Este documento es un extracto de la novela Crepúsculo de Stephenie Meyer. En él, Bella intenta convencer a Edward de convertirla en vampiro para estar juntos para siempre. Edward se niega porque cree que el dolor de la transformación es demasiado y porque no quiere condenarla a una vida eterna. Bella insiste en que desea estar con él sin importar las consecuencias y que no es solo un enamoramiento pasajero. El extracto explora el debate entre ellos sobre la mortalidad de Bella y su deseo de permanecer unidos más allá de la vida human
1. - ¿Bella?, ¿Bella?- me precipité hacia la puerta, hacia el sonido de su voz-. ¡Bella,
me has asustado!- continuó hablando mientras yo entraba corriendo en el aula
de techos altos-
¡No lo vuelvas a hacer nunca más!
Miré a mi alrededor, intentando descubrir de dónde venía su voz. Entonces la
oí reír y me giré hacia el lugar de procedencia del sonido.
Allí estaba ella, en la pantalla de la televisión, alborotándome el pelo con alivio.
Era el Día de Acción de Gracias y yo tenía doce años. Habíamos ido a ver a mi
abuela el año anterior a su muerte. Fuimos a la playa un día y me incliné demasiado
desde el borde del embarcadero. Me había visto perder el pié y luego mis intentos
por mantener el equilibrio. “¿Bella? ¿Bella?”, me había llamado ella asustada.
La pantalla del televisor se puso azul.
Me volví lentamente. Inmóvil, James estaba de pie junto a la salida de
emergencia, por eso no le había visto al principio. Sostenía en la mano el mando a
distancia. Nos miramos el uno al otro durante un rato y entonces sonrió.
Caminó hacia mí y pasó muy cerca. Depositó el mando al lado del video. Me di
la vuelta con cuidado para seguir sus movimientos.
-Lamento esto, Bella, pero ¿acoso no es mejor que tu madre no se haya visto
implicada en este asunto?- dijo con voz cortés, amable.
De repente caí en la cuenta. Mi madre seguía a salvo en Florida. Nunca había
oído mi mensaje. Los ojos rojo oscuro de aquel rostro inusualmente pálido que
ahora tenía delante de mí jamás la habían aterrorizado. Estaba a salvo.
-Sí- contesté llena de alivio.
-No pareces enfadada porque te haya engañado.
-No lo estoy.
La euforia repentina me había insuflado coraje. ¿Qué importaba ya todo?
Pronto habría terminado y nadie haría daño a Charlie ni a mamá, nunca tendrían
que pasar miedo. Me sentía casi mareada. La parte más racional de mi mente me
avisó de que estaba a punto de derrumbarme a causa del estrés.
-¡Qué extraño! Lo piensas de verdad- sus ojos oscuros me examinaron con
interés. El iris de sus pupilas era casi negro, pero había una chispa color rubí justo
al borde. Estaba sediento. – He de conceder a vuestro extraño aquelarre que
vosotros, los humanos, sois bastante interesantes. Supongo que observaros debe
2. ser toda una atracción. Y lo extraño es que muchos de vosotros no parecéis tener
conciencia alguna de lo interesante que sois.
Se encontraba cerca de mí, con los brazos cruzados, mirándome con curiosidad.
Ni el rostro ni la postura de James mostraban el menor indicio de amenaza. Tenía
aspecto muy corriente, no había nada destacable en sus facciones ni en su cuerpo,
salvo la piel pálida y los ojos ojerosos a los que ya me había acostumbrado. Vestía
camiseta azul claro de manga larga y unos vaqueros desgastados.
-Supongo que ahora vas a decirme que tu novio te vengará- aventuró casi
esperanzado, o eso me pareció.
-No, no lo creo. De hecho, le he pedido que no lo haga.
-¿Y qué te ha contestado?
- No lo sé- resultaba extrañamente sencillo conversar con un cazador tan gentil-.
Le dejé una carta.
- ¿Una carta?¡Qué romántico!- la voz se endureció un poco cuando añadió un
punto de sarcasmo el tono educado.- ¿Y crees que te hará caso?
- Eso espero.
- Humm. Bueno, en tal caso tenemos expectativas distintas. Como ves, esto ha
sido demasiado fácil, demasiado rápido. Para serte sincero, me siento
decepcionado. Esperaba un desafío mucho mayor. Y después de todo, sólo he
necesitado un poco de suerte.
Stephenie Meyer, Crepúsculo, pág. 450-452
Traducción castellana de José Miguel Pallarés para el Editorial Alfaguara.
3. - Soy la primera en admitir que carezco de experiencia en las relaciones- dije-,
pero me parece lógico que entre un hombre y una mujer ha de haber cierta
igualdad, uno de ellos no puede estar lanzándose en picado para salvar al otro.
