No hay un modelo perfecto. La necesidad de transformar la educación es común para todos. Es verdad que hay países que según el criterio de evaluación que utilicemos destacan y sobresalen pero sería un error tratar de replicar modelos de contextos que son muy diferentes del nuestro lo cual no quiere decir que no nos fijemos e intentemos aprender de otros. Con alguna excepción, las políticas de integración de tecnologías en la educación hasta ahora han fracasado. La tecnología siempre ha sido vista como una promesa para el cambio, como la palanca que iba a provocar la transformación educativa. La realidad, desgraciadamente, ha sido muy distinta. Parece que las cosas empiezan a cambiar y que hemos aprendido las lecciones. Empieza a haber, también en nuestro país, buenos y variados ejemplos de integración de las tecnologías en la educación. A nivel de sistemas educativos son interesantes los planes de cambio e integración de las tecnologías de países como Australia, Nueva Zelanda o la región de Alberta en Canadá.