La llegada de los europeos a América Latina en el siglo XVI marcó el fin de la autoridad y el control de los pueblos indígenas sobre sus tierras ancestrales. Los colonizadores se apoderaron de las riquezas de la región valiéndose de la fuerza de caballos, perros y armas de fuego. La inestabilidad política en América Latina persistió hasta que los gobernantes lograron legitimar su poder a través de instituciones estatales transparentes y políticas que beneficiaran a la población.