El término alquimia surge del trabajo que proyectaron los científicos europeos medievales en el que pretendían transformar el plomo en oro. Aunque públicamente hablaban de esa intención, es claro que su verdadera búsqueda apuntaba a transformar la naturaleza de la personalidad (el plomo) en la naturaleza del espíritu (el oro); pero las circunstancias de censura —prevalecientes en el contexto de su momento histórico— les obligaron a revelar sólo su intención externa; la que tiene relación con los metales. ¡Levántate Arjuna! y, beneficiándote de la ayuda de tu Espíritu, ¡eleva tu alma! No seas un alma caída, pues al igual que tu alma puede ser tu amigo, igualmente puede ser tu enemigo. Bhagavad Gita, VI- 5 La verdadera alquimia consiste en el renacimiento evangélico de agua y Espíritu, proceso en el que la muerte se reviste de inmortalidad; en donde Isis se encuentra con Osiris, según la tradición egipcia; donde el Alma se desposa con el Espíritu, en la experiencia que describe Cristián Rosacruz en sus Bodas Alquímicas. El alma es fiel amiga del hombre sólo cuando ha sido conquistada por el Espíritu. Para un hombre débil que aún no ha conquistado su alma, ésta puede convertirse en su propio enemigo. Bhagavad Gita, VI- 6