1. Aportes - 1
él nos manda. Ese mandamiento es el amor,
en todas sus expresiones, la misericordia
en todas sus obras, porque es lo único que
manda en nuestro corazón.
Hoy iniciamos la Semana Santa, pero con-
firmando nuestro discipulado, entregándonos
a una misión, la de estar cerca y al servicio de
aquellos que hoy entran en las calles de nues-
tras ciudades con la pobreza, la exclusión,
la soledad, el abandono, la enfermedad…,
porque en ellos hoy sufre el Señor. Abramos,
entonces, nuestro corazón a la salvación.
Misa
Is 50, 4-7; Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24;
Flp 2, 6-11; Mt 26, 3-5. 14—27, 66
Esquema bíblico
de la narración de la Pasión
Para comprender la estructura de la narra-
ción de la Pasión proponemos esta división en
seis momentos, que pueden ser tomados por
el sacerdote para exponer la homilía:
La hora de la amistad (26, 3-5. 14-35). Jesús
celebra la Pascua judía y se entrega a
nosotros, sus amigos, como Pan de Vida.
La hora de la angustia (26, 36-56). Jesús, en
oración en el Huerto de los olivos, sufre
la angustia del abandono, y es entregado
por Judas.
La hora de afirmar su condición de Hijo de
Dios, y la negación de Pedro (26, 57-75).
Jesús afirma solemnemente que es el Hijo
de Dios, y mira bondadoso la negación
de Pedro.
Conmemoración de la
entrada del Señor en Jerusalén
Mt 21, 1-11
Como los contemporáneos de Jesús,
muchos hoy se preguntan:“¿Quién es este?”.
Sobre él hay muchas respuestas y afirmacio-
nes, pero ninguna llega a abarcar su entera
humanidad y su plena divinidad. La gente
respondía: “Es Jesús, el profeta de Nazaret
de Galilea”. Sabían el nombre, lo considera-
ban con una vocación profética y conocían
su procedencia. Venía de las tierras del norte
del país, de Nazaret, de la Galilea, donde los
creyentes están mezclados con los paganos.
¿Algo bueno podía salir de allí?
Es Jesús, el Nazareno, el Príncipe de
la paz, el humilde Señor, montado en un
asno. Es el todopoderoso que se abaja y
llega a la Ciudad del poder, donde están los
tribunales de justicia, el templo y el palacio
real.Todo eso no le pertenecía, porque es el
Dios humilde que acepta las aclamaciones
de los pobres y enfermos, de los agobiados
y desesperanzados, de los heridos y recha-
zados. Ingresa el Señor a Jerusalén con su
propuesta de paz.
Los discípulos, una vez más son enviados
por el Señor a preparar sus caminos.Y ellos
hacen su voluntad, se entregan a la misión.
Él, que está a punto de ser abandonado,
vendido, negado, humillado y martirizado
sigue confiando en sus más íntimos amigos.
Y ellos, sin darse cuenta nos dejan la lec-
ción de que nosotros también, en cualquier
circunstancia, como aquella del dolor del
martirio, debemos aceptar y cumplir lo que (Continúa en la p. 4).
Aportes para la homilía
Aportes
Celebración
Domingo de Ramos 9 de abril de 2017
Ciclo A. Color: Rojo Año XXI - Nº 1189
Aportes
Celebración
para la
Homilía y guión para la Santa Misa
2. Aportes - 2
Guión para la Santa Misa
I. Conmemoración De la entrada
del Señor en Jerusalén
1) Introducción a la celebración
Hermanos: Hoy comenzamos las
celebraciones de la Gran Semana
Cristiana.
Recordamos la entrada triunfal de
Jesús en Jerusalén, entre cantos de jú-
bilo, con palmas y ramos de olivo, como
todos tenemos aquí.
Fue una multitud –según narra el Evan-
gelio– que no sabía el camino doloroso que
Jesús recorría. Una multitud presente en el
ruido del Domingo de Ramos pero ausente
en los días de la Pasión y en el gozo de la
Resurrección.
Nosotros no queremos que la historia
se repita. Iniciamos el camino hoy para
acompañar a Jesús el Jueves y el Viernes
Santos y llegar con Cristo a la Resurrección
de la Pascua. (Canto apropiado).
2) Bendición de los Ramos
a) Saludo inicial
En el nombre del Padre...
