Dulce pesadilla de varios

Dulce Pesadilla - 1ª Parte

Dulce Pesadilla
1ª Parte
1ª Entrega (by Asrials)

Domingo 16 de Abril de 2000

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Era una tarde lluviosa del mes de Abril. La Semana Santa estaba al caer, tan sólo faltaban unos míseros días,
pero justo el fin de semana previo...
'Caray, ¿has visto como se mueve?. Es genial, ya me gustaría a mi tener a alguien así'. Dijo una pequeña
rubita frente a la pantalla del televisor mientras jugaba a "Xena, Warrior Princess" en la Play Station.
-'Si, si ya lo veo'.- Contestó la seria morena a su lado. Ésta miraba con aburridos ojos la pantalla. -'¿Que tal
si mientras te entretienes con tu preferida me voy a leer el correo?. Ya sabes que
no podemos dejar de mirarlo más de dos días seguidos sin perdernos en él'.-'Me parece bien... aaaggghhh, ¡maldita amazona de cuero mal secado!
Te vas a enterar... Ja ja ja, lo conseguí... Siguiente misión'. Respondió completamente embaucada por el
juego la dicharachera jovencita.
-'Genial'. Murmuró para sí la mujer morena mientras se dirigía al ordenador situado en la otro ala del salón.
Conectó el ordenador y esperó para internarse a la red. Una vez dentro pinchó
sobre el icono de mail y se quedó mirando fijamente la pantalla.
-'Vaya, más de treinta mensajes... y eso que es domingo. A ver que
nuevas cositas se les han ocurrido en tan sólo un día'.

Una vez que terminó de bajar el correo se fijó en la señal parpadeante del icq que le indicaba la entrada de
un nuevo mensaje. 'Hay alguien conectado... estupendo. Así habrá quien me
entretendrá y no tendré que tragarme de nuevo como mueve el culito esa pánfila de la Xena'.

2ª Entrega (by Obeluxa)

-'Vamos a ver, cariño, pórtate bien y rapidito', le hablaba al ordenador, costumbre que tomó desde que estaba en la Universidad con aquellos cacharros del
año de la reconquista.
"...lo que pasa es que no podré asistir al conver..." En ese momento sonó un estallido en la caja de electricidad, la luz se cortó, y sus esperanzas de conocer
el resto del mensaje también se esfumaron.
-'¡Estupendo!, ¡Justo cuando iba a ganar el juego completo!, gritó la rubita desde su posición.

-'Y ¿te preocupas por eso?,al menos podrás seguir teniendo jueguecito después de esto, pero yo me he quedado sin conversación. Y lo peor es que no tenía el
ordenador conectado a la batería'. La morena estaba bastante irritada.
-'Bueno si quieres hablar, yo estoy aquí ¡¿no?!, no creo que sea una estatua'.
-'Lo siento, es que estabas tan concentrada en el juego... A ver quién
se atreve a interrumpirte', la mujer mayor seguía con su tono irónico

file:///E|/MisDocumentos/web/VO_v6/fanfics/ffVO/fflargos/dulce/1.htm[20/03/2013 20:53:59]


3ª Entrega (by Sherab)
-"¿Te has dado cuenta de que faltan sólo unos días para las vacaciones y
que aún no hemos decidido nada, turroncito de miel?", preguntó la rubia
incorporándose de un salto y golpeándose de paso la espinilla con la mesita del café.
"¿Turroncito de miel? Malo, malo", pensó la mujer morena.
La rubia continuó acercándose zalamera,- "¿Sabes lo que me haría mucha ilusión, curricuchi bonita?"

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Las sirenas de alarma empezaron a atronar en la cabeza de la oscura mujer de ojos azules. Recordó que su compañera le había estado recalcando durante los
últimos veinte días lo mucho que le gustaría ir a visitar a ¡SUS PADRES!. "¿Por qué no me habré puesto a leer un libro con
una linterna en la boca? así no hubiera podido empezar esta conversación", se reprochaba internamente. No es que tuviera nada personal en contra de los
padres como raza, pero estos en particular nunca le habían perdonado que "sedujera malamente a su pobre niña, aprovechándose de su inocencia". Con este
comentario pasaban olímpicamente por alto que su "niña" ya había cumplido los 27 y que la primera noche que estuvieron juntas estuvo a punto de sacar un
papel y
un lápiz para pedirle que le explicara las cosas con ayuda de gráficos. No es que le preocupara habitualmente su opinión, pero si que le inquietaba, y mucho,
la escopeta de la que el guardia civil retirado se vanagloriaba constantemente. Había que pensar un cambio de tema, y rápido. ¿¡Ya lo tenía! ¡El recurso
infalible!
-"¿Por qué nunca me llamas por mi nombre? No es que no me gusten los apelativos cariñosos, pero a veces tengo la impresión de que es una especie de
truco para no equivocarte de persona". Preguntó con cara de mucho sentimiento.
-"No te llamo por tu nombre porque es imposible de pronunciar, Smal...,
Schmal.... Schmalloqueseaquesiga". Respondió indignada, apartándose el
flequillo rubio de un soplido.

-"Schmalkalden. Y yo no tengo la culpa de que mis padres fueran unos
sentimentales y decidieran recordar de esa manera el lugar en el que fui
concebida. Además, siempre puedes llamarme como lo hace el resto de la gente"
-"¿Gómez? Me recuerda a la familia Monster..."

-"Al menos es mejor que Dulce Nombre del Santo Socorro. Nunca sé si
llamarte Dulce, Nombre o Socorro". Respondió la morena con tranquilidad, mientras pensaba "Esto funciona".

4ª Entrega (by Verillo)
Y funcionó, hasta que la rubia se cansó de oír tantas recriminaciones sobre su nombre tan puro, como ella decía, y se levantó con gesto altivo echándose el
pelo hacia atrás con una ligera mano; miró fijamente a Gómez durante unos segundos en espera de oír sus disculpas, y viendo que era inútil esperar
semejante actitud, se dio media vuelta y desapareció por la puerta del salón.
Al cabo de un instante se oyó un sonoro golpe al cerrarse una puerta.
-"Estupendo -dijo Gómez entre dientes- me toca pasar la noche en el sofá. A veces desearía ser sorda para no saber lo que está diciendo y así no poder
responderle". Y se tumbó en el sofá deseando poder conciliar el sueño y olvidar el asunto.
En cambio, en una de las habitaciones estaba la rubia dándole vueltas a la cabeza de cómo narices habían llegado al tema de los nombres. Cuando
recapacitó se dio cuenta de que la maldita Schmalkalden había conseguido desviar su atención del tema principal, la visita a sus padres. Pero no consentiría


que eso quedara así. "No te vas a salir con la tuya, no señora,ahora te vas a enterar".
Salió decidida a echarle la bronca a su compañera de cama pero cuando la vio tumbada en el sofá toda dormidita le dio pena despertarla y la dejó dormir. Ya
discutirían de eso por la mañana. "Si es que soy un pedazo de pan enorme que no tiene desperdicio".

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Y ella también se fue a dormir.


Lunes 17 de Abril de 2000.

Eran las 7 de la mañana cuando se disparó el despertador cual poseso por despertar a la pequeña rubita. Con un ojo medio abierto y el otro completamente
cerrado consiguió tras cuatro intentos, apagar el susodicho aparato.
-"Noo, ya es lunes otra vez". Como bien pudo se levantó de la cama, salió al pasillo y se dirigió al cuarto de baño. Nada más abrir la puerta de éste le vino
la voz de su compañera:
- "Podías esperar dos minutos a que terminara, ¿no?".

- "¿Por qué?. Si tu estás en la ducha y yo sólo quiero usar el water. de momento, claro". Contestó Dulce mientras se bajaba los pantalones del pijama y se
acomodaba en la taza.
De repente Schmalkalden abrió la puerta de la ducha, agarró uno de los albornoces colgados de la pared y salió disparada del baño.
En cuanto la mujer rubia terminó de hacer sus necesidades matinales siguió la ruta seguida segundos antes por la enfadadísima morena. Ni que decir tiene
que se la encontró en la cocina comiendo como loca lo primero que había encontrado por los armarios ya que se habían quedado
sin cenar la noche anterior, y esto era. las galletas Oreo recubiertas de chocolate blanco que gracias a los Dioses no manchan tanto como las de chocolate a
secas.
Lo primero que se le pasó por la mente a Dulce Nombre del Santo Socorro fue: '¿es mi albornoz lo que lleva puesto?'. Y claro, como Schmalkalden medía
1,77 cm y Dulce no llegaba ni a los 1,65 cm pues la imagen de la morena era bastante cómica con lo que no se podía esperar otra reacción
de la rubia excepto.
- "Pfsss. JA JA JA JA JA JA JA JA JA. Ay, ay, ay. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA".
Dijo mientras lograba sentarse en una de las sillas antes de caer al suelo por los espasmos que la risa le estaba causando.

6ª Entrega (by Cruella)
La morena la miró inquisitivamente, arqueando la ceja, lanzándole La Mirada. Después de la noche que había pasado en el pequeño e incómodo sofá biplaza
no estaba para aguantar las risas de nadie. Y menos de la culpable de que durmiera tan mal.



-¿Puede saberse de qué te ríes? -le preguntó acercándose peligrosamente y con intenciones un tanto turbias. La rubia no podía dejar de reír. ¿Cómo no podía
darse cuenta? Seguro que las
costuras de los hombros le molestaban... Le señaló intentando hacerle comprender las pintas que llevaba pero todo lo que decía era ininteligible, era como
cuando intentaba decir su nombre -el de Gómez...- cuando hacían el amor.
Schmalkalden cogió un puñado de galletas y se las metió a su compañera en la boca con una diabólica sonrisa. "¡Ríete ahora, bonita!". Dulce se vio con la
boca llena de las Oreo y con el incipiente ataque de risa. Empezó a ponerse colorada, sin poder cerrar la boca, sin poder
comerse esas delicias y sin poder respirar.
-¿Quieres dejar de reírte y tragarte las galletas? -le dijo Schmalk girándose y dándola por imposible. No estaba dispuesta a seguir aguantando sus
incongruencias matinales. Al menos no antes de tomarse un buen café.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

De repente se hizo un dulce silencio. La mujer alta sonrió. Siempre le daba
resultado darle la espalda. En unos segundos la tendría pegada a ella, agarrándola por detrás, pidiéndole disculpas por su comportamiento. La haría sufrir un
poco. Después de los dolores de espalda que tenía por su culpa, se lo merecía.
Pasaron diez segundos y Dulce Nombre no venía a estrujarla ni decía una palabra -raro en ella...-. Aquel día se había levantado especialmente odiosa...
"Pues ya me estoy cansando" pensó Schmalk y se giró para plantarle cara y decirle cuatro cosas bien dichas a la niñata.
Dulce estaba completamente morada, con los ojos saliéndose de las órbitas, llorosos, y la boca abierta intentando coger una bocanada de aire que parecía no
llegar. Se ahogaba con el puñado de galletas que Schmalk le había metido en la boca.

7ª Entrega (by Diana)

Desesperada por conseguir un poco de aire, comenzó a desgarrarse la camisa del pijama y a golpearse el pecho intentando liberar su garganta de las Oreo
asesinas.
En esto estaban cuando sonó el timbre de la puerta.
-¡Mierda!- Maldijo Gómez- ¿Quién será ahora?.
Dulce por fin estaba escupiendo las galletas y volvía a respirar.

Al abrir la puerta Gómez se encontró de frente con los padres de Dulce, que sin esperar a que les invitaran a pasar, entraron arrastrando tras de si varias
maletas.
-¿Dónde está mi hija?- preguntó el padre sin ni siquiera saludar a Gómez.
-Está en la cocina, voy a avisarla.
-No hace falta ya vamos nosotros.

Al entrar en la cocina se encontraron un cuadro de lo más dantesco. Su pequeña con el pecho al descubierto, lleno de restos de galletas y babas, jadeando por
el esfuerzo realizado.
-¿Que demonios está pasando aquí? -Hola ...Papá. El padre se volvió a Gómez, que no podía contener la risa, con cara de pocos amigos.
De repente, el albornoz de Dulce no pudo aguantar más la presión de su espalda y dejó al descubierto todos los encantos ocultos de la alta morena.



8ª Entrega (by Goya)
Un ex guardia civil ha visto muchas cosas en su vida, eso decía siempre Cipriano, papá de Dulce, para más señas, pero realmente no estaba
psicológicamente (con p) preparado para algo como el cuerpo de la guarra-pervertida-pedófila-que-arrastró-a-su-niñita-por-el-camino-de-la-perdición.
Claro, eso no evitó que el repaso que el ex-picoleto realizó, empezando por las fuertes pero torneadas piernas, siguiendo por un vientre plano y a prueba de
bombas y terminando en dos perfectas...