Tienen que poder salvarse el uno al otro por igual.
(…)
- Tú me has salvado- dijo con voz suave.
- No puedo ser siempre Lois Lane- insistí-. Yo también quiero ser Superman.
- No sabes lo que me estás pidiendo.
(…)
-Yo creo que sí.
-Bella, no lo sabes. Llevo casi noventa años dándole vueltas al asunto y sigo sin
estar seguro.
-¿Desearías que Carlisle no te hubiera salvado?
-No, eso no- hizo una pausa antes de continuar. Pero mi vida terminó y no he
empezado nada.
(…)
-No Bella, no puedo hacerte eso.
-¿Por qué no?- tenía la voz ronca y las palabras no me salían con el volumen que yo
pretendía-. ¡No me digas que es demasiado duro! (…)
Me miró fijamente y preguntó con sarcasmo:
-¿Y el dolor?
Palidecí. No lo pude evitar. Pero procuré evitar que la expresión de mi rostro mostrara
con qué nitidez recordaba la sensación (…)
-Ése es mi problema- dije- podré soportarlo.
-Es posible llevar la valentía hasta el punto que se convierta en locura.
(…)
- ¿Y qué pasa con Charlie y con Renée?- inquirió lacónicamente.
4. Los minutos transcurrieron en silencio mientras me devanaba los sesos para responder a
la pregunta. (…)Esperó con expresión triunfante ya que sabía que yo no tenía ninguna
respuesta sincera.
-Mira eso tampoco me importa- musité al fin; siempre que mentía mi voz era tan
poco convincente como en ese momento.- Renée ha efectuado las elecciones que le
convenían…Querría que yo hiciera lo mismo. Charlie es de goma, se recuperará, está
acostumbrado a ir a su aire. No puedo cuidar de ellos para siempre, tengo que vivir mi
propia vida.
-Exactamente- me atajó con brusquedad-, y no seré yo quien le ponga fin.
-Si esperas a que esté en mi lecho de muerte ¡tengo noticias para ti! ¡Ya estoy en él!
-Te vas a recuperar- me recordó.
Respiré hondo para calmarme (…) En su rostro no había el menor atisbo de
compromiso.
-No -dije lentamente-. No es así.
Su frente se pobló de arrugas.
-Por supuesto que sí. Tal vez te queden un par de cicatrices, pero…
-Te equivocas- insistí-. Voy a morir.
-De verdad, Bella. Vas a salir de aquí en cuestión de unos días- ahora estaba
preocupado-. Dos semanas a lo sumo.
Le miré.
-Puede que no muera ahora, pero algún día moriré. Estoy más cerca de ello cada
minuto que pasa. Y voy a envejecer.
Frunció el ceño cuando comprendió mis palabras al tiempo que cerraba los ojos y
presionaba las sus sienes con los dedos.
-Se supone que la vida es así, que así es como debería ser, como hubiera sido de no
existir yo, y yo no debería existir.
Resoplé y él abrió los ojos sorprendido.
-Eso es una estupidez. Es como si a alguien que le ha tocado la lotería dice antes de
recoger el dinero: “Mira, dejemos las cosas como están. Es mejor así” y no lo cobra.
5. -Difícilmente se me puede considerar un premio de lotería.
-Cierto. Eres mucho mejor.
Puso los ojos en blanco y esbozó una sonrisa forzada.
-Bella, no vamos a discutir más este tema. Me niego a condenarte a una noche
eterna. Fin del asunto.
-Me conoces muy poco si crees que esto se ha acabado- le avisé-.
(…)
-¡Ay!- musité.
-¿Cómo te encuentras?- preguntó con un ojo puesto en el botón de llamada.
-Estoy bien. mentí.
(…)
-Creo que es el momento adecuado para más sedantes- dijo con calma, haciendo
caso omiso a mi mirada furibunda.
-Enviaré a la enfermera- fue la inexpresiva contestación.
(…)
-No temo a las agujas- mascullé-, tengo miedo a cerrar los ojos.
(…)
- Te dije que no iba a irme a ninguna parte. No temas, estaré aquí, mientras eso te
haga feliz.
Le devolví la mirada e ignoré el dolor de mis mejillas.
-Entonces, es para siempre. Ya lo sabes.
-Vamos, déjalo ya. Sólo es un enamoramiento adolescente.
Sacudí la cabeza con incredulidad y me mareé al hacerlo.
-Me sorprendió que Renée se lo tragara. Sé que tú me conoces mejor.
-Eso es lo hermoso de ser humano- me dijo-. Las cosas cambian.
Stephenie Meyer, Crepúsculo, pág. 480-484
6. Este documento no pretende infringir ningún derecho sobre la
propiedad intelectual. Se ha citado el texto solamente por fines
educativos.