas contami-
nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y
expendios cárnicos, imposición de sanciones
(legales, económicas y morales) más severas y
prácticas de consumo amigable, entre otras.
Sin desconocer que la polución, las car-
gas contaminantes en afluentes y la contamina-
ción de suelos, afecta todas las especies de una
ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto
en los individuos con el tiempo genera altos
costos no solo para el gobierno distrital sino
también para las empresas que contribuyeron
a dicho impacto ambiental y desde luego para
la sociedad en general. El modelo propuesto se
centra en el impacto negativo sobre los bogo-
tanos, dejando abierta la posibilidad para que
otros investigadores, estudien y analicen el im-
pacto sobre las especies animal y vegetal.
Figura 5
Modelo ambiental integral centrado en la producción
Fuente: Autores
Polución
Carga
contaminante
Ciudadanos
enfermos
Contaminación
de suelos
Empleados y
escolares ausentes
Adultos y niños
tratados
Tasa urgencias
hospitalarias
Tasa morbilidad
Tasa contaminación
suelos
Empresas
especializadas
Tasa carga
contaminante
Residuos
peligrosos
Plantas de
tratamiento
Remoción de
sólidos
Oxigeno
en masa
Cierre de
fábricas
Residuos
químicos
Regulación
fábricas
Materia
inorgánica
Materia
orgánica
Dióxido
carbono
Pico y
placa
Contaminantes fijos
y móviles
Dióxido
de azufre
Material
particulado
Efecto
invernadero
Tasa emisión
atmosférica
Calidad
diesel
Ciudadano
verde
Sanciones
severas Escombros
Escombreras
Chatarrización
Plomo PolvoHierro
Vientos
Arborización
Lluvias
Tasa mortalidad
Tasa ausentismo
177Modelo aMbiental para una ciudad capital
Garantizando la información es posible
la construcción de los indicadores de polución
de carga contaminante y de contaminación de
suelos, los cuales variarán en función de ma-
terial particulado PM10, Demanda Biológica
de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y
de escombros y residuos peligrosos, respecti-
vamente. En los modelos propuestos, además
de la siembra de árboles, de la disposición de
plantas de tratamiento y al funcionamiento de
escombreras y administradoras de residuos pe-
ligrosos (variables endógenas), deberán tener-
se en cuenta otras variables (exógenas) como:
comportamiento de los vientos, nivel de llu-
vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re-
gulaciones en circulación de automóviles (pico
y placa), medidas de chatarrización de vehícu-
nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y
expendios cárnicos, imposición de sanciones
(legales, económicas y morales) más severas y
prácticas de consumo amigable, entre otras.
Sin desconocer que la polución, las car-
gas contaminantes en afluentes y la contamina-
ción de suelos, afecta todas las especies de una
ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto
en los individuos con el tiempo genera altos
costos no solo para el gobierno distrital sino
también para las empresas que contribuyeron
a dicho impacto ambiental y desde luego para
la sociedad en general. El modelo propuesto se
centra en el impacto negativo sobre los bogo-
tanos, dejando abierta la posibilidad para que
otros investigadores, estudien y analicen el im-
Figura 5
Modelo ambiental integral centrado en la producción
Fuente: Autores
Polución
Carga
contaminante
Ciudadanos
enfermos
Contaminación
de suelos
Empleados y
escolares ausentes
Adultos y niños
tratados
Tasa urgencias
hospitalarias
Tasa morbilidad
Tasa contaminación
suelos
Empresas
especializadas
Tasa carga
contaminante
Residuos
peligrosos
Plantas de
tratamiento
Remoción de
sólidos
Oxigeno
en masa
Cierre de
fábricas
Residuos
químicos
Regulación
fábricas
Materia
inorgánica
Materia
orgánica
Dióxido
carbono
Pico y
placa
Contaminantes fijos
y móviles
Dióxido
de azufre
Material
particulado
Efecto
invernadero
Tasa emisión
atmosférica
Calidad
diesel
Ciudadano
verde
Sanciones
severas Escombros
Escombreras
Chatarrización
Plomo PolvoHierro
Vientos
Arborización
Lluvias
Tasa mortalidad
Tasa ausentismo
178 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez
Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013
Sin lugar a equivocación, en la medida
que se logren reducir los indicadores de polu-
ción de carga contaminante y de contaminación
de suelos, los efectos en materia social serán
positivos. Y es que las tasas de morbi/mortali-
dad por enfermedades cardiacas y respiratorias
agudas, de urgencias hospitalarias por infección
respiratoria, de ausentismo escolar por enfer-
medades como gripa, bronquitis o neumonía
y de ausentismo laboral por fuertes dolores de
cabeza y molestias gastrointestinales; no son
otra cosa que el resultado de que los elevados
indicadores de polución y contaminación am-
biental. Más grave aún, en función de la edad
y del tiempo, el plomo respirado puede resultar
cancerígeno o neurotóxico, producir trastor-
nos en el comportamiento y dificultades en el
aprendizaje, afectar los riñones y producir ane-
mia. (Goméz, 2007, en Toca, 2011, p. 615). El
modelo permitirá inferir los niveles de polución
de carga contaminante y de contaminación de
suelos para los próximos 10 años, la relación
de cada uno de estos niveles con la población
enferma y de ausentes laborales y escolares. De
aquí, se podrá igualmente predecir los costos
hospitalarios por concepto de tratamiento de
enfermedades respiratorias, la productividad de
las empresas, la eficiencia terminal de los esco-
lares y los pagos de incapacidades por cuenta de
las EPS, entre otros asuntos
Con los referentes expuestos y con los re-
quisitos planteados, será posible concluir cuáles
parámetros tienen mayores efectos sobre la po-
lución, la carga contaminante y la contamina-
ción de los suelos bogotanos. Mediante políti-
cas distritales –centradas en regulación y cierre
de fábricas por incumplimiento de la norma-
tividad; pico y placa con finalidad ambiental,
chatarrización oportuna de vehículos de trans-
porte público; aumento de sanciones (legales,
económicas y morales) a unidades productivas
y familiares que impacten un recurso natural;
mejora de la calidad del diésel y el fortaleci-
miento de la cultura de consumo verde– es muy
probable que la calidad del aire del agua y de
los suelos bogotanos mejore en el tiempo.
Conclusiones y recomendaciones
Si bien mediante acción colectiva y pro-
cesos de políticas reguladoras es posible garan-
tizar resultados positivos para los recursos natu-
rales, en Bogotá no opera la primera, por lo que
la única opción es el gobierno de los recursos
por la vía de las políticas públicas reguladoras.
Dado que sobre fenómenos como los vientos
y las precipitaciones —que contribuirían so-
bremanera a la recuperación de los recursos,
especialmente aire y aguas— no se logra tener
control, el gobierno distrital debe decidir sobre
las variables controlables disponibles.
De manera concreta debe centrarse en:
exigencia de tecnologías limpias en vehículos
(convertidores catalíticos) y de filtros en las
fábricas, demanda de mejor calidad del diésel
distribuido en Bogotá, chatarrización de vehí-
culos de transporte de pasajeros y de carga, re-
ubicación de fábricas, disposición de planes de
emergencia (Pico y Placa Contingente) cuando
los índices de contaminación ambiental exce-
dan los límites normales, planeación de arbori-
zación, incosteabilidad de las multas económi-
cas por contaminación de recursos, invocación
de la sanción social a empresas contaminantes
(boicot y rechazo de sus productos), aumento
de penas de cárcel por contaminación y condi-
cionamiento de la aprobación de licencias de
construcción (residencias, centros comercia-
les, etcétera) a la disposición garantizada de
escombros, entre otras medidas.
