Sal 115:1 DHH Señor, glorifícate a ti mismo, y no a nosotros; ¡glorifícate, por tu amor y tu verdad!
Sal 115:2-3 DHH ¿Por qué han de preguntar los paganos dónde está nuestro Dios? 3 Nuestro Dios está en el cielo; él ha hecho todo lo que quiso.
Sal 115:4-7 DHH Los ídolos de los paganos son oro y plata, objetos que el hombre fabrica con sus manos: 5 tienen boca, pero no pueden hablar; tienen ojos, pero no pueden ver; 6 tienen orejas, pero no pueden oír; tienen narices, pero no pueden oler; 7 tienen manos, pero no pueden tocar; tienen pies, pero no pueden andar; ¡ni un solo sonido sale de su garganta!
Sal 115:8 DHH Iguales a esos ídolos son quienes los fabrican y quienes en ellos creen.
Sal 115:9-11 DHH Israelitas, ¡confíen en el Señor! Él nos ayuda y nos protege. 10 Sacerdotes, ¡confíen en el Señor! Él nos ayuda y nos protege. 11 Ustedes que honran al Señor, ¡confíen en él! Él nos ayuda y nos protege.
Sal 115:12-13 DHH ¡El Señor se ha acordado de nosotros y nos bendecirá! Bendecirá a los israelitas, bendecirá a los sacerdotes, 13 bendecirá a los que lo honran, a grandes y pequeños.
Sal 115:14-16 DHH ¡Que el Señor les aumente la descendencia a ustedes y a sus hijos! 15 ¡Que el Señor, creador del cielo y de la tierra, les dé a ustedes su bendición! 16 El cielo pertenece al Señor, y al hombre le dio la tierra.
Sal 115:17-18 DHH Los que han bajado al mundo del silencio, los que ya han muerto, no pueden alabar al Señor; 18 pero nosotros lo alabaremos ahora y siempre. ¡Aleluya!