2. ITALIA
Ya durante el siglo XIV la lírica italiana conoció momentos de esplendor de la mano de
Dante y Petrarca. De hecho, este último sentó las bases sobre las que se asentaría
durante siglos la poesía lírica. Italia exportó al resto de Europa la idea del canzionere,
metáforas recurrentes y metros como el soneto.
Tres figuras destacan a partir de la segunda mitad del siglo XV.
Lorenzo de Médici, “el Magnífico” político y mecenas florentino, impulsor del arte en su
ciudad. Cultivó poesía popular en la línea de los tópicos del carpe diem y poesía
culta influenciada por los clásicos y Petrarca.
Angelo Ambrogini, “Poliziano” traductor, lexicógrafo y poeta En las Estancias de la
justa celebra la victoria de un hermano de Lorenzo el Magnífico en unas justas
caballerescas y su amor por una joven llamada Simonetta.
Pietro Bembo aparte de por defender el uso de la lengua vulgar en la literatura, nos
interesa por sus Rimas amorosas inspiradas en Petrarca.
A estos nombres podemos añadir los de Gaspara Stampa y Miguel Ángel Buonarotti.
3. Qué hermosa es la juventud,
a pesar de que escape!
Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.
Baco y Ariadna,
hermosos, ardiendo el uno por el otro:
porque el tiempo huye y engaña,
siempre juntos están contentos.
Esta ninfa y otras gentes son felices todavía.
Quien quiera ser feliz, lo sea …
Los alegres pequeños sátiros,
enamorados de las ninfas,
por cavernas y bosquecillos
han puesto cientos de trampas para ellas;
ahora, calentados por Baco, danzan y saltan todavía.
Quien quiera ser feliz, lo sea…
Las ninfas a su vez están contentas
de ser engañadas por ellos:
nadie puede protegerse del Amor
sino la gente cruel e ingrata:
ahora mezclados unos con otras, tocan, cantan todavía.
Quien quiera ser feliz, lo sea…
Esta carga que viene detrás,
sobre el asno, es Sileno:
aún viejo, está ebrio y feliz,
si no puede mantenerse derecho, al menos
ríe y goza todavía.
Quien quiera ser feliz, lo sea…
(Fragmento de El triunfo de Baco y Ariadna, de Lorenzo de Medici)
4. ¡Ay! Oídme un poco, amantes,
si soy bien desventurado.
Una mujer me ha sujetado,
y ahora no quiere. oír mis quejas.
Una mujer el corazón me ha quitado,
y ahora ni lo quiere ni me lo devuelve;
me ha ceñido el cuello con un lazo ;
me abrasa, me enciende:
Cuando grito no me escucha;
cuando lloro, ella se ríe;
si me sana ni me mata;
y me tiene por suyo aun en tanto dolor.
¡Ay! Oídme...
Es mucho más bella que el sol,
más cruel que una serpiente:
Sus bellas maneras y sus palabras
de dulzura el alma llenan:
Cuando ríe, al momento
todo el cielo se serena.
Ésta mi bella sirena
me hace morir con sus cantos.
¡Ay! Oídme...
Aquí tienes mis huesos, aquí mi carne,
aquí mi corazón, aquí mi vida:
¡Oh cruel! ¿qué tratas de hacer con ellos?
Aquí tienes mi alma desmayada.
¿Por qué renuevas mis heridas
y te muestras ávidas de mi sangre?
Esta bella víbora sorda,
¿quién será que más la encante?
¡Ay! Oídme...
Poliziano
5. Mi vida es un mar; el agua, mi llanto,
los vientos son las auras de los suspiros,
la esperanza es la nave, mis deseos
la vela y los remos, que tanto la alejan.
Mi brújula es la llama santa
de sus dos claros ojos, dos estrelladas órbitas,
los cuales conviene que aun lejana mire
sin timón, sin cochero al lado.
Las peligrosas y súbitas tempestades
son el temor y los fríos celos,
en la tarda partida, en la presta llegada.
Bonanzas no existen, pues desde el día
que tu, conde, de mi lejano estás,
partieron contigo las horas serenas mías
Gaspara Stampa
6. ¡Cuánto se goza, alegre y bien tejida
sobre cabello de oro, de flores, la guirnalda,
unas a otras empujándose adelante
por besar las primeras su cabeza!
Contento todo el día está el vestido
que el pecho agrieta y que aún se alarga,
y lo que de oro hilado se pregona
cuello y mejillas de tocar no cesa.
Pero más alegre la cinta que se goza,
con dorada punta, de tal modo hecha,
que aprieta y toca el pecho al que enlaza.
Y el cinturón sencillo que se anuda
parece que se diga: Aquí ceñiré siempre.
¡Qué no será lo que mis brazos hagan!
Miguel Ángel Buonarrotti
7. FRANCIA
A lo largo de tres siglos, desde el XVI, los
franceses se inspirarán e imitarán la lírica clásica,
de ahí que nos refiramos a su poesía como el
“clasicismo francés”:
Retoman los tópicos latinos más frecuentes:
beatus ille, carpe diem, collige virgo rosas, locus
amoenus,
tempus fugit…
Además de en los clásicos, los líricos franceses se
inspiraron en Petrarca. En esta labor tuvieron gran
importancia los poetas de la Pléyade, encabezados por
Joachim du Bellay y Pierre Ronsard.
