1. Al tiempo que las civilizaciones egipcia y mesopotámica comienzan a asentarse en la orilla de
importantes cursos fluviales, también en el Valle del Indo floreció hace 5.000 anos una refinada
cultura urbana. Excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos de una antigua
ciudad, Mohenjo-Daro, importante centro comercial vinculado a la cultura mesopotámica, que
contó con notables instalaciones higiénicas. Casi todas las casas disponían de baño y letrinas,
conectadas a un sistema de cloacas que conducía las aguas residuales al río. Además de 105
baños particulares, la ciudad contaba también con baños públicos de grandes dimensiones que
incluían una gran piscina. Por el momento no se ha podido determinar con certeza si estos
baños se utilizaban con fines higiénicos o para la celebración de rituales.
Sabemos que usaban sellos a modo de amuletos, en los que se representaban diferentes
animales sagrados. Estos sellos se debían emplear para favorecer la curación o bien como
protectores frente a espíritus malignos y demonios. Hacia el 1500 a. de C. tuvo lugar la
invasión aria del Indostán, que dio lugar a lo que hoy conocemos como civilización hindú.
Disponemos de pocos datos sobre la medicina hindú, aunque sabemos que tenia una larga
tradición. Al igual que otras culturas, creían que las enfermedades eran castigos divinos. Los
más diversos dioses ABhvin, Rudra, Shiva, Varuna, son para el hombre, tanto benéficos
dispensadores de la salud, como terribles causantes de la enfermedad. Estas divinidades, al
igual que en Egipto y Mesopotamia, pueden causar directamente el mal, o bien abandonar al
individuo a su suerte. Mal de cualquier modo, porque en este último caso, espíritus malignos y
demonios se adueñarían del cuerpo del paciente.
En la India, para combatir la enfermedad se desarrolló todo un conjunto de oraciones,
exorcismos, rituales mágicos y amuletos, que aparecen recogidos en los primeros textos
religiosos de la literatura hindú: los Veda (palabra sánscrita que significa el saber revelado por
dios). Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Transmitidos oralmente al principio,
fueron escritos hacia el año 1.000 a. de C. Cuatro libros componen la colección de los Veda:
Rigueda: es el más antiguo de todos, y contiene estrofas recitadas en el sacrificio ritual.
Atharva-Veda: recoge fórmulas mágicas para el tratamiento de las enfermedades. Por
ejemplo, Takman es un demonio del fuego responsable de la fiebre. Sólo pronunciando el
siguiente conjuro se le puede expulsar del paciente y traspasarlo a un animal:
"¡Venerado sea el febril, el tembloroso, el irascible, el impetuoso Takman!... Quiera él marchar
al amanecer... pasar el impío a la rana”.
· Yajirueda: contiene fórmulas para el sacrificio ritual.
· Samaveda: recopilación de las melodías sagradas de la primitiva religión hindú.
Hacia el año 500 a. de C., los brahmanes o sacerdotes hindúes que integran la primera
de las cuatro castas sobre las que originariamente se fundó la organización social de la India,
favorecieron el estudio de los textos sagrados y, durante cientos de años, publicaron
numerosos tratados, recopilaciones y comentarios. En ellos, además de las enseñanzas
recogidas en los Veda, se recogen doctrinas y experiencias posteriores. Estas enseñanzas
tienen ciertas coincidencias con la medicina griega, lo cual no debe extrañar, ya que la India
mantenía intensas relaciones políticas y comerciales con los países mediterráneos, y es lógico
que existiera también un intercambio cultural y científico. En las antiguas ciudades indias de
Taxila y Benarés, los brahmanes comenzaron a practicar una medicina racional, la medicina
ayurvédica (el saber acerca de la vida ayur transmitido en los Veda), que todavía hoy goza de
gran popularidad en la India. Los textos ayurvédicos mas antiguos son las colecciones
atribuidas a Sushruta y Charaka, redactadas en el siglo 1 a. de C, enriquecidas y reelaboradas
con posterioridad.
Para los hindúes, el Universo estaba compuesto de cinco elementos primarios: el
espacio lumínico, el viento, el fuego, el agua y la tierra. De ellos, tres adquieren una
importancia especial en los seres vivos (son los tres humores - dosa - fundamentales): el
viento, bajo forma de soplo o hálito vital (prana); el fuego, bajo forma de bilis (pitta) y el agua,
bajo forma de moco o flema (Kapha). Algunos textos de medicina mencionan la sangre como
la cuarta dosa. Sin embargo, este humor sólo cumple en la fisiología hindú un papel
secundario. A su vez, los tres (o cuatro) humores tienen una serie de propiedades (rasas).
Mediante estos conceptos, el médico indio trató de explicar todas las actividades y vicisitudes
del organismo, desde la fecundación y embriogénesis a la respiración o el psiquismo. Y por
supuesto, la enfermedad.
2. El equilibrio entre los dosas y su relación con las rasas determina la aparición de
enfermedades. Los modos de enfermar son múltiples. Charaka, por ejemplo, consigna 40
enfermedades producidas por el soplo, 40 por la bilis, y 20 por la pituita. Las afecciones
morbosas se clasifican por la localización de sus síntomas en lesiones en externas
(dermatosis, hemorroides, tumores, etc.), internas (diarreas, fiebres, etc.) y medias (tisis,
hemiplejias, etc.).
