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CENTRO UNIVERSITARIO ADVENTISTA DE SAGUNTO
FACULTAD ADVENTISTA DE TEOLOGÍA
APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN
REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA.
Trabajo Fin de Máster presentado para la obtención del
Máster en Teología
Alumno: Diego Calvo Merino
Director TFM: Dr. Roberto Badenas
Asesor TFM: Davide Sciarabba
Junio 2015
1
Índice
Introducción……………………………………………………………..1
PARTE PRIMERA: ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL
I. La ética Cristiana frente a la ética situacional………….…………4
1.1. Consideraciones iniciales: ética y moral..………………………………….......4
1.2. Ética situacional…………………………………………………….…………...12
1.3. Fletcher Joseph y T.A Robinson…………………………………….…………..15
II. Categorías fundamentales contrastadas.……………….………...20
2.1. Sistemas éticos clásicos…………………………………………………………20
2.2. Absolutismo y relativismo éticos……………………………………………...27
2.3. Autonomía y Teonomía moral……………...………………….………………32
III. Implicaciones éticas………………………………….…………….37
3.1. El yo responsable………………………………………………….……………..38
3.2 El Summum bonum………………………………………………….……………41
3.3 Ética en el ser y en el tiempo……………………………………….……………43
PARTE SEGUNDA: LA BIBLIA Y LA ÉTICA CRISTIANA
I. El Antiguo Testamento y la ética cristiana……………………….48
1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento…………………………….……48
1.2. Dilemas morales…………………………………………………………………55
1.3. Contrasentidos éticos y teológicos…………………………………………….58
II. El Nuevo Testamento y la Biblia………………………………….62
2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico………………………………......63
2.2 Jesús como “Imago Dei”…………………………………………………….…...65
PARTE TERCERA: LA PRÁCTICA Y LA ÉTICA CRISTIANA
I. Aplicaciones prácticas de la Ética Cristiana……………………....76
1.1 La problemática……………………………………………………………….….77
1.2 Deformación hermenéutica……………………………………………………...81
1.3 Ética y enfermedad……………………………………………………………….87
II. Hacia una ética metanómica………………………………………91
2.1 Teología ética del futuro…………………………………………………………91
2.2 Crítica del juicio irreflexivo…..…………………………………………………96
2.3 Consideraciones finales………………………………………………………….98
Conclusión……………………………………………………………..103
Bibliografía……………………………………………..………….…..107
1
INTRODUCCIÓN
¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder
rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las
situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se
sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no
degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral
religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y
anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo
de la persona. La verdad es que quienes se quejan de esas cosas puede que
tengan buena parte de razón. Por eso se comprende la reacción extrema
que representó, en la segunda mitad del siglo XX, la llamada moral de
situación: nada de leyes, nada de normas o de principios absolutos y
universalmente válidos, etc., Era la postura diametralmente opuesta al
legalismo que abunda en todas las religiones. Una postura que llevaba
consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento ético de las
personas en la más completa anarquía. De ahí que los teólogos y moralistas
hayan tenido que afrontar, en los últimos tiempos, la delicada tarea de
liberar a la conciencia creyente de la antigua opresión alienante, pero
salvando, al mismo tiempo, los principios irrenunciables de un
comportamiento que pretenda ser auténticamente humano y coherente con
las exigencias de la fe.
La respuesta que la ética del Nuevo Testamento da a esta cuestión, es
muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo
con las exigencias de la fe, representa, a un tiempo, la más completa
liberación interior que puede vivir un creyente, y la exigencia más radical
que brota del mensaje de Jesús de Nazaret.
La idea de Dios asociada con la felicidad no está presente en la conciencia
de todos los creyentes, porque la fe se suele relacionar con normas,
obligaciones, censuras y juicios. “Dios castiga a los malos y a los buenos también,
como se descuiden”, dicen muchos. Sin embargo todos deberían saber que nuestra
2
felicidad se encuentra en Dios, pero que para realizarnos plenamente, debemos
sentirnos plenamente libres. Desgraciadamente cuando falta formación ética
bíblica aparecen las polarizaciones peligrosas: “A mí que me digan exactamente lo
que tengo que hacer” o bien, “A mí que me quiten de encima esta insoportable carga de
libertad.”
Cuando la ley religiosa y sus tradiciones ocupan la voz de la conciencia, que
siempre exige más, muchos cristianos derivan hacia el legalismo. ¿Dónde
encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la
ley en si no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una
ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que
merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito
del presente trabajo.
3
PARTE I
ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL
4
1. La ética cristiana frente a la ética situacional:
En ésta primera parte, buscamos delimitar el tema de nuestro trabajo y lo
haremos sentando algunas bases sólidas para comprender como veremos más
adelante que, aunque la fundamentación de la moral y de la ética estén
estrechamente conectadas, no se identifican.1 A través de unas consideraciones
iniciales nos acercaremos a la ética situacional2 y repasaremos el legado de sus
promotores.
1.1 Consideraciones iniciales: Ética y moral.
Comenzaremos nuestro estudio definiendo y defendiendo qué entendemos
por una ética teológica, cristiana y reformada3, en diálogo con una ES pero
superándola a través del ejemplo de Jesús. Aspiramos a un sistema ético que
busque siempre el bien mayor para todos, o del mismo modo, un mal menor y
que razone qué es lo mejor en cada situación.
Somos conscientes que a ésta conclusión solo se llega desde la reflexión
bíblica.4 Trataremos para tal fin, de exponer la problemática que nos lleva a
tomar ésta decisión5.
La ética no se limita al mero estudio del aspecto moral de la experiencia
humana.6 La tarea que proponemos de fundamentar la ética cristiana es
1 Recomendamos se lea el glosario de los términos utilizados en la p.107 del presente trabajo
para un seguimiento más claro de nuestra temática.
2 A partir de aquí y en adelante, la abreviatura para ética situacional es ES.
3 Hemos considerado pertinente posicionarnos desde el principio del trabajo e ir argumentando
nuestra posición. Nuestra aportación respecto a la ética es teológica porque la fundamos en Dios
redimiendo al ser humano. Cristiana por estar basada en el ejemplo de la experiencia ética
vivida por Jesús de Nazaret y reformada, término cercano a nuestro concepto de “verdad”,
porque al igual que Lutero y su famosa declaración “Iglesia Reformada Siempre Reformándose,” la
aplicamos a una ética en construcción constante. Cf. CURVOISIER, Jaques. A reformed theology.
Michigan: John Knox Press, 1963, p. 56
4 Se ha escrito mucho sobre ética y estamos obligados a limitar nuestro campo de investigación.
Cf. VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trota, 1992.
5 Como consecuencia de la ética de situación, la cual no defendemos, han surgido problemas
relacionados, por ejemplo, con la bioética, como consecuencia del postulado de Joseph Fletcher,
Cf. BOMBINO, López. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela, 2005.
6 VIDAL, Marciano. Moral de actitudes. Vol. 1. 3ª ed. Madrid: Ps, 1975, p.70.
5
urgente, por la naturaleza misma de la materia7, y lo es también, porque
consideramos que existe una innegable negligencia en el estudio de la ética en
la teología8 protestante.9 Un creciente número de serios problemas morales,
característicos de la época moderna, exigen solución. Lo que mucha gente llama
la tarea social del cristianismo en realidad es, la tarea moral. Afirmamos que los
principios éticos vividos por Cristo10 ofrecen una verdadera solución para las
enfermedades morales de nuestra época.11 Pero para que las enseñanzas del
Maestro sean más que meras palabras piadosas, es menester que comprobemos
su validez en la vida actual.12 Y esto depende de un sincero desempeño por
nuestra parte, en nuestra tarea ética.13
Pronunciamos una “contradictio in terminis” cada vez que hablamos de ética
cristiana, si es que entendemos que sólo es posible hablar de ética cristiana
como crítica a toda ética. Aquí defendemos que el mensaje cristiano debe actuar
también hoy críticamente como liberador de la sociedad en general, no
pudiendo reducirse al nivel de "cosa privada" del ciudadano piadoso.14 No ha de
servirme a mí solamente el compromiso ético, para lograr un bienestar de
7 BUCH, Emmanuel. Ética Bíblica. Fundamentos de la moral cristiana. Tarragona: Noufront, 2010,
pp.27-50.
8 Las respuestas variadas, contradictorias y estériles en ocasiones, que provienen desde
desiguales maneras de entender la religión, lo demuestra. Ante estas respuestas, las voces
críticas no son pocas, y urge un conocimiento más profundo y reflexivo sobre el tema.
ARANGUREN, José Luis. De ética y de moral. Barcelona: Tecnos, S.A., 1987, pp. 89-97.
9 A pesar del enfoque pastoral, en la carrera de Teología de la Facultad Adventista de Sagunto,
incluido el Master, no encontramos en todo el programa de estudios, un área que aborde una
disciplina tan importante como es la ética. Cómo actuar en determinadas situaciones y ante
dilemas morales, no parece tener suficiente espacio en la formación del alumnado. La
comprensión de las implicaciones de una ética cristiana, podría aportarnos una orientación más
decidida y segura en el terreno movedizo de la moralidad cotidiana. Disponible en:
http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plan-de-estudios/ [Consulta:
21 junio 2014]
10 La respuesta Cristocéntrica es un hecho desde antes del antropocentrismo y lo será después.
Muchos que creyeron acabada la Biblia como respuesta, (Voltaire) y Cristo como leyenda,
(David Strauss), ven sus propuestas en el tiempo desmoronarse ante la enorme importancia que
cobra la ética del Nazareno. Cf. MOLTMANN, Jürgen. Cristo para nosotros hoy. Madrid: Trotta,
1994.
11 Existen en la sociedad secular y religiosa, comportamientos aceptados pero inmorales, y
algunos morales pero rechazados. Nunca por tanto hay amoralidad. AZPITARTE, Eduardo. El
nuevo rostro de la moralidad. Buenos Aires: San Benito, 2003, p.22.
12 Es necesario un aggiornamiento del vocabulario religioso para el hombre del tercer milenio.
VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. 2 a ed. Madrid: Ppc, 1997, pp.195-211.
13 NYENHUIS, Gerald. Christian ethics. Enfoque Bíblico y teológico. Miami: Logoi, 2002.
14 MOLTMANN, Jünger. ¿Qué es teología hoy? Salamanca: Sígueme, 1992, pp.15-63.
6
conciencia, ha de servir al otro también por un principio de solidaridad. Ésta
necesidad de afianzar las raíces éticas del cristianismo, ha sido sentida por
importantes teólogos como D. Bonhoeffer:
Algunos teólogos están capacitados para reflexionar, pero incapacitados para
la vida; son mediocres como pensadores porque su empeño es onanista por
infértil y son fatuos como éticos porque siempre parecen saber mejor que los
demás qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.15
En esa dirección va la declaración desafiante de Miroslav M. Kis:
Los sistemas teológicos, tanto en los que el bien supremo es el placer
(hedonismo), el interés propio (egoísmo), el mejor interés social
(utilitarismo), o un sentido subjetivo de amor (Ética de la situación), no
tienen raíces en la palabra de Dios… Solo cuando los cristianos, armados de
devoción, oración y valor, hacen frente a los dilemas de la vida pueden evitar
el seguir su propia inclinación al pecado16
A pesar de que la ética situacional recibe críticas que pueden ser justificadas
y que veremos más tarde, nos parece que cierta ética de “situación” sí tiene
correspondencias bíblicas17 y consideramos que no le corresponde ocupar el
lugar que le atribuye dicho enunciado.18 Además, no sólo los cristianos hacen
frente a los dilemas de la vida luchando contra su propia inclinación al
pecado.19 Hay quienes se sujetan a una ética responsable sin creencia alguna en
ningún supranaturalismo.20 Por eso, el postulado de Kis nos parece revisable.
La oración entendida como actitud ante la vida y no como exigencia de
respuesta, la devoción como manera de convivencia y no como solución de
problemas y el valor, una virtud demasiado ambigua, que si no está bien
15 BONHOEFFER, Dietrich: Ética. Barcelona: Estela, 1968, p. 188.
16 KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano” En: Teología. Fundamentos Bíblicos de
nuestra fe. Vol. 7. Bogotá: Apia, 2008, p. 164.
17 CARVAJAL, G. Luis. Ésta es nuestra fe. 13 a ed. Santander: Sal Terrae, 1989, p.16. Defiende
junto a Ireneo de Lyon, desde Génesis hasta el Apocalipsis, unas situaciones éticas en todos los
libros de la Escritura, mediante la cual, Dios se expresa y guía a la humanidad.
18 Equiparar la E.S al utilitarismo o al hedonismo, definiéndola en base a un subjetivismo
personal, nos parece limitar la enorme importancia de su naturaleza, siendo que su fundamento
descansa sobre el amor agapeísta. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de la Situación. La nueva
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.14.
19 ¿Sólo los cristianos pueden obtener una victoria ética? El patrimonio del conocimiento de
Dios, o del comportamiento moral sin él, no puede limitarse. Como fundamento de nuestro ser,
Dios ni está arriba ni abajo, sino que es, no el Dios de unos, sino el Dios de todos. “Dios no existe,
es la existencia”. Tillich, Paul. Cit. ROBINSON, J.A. Honest to God. London: Smc press, 1963, p. 56.
20 CORTINA, Adela. La Ética de la Sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994, p.69.
7
fundamentada podría conducir a comportamientos equivocados, nos hacen
desconfiar de la respuesta propuesta.21 Es por esto que considerando que la
Biblia, la fe, lo espiritual y lo humano, enfrentan dilemas de difícil consenso,
necesitamos un campo más amplio en el que poder iniciar nuestra investigación
para llegar a una solución aceptable.22
Comencemos sin más dilación definiendo23 las bases de los términos objeto
de estudio. Para ello lo haremos estableciendo el significado genérico de ética24
y moral25. Para ello, es necesario un aggiornamiento de los vocablos para el
hombre de hoy.26 Para comprender nuestra reflexión, debemos asumir
previamente que, aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de
la historia, del análisis lingüístico o de los resultados de las ciencias, cada una
de estas áreas tiene su propio quehacer y sólo como filosofía moral27podemos
21 Las respuestas de comportamientos religiosos fundamentalistas a lo largo de la historia han
marcado un velo oscuro que destroza el mensaje de amor que proclaman. Cf. MESSORI,
Vitorio. Leyendas negras de la Iglesia. 11 a ed. Barcelona: Planeta, S.A., 2004.
22 La dificultad de definir los conceptos bueno y malo y la toma de decisiones en según qué
casos, nos impele a no ser categóricos aún con la debida reflexión. QUEIRUGA, T. Andrés.
Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea. Madrid: Trotta, 2011, pp. 111.
23Definir conceptos que tienen una larga historia no es tarea fácil, porque a lo largo de los siglos
sus usuarios los han enriquecido con matices diferentes, y querer encerrarlos a todos tras las
rejas de una definición resulta imposible. Este es precisamente el caso de la Ética y la Moral. Su
larga vida como conceptos en el mundo occidental y la gran cantidad de áreas de la vida en que
pueden ser aplicados, hacen que sea muy difícil encerrarlos en una definición que recupere su
sentido primario, original y, a la vez, que dicha definición sea comprensible y acorde a nuestros
tiempos. Cf. GÓMEZ, Carlos. (ed.). Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Madrid: Es,
2002.
24 Cf. ARANGUREN, José Luis. Ética. Madrid: Alianza, 1983. pp. 15-130. La moral pensada y la
moral vivida son distintivos de la ética y de la moral, respectivamente.
25 Moral: De las acciones o conductas de las personas con respecto al bien y al mal, o relativo a
ellas: GUTIERREZ, José María. Diccionario de Ética. Madrid: Mileto, 2002, p.174.
26 La palabra “ética” procede del griego “êthos”. En su sentido primero y más antiguo significa
“residencia”, “lugar donde uno habita”, y se aplicó en la antigüedad a los lugares donde los
animales hallaban alimento y refugio, pero también a los países de los hombres. El segundo
significado del vocablo “êthos”, y el más común desde Aristóteles, es “modo de ser” o “carácter”,
no en el sentido de “temperamento”, sino como el modo de ser y vivir que cada uno va
construyendo a lo largo de su existencia. Nacemos con una “naturaleza primera” pero con
nuestro actuar la modificamos y vamos modelando y confirmando el carácter día tras día como
una verdadera “naturaleza segunda”. Así que la ética es sencillamente aquel quehacer que
consiste en la forja del carácter. DÍAZ, Carlos: Vocabulario de formación social. Valencia:
Arzobispado de Valencia. Edim, 1995, p.160.
27 Tertuliano (160-240dC) en Apologeticum opone cristianismo y Filosofía. Su frase célebre “Cree
aun cuando lo afirmado resulte absurdo” se opone a la corriente anterior de Justino Mártir (100-165
dC), Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio el taumaturgo, que sostienen la posibilidad
de que filosofía y religión lleguen a un entendimiento, siendo la filosofía obra de la divina
8
hablar de ética.28 Decimos esto porque si los proyectos de vida son poco
entusiasmantes, entonces las exigencias de justicia también serán menores.29
Como dice Adela Cortina:
Es por lo tanto, la ética, una incomprendida y que tal incomprensión la está
dejando sin quehacer, es decir, sin nada que hacer. Sencillamente, porque
nadie sabe bien a las claras qué hacer con ella. Todo menos prescribir la
acción: que no se nos confunda con el moralista.30
Desde el fundamento del pensamiento griego sabemos que a la ética le
concierne la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la
acción.31 Ésta rama de la reflexión filosófica parte del supuesto que el sujeto
humano posee" derechos" de alguna manera, naturales: a la supervivencia, a no
ser maltratado, a disponer de libertades "fundamentales" (de opinión, de
expresión, de designación democrática de los gobiernos, etc.).32 Estos derechos
se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La ética consiste
en preocuparse por hacer respetar estos derechos. Se trata de hacer valer, contra
un mal reconocido a priori, el compromiso ético.
La ética está relacionada fundamentalmente con la forja del carácter de las
personas, que es la tarea más importante de la vida. No pudiendo ser otra cosa
que apofáticos33 respecto a Dios, trataremos de ser positivos respecto al hombre.
providencia. Cf. De ALEJANDRÍA, Clemente. Stromata. Preparado por MERINO, Marcelino.
Fuentes patrísticas. Vol. 7. Madrid: Ciudad Nueva, 1996. Ésta discusión continúa en nuestros
días.
28 Êthos significaba costumbre, carácter. Para los romanos Mos (Moris) también tuvo el mismo
significado de costumbre o carácter. Con el fin de acabar con interpretaciones confusas
derivadas del empleo de distintas palabras que se referían a lo mismo, Cicerón, el gran
parlamentario romano, simplemente tradujo el adjetivo griego éticos (referente a la costumbre)
por el adjetivo latino morales. El decreto de Cicerón ofreció al pueblo romano una respuesta que
dejaba en claro el sentido que lo griegos daban al término, aunque la confusión prevaleció por
más tiempo.
29 Reseñamos la enorme distancia en un proyecto de vida abundante propuesto por Jesús en Jn
10.10 frente a códigos restrictivos fundamentalistas que apelan a lo externo y que son menos
exigentes.
30 CORTINA, Adela. Ética mínima. 6 a ed. Madrid: Tecnos, S.A., 2000, p. 38.
31 BADIOU, A. “La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal”. El País [Madrid], 14 de abril de
2002, núm. 41.520, p. 12.
32 Declaración derechos humanos. [en línea]. http://www.un.org/es/documents/udhr/
[Consulta: 11 marzo 2014].
33 La palabra apofatismo se deriva del verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”.
Ordinariamente por teología apofatica se entiende aquella vía teológica que procede por medio de
negaciones, negándose a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a
9
¿Qué es ética y para qué sirve? Asumiendo el hecho de que nuestro mundo resulta
incomprensible si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral, la tarea
de la ética es similar a la pretendida por la teología, una “fe que intenta
comprender.”34 Suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la
comprensión de la realidad humana. La doble preocupación ética pregunta por
el bien positivo: “¿qué podemos hacer para ser felices?”, y “¿qué debemos hacer
para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?”. Desde
nuestro marco teológico nos preguntamos ¿qué respuestas ofrece la religión35
para tan encomiable tarea?36
En su vida cotidiana muchas personas aplican de manera indistinta los
términos Ética y Moral37, sin percatarse que ambos términos tienen significados
distintos, pero, no ajenos entre sí. La búsqueda ética es una aspiración que
fin de acercarse a Dios con menos prejuicios. Cf. LOSSKI, Vladimir. Teología mistica de la Iglesia
de Oriente. Barcelona: Herder, 2009.
34 Fides quaerens intellectum. Anselmo. Fue un monje benedictino, arzobispo de Canterbury
(1093-1109.) Teólogo y filósofo escolástico. Doctor de la Iglesia.
35 Cf. BUBBER, Martín. Eclipse de Dios. 2 a ed. Salamanca: Sígueme, 2014, p, 117.
36Agustín quedó profundamente impresionado por Platón y enseñó que el Summum Bonum es el
amor a Dios, en el que todas las facultades del hombre alcanzan su más alta perfección y sus
deseos son completamente satisfechos. Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles, dedujo
que el supremo bien es el conocimiento de Dios. La razón y la fe, aunque distintas, están en
armonía porque ambas provienen de una fuente única de verdad, que es Dios mismo. De
ANDRADE, Correa. (dir.). Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos
y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292.
37 En la actualidad muchos filósofos han resuelto el problema de una manera aparentemente
sencilla: la Ética se ocupa de la reflexión filosófica, mientras que la Moral viene a ser el ámbito
normativo de la vida del hombre, es decir, el terreno donde se gestan las reglas y normas de
conducta en la sociedad. Aranguren, para evitar confusiones terminológicas, crea una distinción
entre una moral vivida y una moral pensada. La moral vivida la realizamos todos los seres humanos
y tiene que ver con nuestro actuar conforme a las reglas establecidas, mientras que la moral
pensada, es la reflexión que los filósofos realizan en torno al comportamiento moral. Mientras
la moral dicta normas y criterios de actuación, la ética trata de fundamentar racionalmente
dichas normas. La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno
de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de
sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como
resultado de su propia reflexión y su propia elección. la Moral es un conjunto de normas que
actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética influye en la
conducta de una persona pero desde si misma conciencia y voluntad. En las normas morales
impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en
las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión
del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el
valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de
un sujeto. Cf. ARANGUREN, José Luis. La ética de Ortega. En: Obras completas, Vol. 2. Madrid:
Tecnos, S.A., 1994, pp. 503-540.
10
incluye las exigencias de justicia, y en ese sentido entiende la compasión como
algo fundamental. El quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su
especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres
crezcan en responsabilidad acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.38
Por coherencia epistemológica muchos éticos se han refugiado
humildemente en una ética de mínimos.39 Las éticas de máximos son los
proyectos de vida feliz que proponen los grandes sistemas, religiosos o no. Sin
embargo a menudo esas éticas de máximos ni siquiera pueden dialogar entre sí
y encontrar unos mínimos de justicia en una sociedad fragmentada, en la que
demasiadas personas no pueden construir nada juntas. Por eso los mínimos de
justicia son fundamentales. Por eso, a mi juicio, es importante que el
cristianismo haga propuestas éticas de máximos que cumplan los mínimos de
justicia, compatibles con los proyectos de felicidad, a los que todos aspiramos.