8. Cuando seas anciana, de noche, junto a la vela
hilando y devanando, sentada junto al fuego,
dirás maravillada, mientras cantas mis versos:
«Ronsard me celebraba, cuando yo era hermosa»,
Ya no tendrás sirvienta que tales nuevas oiga
y que medio dormida ya por la labor
se despierte al oír el sonido de mi nombre,
bendiciendo el tuyo con inmortal alabanza.
Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos
reposaré junto a la sombra de los mirtos,
y tú serás una anciana junto al hogar encogida,
Lamentando mi amor y tu desdén altivo.
Vive, créeme, no aguardes a mañana:
Coge desde hoy las rosas de la vida.
Soneto a Elena, Pierre Ronsard
9. Esos cabellos de oro los lazos son, Señora,
en los que fue al principio mi libertad tenida;
amor prendió su llama por todo el corazón,
y esos ojos fueron el rayo que atravesó mi vida.
Fuertes los nudos son, la llama áspera y viva,
la saeta, de mano a tirar aguerrida,
y con todo, amo, adoro y quiero
a la que me estrecha, me quema y lastima.
Para romper entonces, apagar o curar
el duro lazo, el ardor o la herida,
no quiero hierro, licor ni medicina:
La dicha y el placer que en sucumbir recibo
de tal mano, no permiten que intente
ni cortante puñal, ni frialdad, ni pítima.
Joachim du Bellay
10. GRAN BRETAÑA
El clasicismo renacentista se asentó en Inglaterra durante el siglo
XVI de la mano sobre todo, de Thomas Wyatt, traductor de
Petrarca cuyo estilo imitó en varios poemas. Su amigo Henry
Howard siguió su estela de tal modo que se le conoció como
“el Petrarca inglés”.
Por su parte William Shakespeare también nos ha dejado una
interesante producción lírica: escribe sonetos en los que
progresivamente va alejándose de los tópicos petrarquistas.
Frecuente es en su producción el tema del paso del tiempo,
omnipresente durante el barroco.
Al lado de estos poetas eminentemente líricos hay un grupo
denominado “poetas metafísicos“poetas metafísicos”, más interesados en asuntos
filosóficos. De ellos destacaremos a Jonh Donne que, si bien
empezó su producción dentro de los tópicos amorosos
petrarquistas, pronto se decantará por el tema religioso y
moral.
11. Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
en ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
y, generosa, presta al generoso.
Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
de lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
suma tan grande, si vivir no logras?
Al comerciar así sólo contigo,
defraudas de ti mismo a lo más dulce.
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo
podrás dejar que sea tolerable?
Tu belleza sin uso irá a la tumba;
usada, hubiera sido tu albacea.
William Shakespeare
12. ESPAÑA
En España durante el siglo XVI se cultivan dos
tipos de poesía: una lírica, introducida por
Boscán, que sigue la moda renacentista del
momento y otra religiosa, representada por los
grandes poetas místicos.
El siglo XVII conocerá las obras de los tres
grandes poetas del castellano: Lope, Góngora y
Quevedo que cultivarán los temas y tendencias
propios de esta época: amor, mitología,
desengaño, sátira…
13. ¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo;
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
ninguno en tal estado,
de ti desamparado,
y de mí mismo yo me corro agora.
¿De un alma te desdeñas ser señora,
donde siempre moraste, no pudiendo
de ella salir un hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Por ti el silencio de la selva umbrosa,
por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte me agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba.
¡Ay, cuánto me engañaba!
¡Ay, cuán diferente era
y cuán de otra manera
lo que en tu falso pecho se escondía!
Bien claro con su voz me lo decía
la siniestra corneja, repitiendo
la desventura mía.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
(Égloga I Garcilaso de la Vega)
14. Yo vi del rojo sol la luz serena
turbarse, y que en un punto desaparece
su alegre faz, y en torno se oscurece
el cielo, con tiniebla de horror llena.
El Austro proceloso airado suena,
crece su furia, y la tormenta crece,
y en los hombros de Atlante se estremece
el alto Olimpo, y con espanto truena;
Mas luego vi romperse el negro velo
deshecho en agua, y a su luz primera
restituirse alegre el claro día,
Y de nuevo esplendor ornado el cielo
miré, y dije: ¿Quién sabe si le espera
igual mudanza a la fortuna mía?
(Juan de Arguijo)
15. "Ah de la vida!"... "Nadie me responde?
Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las horas mi locura las esconde.
Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
Francisco de Quevedo
16. Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro Sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria, y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
por que no den los tuyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.
Luis de Góngora
17. Ya no quiero más bien que sólo amaros
ni más vida, Lucinda, que ofreceros
la que me dais, cuando merezco veros,
ni ver más luz que vuestros ojos claros.
Para vivir me basta desearos,
para ser venturoso conoceros,
para admirar el mundo engrandeceros
y para ser Eróstrato abrasaros.
La pluma y lengua respondiendo a coros
quieren al cielo espléndido subiros
donde están los espíritus más puros.
Que entre tales riquezas y tesoros
mis lágrimas, mis versos, mis suspiros
de olvido y tiempo vivirán seguros.