Desde la Antigüedad los hombres estudiaron los fenómenos de la naturaleza y buscaron formas de clasificar sus conocimientos. Aristóteles, en Grecia, catalogó unas cincuenta especies de animales y su discípulo Teofrasto, unas 500 plantas diferentes. Se cree que los primeros indicios de vida surgieron en los océanos hace unos 3.500 millones de años. Eran organismos unicelulares, es decir, formados por una sola célula: corpúsculos de proteína, sin núcleo ni membrana pero con la facultad de intercambiar sustancias con el medio.