El documento presenta una lección sobre la evangelización guiada por el Espíritu Santo a través del ejemplo bíblico de Felipe y el eunuco etíope. Se enfatiza que la iniciativa debe venir del Espíritu, no de nosotros, y que debemos esperar pacientemente a ser guiados antes de actuar. Cuando Felipe obedeció al ángel y se acercó al eunuco, escuchó primero antes de hablar, anunciando el evangelio solo cuando el eunuco lo pidió. El eunuco fue bautizado
2. 1 Pedro 3:15 … sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados
para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la
esperanza que hay en vosotros;
Hechos 8: 26 Pero un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al
camino que desciende de Jerusalén a Gaza. Es un desierto. 27 Él se levantó y fue. Y sucedió que un
etíope, eunuco, alto funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos
sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al
profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Cuando Felipe se
acercó corriendo, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y
cómo podré, si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:
Como oveja fue llevado al matadero;
Y como cordero sin voz delante del que lo trasquila,
Así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
Mas su generación ¿quién la describirá?
Porque su vida es quitada de la tierra.
34 Tomando la palabra el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta
esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta
escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo
el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo
corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó
parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron
del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, pues siguió gozoso su
camino.
Sí, estás pensando correctamente. Efectivamente, en tu iglesia no te enseñaron bien
transmitiéndote esa compulsión a "evangelizar" de manera sistemática. Todo lo que no fluye de ti
por el Espíritu no viene de Dios y es una obra muerta (separada de Dios) echa en la carne; y el que
siembra para su carne de la carne cosechará corrupción (Gálatas 6:8).
Estate pues tranquilo y no "evangelices" más; espera a ser dirigido por el "satélite"; es decir, por el
Espíritu Santo. Es muy sencillo, todo lo que tienes que hacer es dejarle tomar la iniciativa y, si Él no
lo hace, tú no harás nada, pase lo que pase o por mucho tiempo que nada pase. Simplemente
come y crece. No te enfoques en crecer o hacer sino en comer, porque el que come crece y traerá
fruto.
Los textos bíblicos del encabezamiento son la mejor instrucción de lo que es auténtica
evangelización bíblica hecha en comunión con el Espíritu Santo. Comencemos.
Pedro, que comenzó cortando orejas con la espada (Efesios 6:17), al fin aprendió y maduró
(ver Juan 18:10). Así somos nosotros, cuando usamos la espada de la Palabra de Dios a destiempo
o con violencia; es decir, de manera imprudente y sin sabiduría, con celo pero no conforme a
ciencia.
3. Lo mismo le ocurrió muchos siglos antes a su antecesor Moisés cuando pretendiendo "evangelizar"
al egipcio, lo mató y enterró y tuvo que salir huyendo (ver Éxodo 2:11-15). Moisés no entendía
que nadie a quien no le duela la cabeza querrá tomarse una aspirina. Más adelante Dios le
dijo: "ven, por tanto, ahora"; justo cuando el dolor de cabeza del pueblo de Dios, que también le
rechazó en aquel entonces, estaba en su punto álgido y por ello ahora había clamado a Dios por
ayuda, bajo la opresión del duro yugo de esclavitud de los egipcios (ver Éxodo 2:23-25; 3:7-10).
También la aspirina, que era Moisés, tuvo que ser elaborada previamente en esa larga temporada
de 40 años en el desierto. Cuando la aspirina y el dolor de cabeza estuvieron listos Dios los juntó.
Sí, efectivamente, debemos esperar a estar preparados y maduros para que sea Dios a través de
nosotros y no nosotros quien evangelice o haga cualquier otra obra. Lo contrario serán nuestras
obras y no las de Dios, que no engendrarán hijos de Dios cabales, sino ismaeles, moabitas o
ammonitas, que serán como espinas en nuestros costados y que más tarde tendrán que ser
echados, si en verdad hemos de entrar en la dimensión del Espíritu.
Sólo haremos una excepción a esta regla general. Cuando al principio somos llenos del Espíritu y
estamos en nuestra luna de miel con el Señor, normalmente no actuaremos por la compulsión del
liderazgo, sino impulsados por el amor, el gozo y la paz que estamos experimentando y rebosando.
