1. Si tenés algún tema sobre el que quieras publicar, acercate y vemos de incluirlo en el
próximo material.
Participá
Acercar un encendedor a una canilla abierta y ver como surgen llamas del agua, distinguir burbujas de metano en
pequeños ríos y arroyos, observar como el agua potable pasa a ser toxica y con una tonalidad grisácea y turbia y escuchar
a la población de ciertos lugares contar como perdieron a familiares que se enfermaron de cáncer son situaciones
ocasionadas por la exploración y explotación de reservas de gas no convencional. También conocido como gas de
esquisto, gas de pizarra o shale gas. En el documental titulado “Gasland” (tierra del gas) pone de manifiesto lo que
realmente ocurre en Estados Unidos con esta nueva forma de extracción de gas no convencional llamada “Fractura
Hidráulica” o más popularmente conocido con el nombre de “Fracking”.
Esta nueva forma de obtención de gas natural consiste en la extracción del mismo mediante la fracturación de la
roca madre (pizarras y esquistos). Para extraer el gas atrapado en la roca se utiliza una técnica de perforación
mixta: en primer lugar se perfora hasta 5000 metros en vertical y después se perfora varios kilómetros en
horizontal (2 a 5). Entonces se inyectan millones de litros de agua con arena (98%) y una serie de aditivos
químicos (2%) a gran presión. Esto hace que la roca se fracture y el gas se libera y asciende a la superficie a través
del pozo. El proceso se repite a lo largo de la veta de roca rica en gas. Parte de la mezcla inyectada vuelve a la
superficie (entre un 15 y un 85 %). El resto queda en el subsuelo.
por Matias Pignani, estudiante independiente IE
nota lector: Espacio de Concientización
nota lector: Espacio de Concientización
nota lector: Espacio de Concientización
Esta técnica tiene demasiados impactos socioambientales a corto y largo
plazo, entre ellos cabe destacar:
Aumento de la actividad sísmica.
Mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
Gran ocupación territorial, cada pozo abarca entre 1,5 y 2 hectareas.
Contaminación del aire con sustancias de alta toxicidad.
Contaminación del agua superficial y subterránea y uso de grandes
volúmenes de agua.
En Argentina la producción de petróleo y gas convencional ya alcanzó su
pico productivo. La búsqueda de más hidrocarburos está extendiendo la
frontera extractiva a todo el territorio nacional. El objetivo a largo plazo de
YPF y las empresas transnacionales apunta a la exportación de los
hidrocarburos obtenidos a través del fracking. Según estimaciones del
gobierno de Estados Unidos, Argentina tiene un gran potencial en gas y
petróleo de yacimientos no convencionales. De hecho, el fracking ya se
está practicando en el país desde hace dos años. En Neuquén se fracturó
en la reserva provincial Auca Mahuida y en comunidades mapuche como
Gelay Ko, violando la legislación indígena y su derecho a consulta previa.
También se está implementando en Río Negro, en zonas de chacras dedicadas a la fruticultura; en Chubut, en las
cercanías de Comodoro Rivadavia, y en las Heras, en la provincia de Santa Cruz. Salta y Mendoza son otras
provincias en las que en breve se prevé explotar yacimientos no convencionales. La búsqueda de no
convencionales empuja la frontera extractiva a regiones sin antecedentes de industria hidrocarburífera, como
por ejemplo Entre Ríos, Chaco, Santiago del Estero y BuenosAires.
En Argentina recientemente se anunció el pacto YPF-Chevron, empresa de origen estadounidense que perdió un
juicio de 19 mil millones de dólares por contaminación en Ecuador y a la cual la Corte Suprema de la Nación
Argentina le levanto el embargo que tenía por el gobierno ecuatoriano. Este pacto otorga la concesión de la
explotación de Vaca Muerta a esta empresa librándola de impuestos a la exportación de combustibles y con
jurisdicción legal de los Estados Unidos.
Hoy en día está surgiendo una gran repulsión en ciertos sectores de la población y de la oposición al gobierno
nacional por este pacto, sin embargo nos estamos olvidando un tema mucho más profundo e importante, aunque
el “fracking” tuviera éxito, lo único que produciría es prolongar la dependencia de los combustibles fósiles, que
son limitados e incompatibles con el clima. Cuanto más combustible fósil quememos, mayor serán los efectos del
cambio climático. Por eso más que cuestionarnos si está bien darle a Chevron o a otra multinacional la concesión
de nuestros recursos o explotarlo con 100% industria argentina, lo que nos debemos preguntar es si es correcto
seguir sosteniendo la dependencia de nuestra matriz energética de los combustibles fósiles en lugar de avanzar y
profundizar en políticas de Estado que conlleven a un gran aprovechamiento del potencial renovable (solar,
eólica, biomasa, geotérmica, etc) que nuestro país posee y en segundo lugar busquen mejorar las eficiencias
energéticas tanto a nivel constructivo como a nivel de consumo.