El salmo anima a los creyentes a confiar en Dios y no en ídolos inútiles, ya que Dios es digno de adoración por su misericordia, verdad y por ser el creador del cielo y la tierra. Quienes confían en Dios recibirán bendiciones divinas y sus descendientes también serán bendecidos, por lo que se anima a toda la iglesia y sus pastores y servidores a confiar en el Señor.