El Hijo de David, el que viene en
nombre del Señor, el Rey de Israel y
del universo entero, esté con todos ustedes.
b) Monición
(Utilizar la que se propone
en el Misal).
c) Oración de bendición
¡Levantemos bien alto los ramos!
Y con ellos levantemos el corazón
para acompañar a Jesús con amor
y fidelidad.
(Reza la Oración y
rocía los ramos con agua bendita).
d) Evangelio
Escuchemos el relato de la entrada de Je-
sús en Jerusalén. También nosotros,
llenos de alegría como los discípulos,
cantamos cada domingo: “Bendito el
que viene en nombre del Señor”.
3) Procesión
Las procesiones simbolizan nuestra
peregrinación hacia la casa del Pa-
dre. En la procesión de hoy, acom-
pañamos y glorificamos a Cristo,
Príncipe de la Paz.
Hagámoslo participando con entusias-
mo en los cantos y en las aclamaciones.
II. Guión para la Santa Misa
1) Introducción a la celebración
La Bendición de Ramos y la pro-
cesión reemplazan hoy a los Ritos
Iniciales de la Misa. Por eso el sacer-
dote reza ya la “oración colecta”. La
Misa continúa en la forma acostumbrada.
2) Liturgia de la Palabra
Primera lectura: El servidor perse-
guido, insultado y despreciado es
figura de Cristo durante la Pasión.
Salmo: El salmo 21 describe la sole-
dad de Cristo en la Cruz. Participamos de
esta oración exclamando: Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?
Segunda lectura: Pablo nos explica que
Cristo “se anonadó y se humilló”. Por eso
Dios lo ha elevado a la gloria.
Lectura de la Pasión: La Pasión na-
rrada por san Mateo subraya que Jesús es
el Mesías esperado, más concretamente, el
Hijo de Dios; y lo muestra como “el Servidor
sufriente” y “el Justo perseguido”.Escuche-
mos con atención y devoción.
3) Credo
El relato de la Pasión que hemos
escuchado nos estimula a procla-
mar cuánto creemos acerca de
Jesús: Creo...
3. Aportes - 3
y que su Resurrección nos adquiera la
santidad.
7) Padrenuestro
Para que pudiéramos llamar a Dios,
“Padre”, Jesús se hizo hombre, mu-
rió por nosotros y resucitó. Digamos
con confianza: Padre nuestro...
8) Cordero de Dios
Éste es el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Jesús,
muerto y glorificado por nosotros.
Dichosos los invitados a la Cena del
Señor.
9) Comunión
Hermanos: Comulgar implica reci-
bir a Cristo con el propósito de ser
fiel a su enseñanza.Con el corazón
debidamente preparado por la gra-
cia, nos acercamos a recibir la Comunión.
10) Avisos parroquiales
(Después de la Oración
poscomunión).
11) Rito de conclusión
La Misa ha terminado, nuestra mi-
sión comienza.
Hermanos: Hoy estamos con los ra-
mos vitoreando a Jesús.¿Dónde estaremos
el viernes? ¿Dónde estamos cada día de
nuestra vida? Aprovechemos esta semana
excepcional para convertirnos de corazón
y experimentar la alegría de seguir a Jesús.
El Señor esté con ustedes.
Bendición solemne (Misal, p. 546, Nº 5).
12) Despedida
Hermanos: Cristo se alegra de ver-
nos con ramos dando esta prueba
de fe. Y nos espera durante toda la
Semana Santa para consolarnos y
enriquecernos con su amor.
Nos despedimos cantando.
4) Oración de los fieles
Hermanos: Pidamos con fervor no
traicionar a Jesús y serle fieles para
resucitar con él.
A cada intención, respondemos:
Ayúdanos a serte fiel y a sufrir
contigo.
4 Por la Iglesia, perseguida e incompren-
dida: para que no tema imitar al siervo
humillado y pobre.
Oremos.
4 Por los que gobiernan las naciones:para
que la figura de Cristo humilde y servidor
sea su ejemplo.
Oremos.
4 Por los enfermos, los moribundos y todos
los que sufren: para que encuentren
fortaleza y confianza en los sufrimientos
de Cristo.
Oremos.
4 Por los que hoy se acercan a la Iglesia
después de mucho tiempo: para que
experimenten la alegría de reencontrar
a Jesús.
Oremos.
(Sustituir o añadir intenciones).
