El documento describe cómo los hijos de Dios tienen el privilegio de orar los unos por los otros e interceder divinamente a favor de quienes claman a Dios. La Biblia dice que debemos confesar nuestros pecados unos a otros y orar unos por otros para ser sanados, ya que la oración eficaz de un justo puede lograr mucho. Jesús enseña a orar en privado desde el espíritu hacia el Padre que está en el espíritu.