1. Los Recoletos en Francia
Rehabilitación del Convento de los Recoletos de Paris
Por: Dra. Janie LARROQUETTE
Introducción
Lo que dio vida a este trabajo fue - en una reunión de la Junta de Historiadores de la Recoleta -
el descubrimiento de barrios de la Recoleta en diversas ciudades latinoamericanas. Como agregué
que también, en Paris, había una calle de dicho nombre, me tocó hablar de este lugar.
Totalmente neófita hasta poco sobre el tema de los Recoletos, me entusiasmé al decubrir
muchos lugares y pocos archivos. La investigación es más satisfactoria cuanto más difícil se
presenta.
El poco tiempo transcurrido entre esta reunión y este simposio, sólo me ha permitido organizar
esta presentación como una visión, un poco superficial, aérea, sobre la presencia de los frailes
recoletos en Francia que merecería mayor dedicación.
Lo más interesante de este estudio, por otra parte, ha sido ver cómo sus edificios que, en
Europa datan, a veces, de la Edad Media han podido ser conservados y cómo su rehabilitación les
da una nueva vida aunque hayan desaparecido los dueños que les dejaron su nombre.
I Los Recoletos en Francia y en Paris
En Francia, como en varios países del mundo, permanecen vestigios del paso de los frailes
Recoletos. Calles, plazas, conventos, puentes conservan su nombre cuyo significado es ignorado,
muchas veces por sus habitantes o visitantes. Esta multiplicidad de topónimos llama la atención 1.
¿Quiénes eran esos Recoletos? No se sabe mucho de ellos. Los Recoletos dejaron menos
archivos que los Capuchinos más famosos, tanto en la historia como en la sociedad de lo que
llamamos, el Antiguo Regimen2. Y, en Francia, sufrieron por parte de la Revolución francesa el
desmantelamiento del orden y la destrucción de gran parte de sus edificios.
A/ Origen e implantación
Los Recoletos son una rama del Orden3 de los Franciscanos. Vienen del movimiento de
Recolección (recogimiento mental), nacido en la Península ibérica en el siglo XV y estructurado por
Pedro de Alcántara en el siglo XVI y en Italia con los “Riformati”. Son “estrictos observadores de
la regla de San Francisco de Asís”.
La elección de la estricta observancia franciscana se caracteriza por un deseo de vivir en
extrema pobreza y por el tiempo dedicado a la Recolección (2h30 de oración mental diarias al
principio del XVII).
En esta época, la pobreza se concebía como una pobreza física, visible, con mortificaciones.
Después, evolucionaron hacia una noción más espiritual, más “angelical” y, con el tiempo, la
recolección terminó en una hora de oración diaria. Si la pobreza materialmente seguía, era debida al
derrumbamiento de las rentas y era más padecida que deseada.
A pesar de depender del General de los Franciscanos, los Recoletos gozaban de una ancha
autonomía dentro de la Observancia. Su vocación era clara : reformar el conjunto de los conventos
franciscanos y, como su campo de acción se situaba en las provincias, esta autonomía les permitía
adaptarse a las constituciones, estatutos y rituales locales.
Pese a que, a fines del siglo XVIII, estaban en decadencia, seguían siendo un orden de masas
que presentaba, en 1768, unos 2.534 religiosos, distribuidos en 223 conventos y 11 provincias, en
Francia.
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Lista de los toponimos que llevan el nombre de Recoleto.
2
Período anterior a la revolución francesa.
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Orden es el término antiguo que designa una comunidad de personas que observan reglas comunas de vida.
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2. B/ Su expansión en Francia
En Francia, el primer convento nace en 1583 en Rabasten (Tarn), mientras los competidores
directos de los Recoletos, los Capuchinos, ya se habían instalado en París y en Lyon, en 1575. Las
oposiciones provocadas por su papel de reformadores frenaron considerablement la instalación de
los Recoletos. Una instalación difícil como lo demuestran las peticiones que debían presentar a una
ciudad para obtener el derecho a levantar casa. Las guerras de influencias provocaban conflictos
entre las administraciones favorables o no al Orden y, a veces, bastante violentos. Sólo, con el
apoyo de las monarquías de Henry IV y Louis XIII, pudieron desarrollarse en el territorio francés.
