1. ÉTICA Y RELIGIÓN
1. DIFERENCIA ENTRE ÉTICA Y RELIGIÓN:
Es común confundir religión y ética. Se piensa que se oponen, que son iguales o que la ética
es sólo una parte de la religión.
La ética es distinta de la religión. Las definiciones de cada una de ellas así lo demuestran. La
ética es la ciencia que regula el comportamiento humano, la reflexión filosófica acerca de la
moral; la religión en cambio, es una creencia que une al ser humano con un ser trascendente y
de ahí su nombre: religión viene del latín religare, unir.
El hecho de ser distintas no quiere decir en ningún momento que son necesariamente
opuestas. Al contrario, pueden complementarse. Muchas de las verdades fundamentales de la
ética han sido enseñadas por los fundadores de las religiones. En este caso para una persona
religiosa los conceptos de la ética se convierten en mandamientos ordenados por el Ser
Trascendente y su práctica o rechazo trae premio o castigo. Moral es precisamente el
conjunto de normas de conducta dadas por una religión o asumidas así por un grupo humano.
A veces surge contradicción entre lo ordenado por la ética natural y una religión. Tal es el
caso de la “Guerra Santa” entre los musulmanes o las Cruzadas entre los cristianos. Aquí el
precepto natural de no matar se violó por un precepto religioso que ordenaba lo contrario.
También puede verse una persona que cumple con los ritos de su religión pero al mismo
tiempo falta a principios de ética natural; ante sus semejantes es respetado como persona de
gran religiosidad pero realmente no está cumpliendo lo que ordena su religión ni la ética
natural. Su religiosidad no es sino una apariencia vacía de contenido.
2. ATEISMO Y ÉTICA:
Aceptando la distinción entre religión y ética puede verse la falsedad de aquella frase que
Dostoyevski pone en boca de Iván Karamasov: “Si Dios no existe… todo está permitido”. Un
ateo debe tener igual comportamiento ético que el creyente porque la base de la ética son el
ser humano y la sociedad.
El compromiso es con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Cuando Alejandro López,
el insigne ingeniero antioqueño, dijo por allá en los años 30 que Colombia necesitaba una
ética sin religión, escandalizó a muchos, pero realmente estaba era censurando al que no obra
bien por no tener una creencia, o por escudarse en ella, viola las normas elementales de ética
natural.
La confusión entre ética y religión no beneficia a esta última. Algunos tienen la religión como
un conjunto de reglas morales y a Dios como un fiscalizador de sus actos. Este es el sentido
de lo que dice un personaje de Gabriel García Márquez: “Yo no creo en Dios pero le tengo
mucho miedo”. Para el creyente verdadero la religión debe ser unión con el Ser Trascendental
y no sólo un código de comportamiento.
La crisis de la ética en la sociedad actual puede explicarse porque muchos han perdido su
creencia religiosa; al perderla creen que ya no tienen ninguna norma ética que cumplir y que
todo les está permitido.
Por esto todo ser humano debe tener conciencia de que sus actos deben estar encaminados a
su propio bien y al de la humanidad. Es necesario que cada uno de nosotros tenga un sistema
filosófico, una concepción de uno mismo y del universo; es decir, una cultura que haya sido
adquirida por reflexión y de la cual broten todas sus acciones.
Si no se tiene una fe es aún más necesario tener una filosofía que dé unidad y soporte al
comportamiento humano para que éste sea ético.