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Reducir introducción biocombustibles
1. 03 de Noviembre del 2008
Proponen reducir introducción de biocombustibles a matriz energética
Informe Gallagher sostiene que demanda de biocombustibles pone en riesgo sostenibilidad de producción agrícola y
el precio de los alimentos.
La incorporación de los biocombustibles basados en productos agrícolas a la matriz energética ha generado
problemas no previstos, como el desplazamiento de la producción agrícola, una presión al alza en los precios de los
alimentos y el riesgo de aumentar la deforestación.
El informe Gallagher, publicado en julio de este año por el profesor inglés Ed Gallagher para el Banco Mundial,
propone reducir las metas de introducción de estas energías hasta que se comprenda con mayor propiedad los
efectos de los cambios en el uso de la tierra y hasta que se hayan implementado sistemas efectivos para manejar
los riesgos de los biocombustibles.
Según el reporte, que utiliza información de la organización británica Renewable Fuels Agency (RFA) para analizar
las necesidades de energía de la Unión Europea, la industria de biocombustibles tiene un futuro sostenible siempre
que la producción agrícola para este propósito evite el uso de tierras destinadas para el cultivo de alimentos.
Los datos de la RFA señalan que actualmente solo el 1% de las tierras cultivadas en el mundo se destina a la
producción de materia prima para combustibles. Sin embargo, si se calcula el incremento de la población mundial,
el cambio en el modelo de alimentación y la necesidad de biocombustibles, la demanda por tierras puede aumentar
entre 17% a 44% hacia el año 2020.
Aunque los cálculos indican que para ese año podría haber suficientes tierras disponibles, nada garantiza que en
esas áreas pueda lograrse una producción adicional que responda a una presión de demanda futura por alimentos.
Las políticas vigentes tampoco garantizan que la producción adicional se movilice hacia zonas adecuadas.
El informe sostiene que la producción de agro carburantes es responsable del 75% del aumento de precios de los
alimentos en los últimos años, un porcentaje mucho mayor que el 3% aceptado por el Gobierno Estadounidense.
2. 03 de Noviembre del 2008
USO DE TIERRAS OCIOSAS Y MARGINALES
En este escenario, el informe propone implementar políticas que promuevan la expansión agrícola para
biocombustibles en tierras ociosas o marginales aptas. La definición de estas áreas se debe producir tras el
desarrollo de herramientas de evaluación que midan el uso vigente de las tierras, su potencial de producción y su
valor ambiental. Por ello, solicita a la Unión Europea que redefina la cantidad de tierras ociosas, aptas y disponibles
hasta el 2020, tomando en cuenta las proyecciones de demanda de alimentos y forraje.
El informe también propone el uso de desperdicios y residuos apropiados para la generación de biocombustibles, u
otras materias primas como las algas marinas.
El objetivo de la propuesta es reducir el actual desplazamiento de la producción de alimentos generado por la
producción destinada a biocombustibles. La presión por una mayor producción de energía, según el informe, está
acelerando el cambio en el uso de la tierra, lo que puede acarrear la reducción de la biodiversidad, la aceleración de
la deforestación e incluso la emisión de gases con efecto invernadero.
Por otra parte, el desplazamiento de tierras de cultivo por el incremento de la demanda de biocombustibles genera
una presión al alza en los precios de los alimentos, sobre todo de las semillas oleaginosas, con efectos adversos en
la economía de los más pobres. El documento propone la provisión de asistencia internacional de corto plazo para
mitigar el efecto de los precios altos en los más pobres, e incluir en los requisitos de sostenibilidad de los
biocombustibles criterios sociales, incluido el uso de tierras.
REDUCCIÓN DE METAS
La meta propuesta por la RFA para el 2020 para la Unión Europea, de generar el 10% de la energía para el
transporte a través de biocombustibles, no es posible mientras no se demuestre la sostenibilidad de la producción
ni se comprendan lo efectos en el uso de la tierra, afirma el informe Gallagher.
Por ello, recomienda una meta de entre 5% y 8%, incluido un 1% o 2% de biocombustibles generados a través de
tecnologías avanzadas. El estudio también plantea que cualquier meta superior al 4% en la generación de
biocombustibles debe ser revisada en el 2014, hasta que se demuestre la sostenibilidad en el uso de tierras.
3. 03 de Noviembre del 2008
En julio de este año, luego de la publicación del informe Gallagher, la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento
Europeo aprobó una resolución no vinculante para establecer una meta de 4% en el año 2015 y una revisión de
objetivos hasta el año 2020. Dicha resolución fue ratificada por la Comisión de Industria en setiembre y aun debe
pasar por el pleno del parlamento y luego por el Consejo Europeo.
Sin embargo, esta disposición encontró resistencia en los organismos ecologistas, quienes han reclamado por
considerar insuficiente esa reducción en la meta, así como de los gremios de productores de biocombustibles, que
afirman que se está poniendo en riesgo la viabilidad de dicha industria.
El informe Gallagher también propone reemplazar las metas sobre combustibles renovables, por objetivos basados
en reducción de gases de efecto invernadero, para incentivar el abastecimiento de combustibles con una menor
intensidad de carbono. Alerta que los análisis vigentes del ciclo de vida de los gases de efecto invernadero, no
toman en cuenta el cambio indirecto en el uso de la tierra, ni tampoco el efecto del posible uso de tierras
marginales. Si no se consideran estos aspectos, indica, podría fomentarse un uso equivocado de las tierras y
aumentar el uso neto de las áreas para cultivo.
El informe concluye que los biocombustibles son solo una parte del problema del cambio de uso de la tierra. El otro
factor por revisar es la aplicación de políticas más estrictas para reducir las tasas de deforestación en América del
Sur, África y el sudeste de Asia.
Finalmente, señala que la reducción de metas para los biocombustibles y la definición de un volumen menor en los
mercados, así como dejar de usar tierras de cultivo y orientarse al uso de tierras ociosas, aliviarán la presión
generada sobre el uso de tierras y sobre el precio de los alimentos.