El Derecho penal es el instrumento más enérgico del que dispone el Estado para evitar conductas indeseables e insoportables socialmente. Sin embargo, no es el único instrumento, y el Estado también puede usar otros métodos de control social como complemento o sustituto de las penas. Históricamente, el Derecho penal se ha usado para proteger el orden moral de la sociedad, aunque la identificación entre delito y pecado ha ido disminuyendo.