Para aclarar en qué consiste la moral necesitamos descubrir las razones por
las cuales nos comportamos de manera moral, y analizar cuáles son las
consecuencias presentes que nos acarrea actuar de manera moral. Nos preocupa
que no nos conozcan a los cristianos por la manera de amarnos los unos a los
otros. La Ética se dedica a reflexionar filosóficamente sobre la manera en que nosotros
actuamos haciendo uso de nuestra razón, para dar orden, sentido y valor moral a toda
nuestra vida, nos ayuda a elegir, pero no nos impone rígidamente una elección.
Como orientación de vida, la ética es una ciencia no normativa, ya que no crea o
promulga normas o reglas morales, simplemente determina cuándo un
comportamiento se aleja de estas normas que garantizan el bienestar humano.
De lo anterior, podemos concluir que la ética es la reflexión filosófica de las razones
38 CORTINA, A. Ética mínima, p.20.
39 ¿Cuál es el fundamento de la moral? Ésta pregunta ha sido objeto de diversas respuestas
desde Aristóteles, Tomás de Aquino, hasta el giro racionalista y autonomista de la ética
kantiana y la crítica despiadada de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han
desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los
análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner, etc. Con todo, a inicios del siglo XXI subsiste una gran
proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, destacando
la ética del marxismo y la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y
Simone de Beauvoir. La ética kantiana sigue siendo una de las más influyentes. GUTIERREZ,
Raúl. Introducción a la ética. México: Esfinge, S.A., 1978, pp. 155-167.
11
que conducen a una persona a comportarse de manera moral en cualquier dimensión de
su vida.40
La Moral, por su parte, responde a necesidades concretas de las distintas
sociedades, de ahí que sea difícil hablar de una moral universal, es decir, que
valga para todo el mundo. Podemos entenderla como el conjunto de reglas,
normas y principios de actuación que una sociedad establece para dirigir su
rumbo hacia un estado de bienestar común. En este sentido, lo propio es hablar
de la existencia de diferentes contenidos morales, ya que la reflexión que se
hace del fenómeno moral puede realizarse a partir de perspectivas
filosóficas distintas, con fundamentos muy distintos entre sí. Calvino define la
moral como “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres
en cualquier parte del mundo en que vivan”.41 Para él, la ley sirve para exhortar a
los fieles, despertarlos de su pereza y estimularlos para que salgan de su
imperfección. Pero quizá la ética requiera algo más.
Podemos concluir éste apartado diciendo:
La moral es, pues, cosa de la vida y, por eso, se expresa en el lenguaje de la
vida cotidiana; la ética es reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y
utiliza, por tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Así como las
distintas concepciones morales llevan "apellidos" de la vida diaria (moral
cristiana, budista, musulmana) las diversas éticas llevan apellidos filosóficos
(ética aristotélica, utilitarista, kantiana, dialógica).42
Nosotros vamos a proponer una ética cristiana. Pero antes, dentro de éste marco
vamos a ver, en qué consiste la ética de la situación.
40 En este sentido, la ética nos ayuda a vivir, en el sentido de vivir bien. SAVATER, Fernando. El
arte del saber vivir. Madrid: Planeta, S.A., 1999, p. 33.
41 CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol 4. Traducida y publicada por Cipriano
de Valera en 1597. Buenos Aires: Nueva Creación, 1968, p.1181.
42 CORTINA, Adela. Ética mínima., p.8.
12
1.2 Ética situacional
Si la investigación ética ha de tener una base sólida, es preciso que el teórico
parta de los problemas con que los hombres tropiezan en su vida cotidiana.43
Después podrá definirlos y clarificarlos; podrá dividirlos y sistematizarlos;
podrá abstraerlos de sus contextos concretos en la vida y podrá clasificarlos
después que los haya aislado. Pero si rehúye estos problemas, sólo hablará de
algo que será pura invención intelectual suya, y no hablará de realidades
morales.44
La nueva moralidad que emerge con Jesús libera la conducta cristiana de
los credos rígidos y de los códigos inflexibles humanos.45 De acuerdo con ella
nosotros observamos la ley, si acaso la observamos, por imperativo del amor46;
pero no ponemos en práctica el amor por imperativo de la ley.47 Nuestra tesis es
que en cierto sentido, la ética cristiana es una ética de situación.48
La ES49 se refiere al concepto que deja de lado la imposición de normas y
principios éticos con excepción del amor, que se supone obligan en todo tipo de
situación50, y apela más bien a una comprensión del contexto específico en el
43 El uso demasiado simplista de las nociones “bueno o malo” es uno de los principales
obstáculos para el progreso de la recta intelección. CRANE, Ricardo: Psicología: conceptos
psicológicos prácticos para el obrero cristiano. Miami: Unilit, 2003, p.182.
44 DEWEY, John y James H. TUFTS. Ethics. Miami: Hhc, 1908, p. 212.
45 EAVEY, James. “Principies of Christian Ethics”. En: American Ecclesiastical Review. San Diego:
Zondervan, 1958. pp. 29-38.
46 No se trata de un sentido subjetivo del amor, sino de un amor agapeísta. De influencia divina.
47 Idea propuesta en el siglo II por el rabí Akiba (muerto en el año 135 d.C). ordenó el halakot de
una forma más elaborada, aunque todavía verbalmente. Su discípulo, el rabí Meir lo reordenó y
aclaró las partes dudosas. RUSSELL, Javier. El Periodo Intertestamentario. El Paso: Cbc, 1973, p.64.
48 Necesitamos mencionar que algunos autores rechazan considerar cualquier ética situacional
como cristiana (Bennett, Adams, Ramsey, Fitch, Gardiner, Edward), mientras que otros
parecerían darle cabida (Bonhoeffer, Barth, Tillich, Bultmann, Nash).
49 Ésta ética se expresa en la postura de BRUNNER, Emil. “La base del mandamiento divino es
siempre la misma, pero su contenido varía al variar las circunstancias”. Cit. FLETCHER, Joseph. Óp.
cit., p.24.
50 No desconfía del valor protréptico, sino del hecho en el que con los principios morales,
incluso de los más elevados y revelados, no servirían para decirme sin ambigüedad qué he de
hacer en cada situación y en cada momento de la vida. TORRES, Héctor: Comunidades
transformadas con oración. Nashville: Caribe, 1999, p.20.
13
que se lleva a cabo cada acción.51 El carácter único52 de cada situación y la
singularidad de sus potencialidades demandan decisiones particulares, que
ninguna norma o ley puede anticipar.53
Pueden darse en una sola y misma situación varias posibilidades de acción, y
esto no sólo de hecho sino también de derecho. La elección entre estas
posibilidades (una elección necesaria y que siempre requiere una decisión
humana histórica), en principio, no puede ser determinada anticipadamente
por ningún principio cristiano54
Los situacionalistas cristianos afirman que el amor55 es la única obligación
del creyente, y que el hombre es el objetivo principal de la soteriología. Así
Bultmann plantea su ética a través del existencialismo humano que defiende
desde lo religioso. "Con toda sinceridad quisiera convenir en ello: estoy intentando
sustituir la teología por la antropología, ya que interpreto las afirmaciones teológicas
como afirmaciones sobre la vida humana.”56 Y Nash llega a afirmar:
Nada es intrínsecamente bueno excepto el amor; nada es intrínsecamente
malo excepto el no amar… Dependiendo de la situación, el amor puede que
encuentre necesario mentir, robar, presumiblemente hasta fornicar,
blasfemar y adorar falsos dioses. El único absoluto es el amor.57
Conscientes del riesgo que entraña “lo situacional” como sistema ético
válido, hemos de señalar, en cambio, que esta respuesta que se propone a la
51 Se plantea la dificultad de resolver el dilema moral en base solamente a lo prescrito y se
postula necesaria una ética que incluya elementos que ayuden a entender esa ley. CASTILLO,
José María. La ética de Cristo. 2a ed. Bilbao: Desclée, 2006, p.10.
52 Ese carácter único es sagrado e íntimo y no puede ser violentado o impuesto por ningún
código, puesto que el valor intrínseco que contiene, se lo proporciona la misma identidad
humana, como ser moral. El encuentro de lo divino y lo humano siempre es único e
intransferible. Karl Barth (1886–1968) desafió al optimismo liberal y enfocó su atención en la
ortodoxia bíblica con miras a evitar la desesperación del escepticismo religioso. CAREY,
William: Una investigación. Sante Fe: Ci, 2001, p.18.
53 La Ley es pedagógica y no estricta. No es un reglamento sino un ideario. No acude a cada una
de las situaciones que pueden presentarse desde el pasado sino que es un camino hacia el
futuro. Cf. El Decálogo como ideario ético. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley. Madrid:
Safeliz, 2000, pp. 69-83.
54 RAHNER, Karl. The Christian Commitment. Londres: Sheed & Ward, Ltd., 1963, pp. 7-8. Existe
una traducción castellana, Misión y Gracia. Vol 1. San Sebastián: Dinor, 1966, p. 45.
55 La comprensión del vocablo “amor” es clave en el entendimiento tanto de la crítica como de
la aceptación o rechazo de ésta ética. No obstante, Jesús mismo resume toda la ley y los profetas
en dos mandamientos, resumidos en un campo semántico que lo incluye todo, el amor. Cf. Mt
22.34-40. Cf para definir amor agape: I Cor 13 y Rom 13
56 BULTMANN, Rudolf. Kerygma and Myth. Vol. I, Texas: H&R, 1961, p.l07.
57 NASH, Ronald. Is Jesus the Only Savior? Nueva York: Zondervan, 1967, p. 16.
14
ética normativa, que suele degenerar en el legalismo58, se equivoca, porque a
menudo ignora la intención de la ley aferrándose a la letra.59 Nosotros, en
cambio, apostaremos por la vía que se desprende del ejemplo de Jesús que
analizaremos más adelante.
La ES se apoya en que hay algunos asuntos muy discutidos, sobre los cuales
la Biblia no tiene una respuesta específica, sobre los que es necesario tomar
decisiones responsables.60 En tales decisiones, la teología se ve obligada a
buscar respuestas en la antropología como elemento vital en su búsqueda ética.
Es pertinente constatar que la antropología ha asistido a la teología, juzgando y
encasillando la moral individual y penetrando en la presunta esfera divina con
la sospechosa duda de la supuesta eficacia de la ley como referencia. Un
ejemplo es la declaración del cardenal Newman, en la que una distorsión en la
definición de pecado impide ver las circunstancias específicas del amor.
La Iglesia sostiene que sería mucho mejor que el sol y la luna cayeran del
firmamento, que la tierra se cuarteara y que millones y millones de hombres
que viven en ella sucumbieran de miseria en la más extremada agonía... a
que una sola alma, no digamos ya se perdiese, sino que cometiese un solo
pecado venial61
Para nuestro estudio proponemos el replanteamiento de la moralidad
cristiana, a la luz de cierto “situacionalismo” ampliando así su campo, de modo
que ésta alcance incluso al no creyente.62
58 Tendencia a la aplicación literal de las leyes, sin considerar otras circunstancias, como en el
fariseísmo. HARRISON, Everett. (ed.). Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260.
59 Por ejemplo. “Hoy por hoy, los cristianos consideran que un adúltero es más perverso que un político
que se deje sobornar, a pesar de que este último causa probablemente un daño infinitamente superior".
RUSSEL, Bertrand. Why I Am Not a Christian. London: S&S, Inc., 1957, p. 33.
60 Hemos de señalar la postura contraria del teólogo moralista irlandés, DALY, C.B A criminal
lawyer on the sancitity of Life. Vol. 25. Cambridge: Gregorian University press, 1959, p. 366.
61 NEWMAN, J. H Certain Difficulties Felt by Anglicans and Catholic Teaching. London: Green &
Co., Inc., 1918, p. 190.
62“El verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto; sino el hombre para el cual los atributos
de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no
implica necesariamente, ni mucho menos, la negación de los atributos”. Feuerbach tenía razón cuando
pretendía traducir "teología" por "antropología". Su propósito se cifraba en restituir desde el cielo
a la tierra los atributos divinos que, según él, le habían sido arrebatados para ser atribuidos a un
Ser perfecto, a un Sujeto imaginario, ante el cual el hombre, empobrecido, caía en adoración.
Feuerbach creía que la verdadera religión consiste en reconocer la divinidad de estos atributos y
no en transferirlos a un sujeto ilegítimo (sujeto a quien su discípulo marxista Bakunín motejó de
15
Pensamos que no se aprecia lo suficiente, en un análisis superficial de la ES
cristiana cuando se aborda sin la oportuna reflexión, sobre el carácter absoluto
del amor: El amor agapeísta significa entregarse a otras personas como Cristo se
entregó por nosotros.63 ¿Cómo podemos ayudar a los creyentes a asumir
normas adecuadas y bíblicas para que puedan tomar decisiones responsables
sobre los asuntos morales?64
Sería de ayuda que la predicación aportase principios doctrinales bíblicos65
sobre los cuales construir normas adecuadas. 66La predicación debe presentar
normas generales bíblicas y dejar que cada creyente sea responsable67 de sus
propias decisiones.68 Algunos rechazan de plano la ES porque actuar a la luz de
las circunstancias, las cuales pueden ser diversas en los distintos seres humanos,
relativizaría los códigos de moralidad y, por supuesto, sería muy atractiva para
el hombre post-moderno.69 Pero antes de juzgarla, veamos cómo surge y con
quién la ética situacional.
1.3 Joseph Fletcher y T.A Robinson
En todos los tiempos, y en todas las culturas, los seres humanos se rigen por
unas determinadas normas de moralidad; se hacen dignos de aprobación si las
cumplen, y de desaprobación y condena si las infringen. La necesidad de
normas nos conduce a un gran desafío lanzado a la ética bíblica, por la llamada
"el espejismo de Dios"). RUSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah,
e pub., 2014, p.1708.
63 Cf. STANFORD, Orth. Estudios Bı́blicos. La unidad puede ser una realidad. México: Las Américas,
A. C., 1997.
64 Éste es uno de los objetivos de nuestro estudio. Rechazando las respuestas del relativismo y
del legalismo, veremos la situación vivida por Jesús como opción válida atemporal y
metanómica porque entendemos que Jesús vive y enseña una ES.
65 “Es su poder de penetrar en la situación concreta, de descubrir lo que reclama la realidad concreta sobre
la cual se inclina” TILLICH, Paul. Cristian morals today. Nueva York: H&R, 1963, p. 54.
66 Cf. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa: Clie, 2001.
67 Eso sería una ética de la responsabilidad convencida. ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Sobre la
teología racional según los principios del idealismo transcendental de Kant. Madrid: Encuentro,
1986, p. 245.
68 1 Co. 10:23.
69 Pero esto es una deducción arriesgada y rápida, características típicas del dogmatismo
primitivo, que sin hermenéutica adecuada y compasión ejercitada, se lanza a juzgar. Cf.
ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología. Estudio de Habermas como filósofo de la
religión. Madrid: Trotta, 2004.
16
Nueva Moralidad que fuera popularizada a mediados del siglo XX por
conocidos eclesiásticos como el Obispo J. A. T. Robinson70, Joseph Fletcher,
Harvey Cox, James Pike, y otros. Tras la publicación inicial de sus puntos de
vista, algunos de estos autores han modificado sus posturas. Pero todos tienen
en común el enfocar la moralidad basándose sobre dos convicciones: primero,
que el curso de acción apropiado para un conjunto dado de circunstancias debe
ser determinado por la situación misma y no por una norma ética
predeterminada (ni siquiera bíblica), y segundo, que el único absoluto para
cualquier situación ética es el requisito del amor.
La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre
fácil de discernir, es el único principio normativo y absoluto al cual está sujeto
todo ser humano. Todo está bien si no lastima a otra persona.71 La ES, fue
popularizada por Joseph Fletcher,72 pero identificar está teoría con un solo
individuo es erróneo pues muchos han contribuido a ella.73 Fletcher74 se da
cuenta que la palabra “amor” es una palabra “resbalosa”.75 Reconoce que hay tres
70 Según Él, la idea de un Dios “allá arriba” (física, metafísica o metafóricamente) es anticuada,
sin sentido y errónea. Hace falta una nueva imagen de Dios y una reinterpretación radical de la
doctrina cristiana. Dios es “el Fundamento de nuestro ser mismo” y la iglesia de Dios nunca debió
convertirse en una organización para personas religiosas. ROBINSON, A.T. Op, cit., p.21.
71 De acuerdo con este enfoque, la fornicación y el adulterio no son necesariamente malos. El
bien o el mal del acto depende de si “ayuda” o “lastima” a otra persona. De manera similar, el
mentir, el robar, y muchas otras cosas que hasta ese entonces habían sido consideradas como
malas, no deben ser necesariamente evitadas. FLETCHER, J. Ética de la Situación. La nueva
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.31.
72 La obra Situation Ethics, revisada en 1997, controvertida desde su primera publicación, sigue
siendo discutida por su tesis en la cual sostiene que algunos actos (como la mentira y el
asesinato) pueden ser moralmente correctos, dependiendo de las circunstancias.
73 Dietrich Bonhoeffer con “Ethics” (Ética), Emil Brunner con su “The Divine Imperative” (El
imperativo divino), Paul Lehmann con su “Ethics in a Christian context” (La ética en el contexto
cristiano), aportan las raíces de la postura situacional de Fletcher.
74 Profesor de ética en un seminario Episcopal en Boston publicó en 1966 un libro titulado
“Situation Ethics” (Éticas de Situación). De inmediato su postura resultó muy atractiva, sobre
todo en algunos círculos liberales. Esta teoría afirma que la ética cristiana no impone otro deber
que el deber del amor. Al enfrentar una decisión de índole moral en una situación dada, la ES
nos dice que todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos cuál es la forma más amorosa de
actuar en ese caso en particular. Ibid., p.26.
75 Fletcher presenta seis proposiciones principales sobre el amor: 1. Solo el amor es
intrínsecamente bueno; 2. La única norma absoluta es el amor; 3. Justicia y amor son sinónimos;
4. El amor no es un mero sentimiento; 5. El fin justifica los medios; 6. El amor es situacional, no
prescriptivo. Cf. Obra en inglés. FLETCHER, Joseph. Situation Ethics: The New Morality.
Philadelphia: Westminster Press, 1966, pp. 57, 69, 87, 103, 120, 134.
17
aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas: Legalismo,
Antinomianismo y Situacionismo. El define el legalismo como la preocupación por
la letra de la ley. Según ésta posición los principios de la ley no son meros
lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son
directivas que deben de seguirse en forma absoluta, con soluciones
preestablecidas que uno puede “buscar en el libro”.76
Resulta de gran utilidad su análisis sobre el moralismo como una segunda
distorsión fatal de la ética cristiana. Así como el legalismo absolutiza la ley y el
pietismo individualiza la piedad, el moralismo trivializa la moralidad y reduce
la ética a una microética. Sin embargo “Hay momentos en que un hombre tiene que
dejar todo de lado y hacer lo correcto”.77
Por otro lado, el antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley.
Cada decisión es puramente existencial. Las decisiones morales se toman al azar
en forma espontánea. Fletcher advierte que el legalista tiene demasiadas
máximas y el antinomianismo ninguna. Por eso intentó encontrar un camino
intermedio78 entre la ética legalista y antinómica. 79 Sostiene que el situacionismo
es una posición intermedia para una ética más elaborada. El situacionismo
respeta los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para
76 Fletcher distingue entre los principios que guían y las reglas que mandan. El establece los
siguientes principios que operan como lineamientos, al elaborar las aplicaciones de la ley del
amor: 1.Pragmatismo: Lo bueno y lo verdadero son determinados por lo que sirve;
2.Relativismo: El situacionista evita las palabras como “nunca”, siempre“, “perfecto”,
“absolutamente” al negar la existencia de los absolutos. Fletcher afirma que hay solamente un
punto de referencia absoluto para el “relativismo normativo”: el amor. 3. Positivismo: El
situacionista evalúa sus situaciones como ciertas, en función de si son positivas para un caso
particular. 4. Personalismo: La ética trata de las relaciones humanas. El legalista pregunta
siempre “¿Qué dice la ley?” El situacionista pregunta “¿quién es el beneficiado?”, pues se
interesa por las personas antes que por las ideas o principios abstractos. Ibid., pp.55-71.
77 Ibid., p.249.
78 En la misma idea de Fletcher, tratan de abordar la problemática pero con soluciones
insuficientes. HENNING, Stevan y DAVID Teran. (trads.). Cuando las cosas buenas le suceden a
gente mala: El cristiano y la envidia. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2009.
79 Seguimos con la pregunta ¿Qué preguntarnos para descubrir lo que exige el amor en una
situación dada? ¿cómo protegernos de una visión distorsionada del amor?, Fletcher ofrece
cuatro preguntas para considerar: 1.El fin: ¿hacia qué resultado estamos apuntando? 2. Los
medios: ¿Cómo podemos garantizar ese fin? 3. El motivo: ¿Por qué este es el blanco al que
apuntamos? 4. Las consecuencias: ¿Qué es lo que predeciblemente puede pasar? FLETCEHER, J.
Op cit., pp.179-192.
18
descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa
actitud. Su argumento se centra en negar principios morales absolutos cuando
se ponen por encima de las personas. El único absoluto que se puede afirmar es
el amor. Pero ¿cómo se define este amor universal? Para Fletcher, hay que definirlo
en un sentido utilitario. Cualquier acción que produce el mayor beneficio para
la mayor cantidad de personas, es un acto de amor. En otras palabras sugiere
que el fin justifica los medios.80Así para él, un aborto sería justificable en ciertos
casos porque un bebé que no fue deseado ni planificado no debería
nacer.81¿Quién decide cuál es la definición de beneficio mayor?82 Fletcher cree
que no existen leyes absolutas que no sean la ley del amor Ágape y que todas
las leyes se establecieron con el fin de conseguir la mayor cantidad de este
amor.83 El lema que Él propone es: “Ama a Dios y haz lo que quieras,”84
Esto significa que todas las leyes son únicamente una guía para lograr este
amor, y por lo tanto se pueden ignorar si otra línea de acción se traduciría en
más amor, porque a veces “estás tan repleto de lo correcto que no puedes ver lo
bueno.”85
También han entrado en este debate los obispos A. T. Robinson, ya
mencionado, con su famoso “Honest to God”86 y James Pike, construyendo sobre
80 En su concepto utilitario del amor, el adulterio o la mentira se podrían justificar en ciertos
casos. Por ejemplo: si un marido está casado con una mujer discapacitada que no puede
satisfacer sus necesidades podría ser un acto de amor tener una relación con otra mujer. Ibid.,
p.253.
81 Ibid., p.51.
82 Cf. NYENHUIS, Gerald. Ética cristiana. Miami: Unilit, 2002.
83 TILLICH, Paul "El amor es la ley fundamental." El amor es el principio ontológico de la justicia
distributiva. En: Amor, poder y justicia. Oxford: Ariel, S.A., 1970, p.41.
84 Frase popularizada por AGUSTIN de Hipona. Ama Deum et fac quod vis.
85 Disponible en: http://centrodeartigo.com/revista-digital-universitaria/contenido-35211.html
[Consulta: 12 abril 2013].
