El documento describe la adoración como acciones y actitudes que honran a Dios como el Creador del cielo y la tierra. Al adorar, los creyentes se acercan a Dios en gratitud por lo que ha hecho en sus vidas y reconocen que solo Él es Dios. Concluye que debemos usar el aliento que Dios nos dio para alabarle y no desperdiciar el don de la adoración.