1. La vestimenta de la mujer cristiana
(¿Un mandato o cuestión de opiniones?)
El significado de la belleza hoy en día se ha distorsionado y mal
entendido; Dios no ve la belleza como el hombre la ve, Él nos dice
claramente el significado que le dio a esto desde el principio, la
Biblia nos enseña cómo es que la verdadera mujer cristiana debe ser
por dentro y por fuera. Primero nos habla en 1 de Timoteo 2:9 que
las mujeres cristianas deben usar ropa decorosa, vistiendo con
PUDOR Y MODESTIA , ósea sin ropa que denote alguna figura de su
cuerpo ( blusas de licra, escotes, pantalones y aun las mismas faldas
o vestidos) o toda ropa que por muy “holgada” haga que tu cuerpo
sea expuesto a la mirada de un hombre, aun ropa como las faldas o
vestidos pueden tener este efecto (sí no son pudorosos); después
continua diciendo que no con peinados ostentosos, NI PERLAS, ni
vestidos costosos, sino CON BUENAS OBRAS como corresponde a
mujeres que profesan PIEDAD. Esto es, no para ser vistas de los
hombres o aun a sí mismas viéndose “bonitas”, pues como mujeres
tendemos a inclinar nuestro corazón a la VANIDAD, es por eso que
el Señor busca guardarnos de todo lo que el mundo ofrece (aretes,
maquillajes, cortes de cabello, tintes etc.) o lo que agrade a nuestra
carne; todo lo que nos puede llevar a perder de vista lo que es
verdaderamente importante para Él. Otro versículo en 1 de Pedro
3:3 al 5 habla de un ESPIRITU AFABLE Y APACIBLE que es de
grande estima delante de Dios, también en 1 de Corintios 11: 2 al 16
habla del cubrimiento de la mujer en su cabeza (el velo). Todos estos
versículos nos enseñan que para el Señor es más importante que
trabajemos en nuestro interior que en nuestro exterior, ya que el
exterior es solo un reflejo de lo que hay adentro, por lo que al
guardar nuestro exterior como mujeres que profesan piedad,
podemos guardar también a nuestro prójimo; pues recordaremos
que el Señor Jesús dijo en Mateo 5:28 que cualquiera que MIRA a
una mujer para codiciarla, ya ADULTERO con ella en su corazón.
Una mirada es suficiente para cometer este pecado, entonces al
seguir las instrucciones de nuestro Señor guardamos a nuestro
prójimo de caer en adulterio con su mirada y de hacernos participes
de este pecado. Examinemos con diligencia estos versículos, pues
son prácticas de la vida cristiana que generalmente están siendo
2. olvidadas en la mayoría de las iglesias; o sólo se practican a medias o
los domingos, poniendo excusas para guardarlas o catalogándolas
como legalismo, pero Dios demanda obediencia absoluta; no solo un
día a la semana, o sólo de algunos mandamientos.
Dios nos llamo a libertad, y nos dio libertad, ciertamente hemos
escuchado esta frase muchas veces, pero mal empleada, porque
hablan de una libertad distorsionada que más bien es libertinaje
(libertad para escoger que obedecer y que no con conveniencia), la
Escritura dice acerca de esto: “Como nubes y vientos sin lluvia, Así
es el hombre que se jacta de falsa liberalidad” (Salmos 25:14) Es
cierto que el Señor nos dio libertad; en Juan 8:34-36 nos habla de
esa libertad, nos dice que el Señor nos liberto del PECADO, éramos
esclavos del pecado y Él nos libertó, Gloria a Dios por eso. Pero eso
no quiere decir que nos dio libertad de escoger que debemos
obedecer y que no; acerca del maquillaje, la Biblia habla de una
mujer que pintaba sus ojos en 2 Reyes 9:30; esa mujer era Jezabel,
yendo a la raíz de esto, ella lo hacía para seducir a los hombres,
¿para qué se maquillan las mujeres ahora? ¿Para qué se combinan y
usan aretes, colguijes y adornos? Acaso no es para lo mismo, para
llamar la atención de los hombres, es cierto que no todas lo hacen
por esto, yo puedo decir que no me maquillaba para eso, lo hacía por
algo aun más carnal, pero similar a esto, para AGRADARME A MI
MISMA, para verme bien, ¿bien? ¿El Señor acaso no nos hizo bien,
le faltó acaso un poco de feminidad? ¿Será acaso que podemos
mejorarnos aun mas… Seguras? ¿Podremos ayudarle al Señor a
mejorar su obra?, ¿cuál es la esencia de esto?: 1 Juan 2:15-16 “los
deseos de los ojos, la vanagloria de la vida, que no provienen del
Padre”
La circuncisión, el comer carne, los días de fiesta, las lunas nuevas y
el día de reposo, fueron mandamientos del antiguo testamento, pero
cuando Nuestro Señor vino hizo un nuevo pacto y muchos de los
mandamientos fueron cambiados, mejorados y algunos abolidos,
pues fue puesto un estándar aun más alto, es por eso que la práctica
de estos mandamientos antiguotestamentarios eran puestos en duda
en cuanto a sí se debían seguir guardando o no, como lo menciona
Romanos 14 y también Colosenses 2:16 y 2: 20 al 23, aquí nos habla
de que son mandamientos que tienen reputación de sabiduría en
3. culto voluntario, pues eran mandamientos que ni aun nuestro Señor
guardó en plenitud, pero respecto al atavió o vestimenta de la mujer
claramente citados por el apóstol Pablo y el apóstol Pedro, no hay
porque justificarse con ese argumento de la circuncisión o de lo que
debe comerse o no , pues están escritos en el nuevo testamento y son
mandamientos directos.
Sobre los aretes en 1 Timoteo 2:9 dice (no oro, ni perlas) es claro, en
ese tiempo no existía toda la bisutería de plástico, de cristal etc. que
hoy en día hay, los aretes eran hechos de estos materiales, pero se
entiende la esencia del evitar la VANIDAD, y de que el atavió NO
SEA EL EXTERNO (1 Pedro 3:3). No se trata de opiniones
personales; es claro el mandamiento: “no te arregles con cosas
externas”. Sobre lo que muchos comentan del pantalón (que puede
usarse mientras sea holgado y no tan ajustado), no hemos visto
nunca un pantalón que por muy holgado y pudoroso que sea, no se
ajuste a tu cuerpo al ponerte en “cunclillas”, ¿puedes tú decir que lo
has encontrado aun tomando en cuenta lo que dice en Det.22:5?
El Señor nos manda que no amemos al mundo, NI LAS COSAS QUE
ESTAN EN EL MUNDO…. Nada que tenga que ver con este mundo,
El pide que tu conducta, tus palabras, tus obras, tu interior y exterior
sean de una mujer que profesa piedad. ¿Crees sinceramente que el
Señor te ha creado perfecta?, pues entonces no tratemos de darnos
una manita de tigre… como decía un “predicador” que escuché hace
mucho tiempo, no necesitamos nada de eso. El Señor les bendiga y
les conceda luz
Por Marisol Jiménez
Adaptado y publicado por Pedro Santos