Referencias
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Modelo ambiental Bogotá

  • 1. Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas ISSN: 1657-8953 yadira.caballero@usa.edu.co Universidad Sergio Arboleda Colombia Toca Torres, Claudia Eugenia; Carrillo Rodríguez, Jesús Modelo ambiental para una ciudad capital Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas, vol. 13, núm. 24, enero-junio, 2013, pp. 165-180 Universidad Sergio Arboleda Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=100228407009 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. Modelo ambiental para una ciudad capital* Recibido: 24 de octubre de 2012 - Revisado: 21 de diciembre de 2012 - Aceptado: 30 de enero de 2013 Environmental model for a capital city * Este artículo es un producto del Observatorio de Políticas, Ejecución y Resultados de la Administración Pública, OPERA, del Centro de In- vestigaciones y Proyectos Especiales, CIPE, de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internaciona- les de la Universidad Externado de Colombia. ** Especialización en Gobierno, Ge- rencia y Asuntos Públicos. Universi- dad Externado de Colombia. Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Correo electrónico: cleutoto@etb.net.co. *** Doctorado en Estudios Políticos. Universidad Externado de Colombia. Facultad de Finanzas, Gobierno y Re- laciones Internacionales. Correo electrónico: jesus.carrillo@uexternado.edu.co. Claudia Eugenia Toca Torres** Jesús Carrillo Rodríguez*** Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Resumen A partir de una revisión de las distintas opciones para la modelación del desarrollo sostenible en su dimensión ambiental, esta investigación propone un modelo de impacto ambiental para Bogotá, usando el software Vensim PLE para modelar la polución, la carga contaminante y la contaminación de suelos. El modelo incluye un limitado número de variables endógenas, como también un número mayor de variables exógenas. Esta modelación permite anticipar la situación ambiental de la capital, a fin de soportar políticas públicas para tratar asuntos como las sanciones económicas y morales; regulaciones sobre emisiones, vertimientos y residuos; me- didas ambientales y prácticas ambientalmente amigables. Palabras clave Modelación, polución, carga contaminante, contaminación de suelos. Abstract From a review of the various options for modeling a sustainable development in its environmental dimension, this research proposes a model of environmental impact for Bogota, using the Vensim PLE software to model the pollution, the pollution load and soil contamination. The model includes a limited number of endogenous variables, as well as a greater number of exogenous variables. This modeling allows us to anticipate the environmental situation in the capital, in order to support public policies for addressing issues such as economic sanctions and moral regulations on emissions, discharges and waste, environmental measures and environmentally friendly practices. Key Words Modeling, pollution, pollution load, soil contamination
  • 3. 166 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Introducción No se puede negar que las empresas en calidad de organizaciones del mercado han contribuido sobremanera a impactar los recur- sos naturales de la capital y que es el gobierno distrital el que debe garantizar su recuperación. Sin embargo, las empresas deben minimizar di- cho impacto mediante la reducción o elimina- ción de residuos (sólidos, líquidos, gases o hu- mos) por tratarse de un mandato del desarrollo sostenible. Para analizar el impacto ambiental de un área geográfica han sido utilizados mé- todos estáticos para periodos de tiempo fijos y que permiten la relación de un limitado número de variables. Es en este sentido que los indi- cadores han soportado el análisis del impacto ambiental. De igual modo, se encuentran méto- dos dinámicos y soportados en la complejidad, cuyos resultados se determinan en función de la interacción futura de una serie de variables en- dógenas y exógenas. Por incorporar una amplia variedad de sujetos y fenómenos conductuales en el tiempo, la modelación y la simulación, pueden soportar adecuadamente decisiones ac- tuales y garantizar de paso resultados futuros. Con estas claridades, la presente inves- tigación se soporta en el desarrollo sostenible y en los recursos naturales de uso común y en métodos analíticos dinámicos para proponer un modelo de impacto ambiental para la ciudad de Bogotá. Para cumplir con este propósito, el pri- mer apartado describe la dimensión ambiental del desarrollo sostenible y establece que frente a la imposibilidad de las empresas para autorregu- lar los impactos sobre los recursos de uso común (acción colectiva), la única opción posible es gobernarlos a través de políticas públicas regu- ladoras. La segunda sección presenta una revi- sión de las distintas posibilidades de modelación del desarrollo sostenible y en particular de la di- mensión ambiental. El tercer apartado propone un modelo de impacto ambiental para cada uno de los recursos naturales (aire, agua y suelos) de la capital colombiana. Para terminar, se presen- ta el Vensim como un lenguaje gráfico para so- portar la simulación del modelo propuesto y se establece la relación del impacto ambiental con asuntos sociales como salud de la población, productividad escolar y laboral y, desde luego, bienestar social (dimensión societal). Dimensión ambiental del desarrollo sostenible En la definición del desarrollo sostenible (DS) como “el desarrollo que satisface necesi- dades del presente sin comprometer la habili- dad de generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (WCED, 1987, en Duran y Paucar, 2009, p. 79), han sido identificados tres valores fundamentales: equidad interge- neracional, mantenimiento del capital natural y justicia intergeneracional. En este sentido, ecoeficiencia, ecojusticia y principio cautelar han sido temas asociados con dichos valores. El primero refiere el uso prudente y conservación de los recursos naturales; el segundo, la forma de distribución equitativa de los productos de la naturaleza dentro y entre generaciones, y el tercero, relacionado con la necesidad de adop- tar un criterio de bajo riesgo sobre la toma de decisiones para evitar el daño a generaciones futuras. Una definición muy simple del desa- rrollo sostenible incluye las actividades que mejoran la condición humana y que pueden ser sostenidas en el tiempo. Definición de la que emergen una serie de nociones no mencionadas como precaución o administración del riesgo, ya que los resultados de muchas actividades no se conocen bajo condiciones de certidumbre; protección ambiental y preservación de recur- sos naturales; y condiciones humanas actuales y de generaciones futuras (Sage, 1999, p. 194). En el marco del DS las necesidades se centran en cinco tipos de capital: natural, finan- ciero, humano, tecnológico e institucional y de infraestructura (Sage, 1999, p. 191). De forma particular, se identifican cambios generados por las empresas sobre el capital natural: 1) trans- formación de la tierra y el mar mediante tala, silvicultura, pastoreo, urbanización, minería,
  • 4. 167 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital pesca con red, dragado y demás; 2) alteración de los principales ciclos bioquímicos de car- bón, nitrógeno, agua y químicos sintéticos; y 3) adición o remoción de especies mediante alte- raciones o pérdidas de hábitats, caza, pesca e introducción e invasión de especies. Bajo estas circunstancias, se ha llegado a la conclusión que durante las últimas décadas los humanos se han convertido en una nueva fuerza en la na- turaleza; han modificado los sistemas físicos, químicos y biológicos de la Tierra. Y si bien los resultados de dichas modificaciones no son del todo conocidos, sí podrían tener profundas im- plicaciones para la vida (Lubchenco, 1999 en Sage, 1999, p. 192). Bajo una visión optimista del DS se cree en la sustitución de recursos naturales agota- bles; bajo una pesimista, dicha sustitución es limitada. La primera se refleja en lo que se ha denominado perspectiva débil del DS y es con- siderada básicamente desde el punto de vista de la extracción de recursos no renovables como los combustibles fósiles y minerales. La pers- pectiva fuerte, en cambio, considera que existe más que el valor total de un sistema natural, que la simple suma de valores de sus componentes y que la sustitución puede ser una consecuen- cia. Si el consumo de recursos se mantiene en el tiempo, los servicios básicos del capital natural deberán preservarse (Mueller, 2008, p. 217). Un enfoque adecuado para el análisis de las interacciones entre la economía y los siste- mas naturales vitales exige, para iniciar, recono- cer que el DS es desarrollo que perdura y tratarlo como un proceso evolutivo. Podría, por tanto, ser asociado con la estabilidad de la evolución y las fuerzas subyacentes que conectan desarrollo y estabilidad reflejadas en el estado de cuasiequili- brio de los sistemas naturales. El cuasiequilibrio es un estado que involucra un proceso de cam- bio continuo con modelos o parámetros estables (Boulding, 1991, en Mueller, 2008, p. 219). La adopción de un enfoque evolutivo en la economía ambiental obedece precisamente al concepto de DS, considerado un proceso de cambio que incluye no solo aspectos cuantita- tivos sino también cualitativos en un horizon- te de largo plazo y una dependencia mutua de calidad ambiental y disponibilidad de recursos, por un lado, y desarrollo económico por otro. (Mulder y Van Den Bergh, 2001, p. 114). Los bajos resultados en materia ambiental y social se convierten en estándar ante el esfuerzo que implica hacer algo efectivo. Un sistema que basa sus objetivos en la realidad y que única- mente pretende mejorarla se inclina hacia una tendencia permanente por los bajos resultados. Contrariamente, un sistema al que le fijan los objetivos desde una base externa no puede ne- gociar los resultados. Muchos problemas ambientales impor- tantes enfrentan incertidumbre cierta (evento con una probabilidad desconocida a veces re- ferida como indeterminación) y riesgo (evento con una probabilidad conocida a veces referida como incertidumbre estadística). Es así que el análisis ecológico indica el rango de incerti- dumbre sobre el calentamiento global, los im- pactos potenciales de los químicos tóxicos o el posible rango de las dinámicas poblacionales de peces y algo sobre las probabilidades relativas de diferentes resultados. En la mayoría de ca- sos, dicho análisis no está en capacidad de indi- car con precisión el rango de riesgo (Costanza, Bobbi, Ostrom y Wilson, 2001, p. 10). Conviene establecer ahora la diferencia entre los recursos de uso común y los bienes públicos, pues en ocasiones se afirma que los recursos naturales son bienes públicos. El re- curso de uso común “alude un sistema de re- cursos (naturales o hechos por el hombre) lo suficientemente grande como para volver cos- toso excluir a destinatarios potenciales de los beneficios de uso” (Ostrom, 2000, p. 66). En cuanto al uso de los recursos natu- rales, en 1954, H. Scott Gordon a partir de una investigación sobre la pesca concluyó que “los peces en el mar no tienen valor para