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

- ¿Tiene una porra antidisturbios en el bolsillo o es que se alegra de verme? -Preguntó Gómez, que ya se estaba empezando a hartar de tanta inspección
policial.
La cara de Cipriano pasó del rojo al morado, mientras discretamente ocultaba la parte delantera de su cuerpo con una chaqueta. Deseando cambiar de tema,
gritó, como si estuviera en un partido
Madrid-Barça:
- ¿Pero se puede saber que clase de guarrerías obligas a hacer a mi chiquitina!!!!!???


Schmalkalden ya había tenido bastante para 24 horas. Durante un momento dudó entre arrojar a Cipriano por
la ventana de la cocina o dejar la fiesta en paz por el momento y desaparecer de escena. A pesar de lo
tentadora que resultaba la primera opción, pensó en los problemas que tendría para explicarle a la portera la
presencia de un ex-guardia civil espachurrado en el patio y optó por salir de la cocina con toda la dignidad
que un albornoz estampado con muñecos de "los pitufos" y desgarrado de arriba a abajo le permitió.
-"Menuda frorfresa", dijo Dulce mientras se limpiaba la boca con un trapo al tiempo que intentaba mantener
los jirones de lo que había sido su pijama en una posición medianamente discreta.-"No os esperábamos".
-"Ya nos hemos dado cuenta", contestó Cipriano, aliviado por la desaparición de Gómez. Esa mujer le ponía
nervioso, en más de un sentido.
Schmalkalden consiguió vestirse en un tiempo record. Tenía que marcharse cuanto antes, "Nada de esto está
sucediendo. Todo es una fantasía de tu mente. Cuando regreses a casa habrán desaparecido", se decía a sí
misma. Se dispomía a salir cuando se percató de que una pila de maletas le impedía alcanzar la puerta. "No,
esto no puede significar lo que parece que significa. Seguro que sólo están de paso en dirección hacía alguna
ciudad que quedará sepultada por los efectos de alguna catastrofe natural sin supervivientes en cuanto ellos
la pisen".
Una voz familiar a su espalda la sacó de su fantasia.-"Cariño, no te lo vas a creer, pero papá y mamá han
decidido quedarse con nosotras unos días". Dulce sonreía como si le hubieran pateado el estómago.
"¡Mierda, mierda, mierda, mierda!... inspira, expira... inspira, expira". -"¿Cuantos días?" Goméz contuvo la
respiración esperando la respuesta.
-"Sólo hasta que terminen las obras en nuestra casa. Déjame pensar... los suelos, los tabiques, el baño, la
cocina... no creo que tarden mucho.", contesto María de la Encarnación, madre de Dulce y sufrida esposa de
Cipriano, mirándose la punta del zapato...



"¿Pero que estaba diciendo aquella mujer?" Conociendo a los albañiles, fontaneros y demás del gremio, aquellas obras iban a durar lo suyo y no sólo unos
días. "¿Y qué se supone que voy a hacer yo con estos aquí? Ni siquiera podré disfrutar unos pocos días de vacaciones de la compañía de mi adorada
Socorrito".
-¡Eh, Gómez! ¿Estás bien cariño? Te has quedado blanca. ¿Acaso te ha sentado mal el desayuno?
-Eh... ¡Ah, no! Es que aún no me he echado maquillaje.-le contestó sarcásticamente la morena.
-¿Y se puede saber dónde ibas?
-Pues si estas maletas me dejan pasar iba a... a... a por tabaco -"Y a ver si por casualidad logro desaparecer".

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

-¿Y desde cuando fumas tú? -la interrogó María de la Encarnación. -Mira que eso es malo para la salud, se te infectan los pulmones y luego te da cáncer y
luego...
-¡Déjala que haga lo que quiera! ¡Si se muere ese es problema suyo! -Ordenó Cipriano, que aún se creía estar en el cuartel.

"Arggg, lo que le hacía yo a este tío si no fuera el padre de Socorrito... Y estoy pensando... ¿y si invitara yo a mi madre a venir? Tendríamos reunión
familiar y yo no sería la única que tendría que aguantar los discursitos de mis "adorados" suegros. Además, se pondrían a jugar a la brisca y Dulce y yo
podríamos escaparnos durante horas sin que se dieran cuenta".
"¿Qué tendrá en la cabeza la Schmalkalden ésta? ¿Qué estará maquinando ahora?" Se preguntaba Dulce inquisitivamente. "Mira que esa sonrisilla suya de
medio lado no me da a mí buena espina... Espero que no esté pensando en tirar a papito por la ventana...".
Gómez saltó por encima de las maletas como bien pudo, aunque casi estuvo a punto de caerse, y eso ya hubiera sido el colmo, con la humillación del
albornoz ya había tenido bastante por un día, al menos por una mañana. Dijo un seco adiós y salió por la puerta. En cuanto la cerró tras ella se apoyó contra
la pared y dejó salir un largo suspiro de alivio. Se repuso un poco de la tan "agradable" sorpresa de sus suegros y se dispuso a salir a la calle a ver si
encontraba alguna distracción que le hiciera olvidar las escenas de los horribles días que se estaba imaginando en su cabeza.


De repente se hizo el silencio en la casa.

- 'Bueno... mmhh, tengo solo una hora para acomodaros antes de irme al trabajo. Así que, vamos mamá, te enseñaré donde podeis ir dejando las cosas y tu
papá tranquilo que seguro todo se arregla con Schmalkalden'. Dijo Dulce del Santo, en un intento de apaciguar los ánimos.
-'Ppfrrr...'. Bufó Cipriano y antes de dirigirse al salón le dijo a Dulce: 'Eschmal leches, ni siquiera tiene un nombre normal. Hija, ¿estas segura de lo que estas
haciendo con tu vida?'.
- 'Mira papá, ya se que todavía te cuesta creer que tome mis propias decisiones pero el estar con Schmalkalden es lo mejor que me ha podido pasar o me
pasará en esta vida. La amo, y nada de lo que digais me va a hacer cambiar de idea. Y por cierto, si te cuesta pronunciar su bonito nombre, llámala Gómez
como el resto de la gente y nada de malmeterse con ella porque entonces si que la vamos a tener'. Contestó Dulce con tremenda seriedad en el rostro. 'Vamos
mama'.
El padre de Dulce se la quedó mirando durante varios segundos antes de, finalmente, dirigirse al salón. Mientras tanto, Dulce y su madre entraban en el
cuarto de los invitados situado no muy lejos de la suya propia.
-'Bueno, aqui teneis este armario entero para vosotros. Espero que sea suf...'. Dulce se quedó sin voz al sentir como su madre le daba un fuerte abrazo. '¿Y
eso?'.
-'Porque si, hija mia. ¿Acaso no puede una madre orgullosa de su hija darle un abrazo así sin mas?'. Replicó María de la Encarnación.
Dulce le devolvió el abrazo y le dijo a su madre con alegria en la voz. 'Gracias mamá, te quiero'.


Minutos mas tarde Dulce salia de su casa dejando a sus padres al mando. 'Espero que no armen una de las suyas' penso mientras se dirigia al periódico del
que era redactora.
No creo que haga falta describir esos largos 30 dias en los que los padres de Dulce Nombre del Santo Socorro se hicieron los dueños y señores de las vidas
de su hija y de su agotada compañera.
Martes 16 de mayo del 2000 (22:30 p.m Estación de Atocha)
-'Bueno, parece que el tren ya va a salir y no creo que debamos alargar más esta despedida...'- dijo Schmalkalden con cara de pena.
-'Ella tiene razón hija, además no queda mucho para el verano y supongo que vendreis al pueblo, ¿verdad?'- agregó la madre de Dulce sin percatarse del
palecimiento repentino de sus tres acompañantes


-'Bueno, mamá no se que decirte...'- ¡¡Piiiiiiiiiiiiiii pasajeros al tren!!- 'salvada por la campana' penso Dulce.
Ya en casa Schmalkalden se tiro en el sofa que la habia acogido durante 30 largas noches.
-'Si te va a dar pena separarte de él, puedes dormir ahí si quieres'- dijo Dulce con cara de pícara mientras se acercaba a su morena amiga.
-'Por lo menos el no me ronca en el oido'
-'Pues para tu información yo no ronco, respiro fuerte'
-'Y el loro del Gran Hermano sabe latin'
-'¿Estas insinuando algo?'
-'No, solo lo afirmo'

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Después de este agradable intercambio de palbras, Dulce y Schmalkalden comenzaron una agotadora batalla de cojines que las dejo exhaustas sobre la
alfombra del salón.

13ª Entrega (by Elenis)

"Parece que, después de años, la cosa vuelve a funcionar". Gómez se levantó a duras penas, toda sudorosa pero con una sonrisa en el rostro. "¿Años?
¿Meses? ¿Lustros? Qué más da".
-Tráeme agua - pidió una agotada Socorrito.
-Tus ganas.

Schmalkalden la tomó en sus brazos -ni falta hace decir que sus piernas temblaron peligrosamente - y comenzó a besarla, besos de película, por supuesto;
por las mejillas, el cuello, la boca y hasta la punta de la nariz. Dulce gimoteó, entre el placer y el sofoco.
-Schmalkalden, tengo sed - se atrevió a decir.

-Yo te daré de beber. Esta noche va a ser fabulosa, cariño. Llevo pensando en ello desde que se marcharon tus jodi..., tus padres, amor.
-Schmalkalden, tengo calor...

Gómez estaba a punto de dejarla caer y/o pegar un alarido de rabia, que aún no se había decidido, cuando llamaron a la puerta. Dulce se deslizó hasta el
suelo y fue a abrir.
La que apareció delante de ella era una rubia de bote con pelos de loca, ojos de loquísima y sonrisa de aún más loca todavía; léase desquiciada mental
(evidentemente, eso no podía saberlo Dulce, para quien sólo existía la paz y el lovely-love).
-Buenas noches, vendo libros de terror, asesinatos, lujuria, muerte y sadismo. Y también de aventuras.
-¿Aventuras? - balbuceó Dulce Nombre un tanto desconcertada.

-Tengo un trato que hacerle - susurró la mujer, guiñándole un ojo -. Permítame pasar.

Schmalkalden contemplaba la escena con seriedad. Vio cómo la mujer entraba en su casa y Dulce cerraba la puerta. "¿Y ahora, QUÉ?", pensó.

2ª Parte



Dulce Pesadilla
2ª Parte

14ª Entrega (by Lysia)

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

¿Pero... pero que hace?, pensó Gómez irritada, "Primero sus padres y ahora deja entrar a esa loca!, esto ya pasa de castaño oscuro".
Se acerco furiosa a las dos rubias. Dulce sacaba dinero de su cartera y la rubia loca le sonreía y le guiñaba el ojo mientras le mostraba un libro que por las
tapas debía de ser del año de la patata y en el que se leía ´crees que tu pareja no tiene remedio ¡cambiala!´.
Cuando Schmalkalden llego al lado de la rubia de bote esta levantó la mirada. Su sonrisa de loca desapareció al ver los furiosos ojos azules que la miraban.
-"err... esto... yo... yo solo venia a... " balbuceó la rubia de bote de forma casi inteligible.

- "Gómez cari,¿que haces?" dijo Dulce, empezando a mosquearse pero manteniendo su, como no, dulce sonrisa, mientras la agarraba por el brazo.

-"¡¡Se acabó,estoy harta!!" Dijo Gómez mientras habría de nuevo la puerta y echaba a la vendedora , con lo que según según ella solo fue un pequeño
empujón para ayudarle a encontrar la salida. Inmediatamente después Gómez cerró la puerta y se giro apoyando su espalda contra ella, sus ojos miraban
fijamente a Dulce.
-¿¡que haces!? le dijo Dulce.

15ª Entrega (by Mirina)

-Que sea la última vez que abres la puerta a extraños -la regañó Gómez fuera de sí.

Dulce sonrió como una niña traviesa y frunció los labios en un mohín cariñoso. La cara de Schmalkalden se transformó entonces en un gesto más suave.
Acercó sus labios a los de Dulce y justo cuando se iban a encontrar, notó el vibráfono del tacón de su zapato. Bruscamente se separó de Dulce y corrió hacia
el cuarto de baño. La rubia se quedó perpleja.
-¿Qué pasa? -quiso saber, un poco molesta.

Schmalkalden tomó su móvil y llamó a un número, encerrada en el cuarto de baño. Si la llamaban a esas horas, cuando sabían que estaba en su casa, sólo
podía significar algo grave.
-La luna está a punto de cambiar -susurró secamente.
-Emergencia. Código 4.

