1. El PBI ¿Un indicador anacrónico? Ecología, Regionalización y Desarrollo Sostenible
INTRODUCCION
En las últimas décadas el Producto Bruto Interno ha sido el Indicador por excelencia. Todos los
análisis económicos, iniciaban su diagnóstico valorando el crecimiento del PBI. Hoy es cada vez
más claro que el PBI se ha quedado totalmente insuficiente frente a las nuevas realidades
globales. El PBI expresa sólo el valor monetario total de la producción de bienes y servicios en
un período dado y en una región dada, dejando de lado todas las variables asociadas al bienestar
general de la población y al desarrollo sostenible de la nación. Es así como estamos teniendo
sociedades cada vez más ricas, pero más infelices y con mayores brechas de equidad y cohesión.
Históricamente uno de los aspectos que más ha influido en un rápido crecimiento económico ha
sido una rápida industrialización que ha propiciado un enorme crecimiento del PBI a la vez que
ha generado una de las tasas de contaminación más grandes. Desde el siglo XVIII se ha
transformado el 45% del territorio del planeta. Hoy, las ciudades ocupan el 2% de todos los
continentes y crecen a un 0,25% anual. En el último siglo, la población se ha cuadruplicado y
continúa creciendo un 1% cada año y el consumo energético y de agua por persona se ha
multiplicado por 20. Todo ello ya lo habían advertido diversos especialistas1 quienes auguraban
que la acumulación indefinida no era posible y que tarde o temprano vendría el estancamiento.
Pero la euforia económica de la segunda mitad del siglo XX trajo consigo la amnesia y pronto el
mundo se olvidó de sus propios límites.
EL PBI ¿INDICADOR DE CRECIMIENTO Y DESARROLLO?
El PBI, de hecho, es de los más confiables medidores de crecimiento económico, pero existe
cierta confusión entre lo que es crecimiento y desarrollo, no son lo mismo. El crecimiento
económico es el que mide el estado económico de un país en términos de números y cifras
"frías", como cuanto se exporta, cuanto entra de impuestos, cuanto se importa, cuanto se debe.
En contra parte el desarrollo económico mide los niveles de vida de las personas, estudios,
estrés, salud; son cifras muy cuantitativas que solo pueden verse en la "vida real" y por medio de
estudios estadísticos muy complejos. El que un país tenga un PBI exagerado no dice nada (caso
de EUA donde su población no es la más satisfecha) en cambio otros países donde su PBI es
bajo pero su calidad de vida es altísima (Finlandia donde su PBI es un poco más bajo que los de
la UE pero tiene la mejor calidad de vida).
El PBI tiene varias limitaciones:
Como indicador de bienestar.- No considera las enfermedades, los desastres naturales o
las guerras, que pueden afectar muy negativamente al bienestar.
No toma en cuenta el desarrollo social.- Variables como alfabetismo, logro educativo,
duración de la vida de cada individuo, entre otras.
Capital humano.- No valoriza la capacidad humana como activos en una empresa, solo el
capital fijo, es decir las maquinarias y equipo, construcciones e instalaciones. Tampoco el
trabajo que realiza el ama de casa.
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Expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en los 70 cuando prepararon un informe para el Club
de Roma, y mucho antes Mahatma Gandhi, y mucho antes los mismos economistas clásicos, como John Stuart
Mill o Joseph Schumpeter.
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2. El PBI ¿Un indicador anacrónico? Ecología, Regionalización y Desarrollo Sostenible
No considera el daño al ambiente.- No toma en cuenta el efecto de la contaminación. Una
industria podría crecer 20% pero a la vez envenenar las aguas de un centro poblado.
Es evidente que resumir en un solo número la situación de una economía y, por tanto, el éxito o
fracaso de la política económica de un país es una gran equivocación. No siempre una mayor
producción de bienes y servicios significa más felicidad para los ciudadanos del país. Por
ejemplo, un atasco de tráfico implica más consumo de gasolina y, por tanto, más PBI, aunque si
tuviéramos en cuenta la contaminación del aire o el efecto sobre el bienestar de los ciudadanos
inmovilizados en el atasco, la valoración debería ser claramente negativa. La idea es que hoy no
somos más ricos porque tengamos más autos, sino más pobres porque tenemos menos selva
amazónica. El modelo vigente está provocando infelicidad, con un índice cada vez mayor de
suicidios, ansiedad, miedo y necesidad de protegerse de los efectos adversos del desarrollo. El
sistema actual en el cual vivimos nos conduce a la enfermedad social llamada consumismo, que
nos hace despreciar los objetos que tenemos aún válidos, pero no nuevos para desear los que no
tenemos y que el mercado nos ofrece en bandeja. Un sistema que ha llegado a su propia
contradicción, ya que el ritmo acelerado de producción de bienes sería casi inversamente
proporcional al ritmo de pérdida de recursos naturales.