  • 5. 168 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 el pescador, porque no hay ninguna garantía de que estarán esperándolo mañana si hoy no los pesca” (Ostrom, 2000, p. 27). En térmi- nos generales, quien dilata el uso de recursos gratuitos para todos, sólo encontrará que ya han sido tomados por otros. En 1968, Garrett Hardin explicó la tragedia de los comunes a partir de los pastizales y los rebaños conclu- yendo que “la ruina es el destino hacia el cual todos los hombres se precipitan, persiguiendo cada uno su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los bienes comu- nes” (Ostrom, 2000, p. 27). Así las cosas, los recursos naturales siem- pre se verán involucrados en juegos de suma cero. Los conflictos genéticos de intereses existen entre todos los organismos vivos: los individuos luchan por incrementar su propia idoneidad a costa de individuos no relacio- nados en un mundo finito. La cooperación en sistemas humanos y no humanos, se da bajo condiciones específicas: el número de actores es reducido, las interacciones son repetidas y los actores son capaces de detectar engaños y castigar infractores (Costanza, Bobbi, Ostrom y Wilson, 2001, p. 10). El asunto urgente en el mundo se centra en encontrar la mejor manera de limitar el uso de recursos naturales para asegurar su viabi- lidad económica a largo plazo en un mundo en el que ni Estado ni Mercado han logrado con éxito que los individuos (y las unidades productivas) mantengan un uso productivo de largo plazo de los sistemas de recursos na- turales. (Ostrom, 2000, pp. 25-26). Estado y Mercado constituyen instituciones capaces de asumir compromisos y acciones con los agen- tes y sujetos, enmarcados en procesos de au- toorganización y autogestión. Implica enton- ces que grupos como los sectores productivos o industrias deben orientarse hacia la solución de problemas de provisión, compromiso y supervisión institucional para garantizar los procesos mencionados. A esta denominada acción colectiva se suman los procesos de po- líticas reguladoras que igual garantizan resul- tados positivos para los recursos naturales. La presencia de la acción colectiva, desde luego, hace injustificables las políticas. Los estudios indican que un Leviatán externo es necesario para evitar la ruina en un mundo sobrepobla- do y para evitar las tragedias de los comunes. Frente al fracaso de la cooperación (acción colectiva) y a la primacía de los intereses in- dividuales sobre los colectivos, corresponde a los gobiernos el control de la mayoría de los sistemas de recursos naturales (Ostrom, 2000, p. 36). Posibilidades de modelación del desarrollo sostenible Los métodos clásicos usualmente refieren el Producto Interno Bruto para evaluar el grado de desarrollo de un país, no obstante, la filoso- fía del DS ha llevado a reconocer que el PIB no da cuenta absoluta de la calidad de vida, la polución o el uso insostenible de recursos. Si bien surge como alternativa el Indicador de De- sarrollo Humano para evaluar el desarrollo en términos sostenibles, este constituye un método estático. Se plantea así la necesidad por méto- dos más dinámicos en el tiempo y el espacio que incorporen situaciones y fenómenos incon- trolables. El término modelo tiene diferentes sig- nificados para diferentes comunidades. Para algunos, es una réplica física o imitación; para otros, puede ser una descripción verbal/ analítica o un diagrama en bloque con etique- tas verbales (Pew y Mayor, 1998, p. 10). Los modelos son representaciones abstractas de territorios complejos, cuya utilidad radica en el soporte que brindan para la solución de pro- blemas. Cuando se modelan sistemas ecológi- cos y sociales, el propósito puede variar, desde proporcionar un entendimiento general de la conducta del sistema hasta lograr aplicaciones realistas y detalladas que soporten la evalua- ción de políticas específicas (Costanza, et al., 2001, p. 27).
  • 6. 169 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital Entre las razones por las que resulta útil la construcción de modelos ambientales, des- tacan: modificar el estado del sistema porque existe un problema [ambiental] por lo que la serie histórica no tiene continuidad; comparar el comportamiento del modelo y la realidad; y aumentar el conocimiento acerca del sistema estudiado y crear un instrumento útil para el análisis de políticas. En la medida que el mo- delo ofrezca una salida coherente con el pa- sado y la situación actual, se podrá simular el impacto de las políticas o decisiones que lle- ven a la solución del problema. Por ejemplo, los enfoques sistémicos de modelación de los sistemas de agua en las ciudades han aumen- tado la habilidad para analizar un rango más amplio de impactos. Dichos modelos ayudan a incrementar e integrar el conocimiento so- bre el recurso a cuantificar y medir impactos de las distintas estrategias y a soportar sus procesos de decisión y gestión operativa. Mu- chas de las evaluaciones basadas en modelos se centran primordialmente en los impactos ambientales y no incluyen un tratamiento am- plio de asuntos económicos (Sahely y Kenne- dy, 2007, p. 551). En los sistemas ambientales, la no li- nealidad y los intervalos espaciales y tempo- rales son comunes. Bajo estas condiciones, la exigencia es por enfoques de modelación que identifiquen, recopilen y relacionen la información relevante para entender dichos sistemas y que garanticen consenso y guíen la toma de decisiones (Costanza, et al., 2001, p. 21). Algunos autores han interpretado la in- terrelación sistémica de las cuatro áreas que agrupan los principios del desarrollo sosteni- ble: ambiente, equidad, participación y largo plazo. (Duran y Paucar, 2009, pp. 79-80). Es así que para efectos de modelación, el desarro- llo sostenible igualmente ha sido agrupado en cuatro asuntos: ambientales (recursos nacio- nales, polución ambiental, uso de tierra, bio- diversidad), económicos (finanzas, servicios públicos, infraestructura, empleo), sociales (inclusión, seguridad física y social, salud, co- munidad) e institucionales (governance, justi- cia, sistema ético). Los enfoques de modelación del DS han sido agrupados en macromodelos, micromo- delos, mesomodelos y modelos integrados. Ningún modelo es considerado correcto, y el mejor enfoque depende de la naturaleza del problema a ser resuelto. El macromode- lo considera interacciones entre variables de nivel macro tales como desempleo, crimen, educación y recursos. Enfoques de este tipo, como la dinámica de sistemas, habilitan para identificar retroalimentaciones y para ver los efectos a nivel de sistema sin empantanarse en detalles. Un micromodelo permite mode- lar procesos cognitivos o afectivos de actores individuales o como mínimo sus resultados —decisiones individuales y acciones—. Los modelos a nivel micro incluyen los cogniti- vos de la psicología, los sistemas de exper- tos y la elección racional incluida la teoría de juegos y la teoría de decisiones (Zacha- rias, MacMillan y Van Hemel, 2008, p. 94). Dos son los tipos de mesomodelos, los de re- des que permiten formalizar, medir y probar concepciones aproximadas de capital social, centralidad y conectividad; y los basados en agentes que permiten incluir agentes diver- sos y espontáneos que interactúan en espacio y tiempo. Es de advertir que dichos agentes pueden autoorganizarse, crear estructuras emergentes a nivel meso que asumen signifi- cado y tienen valor predictivo. Los modelos integrados vinculan las anteriores categorías (micro, macro y meso), recientemente, los investigadores comenzaron a crear modelos híbridos que incluyen agentes que emplean modelos psicológicos sofisticados y cuyos efectos macro se vinculan a un modelo de sistemas dinámicos (Zacharias, MacMillan y Van Hemel, 2008, p. 95). Un sistema será sostenible en la medi- da que sobreviva y mantenga su integridad y
  • 7. 170 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 estructura por un periodo de tiempo específi- co. En la modelación de sistemas complejos, escala y jerarquía son asuntos centrales. El mundo natural contiene una jerarquía conve- niente de escalas de lo más simple a lo más complejo: de átomo, a molécula, a célula, a tejido, a órgano, a organismo, a población, a especie, a comunidad, a ecosistema y a bio- región. Cada escala resultante en este contex- to, refiere la resolución (espacial, temporal o grado de complicación) y el alcance (en tiempo, espacio y número de componentes modelados) del análisis. Los fenómenos mul- tiescala son particularmente predominantes en muchos sistemas de recursos naturales y muchas instituciones humanas. En la ecolo- gía y la economía, la información primaria y las mediciones son recopiladas generalmente en escalas relativamente pequeñas (pequeños terrenos en ecología, individuos o empresas en economía), a menudo dicha información es posteriormente usada para construir modelos en escalas radicalmente diferentes (Costanza, et al., 2001, p. 7). Un sistema sostenible se caracteriza por basarse en el uso prudente de recursos reno- vables y reciclables; por proteger mediante regeneración continua de recursos la integri- dad de los sistemas naturales; por mejorar la calidad de la vida de individuos y comunida- des; por ser rentable; y por estar guiado por una Ética de la Tierra que considera el bien a largo plazo de todos los miembros de la Tierra (Dinpanah y Lashgarara, 2008, pp. 60- 61). Con el fin de lograr la sostenibilidad y la protección del ambiente, han sido propuestos distintos modelos para contextos particulares. Por ejemplo, el Modelo Óptimo de