El enrolamiento se hacía, entonces, en provincia, en pequeñas ciudades, pero no se sabe
exactamente de qué clase social provenían los novicios. En nombre de la pobreza, no exigían
donativos al entrar en el Orden, pero existía la práctica de hacer un testamento cuando el novato
tomaba el hábito y los legados estaban previstos con frecuencia.
Para saber donde vivían estas comunidades, basta con dirigirse hacia las calles, plazas o
puentes que llevan su nombre. Habitualmente, están en la periferia del casco antiguo. La
importancia de sus terrenos, el aspecto macizo de sus construcciones (conventos) explican el deseo
de los municipios, desde fines del siglo XIX, de apoderarse de ellos y transformarlos en lugares
públicos como, por ejemplo, en hospital en Bourg Saint Andeol o en cuartel en Tulle. Los archivos
públicos locales pueden conservar planos, grabados que permiten reconstituir un convento en la
ciudad y las iglesias parroquiales pueden tener, sobre todo en los pueblos, restos del convento
destruido como cuadros, esculturas, altares. Algunos recoletos fueron artistas como François de
Liège y sobre todo el hermano Luc, en la provincia de Paris y en el Quebec (1614-1685). Pintor de
San Francisco.
El impacto de los Recoletos en la sociedad fue plural: asumían el servicio espiritual de varios
monasterios de Clarisas y predicaban más el amor de Dios al miedo del infierno. Para ellos se
trataba de custodiar a los laicos, protegerlos, tanto en lo material como en lo espiritual,
particularmente a los desamparados, las viudas, los obreros. Si la misericordia y la asistencia no
entraban en su vocación, su abnegación durante las epidemias de peste (Lyon, 1628, Marsella,
1720) fue ejemplar, alimentando a los enfermos y acompañándoles en la muerte. En la provincia de
Lyon, ellos mismos perdieron una cuarta parte de sus miembros. Esta actitud les ortorgó a los
Recoletos una popularidad durable que se pudo evaluar por los legos que recibieron o por la
elección de pedir una sepultura en sus conventos.
Del contacto familiar con la gente humilde, se irán, tímidamente, orientándose hacia la
enseñanza. Crearán pequeñas escuelas en Alsacia y algunos colegios (Dax, Tourcoing).
Louis XIV les nombró capellanes de sus ejércitos, a partir del sitio de La Rochelle (1628) y se
instalarán en las ciudades de guarniciones. Estos Recoletos servían como capellanes-camilleros en
los regimientos del Rey y pudieron desempeñar un papel en los ejércitos en ultramar como agentes
de la monarquía gala y católica, quizás como espías, hacía 1630-60,
Es interesante remarcar que en la primera parte del siglo XVII, con su modelo original, los
Recoletos franceses participaron, de manera activa, a la evangelización de América y en las
misiones del Levante. 4 Recoletos desembarcan en Canadá con Champlain, en 1615. Deberán irse
por la invasión inglesa y sólo volverán en 1670. Después de los Jesuitas. Sobre estas misiones, se
encuentran varios documentos interesantes: Illinois, Egipto, Tierra Santa, Isla Borbón, Libia,
Flandes, Esmirna, etc.
Los Recoletos van a efectuar y desarrollar, también, acciones particulares contra los
protestantes para combatir la herejía, en particular en las regiones de Cevennes y Dauphiné.
El Orden de los Recoletos tiene una imagen doble: dinamismo y, a la vez, discreción. A pesar
de que reclutaban masivamente para un apostolado pesado, no dejaron muchas huellas para definir
con claridad y profundidad sus acciones.