Schmalkalden colgó el aparato y se miró en el espejo, presa de un ataque de ansiedad. Tenía que acudir urgentemente a un misión y no sabía cómo hacérselo
entender a Dulce. Hasta ahora la había mantenido engañada sobre su profesión. Ella creía que trabajaba de funcionaria en el ministerio de interior, pero en
realidad era una de las agentes más cualificadas de la Compañía.
Salió del baño y, sin decir nada, se fue del piso. Dulce no se lo podía creer. Preocupada, corrió al teléfono para llamarla al móvil.

-Cariño, cariño, ¿Qué pasa? -preguntó aterrorizada, creyendo que algo muy grave había sucedido. Desde el coche, Gómez la tranquilizó con la peor mentira
que se le pasó por la cabeza.
-Ahora vuelvo, voy a por tabaco.

A Dulce se le saltaron las lágrimas. Mientras balbuceaba una queja más, la puerta del piso fue derribada de golpe. Dulce dejó caer el auricular. Un hombre y
una mujer en gabardina, con pistolas en las manos, entraron en el salón y la apuntaron. Ella estaba paralizada de pánico. La mujer sacó una placa.
-Agentes Mulder y Scully, FBI, quédese quieta y no le pasará nada. El hombre se aproximó a ella y comprobó que iba desarmada.
-¿Dónde está Natasja Grigoriv?
Dulce lo miró con la boca abierta.

Un incesante escalofrío le puso la piel de gallina, y deseó más que nunca que su Gómez estuviera con ella. En estado de shock miraba con los ojos
desorbitados a aquellos dos agentes.


La supuesta agente Scully se acercó a ella bajando el arma, pero antes de alcanzarla alguien irrumpió en el apartamento y de un golpe en la nuca dejó a su
compañero sin sentido.
-¡¡Todos quietos o me lo cargo!!, gritó la nueva allegada, que no era otra que la 'rubiavendedoradesquiciada' pero con cara de pocos amigos.
-¡¿Grigoriv?!
-Siiii - serpenteó la rubia.
'Oh, Dios'. Dulce estaba a punto de mearse en los pantalones, cuando una voz mecanizada y leve se oía aun desde la otra línea del teléfono, despertándola de
golpe.
-¿Dulce? ¡Contesta!...
Dulce ignoraba el teléfono desconsolada, evitando de éste modo que la rubia de bote se diera cuenta de lo que pasaba.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

-Tranquila, mira, dejo el arma en el suelo -La agente, temiendo por su compañero estaba dispuesta a seguirle el juego a la tal Grigoriv.
-Eso es, niña lista. -Su mirada se dirigió a la otra mujer.
-¡Tú, ven aquí!. Dulce no se inmutó, estaba paralizada.
-¡¡Vamos, que me lo cargo!!

Obedeciendo a la desquiciada, Dulce se movió y las dos salieron del apartamento dejando atrás a la agente, su compañero y el teléfono descolgado.


-"Mierda", exclamó Schmalkalden al tiempo que arrojaba el teléfono por la ventanilla del coche golpeando con el mismo a un repartidor de pizzas en la
cabeza.
Por un lado tenía la obligación de acudir a la misión que le habían encomendado y salvar la estabilidad del mundo occidental, pero por otro, debía averiguar
que le había sucedido a Dulce. No era propio de la parlanchina rubia dejarla colgada del teléfono sin decir palabra, de hecho quedarse callada en cualquier
circunstancia ya resultaba más que sospechoso, algo grave debía haberle sucedido. Quizás se había dejado el grifo abierto y estaba agonizando víctima de una
inundación, o era posible que hubiera provocado un incendio con el microondas. En cualquier caso, el mundo occidental tendría que esperar. Schmalkalden
pegó un volantazo y retomó la dirección de su casa saltándose la mediana.
Subiendo los escalones de tres en tres llegó hasta la puerta abierta de su piso, agarró el florero del descansillo y entró con sigilo en la vivienda dispuesta a
abrirle la cabeza a cualquiera que se hubiera atrevido a descolgarle las bisagras de SU puerta.
Tumbado en el suelo del salón estaba un confuso Mulder, auxiliado por Scully que intentaba levantarle.
-"¡Quietos los dos o no respondo de mí!", dijo Schmalkalden apuntándoles con el jarrón.

-"¡Gómez!", exclamaron los dos al unísono girándose hacía ella, -"¿Que demonios haces aqui?¿Tu también estás detrás de Grigoriv?".
-"Vamos por partes, chicos... ¿Qué haceis vosotros en MI casa?, y ¿quién es Grigoriv?".

-"¿Recuerdas a Delacroix, del seminario de 'Técnicas para reducir grupos terroristas en posesión de armas nucleares'?", preguntó Scully, mientras Mulder
sopesaba el diámetro del chichón que tenía en la cabeza.
"Como olvidarla... mmmm", pensó soñadora Schmalkalden, recordando aquel seminario internacional para agentes secretos, del que por culpa de Delacroix y
su dominio del francés se perdió las jornadas más interesantes.
-"Me suena... ¿una morenita tímida y con gafas?".

-"Exacto, sólo que aquello no era más que un disfraz. Su identidad real es Raisa Grigoriv, una despiadada criminal que trabaja para el mejor postor."
-"Creo que me teneis que explicar todo esto con calma.", dijo Gómez, soltando por fin el jarrón encima de la tele.


Después de darle a Mulder hielo picado envuelto en un paño para que le bajará la hinchazón del golpe que Grigoriv le había propinado, pasaron al salón y se
sentaron.
-"¿Y bien?" -preguntó Gómez.
-"Verás..." -empezó diciendo Scully. -"Estábamos en el apartamento de Mulder esperando a que su contacto se reuniera con nosotros. Después de tres largas
horas en las que Mulder no ha parado de hablar de esos seres verdes con antenas que dice haber visto mil veces pero que, fíjate que casualidad que siempre
los ve cuando yo no estoy delante...".
-"¡Incrédula! ¿Cómo puede ser que después de tantos años juntos sigas sin creer en ellos?"
-"¿Y por qué debería hacerlo si tu expediente psicológico dice que te faltan dos tornillos y medio?"
-"¿De qué expediente estás hablando, pedazo de...?"
-"¡¡Chicos, dejadlo de una vez!!".-gritó Gómez, mirando a ambos como si quisiera comérselos crudos. Tras lo cual, Scully siguió relatando lo acontecido


momentos antes.
-Bueno, pues tras ese rato de espera "Garganta Profunda" apareció y nos dijo que Grigoriv había salido de su escondite para volver a actuar en contra de la
humanidad. Parece ser que tiene en su poder alguna prueba alienígena con la que ha creado varios clones de esos seres. Pero esos clones tienen una
peculiaridad, y es que cantan tan mal que con su voces estrambóticas son capaces de matar hasta a la mismísima Leticia Sabater, y si ella no se ha matado a
sí misma con su voz, imagínate como deben de cantar estos... "Garganta Profunda" nos dijo dónde se encontraba, y era aquí. Ella apareció de repente
golpeando a Mulder y dejándolo inconsciente, luego se llevó a la chica que estaba aquí, una rubia bajita. No teníamos ni idea de que era tu casa hasta que
llegaste.
-"Entiendo". -dijo Gómez en una apenas audible voz y con los ojos perdidos mirando al suelo, sin duda preocupada por el destino que le esperaba a su
querida Dulce. -"¿Pero por qué vino ella hasta aquí? ¿Qué es lo que buscaba?"


V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Dulce no tenía ni fuerzas para gritar que la ayudasen. Simplemente se dejó llevar por la estrambótica rubia
que tenía fija la pistola a su espalda.
-"Camina deprisa leñe, y nada de gestitos ni peticiones de auxilio que te hago un nuevo agujero aquí mismo.
¿Entendido?". Dijo Natasja de forma ruda al oído de la pobre Socorro.
Al ver que Dulce no respondía le metío un empujón mientras le siseaba al oído - "¿Entendido?".
-"Sssi... si, nada de gestos ni gritos". Consiguió contestar Dulce.

Al llegar al portal del edificio. Natasja la condujo hacia la esquina de la derecha del edificio donde las
esperaba un fornido hombre de cabello negro y rizado dentro de un Ford Fiesta negro nueva generación.
-"Abel, arranca". Dijo la rubia desmelenada cuando por fin consiguió meter a Dulce en el coche.

Sin vacilar si quiera, eso si, dedicándole una mirada de odio a Natasja, el conocido en el mundo del
terrorismo Abel Ares puso en marcha el coche y salió disparado hacia su lugar de destino previamente
establecido.

Mientras iban de camino por las afueras de Madrid, como pudo observar Dulce, la secuestradora se la quedó
mirando fijamente. Dulce, a pesar de todo lo que había pasado y no había comprendido, se encontraba en tal
estado de shock que le devolvió la mirada como si se tratase de la cosa más normal del mundo.
-"¿Si?". Grigoriv no pudo más que sonreír ante el desparpajo de la pequeña rubita.
- "Eres muy mona, ¿lo sabes?".

- "La verdad es que si, gracias. Gómez me lo dice muy a menudo". Contestó Dulce.

¡PLAF! Sonó la bofetada que le arreó la rusa a nuestra indefensa e inocente Dulce. - "No vuelvas JAMÁS, a
nombrar a esa asquerosa puta en mi presencia, ¿esta claro?".
Esto hizo que de repente a Dulce le calara todo lo que había pasado y estaba sucediendo.
- "Si". Dijo cuando se le empezaban a saltar las lágrimas.

-"Como no, otra llorona. ¿Es que no hay más que niñatas en este mundo?". Comentó la rusa.
-"Nop, también hay Schmalkaldens". Dijo con una sonrisa de oreja a oreja Abel.

Si las miradas matasen, Abel Ares hubiera caído derrumbado sobre el volante al momento. Ares le devolvió
la mirada a la rubia de rostro furioso mientrás reía por lo bajo, contento.

Mientras tanto, no muy lejos de allí, en unos estudios de televisión altamente vigilados por dos seguratas altos y barrigudos, entraban ocho personas
encapuchadas y seguidas de otros tantos periodistas que intentaban conseguir alguna primicia.
- ¡Por favor, una sonrisa, una sonrisa a cámara!
- Pero ¿cómo quieres que sonría si voy con capucha? -respondió el que tenía más cerca.
El periodista, Pepito Pérez, P.P. para los amigos, hizo un gesto de decepción. En la escuela de periodiscmo le habían enseñado cientos de trucos que podían
funcionar en casos así. En las pruebas de campo que hacían en la escuela, había destacado siempre por su ingenio a la hora de arrancar una palabra a los
entrevistados más difíciles. Recordó con orgullo una vez que había tenido la oportunidad de entrevistar en el Tómbola a Chaveli preguntándole por las


Fallas. El "imbécil" que le dirigió antes de irse del plató fue la palabra más bella que nunca oyeron sus oídos, aunque también es cierto que aquel día no le
había cambiado la pila al sonotone...
De repente, un Ford Fiesta negro, última generación, pasó por detrás del grupo de periodistas que se disputaban la noticia. En aquellos momentos, uno de los
seguratas, sonriendo con gangosa e inexplicable felicidad, miraba a cámara y decía:
- Puééééé... aquí adentro zencuentran lo astore, ¿verdá? Eto é er Gran Engaño, la de pasta que etán ganando a costa de vusotro, jajajaja... -rió sin pudor ni
remilgos mientras su compañero le pegaba un codazo en las costillas.
Pero P.P. no se dejó engañar por las palabras del segurata. Había visto el Ford negro, había olido la verdadera noticia. Alguien iba en el automóvil y él
estaba dispuesto a averigüarlo, aunque fuera a costa de... deeeee.... ¡vaya! a su propia costa.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Se subió el pantalón, se arremangó la chaqueta de pana, se apretó el nudo de su pajarita y, con un elegante gesto, con su dedo índice, el mismo que utilizaba
para sacarse las burillas de la nariz, acomodó sus gafitas redondas sobre su nariz. Tenía una nariz algo chata, como su padre y su abuelo y el abuelo de su
bisabuelo, y siempre se le caían las gafas por ello. Estaba harto de probar miles de monturas diferentes en la óptica pero nunca encontraba las que no se le
caían. El óptico le había aconsejado operarse la nariz pero él, fiel a la herencia familiar, se negaba a ello y prefería subirse las gafas con aquel gesto elegante
que había perfeccionado a lo largo de los años. Así pues, como decía hace cinco líneas, se irguió y corrió, cámara-miniatura-de-video-digital en mano, para
averigüar quién se escondía en aquel ford.
Al doblar la esquina de uno de los edificios de los estudios de televisión vio una rubia pote salir del coche y apuntando con un arma a una jovencita preciosa
de pelo corto, rubia también, que temblaba atemorizada.
Sin pensárselo dos veces, apuntó con su mini cámara y apretó el rec. -¡Ui! ¡No veo nada! ¿Se me han caído las gafas? - No, no le has quitado la tapa a la
cámara, imbécil -dijo una voz de hombre grandote detrás de él.


