El documento narra la historia de un escritor llamado Martin que se siente incapaz de escribir sobre el amor. Una noche, observa a una misteriosa mujer bailando en el bosque al son de un violín. Al día siguiente, la encuentra en el pueblo y conversan. Martin comienza a enamorarse de ella. Busca consejo sobre el amor en su vecina Marie, quien estuvo casada por mucho tiempo. Marie le dice que su mirada denota amor verdadero.
2. El día iniciaba como todos, el sol salía, la gente regresaba a su rutina trabajo o estudio
inclusive ambas. Nadie se salva de la rutina incluso yo, el café de las mañanas, leer
novelas fatalistas, sentarme en el pórtico ver a los niños jugar con un balón, otros en
sus bicicletas y cuando las tarde tocaba la puerta era momento de mi bolígrafo y
cuaderno. Era hora de escribir sobre la leyenda más antigua, el amor.
Sentado junto a la ventana del estudio, pensando que:
El amor es el tema más utilizado en la literatura moderna o clásica. Ya sea amor
trágico, amor fantasioso, amores imposibles amor, amor. El amor esta en todo, en la
sonrisa de un niño producto del amor de sus padres. En las flores relucientes,
consecuencia del amor que el jardinero les dedica. Frustrado llevo mis manos a la
cabeza
-¿Por qué si el amor es tan trillado no puedo ni siquiera iniciar un verso sobre él? Muchos
dicen que si no tienes amor es debido a un corazón de piedra. Nahh patrañas. –
El reloj marco las 5 PM y el sonido del piano llega puntual, el piano de Doña Marie
de La Rosas, mi vecina viuda de setenta años. Una melodía llena de melancolía se
deja escuchar. La veo cerca de la ventana, toca apasionada pero con una frecuencia
alterada se puede notar como una lagrima recorre su rostro, puedo imaginar que es
por el amor, allí está otra vez esa palabra, que le tenía o tiene a su esposo pero solo
ella sabe el porqué.
La página del libro sigue en blanco, las campanadas de la catedral del pueblo, se
repiten siete veces, la noche había llegado una vez más. El piano dejo de sonar, y la
gente entraba a sus hogares mientras yo salía. Era el momento adecuado para
observar las estrellas, como todas las noches caminaba directo al Amor Gigante, un
árbol en el extremo del pueblo, es de un tamaño digno de su nombre. Unos dicen
que está allí desde los tiempos de los dinosaurios, otros dicen que una mujer hace
ya muchos siglos cembro la semilla del árbol la noche de su boda y con su esposo
llegaba cada día a ese mismo lugar. La pareja murió sin poder concebir hijo alguno
y se dice que el árbol representa el amor entre ellos, un amor gigantesco, pero nadie
sabe exactamente.
Llegué puntual al acto que sucede a la hora número veinte del día, contemplaba su
tamaño y trataba de decidir cuál historia era la correcta.
El acto único, de su frondoso techo sale volando cientos de criaturas, luciérnagas,
vuelan de un lado a otro entre ellas, sentado en su base veo tan maravilloso
espectáculo.
-¿el amor? ¿Qué es el amor? ¿Por qué no puedo escribir sobre el?- frente a mí seguían
revoloteando –se supone que amar es dar muestras de cariño como abrazos, besos o flores.
3. Yo hice eso, la ame, no pensé en nadie más que no fuera ella. Hice lo que se debía, al menos
eso creo. Entonces ¿por qué el amor se resiste a mi bolígrafo? ¿Acaso no ame correctamente?-
Mientras pensaba en voz alta una melodía, dulce y delicada, me detuvo. El único
instrumento capaz de crearla era un violín, pero nunca he visto que alguien del
pueblo toque o que tan siquiera posea uno. Me levante y seguí la melodía
sigilosamente. Me llevo al bosque directo, la melodía se hacía más fuerte a cada paso.
Entonces vislumbre una silueta, que danzaba al compás de la melodía, pero no había
nade más alrededor. Oculto detrás de un árbol espiaba los movimientos, eran
elegantes, sensuales, femeninos. Que hipnotizado por el momento, lucia a ballet
pero con movimientos de gimnasia que seguían la pauta del violín.
El violín se detuvo, al igual que ella, no pude observar su rostro. Pero la silueta dijo
mucho. Sentí algo que hace cinco años no sentía. Sensación inexplicable, me fui del
lugar, no tuve el valor de dirigirme hacia ella. Durante el retorno no pude dejar de
pensar en ella.
Al día siguiente todo inició igual, la tasa de café. Pero esta vez no dejaba de pensar
en algo o alguien en particular. Seguía pensando en esa mujer, que danzaba
iluminada por la luna. Salí al pórtico y Doña Marie regaba sus flores
-Buenos días, doña Marie. Que radiante se ve, más que ayer- sonríe y ella correspondió la
sonrisa
-Buenos días y gracias Martin pero no tan radiante como tu mirada, se ve que algo diferente
te ha sucedido, algo que rompió tu rutina, esa de la que tanto hablas- sonrió y siguió con
sus plantas.