Después de 1680, empieza la decadencia de su imagen, perdieron su originalidad ante el éxito
de otros órdenes como los Capuchinos y los Jesuitas o, incluso, frente al mismo clero secular
renovado.
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3. Y con la Revolución, como toda actividad religiosa desapareció, tuvieron que esperar la mitad
del siglo XIX para regresar, unos del Piamonte hasta la región de Bretaña, otros desde los Piríneos
hasta Flandes, como en Amiens en 1851.
Un ejemplo: el convento de la Baumette à Angers
Este antiguo convento de los Franciscanos que, en Francia, se llaman “Cordeliers” por el
cordón que llevan, fue construido, en el siglo 15 por el Rey René, conde de Anjou y conde de
Provence sobre una roca que domina el Maine.
Monumento histórico, este convento de la Baumette ofrece uno de los más prestigiosos
paisajes de la región de Angers. Todavía, se pueden visitar la capilla del siglo XV, su antiguo
cementerio, el claustro del siglo XVIII y los 14 jardines en terrazas, tallados en la roca con pilas y
pozos. Los edificios fueron restaurados en 1841 y ofrecen una decena de grandes salas como el
refectorio, la cocina, la bodega. La capilla posee todavía su bóveda de madera de castaño de 1452,
el altar de 1616 fue ofrecido por el mariscal de Brissac.
De las personas famosas que pasaron por este convento, cabe mencionar a François Rabelais
que fue novicio diez años. Habla en su famoso Gargantua de la Baumette. “je scaye des lieus, à
Chinon, à la balmette et ailleurs, ou l’étable se trouve au plus haut du logis”. En efecto, el establo y
la bodega que lo sigue, han sido cavados en la roca, pero a un nivel superior al de las habitaciones.
(es bastante frecuente en la zona de habitaciones trogloditas que bordean el río Loire).
También allí pasaba temporadas el poeta Joachim du Bellay y en 1598, el rey Henri IV, se
había establecido para preparar el famoso Edicto de Nantes.
Otro ejemplo famoso, el Convento de los franciscanos de Versalles, construido en 1648.
Después de la revolución, el edificio fue utilizado como cárcel y más tarde como enfermería y
cuartel. Hoy, su biblioteca hospeda la oficina de los estudios de ingeniería militar.
II El convento de los Recoletos de Paris
A/ Un lugar histórico
El Orden de los Recoletos se establece en Paris en 1603 en el Faubourg St Laurent, fuera de
los límites de la ciudad. Obtienen, el 6 de enero de 1604, del rey Henry IV, el permiso de instalar
un monasterio sobre un terreno que les cedió, al lado de la iglesia de Saint Laurent, Jacques Cottard,
tapicero de oficio. Se edifica una primera capilla, rápidamente reemplazada por una segunda. La
primera piedra del convento y de la iglesia más grande es colocada por Marie de Medicis, el 30 de
agosto de 1614. Se desarrolla hasta reunir hasta más de 200 frailes a principios del siglo XVIII. Su
biblioteca era muy famosa.
En 1789, son menos de 30 frailes. Durante la Revolución, el convento es saqueado, requisado
para alojar un cuartel de granaderos de la Guardia nacional. Después se transforma en hilandería y
en 1794 en hospicio. Será, en 1802, el hospicio de los hombres incurables. Los edificios fueron
reorganizados: la capilla fue reducida y una nueva fachada neoclásica une los cuerpos.
En 1860, por decreto, el hospicio pasa de la Asistencia pública al Ministerio de la Guerra y se
convierte en el hospital militar “Saint Martin”. Se realizan unas nuevas organizaciones y, en 1913,
toma el nombre de Jean Antoine Villemin (1827-1892), médico de los ejércitos, autor de
investigaciones sobre la tuberculosis. La puerta de entrada monumental de este hospital se puede
ver, todavía, en el nº 8 de la rue des Récollets.