Schmalkalden se pasó el pulgar por el labio carnoso mientras seguía pensando, con la mirada perdida en ningún sitio. De pronto, sus ojos se encontraron con
los de Dana, que la observaba en silencio. Mulder miraba por la ventana del salón hacia la calle, buscando quién sabe qué. Hacía tanto tiempo que no veía a
la agente federal que ya ni se acordaba de la última vez. Dana sonrió con dulzura, fijándose en los detalles que le indicaban que Gómez estaba muy
preocupada. Seguramente, aquella chica rubia era más importante de lo que había sospechado en un principio.
Gómez y Scully mantuvieron la mirada fija, a punto de sonreír las dos.

-¿Por qué no vas a buscar alguna pista en la calle, Mulder? Quizás alguien las haya visto salir -dijo Dana sin apartar la vista de Gómez.

Mulder se encogió de hombros y salió del piso. Schmalkalden y Dana siguieron mirándose, en silencio. Al fin, la morena sonrió abiertamente y empezó a
acercarse a su amiga.
-¿Cómo te van las cosas con...? -quiso saber Gómez.

Scully hizo un gesto de resignación. -Ya sabes -contestó sin dejar de sonreír.

Cada vez estaban más cerca. Por un momento, Gómez olvidó por completo lo que había ocurrido y a su cabeza vinieron viejos recuerdos del pasado, cuando
las dos trabajaron juntas en una misión mientras Mulder había sido apartado de los expedientes X. Aquel trabajo las unió para siempre.
Dana se quitó la gabardina y la dejó cuidadosamente doblada sobre el sofá. Luego se acercó a Gómez con su traje chaqueta de impecable corte. Estaba muy
hermosa, pensó Gómez sin poder evitar recorrerla con los ojos. Dana acercó la mano hasta su mejilla y Gómez dio un respingo al notar la caricia.
-Te echo de menos -susurró la federal, cerrando los ojos.

Gómez no pudo controlarse y la besó en los labios. Fue sólo un roce, pero los pechos de ambas empezaron a subir y bajar con rapidez. Algo estaba pasando.
Dana rodeó con sus brazos a Gómez y le devolvió el beso, con mucha más pasión. Los besos fueron haciéndose cada vez más intensos, hasta que las dos se
dejaron caer sobre el sofá, olvidadas por completo sus respectivas misiones.
Mientras Gómez trataba de desabrochar los botones de la blusa de Scully, la puerta se abrió de repente.
-No quiero que me digas que esto no es lo que parece -chilló una voz.

Gómez se puso en pie de un salto al ver a su querida Dulce, toda arrebolada, en la puerta del salón. Sus ojos parecían dos incendios. Venía desaliñada y
sucia.
-Cariño, de verdad, no es lo que parece -mintió Gómez visiblemente nerviosa mientras Scully se arreglaba las ropas revueltas.
-Sólo era una investigación rutinaria -dijo Dana sin demasiada convicción.
-Ja, una investigación en profundidad, diría yo -añadió Dulce muy irritada.
Gómez se acercó a ella temblorosa. -¿Estás bien, cariño? -preguntó llena de angustia.
-Claro, después de que entraran en la casa esa mujer y su compañero y me apuntaran con una pistola y después de que una demente me secuestrara y gracias
a un estúpido periodista lograra escapar, sí, estoy perfectamente, gracias -gruñó.
Gómez se quedó callada, tratando de buscar una buena excusa para arreglarlo todo.
-Espero una explicación -dijo Dulce con los brazos cruzados y mirándola llena de ira.


-Creo que voy a ir a por tabaco -susurró Dana mientras salía del piso. -¿Y bien? -insistió Dulce.

3ª Parte

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

1ª Parte



Dulce Pesadilla
3ª Parte

Gómez tuvo la tentación de decir que también iría a por tabaco, pero prefirió callarse por si las moscas. Por otro lado estaba preocupada por su amorcito, - je,
je- en caso de que lo siguiera siendo después de esto.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

- ¿Y bien?, ¿qué me vas a contar? - gruñó Dulce con cara de 'no me toques las narices'.

- Yo..., bueno, es que... - Gómez no sabía qué decir. La intensa mirada de su compañera le hacía pensar en la aproximación de una gran tormenta.

Dulce cada vez estaba más enfurecida. Se acercó a su compañera hasta sentir el aire de su respiración y lanzó un destello verde amenazador que hizo
estremecer a Gómez.
- ¿No quieres hablar? - la desafió.

-Estas muy furiosa, puede que no sirva de nada - dijo la mujer más alta. Entonces su cara de susto se transformó en dolor cuando Dulce le mandó tremendo
puñetazo en el estómago a traición.
-Tenías razón - le dijo alejándose de ella - estaba muy furiosa, pero ahora estoy mucho mejor - Después de eso salió del salón y se dirigió al baño.
Schmalkalden se quedó casi sin aliento, pensando que su 'amorcito' tenía más genio del que ella pensaba. Su mente trabajó con rapidez buscando una excusa
convincente, pero ¿cómo iba a hacerle entender a Dulce algo que para ella también había sido ininteligible?
- Mecagüen... ¡Uff! - Medio arrastrándose alcanzó el sofá y se recostó de lado resoplando por el dolor.

Cuando Dulce regresó dispuesta a discutir después de haberse desahogado en el baño a moco tendido, la encontró así, tumbada en el sofá en posición fetal.
-¿Gómez? - no hubo respuesta. -¡eh! - preocupada se acercó a su amiga.- Dios mío, ¿me la habré cargado?.

23ª Entrega (by Rogue)

Preocupadísima por el rictus de dolor reflejado en la cara de Schmalkalden y por el hecho de que siguiera sin decir ni pío volvió a intentar.
-Gómez cuchi cuchi de mi corazón... cosita mona ¿te hice daño? - pero la respuesta de Gómez seguía sin llegar y la preocupación a crecer.

-Sch... Schmal... Schmie (¡joder en que estaban pensando sus padres cuando... !) corazoncito... háblame por favor, no seas así. - pero Gómez seguía con la
mirada perdida en una de las patas del mueble que estaba frente a ella.
Con lagrimas de dolor en sus ojos Dulce se arrodillo para ver mejor el lugar donde había golpeado y pregunto llena de consternación
-Gómez de mi vida... ¿te duele mucho?-

Ante esta pregunta Gómez reaccionó por fin lanzándole a Dulce una de esas miradas de perrito triste que había ensayado hacía un par de semanas para casos
como este de emergencia mientras decía
-Me dejaste sin aire- sin quitar la cara de puchero.

Dulce estaba que se moría mientras pensaba que nunca había visto así a Schmalkalden.

-Perdóname cuchi cuchi no lo vuelvo a hacer nunca nunca!!!- dijo Dulce mientras la abrazaba.

Y Schmalkalden no pudo más que guiñarse un ojo a sí misma mientras abrazaba con cara compungida a Dulce, y así pasaron unos instantes y Gómez
empezaba a creer que todo estaba arreglado cuando...


-"Esto... Dulce... corazón... ¿no crees que estarían más cómodas abrazándonos en una superficie más blanda que el suelo?", dijo sugerente Schmalkalden al
oído de Dulce mientras introducía su mano como quien no quiere la cosa por debajo de su camisa. Esta apartó el brazo de Gómez de un manotazo: -"En lo
que va de día nos han destrozado la puerta de mi casa y parte del mobiliario, me han amenazado diferentes personas con armas de fuego, me ha secuestrado
una psicópata, me he arrojado de una automóvil en marcha, he presenciado como mi novia se daba el filete con una de las personas que me ha encañonado
en lugar de preocuparse por mi paradero, o al menos por colocar el salón para cuando volviera, he manchado mi karma varios puntos haciendo uso de la
violencia que había prometido no utilizar nunca desde que a los 8 años la madre Soledad me castigó cara a la pared por echarle polvos picapica a Pilar
Caravias en los ojos... ¿y en lo único que piensas es en ESO?"
-"Tienes razón, corazón, ¿cómo he podido ser tan desconsiderada?... te voy a preparar un baño... y cuando estés más relajada me cuentas al detalle todo lo
que te ha sucedido y... bueno, como te sientes y eso...". Schmalkalden terminó la frase con un vago gesto al aire y salió escopetada hacía el cuarto de baño.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Dulce bufó al aire y se encaminó a la habitación para quitarse la ropa, y de pasó para contar hasta 1.000 antes de estrangular a Gómez. "¿Cómo puedo
permanecer al lado de una mujer que aprecia tan poco mi elevado espíritu? ¿qué he podido ver yo en ella aparte de unos ojos que me derriten cada vez que
me mira, unas piernas que no se terminan nunca, unos pechos que... mmm... unas manos que deberían estar aseguradas, una boca que... bueno no habla
mucho, pero ni falta que hace... ?"... mientras estaba ensimismada en si misma, escuchó un ligero carraspeo en la puerta del cuarto. Al girarse, se encontró
con Schmalkalden mirándose los zapatos que le preguntó tímidamente:
-"Supongo que preguntarte si quieres compañía en la bañera está fuera de lugar, ¿no?"

Quitándose la ropa rápidamente y dirigiéndose al cuarto de baño le contestó: -"No olvides traer el patito de goma... ¡Ah!... y ve sacando la mermelada de la
nevera..."
-"¡BIEN!", exclamó Gómez con un gesto de triunfo mientras corría a la cocina lanzando los zapatos por los aires.


Cuando Gómez llegó hasta el cuarto de baño se detuvo y se apoyó contra el marco de la puerta para observar, calladamente, la desnuda figura de Dulce que
estaba metiéndose en la bañera. Cuando Dulce se metió por completo dejó que el agua caliente cubriera su cuerpo, echando la cabeza hacia atrás apoyándola
contra el frío material de la bañera y cerrando sus ojos intentando olvidar lo que le había ocurrido dejando que sus pensamientos se sumergieran en aquella
humedad.
Cuando de nuevo abrió los ojos se encontró a la desnuda Gómez apoyada en el marco de la puerta con una sonrisa realmente provocadora que embellecía su
rostro y que le hacía subir la temperatura de su cuerpo a la par que sentía esa conocida presión en su estómago. Gómez llevaba el patito de goma en una
mano y la mermelada en otra y sus ojos relucían, de manera que Dulce ya no pudo resistirse más.
-"¿Qué miras ahí parada? ¿A qué esperas para entrar?"

Gómez no necesitó más palabras ni gestos, en un segundo estaba dentro de la bañera haciendo rebosar el agua de ésta y que cayera al suelo. Ahora eso no
importaba. Dejó la mermelada sobre el poyo de la bañera para hacer buen uso de ella un poco más tarde, y al patito de goma lo soltó en el agua para que
flotara a su antojo (ya le darían algún uso, digo yo). Ahora tenía sus manos totalmente libres para recorrer el cuerpo de Dulce sin que se le escapara ningún
lugar. Se acercó más a ella y la rodeó con sus brazos mientras la miraba fijamente a los ojos, una tierna sonrisa era el preludio de lo que iba a pasar.


Dulce comenzó un tortuoso recorrido del cuello de Gómez con el roce de sus labios además de ligeros mordisquillos por aquí y por allá. A pesar de las
ganas locas de Gómez de comérsela allí mismo, sin juegos previos, consiguió retenerse y dejó que Dulce tomara las riendas. Al menos por el momento. Con
lo que se limitó a echar la cabeza hacia atrás y dejar escapar de vez en cuando el gruñidito de rigor.
De repente a Dulce le entraron las ansías de dominar a esta morena mujer que siempre la superaba en todo, así que la empujó hacia el otro extremo de la
bañera sin fijarse en que el grifo de la gran bañera podría clavársele a su compañera.
-"Aaauuuu, que daño"-. Gritó Gómez de repente. -"Dios Dulce, ten más cuidado amor. Me acabo de clavar el grifo"-.

-"Perdona, perdona. Ya sabes como me pones y pierdo el control demasiado rápido. Deja que te cure la pupita". Contestó con cierta carilla lasciva, Dulce.
-"No, ahora juego yo"-. Dijo Gómez mientras atraía hacia sí el cuerpo de la pequeña mujer.

