Este texto de Platón del libro VI de la República explica su teoría del conocimiento, distinguiendo entre el mundo inteligible, al que se accede mediante la razón y corresponde al conocimiento intelectual (episteme), y el mundo sensible, aprehendido a través de los sentidos y cuya comprensión es mera opinión (doxa). Platón sostiene que la razón, mediante la dialéctica, puede ascender desde supuestos hasta alcanzar las Ideas, principio del todo, sin basarse en lo sensible.
La distinción platónica entre el mundo inteligible de las Ideas y el sensible
1. “Comprende entonces la otra sección de lo inteligible, cuando afirma que en ella la
razón misma aprehende, por medio de la facultad dialéctica, y hace de los supuestos no
principios sino realmente supuestos, que son como peldaños y trampolines hasta el
principio del todo, que es no supuesto, y tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que
de él dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible,
sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas.”
Platón, República, libro VI.
1. Explicación del significado de los términos o expresiones subrayados en el texto
elegido.
Inteligible:
Es el conocimiento intelectual (episteme). Se trata del nivel más elevado en la escala del
conocimiento al cual se llega mediante la razón. El mundo inteligible es fijo e inmutable
y pertenece al mundo de las Ideas; se divide en dianoia y nous, que es el conocimiento
supremo, la idea del Bien.
Por el contrario, se encuentra el mundo físico (doxa).
Sensible:
Es justamente lo contrario a lo anterior. Lo sensible es lo perteneciente al mundo físico
y cambiante que apreciamos mediante los sentidos, así que el conocimiento que
podemos alcanzar es mera opinión (doxa). Se divide en eikasía, la simple palabrería, y
pistis, que se trata de las creencias y tradiciones.
2. Exposición de la temática del texto elegido y su justificación desde la posición
filosófica del autor.
Este texto de Platón del libro VI de la República tiene una temática epistemológica y
nos explica la alegoría de la línea: “Comprende ahora la otra sección de lo
inteligible...”.
Platón distinguía entre un mundo físico, sensible y cambiante y el llamado mundo de las
Ideas, invariable e inmutable.
El primero es el que apreciamos mediante nuestros sentidos, son las llamadas “artes”, y
su observación corresponderá al conocimiento sensorial (doxa). Este, a su vez, queda
dividido en eikasía, que lo podíamos denominar como la “palabrería”, y pistis, que son
las creencias.
Al segundo de ellos se llega mediante la razón y corresponde al conocimiento
intelectual (episteme), que se divide en dianoia, que podía ser el método hipotético-
deductivo y nous, la dialéctica, que es la idea del Bien “principio del todo”, el saber
máximo: “la razón misma aprehende, por medio de la facultad de la dialéctica y hace de
los supuestos... realmente supuestos... sin servirse de lo sensible, sino de las Ideas”.
Lo anterior se ve reflejado en la alegoría de la caverna, en la que varios prisiones en
una cueva solo ven las sombras que se proyectan en ella (doxa). Cuando uno de ellos
consigue salir de ella, ve como son realmente las cosas al ser iluminadas por el Sol
(episteme) y va a contárselo a los otros, los cuales sumidos en sus creencias y
tradiciones lo matan.
2. Al mundo sensible pertenece el cuerpo de los hombres mientras que al de las Ideas, el
alma.
Esta se divide en tres partes: razón, deseos (apetito) y voluntad (ánimo). La razón debe
controlar a los deseos siendo ayudada por la voluntad. Esta idea se ve reflejada en la
metáfora del carro alado, en el que los deseos están representados en el auriga negro y la
voluntad en el blanco; la razón debe dirigir al carro sin sucumbir a los deseos.
Cada una de estas tres partes del alma se corresponde con una virtud: lo racional con la
prudencia, los deseos con la moderación y la voluntad con la fortaleza; si estas tres
partes del alma se equilibran, se conseguirá la justicia individual (felicidad) y, por tanto,
la colectiva.
Por tanto, en política, los prudentes serán los gobernantes, los moderados los
productores y los que tengan fortaleza serán los guardianes auxiliares. El Gobierno
corresponderá a los sabios que harán las leyes, que al fin y al cabo representan a la
razón misma.
3. Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico del texto elegido.
El pensamiento de Platón se enmarca dentro de un siglo caótico en Grecia, pero de gran
esplendor económico, político y cultural, especialmente en Atenas, su ciudad natal. El
siglo V A.c. comenzó con el enfrentamiento entre griegos y persas, que ganaron los
primeros y supuso la hegemonía de Atenas en todo el Mediterráneo oriental.
Así, Atenas también se convirtió en el foco cultural del mundo heleno: la tragedia, la
comedia, la arquitectura y la filosofía alcanzaron la culminación en el mundo clásico.
En este ambiente se educó Platón.
Pero el predominio de Atenas fue breve, pues en la Guerra del Peloponeso se
enfrentó con Esparta y perdió. Se implantó la Dictadura de los Treinta Tiranos, a la
que sucedió una democracia corrupta, que llevó a la muerte a Sócrates, maestro de
Platón, e hizo que este último no creyera en la democracia.
La filosofía griega comenzó por la preocupación de los primeros filósofos, los
presocráticos, para encontrar el principio que organiza el universo, el cosmos. Pero
este tipo de investigación perdió valor a favor de la política y la moral, debido a la
democracia implantada en Atenas, para conseguir influencia política. En este saber
destacaban los sofistas, que no buscaban un conocimiento verdadero, sino convencer a
su auditorio por medio de la palabra. Esta actitud supone el triunfo del relativismo, al
cual Platón se opuso siguiendo la dirección marcada por su maestro Sócrates: la
búsqueda de un saber universal.
3. 4. Relación del tema del texto elegido con otra posición filosófica, y explicación
razonada de su visión personal del tema, valorando su actualidad.
Uno de los filósofos más criticados por Friedrich Nietzsche fue Platón, ya que le
atribuye todos los errores de la filosofía tradicional de Occidente.
Platón fue el gran dualista, ya que distinguió en el ser humano el alma y el cuerpo,
atribuyendo a la primera características positivas, dirigida por la razón, y al segundo
negativas, eliminando así los elementos propios de la vida como son las pasiones, los
sentimientos, los sentidos y las emociones.
De esta manera, Platón distinguió entre un mundo cognoscible, el mundo de las ideas,
que era fijo e inmutable y al que había que llegar, y un mundo sensible, erróneo y
cambiante. Estos conceptos llevaban directamente a la idea de Dios, sea cual sea su
forma (religioso, la naturaleza, Demiurgo), que nos decía lo que estaba bien o mal,
limitando nuestra libertad.
Esta negación del mundo sensible, de la vida, es lo que ha llevado a Nietzsche a criticar
el uso que la religión cristiana ha hecho de la filosofía platónica y que ha dominado al
mundo hasta el siglo XX.
En cuanto a la actualidad, en clase hemos leído “Un mundo feliz” de Huxley. En el libro
se plantea un mundo utópico y perfecto muy parecido al mundo de las Ideas de Platón.
Allí, los niños son acondicionados desde que son embriones para realizar una función
concreta tal y como se propuso en la sociedad de Platón.
Cuando existe algún tipo de problema, toman “soma”, como una especie de droga, y se
les pasa. El “soma” de hoy en día para los jóvenes es el alcohol y la televisión, que
sirven para evadirse de la realidad y viven, como diría Platón, en una caverna sin
reportar nada a nuestro conocimiento y, sin él, nunca podremos llegar a ser
verdaderamente libres.
En mi opinión, me decanto sobre la idea de Sagan sobre Platón, divulgador científico
visto en clase que defiende que Platón es más bien un oscurantista., porque si en vez de
pensar como son realmente las cosas pensamos en como serían (Ideas) la ciencia no
hubiese avanzado hasta donde hemos llegado hoy en día, ya que lo que nosotros usamos
es el método hipotético-deductivo que, para Platón, no es el nivel más alto de
conocimiento. Hay que ser más pragmáticos.
En cuanto a su ética, me parece muy exigente ya que es imposible no tener en cuenta los
sentimientos y emociones del ser humano, ya que forman parte de nuestra esencia, y
servirse solamente por lo que dicte la razón.