Sosteni- bilidad (para Irán) de Dinpanah y Lashgarara (2008), sugiere que para prevenir la degrada- ción de recursos naturales y del ambiente, en- tre otras cosas, se requiere 1) la creación de una red internacional de personal involucrado en el desarrollo y despliegue de soluciones prácticas para problemas reales de educación y sostenibilidad; 2) la identificación de buenas prácticas para ser compartidas y difundidas; 3) la transferencia, adopción y validación de buenas prácticas entre participantes, haciendo las modificaciones necesarias de acuerdo con particularidades locales; 4) la definición de nuevos paradigmas de educación en agricul- tura y recursos naturales que ubiquen la in- novación y la sostenibilidad en sus entrañas y que reflejen las experiencias y aprendizaje de participantes; y 5) la instauración de un diálo- go efectivo para facilitar la discusión y aná- lisis de soluciones tangibles a problemas de sostenibilidad y educación. (p. 66). De igual modo, la Tragedia de los Comunes, el Dilema del Prisionero y la Lógica de la Acción Colec- tiva han sido modelos usados para interpretar la aún inacabada Teoría de la Acción Colecti- va en torno a Recursos de Uso Común RUC como los naturales (Ostrom, 2000). Bajo los anteriores referentes, el pensa- miento sistémico resulta un enfoque apropia- do para una investigación integrada sobre el DS resultando la interdisciplinaria la más ade- cuada. El principal objetivo de la investiga- ción sostenible interdisciplinaria es el análisis de sistemas complejos con el fin de mejorar el entendimiento de conductas, incluidas las interacciones entre los componentes. Otro ob- jetivo tiene que ver con la acción de dichos sistemas, para mejorar su eficiencia global además de su resiliencia. (Ghrab-Morcos, 2009, p. 686). La tecnología siempre ha desempeñado un papel esencial en la prosperidad de las nacio- nes. La aceleración del desarrollo tecnológico ha impuesto al sistema social y al natural, pre- siones externas tales que su respuesta y adap- tación no les permite lograr un nuevo estado de balance en el tiempo exigido. El concepto de resiliencia ecológica emerge para caracteri- zar la habilidad de un sistema para adaptarse al cambio, para reorganizarse y regenerarse tras estar expuesto a turbulencias. Dado que el mo- delo de desarrollo actual resulta excesivamente consumista, es necesario repensarlo, surge por
  • 8. 171 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital tanto el concepto de desarrollo sostenible cen- trado en la habilidad del hombre para ejercer el poder en formas diferentes. El objetivo del DS es entonces el desarrollo social y econó- mico así como la prosperidad ambiental en el largo plazo, una suerte de crecimiento econó- mico basado en equidad social y sostenibilidad en el uso de recursos naturales. Este concepto conduce a proponer modelos alternativos en tres dominios: producción, consumo y evalua- ción del desarrollo. (Ghrab-Morcos, 2009, pp. 684-685). La preocupación por la gravedad del cambio climático indujo un creciente interés en los modelos de producción eficientes en el uso de energía y de otros recursos, es bajo este mo- delo que aparece el concepto “cero emisiones”. El ahorro de la energía por parte de las indus- trias no es suficiente, se demanda igualmente, un cambio en los estilos de vida; implica que la satisfacción de necesidades sociales se rea- lice mediante soluciones menos intensivas en energía, en otras palabras modelos novedosos de consumo. Para efectos de modelación es impor- tante distinguir el sistema de recursos —áreas de pesca, cuencas subterráneas, áreas de pas- tizales, canales de riego, ríos, lagos, océanos y otros cuerpos de agua— y las unidades de recurso producidas por el sistema o individuos que se apropian o usan los sistemas de recur- sos —toneladas de pescado capturadas, metros cúbicos de agua que se extraen de un cuerpo de agua, toneladas de forraje consumidas por animales, cantidad de desperdicio biológico recibido por un río o canal. (Ostrom, 2000, pp. 66-67). Las unidades de recurso no se usan de manera conjunta, mientras que los sistemas de recurso sí. Impacto ambiental y modelo propuesto para la ciudad El impacto ambiental alude los “efectos o consecuencias de la incidencia humana sobre el medio ambiente o sobre sus componentes”, su intensidad varía de acuerdo a las actividades que lo originan y las demandas para su recupe- ración (Martín y Santamaría, 2004, pp. 102). Es un hecho que para desarrollar actividades de tipo productivo, es necesario tomar del me- dio ambiente recursos naturales y que al ser procesados generan gran cantidad de residuos. La contaminación ambiental es una problemá- tica generada por la actividad industrial y la cual se refiere a la “introducción directa o in- directa en la geosfera, atmósfera, hidrosfera o biósfera de sustancias, materiales o formas de energía, generalmente antropogénicas, que no forman parte de dichos ambientes o que están en concentraciones anormales produciendo un efecto perjudicial inmediato o futuro para uno o más componentes de los mismos” (Martín y Santamaría, 2004, pp. 46-47). Los residuos líquidos y gaseosos de plantas químicas, cur- tiembres, industria papelera y textil con altos contenidos de ácido sulfhídrico, contaminan el agua y el aire (Frers, 2005, p. 12). El agua re- sidual de unidades industriales y comerciales, contiene contaminantes como sales, metales pesados, contaminantes orgánicos resistentes a la degradación que, al carecer de un trata- miento adecuado, causan serios problemas en la salud de las personas y en la preservación de las especies vegetales y animales. La contami- nación de suelos se produce, entre otros, por la mala disposición y ausencia de tratamiento de las basuras y por el uso de pesticidas, her- bicidas y fertilizantes que permanecen en el suelo y se integran a las cadenas alimenticias (Frers, 2005: 6). El asunto de suelos obliga no solo referenciar las actividades de contamina- ción de las empresas sino también las del uso inadecuado de la tierra que genera impactos ambientales. Contaminación del aire. La contamina- ción del aire se da por emitir sustancias a la at- mósfera como gases, polvos, olores y humos, que desequilibran su composición original (nitrógeno y oxigeno), atentando así contra la salud de las especies. Los contaminantes pue- den ser de dos clases: los primarios, originados en procesos de combustión como el dióxido de
  • 9. 172 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 azufre, el monóxido de carbono, el plomo y las partículas suspendidas; y los secundarios o tóxicos formados a partir de la reacción de los primarios con otros compuestos de la atmós- fera como el ozono o el dióxido de nitrógeno. La presencia de contaminantes secundarios constituye uno de los principales problemas ambientales en las ciudades. En el aire bogo- tano se encuentran concentraciones de mate- rial particulado PM10 y PM2.5, de partículas suspendidas totales PST y de gases contami- nantes como dióxido de azufre SO2 , dióxido de nitrógeno NO2 , monóxido de carbono CO y ozono O3 . Contaminación de aguas. Los cuerpos de agua de una ciudad incluyen los ríos, la- gos, lagunas y canales. Los canales y ríos bo- gotanos reciben el agua residual de unidades industriales y comerciales como descargas de cromo, agua sanguinolenta, residuos químicos, residuos oxidados, basura y fibra de vidrio. Dichos vertimientos contienen contaminantes como sales, metales pesados y contaminantes orgánicos resistentes a la degradación que cau- san serios problemas en la salud de las perso- nas y en la preservación de las especies vege- tales y animales. Contaminación de suelos. La contamina- ción de suelos se produce, entre otros, por la mala disposición y ausencia de tratamiento de las basuras pero en ciudades como Bogotá el asunto más serio lo constituyen los escombros. Los escombros generados por constructoras y por empresas públicas constituyen parte del paisaje en cualquier calle y elemento común del ornato público. No es extraño ver desechos de construcción y tierra, en separadores de puentes de avenidas o de autopistas, en zonas verdes o en cuerpos de agua de la capital co- lombiana. Aún más alarmante que escombros y basuras son los residuos peligrosos como baterías, aceites quemados, pilas usadas, dese- chos de químicos, grasas, pinturas, desinfectan- tes, tóxicos, inflamables y corrosivos, que son generados por el sector industrial y son dis- puestos de manera irresponsable en las afueras de la ciudad. Si el desarrollo sostenible incluye las ac- tividades que mejoran la condición humana y que pueden ser sostenidas en el tiempo, impli- ca entonces minimizar el impacto ambiental. Entre las acciones contempladas figuran pre- caución y reducción de riesgos derivados de las actividades; protección y preservación del medio ambiente y de los recursos naturales y; garantía de las condiciones humanas actuales y futuras. Cualquier unidad social como pue- de ser el caso de una empresa será sostenible en la medida que use de forma prudente los recursos naturales, que proteja la integridad de los sistemas naturales y que mejore —o por lo menos no altere— la calidad de vida de las especies, incluida la humana. Aunque para efectos de modelación, ya han sido reco- nocidos y trabajados los tres asuntos (econó- micos, ambientales y sociales), en el presente apartado serán tratados de forma exclusiva los ambientales, pues en ellos se generan la ma- yoría de impactos sociales. Dado que ningún modelo ha sido considerado correcto y que el mejor enfoque depende de la naturaleza del problema a ser resuelto, aunado a que recur- sos naturales como aire, agua y suelos siguen vigentes para la explicación de dichos proble- mas, en esta ocasión y desde una perspectiva ostromniana se propone el modelo ambiental local de la figura 1. La pretensión del modelo es encontrar mejores opciones en materia de políticas am- bientales capaces de limitar el uso de recursos naturales en una ciudad capital como Bogotá. Obedeciendo a la recomendación de Ostrom en lo concerniente a modelación, se identifican los sistemas de recursos (atmósfera; humedales, canales y ríos; y espacios públicos) y las uni- dades de recursos producidas por las empresas que impactan dichos sistemas (material parti- culado PM10; Demanda Biológica de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales; y escombros y residuos peligrosos).