Consiguió poner el cuerpo de la pequeña a horcajadas sobre el suyo de forma que su boca quedaba a la altura de los redondeados y jugosos pechos de la
rubia. Sin dejarle si quiera tiempo para quejarse, Schmalkalden atacó con furia la delantera de la mujer mientras que con sus manos recorría una y otra vez la
parte baja de su espalda.
- "Mmm. pffss". Consiguió expresarse Dulce mientras decidía que la posición en la que se encontraba era perfecta para recorrer el lóbulo derecho de Gómez
con la lengua. Intentó recorrer con dicho apéndice todos y cada uno de los pliegues de la carne en esa zona del cuerpo de Gómez, y de buenas a primeras,
sin aviso previo, metió todo lo que pudo de su lengua en el conducto auditivo de la mujer morena. Notó como Gómez detenía sus jugueteos con sus senos
para tomar una honda inspiración, y esto la hizo reír cerca de la oreja de la morena.
- "¿Te crees muy lista, eh?"-. Dijo Gómez alzando la mirada para encontrarse con ojos verde malaquita que la observaban con un brillo juguetón.- "Te vas a
enterar, listilla"-.
Entonces, separó ligeramente de sí a Dulce para colocarla en la parte alzada de la bañera de forma que pudiera alcanzar todas las partes de ese pequeño,
pero atlético y compacto cuerpo que la volvía tan loca.


- "Jijijijiji, ¿con qué vamos a jugar hoy?". Escuchó la voz alegre de Dulce mientras se giraba para observar el cuarto de baño.
-"Pues la verdad es que me gustaría haber cogido otra cosa en vez de la mermelada, mi cielo. Pero bueno, aquí estamos y no me apetece salir de aquí"-. Dijo
Gómez mientras acariciaba el bello púbico de Dulce. Este acto siempre dejaba ensimismada a Gómez, era como si cada vez que mirase esa brillante, espesa
y tupida parte de Dulce entrara en otra dimensión y todo lo que la rodeaba dejase de existir. Con la excepción de la propia presencia de Dulce, por supuesto.
Apartó los labios de Dulce con dos de sus dedos y en su rostro apareció una sonrisa de oreja a oreja.
- "Vaya, si que nos alegramos del encuentro hoy, ¿no?"-. Dijo todavía con la sonrisa en el rostro.
-"Ya ves, cosas que pasan"-. Dijo Dulce mientras intentaba incorporarse para intentar seguir con la exploración del cuerpo de su morena compañera.
- "Tsz, tsz. ¿dónde crees que vas?"-. Le preguntó Gómez mientras la empujaba de nuevo hacia atrás.
De repente, al empujar a Dulce apareció de nuevo en escena el patito amarillo que tanto le gustaba a la rubita.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

-"Anda, un lindo patito de goma. ¿Crees que..?"-. Divagó Gómez.
- "No serás capaz. ¿con eso?"-. Preguntó Dulce.

- "Bueno, siempre hay una primera vez. Y tal y como estamos.."-. Empezó a decir Gómez, pero se quedó en silencio al acercarse a la entrepierna de Dulce. "No creo que haya problemas."-. Dijo justo antes de empezar a lamer el muslo derecho de la rubia. Tras mosdisquear suavemente este muslo se giró hacia el
otro para darle las mismas atenciones, porque ya se sabe, si hay dos, dos que hay que tener contentos. Fue subiendo lentamente por el muslo izquierdo de
Dulce hasta llegar a la zona donde más se la necesitaba en esos momentos. Introdujo su lengua entre los húmedos labios de Dulce y empezó a separar capas,
lamiendo con devoción como si de un helado se tratase. Eso sí, esto sabía mil veces mejor que cualquier helado.
- "Aaaaaa. aaaa.. Dios cuchi cuchi, como me estas poniendo"-. Consiguió decir Dulce con los ojos entrecerrados y los dientes apretados.

Tras haberse asegurado que Dulce estaba lo suficientemente lubricada, Gómez atrapó con maña el patito de goma, lo estrujó para meterle un poquito de agua
en su interior, y lo empezó a introducir por su ya de sobras conocido 'agujerito del placer'. Se escuchó un ligero 'cuac', pero no le dio la mayor importancia.
- "Au. au. au. no hagas.. Diosssss, no pares"-. Fue la reacción de Dulce.

Al recibir una respuesta tan entusiasta por parte de su pequeña mujercita, decidió que era seguro seguir empujando. Así que eso mismo hizo, a la vez que
acariciaba con sus dedos el clítoris de Dulce.
- "¿Te gusta?"-. Le preguntó a Dulce, de forma socarrona. Conociendo de antemano la respuesta al ver el rostro desfigurado por el placer de la mujer rubia.
- "Sí. aaaooo, sí. Pero no lo metas tanto, que me haces daño"-. Le pudo contestar Dulce.

- "A sus órdenes, bella dama". Dijo Gómez con una sonrisa atravesándole el rostro mientras tiraba del patito hacia fuera.
"Cuac". La sonrisa se le borró de inmediato a la alta mujer, e intentó tirar de nuevo del patito hacia fuera.

"Cuac". Las caras de pánico fueron inmediatas, tanto en el afilado rostro de la morena como en el querúbico rostro de la rubia."Cuac, cuac, cuac, cuac..".
- "Dulce, amor, no te pongas nerviosa. Lo sacaré"-. Dijo Gómez en un intento de tranquilizar a la cada vez más tensa Dulce. "Cariño, si aprietas me lo pones
más difícil aun. Relájate".
- "Si claro, para ti es tan fácil decirlo. Pero no eres tu quien tiene un pato ahí metido". Contestó entre enojada y llorosa, la mujer rubia.
"Cuac, cuac, cuac, cuac". Sonaban los intentos fallidos de Gómez por sacar el patito.

De repente se le ocurrió una idea a Gómez y dijo: -"¡La mermelada!"-. Y en consecuencia, ni corta ni perezosa agarró el bote de mermelada, lo abrió y untó
a base de bien las partes menores de Dulce Nombre del Socorro.
"Cuac, cuac, cuac, cuac, cuuuuu... ¡PLOP!".

- "Oh Dios, no me lo puedo creer. ¿LO HAS METIDO MAS?". Gritó Dulce.

- "Joder, ha sido sin querer Dulce. Estate tranquila y déjame sacarlo". Contestó Gómez exasperada.

Dulce se puso de pie de forma brusca y con manotazos y aspavientos se alejó del cuerpo de Gómez. -"No, déjame tú a mí. ¿Qué quieres, que me salga por
la garganta?. Mierda Schlam, Schaml, como quiera que te llames joder, haz algo útil y mejor llama a una ambulancia"-.
- "Sería mejor ir nosotras al médico, ¿no?"-. Preguntó con voz comedida Gómez, sabiendo que todo había sido culpa suya.

- "NO, ni de coña. Menuda vergüenza pasaría. Mejor que vengan aquí y lo saquen aquí mismo, sin que se entere nadie más"-. Le dijo Dulce mientras se
levantaba de la bañera y salía de ella. Después se encaminó hacia el toallero para descubrir, con mudo asombro, que cada vez que daba un paso.. "Cuac,
cuac, cuac". Tres pasos fueron necesarios para llegar hasta las toallas.
- "Dios, no me lo puedo creer. Mi patito."-. Y rompió a llorar.
De inmediato Gómez se puso a su lado para abrazarla. - "No te preocupes mi amor, ahora mismo llamo y en menos de media hora todo solucionado".

Una vez más sonaba el teléfono de urgencias. Aquel día era imposible echar un polvo con la enfermera, pensó el médico de guardia saliendo del pequeño
cuartucho, todo el mundo se había puesto de acuerdo para tener colapsos o accidentarse...


"No tardes, amor..." le dijo una voz ronca que salía desde dentro. El médico gruñó subiéndose la bragueta al tiempo que atendía la llamada.
"¡¿Diga?!" gritó malhumorado el doctor.
"Eeehh... ¿urgencias?" preguntó una voz de mujer cohibida y nerviosa.
"¡Pues claro! ¿No ha marcado el 061? ¿Pues qué va a ser si no?"
Al otro lado de la línea se oyó una maldición y la voz de mujer sonó más agresiva. "Oiga usted, no hace falta ser desagradable ¿eh? ¡A ver qué se ha creído!
¡Que a todos ustedes les pagamos nosotros, el contribuyente! ¡Un poco de respeto!"
"¿Respeto? ¡¿Respeto?!" espetó el hombre poniéndose rojo por la ira.
"Gómez, ¿qué pasa?" se oyó una vocecilla lejana. Cuac... Y un patito, lejano también.
"Nada, cariño, un gilipollas que ha cogido el teléfono..."

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

"¡Oiga usted! ¿A que, si me sale de los huevos, no vamos a buscar a su enferma?" amenazó el médico, con la vena del cuello inflamada, al igual que la vena
de su miembro viril.
"¡Micagoencien! ¿A que me presento allí y te parto la cara, so mamón?" gritó la mujer.

"Gómez, amor, que algo está pasando..." dijo de nuevo la voz lejana. Cuac cuac... Y el pato.
"Sí, espera un momento, que le aprieto las tuercas a éste..."
"Las tuercas te las va a apretar a ti tu padre, so..."

"Gómez... que estoy... rompiendo aguas..." exclamó asustada la voz lejana. Cuac cuac cuac cuaaaacccc... y el pato también.
"Calla, mujer, espérate que éste no sabe con quien..." dijo la voz de la primera mujer muy enfadada.
"¡La que no sabe eres tú, puta!" gruñó el médico.

La enfermera, oyendo el jaleo, salió del cuartucho ajustándose el uniforme. "¿Algún problema, querido?"

"Gómez... que se ha roto... que algo se ha rotooo... ¡Que me cae todo el agua!" lloriqueó la voz lejana. No, el pato ya no se oyó más...
"¡Cariño! Pero ¿qué...?" dijo la voz de la mujer alejándose del teléfono.

"¡Lo que tú necesitas es un buen polvo! Eso es lo que necesitas! ¡Una polla así de grande!" gritó como un energúmeno el médico, cogiéndose con la mano
que tenía libre sus inflamados genitales ante la estupefacción de un par de clientes, digo usuarios de la S.S. que había por allí. La enfermera hizo un gesto de
resignación sonriéndoles, para quitarle importancia.
"Pip pip pip pip..." dijo el teléfono.

Mientras, al otro lado de la ciudad, Gómez asistía al parto del patito de goma.

"Cariño, tú sola puedes conseguirlo... Empuja... Empuja... Ya has expulsado el cuerpo... Ahora sólo queda la cabeza..." decía animando a la pobre Dulce que
estaba estirada en el suelo, rodeada de un gran charco de agua.
Gómez agarraba con delicadeza el cuerpecito de goma del pato amarillo que colgaba de la vagina de Dulce. De pronto se quedó con él en las manos.
"¡Ya está! ¡Ya está!" exclamó emocionada enseñándoselo a la madre, digo a Dulce que sonreía feliz.
"Oh oh... ¿Y la cabeza?"

28ª Entrega (by Goya)

- ¡Dioses, la cabeza, se ha quedado dentro!!

Dulce chorreaba sudor por todos los poros de su piel, como las buenas parturientas de las películas de sobremesa. El nerviosismo de Gómez aumentaba por
momentos.
- Cualquiera vuelve a llamar ahora al servicio de urgencias!!! Como no sea para patearle la cara al mamoncio del médico... ¡Espera, ya sé a quién podemos
llamar... cariño, no te pongas nerviosa, es una cuestión de urgencia...
Madrid. Cibeles (Spain) 15:46 PM
RINGGG RINGGGG
- Scully
- Soy Gómez. Necesito tu ayuda.
- ¿Qué ocurre?
- Mejor ven a casa y te lo cuento... Tráete el maletín médico, lo vamos a necesitar...
Minutos después, Scully tanteaba por los interiores de la cada vez más cabreada Dulce, a la cual no le hacía ninguna gracia que la guarrona de la Escuyi esa


le tocase ni un pelo.
- Bien... espera, ya lo tengo...
¡POP!
- ¡Aquí está! gritó Scully mientras sostenía en sus manos la cabecita del patito.
- ¡Uf! gracias!, dijo Dulce bajando la guardia ante Scully, después del descanso que le había dejado la ausencia del patito en su interior.
- Gómez, tenemos que hablar, antes con mi rápida... digamos... desaparición...
- Mutis por el foro, diría yo
- Si, bueno, je je, reconoce que la situación era embarazosa... Por cierto, mis excusas, Ehhh... ¿cuál es tu nombre?

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

- Para ti, Socorro.
- Dulce!- improperió Gómez.
- Esta bien, llámame así.