86 Sincero para con Dios es un libro escrito por el Obispo anglicano John AT Robinson, criticando
la teología cristiana tradicional. Tras su publicación en SCM Press en 1963 se desató una
tormenta de controversia. Robinson ya había alcanzado notoriedad por su defensa de la
publicación de El amante de Lady Chatterley. Robinson, evaluando su libro Sincero para con Dios,
asumió que se definía desde una mirada secular, distante y post moderna en la constante
exploración de lo que significa estudiar a Dios. Declaró que la principal contribución de este su
libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuesto como Paul
Tillich, Dietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Ofrece una reinterpretación de Dios, a quien
definió como amor. La aportación del best-seller del obispo Robinson provocó un cambio de
19
supuestos “situacionalistas” como los de, entre otros a los que no podemos
definir como situacionalistas ya que el movimiento propiamente dicho se
origina tiempo después al de sus obras y por las dudas que presentan sus obras
en las que se percibe un distanciamiento. Barth Karl, Dietrich Bonhoeffer o Paul
Tillich, entre otros. Para ellos87 son legalistas el judaísmo, el catolicismo
romano y el protestantismo clásico. (Episodios de burdo legalismo de la historia
de la iglesia fueron por ejemplo quemar homosexuales en la hoguera durante la
Edad Media.) Debemos aclarar no obstante que:
Brunner por ejemplo, habla de un movimiento de la conciencia y la razón
abierta a lo transcendente, fundamental e irrenunciable como verdadero
principio ético y no aplicable de diferente forma a situaciones cambiantes. Lo
mismo ocurre en Pannemberg y Rahner donde la ética humana no es tendente a
lo humano en sentido material y es imprescindible el sentido espiritual como
fundamento de un más allá real y determinante en su libertad y no variable
según las circunstancias. No deberíamos asociar a Bonhoeffer con el
movimiento situacionalista posterior pues hay serias dudas sobre su
vinculación con el pensamiento liberal de su época. El hombre para él tiene que
decidir entre el bien y el mal, pero no puede determinar lo que es bueno y malo
ya que es una prerrogativa exclusivamente divina.88 Como respuesta a la Nueva
Moralidad propuesta por la ES debemos decir que el amor podría ser una guía
adecuada para el curso de acción correcto si fuéramos capaces de amar como
ama Dios y de tener pleno conocimiento de la situación y de todas las
consecuencias de nuestras acciones. Pero casi nunca somos capaces de amar de
ese modo. Nuestro amor es egoísta. Además, no podemos conocer todas las
paradigma que hizo reflexionar, incluso en la ética del no creyente. ROBINSON, A.T. Honest to
God. London: Smc press, 1963, pp. 63, 75, 105, 115, 127, 130.
87 “Cuando el hombre que aborrece el nombre de Dios y se cree ser sin Dios, se consagra por entero al
diálogo con el Tú de su vida, como un Tú que no puede ser limitado por otro, entonces está dialogando
con Dios.” BUBER, Martin hablando de una persona que ostensiblemente niega a Dios: I and
Thou, p.76, Cit. Tillich En: The protestant Era. Nueva York: Paidós, 1965, p. 65.
88 Cf THIESSEN, Mark. Bonhoeffer the assian? Challenging the myth, recovering his call to
pacemaking. Michigan: Grand Rapids, 2013.
20
consecuencias que nuestra acción “desinteresada” y “generosa” puede tener.89 El
estándar cristiano “es tan difícil y tan contrario a nuestros instintos”90 que es
evidente que algo está mal en nosotros personalmente y en nuestra sociedad.
Entonces debemos reconocer que todos somos pecadores, y que tampoco los
cristianos somos por ello victoriosos. Nos hemos de preguntar, ¿En qué consiste
nuestra vida ética? ¿Es Cristocéntrica? ¿Cuál es su objetivo principal? ¿Dejar de
pecar y ser moralmente “buenos” o vivir con el maestro? Lejos de los estándares
de Dios ¡Cuánta miseria hemos traído sobre nosotros y sobre otros como
consecuencia!91 Podemos criticar los límites de la ES: Primero, su escasa atención
al problema del pecado; segundo, su falta de una definición de lo que es
“situación”; tercero, su confusión de cualquier ética basada en normas con el
legalismo; y cuarto limitar la definición de amor con la de 1 Corintios 13 dejando
de lado otras como la de Romanos 13.8-10 que Fletcher no tiene en cuenta.92
Uno de los problemas más graves de la ES consiste en definir lo que exige el
amor. En la Biblia en cambio, lo que Dios manda es lo que Dios ama. Tras la
problemática que suscitan las propuestas de la ES, debemos en el siguiente
apartado, fundamentar el camino que proponemos seguir.
2 Categorías Fundamentales contrastadas
En éste segundo punto pretendemos pasar revista a los principales sistemas
éticos de modo que podamos tener una sólida base que nos permita escoger
nuestras opciones de modo más seguro. Queremos pasar de un planteamiento
ético absolutista o relativo para encontrar una fundamentación basada en una
autonomía moral teónoma, que sea también heterónoma.
89 Un ejemplo que cuestiona la postura situacionalista: Una pareja puede decidir que mantener
relaciones sexuales antes del matrimonio les será beneficioso y que ninguno de ellos se verá
perjudicado. Pero no lo pueden saber con certeza, y muchos, si no todos, que han razonado de
esta manera se han equivocado. Hay demasiada culpa, demasiados patrones de infidelidad
profundamente incorporados, y demasiados niños no deseados, para hacer de la Nueva
Moralidad una opción valedera. THOMPSON, Les. La persona que soy. 3 a ed. Miami: Logoi,
1997, pp. 79-82.
90 LEWIS, C.S. Mere Christianity. Miami: Caribe, 1977, p. 75.
91 BOICE, James Montgomery: “Los diez mandamientos: el amor a los demás”. En: Ética
Cristiana. Miami, Unilit, 2002, pp. 443-444.
92 Cf. WILKENS, Steve. Beyond Sticken Ethics. Downers Grove: IVP, 1995, pp.174-177.
21
2.1 Sistemas éticos clásicos
Los filósofos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles93 fueron los primeros en
formular teorías éticas. Para ellos y sus seguidores,94 las acciones morales se
determinan en los contactos sociales,95 y son el resultado de deliberadas buenas
acciones habituales.96 Aristóteles, por ejemplo, definía la virtud como un estado
de propósito moral deliberado “determinado por la razón y por la prudencia.”97 En
términos muy generales, las tres “escuelas” clásicas de la ética filosófica son la
deontológica98, la teleológica y la ética de las virtudes.99 Todas buscan
93 Para Sócrates, la virtud y el conocimiento eran una sola cosa. Trató de identificar la excelencia
del carácter con la visión intelectual. Platón vio la ética como la búsqueda de la justicia. Para él,
la moral era una rama de la política. Lo que se logra en un buen estado es válido también para
los individuos que lo componen. La justicia es una armonía en la que la sabiduría gobierna
sobre los intereses y apetitos personales. El hombre justo deja que la sabiduría lo controle. El
valor permanente del sistema de Platón es que pone el bien supremo en el reino del espíritu. El
bien es espiritual en su naturaleza. Su efecto es como el sol en el mundo físico, que da luz y vida
a todas las cosas. Así, la idea de lo bueno se revela a sí misma en cada cosa que de verdad
existe. Es la fuente de toda verdad, conocimiento, belleza y bondad moral. Aristóteles (384-
322 a.C.) considerado como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega
y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental, fue más práctico
para tratar el tema. Él vio al hombre como un ser social en su esencia. RUSSELL, Bertrand.
History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p.1708.
94 CICERÓN, Marco Tulio traduce al latín el término ética griego como moral e introduce este
concepto en el pensamiento romano. Su obra De officiis. Libro I, Cap. VII. (Sobre los deberes, o De
oficios) es una obra filosófica que trata de los deberes a los cuales cada hombre debe atenerse en
cuanto miembro del Estado. Fue compuesto en los últimos meses del año 44 a. C.
95 El amor al prójimo como ideal moral sólo se produce en plural. El prójimo se da en sociedad y
en relación. LAVIGNE, Jean-Claude. El prójimo lejano. Una espiritualidad de la sociedad
internacional. Maliaño.: Sal Terrae, 1992, pp.86-93.
96 En general, creyentes y no creyentes, ayudarían a una anciana a cruzar la calle. Parece existir
un derecho natural, una conciencia hacia la acción “buena”. Somos malos por naturaleza pero
existe un reconocimiento innato de la buena acción. CHOZA, Jacinto. Los otros humanismos.
Estella: Eunsa, 1994, pp. 137-142.
97 Ética a Nicómaco, obra escrita por Aristóteles para su hijo, Nicómaco, consta de diez libros y su
contenido versa sobre la felicidad. Está considerada una de las dos obras fundamentales en que
posteriormente se basó la ética occidental. BRENTANO, Franz. Aristóteles. Barcelona: Labor,
1983, libro 2, capítulo. 6.
98 Cf. KOHLBERG, Lawrence 1927-1987. Procedente de la Universidad de Chicago y Yale,
en 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde permanece hasta 1987. En esta
universidad desarrolla la parte más importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de
la autonomía. Sus planteamientos éticos asociados a las etapas de infancia (deontología) el qué.
adolescencia (teleología) el por qué. y madurez (virtudes) aspira a lo mejor y evita lo peor. Para
su investigación retomó gran parte de las aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral
dentro de la Psicología. Su trabajo se continuó en el “Centro para el Desarrollo y la Educación
Moral”. Cf. HIGGINS, A. La educación moral según Lawrence Kohlberg. Barcelona: Gedisa, 1999.
Ver en Pablo (I Cor 6.12 y 10.23).
99 El panorama de la ética filosófica es obviamente mucho más complejo que lo que aquí se
presenta, ya que por ejemplo, se puede dividir la deontología y la teleología en varias
22
principalmente que el sujeto ético100 tome la decisión correcta en una situación
determinada.
El acercamiento de la deontología (del vocablo griego dei, “es necesario” o “es
correcto”) evalúa si un acto es correcto o incorrecto sobre la base de principios
previamente establecidos o considerados normativos.101 Su desafío es la
elección de la norma correcta para la situación específica. Se trata de una ética
de la ley.
La teleología (de la palabra griega telos, “fin”) busca cuidadosamente
sopesar las consecuencias (tanto las posibles como las probables, inmediatas o
remotas) de una acción y tomar una decisión de acuerdo con la acción que
podría mejor promover el mayor bien para la mayoría, o en su defecto, evitar lo
peor.
La ética de las virtudes recibió su expresión clásica en el cuarto siglo a. C,
con La ética nicomáquea de Aristóteles, que sería más tarde reelaborada por el
escolasticismo.102 Este planteamiento ha tenido una especie de resurrección en
las últimas dos o tres décadas, especialmente a través de los escritos del
filósofo-eticista Alisdair MacIntyre.103 Su enfoque se concentra en el carácter
moral de la persona, con la meta de formar el carácter, es decir, la conducta,
actitudes y hábitos, a fin de que la persona pueda discernir, elegir y vivir cada
vez mejor cada acción en las diversas situaciones de la vida. Es una cuestión de
subcategorías. Las tres escuelas no son mutuamente exclusivas, y cada una refleja en su propia
perspectiva algunos aspectos de las otras. Se trata más de una cuestión de énfasis. Para un
panorama detallado de la deontología y la teleología, véase Ian C. M. Fairweather y James I. H.
McDonald, The Quest for Christian Ethics: An Inquiry into Ethics and Christian Ethics (Edimburgo:
The Handel Press, 1984): 3–64.
100 ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Madrid. Encuentro, 1986, pp.32
101 En las religiones del libro, la Torá, la Biblia o el Corán.
102 Cf. HELLER, A. Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Peninsula, 1983.
103 MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of
Notre Dame Press, 1985. Who’s Justice? Who’s Rationality? 1988. La meta de MacIntyre es escribir
una crónica de los movimientos históricos que han conducido a la incoherencia moral de las
sociedades modernas de Occidente y propulsar el valor de la tradición moral aristoteliana.
23
llegar a ser un individuo ético, que crece en madurez hacia un estilo de vida
marcada por la integridad, la sensibilidad y la coherencia.104
¿Cómo alcanzar éste nivel de moralidad en la vida cotidiana?105 Los
componentes fundamentales según la ética de las virtudes son: Primero, definir
el “bien” hacia el cual toda reflexión ética se debe dirigir. El “bien” es aquel fin
supremo que idealmente debe orientar e inspirar toda nuestra existencia. Es
logrando este bien que cumplimos mejor nuestro propósito como seres
humanos. Este bien trascendente al cual todas las otras metas en última
instancia deben dirigirse, no puede limitarse a alguna ganancia material
cuantificable o a alguna satisfacción emocional.106 Frente a los límites de la
razón, que deja siempre un espacio abierto a la trascendencia
indemostrable,107 el bien tiene valor absoluto en y por sí mismo y se debe buscar
por lo que es en sí. Para Aristóteles, el bien supremo para los seres humanos es
la “dicha” (eudaimonia), algo que va más allá de los sentimientos asociados con la
felicidad.108 Muchos comentarios bíblicos sobre el Decálogo hacen eco de esta
expresión clásica, y se sitúan en la perspectiva de una ética de la virtud.
El segundo término que requiere de una definición es “virtud”,109 según la
teología cristiana tradicional, siendo Tomás de Aquino110 la figura más
conocida. La virtud supone adquirir las destrezas requeridas por el
razonamiento moral y exhibir los hábitos de conducta conmensurables con el
104 Cf. GALILEA, Segundo. El reino de Dios y la liberación del hombre. 3 a ed. Bogotá: Paulinas,
1982.
105 TURIENZO, A. Saturnino. El hombre y su soledad. Una introducción a la ética. Salamanca:
Sígueme, 1983, pp. 295-322.
106 Cf. REINARES, T. Alesanco. Filosofía de san Agustín. Síntesis de su pensamiento. Madrid:
Agustinos, 2004.
107 ESTRADA, Juan A. El sentido y el sin sentido de la vida. Madrid: Trotta, 2010, p. 219.
108 Es difícil encontrar equivalentes adecuados para algunos de los términos técnicos empleados
por Aristóteles en griego. MacIntyre da algunos ejemplos de este problema. Cf. MACINTYRE,
Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of Notre Dame Press,
1985.
109 Cf. Axiología. Las virtudes son aquellas disposiciones que se necesitan poseer para
aproximarse al “bien” encarnado. Usualmente se agrupan en dos categorías fundamentales: las
cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, valor y templanza) y las tres virtudes teológicas
(fe, esperanza y caridad o amor). HARTMANN, Nicolai. Ética. Madrid: Encuentro, 2012, p.287.
110 Cf. RAMOS, Alejandro. La ciudad de Dios en la ciudad de los hombres. Mar del Plata: Fausta,
2008.
24
bien. 111 Todo esto demanda un proceso que dura toda una vida de disciplina en
el razonamiento moral, la transformación constante de uno mismo y la práctica
ética continua.112 Así, por ejemplo, la definición convencional de justicia es
suum cuique, “a cada quien lo que debidamente le corresponde”.113 En un primer
nivel, esta virtud es visible por criterios externos, como la búsqueda de actos de
justicia y el respeto por las leyes de la comunidad. Sin embargo, ser justo es
también tener ciertas actitudes internas que inspiran a hacer lo que es correcto
para con otros, independientemente de las exigencias o prohibiciones sociales o
eclesiásticas. En otras palabras, para responder realmente a una ética de la
virtud no basta con hacer lo correcto; el interés por la virtud buscará ir más
lejos.114Además, un compromiso con la justicia involucra “sentimientos de
empatía”, esos lazos emocionales que son cruciales para la práctica de la virtud
cristiana. Una virtud así debe conducirnos a mostrar misericordia hacia otros.
El tercer factor que interviene en la ética de las virtudes es la comunidad.
Cada comunidad establece por sí misma qué es el “bien” para sus miembros y
trata de formarlos en consonancia con él.115 La formación del carácter moral de
sus miembros se fundamenta en un particular conjunto de tradiciones116 y en
111 En realidad hay más de siete virtudes; muchos consideran que estas son las más
preeminentes. La lista de virtudes compuesta por Aristóteles era bastante larga. Cf. LLEDÓ,
Íñigo. (ed. y trad.) “Ética nicomáquea-ética eudemia”. En: Biblioteca Clásica Gredos, Madrid:
Gredos, 1985, pp.129–409. Aristóteles dividió las virtudes en dos categorías, las intelectuales y
las morales, que debían de entenderse según la doctrina del punto medio, es decir, en la
elección de conductas y actitudes que mediaban entre extremos opuestos (por ejemplo, el valor
como el punto medio entre la temeridad y la cobardía). Algunas virtudes que serían
fundamentales para una ética cristiana no aparecen en la lista de Aristóteles, por ejemplo, la
humildad y la caridad. Cf. MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory. Pp.162–
63.
112 2 Ped 3.9
113 Tradicionalmente se ha catalogado la justicia en tres formas básicas: la justicia recíproca entre
individuos; la justicia distributiva, por la cual la sociedad actúa de manera correcta hacia los
individuos; y justicia legal, a la cual todos los individuos idealmente deben responder. Es
importante señalar que el contenido de cada uno de estos conceptos dependerá en gran medida
de la particular comunidad o tradición bajo consideración. Cf. RAWLS, John. Teoría de la justicia.
Méjico: Cambridge: Harvard University Press, 2000.
114 La ética de la virtud busca la excelencia moral y no se limita al cumplimiento de expectativas
comunitarias. Cf. ANDRÉ, ComteSponville. A Small Treatise on the Great Virtues: En: The Use
of Philosophy in Everyday Life. Nueva York: Metropolitan Books, 2001, pp. 60–85.
115 Las tradiciones no siempre están basadas en un criterio ético justificado. Cfr. Mt 15.6. Mc 7.3.
116 APEL, Otto precisa el carácter “utópico” de la ética discursiva en Estudios éticos. Barcelona:
Herder, 1986, pp. 175-219.
25
sus propias explicaciones de la naturaleza, de la sociedad humana y del
significado de la vida. El bien también se modela a partir de ciertos individuos
ejemplares que mejor demuestran las virtudes en sus vidas cotidianas.117
¿Cómo evolucionaron los sistemas éticos desde entonces? Los estoicos y los
epicúreos reaccionaron contra el intelectualismo de estos sistemas.118 Los estoicos
encontraron que una vida buena consiste en suprimir las emociones. Para ellos
la virtud principal era la firmeza. Para los epicúreos119 el ideal era el placer.
Estas ideas éticas han viajado a través de la historia del pensamiento
hibridándose con otras.120 Los griegos raramente trataron el problema de la
obligación moral, es decir, el por qué alguien debería perseguir el bien.121 El
pueblo judío elabora un sistema ético basado en el estudio de la ley divina,
denominado “Pilpul”122 y el cristianismo elaboró diversos sistemas éticos
basados en la Biblia,123 y en las diversas tradiciones eclesiásticas.
117 Cf. PIEPPER, Joseph. Las virtudes fundamentales. 3 a ed. Madrid: Rialpsa, 2010.
118 Disponible en: http://filosofia.laguia2000.com/general/principales-doctrinas-estoicas-y-
epicureas. [Consulta: 4 enero 2015].
119 DUPRÉ, Bern. 50 cosas que hay que saber sobre filosofía. Londres: Planet., 2010, pp. 45-56.
120 Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Op. cit., p.219.
121 Enseñaron que conocer el bien era suficiente para desearlo. La naturaleza específica del
deber tendía a perderse en tales sistemas de pensamiento. AUDI, Robert. (ed.). Diccionario de
filosofía. Madrid: Akal, 1999, p.266.
122 Por pilpul se conoce uno de los métodos empleados por los estudiosos talmúdicos para tratar
de descubrir las razones de los mandamientos. Consiste en examinar todos los argumentos
pensables, tanto los pro como los contra, en procura de hallar argumentos lógicos para los
preceptos. Para esto se desmenuza y analiza cada sentencia de la Torá, se despeja el sentido
correcto de cada vocablo o expresión y luego se reintegra el objeto a su estado original
dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación a su
contexto, y si se halla que el análisis de lo particular no coincide con el campo que lo rodea,
entonces se retoma el análisis. Cuando lo particular y lo contextual concuerdan, se examina en
relación a sentencias similares en otras partes de la Torá, para verificar la consistencia de lo que
se presume haber hallado. Cuando se cree haber despejado definitivamente la incógnita,
entonces se parte de cero, se retorna al análisis particular de la sentencia, pero ahora desde la
perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles
argumentaciones. SUAREZ, Luis. Los judíos. Barcelona: Ariel, 2003, pp.514.
123 Algunos teólogos modernos emplean la expresión bibliolatría (adoración al libro) para
descalificar a quienes creen en la inspiración e infalibilidad de las Sagradas Escrituras. DE
ANDRADE, Correa. Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y
pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292.
26
Las tensiones entre estas categorías fundamentales frente a las hipotéticas
del situacionalista, son inevitables. Brunner Emil124 observa que: "Este es el
estigma de la moralidad cristiana: haber considerado siempre que la actitud más
legalista era la más seria". Ésta tensión puede llevar lejos de la integridad
moral. El problema radica en designar la razón y la caridad, o la Biblia como
categorías fundamentales a la hora de discernir la moralidad. Nos interesa saber
si las normas bíblicas son lo suficientemente claras como criterios únicos de
conducta, o bien, como sostiene la ES, solamente la razón y la caridad servirán
en función del amor, como “esclavas” al servicio de éste.
Observando la tradición judía y cristiana, vemos que ambas intentan
regular la conducta humana a partir de unos textos prescriptivos, a la vez que
quieren rendir homenaje al amor. Obedeciendo a la ley se ha entendido
tradicionalmente que se sirve al amor y así se elimina el conflicto entre ley y
amor, pero repasado la historia vemos que la realidad es bien distinta.125 Si lo
que más importa no es la legalidad de una acción sino su poder constructivo, el
relativismo moral cobra importancia en su utilidad práctica, aunque como
sistema no sea seguro.126 Aquí no apoyamos el antinomismo127, sino una
comprensión más bíblica de la conciencia moral,128 que tenga como imperativo
fundamental al amor y lo demás como variables.129 No olvidemos que el
proyecto que nos ocupa conlleva la máxima exigencia de conducta y ante ella
nos preguntamos por las herramientas de que disponemos.
124 BRUNNER, Emil. The Divine Imperative. A Study in Christian Ethics. Cambridge:
Luttherworth press, 1932, p.68.
125 Parte de la explicación de la histórica confrontación entre los pueblos “del libro” arranca de
los tiempos de Abraham. Cf. WRIGHT, Bryant. Semillas de conflicto. Las raíces bíblicas de la
crisis inevitable en el medio Oriente. Nashville: Nelson, 2011.
126 Cf. FLECHA, A. José Román. Moral de la persona. Madrid: autores Cristianos, 2002.
127 Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere
que obedezcan los humanos. LOCWARD, Alfonso. Nuevo diccionario de la Biblia. Miami: Unlit,
1999, p.643-644.
128 “La Teología moral católica del futuro tendrá que hacer un esfuerzo notable por repensar y reformular
la función de la conciencia moral a fin de que en ella se articule la tendencia hacia el ideal y la sensibilidad
hacia las situaciones especiales en que se encuentran las personas.” VIDAL, Marciano. Nueva moral
fundamental. El hogar teológico de la ética., Bilbao: Desclée, 2000, p.693. En la misma línea se sitúa
el esfuerzo del filósofo VALADIER, P. Elogio de la conciencia. Madrid: PPC, 1995, p.53.