  • 10. 173 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital Con este enfoque de modelación se per- sigue la identificación, compilación y relación de datos relevantes para entender los sistemas de recursos y tomar las decisiones que sean del caso. Si bien el análisis de los sistemas de recur- sos de la capital colombiana debe considerar las 20 localidades que la componen, aquellas que concentran las industrias son las que mayores impactos ambientales generan (Puente Aranda, Fontibón y Kennedy). Aire. El principal contaminante de la ciudad es el material particulado compuesto por pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, cuyo diámetro varía entre 2,5 y 10 micrómetros (µm). La denominación PM10 refiere aquellas partículas que pasan a través de un cabezal de tamaño selectivo para un diámetro aerodinámico de 10 µm. Los com- ponentes del PM10 son hierro, plomo, dióxi- do de carbono CO2 y polvo, de todos estos el de mayor presencia es el dióxido de carbono. Gran cantidad de éste gas proviene de la que- ma industrial de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), de las plantas de poder y de los medios de locomoción. En Bogotá, el 75% de la polución es atribuido al PM10 derivado del diésel y el restante 25% a las industrias, es de recordar que el 80% de las industrias bogo- tanas usan calderas de carbón emitiendo una concentración de 275 miligramos por metro cúbico de PM10 (las calderas de gas arrojan 7,5 miligramos). El promedio anual de PM10 en la atmósfera para 2007 fue de 2500 tonela- das (Gómez, 2008a). El propósito de la modelación del sistema atmosférico es conocer la dinámica de la polu- ción ante cambios en las emisiones atmosféri- cas fijas y móviles pero también en procesos de siembra de árboles de la ciudad capital. La ar- borización contribuirá a la absorción de dióxido de carbono, uno de los componentes del PM10. En este sistema se identifican tres elementos (fi- gura 2): la emisión de material particulado, el promedio anual de PM10 y la absorción de dió- xido de carbono. Las relaciones establecidas “a más emisiones habrá más polución (positiva); a mayor absorción de CO2 menos polución (re- lación negativa); a más polución será mayor la emisión de contaminantes (relación positiva); y a más polución será mayor la absorción de CO2 (relación positiva)”. Fuente: Autores Figura 1 Modelo ambiental para Bogotá UNIDADESDERECURSO SISTEMASDERECURSO Material particulado PM10 Escombros Residuos peligrosos Demanda Biológica de Oxígeno Sólidos Suspendidos Totales Aire Agua Suelos Atmósfera Espacios públicos Canales y ríos
  • 11. 174 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 174 Claudia EugEnia ToCa TorrEs -JEsús Carrillo rodríguEz Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 El promedio diario de PM10 generado en Bogotá es de 13 toneladas por combustión de carbón y de siete toneladas por combustión de diésel (Gómez, 2008a). Los árboles y en general la vegetación son responsables de la absorción del CO2, según los estudios, un árbol sano y maduro absorbe seis kilogramos por lo que el inventario de árboles registrado en Bo- gotá (2007) y que asciende a 1.113.765 árboles estaría en capacidad de absorber 6.683 tonela- das de CO2 al año, es decir 18 toneladas diarias (Observatorio Ambiental de Bogotá). Agua. En lo que a los ríos respecta, el Mapa de Vertimientos de Bogotá, permite iden- tificar aquellas corrientes que mayor cantidad de vertimientos reciben, así como las respecti- vas fuentes contaminantes. Ríos como el Tun- juelo, el Fucha y el Salitre figuran como los más contaminados por los vertimientos de industrias y establecimientos comerciales. El Tunjuelo re- cibe lixiviados del Relleno Sanitario Doña Jua- na, descargas de cromo (250 kilos diarios) de las curtiembres de San Benito y agua sanguino- lenta producto del lavado de las carnes y los lo- cales de los expendios de productos cárnicos de la Autopista Sur. El Fucha recoge los residuos químicos de las tintorerías, los residuos oxida- dos, basura y fibra de vidrio de las chatarrerías del sector Montevideo y las aguas sin tratar de las industrias de Puente Aranda. El Salitre aco- ge residuos de 500 domicilios de las localida- des de Chapinero, Teusaquillo y Barrios Unidos (Gómez, 2008b). La calidad de los cuerpos de agua se mide a partir de la Demanda Biológi- ca de Oxígeno (DBO) y los Sólidos Suspendi- dos Totales (SST). Las cargas DBO se definen como el oxígeno en masa (miligramos, gramos, kilogramos, toneladas, etcétera) que se requiere para degradar materia orgánica, tanto por la vía biológica como por la química, en cierto lap- so de tiempo (minutos, horas, días o años). Los SST son partículas no solubles que no son lo su- ficientemente pesadas para sedimentarse en el cuerpo de agua en que están presentes, entre los principales sólidos figuran pequeñas partículas de materia orgánica e inorgánica, microorga- nismos y plancton (Observatorio Ambiental de Bogotá). La carga total de los ríos Salitre, Fu- cha y Tunjuelo en 2007 fue de 174.355 tonela- das (Gómez, 2008b). El propósito de la modelación del sistema de aguas es conocer la dinámica de carga conta- minante frente a cambios en los vertimientos de materia orgánica e inorgánica y de residuos quí- micos y en la remoción de los mismos. En este sis- tema (figura 3) se reconocen tres elementos: carga contaminante en ríos, vertimientos de materia or- gánica y sólidos, y remoción de sólidos. Las re- laciones establecidas “a más vertimientos mayor carga contaminante (positiva); a mayor remoción de sólidos menos carga contaminante (negativa); a más carga contaminante serán mayores los ver- timientos (positiva); y a más carga contaminante será mayor la remoción de sólidos (positiva)”. Figura 2 Diagrama causal polución Fuente: Autores Emisión atmosférica Polución Polución + + + - Absorción Emisión atmosférica Toneladas diarias PM10 Toneladas diarias CO2 Absorción El promedio diario de PM10 generado en Bogotá es de 13 toneladas por combustión de carbón y de siete toneladas por combustión de diésel (Gómez, 2008a). Los árboles y en general la vegetación son responsables de la absorción del CO2, según los estudios, un árbol sano y maduro absorbe seis kilogramos por lo que el inventario de árboles registrado en Bo- gotá (2007) y que asciende a 1.113.765 árboles estaría en capacidad de absorber 6.683 tonela- das de CO2 al año, es decir 18 toneladas diarias (Observatorio Ambiental de Bogotá). Agua. En lo que a los ríos respecta, el Mapa de Vertimientos de Bogotá, permite iden- tificar aquellas corrientes que mayor cantidad de vertimientos reciben, así como las respecti- vas fuentes contaminantes. Ríos como el Tun- juelo, el Fucha y el Salitre figuran como los más contaminados por los vertimientos de industrias y establecimientos comerciales. El Tunjuelo re- cibe lixiviados del Relleno Sanitario Doña Jua- na, descargas de cromo (250 kilos diarios) de las curtiembres de San Benito y agua sanguino- lenta producto del lavado de las carnes y los lo- cales de los expendios de productos cárnicos de la Autopista Sur. El Fucha recoge los residuos químicos de las tintorerías, los residuos oxida- dos, basura y fibra de vidrio de las chatarrerías del sector Montevideo y las aguas sin tratar de las industrias de Puente Aranda. El Salitre aco- ge residuos de 500 domicilios de las localida- des de Chapinero, Teusaquillo y Barrios Unidos (Gómez, 2008b). La calidad de los cuerpos de agua se mide a partir de la Demanda Biológi- ca de Oxígeno (DBO) y los Sólidos Suspendi- dos Totales (SST). Las cargas DBO se definen como el oxígeno en masa (miligramos, gramos, kilogramos, toneladas, etcétera) que se requiere para degradar materia orgánica, tanto por la vía biológica como por la química, en cierto lap- so de tiempo (minutos, horas, días o años). Los SST son partículas no solubles que no son lo su- ficientemente pesadas para sedimentarse en el cuerpo de agua en que están presentes, entre los principales sólidos figuran pequeñas partículas de materia orgánica e inorgánica, microorga- nismos y plancton (Observatorio Ambiental de Bogotá). La carga total de los ríos Salitre, Fu- cha y Tunjuelo en 2007 fue de 174.355 tonela- das (Gómez, 2008b). El propósito de la modelación del sistema de aguas es conocer la dinámica de carga conta- minante frente a cambios en los vertimientos de materia orgánica e inorgánica y de residuos quí- micos y en la remoción de los mismos. En este sis- tema (figura 3) se reconocen tres elementos: carga contaminante en ríos, vertimientos de materia or- gánica y sólidos, y remoción de sólidos. Las re- laciones establecidas “a más vertimientos mayor carga contaminante (positiva); a mayor remoción de sólidos menos carga contaminante (negativa); a más carga contaminante serán mayores los ver- timientos (positiva); y a más carga contaminante será mayor la remoción de sólidos (positiva)”.