Esa unción del enamorado suele ser usada por el Señor; al menos así lo experimentamos nosotros
y algunos fueron salvos, llenos del Espíritu e inclusos sanos por nuestra ministración.
Santifiquemos pues al Señor en nuestros corazones, no tratando de envolverlo en nuestros
escarceos carnales y, sí, preparémonos para cuando llegue la oportunidad. Entonces lo haremos
con mansedumbre y sólo a quien nos lo demande. Ellos preguntarán porque habrán
sido atraídos por el olor y color del fruto, y fruto maduro, en nosotros. Ni siquiera servirá el fruto
verde. Hasta entonces, ¿cuantas denteras no habremos provocado por la acidez de un fruto que no
está en sazón? El fruto maduro no es ostentado por los niños ni aun por los jóvenes en el
Señor. Sólo los crucificados pueden predicar la cruz.
Por lo tanto Pedro nos dice que debemos madurar y esperar que nos pregunten. Es importante
resaltar aquí la palabra INICIATIVA. La iniciativa pertenece al Espíritu, nunca hemos de ser nosotros
los que tomemos la iniciativa. Solo lo que se ORIGINA en Dios es espiritual y traerá fruto para el
Reino. Lo que se origina en nuestras mentes carnales, más o menos lúcidas, no tiene ningún valor
espiritual. Estamos buscando engendrar hijos, no realizar un proselitismo mercantilista, tipo
farisaico. Los fariseos recorrían medio mundo para hacer un prosélito, solo para hacerlo dos veces
más hijo del infierno que ellos mismos (Mateo 23:15).
Veamos ahora al Espíritu Santo evangelizando en comunión con Felipe. Es toda una lección
práctica de como hay que hacerlo.
Pero un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que
desciende de Jerusalén a Gaza. Es un desierto. 27 Él se levantó y fue.
En el contexto anterior vemos a Felipe en Samaria, siendo usado por el Señor en un tremendo
avivamiento, con milagros y señales. Sin embargo, a Felipe no le importó dejar aquella grandiosa
obra para ser trasladado al desierto a ministrar a una sola persona. El simplemente obedeció al
ángel enviado por el Espíritu, no se paró a protestar, a pesar de que se le enfatizó que era un
desierto.
4. Y sucedió que un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba a
cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y
leyendo al profeta Isaías.
Y sucedió por "casualidad" que alguien de las altas esferas, un pez gordo de esos de los 153 que
pescó Pedro (Juan 21:11). Alguien, que como tantas veces se ha dicho, pudo haber sido la llave de
la puerta para la evangelización de África en aquel entonces. Cuando en lugar de tomar propias
iniciativas esperamos a que Él lo haga y obedecemos, siempre ocurrirá algo maravilloso.
Era alguien que ya tenía su "dolor de cabeza" en estado óptimo para ansiar una "aspirina". Era
alguien que estaba recorriendo una gran distancia y dejando tras de sí las comodidades de su alto
nivel de vida, para ir a Jerusalén a adorar. (Sólo el Espíritu nos puede levar a buscar a aquellos que
están buscando). Además redimía su tiempo leyendo y meditando en la Palabra de Dios. En fin, era
un terreno arado y preparado para recibir la semilla. Evangelizar no consiste sólo en sembrar, hay
que hacerlo además en el terreno adecuado, de lo contrario malgastaremos semilla, tiempo y
dinero.
29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Cuando Felipe se acercó corriendo,
le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si
alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
Felipe seguía en posición de "standby", a la espera. Todavía esperaba instrucciones más precisas y
las recibió: Acércate y júntate a ese carro. Entonces dice que Felipe se acercó corriendo. ¡Siervo
obediente y diligente donde los haya! Pero aún así no se lanzó a comerse verbalmente al eunuco,
sin pelar ni nada. Primero puso su oído atento, buscando el hilo que le llevara al carrete; es decir,
buscando por donde entrar en conversación para ministrar a la necesidad específica del momento.
Aquí Felipe tampoco se lanzó a una perorata bíblico-escatológica desde Génesis a Apocalipsis; ni a
contarle al eunuco de todos los milagros y maravillas que el "gran Felipe" venía de hacer en
Samaria, para que el eunuco entendiera que estaba hablando con un gran siervo de Dios y así
picara el anzuelo más fácilmente. Simplemente siguió el hilo de Isaías, que el Espíritu le estaba
mostrando, y le preguntó si entendía lo que leía. Es bueno hacer preguntas en lugar de "tragarse el
balón", hablando en términos de fútbol.