- Bien, Dulce, mis excusas. Sólo recodábamos viejos tiempos. Yo ahora sólo tengo ojitos para mi Mulder, fue una locura...
-Vaaaaaaaaaale, por esta vez lo dejaré pasar. Pero, de qué quieres hablarnos.
- Verás... preferiría hablar a solas con Gómez, si no te importa...

- No, Scully -interrumpió Gómez. Lo que me cuentes a mí puedes contárselo a Dulce. No hay secretos para nosotras... Casi- añadió entre dientes.

- No, no importa. Le debo un favor a Scully, y quiero saldar la deuda cuanto antes. Además, en TVE están reponiendo por 25ª vez la primera temporada de
Xena, así que iré a ver el capítulo de hoy.
Cuando se quedaron a solas, Scully dijo, acercándose peligrosamente a los labios de Gómez:

- No sé que hacer primero, si ponerte al día sobre el caso KliXto o acabar lo que dejamos antes...


Madrid, 17 de mayo de 2000. 17.00 h.

Mientras Gómez y Scully conversaban en el salón, Dulce se fue al dormitorio. Tras el nerviosismo del parto patal, se sentía agotada. Se dejó caer sobre la
cama, suspirando con alivio. Estaba un poco mareada y le dolía entre las piernas, seguramente a causa del esfuerzo.
Llevaba un buen rato así, casi a punto de dormirse, cuando sintió una fuerza que la presionaba sobre la cama. Abrió los ojos asustada y vio una luz que la
cegaba y un ruido infernal que hería sus oídos. Trató de gritar pero no pudo articular sonido alguno. Intentó moverse, pero aquella fuerza la tenía
completamente inmovilizada. Sintió el pánico secando su garganta, tensando sus músculos. De reojo observó la puerta cerrada de la habitación. Pensó en
Gómez. ¿Es que aquellas dos no oían lo que estaba pasando? Tenía mucho miedo, estaba aterrorizada. De pronto sintió algo muy extraño, como si su cuerpo
se derritiera en un fluido y se evaporara en el aire. Dejó de percibir las cosas por sus sentidos mientras aquella extraña sensación de ser partícula, átomo, la
llenaba de angustia. Le vinieron a la cabeza imágenes de su vida. Su niñez, su adolescencia, aquella excursión a Toledo con sus compañeros de colegio, el
día que aprobó la selectividad, su primer beso, su primer desamor, su primer porro.
Poco a poco fue acostumbrándose a su nuevo estado etéreo, extraño, distinto. Y el miedo fue dejando paso a algo nuevo, a algo intenso. La paz. Sintió que
estaba en paz consigo misma, que podía estar tranquila, que no le iba a suceder nada malo. Quiso pensar en Gómez, en todo el tiempo que habían pasado
juntas, en su amor, y se dio cuenta de que, en realidad, ya no se acordaba de ella. Pronto ya no pudo ni nombrarla en su mente y, de alguna manera, tuvo
conciencia de que había dejado de existir.
Sintió una presión enorme en los fragmentos dispersos que representaban su mente y su cabeza y luego, todo desapareció.
Madrid, enero de 1998.

-Hija, ¿estás despierta? -oyó la voz de su madre que la llamaba.
Abrió los ojos lentamente. Se sentía muy cansada. El día anterior había salido con los amigos del trabajo. Habían ido a celebrar la despedida del redactor jefe
de cultura, que se iba a la tele y dejaba el diario. Se sentó en la cama y se llevó la mano a la cabeza. "Bebí demasiado", pensó acariciándose una sien
mientras notaba que una náusea se apoderaba de su estómago. "Creo que voy a vomitar".
Trató de ponerse en pie y entonces la vio. Allí estaba. Sobre la mesilla había una nota con un número de teléfono. No lo había soñado. El color rojo invadió
sus mejillas. Aquella mujer... Volvió a sentarse sobre la cama con el papel en la mano. Por la noche, en aquella discoteca la había visto. Una mujer alta,
morena, con unos ojos de un azul imposible, con una mirada que la había herido desde el primer momento. ¿Qué había pasado? No lograba recordarlo. Tenía
la vaga sensación de que aquella mujer al fin había obedecido al impulso de sus miradas mutuas y se había acercado a hablarle. Estaba con unos amigos en
la discoteca, pero se los quitó de encima para acercarse a Dulce, con una sonrisa... Aquella sonrisa la había desarmado por completo.


Miró de nuevo el papel con su número de teléfono y leyó el nombre imposible de pronunciar: Schmalkalden.
-¿Qué hago? -se dijo en voz alta-. ¿La llamo o no la llamo?
Madrid, 17 de mayo de 2000 17.05 h
Gómez dejó de hablar y miró a Scully arqueando una ceja.
-¿Qué pasa? -preguntó la federal notando que su amiga estaba intranquila.
-No sé, tengo una extraña sensación, creo que...
De pronto echó a correr hacia el dormitorio. Scully sacó el arma y la siguió. Cuando llegaron a la habitación, la cama estaba vacía, el aire se colaba por la
ventana. Gómez miró a Scully con los ojos muy abiertos. La federal reconoció en aquella mirada algo inaudito. Gómez estaba asustada. Puso una mano sobre
su hombro y lo apretó con delicadeza. A su espalda oyó unos pasos. No le hizo falta volverse.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

-No toquéis nada -dijo Mulder mientras se ponía unos guantes profilácticos. Gómez y Scully se apartaron para dejarle pasar. Gómez estaba deshecha, miró a
Mulder angustiada. No se atrevía a preguntar. Pero Scully si lo hizo.
-¿No creerás que...?

Mulder la miró, con gravedad, aunque en sus labios había una leve sonrisa.
-Dulce ha sido abducida -sentenció sin ninguna duda en sus palabras.

2ª Parte

4ª Parte



Dulce Pesadilla
4ª Parte

Todavía en el presente, 17 de mayo de 2000 17.06 h

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

- Dulce abducida, Dulce abducida- dijo Gómez con furia. - Mulder, ¡¡¡Estás como una cabra!!!Sin creerse ni una palabra del compañero de Scully se dirigió con rapidez a la ventana, descolgando parte de su cuerpo hacia el exterior. Miró arriba y abajo,
buscando alguna pista. Cuerdas, andamios colgantes, algún helicóptero, al inspector Gatchet... Algo, lo que fuera.
- Tranquilízate, Gómez. Tiene que haber una explicación para todo esto.- Scully miraba preocupada a Mulder, que ausente de las mujeres, seguía recogiendo
algunos pelitos casi invisibles de las sábanas.
-¡Claro que la hay!- Desesperada, Schmalkanden se introdujo de nuevo en la habitación. Miró a través de Scully y se dirigió al salón en busca de su
chaqueta.
La agente del F.B.I. la siguió. -¿A dónde vas a ir?- la alcanzó cuando estaba a punto de salir por la puerta.

Con ojos de acero, Gómez se dirigió a su excompañera. -¿Cómo puedes soportarlo?. Cada vez que hay un dilema sale con los dichosos marcianitos. ¡Estás
desperdiciando tu tiempo con ese, ese mamarracho!-. La mujer estaba fuera de control.
-¡Oye, tampoco tienes por qué pasarte!- musitó Scully enérgicamente. Gómez dejó pasar una larga pausa para poner sus sentimientos en armonía y controlar
su ira.
-Está bien, perdona. Es que estoy preocupada por Dulce.-Lo sé.- la miró con dulzura.

-Voy a buscarla- resolvió la mujer más alta.

-Estaremos en contacto. Te llamaré si descubro algo.-

Gómez se acercó a su compañera y la abrazó con rapidez. -Gracias.De vuelta al pasado, enero de 1998

-Si. Gómez al habla- le llegó la voz desde el otro lado de la línea telefónica.
-Hay va, creo que me equivoqué de número- dijo Dulce en voz baja.
-Si. ¿quién es?- Dijo la voz impaciente.

-Err, hola. Yo pregunto por Smal, no, Schakal, no tampoco. (Dioses, ¡cómo coño se dice?)- Dulce pudo percibir la risa ahogada de la voz al otro lado de la
línea.
-Preguntas por Schmalkalden, ¿No?-Eso es, si-

-Pues está al aparato. Soy yo.-

Un rubor repentino coloreó de inmediato las mejillas de Dulce, quien se alegró de estar sola. Por un momento tuvo ganas de cortar el teléfono.
-¡¿Hola?!, ¿Sigues ahí?-

-Oh, si, perdona.- Tras una leve pausa continuó.- Soy Dulce, creo que nos conocimos anoche, je.-Vaya, ¡qué bien!. Eso significa que aceptas la invitación-

(Invitación, ¿Qué invitación?. Dioses, no me acuerdo de nada, ¡Uff!) -Si, eso debe ser. Si.-Entonces nos vemos esta noche. Llevaré la botella de sidra.-Espera. ¿Sidra?- dijo con tono desagradable. Bastante resaca tenía ya como para volver a pensar en meter algo de alcohol en su gaznate durante un buen
tiempo.
Gómez percibió el tono irónico en su voz. -Si no quieres no la llevo- titubeó.
-No. Vale así. Lo haremos como habíamos quedado- dijo Dulce sin tener ni la más remota idea de lo que iban a hacer.
-Entonces, ¿quedamos en el bar de Edu?-


-Ok. ¿A qué hora?-A las ocho. Te veré entonces, guapa.El cumplido provocó la aparición de una pícara sonrisa en la cara de la rubia. -Hasta entonces.Click. Tut, tut, tut, tut. Dulce colgó el teléfono y se dirigió al baño pensativa. ¿Qué demonios ocurrió ayer?. Oh, no consigo acordarme más que de su cara,
y su cuerpo, y su sonrisa, y sus ojos...
-¿Dulce?. ¿Estás bien?- Si, mamá. Sólo estoy en la ducha.- La mujer rubia esperaba que una buena ducha de agua fría la ayudara a recordar lo ocurrido la noche interior.
(¿Sidra?, pero si no me gusta.)

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Enero de 1998...

Dulce cambió de opinión por enésima vez sobre la conveniencia de su vestuario..."tengo que cambiarme de ropa... el pantalón negro no pega ni con cola con
la camisa negra", pero ya metida en el autobús era demasiado tarde para dar marcha atrás. Allá iba, a su cita con la misteriosa morena del nombre
impronunciable de la que apenas recordaba nada más que el destello de unos ojos azules.
Se abrió paso entre un grupo de okupas y una pandilla de pijos que ocupaban la extensión de la barra en el cualquier cosa menos glamuroso bar de Edu.
"Bueno, no parece el lugar más adecuado para una cita romántica.... de hecho puede que no lo sea... puede que para impresionarla le contara que soy íntima
amiga de Marta Sanchez y sólo quiera unas entradas para un concierto suyo...", pensaba Dulce bastante decepcionada aunque intentara engañarse fingiendo
alivio.
Por fin la vió apoyada al final de la barra, inclinada sobre una bebida. Como si notara su prensencia, Shmalkanden giró la cabeza clavándole una mirada
que... una mirada que hizo que de repente todos los recuerdos de la noche en que se conocieron iluminaran su cerebro:
Había acudido a la discoteca con unos amigos. El local estaba lleno de gente, sin espacio para moverse, y aún menos para bailar, lo que no desanimó a una
replicante de "azúcar moreno" (con 10 cm. menos y 10 kilos más), que en plena fiebre coreográfica le derramó su copa a Dulce en todo el escote. Intentando
remediar el desastre con la ayuda de 20 ó 30 servilletas de papel, Dulce levantó la vista y al fondo de la sala vio a una espléndida desconocida mirándola
directamente.
A Dulce se le cayeron todas las servilletas al suelo. La miraban los ojos más increiblemente azules que había visto nunca. Por si eso no fuera bastante,
aquellos ojos estaban enmarcados por unas facciones perfectas que se prolongaban en 180 cm. de cuerpo escultural. Dulce tuvo que realizar auténticos
esfuerzos para que su mandíbula no rozara con el suelo. Miró a sus espaldas, esperando encontrar detrás de ella el objetivo de la atención de la impactante
morena. Al volver la vista al frente encontró la sonrisa de la mujer de 1,90 negando con la cabeza. Incrédula, Dulce se señaló a sí misma y obtuvo un gesto
de asentimiento al otro extremo de la sala. Ante su estupor, la exhuberante criatura comenzó a avanzar hacia ella, irradiando una extraña fuerza que hacía
que incluso en aquel local atestado de público, su camino se despejara creando un pasillo entre las dos que permitió a Dulce admirar con detenimiento el
expléndido espectáculo del cuerpo de la desconocida. Su musculado cuerpo se movía con una gracia felina que hizo que Dulce sintiera como su pulso se
disparaba.
Un extraño sentimiento de familiaridad con la mujer que tenía enfrente la embargó. De una manera incomprensible, sintió que arrojarse a los brazos (y al
resto de la anatomia) de aquella fascinante mujer no sólo era lo más adecuado, si no lo único lógico.
La dueña de aquel espléndido cuerpo de casi 2 metros se acercaba hasta quedar enfrente de ella. Con sólo estirar la mano podía tocarla, y precisamente eso
era lo que Dulce deseaba en ese momento.
Se miraron con intensidad, y el deseo de los ojos azul láser de la una se reflejó en el verde océano de la otra. Olvidándose del resto del público que las
rodeaba, sus rostros se acercaron hasta que sus labios se fundieron en un beso lleno de una pasión que parecía acumulada durante cientos de años. Subida en
un taburete, Dulce se dejó arrastrar por el torrente de sensaciones que le provocaba aquel abrazo. Rompiendo el beso, levantó la mirada hacia el rostro de la
imponente desconocida de 220 cm., que sin mediar palabra la levantó en vilo, y cargándola sobre su fuerte hombro se encaminó decidida hacía los lavabos
del local. La cola del baño se disolvió como por arte de magia ante la intimidante presencia de aquella mujer con los ojos oscurecidos por la pasión.
Sentando a Dulce en el lavabo le susurró con voz ronca "No puedo esperar, te necesito aqui y ahora".

