Más allá de las raíces y las inclinaciones de cada religión, es evidente que todas persiguen un fin común: ofrecer las condiciones propicias para que el hombre natural pueda restablecerse en su estado original. Y si en esencia todas las religiones giran alrededor de un propósito único, resulta lógico que exista un espacio de cooperación y convivencia, ajeno a fanatismos y dogmas, para un entendimiento pleno y libre. Sus verdaderos hermanos son todos aquellos que hacen la voluntad de su Padre celestial y de su Madre terrenal, y no sus hermanos de sangre. En verdad les digo que sus verdaderos hermanos, en la voluntad del Padre celestial y de la Madre terrenal, los amarán un millar de veces más que sus hermanos de sangre. Pues desde los días de Caín y Abel, cuando los hermanos de sangre transgredieron la voluntad de Dios, no existe una verdadera fraternidad por la sangre. Evangelio de los esenios Pitágoras: Los hombres virtuosos, aunque habiten los lugares más lejanos, son amigos entre sí antes de conocerse o de dirigirse la palabra. Vida Pitagórica, Jámblico