El documento habla sobre cómo los orientadores de carrera pueden ayudar a los profesionales que han sido despedidos después de muchos años en una empresa. Cuando son despedidos, estos profesionales experimentan angustia, fragilidad e inseguridad. Sin embargo, los orientadores pueden ofrecer apoyo para que vean esta situación como una oportunidad para reinventarse laboralmente y volver a construir su identidad. La experiencia pasada es clave para adaptarse al cambio, y los orientadores ayudan a analizar las herramientas necesarias para encontrar un
Nota de Clarín: De la angustia a la oportunidad 06-03-11
1. Clarín – 06/03/11
Empleo
De la angustia a la oportunidad
Cuando un profesional con trayectoria es despedido, debe iniciar un camino hacia la
reconversión de su experiencia.
Por Gustavo Dos Santos
Director Ejecutivo – SCHEIN – Transitions Advisors
Despidos. Aunque pueda resultar angustiante, hay oportunidades detrás de un despido.
Hoy recibo en mi oficina a un profesional, con más de 20 años en una compañía, que se
quedó sin empleo. El momento se leía en su rostro, su tristeza, su dolor, sus miedos."
Estas historias se repiten cada vez que iniciamos un proceso de orientación en el que
tendemos la mano para guiar a ese ejecutivo con experiencia, que ingresa en un
momento especial de su vida, un verdadero desierto emocional.
Ese profesional presenta una sensación de fragilidad, debilidad, inseguridad,
desmotivación y bloqueo. Pasa por un sentimiento de abandono, de pérdida de lo bueno
que produce la compañía de otras personas. Frente a este desamparo, no busca recibir
ayuda ni protección de los demás. En otros casos, valora que los sucesos son
insuperables.
El abandono, en este caso, implica una rendición.
ORIENTADOR DE CARRERA
En esos momentos, un orientador puede ofrecerle al desvinculado una relación de
ayuda que lo haga sentir menos solo para mirar lo nuevo.
El establecimiento de la relación de ayuda, el hecho de encontrar un orientador de
carrera que acompañe el proceso y presente otros horizontes, va a suponer la diferencia
entre las vivencias del sufrimiento en soledad y la calidez que proviene de la esperanza
de ser escuchado y comprendido por otro.
De ahí la importancia del rol del orientador de carrera, que ayudará a mirar lo que el
involucrado, por la parálisis, siente que no puede ver.
Con ese propósito, es necesario ver la historia previa de la persona, ya que es esta
experiencia lo que condiciona y marca el tipo de respuesta que dará en el transcurso de
la crisis que vive.
La experiencia es la clave para adaptarse al cambio laboral.
2. Se suele ignorar que cuando un profesional con años en una compañía se retira, también
se pierde la experiencia y parte de la historia de la empresa. Por eso, no siempre puede
ser reemplazado eficazmente con nuevos empleados.
Quien se va, en tanto, se lleva un espacio que supo crear, pero que ahora parece no
servirle para nada. El orientador debe ayudarlo a que entienda que la capacidad de
procesar nuevas experiencias, dejar atrás ciertos aprendizajes y sumar otros nuevos es la
clave para darle otro sentido a su carrera. Y que para reinventarse no hay edad.
IDENTIDAD E HISTORIA
Si consideramos las consecuencias de la empleabilidad, no es arriesgado plantear
que estamos frente a un resquebrajamiento de la identidad y la pertenencia, por lo
menos tal como las conocíamos.
Se trata, entonces, de trabajar para volver a pertenecer y sentirse útil en otro lugar. Este
quiebre de la idea de trabajo para toda la vida impone una carga de sufrimiento psíquico
que se ha vuelto característico de esta época y se profundiza en períodos de crisis.
Lo interesante, entonces, es estar preparado para volver a construir, si es posible,
aquello que se ha derrumbado, reinventándose laboralmente para ingresar al mercado. Y
con esa valija cargada con toda una historia profesional, el orientador, en un proceso de
outplacement, podrá analizar las herramientas necesarias, teniendo en cuenta el nivel de
satisfacción sobre el propio proyecto vital, la capacidad de asumir nuevos proyectos, las
expectativas, el nivel de formación, la posibilidad de afrontar el cambio y el soporte
familiar.
FINALES Y COMIENZOS
Se trata, entonces, de encontrar respuestas para tantas inquietudes.
"Le di tanto a la empresa y ahora esta es mi situación".
"¿Me llamarán con la edad que tengo?" "No sé cómo empezar la búsqueda". "Tener mis
horarios libres es tener una agenda sin futuro". "Ayer fue mi último día en la empresa.
No sé cómo decírselo a mis amigos".
Estas frases se acumulan, una a una, cuando nos encontramos por primera vez con quien
deja la empresa, con quien comienza un viaje no elegido. Y suenan a diario en el oído
de los orientadores.
Son frases que corresponden al fin de un viaje, de un viaje que hacía empleable a esa
persona en una firma en particular, pero hay otros viajes que comenzar. En realidad, lo
que ocurre es que se termina con un tramo de ese viaje.
Es importante, en esta instancia, no dar recetas como orientador ni consejos propios,
sino dejar que sea la persona quien vaya encontrando sus propias respuestas, su propio
camino en ese nuevo viaje.
3. En este camino de ayuda, quien recibe nuestro acompañamiento debe ser sincero
consigo mismo sobre lo que tiene y lo que puede ofrecer al mercado y el orientador será
quien ayude a descubrirlo.
Es un camino que se inicia identificando lo que sentimos, reflexionando sobre la
información que nos aportan nuestros afectos, nuestro entorno, descubriendo los
acontecimientos externos e internos que los han suscitado. A partir de ahí podremos
trabajar sobre aquello que pensamos y sentimos, para decir qué acciones vamos a
emprender.
Y para concluir, una frase del best-seller Lou Marinoff (autor de Más Platón y menos
Prozac): "Acuérdese de preguntarse a usted mismo: ¿qué puedo aprender de esto? La
respuesta quizás haga que la experiencia valga la pena".