Subyugada por el autoritario tono de su acompañante, la escasa resistencia que quedaba en el cuerpo de Dulce, se evaporó junto con el recuerdo de que el
camarero de la discoteca era el hijo de los vecinos de sus padres de toda la vida."Sí, ¡SI!" murmuró y sin reparar en lo público del lugar, arrancó los botones
de la camisa de la desconocida con los dientes (tragándose uno de paso), abriéndose camino hasta encontrar la dureza de unos sensibles pezones que a punto
estuvieron de sacarle un ojo. Respondiendo al mismo salvaje impulso, la belleza morena, de un solo gesto, hizo volar todos los botones de los Levi's 501 de
la rubita, que salieron disparados a la velocidad de la luz, incrustándose en el alicatado de la pared de enfrente y dejando el camino libre a unas manos
ansiosas que rasgaron las bragas de Dulce haciéndola estremecerse (por el placer y el grifo clavado en sus riñones). Arrastradas por una urgencia animal
incomprensible para ellas mismas, sus movimientos se aceleraban mientras que el calor de sus cuerpos empañaba el espejo. La frágil estructura del lavabo
comenzó a gemir al mismo tiempo... Dulce empezó a sentir las sacudidas del clímax mientras se oía un ¡CRACK! y las cañerías, no pudiendo soportar tanto
ajetreo, estallaban inundando todo el servicio de señoras.

Cuando Dulce se dio cuenta de lo que estaba recordando, un rubor apareció en sus mejillas, así que agradeció la escasa iluminación del bar mientras se
acercaba a la morena con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja. No entendía por qué pero desde el momento en que la vio esa sonrisa aparecía sin saber
cómo, además de otras sensaciones que no podían ser aliviadas tan fácilmente como la suave sonrisa. La mujer morena también empezó a andar hacia ella
con un estilo elegante y sexy, mirándola fijamente con una seguridad infinita. Dulce vio como en su mano derecha llevaba una botella de sidra, la cual le


mostró la morena con una sonrisilla diabólica dibujada en su cara. "¿Para qué narices sería la sidra?" pensaba Dulce mientras la dueña de aquellos ojazos se
acercaba hasta ella y, agachando ligeramente su cabeza, la besó. Beso al que ella respondió y que notó que no era tan salvaje como los de la noche anterior,
además de que fue algo más corto, como un saludo de bienvenida.
"Hola, ¿recuperada de anoche?"
"Hola, eh... sí, o eso creo. Me parece que bebí demasiado pero el dolor de cabeza por la resaca ya se me ha pasado un poco".
"¿Por la resaca?". Inquirió la morena. "Yo diría más bien que es por el chichón que te hizo el espejo al caerse de la pared". Sofocó una risa y le señaló el
lugar a la rubia con uno de sus dedos, apartándolo rápidamente cuando Dulce se quejó por el contacto.
"Auch...". De repente notó como el calor subía hasta sus mejillas dándose cuenta de a qué espejo se refería su acompañante. "Debe ser por eso que las
aspirinas no han hecho su efecto...". Fue lo único que acertó a decir.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

"Vamos, no te preocupes". Le dijo la morena para romper la embarazosa situación. "Además, esos baños necesitaban un arreglo y le dimos al dueño la excusa
perfecta, ¿no crees?".
"Je, je, je, je,... eso es cierto". Rió Dulce un poco más tranquila y segura de sí misma gracias al comentario que Gómez acababa de hacer quitándole
importancia a la catástrofe que las había dejado empapadas a ambas, y que las había obligado a salir del baño con toda la dignidad que una situación así
podía permitir seguidas de montones de risotadas que fueron apagadas por las duras miradas de la morena.
"¿Te apetece ir a otro lugar?". Gómez la sacó de sus pensamientos con su profunda voz.
"¿Perdona?".

"He traído algunos sandwiches que tengo en el coche y he pensado que podríamos montarnos una especie de picnic o algo así en un parquecito... si te
apetece claro".
"Me parece una idea genial". Estuvo de acuerdo Dulce, además de que sería una buena manera para entablar conversación y conocer algo más de esa
increíble morenaza, aparte de lo que ya conocía de lo bien que manejaba sus manos en ciertos lugares y situaciones. Este pensamiento hizo asomar una
sonrisa en su rostro.
"Bien, pues vamos. Tengo el coche aparcado justo en la puerta". Y rodeando a Dulce por la cintura la obligó a que siguiera sus pasos hacia la salida del
local.

33ª Entrega (by Asrials).

Entrega dedicada a Cruella

Enero de 1998. El Retiro, Madrid...

- 'Espera, espera Smach.... Schmal, mmh'. Dijo con cara de circunstancia Dulce.

- 'Gómez, puedes llamarme Gómez. Todos mis amigos lo hacen'. La ayudó la alta morena.

- 'Ah genial, así es más fácil. Pues entonces espera Gómez, que te ayudo'. Dijo Dulce mientras se acercaba al maletero del
Ford Mondeo color burdeos de la morena.
- 'Te diría que no, que no hace falta y que puedo yo sola. Pero la verdad es que me harías un gran favor'. Le dijo sonriendo
Gómez mientras sacaba del coche las dos neveras, la manta, la sombrilla, la pelota y el frisbee.
Una vez que lograron repartirse equitativamente todos los cachibaches indispensables para el picnic, decidieron encaminarase
hacia la zona donde está ubicada la estatua de 'El Ángel caido', porque sabían que en esa zona habría menos gente y lo que
es aun más importante, habría menos niños reboloteando por los alrededores (sus ganas, pero bueno).
Eligieron una zona de tupido césped bañado por completo por la sombra de un enorme castaño. Dejaron las neveras, la
sombrilla, la pelota y el frisbee en el suelo para poder extender en toda su longitud la manta a cuadros blancos y rojos. Una
vez hecho esto se asentaron sobre ella y Gómez empezó a sacar las cantidades ingentes de comida que había traído
consigo.
- 'Como no sabía lo que te gustaba, he hecho un sandwich de todo. Hay de jamón y queso, de paté de cerdo, paté de pato,


chorizo, salami, mortadela. Eso si, todos excepeto los de paté, llevan mantequilla. Espero que no te importe. Sino puedo ir a
comprarte algo en un momento'. Explicó Gómez.
Pero que encanto, como piensa en mi. Se dijo Dulce a sí misma. 'Tranquila, me gusta todo. Gracias por tenerme en cuenta'.
Le sonrió la rubia a la morena.
Gómez le devolvió la sonrisa mientras le alcanzaba uno de los sandwiches de mortadela a la rubita.
No habían dado más que el primer bocado cuando un lindo perrito de raza indefinida, de altura media, pelo corto de color
café con leche pero con bastante leche, tirando como a dorado..... como del mismo color que Argo, con la tripa y el cuello
blancos. De complexión fina, patas delgadas y como con calcetines cortos y blancos. Cabeza también fina, hocico largo y
afilado, ojos castaños y orejas largas y caídas se las acercó corriendo como un energúmeno. De lejos, tenía el tipo de un
galgo (más pequeño y no tan delgadísimo, pero de ese estilo).
Nada más verlo Gómez pegó un respingo ya que todo lo que hasta ahora conocía sobre la vida canina es que cuando hay
comida de por medio mejor te alejas que sino te muerden seguro.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Dulce, al verla tan nerviosa intentó calmarla. 'Tranquila Gómez, seguro que viene porque ha olido los sandwiches y querrá
uno, nada más'.
'Si, seguro'. Contestó Gómez de forma forzada.

Para tranquilizarla del todo Dulde atrajo hacia sí la atención del perro mostrándole lo que le quedaba de bocadillo. 'Mira
bonito, ¿lo quieres?... ven por él. Asi precioso.... anda, pero si no eres precioso sino preciosa. Buena chica'. Le dijo Dulce a
la perra mientras ésta se comía el sandwich.
- 'Ves Gómez, tan sólo quiere comer. Además mira con que cara de buena nos mira. Y parece bastante simpática y
cariñosa... ¡Puff!'. Dejó de hablar Dulce cuando la perra se le tiró encima para lamerle todo la cara.
- 'Simpática, ya veo. Quien fuera perra'. Contestó Gómez.

A lo lejos, aunque encaminándose hacia ellas venía una joven de pelo moreno, con cara de preocupación. Una vez que llegó
hasta donde ellas se encontraban dijo en tono de reproche: '¡PUÇA!'. Para intentar llamar la atención de la perrita.


Actualidad, del 17 al 18 de Mayo del 2000. Piso de Gómez y Dulce, Madrid.

-Aquí hay algo que no encaja... -dijo Gómez mientras hacía el pino, clavada la cabeza en una almohada, sobre el suelo.
Mulder la miraba boquiabierto mientras Scully paseaba arriba y abajo del piso. Bajo sus afilados tacones empezaba a
aparecer un agujero que amenazaba con llegar hasta el piso del vecino de abajo.
-Tu amiga es un poco rarita ¿no? Ponerse en esa posición para pensar... No sé, no sé...
Scully lo fulminó con la mirada.

-¡En lugar de criticar las técnicas inspiradoras de Gómez podrías pensar un poco y ayudar! -le escupió a la cara.
Mulder, limpiándose el escupinajo blanco, sonrió con aires de grandeza.

-Se me está ocurriendo algo... -susurró rascándose la nariz con el dedo índice a un lado y a otro y luego en el bigote,
repetidas veces.
Scully resopló con cansancio mientras Gómez empezaba a dar vueltas sobre su cabeza, como si bailara "breakdance".
-¡Vamos! Suéltalo ya y no te hagas el interesante... -Creo que sé quién puede ayudarnos a resolver el...
Un estruendo lo interrumpió. Gómez estaba espatarrada todo lo larga que era en el suelo y se tocaba la cabeza con un gesto
de dolor. Los agentes del FBI la miraban anonadados.


-¡¿Qué?! ¿Nunca habéis visto a alguien caerse? -se quejó Gómez mientras el rojo teñía sus huesudas mejillas.
Mulder dijo entre dientes acercándose al oído de Scully, con tono de mofa:
-Lo dicho, rarita-rarita... ¿Dónde dices que la conociste?
Dana lo invitó a seguir explicándoles su idea con un codazo en las costillas.
-Está bien, está bien... -añadió el hombre casi sin aire.- Eeeeh... ¿Alguien tiene idea de la hora que es?
Las dos mujeres se encogieron de hombros, sorprendidas por la repentina pregunta. -Nnno... ¿Por qué es importante? dubiteó Gómez mientras su mirada angustiada buscaba un reloj por toda la casa, sin encontrar ninguno.
-Mi contacto sale por la TV a una hora determinada. A través de la pequeña pantalla me da señales que yo descifro. Estoy
seguro que podrá ayudarnos en este asunto pero... me temo que tendremos que esperar hasta mañana... -acabó mirando
por la ventana. El sol se estaba poniendo.- Ya es muy tarde.

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Gómez dio un fuerte golpe en la mesa del salón. Su cara estaba compungida por el dolor de la incertidumbre y la rabia de la
impotencia. De repente se sentía como una marioneta, un capricho de los dioses que jugaban con su vida a su antojo. Y
estaba harta.
-¡A la mierda! -gritó llena de rabia. Los agentes la miraron extrañados por aquella reacción.
-Gómez, cariño, cálmate... Para mañana sólo quedan unas horas...