En 1926, la construcción de la avenida de Verdun y el ensanchamiento de la calle del
Faubourg Saint Martin, provocaron la destrucción de una parte del claustro y algunos terrenos
fueron cedidos a la Compañía de los Ferrocarriles para agrandar la Estación del Este, en 1931.
La situación de este hospital, cerca de las estaciones ferroviarias del Norte y del Este, fue la
causa de su gran actividad durante las dos guerras mundiales, e incluso, durante la Guerra de
Argelia. Por vetusto, el hospital cierra en 1968 y es evacuado en 1971.
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4. En 1973, dos alas fueron destruidas; los antiguos jardines serán afectados a la realización de
un centro hospitalario y universitario (St. Louis-Lariboisière) y a la creación de un jardín público de
la Ciudad de Paris – le square Villemin.
Los restos del antiguo convento están afectados a una escuela de arquitectura, Paris-Villemain,
que se mantendrá allí, 20 años.
Entre 1991 y 1992, el edificio fue ocupado ilegalmente por un colectivo de artistas “Los
Angeles de los Recoletos” hasta que un incendio provocó el cierre del edificio cuyo porvenir era
muy incierto. Pero todavía se pueden ver algunas de sus obras murales.
En 1999, el Estado, propietario de los locales, confía los edificios, declarado de interés
(artístico) a la Compañía inmobiliaria de la Ciudad de Paris que los restaura para acoger a los
ocupantes actuales. Los edificios que subsisten ahora son del siglo XVIII. Las fachadas y los
tejados, la escalera interior con su rampa de hierro forjado y la capilla están inscriptos en la lista de
los Monumentos Históricos de la Nación, desde el 25 de julio de 1974.
B/ El Convento actualmente
Hoy, el edificio alberga tres entidades que, juntas, dan a este lugar prestigioso, un nuevo estilo
y permiten nuevas y diversas actividades.
En primer lugar, el Conseil regional de l’Ordre des architectes d’Ile de France, cuya misión
es de garantizar al público la calidad de un servicio arquitectural y la “Maison de l’architecture”
cuyo papel es la animación de este lugar de diálogo y de intercambio. Es un lugar abierto a los
profesionales y a especialistas de la cultura.
En segundo lugar, el Centre International d’Accueil et d’Echange des Récollets que recibe en
residencia a investigadores y artistas del mundo entero. Su vocación actual, entonces, es científica y
cultural, ofreciendo alojamientos amueblados y talleres/viviendas.
Y por último, la Cité Européenne des Récollets que federaliza el conjunto asociativo local.
El conjunto ofrece un lugar excepcional en París.
El Orden de los arquitectos ha confiado el acondicionamiento interior de los locales a dos
jóvenes arquitectos. Su proyecto concilia economía y respeto de todas las huellas de la larga historia
de los Recoletos. Tanto los muros como la recuperación de los espacios, la nueva disposición
recuerda discretamente la memoria de los lugares.
La Maison de l’architecture, situada entre el canal St Martin y la estación del Este, presenta
una superficie de 600 m² distribuidos en la antigua capilla, un espacio de recepción y salas de
reuniones. El lugar ofrece también un café/restaurante que aprovecha un lindo jardín en primavera y
verano.
Estos espacios se pueden alquilar para la organización de diferentes actividades culturales:
conferencias, coloquios, seminarios, ruedas de prensa, reuniones, proyecciones, etc.
Conclusión
Este rápido estudio permitió descubrir, en la huellas recoletas encontradas por Francia, la labor
humanista y moral de los miembros de esta congregación. La investigación de su rol, del peso de la
institución y de sus integrantes resulta imprescindible. El trabajo de memoria es vital, frente a tanta
ignorancia compartida. Porque los Recoletos formaron parte de una manera indiscutible, de la
identidad nacional francesa, temática que desde algunos días, está provocando reacciones diversas
frente a la transformación multicultural del país.
Dra. Janie LARROQUETTE, París, 12 de noviembre de 2009
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