129 Pero un amor agapeísta fundado en la familia. Cf. DUCH, Luis. Ambigüedades del amor.
Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trotta, 2009, p.171.
27
¿Cómo pretender entonces ser cristianos con una moral adulta? No
podemos hacerlo en base a categorías extra bíblicas como pretende el
naturalismo, basándose en una teología secular de la cultura.130 Porque el
naturalismo131 en sus diversas formas, no se ocupa de la cuestión de la
obligación moral. Reconoce que tal teoría puede tener su lugar en una historia
de la ética, pero la cuestión del por qué algunas acciones son buenas o malas o
por qué deberíamos procurar lo bueno y combatir lo malo, la suele pasar por
alto.132 Al evolucionar moralmente133, el individuo desarrolla su mente, cuya
característica es la libertad y la capacidad de reflexionar por sí mismo y de
criticar sus ideas. Pero la personalidad pensante no puede explicarse sobre
bases naturalistas. Si la explicación naturalista no es suficiente, deberemos
volver a investigar el origen de la conciencia moral, buscando un sistema más
valido.
Kant134 separó la obligación del amor egocéntrico basándose en principios
racionalistas, propios de un argumento deontológico. Para él, el deber por el
deber es el motivo moral. Más tarde, pero en una dirección diferente, el
utilitarismo teleológico135 expuesto por J.S. Mill136 con su principio
130 Llamamos “teología secular” a un sistema doctrinal que defiende una mayor participación de
la Iglesia con el mundo, teniendo como objetivo la solución de los muchos y agudos problemas
sociales. DE ANDRADE, Correa. Op. cit., pp.288.
131 El naturalismo pretende no descartar la religión, sino simplemente aquellos elementos de la
religión que dependen en última estancia de una estructura no física del universo. Por ejemplo:
una mente divina, una interpretación teleológica del universo como un todo, etc. Los
naturalistas teístas como Julián Huxley, Henry Nelson Wieman y Bernard Meland mantienen
que todos los valores religiosos verdaderos que tradicionalmente se asocian con el teísmo
sobrenatural podrían mantenerse en un marco puramente naturalista. KANTZER, Kenneth.
(ed.). Diccionario de Teología. Vol. 2. Michigan: Desafío, 1960, p. 416.
132 El obispo BUTLER, Joseph cuyo libro de texto se adoptó en colegios y universidades de
Oxford durante muchos años, veía en la conciencia la autoridad moral suprema. Cf. Conscience,
consciousness and Ethics. Philosophy and ministry. Nueva York: Boydell press, 2011.
133 La evolución moral del individuo es un hecho. No lo es la discusión moral sobre dicha
evolución. Algunos pretenden abocarnos hacia una mejoría otros en cambio hacia una
degeneración universal. Cf. GREEN, G. Dialogando con la evolución: Una perspectiva bíblica.
Enfoque del escepticismo moral. San José: Clir, 1997, pp. 33-37.
134 Kant postuló que cada ser racional tiene el concepto de obligación; la ley moral compromete
a todos los seres racionales como tales. Es categóricamente imperativa, no admitiendo
excepciones. El agente moral debe actuar únicamente sobre la máxima de que lo que él desea
tendría que poder llegar a ser una ley universal. Cf. KANT, Immanuel. Crítica de la razón
práctica. 11 a ed. Madrid: Materiales de filosofía. En: Universidad de Valencia, Alfaguara, 2000.
135 HARRISON, Everett. Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260.
28
determinante “el mayor bien dentro del mayor número” hace del bien el objetivo de
la acción moral.
En cambio, la ética cristiana137 parte del principio de que el conocimiento
de la obligación moral es dado por Dios mismo. El Espíritu Santo no solamente
da la iluminación para saber lo que es bueno, verdadero y bello, sino también el
deseo y el poder de ir tras ellos. Supera la deontología, la teleología y a las
virtudes. Pero los creyentes se preguntan: ¿Actúa el Espíritu en todas las
circunstancias y en todas las personas, de la misma manera? ¿Cómo confiar en
los presuntos depositarios de ese Espíritu, cuando se han desdicho con sus
obras? Antes de avanzar una respuesta, repasemos las categorías que integran
ésta problemática.
2.2 Absolutismo y relativismo éticos
En un contexto ético, lo “absoluto” suele referirse a una regla que conserva
su fuerza obligatoria bajo todas las circunstancias.138 El absolutismo ético no
permite excepciones.139 Su corpus de teología moral140 dice que ciertas cosas son
siempre malas y nada puede hacerlas buenas y ciertos actos son siempre
pecado. Eso hace que los absolutistas consideran preferible vivir en un confort
moralizante a la apertura espiritual de tomar decisiones. Estos absolutistas
religiosos, se conforman con los límites de su obligación, a diferencia del amor
136 MILL, J.S (1806-1873). Economista, lógico y filósofo británico. Hijo del también economista
James Mill, fue educado de forma exclusiva por éste según los estrictos principios del Emilio de
Rousseau. Dotado de una inteligencia extraordinaria, a los diez años estaba versado en griego y
latín y poseía un exhaustivo conocimiento de los clásicos. A los trece años su padre le introdujo
en los principios de la lógica y de la economía política. PAPINEAU, David. Filosofía. Barcelona:
Blume, 2004, p.139.
137 El bien supremo del hombre es la unión con Dios. Esta unión del espíritu humano con el
Espíritu Santo purifica el motivo del amor egocéntrico desordenado y en su lugar otorga el
ágape, el amor desinteresado de un ser humano como hijo de Dios, fundamento de la ES. Cf.
CONGAR, Yves. Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre, Espíritu de Dios. Salamanca:
Sígueme, 2003, pp.51-69.
138 ATKINSON, David y David FIELD. (eds.). Diccionario de ética cristiana y teología pastoral.
Terrasa: Clie, 2004, p.191.
139 Ibid., p.193.
140 Llamamos teología moral a la rama de la teología que, basándose en las Sagradas Escrituras y
las diversas ramas de la tradición y de la jurisprudencia cristiana, procura dirimir los problemas
y las dudas en cuanto a la conducta del cristiano en sociedad. DE ANDRADE, Correa: Op. cit.,
p.57.
29
responsable, que busca el mayor bien posible en cada situación. Objetamos que
acciones muy buenas como pueda ser dar limosna, deben ser interiorizadas
previamente para que cobren su significado verdadero.141 Un ejemplo lo
encontramos en la enseñanza apostólica: “Deja que tus limosnas se empapen del
sudor de tus manos hasta que sepas a quién has de darlas”142
En el legalismo, que es una forma de absolutismo moral, se mantiene con
firmeza que determinadas leyes nunca deben ser violadas, así como se enseña
que las enseñanzas de la Biblia siempre están perfectamente claras, y como
consecuencia suscitan la oposición de quienes no lo ven así.143
Por otro lado, tenemos el relativismo moral. Muchos críticos ven un peligro
en el situacionalismo que definen como la anarquía “moral”, creyendo que
podemos eludir los conflictos morales acogiéndonos a un conjunto de leyes.144
El enfrentamiento entre el absolutismo moral y el subjetivismo relativo
constituye una realidad a la que debemos responder los creyentes.145Porque la
ética cristiana no es para los cristianos solamente, sino que tendría que ser
válida para todos. La situación concreta real hay que considerarla como un
lugar de encuentro y de respuesta, “del hombre para los demás” como propuso
Bonhoeffer. La ética del cristiano en el mundo es la ética del “divino imperativo”
del que habla Brunner. Si viviésemos siempre según la prescripción divina
encontraríamos seguridad, excepto si esa prescripción quedara interpretada por
quién no discierne lo situacional del individuo, porque no puede o no quiere.
141 FLETCHER, Joseph. Op cit., p.31.
142 URDEIX, Josep. La didajé. 3 a ed. Barcelona: Cpl, 2004, p.6. Es el texto no canónico más
antiguo que conocemos. Algunos doctores del siglo III, como Clemente de Alejandría, llegaron
a citar la Didajé como escritura divinamente inspirada. En la enseñanza de la cita, lo importante
no es la acción de dar limosna, sino el por qué, el para qué darla.
143 Es evidente que algunas de las enseñanzas del galileo no siempre estaban claras ni siquiera
entre sus seguidores. Los cristianismos posteriores y el gnosticismo lo demuestran. Así como la
sabiduría oculta de la que habla la teología paulina. PIÑERO, Antonio. Cristianismos derrotados.
Madrid: Edaf, 2007, p.48.
144 Tal posición suscita problemas de justicia civil. Cf. VARONA, G. Daniel. “El miedo
insuperable y la ética del hormiguero: Reflexiones sobre el papel de las eximentes fundadas en
la inexigibilidad de otra conducta.” En: Revistas de estudio de justicia, 2010, núm. 12.
145 Especialmente ante la evidente existencia de desafíos morales. Cf. Reflexiones sobre dilemas
actuales de varios autores. IURONO, Edgardo. (ed.). Dilemas éticos actuales. San Martín: ER,
2015.
30
En éste caso, volvemos a la inseguridad y al miedo. El diálogo “tú-yo” del que
habla Bubber es el del creyente inspirado por una manera correcta de
interpretar lo religioso, en la que el ejercicio de la voluntad se da siempre en
libertad.146
No es posible encasillar todos los supuestos morales que se puedan
presentar en la vida a partir de una ley de mínimos interpretada de forma
legalista. El valor pedagógico de su esencia queda así falseado por la
preocupación por la imagen y por la apariencia, ya que la decisión ética, debería
tomarse “ante rem”147 es decir, separada de los hechos, e “in rebus” esto es, en el
acontecimiento vivido.
Algunos creyentes desean un sistema ético de moralidad prefabricada para
poder apoyarse en normas seguras e inflexibles que les evite conflictos a la hora
de la toma de decisiones.148 Es un confort más seguro pero sólo en apariencia ya
que pretende actuar utilizando la Biblia pero no busca su esencia, y la finalidad
de sus leyes, que es la disciplina redentora.149
Los absolutos los encontramos tanto entre los biblicistas como entre los
naturalistas. La obsesión fanática por la obediencia ha ocasionado, en opinión
de algunos, más daño a los hombres y a la sociedad que “todos los vicios
juntos”.150 Prummer Dominie se pregunta: “¿Podemos hacer reglas para casos
complejos?” Las respuestas afirmativas suelen obedecer al probabilismo o al
prudencialismo, pero no siempre pueden solucionar ciertos dilemas. Por otro
lado, numerosos absolutistas cristianos se niegan a reflexionar sobre la equidad
146 KÜNG, Hans. Libertad conquistada. Madrid: Trotta, 2003, pp.427-517.
147 Si las pautas sobre el comportamiento adecuado las prescribo “anteriores a las cosas vividas”
hablamos entonces “ante rem”. Si las vivo en la situación concreta, hablamos de in rebus. Es la
tensión entre realismo y nominalismo. HARRISON, E. Op. cit., pp.159-160.
148 Si sigo con KÍS, Miroslav, un modelo normativo en el cual la voluntad de Dios no es
arbitraria ni imposible de cumplir, y no reconozco que la situación puede no ser previsible, entonces
encuentro dificultades en la vida moral que he escogido. Op. cit., p.175.
149 Cf. MOLINA, C. Francisco. Leer la Biblia como Palabra de Dios. La lectio divina. Estella: Verbo
divino, 2009.
150 RUSSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1, p.148.
31
en ciertos actos,151 en su interpretación de la ley porque alegan que Dios ha
previsto todos los supuestos y todas las situaciones de antemano. La realidad es
que subsisten demasiadas lagunas para depender de un sistema así.
Tampoco es convincente el relativismo152 porque procede sin principios
seguros, más allá de los propios del derecho natural o de la voz de cada
conciencia.153 Por eso, es fácil que derive hacia el nihilismo moral o el
minimalismo solapado. Un uso inadecuado de la libertad hace peligroso el
relativismo, el teológico especialmente, pues genera dudas, incertidumbres y
opacidad, además de orgullo y arbitrariedad.
Por otro lado, hemos de admitir que las doctrinas en las que creemos,
ejercen una gran influencia en nuestras decisiones éticas, al igual que aquellas
cosas en las que no creemos.154 Las religiones mayoritarias, muy a caballo sobre
sus dogmas parecen haber fracasado en el ámbito de la ética.155 Contra ellas ha
cobrado cierta relevancia la moral secular sin religión, pero también ha
mostrado su debilidad, lo que nos lleva a un replanteamiento de nuestra
teología de cara al mundo secularizado, para desprendernos de una forma de
cristianismo que hoy no parece ofrecer nada más que cualquier religión,156 y
alcanzar una vivencia cristiana de mayor nivel.
151 Igualdad: proviene del latín "equitas". Equivalencia, uniformidad, paridad. Si se trata de
cantidades o valores, se utiliza equivalencia; de forma, uniformidad; de calidad, categoría o
clase social, paridad. FORONDA, Eladio. Diccionario manual de sinónimos y antónimos: de la
lengua española. Barcelona: Larousse, 2007, p.432. La imparcialidad reconoce el derecho de cada
uno. La equidad adapta la regla para un caso concreto con el fin de hacerlo más justo. Grecia es
considerada la cuna de la justicia y de la equidad, jugando un papel importante en el derecho
romano. Cf., 2 Co 8:13, 14; Col 4:1.
152 Sistema que subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto de factores
externos. Como tales considera, ante todo, la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la
pertenencia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él.
DEIROS, Pablo A. Diccionario Hispano-Americano de la misión. Bellingham: Deiros, 2006, p.458
153 BADIOU, Alain. Ética de la conciencia del mal. Disponible: [en línea]. www.elortiba.org.
[Consulta: 13 enero 2014].
154 Por ejemplo: si dejo de creer en una ideología que me oprime, experimento liberación.
ROBINSON, T.A. Op.cit., p.46.
155 La importancia de los mensajes defensivos de las doctrinas religiosas no son escuchadas hoy
en día en sociedades que parecen haber dejado de creer en la inmanencia de Dios. Cf.
RATZINGER, Joseph. ¿Dios existe? Madrid: Espasa, 2008.
156 ROBINSON, T.A. Op.cit., p.75.
32
Desde la sociedad o desde la religión parece que se exige, o bien un nivel de
moral ínfimo, o bien no alcanzable.157 El absolutismo ético suele oprimir y el
relativismo no sabe poner límites. La ética cristiana necesita estructurarse. La
ciencia no tiene conciencia, la tecnología no tiene compasión y la teología no
siempre está a la altura. Todo va a depender entonces de lo que consideremos
primordial. Hoy, el hombre, religioso o no, no quiere hallarse bajo tutela de
normas. Por una parte, abandonar como sostienen los relativistas, reglas rígidas
no representaría una mayor liberación y su estricta observancia por otra parte,
como pretenden los absolutistas, no significaría una mayor moralidad.158 Existe
un miedo bastante generalizado a la libertad159 entre los cristianos con
respecto a la ley religiosa. No obstante, debemos dar respuesta ética a los
desafíos de la vida porque hay situaciones sin retorno.160 Tras las deficiencias de
las propuestas que hemos analizado ¿Cuál podría ser la ética más segura? Si
falla el absolutismo y el relativismo, ¿cómo acceder a un mejor discernimiento?
Si la ley religiosa no es para los creyentes el criterio y el camino seguro
que les conduce hacia Dios, ¿dónde podemos encontrar ese criterio y camino?
En el discernimiento libre resultante de la interiorización de esa ley. Eso es lo
que propone la Biblia (Jer 31.33, Heb 8.7-13).
2.1 Autonomía y Teonomía moral
Si bien buscamos una teonomía moral autónoma y una ética situacional
individual y colectiva de base bíblica como punto de reflexión, aún para la
157 No se respetan los mínimos ante la codicia en una sociedad corrupta. Necesitamos aprender
a vivir sin tantas necesidades artificiales resultantes de una sociedad de consumo tecnológica y
cruelmente competitiva. Cf. BILBENY, Norbert. La revolución en la ética. 2 a ed. Hábitos y
creencias en la sociedad digital. Barcelona: Anagrama, 1997.
158 “La ética y la plegaria son el interior y el exterior de la misma realidad, un encuentro de lo
incondicional en lo condicionado y es indispensable lo transcendente en la concepción de una moralidad,
el Ser de Dios en sí mismo”. ROBINSON, T.A Op.cit., p.86.
159 Cf. VILLACORTA, José Luis. “Religión y miedo a la libertad” En: Cuadernos de teología,
Bilbao: Universidad de Deusto, 1996, núm. 8.
160 Si por ejemplo estamos en una embarcación a la deriva en un río. Éste termina en una
cascada sin retorno. No hay medio alguno de escapar ante la toma de una decisión. Saltar al
agua o seguir hacia la cascada. El tiempo no se detiene. ¿Qué hacer?
33
teonomía161 el camino para definir el bien es un itinerario complejo. ¿Por qué?
Porque no estamos capacitados completamente para saber siempre si una
acción es buena o mala en sí misma. Cómo hacer bien y a quién, es la verdadera
cuestión ética. Nuestro encuentro con Dios no se realiza en la Iglesia solamente,
sino en la vida cotidiana y el Espíritu Santo no es controlable. Nos afecta la
conciencia decidiendo, trabajando, y nos interesa su función más que la
facultad. ”Hay que decir la verdad”; “Hay que respetar la vida” son máximas pero
no reglas. Las acciones son buenas o malas según si esas acciones ayudan o
perjudican. Pero a veces lo que es bueno en un caso puede ser malo en otro,
según las circunstancias.162
Las narrativas fundacionales de Israel son relatos acerca de una identidad,
que sirven, entre otras cosas, para inspirar la motivación ética del pueblo de
Dios. Estas historias proporcionan a Israel una perspectiva distinta en cuanto a
la responsabilidad moral, diferente de las narrativas rivales y de los modelos
sociales de las culturas de su entorno.
La Biblia desempeña un papel central en la inculcación de las virtudes en la
ética cristiana.163 En ella los lectores se reconocen a sí mismos, con sus
preocupaciones personales y sociales, en tipos de personas similares a quienes
ellos conocen y en situaciones que ellos viven. Adquieren de la Biblia una visión
franca y fidedigna de la vida humana y acerca de Dios, que les ayuda a ser
hábiles para distinguir entre su percepción del bien y las ilusiones falsas y de
autoengaño que predomina en la sociedad dentro de la cual viven.
Los creyentes y la comunidad aprecian el texto bíblico como un “documento
de identidad” que define quiénes son, por qué están aquí y son diferentes del
161 Doctrina según la cual Dios es libre para actuar en el universo moral de acuerdo con su
voluntad y conforme a su naturaleza santa, justa y sabia. La teonomía es la condición de ser
gobernado por Dios. Los teonomistas promueven la subyugación de la tierra por medio de la
ciencia, la educación, las artes, y todos los otros intereses para efectuar el dominio de Dios sobre
todas las cosas. CALDWELL, R. Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p.509.
162 FLETCHER, Joseph. Op cit., p.37.
163 Los que adoptan la perspectiva de la ética de las virtudes subrayan el papel del texto bíblico
en el desarrollo de la imaginación moral. Cf. BRUEGGEMANN, Walter. Texts under Negotiation:
The Bible and the Postmodern Imagination. Minneapolis: Fortress Press, 1993.
34
mundo que les rodea y cómo relacionarse con él. Pero los textos no son relatos
prescriptivos todos ellos, ni reflejan todos ellos la voluntad de Dios, y por eso el
discernimiento de esa voluntad no siempre se realizó correctamente.
En la Biblia la información ética se comunica en general por medio de los
mandamientos y exhortaciones directos, dentro de lo que llamamos “teología
teónoma”. Muchos eticistas con razón recalcan estas partes de la Biblia, pero
por sí solas no son suficientes para establecer una ética eficaz. En una variedad
de escenas poderosas, vemos a diversos creyentes luchando con dilemas éticos.
De sus limitaciones, reflexiones, fracasos y triunfos podemos aprender también
acerca de la clase de personas que debemos ser hoy.
La ética propuesta por tanto en la Biblia apunta por una parte, a una
autonomía164 moral, porque el sujeto ético es capaz de tomar decisiones
libremente, pero por otro lado, se basa en una teología agapeísta, en la que Dios
ama al individuo, a pesar de que, a veces su comportamiento sea censurable. El
amor agapeísta es el único principio que puede obligarnos en conciencia pero
no es algo que tenemos, sino algo que usamos, cuando buscamos el mayor bien
posible.165 Obrar según el amor agapeísta podría consistir en hacer algo
aparentemente contradictorio166. “Para saber si un hombre es bueno no hemos de
preguntarle por sus creencias ni por sus esperanzas sino por el objeto de su amor.”167
En la Biblia, Dios no se define como “razón”, sino como amor, pero se sirve
de la razón como instrumento de su amor.168 Ese amor no puede ser cosificado
y definido por conductas únicamente determinadas, y exige una “nueva”
definición de pecado: ¿Qué podría ser peor que el mal? la respuesta sería: la
indiferencia hacia él. Una conciencia atada por la ley, cosifica el bien y el mal.
Por consiguiente, podemos afirmar que la ética bíblica requiere un esfuerzo por
164 La autonomía moral es heterónoma, según Locke. Cf. HABERMAS, J. Israel o Atenas. Ensayos
sobre religión, teología y racionalidad, Madrid: Trotta, 2001.
165 FLETCHER, Joseph. Op. cit., p.89.
166 Ibid. p.184.
167 Ibid. p.91.
168 Ibid. p.91. Cit. HEINECKEN, Martín. God in the Space Age. London: Holt, Rinehart &
Winston, Inc., 1959, p. 168.
35
cooperar con Dios en la reconstrucción de la imagen divina en su ser, con
madurez y autonomía, dentro del marco relacional descrito entre Dios, el ser
humano y la creación. Es así como se realiza el proyecto de Dios en su vida, a la
vez que se “plenifica” su existencia personal y social, y se convierte en un
instrumento con capacidad de contribuir más eficazmente a la tarea de Dios en
el mundo. Concretar este rasgo de autonomía, especialmente en el plano social,
puede demandar grandes esfuerzos, pero es necesario en función de la
dignidad humana.169.
En ésta universalidad ética, muchos comentaristas han observado que las
palabras de Jesús de Mt 7.12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los
Profetas, se parecen a diferentes afirmaciones hechas por otras grandes figuras
de las religiones del mundo170. Esta afinidad proporciona una base sobre la cual
el creyente y el incrédulo juntos pueden edificar un mundo en paz, buena
voluntad y fraternidad.171
La fuerza de la ES está en que responsabiliza al yo de sus decisiones. Ahora
bien, lo que subestima el situacionalismo es la teonomía de quien quiere tener
un vínculo personal con Dios, que no se confunde con el entorno y que actúa a
través del Espíritu.172 Esta teonomía que produce autonomía moral, dirige la
conducta de los hombres desde el Espíritu, utilizando los medios para lograr tal
fin, al mismo tiempo que, intenta disciplinar la conducta. Estas dos
169 La teología de la liberación, destaca la dignidad humana y el compromiso ético. Cf.
BULLÓN, H. Fernando. Misión y desarrollo en América Latina. Buenos Aires: Kairós, 2000.
170 Confucio, dijo: “Ésta es la suma de toda verdadera justicia: Trata a otros como quieres ser tratado.
Nada hagas a tu prójimo que después no quieras que tu prójimo te haga a ti” Mahabarata XIII, p.5571.