  • 12. 175 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital 175 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo aMbiental para una ciudad capital La carga media diaria de DBO es de 327,73 toneladas y de SST es de 254,4 tone- ladas. Las plantas de tratamiento logran unas eficiencias de remoción del 40% de la materia orgánica expresada como DBO equivalente a 131,09 toneladas diarias y de 60% de los Sólidos Suspendidos Totales igual a 152,4 toneladas diarias (Observatorio Ambiental de Bogotá). Suelos. Aunque las basuras constituyen uno de los sólidos dispuestos en los espa- cios no adecuados, son los escombros y los residuos peligrosos los verdaderamente alar- mantes. Los escombros son los desechos de las obras de construcción, remodelación y/o demolición de la ciudad. Su naturaleza iner- te y los grandes volúmenes generados son las principales características que afectan el posible manejo de estos residuos y están en gran medida determinados por los materiales y técnicas empleadas en la construcción (Ob- servatorio Ambiental de Bogotá). El reducido número de escombreras operando en la ciudad (dos) su lejana ubicación y los costos de de- pósito son algunas de las causas de disposi- ción de dichos residuos en espacios públicos o en rellenos sanitarios. Pero los escombros no sólo son generados por empresas constructo- ras sino también por empresas públicas como el Instituto de Desarrollo Urbano IDU, como la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá EAAB y las empresas de servicios públicos (Secretaría Distrital de Ambiente, 2009). Por su parte y aún más preocupante, es la producción de residuos peligrosos (ba- terías, aceites quemados, pilas usadas, dese- chos de químicos, grasas, pinturas, desinfec- tantes, tóxicos, inflamables y corrosivos) y su posterior disposición en rellenos sanitarios o a cielo abierto. El 86% de este tipo de re- siduos es generado por el sector industrial y por lo regular su disposición final se realiza en municipios vecinos. El promedio anual de sólidos dispuestos de forma inadecuada es de 271.428 toneladas —258.133 de escombros y 13.295,10 de residuos peligrosos. (El Tiempo, 2008). El propósito de la modelación del sis- tema de suelos es conocer la dinámica de la contaminación de suelos frente a cambios en la disposición de sólidos y en la recepción y manejo de los mismos. En este sistema (figura 4) se reconocen tres elementos: disposición de sólidos, contaminación de suelos y manejo y recepción. Las relaciones establecidas “a más generación de sólidos mayor contaminación de suelos (positiva); a mayor recepción de sólidos menos contaminación de suelos (negativa); a más contaminación de suelos será mayor la disposición (positiva); y a más contaminación de suelos será mayor la recepción de sólidos (positiva)”. Figura 3 Diagrama causal carga contaminante Fuente: Autores Vertimientos Carga contaminante Carga + + + - Remoción Vertimientos Toneladas diarias DBO y SST Toneladas diarias sólidos Remoción La carga media diaria de DBO es de 327,73 toneladas y de SST es de 254,4 tone- ladas. Las plantas de tratamiento logran unas eficiencias de remoción del 40% de la materia orgánica expresada como DBO equivalente a 131,09 toneladas diarias y de 60% de los Sólidos Suspendidos Totales igual a 152,4 toneladas diarias (Observatorio Ambiental de Bogotá). Suelos. Aunque las basuras constituyen uno de los sólidos dispuestos en los espa- cios no adecuados, son los escombros y los residuos peligrosos los verdaderamente alar- mantes. Los escombros son los desechos de las obras de construcción, remodelación y/o demolición de la ciudad. Su naturaleza iner- te y los grandes volúmenes generados son las principales características que afectan el posible manejo de estos residuos y están en gran medida determinados por los materiales y técnicas empleadas en la construcción (Ob- servatorio Ambiental de Bogotá). El reducido número de escombreras operando en la ciudad (dos) su lejana ubicación y los costos de de- pósito son algunas de las causas de disposi- ción de dichos residuos en espacios públicos o en rellenos sanitarios. Pero los escombros no sólo son generados por empresas constructo- ras sino también por empresas públicas como el Instituto de Desarrollo Urbano IDU, como la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá EAAB y las empresas de servicios públicos (Secretaría Distrital de Ambiente, 2009). Por su parte y aún más preocupante, es la producción de residuos peligrosos (ba- terías, aceites quemados, pilas usadas, dese- chos de químicos, grasas, pinturas, desinfec- tantes, tóxicos, inflamables y corrosivos) y su posterior disposición en rellenos sanitarios o a cielo abierto. El 86% de este tipo de re- siduos es generado por el sector industrial y por lo regular su disposición final se realiza en municipios vecinos. El promedio anual de sólidos dispuestos de forma inadecuada es de 271.428 toneladas —258.133 de escombros y 13.295,10 de residuos peligrosos. (El Tiempo, 2008). El propósito de la modelación del sis- tema de suelos es conocer la dinámica de la contaminación de suelos frente a cambios en la disposición de sólidos y en la recepción y manejo de los mismos. En este sistema (figura 4) se reconocen tres elementos: disposición de sólidos, contaminación de suelos y manejo y recepción. Las relaciones establecidas “a más generación de sólidos mayor contaminación de suelos (positiva); a mayor recepción de sólidos menos contaminación de suelos (negativa); a más contaminación de suelos será mayor la disposición (positiva); y a más contaminación de suelos será mayor la recepción de sólidos (positiva)”.
