La novia de Cristo se caracteriza por tener una pasión por Jesús y una expectativa por su pronto regreso. María Magdalena personifica estas características al mostrar un amor totalmente entregado a Cristo cuando visita su tumba, llorando allí, a diferencia de los discípulos que se fueron a su casa. Jesús luego se le aparece a María y le da más revelación, indicando que ella formará parte de su iglesia.