La regla del rabí Hillel: “No hagas a tu prójimo lo que te resulta aborrecible; ésta es toda la ley; todo el
resto es explicación” Talmud babilónico, Sabbat 31a. Textos de Filón “No debe uno hacer lo que le
disgusta que le hagan” Tobías 4:15 “Lo que odias, no lo hagas a nadie”. Aristóteles “Debiéramos
soportar a los demás de la misma manera que ellos nos soportan a nosotros” Isócrates “Lo que otros
hacen que te produce enojo, no lo hagas a ellos”. Cf. Disponible: [En línea].
http://www.biografiasyvidas.com/[Consulta: 23 junio 2014].
171 Uno de los más conocidos defensores de una ética universal es KÜNG, Hans. Lo que yo creo.
Madrid: Trotta, 2011, p.63.
172 La relación que Dios puede tener en libertad y amor con ese ser lo constituye en persona
capaz de discernir. Cf. RAHNER, Karl. Espíritu y mundo. Metafísica del conocimiento finito según
santo Tomás de Aquino. Barcelona: Herder, 1963, pp. 242-289.
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Ética cristiana frente a la situacional

  • 1. CENTRO UNIVERSITARIO ADVENTISTA DE SAGUNTO FACULTAD ADVENTISTA DE TEOLOGÍA APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA. Trabajo Fin de Máster presentado para la obtención del Máster en Teología Alumno: Diego Calvo Merino Director TFM: Dr. Roberto Badenas Asesor TFM: Davide Sciarabba Junio 2015
  • 2. 1 Índice Introducción……………………………………………………………..1 PARTE PRIMERA: ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL I. La ética Cristiana frente a la ética situacional………….…………4 1.1. Consideraciones iniciales: ética y moral..………………………………….......4 1.2. Ética situacional…………………………………………………….…………...12 1.3. Fletcher Joseph y T.A Robinson…………………………………….…………..15 II. Categorías fundamentales contrastadas.……………….………...20 2.1. Sistemas éticos clásicos…………………………………………………………20 2.2. Absolutismo y relativismo éticos……………………………………………...27 2.3. Autonomía y Teonomía moral……………...………………….………………32 III. Implicaciones éticas………………………………….…………….37 3.1. El yo responsable………………………………………………….……………..38 3.2 El Summum bonum………………………………………………….……………41 3.3 Ética en el ser y en el tiempo……………………………………….……………43 PARTE SEGUNDA: LA BIBLIA Y LA ÉTICA CRISTIANA I. El Antiguo Testamento y la ética cristiana……………………….48 1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento…………………………….……48 1.2. Dilemas morales…………………………………………………………………55 1.3. Contrasentidos éticos y teológicos…………………………………………….58
  • 3. II. El Nuevo Testamento y la Biblia………………………………….62 2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico………………………………......63 2.2 Jesús como “Imago Dei”…………………………………………………….…...65 PARTE TERCERA: LA PRÁCTICA Y LA ÉTICA CRISTIANA I. Aplicaciones prácticas de la Ética Cristiana……………………....76 1.1 La problemática……………………………………………………………….….77 1.2 Deformación hermenéutica……………………………………………………...81 1.3 Ética y enfermedad……………………………………………………………….87 II. Hacia una ética metanómica………………………………………91 2.1 Teología ética del futuro…………………………………………………………91 2.2 Crítica del juicio irreflexivo…..…………………………………………………96 2.3 Consideraciones finales………………………………………………………….98 Conclusión……………………………………………………………..103 Bibliografía……………………………………………..………….…..107
  • 4. 1 INTRODUCCIÓN ¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo de la persona. La verdad es que quienes se quejan de esas cosas puede que tengan buena parte de razón. Por eso se comprende la reacción extrema que representó, en la segunda mitad del siglo XX, la llamada moral de situación: nada de leyes, nada de normas o de principios absolutos y universalmente válidos, etc., Era la postura diametralmente opuesta al legalismo que abunda en todas las religiones. Una postura que llevaba consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento ético de las personas en la más completa anarquía. De ahí que los teólogos y moralistas hayan tenido que afrontar, en los últimos tiempos, la delicada tarea de liberar a la conciencia creyente de la antigua opresión alienante, pero salvando, al mismo tiempo, los principios irrenunciables de un comportamiento que pretenda ser auténticamente humano y coherente con las exigencias de la fe. La respuesta que la ética del Nuevo Testamento da a esta cuestión, es muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo con las exigencias de la fe, representa, a un tiempo, la más completa liberación interior que puede vivir un creyente, y la exigencia más radical que brota del mensaje de Jesús de Nazaret. La idea de Dios asociada con la felicidad no está presente en la conciencia de todos los creyentes, porque la fe se suele relacionar con normas, obligaciones, censuras y juicios. “Dios castiga a los malos y a los buenos también, como se descuiden”, dicen muchos. Sin embargo todos deberían saber que nuestra
  • 5. 2 felicidad se encuentra en Dios, pero que para realizarnos plenamente, debemos sentirnos plenamente libres. Desgraciadamente cuando falta formación ética bíblica aparecen las polarizaciones peligrosas: “A mí que me digan exactamente lo que tengo que hacer” o bien, “A mí que me quiten de encima esta insoportable carga de libertad.” Cuando la ley religiosa y sus tradiciones ocupan la voz de la conciencia, que siempre exige más, muchos cristianos derivan hacia el legalismo. ¿Dónde encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la ley en si no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito del presente trabajo.
  • 6. 3 PARTE I ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL
  • 7. 4 1. La ética cristiana frente a la ética situacional: En ésta primera parte, buscamos delimitar el tema de nuestro trabajo y lo haremos sentando algunas bases sólidas para comprender como veremos más adelante que, aunque la fundamentación de la moral y de la ética estén estrechamente conectadas, no se identifican.1 A través de unas consideraciones iniciales nos acercaremos a la ética situacional2 y repasaremos el legado de sus promotores. 1.1 Consideraciones iniciales: Ética y moral. Comenzaremos nuestro estudio definiendo y defendiendo qué entendemos por una ética teológica, cristiana y reformada3, en diálogo con una ES pero superándola a través del ejemplo de Jesús. Aspiramos a un sistema ético que busque siempre el bien mayor para todos, o del mismo modo, un mal menor y que razone qué es lo mejor en cada situación. Somos conscientes que a ésta conclusión solo se llega desde la reflexión bíblica.4 Trataremos para tal fin, de exponer la problemática que nos lleva a tomar ésta decisión5. La ética no se limita al mero estudio del aspecto moral de la experiencia humana.6 La tarea que proponemos de fundamentar la ética cristiana es 1 Recomendamos se lea el glosario de los términos utilizados en la p.107 del presente trabajo para un seguimiento más claro de nuestra temática. 2 A partir de aquí y en adelante, la abreviatura para ética situacional es ES. 3 Hemos considerado pertinente posicionarnos desde el principio del trabajo e ir argumentando nuestra posición. Nuestra aportación respecto a la ética es teológica porque la fundamos en Dios redimiendo al ser humano. Cristiana por estar basada en el ejemplo de la experiencia ética vivida por Jesús de Nazaret y reformada, término cercano a nuestro concepto de “verdad”, porque al igual que Lutero y su famosa declaración “Iglesia Reformada Siempre Reformándose,” la aplicamos a una ética en construcción constante. Cf. CURVOISIER, Jaques. A reformed theology. Michigan: John Knox Press, 1963, p. 56 4 Se ha escrito mucho sobre ética y estamos obligados a limitar nuestro campo de investigación. Cf. VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trota, 1992. 5 Como consecuencia de la ética de situación, la cual no defendemos, han surgido problemas relacionados, por ejemplo, con la bioética, como consecuencia del postulado de Joseph Fletcher, Cf. BOMBINO, López. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela, 2005. 6 VIDAL, Marciano. Moral de actitudes. Vol. 1. 3ª ed. Madrid: Ps, 1975, p.70.
  • 8. 5 urgente, por la naturaleza misma de la materia7, y lo es también, porque consideramos que existe una innegable negligencia en el estudio de la ética en la teología8 protestante.9 Un creciente número de serios problemas morales, característicos de la época moderna, exigen solución. Lo que mucha gente llama la tarea social del cristianismo en realidad es, la tarea moral. Afirmamos que los principios éticos vividos por Cristo10 ofrecen una verdadera solución para las enfermedades morales de nuestra época.11 Pero para que las enseñanzas del Maestro sean más que meras palabras piadosas, es menester que comprobemos su validez en la vida actual.12 Y esto depende de un sincero desempeño por nuestra parte, en nuestra tarea ética.13 Pronunciamos una “contradictio in terminis” cada vez que hablamos de ética cristiana, si es que entendemos que sólo es posible hablar de ética cristiana como crítica a toda ética. Aquí defendemos que el mensaje cristiano debe actuar también hoy críticamente como liberador de la sociedad en general, no pudiendo reducirse al nivel de "cosa privada" del ciudadano piadoso.14 No ha de servirme a mí solamente el compromiso ético, para lograr un bienestar de 7 BUCH, Emmanuel. Ética Bíblica. Fundamentos de la moral cristiana. Tarragona: Noufront, 2010, pp.27-50. 8 Las respuestas variadas, contradictorias y estériles en ocasiones, que provienen desde desiguales maneras de entender la religión, lo demuestra. Ante estas respuestas, las voces críticas no son pocas, y urge un conocimiento más profundo y reflexivo sobre el tema. ARANGUREN, José Luis. De ética y de moral. Barcelona: Tecnos, S.A., 1987, pp. 89-97. 9 A pesar del enfoque pastoral, en la carrera de Teología de la Facultad Adventista de Sagunto, incluido el Master, no encontramos en todo el programa de estudios, un área que aborde una disciplina tan importante como es la ética. Cómo actuar en determinadas situaciones y ante dilemas morales, no parece tener suficiente espacio en la formación del alumnado. La comprensión de las implicaciones de una ética cristiana, podría aportarnos una orientación más decidida y segura en el terreno movedizo de la moralidad cotidiana. Disponible en: http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plan-de-estudios/ [Consulta: 21 junio 2014] 10 La respuesta Cristocéntrica es un hecho desde antes del antropocentrismo y lo será después. Muchos que creyeron acabada la Biblia como respuesta, (Voltaire) y Cristo como leyenda, (David Strauss), ven sus propuestas en el tiempo desmoronarse ante la enorme importancia que cobra la ética del Nazareno. Cf. MOLTMANN, Jürgen. Cristo para nosotros hoy. Madrid: Trotta, 1994. 11 Existen en la sociedad secular y religiosa, comportamientos aceptados pero inmorales, y algunos morales pero rechazados. Nunca por tanto hay amoralidad. AZPITARTE, Eduardo. El nuevo rostro de la moralidad. Buenos Aires: San Benito, 2003, p.22. 12 Es necesario un aggiornamiento del vocabulario religioso para el hombre del tercer milenio. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. 2 a ed. Madrid: Ppc, 1997, pp.195-211. 13 NYENHUIS, Gerald. Christian ethics. Enfoque Bíblico y teológico. Miami: Logoi, 2002. 14 MOLTMANN, Jünger. ¿Qué es teología hoy? Salamanca: Sígueme, 1992, pp.15-63.
  • 9. 6 conciencia, ha de servir al otro también por un principio de solidaridad. Ésta necesidad de afianzar las raíces éticas del cristianismo, ha sido sentida por importantes teólogos como D. Bonhoeffer: Algunos teólogos están capacitados para reflexionar, pero incapacitados para la vida; son mediocres como pensadores porque su empeño es onanista por infértil y son fatuos como éticos porque siempre parecen saber mejor que los demás qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.15 En esa dirección va la declaración desafiante de Miroslav M. Kis: Los sistemas teológicos, tanto en los que el bien supremo es el placer (hedonismo), el interés propio (egoísmo), el mejor interés social (utilitarismo), o un sentido subjetivo de amor (Ética de la situación), no tienen raíces en la palabra de Dios… Solo cuando los cristianos, armados de devoción, oración y valor, hacen frente a los dilemas de la vida pueden evitar el seguir su propia inclinación al pecado16 A pesar de que la ética situacional recibe críticas que pueden ser justificadas y que veremos más tarde, nos parece que cierta ética de “situación” sí tiene correspondencias bíblicas17 y consideramos que no le corresponde ocupar el lugar que le atribuye dicho enunciado.18 Además, no sólo los cristianos hacen frente a los dilemas de la vida luchando contra su propia inclinación al pecado.19 Hay quienes se sujetan a una ética responsable sin creencia alguna en ningún supranaturalismo.20 Por eso, el postulado de Kis nos parece revisable. La oración entendida como actitud ante la vida y no como exigencia de respuesta, la devoción como manera de convivencia y no como solución de problemas y el valor, una virtud demasiado ambigua, que si no está bien 15 BONHOEFFER, Dietrich: Ética. Barcelona: Estela, 1968, p. 188. 16 KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano” En: Teología. Fundamentos Bíblicos de nuestra fe. Vol. 7. Bogotá: Apia, 2008, p. 164. 17 CARVAJAL, G. Luis. Ésta es nuestra fe. 13 a ed. Santander: Sal Terrae, 1989, p.16. Defiende junto a Ireneo de Lyon, desde Génesis hasta el Apocalipsis, unas situaciones éticas en todos los libros de la Escritura, mediante la cual, Dios se expresa y guía a la humanidad. 18 Equiparar la E.S al utilitarismo o al hedonismo, definiéndola en base a un subjetivismo personal, nos parece limitar la enorme importancia de su naturaleza, siendo que su fundamento descansa sobre el amor agapeísta. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de la Situación. La nueva moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.14. 19 ¿Sólo los cristianos pueden obtener una victoria ética? El patrimonio del conocimiento de Dios, o del comportamiento moral sin él, no puede limitarse. Como fundamento de nuestro ser, Dios ni está arriba ni abajo, sino que es, no el Dios de unos, sino el Dios de todos. “Dios no existe, es la existencia”. Tillich, Paul. Cit. ROBINSON, J.A. Honest to God. London: Smc press, 1963, p. 56. 20 CORTINA, Adela. La Ética de la Sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994, p.69.
  • 10. 7 fundamentada podría conducir a comportamientos equivocados, nos hacen desconfiar de la respuesta propuesta.21 Es por esto que considerando que la Biblia, la fe, lo espiritual y lo humano, enfrentan dilemas de difícil consenso, necesitamos un campo más amplio en el que poder iniciar nuestra investigación para llegar a una solución aceptable.22 Comencemos sin más dilación definiendo23 las bases de los términos objeto de estudio. Para ello lo haremos estableciendo el significado genérico de ética24 y moral25. Para ello, es necesario un aggiornamiento de los vocablos para el hombre de hoy.26 Para comprender nuestra reflexión, debemos asumir previamente que, aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de la historia, del análisis lingüístico o de los resultados de las ciencias, cada una de estas áreas tiene su propio quehacer y sólo como filosofía moral27podemos 21 Las respuestas de comportamientos religiosos fundamentalistas a lo largo de la historia han marcado un velo oscuro que destroza el mensaje de amor que proclaman. Cf. MESSORI, Vitorio. Leyendas negras de la Iglesia. 11 a ed. Barcelona: Planeta, S.A., 2004. 22 La dificultad de definir los conceptos bueno y malo y la toma de decisiones en según qué casos, nos impele a no ser categóricos aún con la debida reflexión. QUEIRUGA, T. Andrés. Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea. Madrid: Trotta, 2011, pp. 111. 23Definir conceptos que tienen una larga historia no es tarea fácil, porque a lo largo de los siglos sus usuarios los han enriquecido con matices diferentes, y querer encerrarlos a todos tras las rejas de una definición resulta imposible. Este es precisamente el caso de la Ética y la Moral. Su larga vida como conceptos en el mundo occidental y la gran cantidad de áreas de la vida en que pueden ser aplicados, hacen que sea muy difícil encerrarlos en una definición que recupere su sentido primario, original y, a la vez, que dicha definición sea comprensible y acorde a nuestros tiempos. Cf. GÓMEZ, Carlos. (ed.). Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Madrid: Es, 2002. 24 Cf. ARANGUREN, José Luis. Ética. Madrid: Alianza, 1983. pp. 15-130. La moral pensada y la moral vivida son distintivos de la ética y de la moral, respectivamente. 25 Moral: De las acciones o conductas de las personas con respecto al bien y al mal, o relativo a ellas: GUTIERREZ, José María. Diccionario de Ética. Madrid: Mileto, 2002, p.174. 26 La palabra “ética” procede del griego “êthos”. En su sentido primero y más antiguo significa “residencia”, “lugar donde uno habita”, y se aplicó en la antigüedad a los lugares donde los animales hallaban alimento y refugio, pero también a los países de los hombres. El segundo significado del vocablo “êthos”, y el más común desde Aristóteles, es “modo de ser” o “carácter”, no en el sentido de “temperamento”, sino como el modo de ser y vivir que cada uno va construyendo a lo largo de su existencia. Nacemos con una “naturaleza primera” pero con nuestro actuar la modificamos y vamos modelando y confirmando el carácter día tras día como una verdadera “naturaleza segunda”. Así que la ética es sencillamente aquel quehacer que consiste en la forja del carácter. DÍAZ, Carlos: Vocabulario de formación social. Valencia: Arzobispado de Valencia. Edim, 1995, p.160. 27 Tertuliano (160-240dC) en Apologeticum opone cristianismo y Filosofía. Su frase célebre “Cree aun cuando lo afirmado resulte absurdo” se opone a la corriente anterior de Justino Mártir (100-165 dC), Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio el taumaturgo, que sostienen la posibilidad de que filosofía y religión lleguen a un entendimiento, siendo la filosofía obra de la divina
  • 11. 8 hablar de ética.28 Decimos esto porque si los proyectos de vida son poco entusiasmantes, entonces las exigencias de justicia también serán menores.29 Como dice Adela Cortina: Es por lo tanto, la ética, una incomprendida y que tal incomprensión la está dejando sin quehacer, es decir, sin nada que hacer. Sencillamente, porque nadie sabe bien a las claras qué hacer con ella. Todo menos prescribir la acción: que no se nos confunda con el moralista.30 Desde el fundamento del pensamiento griego sabemos que a la ética le concierne la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la acción.31 Ésta rama de la reflexión filosófica parte del supuesto que el sujeto humano posee" derechos" de alguna manera, naturales: a la supervivencia, a no ser maltratado, a disponer de libertades "fundamentales" (de opinión, de expresión, de designación democrática de los gobiernos, etc.).32 Estos derechos se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La ética consiste en preocuparse por hacer respetar estos derechos. Se trata de hacer valer, contra un mal reconocido a priori, el compromiso ético. La ética está relacionada fundamentalmente con la forja del carácter de las personas, que es la tarea más importante de la vida. No pudiendo ser otra cosa que apofáticos33 respecto a Dios, trataremos de ser positivos respecto al hombre. providencia. Cf. De ALEJANDRÍA, Clemente. Stromata. Preparado por MERINO, Marcelino. Fuentes patrísticas. Vol. 7. Madrid: Ciudad Nueva, 1996. Ésta discusión continúa en nuestros días. 28 Êthos significaba costumbre, carácter. Para los romanos Mos (Moris) también tuvo el mismo significado de costumbre o carácter. Con el fin de acabar con interpretaciones confusas derivadas del empleo de distintas palabras que se referían a lo mismo, Cicerón, el gran parlamentario romano, simplemente tradujo el adjetivo griego éticos (referente a la costumbre) por el adjetivo latino morales. El decreto de Cicerón ofreció al pueblo romano una respuesta que dejaba en claro el sentido que lo griegos daban al término, aunque la confusión prevaleció por más tiempo. 29 Reseñamos la enorme distancia en un proyecto de vida abundante propuesto por Jesús en Jn 10.10 frente a códigos restrictivos fundamentalistas que apelan a lo externo y que son menos exigentes. 30 CORTINA, Adela. Ética mínima. 6 a ed. Madrid: Tecnos, S.A., 2000, p. 38. 31 BADIOU, A. “La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal”. El País [Madrid], 14 de abril de 2002, núm. 41.520, p. 12. 32 Declaración derechos humanos. [en línea]. http://www.un.org/es/documents/udhr/ [Consulta: 11 marzo 2014]. 33 La palabra apofatismo se deriva del verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”. Ordinariamente por teología apofatica se entiende aquella vía teológica que procede por medio de negaciones, negándose a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a
  • 12. 9 ¿Qué es ética y para qué sirve? Asumiendo el hecho de que nuestro mundo resulta incomprensible si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral, la tarea de la ética es similar a la pretendida por la teología, una “fe que intenta comprender.”34 Suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la comprensión de la realidad humana. La doble preocupación ética pregunta por el bien positivo: “¿qué podemos hacer para ser felices?”, y “¿qué debemos hacer para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?”. Desde nuestro marco teológico nos preguntamos ¿qué respuestas ofrece la religión35 para tan encomiable tarea?36 En su vida cotidiana muchas personas aplican de manera indistinta los términos Ética y Moral37, sin percatarse que ambos términos tienen significados distintos, pero, no ajenos entre sí. La búsqueda ética es una aspiración que fin de acercarse a Dios con menos prejuicios. Cf. LOSSKI, Vladimir. Teología mistica de la Iglesia de Oriente. Barcelona: Herder, 2009. 34 Fides quaerens intellectum. Anselmo. Fue un monje benedictino, arzobispo de Canterbury (1093-1109.) Teólogo y filósofo escolástico. Doctor de la Iglesia. 35 Cf. BUBBER, Martín. Eclipse de Dios. 2 a ed. Salamanca: Sígueme, 2014, p, 117. 36Agustín quedó profundamente impresionado por Platón y enseñó que el Summum Bonum es el amor a Dios, en el que todas las facultades del hombre alcanzan su más alta perfección y sus deseos son completamente satisfechos. Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles, dedujo que el supremo bien es el conocimiento de Dios. La razón y la fe, aunque distintas, están en armonía porque ambas provienen de una fuente única de verdad, que es Dios mismo. De ANDRADE, Correa. (dir.). Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292. 37 En la actualidad muchos filósofos han resuelto el problema de una manera aparentemente sencilla: la Ética se ocupa de la reflexión filosófica, mientras que la Moral viene a ser el ámbito normativo de la vida del hombre, es decir, el terreno donde se gestan las reglas y normas de conducta en la sociedad. Aranguren, para evitar confusiones terminológicas, crea una distinción entre una moral vivida y una moral pensada. La moral vivida la realizamos todos los seres humanos y tiene que ver con nuestro actuar conforme a las reglas establecidas, mientras que la moral pensada, es la reflexión que los filósofos realizan en torno al comportamiento moral. Mientras la moral dicta normas y criterios de actuación, la ética trata de fundamentar racionalmente dichas normas. La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su propia elección. la Moral es un conjunto de normas que actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética influye en la conducta de una persona pero desde si misma conciencia y voluntad. En las normas morales impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de un sujeto. Cf. ARANGUREN, José Luis. La ética de Ortega. En: Obras completas, Vol. 2. Madrid: Tecnos, S.A., 1994, pp. 503-540.