- ¡A la mierda digo! Desde que esta historia ha empezado apenas he dormido, no he comido nada, he ido de un lado para
otro como un yoyó, ¡ni siquiera he podido follar con Dulce sin que algún desastre pasara! ¿Y todo por qué? ¿Eh? ¿Eh? -los
agentes se encogieron de hombros esperando la respuesta.- ¡Porque alguien se lo está pasando muy bien haciendo que eso
ocurra! ¡Ya estoy harta! ¿Me oís?
Los dos agentes afirmaron con la cabeza al unísono, sin mediar palabra.

-¡HARTA! -berreó Gómez. De pronto, ante los despavoridos ojos de sus colegas, ínspiró con fuerza y soltó lentamente el aire
recuperando la compostura y su característico estoicismo.- Creo que si aquí han cambiado las cosas al antojo de unas y de
otras según sus conveniencias, ahora me toca a mí ¿no? -los agentes asintieron nuevamente, como dos peleles.- O sea
queeeee... Mulder, ¿qué hora necesitas que sea?
Mulder titubeó antes de decir, casi sin voz. - Las... las siete... de la mañana... Más o menos ¿eh?, más o menos... -dijo
tembloroso, impresionado por aquella mujer.
-¡Pues son las siete de la mañana! Y punto.

Por la ventana el Sol despertaba a un nuevo día, sonriente, luminoso... Los pajarillos cantaban, las nubes se levantaban...
Mulder se agarró con fuerza la boca para evitar que la mandíbula se le desencajara.
Dana admiraba a Gómez con los ojos brillantes de emoción. "¡Ésta es mi Gómez!" pensó emocionada, rememorando los
viejos recuerdos de su vida junto a aquella fantástica y rebelde mujer.
-¡Venga! ¡Manos a la obra! ¿Quién es tu contacto? -siguió Gómez mientras encendía la TV y le entregaba el mando a
distancia a Mulder.

-Eeeehhh... Leticia Sabater... Ella es en realidad una marciana enviada a la Tierra para protegernos de los ataques
alienígenas de otras razas interespaciales. Por eso trabaja para niños: ellos (y yo) somos los únicos que podemos entender
sus mensajes cifrados... -Gómez miró a Scully con los ojos muy abiertos sin dar crédito a los que sus oídos oían.- Mirad, ya
está empezando su programa...
-Pero, Fox, chato, ¿no era Cristina Tárrega la marciana?... -preguntó confusa Scully.

-¡No, mujer! ¡Ésa es de Venus! Y su misión en la Tierra es otra... -una sonrisilla pícara y el súbito picorcillo que le entró en
sus partes íntimas delataban un misterio sólo conocido por él.- Os lo aseguro, jejeje...
Gómez hizo un gesto de aproximación al agente. Sus puños cerrados no eran buena señal. Dana la retuvo con un suave
gesto, tranquilizándola. -Él es así... Pero resolverá el caso... No preguntes cómo pero lo resolverá...
-No entiendo porqué le aguantas... ¿por echar un polvo?

-No, mujer, eso nunca pasará, perdería su gracia... Es sólo que he de aprender a ser como él: en la próxima temporada se
va de la serie y yo ocuparé su lugar de crédula visionaria... Créeme: es una difícil tarea. Gómez asintió, comprendiendo y compadeciendo a su amiga.

-Jajajajaja... ¡Vaya trompazo me acabo de dar! Como siga así por las mañanas, ¡voy a quedarme tonta! -dijo una voz
estridente y risueña que provenía de la pantalla. Gómez se acercó para verla mejor.
-Éste es el primer mensaje... Trompazo... Todo ha sucedido de golpe... -descifró Mulder, concentrado en la rubia teñida de la
pantalla.
-Jajajajaja... Pero qué simpática que soy y qué buena que estoy y qué bien nos lo pasamos juntos ¿a que sí? -seguía la voz
mientras su dueña daba saltos y revoloteaba por el estudio de grabación del programa y la cámara intentaba seguirla como
podía.
Gómez estaba estupefacta ante el increíble espectáculo de la rubia. ¿A quién le recordaba?
-Gómez ¿te encuentras bien? Tus ojos... Están bizcos... -Ah, sí, estoy bien... Es sólo... mimetismo...


-¡Aquí! ¡Aquí está la solución! -gritó Mulder entusiasmado. Las mujeres se concentraron en la imagen de la TV. Leticia
esgrimía una botella de sidra luchando contra piratas imaginarios y mientras cantaba "Ron ron ron, la botella de ron".
Seguidamente aparecía sentada en un sofá, tronchándose de risa.
-¿Os acordáis de aquello? Jajajajaja... Fue en el programa número 1998, de enero... Aquel día fue genial, nos lo pasamos
¡requetechupete! ¿a que sí? -le preguntó a un peluche con forma de perro.
-Ésa tía se ha tomado algo... No deberían dejarla salir así en televisión... -dijo Scully esperando el apoyo de su amiga. Pero
Gómez estaba patidifusa, con los ojazos más abiertos, azules y desorbitados que nunca y, además, sin habla.
Mulder la observaba emocionado. Se acercó a ella, la cogió fuertemente por los hombros y la atrajo hacia sí.
- ¡Gómez ha visto la luz! ¡Cuéntanos, hermana, cuéntanos!

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

Gómez apenas tenía resuello para modular palabra. Se limitó a señalar con su tembloroso índice la estantería que había
sobre la televisión. Allí había una botella de sidra vacía y polvorienta. Dana corrió para cogerla pero, a pesar de los 24
centímeteos de tacón, la estantería estaba demasiado alta para ella.
-No hace falta que la cojas, Dana... Puedo explicarte... Esa botella... la llevaba el día de nuestra primera cita, en enero del
98...
Scully la miró sin entender nada y buscó la comprensión en su compañero, Mulder, que sonreía con orgullo infinito, seguro
de haber inventado el chupa-chups.
-Amigas... -anunció con tono sublime y enérgico.- A Dulce no la han abducido los extraterrestres...
- ¿Ah, no? -exclamó Scully, suspirando.- ¿Y de qué se trata esta vez?

- Dulce está en otra dimensión... Ha viajado al pasado. Sabemos dónde y cuándo, pero nos falta el cómo...
- ¡Con mucha marchaaaa! -exclamó la estridente voz desde la televisión.

Todos, menos Mulder que seguía concentrado en su discurso, se miraron.

- ... Y lo más importante... -concluyó el agente del FBI, haciendo una pequeña pausa dramática que el momento requería.-:
el POR QUÉ.


En algún lugar perdido en el espacio...

-¿hola?...¿hay alguien ahí?...Si es una broma no tiene ninguna gracia. Eeeeeoooooo...... Bueno, vale, te perdono Gomez,
pero sal ya de una puñetera vez-.
La pobre Dulce ya no sabia que hacer. Tras varios intentos fallidos, comprendió que estaba sola en algun lugar, aunque
tampoco conocía el motivo.
De pronto, alguien vino a verla, estaba un poco desaliñado y vestia de cuero, algo que a Dulce le hizo pensar en lo guapa
que estaba Gómez vestida de cuero sobre su Harley Davidson, con esos pantalones ceñidos que cubrían sus largas piernas
y...
-Hola-dijo el hombre misterioso.
-Ehh? Hola!!-

-Pensabas en ella verdad?
-¿en quien?

-Bueno, basta de preguntas, tenemos mucho trabajo por hacer

-Espera un momento, de que trabajo hablas y quien eres tu?-preguntó Dulce un poco intrigada.

-Soy Ares, dios de la guerra y te necesito para una misión muy peligrosa de la que depende la vida de mucha gente.-agregó
el hombre vestido de cuero.
-Si y yo soy....Xena, no te jode!!-dijo ya una nada cariñosa Dulce.
-No, tu eres Gabrielle y Xena te necesita.

-Ya, entonces tu me estas pidiendo que arriesgue mi vida por ella, ¿no?
-Exacto.
-Ja!! La proxima vez escoje unos personajes reales.
-¿Estas dudando de la credibilidad del dios de la guerra?. Bien, ponme a prueba, pregúntame lo que quieras sobre ellas.
-¿Lo que quiera?
-Si, ¿estas sorda?-. 'No, si es igual que la jodia rubita' pensó Ares
-¿Cómo termina la serie?


-Eso es algo que no depende de mi, pero te contestare como termina su relación: Gabrielle abandona a Xena porque ya no
puede soportarla sin su lado oscuro y se va en busca de aventuras con la hija malvada de Minnia.
-¿Y Xena?
-Desesperada por la perdida de Gabrielle, empieza una tórrida relación con laguien tan bueno como ella.
-¿Con quien?
-Con Callisto
-¿Xena y Callisto juntas?
-Si, y debo añadir que hace mejor pareja con ella que con Gabby
-¿No estarás insinuando que...

V
FA ER
ht
N SI
tp F Ó
:// IC N
V
ht O E O
tp .c N RI
:// os ES G
vo a P IN
.h te AÑ AL
ol ca O ,
.e .c L
s o
m

-Si, si ella acaba con Callisto en su vida, vete olvidando de Schmalkalden para siempre
Tras un rato de meditación trascendental...
-¿Qué tengo que hacer?
-Seguirme.

Antigua Grecia en la época de Xena, (sea cual sea su época)

Durante el viaje, Ares le explicó a Dulce que Xena estaba destrozada por la muerte de Gabrielle . No podía entender cómo
después de haber sacrificado su vida por ella, los dioses no le daban una segunda oportunidad. Lo que Xena no sabía es que
el cuerpo de su compañera se había quemado y era imposible recuperarla, a menos que encontrasen otro cuerpo igual. La
misión de Dulce consistía en hacerse pasar por Gabrielle el tiempo suficiente, para que el espíritu de la verdadera Gabrielle
tuviese otra oportunidad en su mismo cuerpo claro. Esta misión podía durar dias, meses o incluso años, dependiendo de la
habilidad de Dulce para llevar su relación con la guerrera hasta el punto en el lo dejo la verdadera Gabrielle. El único
problema es que Dulce no tenía ni pajolera idea de luchar, por lo que las cosas iban a ser un poco lentas...
Por fin llegó el ansiado momento. Dulce-Gabby iba a re-encontrarse con su amiga.
En el instante que se tuvieron frente a frente...

36ª Entrega (by Elenis)

¿Presente? Madrid, 18 de Mayo de 2000. 03:48 a.m. (antes de merendar)

Gómez contempló alicaída una carrera en su media. Jugó con el agujero, haciéndolo más grande, hasta que éste se duplicó
ante sus asombrados ojos. Una mano sobre su hombro la distrajo.
-Vamos a cerrar - informó el camarero.

Los dos agujeros volvieron a juntarse en uno. Gómez levantó la cabeza. Con un suspiro, se puso en pie y comenzó a andar
hacia la puerta del bar. El aire de la noche madrileña la golpeó en la cara. Una lágrima comenzó a formarse en su ojo
izquierdo; el ojo izquierdo nunca aguantaba más de tres horas lejos de Socorrito, por mucho que el derecho intentara
disimularlo.
"¿Dónde estarás, Dulce corazoncito?", pensó. "Maldita sea, ¡quiero que vuelvas! ¿Quién si no me preparará el chocolate
mañana?".
Echó a andar cansinamente por la calle.

Amarganz, capital de Sirius, Sin Tiempo Terrestre (s/t/t)

-¿Dónde estoy?- preguntó. Uno de los pedazos de su boca se desprendió y cayó al suelo con gran estrépito. Ella lo contempló
horrorizada, pero el hombrecillo a su lado ni se inmutó.
-Pega bien tus trozos antes de hablar - dijo.
-¿Qué habéis hecho conmigo?

-Simplemente has pasado por la Mina de Imágenes.
-Y eso... ¿qué significa?

-Ahora nosotros tenemos todos tus recuerdos. Congelados. Te hemos disgregado en piezas y nos hemos quedado con toda
tu vida pasada.
-¿Toda?- Dulce recordaba algún que otro momento muy embarazoso.
-¡Toda!
-¿Incluso lo de la fiesta de...?
El hombrecillo gris plata asintió. -Muy interesante, lo del "Beso, atrevimiento o verdad"... - sonrió -. Aunque para ser
sinceros, me gusta más el otro recuerdo de... - se detuvo -. Ejem. ¡Camina!


Dulce pesadilla de varios

Recomendados

Recomendados

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (20)

Destacado

Destacado (20)

Similar a Dulce pesadilla de varios

Similar a Dulce pesadilla de varios (20)

Más de Cruella Devil

Más de Cruella Devil (20)

Último

Último (20)

Dulce pesadilla de varios