¡Jesús, servidor humillado y do-
liente!Te rogamos –por los méritos
de tu Pasión– que estos ramos que
llevaremos a casa, nos recuerden el
deseo de serte fiel cada día. Tú que
vives y reinas...
5) Presentación de las ofrendas
Ofrezcamos a Cristo, Rey y Señor
de nuestra vida, nuestro júbilo y el
propósito de acompañarlo durante
esta Semana Santa.
6) Prefacio (Propio)
Demos gracias y glorifiquemos a
Dios, quien dispuso que la muerte
de Jesús lavara nuestros pecados
4. Aportes - 4
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La hora de la humillación y la condena (27,
1-26). Jesús es procesado por Pilato, y
finalmente, condenado.
La hora de la crucifixión y la muerte (27, 27,
50). Después de ser torturado, Jesús es
llevado al Calvario y muere en la cruz.
La hora del silencio (27, 51-66). Jesús es
sepultado a la espera de la resurrección.
Sobre esta base, se podría obrar así:
El guía hace sentar a la asamblea y anun-
cia que nos disponemos a escuchar el relato
de la Pasión.
El sacerdote va al ambón y dice: Hoy en
lugar del evangelio, leeremos el relato comple-
to de la Pasión de Jesús, como lo narra san
Mateo. Es un drama grandioso y conmovedor.
Mateo va destacando que Jesús es el “Mesías
esperado”, el “Servidor sufriente”, el “Justo
perseguido”, el “Hijo de Dios”.
Hermanos: Dispongamos nuestros oídos,
pero sobre todo nuestro corazón, para es-
cuchar, con cariño y agradecimiento, lo que
ha padecido Jesús, muerto por cada uno de
nosotros.
(El coro puede cantar unas estrofas apro-
piadas mientras se ubican los lectores. Se
proclama la Pasión).
Los recuerdos de Semana Santa
¡Qué espectáculo maravilloso estamos
viviendo aquí! Todos nosotros somos dife-
rentes en muchas cosas: en sexo, en edad,
en condición social, en gustos y manera de
pensar... pero todos estamos unidos con los
ramos en las manos compartiendo la misma
fe en Jesús. Hemos dejado otras cosas para
estar aquí acompañando a Jesús, mostrando
con nuestra presencia que lo amamos, que
queremos ser buenos cristianos, seguir sus
enseñanzas.
Semana Santa es la semana de los
grandes recuerdos cristianos. La Iglesia ali-
menta nuestro amor a Dios y entre nosotros
repasando –“recordando”– los más profundos
gestos de amor de Jesús: su pasión, muerte
y resurrección.
Los recuerdos de esta Semana tienen
una fuerza especial. ¡Cuántas veces las cir-
cunstancias de la vida nos van alejando de la
práctica religiosa! Dejamos de participar de la
Misa, de confesar y comulgar y hasta de rezar
un poquito todos los días.Pasa muchas veces,
¿no es cierto? La Semana Santa “sacude”
este descuido que en algún momento todos
hemos tenido y nos “re-cuerda” –nos vuelve
al corazón– el amor inmenso de Dios que se
manifiesta en Jesús sufriendo, muriendo y
resucitando por cada uno de nosotros.Cuando
uno se aleja de Dios, la fe se llena de polvo, de
telarañas; la fe se “oxida”. Entonces aparecen
los videntes, la macumba, los cultos raros
que a mucha gente le hace perder la cabeza
y también el dinero...
La Semana Santa nos vuelve a poner junto
a Dios que es nuestro Padre, junto a Jesús
que es nuestro hermano y junto a María, que
Jesús nos dio como Madre al pie de la cruz.
¡Démosle tiempo a Dios en estos días! Se-
mana Santa es el gran momento del año para
“correr” menos, “sacar el pie del acelerador”...
y con calma preguntarse en qué estamos
gastando la vida.
Es una buena pregunta para estos días:
¿Estamos contentos con la vida que llevamos?
¿No andaría todo mejor si nos acercamos a
Dios? ¡Démosle tiempo a Dios! Acabamos de
escuchar cuanto a sufrido Jesús para demos-
trarnos el amor de Dios.
Hermanos: ¡Jesús merece una respuesta!
Abramos el corazón a la misericordia de Dios
que nos ama; busquemos el perdón de nues-
tros pecados mediante una buena confesión
y sintamos junto al nuestro, el corazón de
Jesús que sufre, muere y resucita por cada
uno de nosotros.
(Viene de la p. 1).