  • 13. 10 incluye las exigencias de justicia, y en ese sentido entiende la compasión como algo fundamental. El quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres crezcan en responsabilidad acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.38 Por coherencia epistemológica muchos éticos se han refugiado humildemente en una ética de mínimos.39 Las éticas de máximos son los proyectos de vida feliz que proponen los grandes sistemas, religiosos o no. Sin embargo a menudo esas éticas de máximos ni siquiera pueden dialogar entre sí y encontrar unos mínimos de justicia en una sociedad fragmentada, en la que demasiadas personas no pueden construir nada juntas. Por eso los mínimos de justicia son fundamentales. Por eso, a mi juicio, es importante que el cristianismo haga propuestas éticas de máximos que cumplan los mínimos de justicia, compatibles con los proyectos de felicidad, a los que todos aspiramos. Para aclarar en qué consiste la moral necesitamos descubrir las razones por las cuales nos comportamos de manera moral, y analizar cuáles son las consecuencias presentes que nos acarrea actuar de manera moral. Nos preocupa que no nos conozcan a los cristianos por la manera de amarnos los unos a los otros. La Ética se dedica a reflexionar filosóficamente sobre la manera en que nosotros actuamos haciendo uso de nuestra razón, para dar orden, sentido y valor moral a toda nuestra vida, nos ayuda a elegir, pero no nos impone rígidamente una elección. Como orientación de vida, la ética es una ciencia no normativa, ya que no crea o promulga normas o reglas morales, simplemente determina cuándo un comportamiento se aleja de estas normas que garantizan el bienestar humano. De lo anterior, podemos concluir que la ética es la reflexión filosófica de las razones 38 CORTINA, A. Ética mínima, p.20. 39 ¿Cuál es el fundamento de la moral? Ésta pregunta ha sido objeto de diversas respuestas desde Aristóteles, Tomás de Aquino, hasta el giro racionalista y autonomista de la ética kantiana y la crítica despiadada de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner, etc. Con todo, a inicios del siglo XXI subsiste una gran proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, destacando la ética del marxismo y la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y Simone de Beauvoir. La ética kantiana sigue siendo una de las más influyentes. GUTIERREZ, Raúl. Introducción a la ética. México: Esfinge, S.A., 1978, pp. 155-167.
  • 14. 11 que conducen a una persona a comportarse de manera moral en cualquier dimensión de su vida.40 La Moral, por su parte, responde a necesidades concretas de las distintas sociedades, de ahí que sea difícil hablar de una moral universal, es decir, que valga para todo el mundo. Podemos entenderla como el conjunto de reglas, normas y principios de actuación que una sociedad establece para dirigir su rumbo hacia un estado de bienestar común. En este sentido, lo propio es hablar de la existencia de diferentes contenidos morales, ya que la reflexión que se hace del fenómeno moral puede realizarse a partir de perspectivas filosóficas distintas, con fundamentos muy distintos entre sí. Calvino define la moral como “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres en cualquier parte del mundo en que vivan”.41 Para él, la ley sirve para exhortar a los fieles, despertarlos de su pereza y estimularlos para que salgan de su imperfección. Pero quizá la ética requiera algo más. Podemos concluir éste apartado diciendo: La moral es, pues, cosa de la vida y, por eso, se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana; la ética es reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y utiliza, por tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Así como las distintas concepciones morales llevan "apellidos" de la vida diaria (moral cristiana, budista, musulmana) las diversas éticas llevan apellidos filosóficos (ética aristotélica, utilitarista, kantiana, dialógica).42 Nosotros vamos a proponer una ética cristiana. Pero antes, dentro de éste marco vamos a ver, en qué consiste la ética de la situación. 40 En este sentido, la ética nos ayuda a vivir, en el sentido de vivir bien. SAVATER, Fernando. El arte del saber vivir. Madrid: Planeta, S.A., 1999, p. 33. 41 CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol 4. Traducida y publicada por Cipriano de Valera en 1597. Buenos Aires: Nueva Creación, 1968, p.1181. 42 CORTINA, Adela. Ética mínima., p.8.
  • 15. 12 1.2 Ética situacional Si la investigación ética ha de tener una base sólida, es preciso que el teórico parta de los problemas con que los hombres tropiezan en su vida cotidiana.43 Después podrá definirlos y clarificarlos; podrá dividirlos y sistematizarlos; podrá abstraerlos de sus contextos concretos en la vida y podrá clasificarlos después que los haya aislado. Pero si rehúye estos problemas, sólo hablará de algo que será pura invención intelectual suya, y no hablará de realidades morales.44 La nueva moralidad que emerge con Jesús libera la conducta cristiana de los credos rígidos y de los códigos inflexibles humanos.45 De acuerdo con ella nosotros observamos la ley, si acaso la observamos, por imperativo del amor46; pero no ponemos en práctica el amor por imperativo de la ley.47 Nuestra tesis es que en cierto sentido, la ética cristiana es una ética de situación.48 La ES49 se refiere al concepto que deja de lado la imposición de normas y principios éticos con excepción del amor, que se supone obligan en todo tipo de situación50, y apela más bien a una comprensión del contexto específico en el 43 El uso demasiado simplista de las nociones “bueno o malo” es uno de los principales obstáculos para el progreso de la recta intelección. CRANE, Ricardo: Psicología: conceptos psicológicos prácticos para el obrero cristiano. Miami: Unilit, 2003, p.182. 44 DEWEY, John y James H. TUFTS. Ethics. Miami: Hhc, 1908, p. 212. 45 EAVEY, James. “Principies of Christian Ethics”. En: American Ecclesiastical Review. San Diego: Zondervan, 1958. pp. 29-38. 46 No se trata de un sentido subjetivo del amor, sino de un amor agapeísta. De influencia divina. 47 Idea propuesta en el siglo II por el rabí Akiba (muerto en el año 135 d.C). ordenó el halakot de una forma más elaborada, aunque todavía verbalmente. Su discípulo, el rabí Meir lo reordenó y aclaró las partes dudosas. RUSSELL, Javier. El Periodo Intertestamentario. El Paso: Cbc, 1973, p.64. 48 Necesitamos mencionar que algunos autores rechazan considerar cualquier ética situacional como cristiana (Bennett, Adams, Ramsey, Fitch, Gardiner, Edward), mientras que otros parecerían darle cabida (Bonhoeffer, Barth, Tillich, Bultmann, Nash). 49 Ésta ética se expresa en la postura de BRUNNER, Emil. “La base del mandamiento divino es siempre la misma, pero su contenido varía al variar las circunstancias”. Cit. FLETCHER, Joseph. Óp. cit., p.24. 50 No desconfía del valor protréptico, sino del hecho en el que con los principios morales, incluso de los más elevados y revelados, no servirían para decirme sin ambigüedad qué he de hacer en cada situación y en cada momento de la vida. TORRES, Héctor: Comunidades transformadas con oración. Nashville: Caribe, 1999, p.20.
  • 16. 13 que se lleva a cabo cada acción.51 El carácter único52 de cada situación y la singularidad de sus potencialidades demandan decisiones particulares, que ninguna norma o ley puede anticipar.53 Pueden darse en una sola y misma situación varias posibilidades de acción, y esto no sólo de hecho sino también de derecho. La elección entre estas posibilidades (una elección necesaria y que siempre requiere una decisión humana histórica), en principio, no puede ser determinada anticipadamente por ningún principio cristiano54 Los situacionalistas cristianos afirman que el amor55 es la única obligación del creyente, y que el hombre es el objetivo principal de la soteriología. Así Bultmann plantea su ética a través del existencialismo humano que defiende desde lo religioso. "Con toda sinceridad quisiera convenir en ello: estoy intentando sustituir la teología por la antropología, ya que interpreto las afirmaciones teológicas como afirmaciones sobre la vida humana.”56 Y Nash llega a afirmar: Nada es intrínsecamente bueno excepto el amor; nada es intrínsecamente malo excepto el no amar… Dependiendo de la situación, el amor puede que encuentre necesario mentir, robar, presumiblemente hasta fornicar, blasfemar y adorar falsos dioses. El único absoluto es el amor.57 Conscientes del riesgo que entraña “lo situacional” como sistema ético válido, hemos de señalar, en cambio, que esta respuesta que se propone a la 51 Se plantea la dificultad de resolver el dilema moral en base solamente a lo prescrito y se postula necesaria una ética que incluya elementos que ayuden a entender esa ley. CASTILLO, José María. La ética de Cristo. 2a ed. Bilbao: Desclée, 2006, p.10. 52 Ese carácter único es sagrado e íntimo y no puede ser violentado o impuesto por ningún código, puesto que el valor intrínseco que contiene, se lo proporciona la misma identidad humana, como ser moral. El encuentro de lo divino y lo humano siempre es único e intransferible. Karl Barth (1886–1968) desafió al optimismo liberal y enfocó su atención en la ortodoxia bíblica con miras a evitar la desesperación del escepticismo religioso. CAREY, William: Una investigación. Sante Fe: Ci, 2001, p.18. 53 La Ley es pedagógica y no estricta. No es un reglamento sino un ideario. No acude a cada una de las situaciones que pueden presentarse desde el pasado sino que es un camino hacia el futuro. Cf. El Decálogo como ideario ético. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley. Madrid: Safeliz, 2000, pp. 69-83. 54 RAHNER, Karl. The Christian Commitment. Londres: Sheed & Ward, Ltd., 1963, pp. 7-8. Existe una traducción castellana, Misión y Gracia. Vol 1. San Sebastián: Dinor, 1966, p. 45. 55 La comprensión del vocablo “amor” es clave en el entendimiento tanto de la crítica como de la aceptación o rechazo de ésta ética. No obstante, Jesús mismo resume toda la ley y los profetas en dos mandamientos, resumidos en un campo semántico que lo incluye todo, el amor. Cf. Mt 22.34-40. Cf para definir amor agape: I Cor 13 y Rom 13 56 BULTMANN, Rudolf. Kerygma and Myth. Vol. I, Texas: H&R, 1961, p.l07. 57 NASH, Ronald. Is Jesus the Only Savior? Nueva York: Zondervan, 1967, p. 16.
  • 17. 14 ética normativa, que suele degenerar en el legalismo58, se equivoca, porque a menudo ignora la intención de la ley aferrándose a la letra.59 Nosotros, en cambio, apostaremos por la vía que se desprende del ejemplo de Jesús que analizaremos más adelante. La ES se apoya en que hay algunos asuntos muy discutidos, sobre los cuales la Biblia no tiene una respuesta específica, sobre los que es necesario tomar decisiones responsables.60 En tales decisiones, la teología se ve obligada a buscar respuestas en la antropología como elemento vital en su búsqueda ética. Es pertinente constatar que la antropología ha asistido a la teología, juzgando y encasillando la moral individual y penetrando en la presunta esfera divina con la sospechosa duda de la supuesta eficacia de la ley como referencia. Un ejemplo es la declaración del cardenal Newman, en la que una distorsión en la definición de pecado impide ver las circunstancias específicas del amor. La Iglesia sostiene que sería mucho mejor que el sol y la luna cayeran del firmamento, que la tierra se cuarteara y que millones y millones de hombres que viven en ella sucumbieran de miseria en la más extremada agonía... a que una sola alma, no digamos ya se perdiese, sino que cometiese un solo pecado venial61 Para nuestro estudio proponemos el replanteamiento de la moralidad cristiana, a la luz de cierto “situacionalismo” ampliando así su campo, de modo que ésta alcance incluso al no creyente.62 58 Tendencia a la aplicación literal de las leyes, sin considerar otras circunstancias, como en el fariseísmo. HARRISON, Everett. (ed.). Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260. 59 Por ejemplo. “Hoy por hoy, los cristianos consideran que un adúltero es más perverso que un político que se deje sobornar, a pesar de que este último causa probablemente un daño infinitamente superior". RUSSEL, Bertrand. Why I Am Not a Christian. London: S&S, Inc., 1957, p. 33. 60 Hemos de señalar la postura contraria del teólogo moralista irlandés, DALY, C.B A criminal lawyer on the sancitity of Life. Vol. 25. Cambridge: Gregorian University press, 1959, p. 366. 61 NEWMAN, J. H Certain Difficulties Felt by Anglicans and Catholic Teaching. London: Green & Co., Inc., 1918, p. 190. 62“El verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto; sino el hombre para el cual los atributos de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no implica necesariamente, ni mucho menos, la negación de los atributos”. Feuerbach tenía razón cuando pretendía traducir "teología" por "antropología". Su propósito se cifraba en restituir desde el cielo a la tierra los atributos divinos que, según él, le habían sido arrebatados para ser atribuidos a un Ser perfecto, a un Sujeto imaginario, ante el cual el hombre, empobrecido, caía en adoración. Feuerbach creía que la verdadera religión consiste en reconocer la divinidad de estos atributos y no en transferirlos a un sujeto ilegítimo (sujeto a quien su discípulo marxista Bakunín motejó de
  • 18. 15 Pensamos que no se aprecia lo suficiente, en un análisis superficial de la ES cristiana cuando se aborda sin la oportuna reflexión, sobre el carácter absoluto del amor: El amor agapeísta significa entregarse a otras personas como Cristo se entregó por nosotros.63 ¿Cómo podemos ayudar a los creyentes a asumir normas adecuadas y bíblicas para que puedan tomar decisiones responsables sobre los asuntos morales?64 Sería de ayuda que la predicación aportase principios doctrinales bíblicos65 sobre los cuales construir normas adecuadas. 66La predicación debe presentar normas generales bíblicas y dejar que cada creyente sea responsable67 de sus propias decisiones.68 Algunos rechazan de plano la ES porque actuar a la luz de las circunstancias, las cuales pueden ser diversas en los distintos seres humanos, relativizaría los códigos de moralidad y, por supuesto, sería muy atractiva para el hombre post-moderno.69 Pero antes de juzgarla, veamos cómo surge y con quién la ética situacional. 1.3 Joseph Fletcher y T.A Robinson En todos los tiempos, y en todas las culturas, los seres humanos se rigen por unas determinadas normas de moralidad; se hacen dignos de aprobación si las cumplen, y de desaprobación y condena si las infringen. La necesidad de normas nos conduce a un gran desafío lanzado a la ética bíblica, por la llamada "el espejismo de Dios"). RUSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p.1708. 63 Cf. STANFORD, Orth. Estudios Bı́blicos. La unidad puede ser una realidad. México: Las Américas, A. C., 1997. 64 Éste es uno de los objetivos de nuestro estudio. Rechazando las respuestas del relativismo y del legalismo, veremos la situación vivida por Jesús como opción válida atemporal y metanómica porque entendemos que Jesús vive y enseña una ES. 65 “Es su poder de penetrar en la situación concreta, de descubrir lo que reclama la realidad concreta sobre la cual se inclina” TILLICH, Paul. Cristian morals today. Nueva York: H&R, 1963, p. 54. 66 Cf. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa: Clie, 2001. 67 Eso sería una ética de la responsabilidad convencida. ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Sobre la teología racional según los principios del idealismo transcendental de Kant. Madrid: Encuentro, 1986, p. 245. 68 1 Co. 10:23. 69 Pero esto es una deducción arriesgada y rápida, características típicas del dogmatismo primitivo, que sin hermenéutica adecuada y compasión ejercitada, se lanza a juzgar. Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología. Estudio de Habermas como filósofo de la religión. Madrid: Trotta, 2004.
  • 19. 16 Nueva Moralidad que fuera popularizada a mediados del siglo XX por conocidos eclesiásticos como el Obispo J. A. T. Robinson70, Joseph Fletcher, Harvey Cox, James Pike, y otros. Tras la publicación inicial de sus puntos de vista, algunos de estos autores han modificado sus posturas. Pero todos tienen en común el enfocar la moralidad basándose sobre dos convicciones: primero, que el curso de acción apropiado para un conjunto dado de circunstancias debe ser determinado por la situación misma y no por una norma ética predeterminada (ni siquiera bíblica), y segundo, que el único absoluto para cualquier situación ética es el requisito del amor. La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre fácil de discernir, es el único principio normativo y absoluto al cual está sujeto todo ser humano. Todo está bien si no lastima a otra persona.71 La ES, fue popularizada por Joseph Fletcher,72 pero identificar está teoría con un solo individuo es erróneo pues muchos han contribuido a ella.73 Fletcher74 se da cuenta que la palabra “amor” es una palabra “resbalosa”.75 Reconoce que hay tres 70 Según Él, la idea de un Dios “allá arriba” (física, metafísica o metafóricamente) es anticuada, sin sentido y errónea. Hace falta una nueva imagen de Dios y una reinterpretación radical de la doctrina cristiana. Dios es “el Fundamento de nuestro ser mismo” y la iglesia de Dios nunca debió convertirse en una organización para personas religiosas. ROBINSON, A.T. Op, cit., p.21. 71 De acuerdo con este enfoque, la fornicación y el adulterio no son necesariamente malos. El bien o el mal del acto depende de si “ayuda” o “lastima” a otra persona. De manera similar, el mentir, el robar, y muchas otras cosas que hasta ese entonces habían sido consideradas como malas, no deben ser necesariamente evitadas. FLETCHER, J. Ética de la Situación. La nueva moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.31. 72 La obra Situation Ethics, revisada en 1997, controvertida desde su primera publicación, sigue siendo discutida por su tesis en la cual sostiene que algunos actos (como la mentira y el asesinato) pueden ser moralmente correctos, dependiendo de las circunstancias. 73 Dietrich Bonhoeffer con “Ethics” (Ética), Emil Brunner con su “The Divine Imperative” (El imperativo divino), Paul Lehmann con su “Ethics in a Christian context” (La ética en el contexto cristiano), aportan las raíces de la postura situacional de Fletcher. 74 Profesor de ética en un seminario Episcopal en Boston publicó en 1966 un libro titulado “Situation Ethics” (Éticas de Situación). De inmediato su postura resultó muy atractiva, sobre todo en algunos círculos liberales. Esta teoría afirma que la ética cristiana no impone otro deber que el deber del amor. Al enfrentar una decisión de índole moral en una situación dada, la ES nos dice que todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos cuál es la forma más amorosa de actuar en ese caso en particular. Ibid., p.26. 75 Fletcher presenta seis proposiciones principales sobre el amor: 1. Solo el amor es intrínsecamente bueno; 2. La única norma absoluta es el amor; 3. Justicia y amor son sinónimos; 4. El amor no es un mero sentimiento; 5. El fin justifica los medios; 6. El amor es situacional, no prescriptivo. Cf. Obra en inglés. FLETCHER, Joseph. Situation Ethics: The New Morality. Philadelphia: Westminster Press, 1966, pp. 57, 69, 87, 103, 120, 134.
  • 20. 17 aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas: Legalismo, Antinomianismo y Situacionismo. El define el legalismo como la preocupación por la letra de la ley. Según ésta posición los principios de la ley no son meros lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son directivas que deben de seguirse en forma absoluta, con soluciones preestablecidas que uno puede “buscar en el libro”.76 Resulta de gran utilidad su análisis sobre el moralismo como una segunda distorsión fatal de la ética cristiana. Así como el legalismo absolutiza la ley y el pietismo individualiza la piedad, el moralismo trivializa la moralidad y reduce la ética a una microética. Sin embargo “Hay momentos en que un hombre tiene que dejar todo de lado y hacer lo correcto”.77 Por otro lado, el antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley. Cada decisión es puramente existencial. Las decisiones morales se toman al azar en forma espontánea. Fletcher advierte que el legalista tiene demasiadas máximas y el antinomianismo ninguna. Por eso intentó encontrar un camino intermedio78 entre la ética legalista y antinómica. 79 Sostiene que el situacionismo es una posición intermedia para una ética más elaborada. El situacionismo respeta los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para 76 Fletcher distingue entre los principios que guían y las reglas que mandan. El establece los siguientes principios que operan como lineamientos, al elaborar las aplicaciones de la ley del amor: 1.Pragmatismo: Lo bueno y lo verdadero son determinados por lo que sirve; 2.Relativismo: El situacionista evita las palabras como “nunca”, siempre“, “perfecto”, “absolutamente” al negar la existencia de los absolutos. Fletcher afirma que hay solamente un punto de referencia absoluto para el “relativismo normativo”: el amor. 3. Positivismo: El situacionista evalúa sus situaciones como ciertas, en función de si son positivas para un caso particular. 4. Personalismo: La ética trata de las relaciones humanas. El legalista pregunta siempre “¿Qué dice la ley?” El situacionista pregunta “¿quién es el beneficiado?”, pues se interesa por las personas antes que por las ideas o principios abstractos. Ibid., pp.55-71. 77 Ibid., p.249. 78 En la misma idea de Fletcher, tratan de abordar la problemática pero con soluciones insuficientes. HENNING, Stevan y DAVID Teran. (trads.). Cuando las cosas buenas le suceden a gente mala: El cristiano y la envidia. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2009. 79 Seguimos con la pregunta ¿Qué preguntarnos para descubrir lo que exige el amor en una situación dada? ¿cómo protegernos de una visión distorsionada del amor?, Fletcher ofrece cuatro preguntas para considerar: 1.El fin: ¿hacia qué resultado estamos apuntando? 2. Los medios: ¿Cómo podemos garantizar ese fin? 3. El motivo: ¿Por qué este es el blanco al que apuntamos? 4. Las consecuencias: ¿Qué es lo que predeciblemente puede pasar? FLETCEHER, J. Op cit., pp.179-192.
