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Pruebas olimpiadas compren lectora
1.
2. 4° B
La Serena, 7 de marzo de 2014
Lee la carta y luego responde
Querido Javier:
Espero que al recibir esta carta te encuentres bien y que en tu
regreso a clases te hayas encontrado con nuestros amigos.
Al terminar las vacaciones, no imaginaba que a mi padre lo
trasladarían de ciudad por trabajo y nos tendríamos que cambiar
de casa. La verdad es que me dio mucha pena dejar mi antiguo
hogar.
Recuerdo que lo primero que tuve que hacer fue clasificar lo que
me llevaría: lo puse en cajas y para no confundirme escribí en la
tapa lo que contenía cada una. Luego, ayudé a los hombres del
flete a subir las cosas al camión. Cuando llegamos, no te imaginas
cuánto me demoré en ordenar mi nueva pieza, lo primero que hice
fue pegar las fotos del curso y aquellas del paseo al cerro. Me
gustaría estar ahí otra vez.
Acá en el nuevo colegio las cosas andan bien, encontré nuevos
amigos y hay uno que se asemeja mucho a ti: es divertido y bueno
para la pelota, además es muy inteligente.
Mamá dice que viajaremos para allá en las vacaciones de invierno,
en la próxima carta te cuento en qué fecha iremos. ¡Nos vemos!
Te extraño,
Cristóbal
3. 5° A
Lee el siguiente texto y responde las preguntas.
Incentivos del ranking de notas
Señor director:
No hay duda de que el ranking de notas acordado por el Consejo de
Rectores de las Universidades Chilenas pretende avanzar en una mayor
inclusión y mejorar la predicción del rendimiento académico. Pero quiero
referirme a una realidad escasamente hablada en los medios: el incentivo
perverso como consecuencia del ranking.
Con 25 años como profesora de aula nunca la nota significó el eje de la
clase. Nunca la nota cobró más relevancia que el conocimiento o el
aprendizaje. Hasta ahora.
Un botón de muestra: el profesor llega a la clase, entrega el resultado de
una prueba revisada según una pauta de evaluación, pauta presente en la
misma prueba para que los alumnos sepan qué se espera de sus respuestas. El
profesor sabe –y ese saber es como una llaga viva– que cuando entrega la nota
la clase se detiene y el alegato, el inconformismo y el enojo de sus alumnos
imperan. Los alumnos poco interesados en saber en qué se equivocaron se
concentran en encontrar en qué se “equivocó” el profesor al corregir. Si la nota
no le agrada, el alumno “pide” hacer un trabajo extra para subir la nota, como
si el profesor, además, tuviera horas extras para corregir trabajos extras.
Otro: el profesor organiza una actividad grupal y la planifica de acuerdo a
los últimos avances en educación. Llega a la clase y la pregunta lacerante para
el profesor –y vital para el alumno– es: “¿Es con nota?”.
Otro: el alumno alega porque el profesor le puso un 6,0 en la prueba de
un libro que sí leyó. Como si en la simple lectura residiera la comprensión
de lo leído.
La nota, antes importante, hoy es la vara interpuesta entre el profesor y
sus alumnos. El deseo de aprender y conocer queda relegado frente al nuevo
ídolo. Hay estímulos verdaderamente perversos.
Regina Varetto Cabré,
Profesora de Lenguaje y PSU.
Tomado de www.latercera.com
4. 1° A - B
Lee el siguiente poema y contesta las preguntas.
El sapito Glo Glo Glo
Nadie sabe dónde vive.
Nadie en la casa lo vio.
Pero todos lo escuchamos
al sapito Glo Glo Glo.
¿Vivirá en la chimenea?
¿Dónde diablos se escondió?
¿Dónde canta cuando llueve
el sapito Glo Glo Glo?
¿Vive acaso en la azotea?
¿Se ha metido en un rincón?
¿Está debajo de la cama?
¿Vive oculto en una flor?
Nadie sabe dónde vive.
Nadie en la casa lo vio.
Pero todos escuchamos.
Cuando llueve: glogloglo.
José Sebastián Tallón. El sapito Glo Glo Glo.
Buenos Aires: Ediciones Colihue, 1990.
5. 2° A - B
Lee la nota y responde.
Javier:
Te paso a buscar a las 4.
Acuérdate de llevar el regalo que dejé en la
pieza de la Caro.
Nos vemos en un rato.
Mamá
Acuérdate de dejarle una nota a tu papá para
que no se preocupe.
6. 3° A - B
Lee el siguiente texto.
El ratón del granero
Érase una vez un ratón que vivía debajo de un
granero. Las tablas que formaban el suelo del granero
tenían un agujerito por el que, uno tras otro, los granos
de trigo caían poco a poco a la madriguera.
De ese modo vivía el ratón espléndidamente, estando
siempre bien alimentado. Pero, al cabo de algún
tiempo, comenzó a mortificarlo la idea de que ninguno
de sus amigos supiese lo bien que le iba. Entonces se
puso a roer la madera del granero, para agrandar el
agujero de tal modo que pudiesen caer más granos en
su madriguera. Hecho esto, corrió en busca de los
demás ratones de los alrededores y los invitó a una
fiesta en su granero.
–Vengan todos a mi casa –les decía–, quiero
mostrarles algo magnífico.
Pero cuando llegaron los invitados y quiso el ratón
llevarlos hasta el agujero del granero, ya no había
ningún agujero en las tablas y en la madriguera no se
veía ni un solo grano.
El gran tamaño del agujero que el ratón había abierto
en el suelo del granero llamó la atención del granjero.
Y este lo había tapado, clavándole una tabla.
Tomado de/www.ceiploreto.es
7. 4° A
La Serena, 7 de marzo de 2014
Lee la carta y luego responde
Querido Javier:
Espero que al recibir esta carta te encuentres bien y que en tu
regreso a clases te hayas encontrado con nuestros amigos.
Al terminar las vacaciones, no imaginaba que a mi padre lo
trasladarían de ciudad por trabajo y nos tendríamos que cambiar
de casa. La verdad es que me dio mucha pena dejar mi antiguo
hogar.
Recuerdo que lo primero que tuve que hacer fue clasificar lo que
me llevaría: lo puse en cajas y para no confundirme escribí en la
tapa lo que contenía cada una. Luego, ayudé a los hombres del
flete a subir las cosas al camión. Cuando llegamos, no te imaginas
cuánto me demoré en ordenar mi nueva pieza, lo primero que hice
fue pegar las fotos del curso y aquellas del paseo al cerro. Me
gustaría estar ahí otra vez.
Acá en el nuevo colegio las cosas andan bien, encontré nuevos
amigos y hay uno que se asemeja mucho a ti: es divertido y bueno
para la pelota, además es muy inteligente.
Mamá dice que viajaremos para allá en las vacaciones de invierno,
en la próxima carta te cuento en qué fecha iremos. ¡Nos vemos!
Te extraño,
Cristóbal