1. La chica de las
pestanas largas
y el idiota de la
guitarra
Fiorella Perrone U.
2. C orrían los últimos días de Julio un sábado en la
noche: habían corbatas, habían camisas, habían brothers,
había nostalgia, había una mesa de dulces, había soltería,
habían ganas de molestar, había excelente humor, había
ligera desconcentración por tener que estar en otro lugar en
ese mismo momento, había poca distancia a mi casa y
mucho whisky.
Fuimos con el Brujo a casa a buscar mi guitarra y luego a
comprar
Gran amigo conversando con esta flaca - el Johnnie
achinaba, volvía coqueto mi estrafalario sentido de la diver-
sión y me colocaba en ese lugar del placer solitario, del sar-
casmo silencioso y no decodificado por el resto, del reírte de
ti mismo..
Ella conversaba con mi amigo y le decía algo muy seria –
luego me enteré que lo estaba invitando a su cumpleaños la
semana siguiente.
3. Encarando el cuadro los vi de perfil, grandes ojos azules y
unas largas interrogaciones surgieron en mi mente, no
siempre es bueno pensar en voz alta, no siempre es malo:
‘¿Esas pestañas son tuyas?’ – salió de mi boca mientras son-
reía por el comentario de Don Juan en crack.
‘Eh… sí por??’ – Contestó ella más extrañada que anti-
pática.
‘Que hermosas que son tus pestañas’ – con voz jodona de
mal galán, mientras mi pana se mataba de risa y ella se
ruborizaba
‘Estee, Chao!’ y se fue dejándonos a mi amigo y a mí…
Se fue realmente avergon-
zada, a mí me pareció que
no fue tan grave y con-
versamos con mi amigo de
otras cosas, siempre en ese
ambiente distendido.
‘¡Cuánto tiempo Chemi!
¿Que tal Argentina,
cuando llegaste?’...
4. Se fue realmente avergonzada, a mí me pareció que no fue
tan grave y conversamos con mi amigo de otras cosas, siem-
pre en ese ambiente distendido. ‘¡Cuánto tiempo Chemi!
¿Que tal Argentina, cuando llegaste?’...
‘Ese me gusta para ti’ – le dijo en franca complicidad su
amiga Denisse.
‘¿Quién el idiota de la guitarra? Estás loca, no sabes lo que
me dijo es un lerrdo’ - contestó.
Sonidos y neblina se confunden en mis recuerdos que qui-
eren ser fieles.
No había ninguna intención de tener algún approach con
alguna de las chicas.
Habían amigos del colegio que no veía hace mucho
tiempo, había whisky y ahora una guitarra.
Nos sentamos a guitarrear, la chica de las largas
pestañas se fue al baño, al volver la única silla
disponible era al lado mío – las amigas geniales
complotaron para que así sea - yo me hacía el
loco y trataba de acordarme del arpegio de
amazing…
5. Por ahí decían: ‘Toca Enanitos Verdes’- ’Toca Maná’.
‘Toca Bon Jovi’ – dijo al fin el témpano de hielo que tenía
al lado. ‘Te toco lo que quieras mi amorrrrrrrrrrrr’ dije
riéndome y todos rieron menos ella. – Se reían de mí no
conmigo, está bien, para ser francos yo tampoco me reía-
conmigo.
Y fui con I’ll be there for you – que ’…You say you’ve cried
a thousand rivers and now you’re swimming for the shore,
you left me drowningin my tears and you won’t save me
anymore’ y esta chica de las grandes pestañas se la sabía,
me dio gusto que la gente cante.
Pasó la noche, llega otro flash. Fuimos a la barra ella a
hacer un trago, yo solo a conversar y molestarla. Rep-
robaba sus cualidades de bar tender cuando ponía agua
tónica en el vodka de la licuadora, solo lo licuó un segundo
para que no se desborde – no quería aceptar que era una
burrada licuar eso, orgullosa la flaca.
Reíamos y me dijo su nombre, hice una anotación
mental. Con eso podríamos mantener contacto por
el facebook y la cosa. Volvimos a la mesa, probé su
trago ‘Sabe a Cebión esta malísimo flaca! Jajajaj’.
6. Seguimos cantando y luego aprovechaba cualquier des-
cuido para agarrarle la mano, cuando me la quitaba exal-
taba la belleza insondable de sus nudillos y se los besaba,
ella se reía y me trataba de idiota pero no me sacaba la
mano.
Era mal genio, eso me divertía mucho, siempre es más ché-
vere molestar a alguien cuyas reacciones exageradas no te
tomas tan en serio, al final establecíamos una rara armonía.
En un momento en que conversábamos en aquella mesa en
aquél patio, nos dimos cuenta que no había nadie más alre-
dedor:
‘Donde están todos?’ – pregunto extrañada ella.
‘Se fueron para dejarnos solos’ – dije riéndome para asus-
tarla confiando en la leve confianza que habíamos
adquirido.
Un beso en su cachete reafirmó mi argumento, ella me
bajó la cara, caliente de la vergüenza ‘Tranqui q no te voy
a morder que te pasa estás loquita? Jajajj’
Seguimos hablando bravísima se puso, discutimos por no sé
que cosa, de esas discusiones poco serias:
‘… Ándate pues!’ – me dijo
‘Ya vas a ver me voy a ir y no me voy a despedir de ti bur-
raza’ – Contesté
7. Caminamos hacia la cocina donde estaban todos, un alegre
aplauso de la caja acústica de mi guitarra contra su poste-
rioridad le puso el punto a la i de mi última frase.
‘Que te pasa, grosero!’ - yo reía no mas ‘Eres una anti-
pática!’
Converse un rato más con Héctor, Pitu y el brujo. Hubi-
eron abrazos, hubieron risas, hubo un brindis creo. Volví al
patio donde nadie había ya, para recoger mi bolso. Luego
de despedirme de los chicos atravesé la cocina.
Ahí andaba la chica de las largas pestañas. Ella hablaba
gesticulando mucho, lo siguiente que vi fue mi mano en sus
cachetes apretando su cara y diciéndole muy cerca ‘cal-
laaaate un poquiito’ mientras me reía y me iba.
8. A mi casita con mi guitarra, mi torpe sentido
del humor, mi impulsividad y una gran sonrisa.
Hubo cruel chuchaqui, hubo friend request,
hubieron walls, mensajes, intercambio de mails,
chat por el msn, llamadas telefónicas, cafés, cer-
vezas, botellas, almuerzos, escapadas, farras,
complicaciones, sentimientos, cumpleaños,
confusión, amigos o algo más, manos que se
agarraban, labios que se juntaban, cambios de
panorama, máximas que se desvanecían, un no
quiero que se convertía en porqué no, urgencias
y al final pues, flaca de las largas pestañas, una
gran sonrisa.
y aqui comienza la
verdadera historia....