  • 21. 18 descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa actitud. Su argumento se centra en negar principios morales absolutos cuando se ponen por encima de las personas. El único absoluto que se puede afirmar es el amor. Pero ¿cómo se define este amor universal? Para Fletcher, hay que definirlo en un sentido utilitario. Cualquier acción que produce el mayor beneficio para la mayor cantidad de personas, es un acto de amor. En otras palabras sugiere que el fin justifica los medios.80Así para él, un aborto sería justificable en ciertos casos porque un bebé que no fue deseado ni planificado no debería nacer.81¿Quién decide cuál es la definición de beneficio mayor?82 Fletcher cree que no existen leyes absolutas que no sean la ley del amor Ágape y que todas las leyes se establecieron con el fin de conseguir la mayor cantidad de este amor.83 El lema que Él propone es: “Ama a Dios y haz lo que quieras,”84 Esto significa que todas las leyes son únicamente una guía para lograr este amor, y por lo tanto se pueden ignorar si otra línea de acción se traduciría en más amor, porque a veces “estás tan repleto de lo correcto que no puedes ver lo bueno.”85 También han entrado en este debate los obispos A. T. Robinson, ya mencionado, con su famoso “Honest to God”86 y James Pike, construyendo sobre 80 En su concepto utilitario del amor, el adulterio o la mentira se podrían justificar en ciertos casos. Por ejemplo: si un marido está casado con una mujer discapacitada que no puede satisfacer sus necesidades podría ser un acto de amor tener una relación con otra mujer. Ibid., p.253. 81 Ibid., p.51. 82 Cf. NYENHUIS, Gerald. Ética cristiana. Miami: Unilit, 2002. 83 TILLICH, Paul "El amor es la ley fundamental." El amor es el principio ontológico de la justicia distributiva. En: Amor, poder y justicia. Oxford: Ariel, S.A., 1970, p.41. 84 Frase popularizada por AGUSTIN de Hipona. Ama Deum et fac quod vis. 85 Disponible en: http://centrodeartigo.com/revista-digital-universitaria/contenido-35211.html [Consulta: 12 abril 2013]. 86 Sincero para con Dios es un libro escrito por el Obispo anglicano John AT Robinson, criticando la teología cristiana tradicional. Tras su publicación en SCM Press en 1963 se desató una tormenta de controversia. Robinson ya había alcanzado notoriedad por su defensa de la publicación de El amante de Lady Chatterley. Robinson, evaluando su libro Sincero para con Dios, asumió que se definía desde una mirada secular, distante y post moderna en la constante exploración de lo que significa estudiar a Dios. Declaró que la principal contribución de este su libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuesto como Paul Tillich, Dietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Ofrece una reinterpretación de Dios, a quien definió como amor. La aportación del best-seller del obispo Robinson provocó un cambio de
  • 22. 19 supuestos “situacionalistas” como los de, entre otros a los que no podemos definir como situacionalistas ya que el movimiento propiamente dicho se origina tiempo después al de sus obras y por las dudas que presentan sus obras en las que se percibe un distanciamiento. Barth Karl, Dietrich Bonhoeffer o Paul Tillich, entre otros. Para ellos87 son legalistas el judaísmo, el catolicismo romano y el protestantismo clásico. (Episodios de burdo legalismo de la historia de la iglesia fueron por ejemplo quemar homosexuales en la hoguera durante la Edad Media.) Debemos aclarar no obstante que: Brunner por ejemplo, habla de un movimiento de la conciencia y la razón abierta a lo transcendente, fundamental e irrenunciable como verdadero principio ético y no aplicable de diferente forma a situaciones cambiantes. Lo mismo ocurre en Pannemberg y Rahner donde la ética humana no es tendente a lo humano en sentido material y es imprescindible el sentido espiritual como fundamento de un más allá real y determinante en su libertad y no variable según las circunstancias. No deberíamos asociar a Bonhoeffer con el movimiento situacionalista posterior pues hay serias dudas sobre su vinculación con el pensamiento liberal de su época. El hombre para él tiene que decidir entre el bien y el mal, pero no puede determinar lo que es bueno y malo ya que es una prerrogativa exclusivamente divina.88 Como respuesta a la Nueva Moralidad propuesta por la ES debemos decir que el amor podría ser una guía adecuada para el curso de acción correcto si fuéramos capaces de amar como ama Dios y de tener pleno conocimiento de la situación y de todas las consecuencias de nuestras acciones. Pero casi nunca somos capaces de amar de ese modo. Nuestro amor es egoísta. Además, no podemos conocer todas las paradigma que hizo reflexionar, incluso en la ética del no creyente. ROBINSON, A.T. Honest to God. London: Smc press, 1963, pp. 63, 75, 105, 115, 127, 130. 87 “Cuando el hombre que aborrece el nombre de Dios y se cree ser sin Dios, se consagra por entero al diálogo con el Tú de su vida, como un Tú que no puede ser limitado por otro, entonces está dialogando con Dios.” BUBER, Martin hablando de una persona que ostensiblemente niega a Dios: I and Thou, p.76, Cit. Tillich En: The protestant Era. Nueva York: Paidós, 1965, p. 65. 88 Cf THIESSEN, Mark. Bonhoeffer the assian? Challenging the myth, recovering his call to pacemaking. Michigan: Grand Rapids, 2013.
  • 23. 20 consecuencias que nuestra acción “desinteresada” y “generosa” puede tener.89 El estándar cristiano “es tan difícil y tan contrario a nuestros instintos”90 que es evidente que algo está mal en nosotros personalmente y en nuestra sociedad. Entonces debemos reconocer que todos somos pecadores, y que tampoco los cristianos somos por ello victoriosos. Nos hemos de preguntar, ¿En qué consiste nuestra vida ética? ¿Es Cristocéntrica? ¿Cuál es su objetivo principal? ¿Dejar de pecar y ser moralmente “buenos” o vivir con el maestro? Lejos de los estándares de Dios ¡Cuánta miseria hemos traído sobre nosotros y sobre otros como consecuencia!91 Podemos criticar los límites de la ES: Primero, su escasa atención al problema del pecado; segundo, su falta de una definición de lo que es “situación”; tercero, su confusión de cualquier ética basada en normas con el legalismo; y cuarto limitar la definición de amor con la de 1 Corintios 13 dejando de lado otras como la de Romanos 13.8-10 que Fletcher no tiene en cuenta.92 Uno de los problemas más graves de la ES consiste en definir lo que exige el amor. En la Biblia en cambio, lo que Dios manda es lo que Dios ama. Tras la problemática que suscitan las propuestas de la ES, debemos en el siguiente apartado, fundamentar el camino que proponemos seguir. 2 Categorías Fundamentales contrastadas En éste segundo punto pretendemos pasar revista a los principales sistemas éticos de modo que podamos tener una sólida base que nos permita escoger nuestras opciones de modo más seguro. Queremos pasar de un planteamiento ético absolutista o relativo para encontrar una fundamentación basada en una autonomía moral teónoma, que sea también heterónoma. 89 Un ejemplo que cuestiona la postura situacionalista: Una pareja puede decidir que mantener relaciones sexuales antes del matrimonio les será beneficioso y que ninguno de ellos se verá perjudicado. Pero no lo pueden saber con certeza, y muchos, si no todos, que han razonado de esta manera se han equivocado. Hay demasiada culpa, demasiados patrones de infidelidad profundamente incorporados, y demasiados niños no deseados, para hacer de la Nueva Moralidad una opción valedera. THOMPSON, Les. La persona que soy. 3 a ed. Miami: Logoi, 1997, pp. 79-82. 90 LEWIS, C.S. Mere Christianity. Miami: Caribe, 1977, p. 75. 91 BOICE, James Montgomery: “Los diez mandamientos: el amor a los demás”. En: Ética Cristiana. Miami, Unilit, 2002, pp. 443-444. 92 Cf. WILKENS, Steve. Beyond Sticken Ethics. Downers Grove: IVP, 1995, pp.174-177.
  • 24. 21 2.1 Sistemas éticos clásicos Los filósofos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles93 fueron los primeros en formular teorías éticas. Para ellos y sus seguidores,94 las acciones morales se determinan en los contactos sociales,95 y son el resultado de deliberadas buenas acciones habituales.96 Aristóteles, por ejemplo, definía la virtud como un estado de propósito moral deliberado “determinado por la razón y por la prudencia.”97 En términos muy generales, las tres “escuelas” clásicas de la ética filosófica son la deontológica98, la teleológica y la ética de las virtudes.99 Todas buscan 93 Para Sócrates, la virtud y el conocimiento eran una sola cosa. Trató de identificar la excelencia del carácter con la visión intelectual. Platón vio la ética como la búsqueda de la justicia. Para él, la moral era una rama de la política. Lo que se logra en un buen estado es válido también para los individuos que lo componen. La justicia es una armonía en la que la sabiduría gobierna sobre los intereses y apetitos personales. El hombre justo deja que la sabiduría lo controle. El valor permanente del sistema de Platón es que pone el bien supremo en el reino del espíritu. El bien es espiritual en su naturaleza. Su efecto es como el sol en el mundo físico, que da luz y vida a todas las cosas. Así, la idea de lo bueno se revela a sí misma en cada cosa que de verdad existe. Es la fuente de toda verdad, conocimiento, belleza y bondad moral. Aristóteles (384- 322 a.C.) considerado como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental, fue más práctico para tratar el tema. Él vio al hombre como un ser social en su esencia. RUSSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p.1708. 94 CICERÓN, Marco Tulio traduce al latín el término ética griego como moral e introduce este concepto en el pensamiento romano. Su obra De officiis. Libro I, Cap. VII. (Sobre los deberes, o De oficios) es una obra filosófica que trata de los deberes a los cuales cada hombre debe atenerse en cuanto miembro del Estado. Fue compuesto en los últimos meses del año 44 a. C. 95 El amor al prójimo como ideal moral sólo se produce en plural. El prójimo se da en sociedad y en relación. LAVIGNE, Jean-Claude. El prójimo lejano. Una espiritualidad de la sociedad internacional. Maliaño.: Sal Terrae, 1992, pp.86-93. 96 En general, creyentes y no creyentes, ayudarían a una anciana a cruzar la calle. Parece existir un derecho natural, una conciencia hacia la acción “buena”. Somos malos por naturaleza pero existe un reconocimiento innato de la buena acción. CHOZA, Jacinto. Los otros humanismos. Estella: Eunsa, 1994, pp. 137-142. 97 Ética a Nicómaco, obra escrita por Aristóteles para su hijo, Nicómaco, consta de diez libros y su contenido versa sobre la felicidad. Está considerada una de las dos obras fundamentales en que posteriormente se basó la ética occidental. BRENTANO, Franz. Aristóteles. Barcelona: Labor, 1983, libro 2, capítulo. 6. 98 Cf. KOHLBERG, Lawrence 1927-1987. Procedente de la Universidad de Chicago y Yale, en 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde permanece hasta 1987. En esta universidad desarrolla la parte más importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de la autonomía. Sus planteamientos éticos asociados a las etapas de infancia (deontología) el qué. adolescencia (teleología) el por qué. y madurez (virtudes) aspira a lo mejor y evita lo peor. Para su investigación retomó gran parte de las aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral dentro de la Psicología. Su trabajo se continuó en el “Centro para el Desarrollo y la Educación Moral”. Cf. HIGGINS, A. La educación moral según Lawrence Kohlberg. Barcelona: Gedisa, 1999. Ver en Pablo (I Cor 6.12 y 10.23). 99 El panorama de la ética filosófica es obviamente mucho más complejo que lo que aquí se presenta, ya que por ejemplo, se puede dividir la deontología y la teleología en varias
  • 25. 22 principalmente que el sujeto ético100 tome la decisión correcta en una situación determinada. El acercamiento de la deontología (del vocablo griego dei, “es necesario” o “es correcto”) evalúa si un acto es correcto o incorrecto sobre la base de principios previamente establecidos o considerados normativos.101 Su desafío es la elección de la norma correcta para la situación específica. Se trata de una ética de la ley. La teleología (de la palabra griega telos, “fin”) busca cuidadosamente sopesar las consecuencias (tanto las posibles como las probables, inmediatas o remotas) de una acción y tomar una decisión de acuerdo con la acción que podría mejor promover el mayor bien para la mayoría, o en su defecto, evitar lo peor. La ética de las virtudes recibió su expresión clásica en el cuarto siglo a. C, con La ética nicomáquea de Aristóteles, que sería más tarde reelaborada por el escolasticismo.102 Este planteamiento ha tenido una especie de resurrección en las últimas dos o tres décadas, especialmente a través de los escritos del filósofo-eticista Alisdair MacIntyre.103 Su enfoque se concentra en el carácter moral de la persona, con la meta de formar el carácter, es decir, la conducta, actitudes y hábitos, a fin de que la persona pueda discernir, elegir y vivir cada vez mejor cada acción en las diversas situaciones de la vida. Es una cuestión de subcategorías. Las tres escuelas no son mutuamente exclusivas, y cada una refleja en su propia perspectiva algunos aspectos de las otras. Se trata más de una cuestión de énfasis. Para un panorama detallado de la deontología y la teleología, véase Ian C. M. Fairweather y James I. H. McDonald, The Quest for Christian Ethics: An Inquiry into Ethics and Christian Ethics (Edimburgo: The Handel Press, 1984): 3–64. 100 ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Madrid. Encuentro, 1986, pp.32 101 En las religiones del libro, la Torá, la Biblia o el Corán. 102 Cf. HELLER, A. Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Peninsula, 1983. 103 MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of Notre Dame Press, 1985. Who’s Justice? Who’s Rationality? 1988. La meta de MacIntyre es escribir una crónica de los movimientos históricos que han conducido a la incoherencia moral de las sociedades modernas de Occidente y propulsar el valor de la tradición moral aristoteliana.
  • 26. 23 llegar a ser un individuo ético, que crece en madurez hacia un estilo de vida marcada por la integridad, la sensibilidad y la coherencia.104 ¿Cómo alcanzar éste nivel de moralidad en la vida cotidiana?105 Los componentes fundamentales según la ética de las virtudes son: Primero, definir el “bien” hacia el cual toda reflexión ética se debe dirigir. El “bien” es aquel fin supremo que idealmente debe orientar e inspirar toda nuestra existencia. Es logrando este bien que cumplimos mejor nuestro propósito como seres humanos. Este bien trascendente al cual todas las otras metas en última instancia deben dirigirse, no puede limitarse a alguna ganancia material cuantificable o a alguna satisfacción emocional.106 Frente a los límites de la razón, que deja siempre un espacio abierto a la trascendencia indemostrable,107 el bien tiene valor absoluto en y por sí mismo y se debe buscar por lo que es en sí. Para Aristóteles, el bien supremo para los seres humanos es la “dicha” (eudaimonia), algo que va más allá de los sentimientos asociados con la felicidad.108 Muchos comentarios bíblicos sobre el Decálogo hacen eco de esta expresión clásica, y se sitúan en la perspectiva de una ética de la virtud. El segundo término que requiere de una definición es “virtud”,109 según la teología cristiana tradicional, siendo Tomás de Aquino110 la figura más conocida. La virtud supone adquirir las destrezas requeridas por el razonamiento moral y exhibir los hábitos de conducta conmensurables con el 104 Cf. GALILEA, Segundo. El reino de Dios y la liberación del hombre. 3 a ed. Bogotá: Paulinas, 1982. 105 TURIENZO, A. Saturnino. El hombre y su soledad. Una introducción a la ética. Salamanca: Sígueme, 1983, pp. 295-322. 106 Cf. REINARES, T. Alesanco. Filosofía de san Agustín. Síntesis de su pensamiento. Madrid: Agustinos, 2004. 107 ESTRADA, Juan A. El sentido y el sin sentido de la vida. Madrid: Trotta, 2010, p. 219. 108 Es difícil encontrar equivalentes adecuados para algunos de los términos técnicos empleados por Aristóteles en griego. MacIntyre da algunos ejemplos de este problema. Cf. MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of Notre Dame Press, 1985. 109 Cf. Axiología. Las virtudes son aquellas disposiciones que se necesitan poseer para aproximarse al “bien” encarnado. Usualmente se agrupan en dos categorías fundamentales: las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, valor y templanza) y las tres virtudes teológicas (fe, esperanza y caridad o amor). HARTMANN, Nicolai. Ética. Madrid: Encuentro, 2012, p.287. 110 Cf. RAMOS, Alejandro. La ciudad de Dios en la ciudad de los hombres. Mar del Plata: Fausta, 2008.
  • 27. 24 bien. 111 Todo esto demanda un proceso que dura toda una vida de disciplina en el razonamiento moral, la transformación constante de uno mismo y la práctica ética continua.112 Así, por ejemplo, la definición convencional de justicia es suum cuique, “a cada quien lo que debidamente le corresponde”.113 En un primer nivel, esta virtud es visible por criterios externos, como la búsqueda de actos de justicia y el respeto por las leyes de la comunidad. Sin embargo, ser justo es también tener ciertas actitudes internas que inspiran a hacer lo que es correcto para con otros, independientemente de las exigencias o prohibiciones sociales o eclesiásticas. En otras palabras, para responder realmente a una ética de la virtud no basta con hacer lo correcto; el interés por la virtud buscará ir más lejos.114Además, un compromiso con la justicia involucra “sentimientos de empatía”, esos lazos emocionales que son cruciales para la práctica de la virtud cristiana. Una virtud así debe conducirnos a mostrar misericordia hacia otros. El tercer factor que interviene en la ética de las virtudes es la comunidad. Cada comunidad establece por sí misma qué es el “bien” para sus miembros y trata de formarlos en consonancia con él.115 La formación del carácter moral de sus miembros se fundamenta en un particular conjunto de tradiciones116 y en 111 En realidad hay más de siete virtudes; muchos consideran que estas son las más preeminentes. La lista de virtudes compuesta por Aristóteles era bastante larga. Cf. LLEDÓ, Íñigo. (ed. y trad.) “Ética nicomáquea-ética eudemia”. En: Biblioteca Clásica Gredos, Madrid: Gredos, 1985, pp.129–409. Aristóteles dividió las virtudes en dos categorías, las intelectuales y las morales, que debían de entenderse según la doctrina del punto medio, es decir, en la elección de conductas y actitudes que mediaban entre extremos opuestos (por ejemplo, el valor como el punto medio entre la temeridad y la cobardía). Algunas virtudes que serían fundamentales para una ética cristiana no aparecen en la lista de Aristóteles, por ejemplo, la humildad y la caridad. Cf. MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory. Pp.162– 63. 112 2 Ped 3.9 113 Tradicionalmente se ha catalogado la justicia en tres formas básicas: la justicia recíproca entre individuos; la justicia distributiva, por la cual la sociedad actúa de manera correcta hacia los individuos; y justicia legal, a la cual todos los individuos idealmente deben responder. Es importante señalar que el contenido de cada uno de estos conceptos dependerá en gran medida de la particular comunidad o tradición bajo consideración. Cf. RAWLS, John. Teoría de la justicia. Méjico: Cambridge: Harvard University Press, 2000. 114 La ética de la virtud busca la excelencia moral y no se limita al cumplimiento de expectativas comunitarias. Cf. ANDRÉ, ComteSponville. A Small Treatise on the Great Virtues: En: The Use of Philosophy in Everyday Life. Nueva York: Metropolitan Books, 2001, pp. 60–85. 115 Las tradiciones no siempre están basadas en un criterio ético justificado. Cfr. Mt 15.6. Mc 7.3. 116 APEL, Otto precisa el carácter “utópico” de la ética discursiva en Estudios éticos. Barcelona: Herder, 1986, pp. 175-219.
  • 28. 25 sus propias explicaciones de la naturaleza, de la sociedad humana y del significado de la vida. El bien también se modela a partir de ciertos individuos ejemplares que mejor demuestran las virtudes en sus vidas cotidianas.117 ¿Cómo evolucionaron los sistemas éticos desde entonces? Los estoicos y los epicúreos reaccionaron contra el intelectualismo de estos sistemas.118 Los estoicos encontraron que una vida buena consiste en suprimir las emociones. Para ellos la virtud principal era la firmeza. Para los epicúreos119 el ideal era el placer. Estas ideas éticas han viajado a través de la historia del pensamiento hibridándose con otras.120 Los griegos raramente trataron el problema de la obligación moral, es decir, el por qué alguien debería perseguir el bien.121 El pueblo judío elabora un sistema ético basado en el estudio de la ley divina, denominado “Pilpul”122 y el cristianismo elaboró diversos sistemas éticos basados en la Biblia,123 y en las diversas tradiciones eclesiásticas. 117 Cf. PIEPPER, Joseph. Las virtudes fundamentales. 3 a ed. Madrid: Rialpsa, 2010. 118 Disponible en: http://filosofia.laguia2000.com/general/principales-doctrinas-estoicas-y- epicureas. [Consulta: 4 enero 2015]. 119 DUPRÉ, Bern. 50 cosas que hay que saber sobre filosofía. Londres: Planet., 2010, pp. 45-56. 120 Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Op. cit., p.219. 121 Enseñaron que conocer el bien era suficiente para desearlo. La naturaleza específica del deber tendía a perderse en tales sistemas de pensamiento. AUDI, Robert. (ed.). Diccionario de filosofía. Madrid: Akal, 1999, p.266. 122 Por pilpul se conoce uno de los métodos empleados por los estudiosos talmúdicos para tratar de descubrir las razones de los mandamientos. Consiste en examinar todos los argumentos pensables, tanto los pro como los contra, en procura de hallar argumentos lógicos para los preceptos. Para esto se desmenuza y analiza cada sentencia de la Torá, se despeja el sentido correcto de cada vocablo o expresión y luego se reintegra el objeto a su estado original dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación a su contexto, y si se halla que el análisis de lo particular no coincide con el campo que lo rodea, entonces se retoma el análisis. Cuando lo particular y lo contextual concuerdan, se examina en relación a sentencias similares en otras partes de la Torá, para verificar la consistencia de lo que se presume haber hallado. Cuando se cree haber despejado definitivamente la incógnita, entonces se parte de cero, se retorna al análisis particular de la sentencia, pero ahora desde la perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles argumentaciones. SUAREZ, Luis. Los judíos. Barcelona: Ariel, 2003, pp.514. 123 Algunos teólogos modernos emplean la expresión bibliolatría (adoración al libro) para descalificar a quienes creen en la inspiración e infalibilidad de las Sagradas Escrituras. DE ANDRADE, Correa. Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292.
  • 29. 26 Las tensiones entre estas categorías fundamentales frente a las hipotéticas del situacionalista, son inevitables. Brunner Emil124 observa que: "Este es el estigma de la moralidad cristiana: haber considerado siempre que la actitud más legalista era la más seria". Ésta tensión puede llevar lejos de la integridad moral. El problema radica en designar la razón y la caridad, o la Biblia como categorías fundamentales a la hora de discernir la moralidad. Nos interesa saber si las normas bíblicas son lo suficientemente claras como criterios únicos de conducta, o bien, como sostiene la ES, solamente la razón y la caridad servirán en función del amor, como “esclavas” al servicio de éste. Observando la tradición judía y cristiana, vemos que ambas intentan regular la conducta humana a partir de unos textos prescriptivos, a la vez que quieren rendir homenaje al amor. Obedeciendo a la ley se ha entendido tradicionalmente que se sirve al amor y así se elimina el conflicto entre ley y amor, pero repasado la historia vemos que la realidad es bien distinta.125 Si lo que más importa no es la legalidad de una acción sino su poder constructivo, el relativismo moral cobra importancia en su utilidad práctica, aunque como sistema no sea seguro.126 Aquí no apoyamos el antinomismo127, sino una comprensión más bíblica de la conciencia moral,128 que tenga como imperativo fundamental al amor y lo demás como variables.129 No olvidemos que el proyecto que nos ocupa conlleva la máxima exigencia de conducta y ante ella nos preguntamos por las herramientas de que disponemos. 124 BRUNNER, Emil. The Divine Imperative. A Study in Christian Ethics. Cambridge: Luttherworth press, 1932, p.68. 125 Parte de la explicación de la histórica confrontación entre los pueblos “del libro” arranca de los tiempos de Abraham. Cf. WRIGHT, Bryant. Semillas de conflicto. Las raíces bíblicas de la crisis inevitable en el medio Oriente. Nashville: Nelson, 2011. 126 Cf. FLECHA, A. José Román. Moral de la persona. Madrid: autores Cristianos, 2002. 127 Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere que obedezcan los humanos. LOCWARD, Alfonso. Nuevo diccionario de la Biblia. Miami: Unlit, 1999, p.643-644. 128 “La Teología moral católica del futuro tendrá que hacer un esfuerzo notable por repensar y reformular la función de la conciencia moral a fin de que en ella se articule la tendencia hacia el ideal y la sensibilidad hacia las situaciones especiales en que se encuentran las personas.” VIDAL, Marciano. Nueva moral fundamental. El hogar teológico de la ética., Bilbao: Desclée, 2000, p.693. En la misma línea se sitúa el esfuerzo del filósofo VALADIER, P. Elogio de la conciencia. Madrid: PPC, 1995, p.53. 129 Pero un amor agapeísta fundado en la familia. Cf. DUCH, Luis. Ambigüedades del amor. Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trotta, 2009, p.171.