  • 13. 176 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 El promedio diario de sólidos dispuestos indebidamente asciende a 751 toneladas (473 de escombros y 278 de residuos peligrosos). La capacidad de recepción y tratamiento de las es- combreras que operan en la capital y de las em- presas con licencia ambiental para el manejo de residuos peligrosos es de 205 toneladas diarias: 184 de escombros y 21 de residuos peligrosos (Secretaría Distrital de Ambiente, 2009). Simulación del impacto ambiental mediante lenguaje gráfico La modelación de sistemas dinámicos está aumentando, constituye una herramienta para: cerrar brechas espaciales y temporales entre decisiones, acciones y resultados; eva- luar relaciones entre decisiones, acciones y re- sultados; y facilitar el aprendizaje cuyo requi- sito fundamental es que causa y efecto estén relacionados en tiempo y espacio. El principio fundamental de la dinámica de sistemas es que la estructura determina la conducta, es decir, que la forma como se separan los componen- tes de cualquier sistema, afectado y que afecta a los otros, determina la conducta emergente del sistema como un todo. (Brailsford, 2008, p. 1479). Entre los diversos lenguajes gráficos de programación que facilitan la modelación de sis- temas dinámicos no lineales figuran: Dynamo, Ithink, Powersim, Stella y Vensim. Estos lengua- jes de modelación además de definir inventarios, flujos, atributos e interacciones, especifican la capacidad de cuidado ecológico del sistema; el grado en que influencias externas son predeci- bles; la tasa de regeneración de los recursos; la tasa de transferencia de usuarios de recursos de una unidad espacial a otra; y la tasa de consumos de usuarios de recursos entre otros. A partir del apartado previo que identificó y estructuró, las relaciones de causalidad, los niveles, los flujos y las variables auxiliares, para cada recurso, se propone ahora, desde el lenguaje Vensim el mo- delo de la figura 5, quedando pendiente alimen- tarlo y correr la simulación. Adicional a tener el acceso a la infor- mación demandada para alimentar el modelo, siempre será preferible tener participación en el diseño de la política ambiental para la ciu- dad. Una ciudad en la que la concentración de fábricas, automóviles, grandes complejos co- merciales y residenciales es cada vez mayor. Asuntos estos que no solo afectan los recursos naturales (agua, aire y suelos) sino también la salud y bienestar de los residentes bogotanos. Es de aclarar que este modelo se inspira en el excelente trabajo de Shahgholian y Hajihosseini (2009) por lo que se recomienda su consulta directa. 176 Claudia EugEnia ToCa TorrEs -JEsús Carrillo rodríguEz Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 El promedio diario de sólidos dispuestos indebidamente asciende a 751 toneladas (473 de escombros y 278 de residuos peligrosos). La capacidad de recepción y tratamiento de las es- combreras que operan en la capital y de las em- presas con licencia ambiental para el manejo de residuos peligrosos es de 205 toneladas diarias: 184 de escombros y 21 de residuos peligrosos (Secretaría Distrital de Ambiente, 2009). Simulación del impacto ambiental mediante lenguaje gráfico La modelación de sistemas dinámicos está aumentando, constituye una herramienta para: cerrar brechas espaciales y temporales entre decisiones, acciones y resultados; eva- luar relaciones entre decisiones, acciones y re- sultados; y facilitar el aprendizaje cuyo requi- sito fundamental es que causa y efecto estén relacionados en tiempo y espacio. El principio fundamental de la dinámica de sistemas es que la estructura determina la conducta, es decir, que la forma como se separan los componen- tes de cualquier sistema, afectado y que afecta a los otros, determina la conducta emergente del sistema como un todo. (Brailsford, 2008, p. 1479). Entre los diversos lenguajes gráficos de programación que facilitan la modelación de sis- temas dinámicos no lineales figuran: Dynamo, Ithink, Powersim, Stella y Vensim. Estos lengua- jes de modelación además de definir inventarios, flujos, atributos e interacciones, especifican la capacidad de cuidado ecológico del sistema; el grado en que influencias externas son predeci- bles; la tasa de regeneración de los recursos; la tasa de transferencia de usuarios de recursos de una unidad espacial a otra; y la tasa de consumos de usuarios de recursos entre otros. A partir del apartado previo que identificó y estructuró, las relaciones de causalidad, los niveles, los flujos y las variables auxiliares, para cada recurso, se propone ahora, desde el lenguaje Vensim el mo- delo de la figura 5, quedando pendiente alimen- tarlo y correr la simulación. Adicional a tener el acceso a la infor- mación demandada para alimentar el modelo, siempre será preferible tener participación en el diseño de la política ambiental para la ciu- dad. Una ciudad en la que la concentración de fábricas, automóviles, grandes complejos co- merciales y residenciales es cada vez mayor. Asuntos estos que no solo afectan los recursos naturales (agua, aire y suelos) sino también la salud y bienestar de los residentes bogotanos. Es de aclarar que este modelo se inspira en el excelente trabajo de Shahgholian y Hajihosseini (2009) por lo que se recomienda su consulta directa. Figura 4 Diagrama causal contaminación de suelos Fuente: Autores Disposición de sólidos + + + - Disposición de sólidos Toneladas diarias escombros y residuos peligrosos Toneladas diarias de sólidos Recepción y manejo Contaminación de suelos Contaminación de suelos Recepción y manejo
  • 14. 177 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital Garantizando la información es posible la construcción de los indicadores de polución de carga contaminante y de contaminación de suelos, los cuales variarán en función de ma- terial particulado PM10, Demanda Biológica de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y de escombros y residuos peligrosos, respecti- vamente. En los modelos propuestos, además de la siembra de árboles, de la disposición de plantas de tratamiento y al funcionamiento de escombreras y administradoras de residuos pe- ligrosos (variables endógenas), deberán tener- se en cuenta otras variables (exógenas) como: comportamiento de los vientos, nivel de llu- vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re- gulaciones en circulación de automóviles (pico y placa), medidas de chatarrización de vehícu- los públicos, regulación de empresas contami- nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y expendios cárnicos, imposición de sanciones (legales, económicas y morales) más severas y prácticas de consumo amigable, entre otras. Sin desconocer que la polución, las car- gas contaminantes en afluentes y la contamina- ción de suelos, afecta todas las especies de una ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto en los individuos con el tiempo genera altos costos no solo para el gobierno distrital sino también para las empresas que contribuyeron a dicho impacto ambiental y desde luego para la sociedad en general. El modelo propuesto se centra en el impacto negativo sobre los bogo- tanos, dejando abierta la posibilidad para que otros investigadores, estudien y analicen el im- pacto sobre las especies animal y vegetal. 177 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo aMbiental para una ciudad capital Garantizando la información es posible la construcción de los indicadores de polución de carga contaminante y de contaminación de suelos, los cuales variarán en función de ma- terial particulado PM10, Demanda Biológica de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y de escombros y residuos peligrosos, respecti- vamente. En los modelos propuestos, además de la siembra de árboles, de la disposición de plantas de tratamiento y al funcionamiento de escombreras y administradoras de residuos pe- ligrosos (variables endógenas), deberán tener- se en cuenta otras variables (exógenas) como: comportamiento de los vientos, nivel de llu- vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re- gulaciones en circulación de automóviles (pico y placa), medidas de chatarrización de vehícu- los públicos, regulación de empresas contami- nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y expendios cárnicos, imposición de sanciones (legales, económicas y morales) más severas y prácticas de consumo amigable, entre otras. Sin desconocer que la polución, las car- gas contaminantes en afluentes y la contamina- ción de suelos, afecta todas las especies de una ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto en los individuos con el tiempo genera altos costos no solo para el gobierno distrital sino también para las empresas que contribuyeron a dicho impacto ambiental y desde luego para la sociedad en general. El modelo propuesto se centra en el impacto negativo sobre los bogo- tanos, dejando abierta la posibilidad para que otros investigadores, estudien y analicen el im- pacto sobre las especies animal y vegetal. Figura 5 Modelo ambiental integral centrado en la producción Fuente: Autores Polución Carga contaminante Ciudadanos enfermos Contaminación de suelos Empleados y escolares ausentes Adultos y niños tratados Tasa urgencias hospitalarias Tasa morbilidad Tasa contaminación suelos Empresas especializadas Tasa carga contaminante Residuos peligrosos Plantas de tratamiento Remoción de sólidos Oxigeno en masa Cierre de fábricas Residuos químicos Regulación fábricas Materia inorgánica Materia orgánica Dióxido carbono Pico y placa Contaminantes fijos y móviles Dióxido de azufre Material particulado Efecto invernadero Tasa emisión atmosférica Calidad diesel Ciudadano verde Sanciones severas Escombros Escombreras Chatarrización Plomo