Lógicamente, la terapia hindú se halla dominada por esta teoría. Por ejemplo, como la
bilis deriva del elemento fuego, su desequilibrio puede producir fiebre. Sí la perturbación es
únicamente local, aparece dolor, enrojecimiento o erupciones cutáneas en la zona afectada. La
dieta y los medicamentos se prescriben según los síntomas. La farmacoterapía, especialmente
la de origen vegetal, era tan amplia como las inmensas posibilidades que ofrece la flora del
subcontinente indio. Muchas de estas plantas han pasado a lo largo de los siglos al mundo
árabe y cristiano. En la actualidad, India es uno de los primeros países exportadores de plantas
medicinales. Todo ello no excluye que también fueran utilizados medicamentos de origen
animal y míneral.
La prescripción de los fármacos se atenía a cinco criterios fundamentales:
I. Propiedades físicas del medicamento.
II. Sabor (un sabor picante, agrio y amargo origina viento; un sabor dulce, ácido y salado lo
calma).
III. Virtud calentadora o refrescante.
IV. Acción digestiva.
V. Propiedad específica (como la hipnótica del opio y la embriagadora y alucinante del
soma).
Los conocimientos anatómicos estaban basados en la inspección metódica - más que
disección - de los cadáveres humanos, aunque no utilizaban cuchillos para disecarlos. El
cuerpo era sumergido durante una semana en agua corriente para que tuviera lugar su
maceración. Una vez reblandecida la carne, se examinaba por capas. Para ello, se frotaba con
un cepillo de raíces duras. Por último, se separaban sus órganos y tejidos mediante un
bastoncillo de bambú. Los médicos hindúes realizaron numerosos hallazgos, entre ellos la
presencia de azúcar en la orina de los diabéticos casi dos mil anos antes que los europeos. La
cirugía alcanzó un notable desarrollo.
Ocho eran sus técnicas principales: escisión (extirpación de un tejido u órgano), incisión
(hendidura realizada con un objeto cortante), escarificación (empleo de hierros candentes para
cauterizar heridas), puntura (herida con objeto punzante), sondaje (introducción de sondas en
el organismo para la eliminación de obstáculos, introducir sustancias, o eliminarías), extracción,
drenaje (evacuación de líquidos de una herida, absceso o cavidad) y sutura (cosido de
heridas). Entre otras intervenciones, practicaron la extracción de piedras de la vesícula, la
extracción del feto muerto, y la sutura de las heridas. Realizaban también una técnica de sutura
intestinal heredada de prácticas ancestrales: la sutura de hormiga". Susrhuta la recomienda
para el tratamiento quirúrgico de la obstrucción de los intestinos. Después de abrir el abdomen
y de eliminar la obstrucción intestinal, dejaban que hormigas rojas se aferraran a los bordes de
la herida. Posteriormente el médico retiraba el cuerpo de los insectos, y las mandíbulas de las
cabezas se encargaban de cerrar la herida. Sushruta menciona en sus escritos 20
herramientas de filo para cortar, quemar y para la aplicación de ventosas, así como más de un
centenar de ellas sin filo, hechas en su mayoría de acero templado. También describe distintas
sondas, por ejemplo, una dilatable para el tratamiento de esa estrechez de la uretra que impide
la micción. La cirugía plástica no es un invento de nuestro tiempo; pues en la india antigua la
legislación penal, castigaba ciertos delitos con la amputación de órganos como la nariz, las
orejas…
Luego autorizaba a los médicos a corregir posteriormente el defecto. Muchos adúlteros
castigados con la amputación de las orejas. del labio superior o de la nariz, querían hacer
desaparecer esta marca indigna. Para simular una nariz amputada, el médico cortaba un trozo
de piel en forma de hoja de la frente o de la mejilla, y lo cosía sobre la nariz. Dos pequeños
tubos permitían la respiración. Cuando el injerto había prendido, se extraían los tubos y la
marca quedaba disimulada. Esta técnica. denominada "rinoplastia hindú", fue aceptada
posteriormente por la cirugía científica. Otro préstamo a la medicina occidental fue la anestesia
3. por sugestión. Es decir. mediante hipnosis. Los aspectos psíquicos fueron especialmente
estudiados por la medicina hindú. El yoga. por ejemplo, es una doctrina que aspira a la
depuración del hombre, finalidad para la que se ha creado una técnica a base de diversos
ejercicios corporales y psíquicos reguladores del ritmo de la respiración. La palabra Yoga
procede de la misma raíz aria que nuestro "yugo" ("Joch" en alemán; "Yoke" en inglés. y 'Yuga"
en sánscrito).
Practicar yoga significa unir fraternalmente cuerpo y alma. Hay varias clases de yoga: el Hatha-
yoga. que desarrolla sobre todo ejercicios físicos, en busca de la unión total del cuerpo y el
espíritu; el Mantra-yoga, que repite series de plegarias para intensificar la concentración; el
Laya-yoga, cuyo fin es la fijación del pensamiento; el Raja-yoga, producto de los anteriores,
que se propone la identificación con lo real y eterno; el Bhakti-yoga. método de la devoción y el
amor; el Karma- yoga. que proporciona la liberación por el trabajo y la actividad; el Jnana-Yoga.
que aspira a alcanzar el conocimiento absoluto, etc. Volviendo al encuentro con aquellos
pueblos cuyos descubrimientos forman la raíz misma de nuestra civilizaciones occidentales.
Empezando, cómo no, por la cuna de las culturas mediterráneas y asiento de la primera Edad
de Oro que la ciencia conoció.