  • 30. 27 ¿Cómo pretender entonces ser cristianos con una moral adulta? No podemos hacerlo en base a categorías extra bíblicas como pretende el naturalismo, basándose en una teología secular de la cultura.130 Porque el naturalismo131 en sus diversas formas, no se ocupa de la cuestión de la obligación moral. Reconoce que tal teoría puede tener su lugar en una historia de la ética, pero la cuestión del por qué algunas acciones son buenas o malas o por qué deberíamos procurar lo bueno y combatir lo malo, la suele pasar por alto.132 Al evolucionar moralmente133, el individuo desarrolla su mente, cuya característica es la libertad y la capacidad de reflexionar por sí mismo y de criticar sus ideas. Pero la personalidad pensante no puede explicarse sobre bases naturalistas. Si la explicación naturalista no es suficiente, deberemos volver a investigar el origen de la conciencia moral, buscando un sistema más valido. Kant134 separó la obligación del amor egocéntrico basándose en principios racionalistas, propios de un argumento deontológico. Para él, el deber por el deber es el motivo moral. Más tarde, pero en una dirección diferente, el utilitarismo teleológico135 expuesto por J.S. Mill136 con su principio 130 Llamamos “teología secular” a un sistema doctrinal que defiende una mayor participación de la Iglesia con el mundo, teniendo como objetivo la solución de los muchos y agudos problemas sociales. DE ANDRADE, Correa. Op. cit., pp.288. 131 El naturalismo pretende no descartar la religión, sino simplemente aquellos elementos de la religión que dependen en última estancia de una estructura no física del universo. Por ejemplo: una mente divina, una interpretación teleológica del universo como un todo, etc. Los naturalistas teístas como Julián Huxley, Henry Nelson Wieman y Bernard Meland mantienen que todos los valores religiosos verdaderos que tradicionalmente se asocian con el teísmo sobrenatural podrían mantenerse en un marco puramente naturalista. KANTZER, Kenneth. (ed.). Diccionario de Teología. Vol. 2. Michigan: Desafío, 1960, p. 416. 132 El obispo BUTLER, Joseph cuyo libro de texto se adoptó en colegios y universidades de Oxford durante muchos años, veía en la conciencia la autoridad moral suprema. Cf. Conscience, consciousness and Ethics. Philosophy and ministry. Nueva York: Boydell press, 2011. 133 La evolución moral del individuo es un hecho. No lo es la discusión moral sobre dicha evolución. Algunos pretenden abocarnos hacia una mejoría otros en cambio hacia una degeneración universal. Cf. GREEN, G. Dialogando con la evolución: Una perspectiva bíblica. Enfoque del escepticismo moral. San José: Clir, 1997, pp. 33-37. 134 Kant postuló que cada ser racional tiene el concepto de obligación; la ley moral compromete a todos los seres racionales como tales. Es categóricamente imperativa, no admitiendo excepciones. El agente moral debe actuar únicamente sobre la máxima de que lo que él desea tendría que poder llegar a ser una ley universal. Cf. KANT, Immanuel. Crítica de la razón práctica. 11 a ed. Madrid: Materiales de filosofía. En: Universidad de Valencia, Alfaguara, 2000. 135 HARRISON, Everett. Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260.
  • 31. 28 determinante “el mayor bien dentro del mayor número” hace del bien el objetivo de la acción moral. En cambio, la ética cristiana137 parte del principio de que el conocimiento de la obligación moral es dado por Dios mismo. El Espíritu Santo no solamente da la iluminación para saber lo que es bueno, verdadero y bello, sino también el deseo y el poder de ir tras ellos. Supera la deontología, la teleología y a las virtudes. Pero los creyentes se preguntan: ¿Actúa el Espíritu en todas las circunstancias y en todas las personas, de la misma manera? ¿Cómo confiar en los presuntos depositarios de ese Espíritu, cuando se han desdicho con sus obras? Antes de avanzar una respuesta, repasemos las categorías que integran ésta problemática. 2.2 Absolutismo y relativismo éticos En un contexto ético, lo “absoluto” suele referirse a una regla que conserva su fuerza obligatoria bajo todas las circunstancias.138 El absolutismo ético no permite excepciones.139 Su corpus de teología moral140 dice que ciertas cosas son siempre malas y nada puede hacerlas buenas y ciertos actos son siempre pecado. Eso hace que los absolutistas consideran preferible vivir en un confort moralizante a la apertura espiritual de tomar decisiones. Estos absolutistas religiosos, se conforman con los límites de su obligación, a diferencia del amor 136 MILL, J.S (1806-1873). Economista, lógico y filósofo británico. Hijo del también economista James Mill, fue educado de forma exclusiva por éste según los estrictos principios del Emilio de Rousseau. Dotado de una inteligencia extraordinaria, a los diez años estaba versado en griego y latín y poseía un exhaustivo conocimiento de los clásicos. A los trece años su padre le introdujo en los principios de la lógica y de la economía política. PAPINEAU, David. Filosofía. Barcelona: Blume, 2004, p.139. 137 El bien supremo del hombre es la unión con Dios. Esta unión del espíritu humano con el Espíritu Santo purifica el motivo del amor egocéntrico desordenado y en su lugar otorga el ágape, el amor desinteresado de un ser humano como hijo de Dios, fundamento de la ES. Cf. CONGAR, Yves. Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre, Espíritu de Dios. Salamanca: Sígueme, 2003, pp.51-69. 138 ATKINSON, David y David FIELD. (eds.). Diccionario de ética cristiana y teología pastoral. Terrasa: Clie, 2004, p.191. 139 Ibid., p.193. 140 Llamamos teología moral a la rama de la teología que, basándose en las Sagradas Escrituras y las diversas ramas de la tradición y de la jurisprudencia cristiana, procura dirimir los problemas y las dudas en cuanto a la conducta del cristiano en sociedad. DE ANDRADE, Correa: Op. cit., p.57.
  • 32. 29 responsable, que busca el mayor bien posible en cada situación. Objetamos que acciones muy buenas como pueda ser dar limosna, deben ser interiorizadas previamente para que cobren su significado verdadero.141 Un ejemplo lo encontramos en la enseñanza apostólica: “Deja que tus limosnas se empapen del sudor de tus manos hasta que sepas a quién has de darlas”142 En el legalismo, que es una forma de absolutismo moral, se mantiene con firmeza que determinadas leyes nunca deben ser violadas, así como se enseña que las enseñanzas de la Biblia siempre están perfectamente claras, y como consecuencia suscitan la oposición de quienes no lo ven así.143 Por otro lado, tenemos el relativismo moral. Muchos críticos ven un peligro en el situacionalismo que definen como la anarquía “moral”, creyendo que podemos eludir los conflictos morales acogiéndonos a un conjunto de leyes.144 El enfrentamiento entre el absolutismo moral y el subjetivismo relativo constituye una realidad a la que debemos responder los creyentes.145Porque la ética cristiana no es para los cristianos solamente, sino que tendría que ser válida para todos. La situación concreta real hay que considerarla como un lugar de encuentro y de respuesta, “del hombre para los demás” como propuso Bonhoeffer. La ética del cristiano en el mundo es la ética del “divino imperativo” del que habla Brunner. Si viviésemos siempre según la prescripción divina encontraríamos seguridad, excepto si esa prescripción quedara interpretada por quién no discierne lo situacional del individuo, porque no puede o no quiere. 141 FLETCHER, Joseph. Op cit., p.31. 142 URDEIX, Josep. La didajé. 3 a ed. Barcelona: Cpl, 2004, p.6. Es el texto no canónico más antiguo que conocemos. Algunos doctores del siglo III, como Clemente de Alejandría, llegaron a citar la Didajé como escritura divinamente inspirada. En la enseñanza de la cita, lo importante no es la acción de dar limosna, sino el por qué, el para qué darla. 143 Es evidente que algunas de las enseñanzas del galileo no siempre estaban claras ni siquiera entre sus seguidores. Los cristianismos posteriores y el gnosticismo lo demuestran. Así como la sabiduría oculta de la que habla la teología paulina. PIÑERO, Antonio. Cristianismos derrotados. Madrid: Edaf, 2007, p.48. 144 Tal posición suscita problemas de justicia civil. Cf. VARONA, G. Daniel. “El miedo insuperable y la ética del hormiguero: Reflexiones sobre el papel de las eximentes fundadas en la inexigibilidad de otra conducta.” En: Revistas de estudio de justicia, 2010, núm. 12. 145 Especialmente ante la evidente existencia de desafíos morales. Cf. Reflexiones sobre dilemas actuales de varios autores. IURONO, Edgardo. (ed.). Dilemas éticos actuales. San Martín: ER, 2015.
  • 33. 30 En éste caso, volvemos a la inseguridad y al miedo. El diálogo “tú-yo” del que habla Bubber es el del creyente inspirado por una manera correcta de interpretar lo religioso, en la que el ejercicio de la voluntad se da siempre en libertad.146 No es posible encasillar todos los supuestos morales que se puedan presentar en la vida a partir de una ley de mínimos interpretada de forma legalista. El valor pedagógico de su esencia queda así falseado por la preocupación por la imagen y por la apariencia, ya que la decisión ética, debería tomarse “ante rem”147 es decir, separada de los hechos, e “in rebus” esto es, en el acontecimiento vivido. Algunos creyentes desean un sistema ético de moralidad prefabricada para poder apoyarse en normas seguras e inflexibles que les evite conflictos a la hora de la toma de decisiones.148 Es un confort más seguro pero sólo en apariencia ya que pretende actuar utilizando la Biblia pero no busca su esencia, y la finalidad de sus leyes, que es la disciplina redentora.149 Los absolutos los encontramos tanto entre los biblicistas como entre los naturalistas. La obsesión fanática por la obediencia ha ocasionado, en opinión de algunos, más daño a los hombres y a la sociedad que “todos los vicios juntos”.150 Prummer Dominie se pregunta: “¿Podemos hacer reglas para casos complejos?” Las respuestas afirmativas suelen obedecer al probabilismo o al prudencialismo, pero no siempre pueden solucionar ciertos dilemas. Por otro lado, numerosos absolutistas cristianos se niegan a reflexionar sobre la equidad 146 KÜNG, Hans. Libertad conquistada. Madrid: Trotta, 2003, pp.427-517. 147 Si las pautas sobre el comportamiento adecuado las prescribo “anteriores a las cosas vividas” hablamos entonces “ante rem”. Si las vivo en la situación concreta, hablamos de in rebus. Es la tensión entre realismo y nominalismo. HARRISON, E. Op. cit., pp.159-160. 148 Si sigo con KÍS, Miroslav, un modelo normativo en el cual la voluntad de Dios no es arbitraria ni imposible de cumplir, y no reconozco que la situación puede no ser previsible, entonces encuentro dificultades en la vida moral que he escogido. Op. cit., p.175. 149 Cf. MOLINA, C. Francisco. Leer la Biblia como Palabra de Dios. La lectio divina. Estella: Verbo divino, 2009. 150 RUSSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1, p.148.
  • 34. 31 en ciertos actos,151 en su interpretación de la ley porque alegan que Dios ha previsto todos los supuestos y todas las situaciones de antemano. La realidad es que subsisten demasiadas lagunas para depender de un sistema así. Tampoco es convincente el relativismo152 porque procede sin principios seguros, más allá de los propios del derecho natural o de la voz de cada conciencia.153 Por eso, es fácil que derive hacia el nihilismo moral o el minimalismo solapado. Un uso inadecuado de la libertad hace peligroso el relativismo, el teológico especialmente, pues genera dudas, incertidumbres y opacidad, además de orgullo y arbitrariedad. Por otro lado, hemos de admitir que las doctrinas en las que creemos, ejercen una gran influencia en nuestras decisiones éticas, al igual que aquellas cosas en las que no creemos.154 Las religiones mayoritarias, muy a caballo sobre sus dogmas parecen haber fracasado en el ámbito de la ética.155 Contra ellas ha cobrado cierta relevancia la moral secular sin religión, pero también ha mostrado su debilidad, lo que nos lleva a un replanteamiento de nuestra teología de cara al mundo secularizado, para desprendernos de una forma de cristianismo que hoy no parece ofrecer nada más que cualquier religión,156 y alcanzar una vivencia cristiana de mayor nivel. 151 Igualdad: proviene del latín "equitas". Equivalencia, uniformidad, paridad. Si se trata de cantidades o valores, se utiliza equivalencia; de forma, uniformidad; de calidad, categoría o clase social, paridad. FORONDA, Eladio. Diccionario manual de sinónimos y antónimos: de la lengua española. Barcelona: Larousse, 2007, p.432. La imparcialidad reconoce el derecho de cada uno. La equidad adapta la regla para un caso concreto con el fin de hacerlo más justo. Grecia es considerada la cuna de la justicia y de la equidad, jugando un papel importante en el derecho romano. Cf., 2 Co 8:13, 14; Col 4:1. 152 Sistema que subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto de factores externos. Como tales considera, ante todo, la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la pertenencia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él. DEIROS, Pablo A. Diccionario Hispano-Americano de la misión. Bellingham: Deiros, 2006, p.458 153 BADIOU, Alain. Ética de la conciencia del mal. Disponible: [en línea]. www.elortiba.org. [Consulta: 13 enero 2014]. 154 Por ejemplo: si dejo de creer en una ideología que me oprime, experimento liberación. ROBINSON, T.A. Op.cit., p.46. 155 La importancia de los mensajes defensivos de las doctrinas religiosas no son escuchadas hoy en día en sociedades que parecen haber dejado de creer en la inmanencia de Dios. Cf. RATZINGER, Joseph. ¿Dios existe? Madrid: Espasa, 2008. 156 ROBINSON, T.A. Op.cit., p.75.
  • 35. 32 Desde la sociedad o desde la religión parece que se exige, o bien un nivel de moral ínfimo, o bien no alcanzable.157 El absolutismo ético suele oprimir y el relativismo no sabe poner límites. La ética cristiana necesita estructurarse. La ciencia no tiene conciencia, la tecnología no tiene compasión y la teología no siempre está a la altura. Todo va a depender entonces de lo que consideremos primordial. Hoy, el hombre, religioso o no, no quiere hallarse bajo tutela de normas. Por una parte, abandonar como sostienen los relativistas, reglas rígidas no representaría una mayor liberación y su estricta observancia por otra parte, como pretenden los absolutistas, no significaría una mayor moralidad.158 Existe un miedo bastante generalizado a la libertad159 entre los cristianos con respecto a la ley religiosa. No obstante, debemos dar respuesta ética a los desafíos de la vida porque hay situaciones sin retorno.160 Tras las deficiencias de las propuestas que hemos analizado ¿Cuál podría ser la ética más segura? Si falla el absolutismo y el relativismo, ¿cómo acceder a un mejor discernimiento? Si la ley religiosa no es para los creyentes el criterio y el camino seguro que les conduce hacia Dios, ¿dónde podemos encontrar ese criterio y camino? En el discernimiento libre resultante de la interiorización de esa ley. Eso es lo que propone la Biblia (Jer 31.33, Heb 8.7-13). 2.1 Autonomía y Teonomía moral Si bien buscamos una teonomía moral autónoma y una ética situacional individual y colectiva de base bíblica como punto de reflexión, aún para la 157 No se respetan los mínimos ante la codicia en una sociedad corrupta. Necesitamos aprender a vivir sin tantas necesidades artificiales resultantes de una sociedad de consumo tecnológica y cruelmente competitiva. Cf. BILBENY, Norbert. La revolución en la ética. 2 a ed. Hábitos y creencias en la sociedad digital. Barcelona: Anagrama, 1997. 158 “La ética y la plegaria son el interior y el exterior de la misma realidad, un encuentro de lo incondicional en lo condicionado y es indispensable lo transcendente en la concepción de una moralidad, el Ser de Dios en sí mismo”. ROBINSON, T.A Op.cit., p.86. 159 Cf. VILLACORTA, José Luis. “Religión y miedo a la libertad” En: Cuadernos de teología, Bilbao: Universidad de Deusto, 1996, núm. 8. 160 Si por ejemplo estamos en una embarcación a la deriva en un río. Éste termina en una cascada sin retorno. No hay medio alguno de escapar ante la toma de una decisión. Saltar al agua o seguir hacia la cascada. El tiempo no se detiene. ¿Qué hacer?
  • 36. 33 teonomía161 el camino para definir el bien es un itinerario complejo. ¿Por qué? Porque no estamos capacitados completamente para saber siempre si una acción es buena o mala en sí misma. Cómo hacer bien y a quién, es la verdadera cuestión ética. Nuestro encuentro con Dios no se realiza en la Iglesia solamente, sino en la vida cotidiana y el Espíritu Santo no es controlable. Nos afecta la conciencia decidiendo, trabajando, y nos interesa su función más que la facultad. ”Hay que decir la verdad”; “Hay que respetar la vida” son máximas pero no reglas. Las acciones son buenas o malas según si esas acciones ayudan o perjudican. Pero a veces lo que es bueno en un caso puede ser malo en otro, según las circunstancias.162 Las narrativas fundacionales de Israel son relatos acerca de una identidad, que sirven, entre otras cosas, para inspirar la motivación ética del pueblo de Dios. Estas historias proporcionan a Israel una perspectiva distinta en cuanto a la responsabilidad moral, diferente de las narrativas rivales y de los modelos sociales de las culturas de su entorno. La Biblia desempeña un papel central en la inculcación de las virtudes en la ética cristiana.163 En ella los lectores se reconocen a sí mismos, con sus preocupaciones personales y sociales, en tipos de personas similares a quienes ellos conocen y en situaciones que ellos viven. Adquieren de la Biblia una visión franca y fidedigna de la vida humana y acerca de Dios, que les ayuda a ser hábiles para distinguir entre su percepción del bien y las ilusiones falsas y de autoengaño que predomina en la sociedad dentro de la cual viven. Los creyentes y la comunidad aprecian el texto bíblico como un “documento de identidad” que define quiénes son, por qué están aquí y son diferentes del 161 Doctrina según la cual Dios es libre para actuar en el universo moral de acuerdo con su voluntad y conforme a su naturaleza santa, justa y sabia. La teonomía es la condición de ser gobernado por Dios. Los teonomistas promueven la subyugación de la tierra por medio de la ciencia, la educación, las artes, y todos los otros intereses para efectuar el dominio de Dios sobre todas las cosas. CALDWELL, R. Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003, p.509. 162 FLETCHER, Joseph. Op cit., p.37. 163 Los que adoptan la perspectiva de la ética de las virtudes subrayan el papel del texto bíblico en el desarrollo de la imaginación moral. Cf. BRUEGGEMANN, Walter. Texts under Negotiation: The Bible and the Postmodern Imagination. Minneapolis: Fortress Press, 1993.
  • 37. 34 mundo que les rodea y cómo relacionarse con él. Pero los textos no son relatos prescriptivos todos ellos, ni reflejan todos ellos la voluntad de Dios, y por eso el discernimiento de esa voluntad no siempre se realizó correctamente. En la Biblia la información ética se comunica en general por medio de los mandamientos y exhortaciones directos, dentro de lo que llamamos “teología teónoma”. Muchos eticistas con razón recalcan estas partes de la Biblia, pero por sí solas no son suficientes para establecer una ética eficaz. En una variedad de escenas poderosas, vemos a diversos creyentes luchando con dilemas éticos. De sus limitaciones, reflexiones, fracasos y triunfos podemos aprender también acerca de la clase de personas que debemos ser hoy. La ética propuesta por tanto en la Biblia apunta por una parte, a una autonomía164 moral, porque el sujeto ético es capaz de tomar decisiones libremente, pero por otro lado, se basa en una teología agapeísta, en la que Dios ama al individuo, a pesar de que, a veces su comportamiento sea censurable. El amor agapeísta es el único principio que puede obligarnos en conciencia pero no es algo que tenemos, sino algo que usamos, cuando buscamos el mayor bien posible.165 Obrar según el amor agapeísta podría consistir en hacer algo aparentemente contradictorio166. “Para saber si un hombre es bueno no hemos de preguntarle por sus creencias ni por sus esperanzas sino por el objeto de su amor.”167 En la Biblia, Dios no se define como “razón”, sino como amor, pero se sirve de la razón como instrumento de su amor.168 Ese amor no puede ser cosificado y definido por conductas únicamente determinadas, y exige una “nueva” definición de pecado: ¿Qué podría ser peor que el mal? la respuesta sería: la indiferencia hacia él. Una conciencia atada por la ley, cosifica el bien y el mal. Por consiguiente, podemos afirmar que la ética bíblica requiere un esfuerzo por 164 La autonomía moral es heterónoma, según Locke. Cf. HABERMAS, J. Israel o Atenas. Ensayos sobre religión, teología y racionalidad, Madrid: Trotta, 2001. 165 FLETCHER, Joseph. Op. cit., p.89. 166 Ibid. p.184. 167 Ibid. p.91. 168 Ibid. p.91. Cit. HEINECKEN, Martín. God in the Space Age. London: Holt, Rinehart & Winston, Inc., 1959, p. 168.
  • 38. 35 cooperar con Dios en la reconstrucción de la imagen divina en su ser, con madurez y autonomía, dentro del marco relacional descrito entre Dios, el ser humano y la creación. Es así como se realiza el proyecto de Dios en su vida, a la vez que se “plenifica” su existencia personal y social, y se convierte en un instrumento con capacidad de contribuir más eficazmente a la tarea de Dios en el mundo. Concretar este rasgo de autonomía, especialmente en el plano social, puede demandar grandes esfuerzos, pero es necesario en función de la dignidad humana.169. En ésta universalidad ética, muchos comentaristas han observado que las palabras de Jesús de Mt 7.12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas, se parecen a diferentes afirmaciones hechas por otras grandes figuras de las religiones del mundo170. Esta afinidad proporciona una base sobre la cual el creyente y el incrédulo juntos pueden edificar un mundo en paz, buena voluntad y fraternidad.171 La fuerza de la ES está en que responsabiliza al yo de sus decisiones. Ahora bien, lo que subestima el situacionalismo es la teonomía de quien quiere tener un vínculo personal con Dios, que no se confunde con el entorno y que actúa a través del Espíritu.172 Esta teonomía que produce autonomía moral, dirige la conducta de los hombres desde el Espíritu, utilizando los medios para lograr tal fin, al mismo tiempo que, intenta disciplinar la conducta. Estas dos 169 La teología de la liberación, destaca la dignidad humana y el compromiso ético. Cf. BULLÓN, H. Fernando. Misión y desarrollo en América Latina. Buenos Aires: Kairós, 2000. 170 Confucio, dijo: “Ésta es la suma de toda verdadera justicia: Trata a otros como quieres ser tratado. Nada hagas a tu prójimo que después no quieras que tu prójimo te haga a ti” Mahabarata XIII, p.5571. La regla del rabí Hillel: “No hagas a tu prójimo lo que te resulta aborrecible; ésta es toda la ley; todo el resto es explicación” Talmud babilónico, Sabbat 31a. Textos de Filón “No debe uno hacer lo que le disgusta que le hagan” Tobías 4:15 “Lo que odias, no lo hagas a nadie”. Aristóteles “Debiéramos soportar a los demás de la misma manera que ellos nos soportan a nosotros” Isócrates “Lo que otros hacen que te produce enojo, no lo hagas a ellos”. Cf. Disponible: [En línea]. http://www.biografiasyvidas.com/[Consulta: 23 junio 2014]. 171 Uno de los más conocidos defensores de una ética universal es KÜNG, Hans. Lo que yo creo. Madrid: Trotta, 2011, p.63. 172 La relación que Dios puede tener en libertad y amor con ese ser lo constituye en persona capaz de discernir. Cf. RAHNER, Karl. Espíritu y mundo. Metafísica del conocimiento finito según santo Tomás de Aquino. Barcelona: Herder, 1963, pp. 242-289.