Se ha multiplicado por dos el PBI en los 25 últimos años y las desigualdades alcanzan un nivel
nunca registrado en la historia, ya que una quinta parte de la humanidad se reparte el 2% de los
ingresos mundiales. La multiplicación por dos del PBI se ha acompañado asimismo de una
degradación del 60% de los ecosistemas. Entonces, ¿llegó el momento de dejarlo de lado? Si es
así, ¿con qué sustituirlo? Por lo menos, es necesario "desintoxicarse".2
EN BUSCA DEL INDICADOR MÁS FIEL A LA REALIDAD
El fracaso del PBI como indicador del nivel de vida de una sociedad ha llevado a varios
economistas a pensar en un nuevo medidor que incluya otros muchos parámetros, incluidos los
del ambiente. Se demanda valorar el bienestar de los ciudadanos a través de un conjunto de
indicadores que incidan en la necesidad de valorar la sostenibilidad de nuestro modelo de
crecimiento. Es decir, introducir el concepto de desarrollo sostenible 3 como un objetivo más
amplio y ambicioso para la política económica que el tradicional de crecimiento económico. Por
tanto, como ha señalado el premio Nobel de Economía Robert Solow, se trata de otorgar a las
generaciones futuras la posibilidad de seguir produciendo bienestar económico en igual situación
que la actual, para lo que debe ser conservado el “stock” de capital físico, lo que incluye el
capital natural.
El PBI verde es un indicador de crecimiento económico que tiene en cuenta las consecuencias
medioambientales del crecimiento económico medido por el PBI. Este método de contabilidad
pretende un mayor realismo en saber si una actividad económica aumenta o reduce la riqueza
nacional. China trató de usarlo hace algunos años, pero el experimento acabó cuando se hizo
evidente que un reajuste del cálculo del PBI significaría la disminución del crecimiento a niveles
políticamente inaceptables.
2
Alega Stiglitz, que realizó un informe para el presidente de Francia Nicolás Sarkozy titulado Medición de la
eficiencia económica y el progreso social, en el que también colabora el Premio Nobel Amartya Sen.
3
Desarrollo sostenible sería aquel que permite satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Para algunos se trata de un oxímoron.
2
3. El PBI ¿Un indicador anacrónico? Ecología, Regionalización y Desarrollo Sostenible
La huella ecológica y la huella hídrica son indicadoras no tanto de desarrollo social sino de
sostenibilidad de dicho desarrollo social. Dicho de otra manera, si uno de estos indicadores tiene
valores altos, se considera que a largo plazo indicadores sociales como el IDH o el PBI pueden
verse afectados negativamente. La huella ecológica calcula las hectáreas que cada persona
necesita para satisfacer su vida, incluso para absorber el CO2 emitido.
Actualmente se está tratando de reemplazar o complementar el PBI con otros indicadores que
toman en cuenta mejores factores para medir con más objetividad el crecimiento y desarrollo de
un país como por ejemplo el GPI, el IBES o el IDH 4 entre otros indicadores sociales y
ambientales. Debemos procesar aquel cambio cultural que nos permita desarrollar nuevos estilos
de vida para hacer realidad un mundo sostenible.
CONCLUSIONES
1. Estamos sobre consumiendo respecto de la capacidad del planeta; o lo que es lo mismo,
estamos destruyendo los recursos a una velocidad superior a su ritmo de regeneración natural.
Por ello es importante no basarnos en indicadores que no toman en cuenta el daño que causan
a nuestro planeta.
2. No se trataría de eliminar el PBI original, pues sus datos a nivel económico siempre son
importantes, sino de ampliarlo viendo la repercusión que las acciones de los gobiernos tienen
sobre el bienestar de la población, es decir, a qué precio nos merece la pena crecer a toda
costa.
3. Podemos complementar el PBI con indicadores medioambientales y sociales como el cambio
climático, el consumo de energía, naturaleza y biodiversidad, la contaminación atmosférica y
repercusiones en la salud, uso y contaminación del agua, generación de residuos y utilización
de recursos, que reflejen los servicios públicos, la salud, el ocio, la riqueza, la movilidad y la
limpieza del entorno.
4. Hay que tener en cuenta las diferencias entre cantidad y calidad del crecimiento, entre sus
costes y sus beneficios y entre el plazo corto y el largo. Cuando se fija el objetivo de más
crecimiento se debería especificar de qué y para qué.
5. Es muy difícil que convengamos globalmente en un único índice del crecimiento económico y
del bienestar. La interpretación de tantas variables, entre las que hay muchas de índole
subjetiva, será tarea extremadamente compleja.
4
GPI: Indicador de Progreso Genuino.
IBES: Índice del Bienestar Económico Sostenible.
IDH: Índice de Desarrollo Humano.
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4. El PBI ¿Un indicador anacrónico? Ecología, Regionalización y Desarrollo Sostenible
BIBLIOGRAFIA
Michael Jacobs; La economía verde: ambiente, desarrollo sostenible y la política del
futuro Volumen 12 de Economía crítica; Icaria Editorial, 1996.
Andrew Dobson; Pensamiento político verde Volumen 49 de Paidós Estado y Sociedad;
Editorial Paidós, 1997.
Joan Antón Mellón; Las ideas políticas en el siglo XXI; Editorial Ariel, 2002.
EDU
edu_usm10@hotmail.com
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