PolvoHierro Vientos Arborización Lluvias Tasa mortalidad Tasa ausentismo 177Modelo aMbiental para una ciudad capital Garantizando la información es posible la construcción de los indicadores de polución de carga contaminante y de contaminación de suelos, los cuales variarán en función de ma- terial particulado PM10, Demanda Biológica de Oxígeno y Sólidos Suspendidos Totales, y de escombros y residuos peligrosos, respecti- vamente. En los modelos propuestos, además de la siembra de árboles, de la disposición de plantas de tratamiento y al funcionamiento de escombreras y administradoras de residuos pe- ligrosos (variables endógenas), deberán tener- se en cuenta otras variables (exógenas) como: comportamiento de los vientos, nivel de llu- vias, efecto invernadero, calidad de diésel, re- gulaciones en circulación de automóviles (pico y placa), medidas de chatarrización de vehícu- nantes, reubicación de fábricas, curtiembres y expendios cárnicos, imposición de sanciones (legales, económicas y morales) más severas y prácticas de consumo amigable, entre otras. Sin desconocer que la polución, las car- gas contaminantes en afluentes y la contamina- ción de suelos, afecta todas las especies de una ciudad (humana, vegetal y animal), el impacto en los individuos con el tiempo genera altos costos no solo para el gobierno distrital sino también para las empresas que contribuyeron a dicho impacto ambiental y desde luego para la sociedad en general. El modelo propuesto se centra en el impacto negativo sobre los bogo- tanos, dejando abierta la posibilidad para que otros investigadores, estudien y analicen el im- Figura 5 Modelo ambiental integral centrado en la producción Fuente: Autores Polución Carga contaminante Ciudadanos enfermos Contaminación de suelos Empleados y escolares ausentes Adultos y niños tratados Tasa urgencias hospitalarias Tasa morbilidad Tasa contaminación suelos Empresas especializadas Tasa carga contaminante Residuos peligrosos Plantas de tratamiento Remoción de sólidos Oxigeno en masa Cierre de fábricas Residuos químicos Regulación fábricas Materia inorgánica Materia orgánica Dióxido carbono Pico y placa Contaminantes fijos y móviles Dióxido de azufre Material particulado Efecto invernadero Tasa emisión atmosférica Calidad diesel Ciudadano verde Sanciones severas Escombros Escombreras Chatarrización Plomo PolvoHierro Vientos Arborización Lluvias Tasa mortalidad Tasa ausentismo
  • 15. 178 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Sin lugar a equivocación, en la medida que se logren reducir los indicadores de polu- ción de carga contaminante y de contaminación de suelos, los efectos en materia social serán positivos. Y es que las tasas de morbi/mortali- dad por enfermedades cardiacas y respiratorias agudas, de urgencias hospitalarias por infección respiratoria, de ausentismo escolar por enfer- medades como gripa, bronquitis o neumonía y de ausentismo laboral por fuertes dolores de cabeza y molestias gastrointestinales; no son otra cosa que el resultado de que los elevados indicadores de polución y contaminación am- biental. Más grave aún, en función de la edad y del tiempo, el plomo respirado puede resultar cancerígeno o neurotóxico, producir trastor- nos en el comportamiento y dificultades en el aprendizaje, afectar los riñones y producir ane- mia. (Goméz, 2007, en Toca, 2011, p. 615). El modelo permitirá inferir los niveles de polución de carga contaminante y de contaminación de suelos para los próximos 10 años, la relación de cada uno de estos niveles con la población enferma y de ausentes laborales y escolares. De aquí, se podrá igualmente predecir los costos hospitalarios por concepto de tratamiento de enfermedades respiratorias, la productividad de las empresas, la eficiencia terminal de los esco- lares y los pagos de incapacidades por cuenta de las EPS, entre otros asuntos Con los referentes expuestos y con los re- quisitos planteados, será posible concluir cuáles parámetros tienen mayores efectos sobre la po- lución, la carga contaminante y la contamina- ción de los suelos bogotanos. Mediante políti- cas distritales –centradas en regulación y cierre de fábricas por incumplimiento de la norma- tividad; pico y placa con finalidad ambiental, chatarrización oportuna de vehículos de trans- porte público; aumento de sanciones (legales, económicas y morales) a unidades productivas y familiares que impacten un recurso natural; mejora de la calidad del diésel y el fortaleci- miento de la cultura de consumo verde– es muy probable que la calidad del aire del agua y de los suelos bogotanos mejore en el tiempo. Conclusiones y recomendaciones Si bien mediante acción colectiva y pro- cesos de políticas reguladoras es posible garan- tizar resultados positivos para los recursos natu- rales, en Bogotá no opera la primera, por lo que la única opción es el gobierno de los recursos por la vía de las políticas públicas reguladoras. Dado que sobre fenómenos como los vientos y las precipitaciones —que contribuirían so- bremanera a la recuperación de los recursos, especialmente aire y aguas— no se logra tener control, el gobierno distrital debe decidir sobre las variables controlables disponibles. De manera concreta debe centrarse en: exigencia de tecnologías limpias en vehículos (convertidores catalíticos) y de filtros en las fábricas, demanda de mejor calidad del diésel distribuido en Bogotá, chatarrización de vehí- culos de transporte de pasajeros y de carga, re- ubicación de fábricas, disposición de planes de emergencia (Pico y Placa Contingente) cuando los índices de contaminación ambiental exce- dan los límites normales, planeación de arbori- zación, incosteabilidad de las multas económi- cas por contaminación de recursos, invocación de la sanción social a empresas contaminantes (boicot y rechazo de sus productos), aumento de penas de cárcel por contaminación y condi- cionamiento de la aprobación de licencias de construcción (residencias, centros comercia- les, etcétera) a la disposición garantizada de escombros, entre otras medidas. Referencias Brailsford, S. C. (2008). System Dynamics: What’s in it for Healthcare Simulation Modelers. Proceedings of the 2008. Win- ter Simulation Conference. New York. Institute of Electrical and Electronics En- gineers. 1478-1483. Costanza, R, Bobbi, L, Ostrom, E, & Wilson, J. (Eds.). (2001). Institutions, Ecosystems
  • 16. 179 ISSN 1657-8953Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 Modelo ambiental para una ciudad capital and Sustainability. Boca Ratón: Lewis Publishers. Dinpanah, G, & Lashgarara, F. (2008). De- signing an Optimum Model for Protec- tion and Improvement of Sustainability of Natural Resources and Environment in Iran. Annals of the New York Academy of Sciences, 1140, 60-67. Duran, E. J. A, & Paucar, C. A. (2009). System Dynamics Urban Sustainability Model for Puerto Aura in Puebla, México. Sys- temic Practice & Action Research, 22, 77-99. El Tiempo. (2008). ‘Toneladas de residuos pe- ligrosos generados en Bogotá van a parar a lugares sin ningún control’. Recuperado de http://www.eltiempo.com Frers, C. (2005). Los problemas de degradar el suelo. Perú: Ilustrados.com Ghrab-Morcos, N. (2009). Interdisciplinary Re- search on Energy: A Necessary Approach 0020 for Sustainable Development. Pro- ceedings of World Academy of Science: En- gineering & Technology, 39, 684-690. Gómez, L. (2008a). ‘80% de las industrias bo- gotanas usan calderas de carbón y emiten 13 toneladas de hollín al día’. Recuperado de http://www.eltiempo.com Gómez, L. (2008b). Unos 994 vertimientos están matando los ríos Fucha, Tunjuelo, Salitre y Bogotá. Recuperado de http:// www.eltiempo.com Martín, A. & Santamaría, J. (2004). Dicciona- rio terminológico de contaminación am- biental. España: Ediciones Universidad de Navarra. Mueller, C. (2008). Sustainable Development: Conceptualizations and Measurement. Brazilian Journal of Political Economy, 28(2), 207-225. Mulder, P, & Van den Bergh, J. (2001). Evo- lutionary Economic Theories of Sustain- able Development. Growth and Change, 32, 110-134. Observatorio Ambiental de Bogotá. Recupera- do de http://oab.ambientebogota.gov.co/ porrecurso.shtml Ostrom, E. (2000). El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las institucio- nes de acción colectiva. México: UNAM, CRIM y Fondo de Cultura Económica. Pew, R. & Mayor, A. (Eds.). (1998). Modeling Human and Organizational Behavior: Application to Military Simulations. Washington: National Academies Press. Sage, A. (1999). Sustainable Development: Issues in information, Knowledge, and Systems Management. Information Knowledge Systems Management, 1(3/4), 185-222. Sahely, H. R, & Kennedy, C. (2007). Water Use Model for Quantifying Environmental and Economic Sustainability Indicators. Journal of Water Resources Planning and Management, 133(6), 550-559. Secretaría Distrital de Ambiente. (2009). ‘Se- cretaría Distrital de Ambiente lanzó guía ambiental para el manejo de escombros’. Recuperado de http://www.secretaria- deambiente.gov.co/sda/libreria/php/noti- cias08.php?id=1114 Shahgholian, K, & Hajihosseini, H. (2009). A Dynamic Model of Air Pollution, Health, and Population Growth Using System Dynamics: A Study on Teh- ran-Iran (With Computer Simulation by the Software Vensim). World Academy
  • 17. 180 Claudia Eugenia Toca Torres -Jesús Carrillo Rodríguez Civilizar 13 (24): 165-180, enero-junio de 2013 of Science, Engineering and Technology, 59, 245-252. Toca T. C. (2011). Desarrollo y calidad de la sociedad: compromiso del Estado y del mercado. Revista de Ciencias Sociales RCS, 17(4), 612-624. Zacharias, G, MacMillan, J. & Van Hemel, S. (Eds). (2008). Behavioral Modeling and Simulation: From Individuals to Soci- eties. Washington: National Academies Press.