-Eso es interesante Marie, pero no veo como algún suceso se puede reflejar en la mirada- me
acerque a ella.
-Hay muchacho – dijo, dejando el regador en el suelo – algo que he aprendido en mis
setenta años es el tipo de miradas, hay miradas vacías, otras perdidas, miradas tristes o
miradas radiantes como la tuya. Y sin miedo a equivocarme puedo afirmar que lo que te
sucedió fue algo inesperado, algo que te maravillo, pero lo único que podría ser es
enamoramiento. Pero eso solo tú lo sabrás. Cuídate- retorno a su casa dejándome
pensativo.
Enamoramiento implica amor, pero ¿no se debe conocer alguien para enamorase?
Decide ir al centro del pueblo a visitar a un amigo y así contarle lo vivido. La gente
feliz andaba de un lado a otro, en el parque había parejas felices. Me encontré con
Hans y le conté todo con detalles minuciosos.
4. -Estoy realmente sorprendido y has despertado en mí una curiosidad bárbara. No estoy
enterado de alguien que sea dueño de un violín en este pueblo tan pequeño- mientras
caminábamos dirigí mi vista a una venta de flores, interrumpí a Hans
-Hey, mira hacia ese lugar, la chica que está allí tiene la misma forma de la silueta de la que
te conté. Nunca la había visto y ¿tu?
-La verdad es la segunda vez, acaba de llegar con su familia, es hija de un Arquitecto y su
madre es cocinera si no mal estoy-
-¿Es en serio Has? Estoy seguro que es ella-
-háblale entonces-
-Claro que no, hace mucho que no hago eso-
-¿Qué cosa exactamente?- preguntó con una mirada rara.
-Enamorar o hablar con alguien tan hermosa-
Me tomo del hombro –lo sé desde la última vez, desde esa chica a la cual le rompiste el
corazón, pero ella ya está con alguien más. Incluso escuche que se casarían pronto. Así que
tienes que seguir adelante-
Le lance una mirada seria -esa es una forma de ayudar muy extraña. No lo hare y punto-
-Pero Martin, ya eso fue hace mucho, te has ocultado tras tu sonrisa falsa y tu bolígrafo como
una manera de protección. Evadiendo el amor. Aún recuerdo esas cartas que me ayudabas a
escribir, esa poesía tuya. Debes avanzar amigo-
-No lo sé Hans-
-Martin, mira está viéndote, salúdala- Hans la saludo mientras yo quedaba congelado
por su mirada –sonrió, Martin, sonrió. Correspóndele- no lo pude hacer estaba inmóvil.
-¿Que te sucede? Solo déjame decirte que si tu no lo haces alguien más lo hará. Vamos a
comer mejor-
La noche llegó he inicie a escribir pero sin darme cuenta la estaba describiendo.
-Su cuerpo es algo tan único, parece esculpido en las nubes. Su rostro tallado por ángeles. Su
mirada es tan única, tan resplandeciente, tiene un brillo similar a las estrellas. Su sonrisa es
como ese primer amanecer de tu vida, hermoso e inolvidable.- pare de escribir y pensaba
en lo que Hans y Doña Marie habían dicho.
-Esto es ridículo, nadie se puede enamorar así de buenas a primeras, o ¿es esto lo que llaman
amor a primera vista? No lo creo. Esto me tiene muy confundido.-
Me marche e inicie mi camino directo al lugar del encuentro aquella noche, esa noche
en la cual todo cambio. Llegue pero esta vez no había nadie, estaba desolado.
5. -Creo que estoy enloqueciendo, ¿Quién podría venir a este lugar a esta hora?-.
A la mañana siguiente alguien llamaba a la puerta, era Hans.
-Hans es muy temprano para que vengas, ¿no lo crees?- dije entre bostezos.
-Patrañas- dijo Hans entrando –he averiguado más sobre la chica-
El sueño que aún había en mí se marchó y dije –soy todo oídos, solo déjame ir por mi
café-
-Bebes demasiado café, eso algún día te pasara factura-
En la sala estábamos y yo escuchaba cual niño a su padre
-es unos de años menor que tú no te diré cuántos porque tú debes averiguarlo, sabe danza o
algo por el estilo y también toca el violín o al menos eso me dijeron-
-entonces si puede ser ella- dije mientras dentro de mi esperaba que hace fuera.
-Pero…-
-¿Por qué siempre debe haber un pero?- interrumpí.
-Se dice que hace poco iba a casarse pero que el prometido nunca apareció -
-woou eso si es algo que no esperaba, ¿te quedas a comer verdad?-
-claro que sí, pero ¿Qué piensas hacer, le hablaras?- dijo con una mirada seria.
-Cuando se presente la oportunidad lo hare pero ahora ayúdame a cocinar-
Durante el almuerzo hablamos de nuestra infancia de cómo solíamos cortar flores
del jardín de Doña Marie para dárselas a las niñas que nos gustaba, algo que
enfurecía a Marie. O cuando nos castigaban por romper ventanas con el balón. Al
final Hans se marchó y quede solo una vez más listo para meditar.
