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La Fe Que Salva: Arrepentimiento, Confesión y Bautismo
1. La Fe Que Salva
Efesios 2:8-9
Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.
2. •Introducción
• Todo grupo religioso reconoce la
importancia de la fe en relación a nuestra
salvación. Pero, pocos entienden lo que la
verdadera fe bíblica realmente es.
•La idea popular hoy es que uno puede
simplemente “creer en el corazón” e
inmediatamente ser salvo. ¿Qué es lo que la
Biblia dice acerca de la fe salvadora?
3. •La Relación De La Fe Con La salvación
•Hay muchos pasajes en el Nuevo Testamento
que muestran la relación de la fe con la
salvación y que tan necesaria e importante es
(Marcos 16:16; Juan 3:16; Romanos
1:16; Hebreos 11:6; 1 Juan 5:4-5).
•Aun un estudiante casual de la Biblia puede
ver que somos salvos por una fe obediente
(Gal. 5:6; Romanos 6:14-18; Santiago
2:17-26).
4. •Hay muchas diferentes ideas acerca de cómo
obtener fe (i.e. visiones, operación directa del
Espíritu Santo, un sentimiento inexplicable o una
“experiencia”, etc.), pero la Biblia nos dice que
la verdadera fuente de la fe es la palabra de Dios
(Mateo 11:28; Lucas 8:12; Juan 6:29, 45, 63,
68; Juan 20:30-31; Hechos 4:4; Hechos
11:14; Hechos 15:7; Hechos 18:18; Efesios
1:13).
•Fe no es alguna cosa mística que de repente
viene sobre nosotros, sino que es el resultado de
“oír’ la palabra de Dios (Romanos 10:17).
5. •¿Qué clase De Fe?
•¿De qué clase de fe estamos hablando? La fe
que viene por el oír la palabra de Dios y que
es tan esencial para la salvación – ¿Qué es lo
que esto involucra? No es una aceptación
mental; (Mateo 7:21-23; Juan 8:31,
44; Juan 12:42-43; Hechos
26:27; Santiago 2:19), sino que es un
confiar en Cristo para salvarnos (Juan 3:14-
16; Romanos 3:23-26; Romanos 4:1-5, 16,
23; Romanos 5:2; Efesios 2:8-10).
6. • No podemos salvarnos a nosotros mismos en el sentido que
no podemos proveer una expiación adecuada por nuestros
pecados. Debemos, por lo cual, confiar en otro para que nos
salve. No podemos ganarnos o merecer la salvación, por lo
cual, hay que confiar en el mérito de otro. La fe que confía
debe cumplir con las condiciones o términos de salvación que
incluyen:
• 1) Arrepentimiento – Hechos 2:37-38; Hechos 11:17-
18,21; Hechos 15:7-11.
2) Confesión — Juan 12:42-43; Hechos 8:36-37; Romanos
10:9-10.
3) Bautismo —– Marcos 16:16; Hechos 8:12, 36; Hechos
18:8; Hechos 22:16; Romanos 6:3-5; Colosenses 2:12; Gal.
3:26-27.
7. • Estos mandamientos debemos de obedecer para
expresar nuestra fe en el arreglo o plan de Dios para
salvar.
• Al arrepentimiento se le ha llamado “la decisión de la
fe” porque es un cambio de corazón, un dejar el
pecado y seguir a Dios y sus mandamientos (2
Timoteo 2:15).
• Confesión ha sido llamada la “declaración de la fe”
porque es un reconocimiento de que se cree en Jesús
como el Hijo de Dios.
• Bautismo ha sido llamado la “demostración de fe”
porque es el someterse a una sepultura en agua para
que Dios lave nuestros pecados en la sangre de Cristo
(Hechos 22:16).
8. • ¿Qué clase de Obras?
• Estas no son obras de mérito personal, sino de
“obediencia de la fe” (Romanos 1:5; Romanos
16:26). En este sentido sí nos salvamos a nosotros
mismos (Hechos 2:40). La idea de que uno es salvo al
“momento” que un cree en su corazón no se encuentra
en la Biblia. Uno no ha confiado completamente en
Cristo para ser salvo hasta que se arrepienta de sus
pecados, confiese a Jesús como el Hijo de Dios, y sea
bautizado juntamente con Cristo para el perdón de
pecados (Hechos 2:38), de esa manera se apropia de la
sangre que Cristo derramó (Mateo 26:28; Efesios
1:7).
9. •Conclusión
•Fe en Cristo determinará el destino eterno de
nuestras almas. No dependamos en alguna
experiencia o suceso extraño. Si sentimos que
fuimos salvos al momento que creímos y después
fuimos bautizados para otra razón, nunca hemos
verdaderamente confiado en Cristo para que nos
salvara.
•Escudriñemos las Escrituras (Juan 5:39; Hechos
17:11) para que nuestra fe esté basada en la
palabra de Dios que permanece y vive para
siempre (Isaías 40:8; 1 Pedro 1:25).