El eunuco, desesperado por el agua de la vida, le contesta, ¿Y cómo podré, si alguno no me guía?
¿Se da cuenta que casi siempre que usted eligió a hablar a alguien de las cosas de Dios nunca
querían escuchar? Claramente este no era el caso para Felipe, al que a continuación el
eunuco ruega que subiese y se sentara con él. (¡Por favor, hábleme de Cristo o me muero!) En el
versículo treinta y cuatro vuelve a rogar, Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de
sí mismo, o de algún otro? (Justo como a usted le pasaba casi siempre en la evangelización.
¿Verdad?).
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio
de Jesús.
Entonces, no antes, porque hasta el momento preciso Felipe escuchaba en lugar de hablar, tanto al
Espíritu como al eunuco. Pero, cuando vio con claridad el hoyo para introducir la semilla, abriendo
su boca ¡ahora sí! la depositó. Lo hizo desde esa precisa Escritura que suscitaba el interrogante del
5. eunuco, satisfaciendo su necesidad sin alharacas ni sacando la repetidora de versículos bíblicos,
sino yendo justo al grano.
36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que
yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Cuando estamos siendo dirigidos por el Espíritu la unción de nuestras palabras estará asegurada.
Esas palabras "barnizadas" con la unción provocarán siempre un efecto. No será necesario que
empujemos, forcemos, invitemos al culto, les guiemos en la oración del pecador, les demos un
cursillo bautismal o seamos pastores titulados o nombrados, etc. etc. (No se puede empujar una
cuerda floja por detrás, hay que halarla desde el frente. ¡Ellos pedirán y aún rogarán!).
(Probablemente Felipe mencionara el bautismo en su respuesta, pero no fue el el que invitó a
hacerlo al eunuco, sino que el mismo lo urgió a hacerlo). El eunuco no quiso esperar a nada de eso,
¡cuando oyó hablar del evangelio el mismo quiso saltar de cabeza a la piscina bautismal! A
nosotros, cuando ardíamos en deseos de hacerlo, nos hicieron esperar y pasar por un cursillo,
¡justo como aquí en esta Escritura! Si crees de todo corazón, bien puedes, le dijo Felipe, como único
requisito; y la sencilla confesión de fe del eunuco bastó, Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39
Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, pues
siguió gozoso su camino.
Una vez más es el eunuco el que está a la INICIATIVA, movido por el Espíritu Santo, pues manda
parar el carro. Entonces Felipe llamó por el celular a su pastor para que lo inscribieran en un
cursillo para después de unos meses, cuando ya se le quitaron las ganas, se remojara ... ¡No! sino
que el mismo Felipe, un diacono elegido para servir las mesas poco antes (Hechos 6:5), y aunque
no fuera ni eso tampoco hubiera importado, casi lo ahogó, aun sin la túnica blanca, que se le había
olvidado en Samaria, porque el Espíritu le dijo que saliera corriendo …
Hecho el trabajo el Señor arrebató a Felipe y el eunuco quedó en Sus benditas manos, y no en las
de la denominación "X". ¡Como tiene que ser! Podemos atestiguar que a nosotros nos pasó algo
parecido, pues después de recibir el bautismo en el Espíritu Santo, solos en nuestro carro, sin
haber asistido ni siquiera a un culto, el Señor trató con nosotros casi durante un año, antes de
empezar a congregarnos. En ese tiempo en Espíritu nos usó como Él quiso para salvar a unos pocos
y para algunos bautismos en el Espíritu Santo también. ¡Tremenda herejía, pues nadie nos dijo que
sin tener membresía no se podía hacer eso!
No es nuestro ánimo con este tono jocoso burlarnos de ciertas prácticas eclesiásticas, sino llamar
la atención sobre que el único requisito que necesitamos para hacer la obra del Señor es que Él lo
haga en nosotros y con nosotros. Así que ¡ánimo! Prepárese, coma a Cristo, crezca y madure.
Cuando esté listo el Espíritu lo moverá como hizo con Felipe.
Publicado por josé maría armesto caldeiro en 8/25/2016 06:13:00 p. m.
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