El piano inicio su melodía una vez más, me senté en el pórtico pensativo, recordando
su mirada, su belleza casi celestial. Imaginando escenas ficticias de cómo sería la
primera vez en la que habláramos.
-¿Qué le puedo decir? ¿Cómo debo iniciar? El hola me parece algo clásico pero que podría
decir después del Hola-
Sin darme cuenta la noche llego y decidido tome camino al lugar donde la vi por
primera vez listo para hablarle. Allí estaba una vez más siendo tan ella, con esos
movimientos únicos. Su cabello sujetado, su mirada reflejaba la luz de la luna,
cuando di el primer paso para marcharme hice ruido, ella se detuvo y yo me congele.
Un escalofríos corrió desde mis pies hasta la cabeza, ella se acercó
6. -Hola-
Di la vuelta y la mire, ella sonreía.
-Y ¿qué te parece? ¿Lo hago bien?-
De alguna manera logre responder y salir de la parálisis a la que me sometía su
sonrisa.
-Hola, a mí me parece excelente-
-Gracias- respondió ella y un silencio reinó –adiós, debo irme-
- Podríamos irnos juntos- ella sonrió mientras yo moría de nervios – lo sé es una mala
idea, adiós-
-espera, vamos-
Mientras caminábamos aleje el nerviosismo de mí, creamos una conversación llena
de risas. Pregunte por su nombre, Isabel. El camino se hizo corto y llegamos a su
casa.
-Fue un gusto concerté- dije con una sonrisa.
-Me gustaría decir lo mismo- respondió ella con mirada seria.
No sabía cómo reaccionar, me congele, estaba confundido. Que fría es pensé.
-Es broma- dijo sonriendo –fue un gusto concerté, espero hablemos otro día.-
Sentía algo diferente en mí, de regreso a casa sentía como si flotaba. Una sonrisa se
dibujaba en mi rostro. Me fue difícil dormir pensaba como ella es tan hermosa y tan
hermosa como el acto de las Lampyridaes. Aquel acto tan genuino, aquella danza
entre ellas mientras volaban solo podía ser dirigida por Dios. Mientras comparaba
quede profundamente dormido.
Un nuevo día llego, desperté rápido, fui por mi café y salí al pórtico. Saludaba con
una sonrisa a todo aquel que pasaba frente a la casa. Me sentía como nuevo pensaba
en ella.
-Pero que sonrisa andas ahora Martin- era Marie sonriendo –Ven me encantaría hablar
contigo-.
El pórtico de su casa fue el set de la plática, aquella mujer que hace unos años quería
golpear a la persona con la que está hablando ya que se robaba sus flores. Ahora
tenían una conversación agradable.
-Haber cuéntame de ella y ni siquiera te atrevas a omitir detalle alguno- dijo seriamente
continuado de una sonrisa.
7. Le narre la historia de inicio a fin, como ella pidió, sin detalles omitido. Ella sonreía
mucho e incluso solo una carcajada cuando llegue a la parte en la que me congele.
-Pienso en ella todo el tiempo, quisiera verla y hablarle siempre. Me gustaría ver su sonrisa
todos los días, que sea lo primero que vea. Escuchar su voz, riendo. Las estrellas fueron el
público perfecto esa noche.-
-Tu mirada es radiante hijo. No había visto otra igual desde la primera vez que hable con
Esteban. No cabe duda de que estás enamorado. Aunque déjame decirte que vas algo rápido
según esta vieja-
-también creo lo mismo Marie, pero no sé cómo ir más lento. El solo pensarla me acelera. Tú
con Esteban se amaban tú me puedes responder una pregunta ¿Es esto amor? -
Marie se echó para atrás, suspiro
-Amor. ¿Qué es el amor? esa es una muy buena pregunta niño.-
Hice la pregunta sin pensarlo, solo necesito respuestas, y Marie es la indicada. Fue
fiel a Estaban, piensa en el todo los días. Si hay alguien que pueda darme esa
respuesta es ella. Prácticamente toda su vida fue a lado de su esposo, esa persona a
la que decidió amar.
Marie observo detenidamente su jardín, un silencio nos envolvió.
-¿Acaso mi pregunta fue imprudente?- pregunte arrepentido.
-Claro que no lo fue, solo estaba recordando un poco de lo que hacía con Esteban y sufrí un
poco de melancolía. Pero estoy bien- me sonrío secando las lágrimas que se asomaban
por sobre sus mejilla.
-No quise hacerte sentir así, en serio Marie-
-Tranquilo Martin, ahora has silencio para que pueda pensar y responder tu pregunta-
sonríe y preste atención.
-Amor o amar, son palabras cortas pero difíciles de definir así que escucha atentamente tal
vez lo que te diga esta anciana sea la mejor que obtengas-
-Entiendo- dije haciendo mímica de soldado.
-Amor es…-
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