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Lev Polugaievsky
El Laberinto Siciliano (2)
EDICIONES ESEUVE
SUMARIO
Introducción 7
PRIMERA PARTE: ESTRATEGIA DEL MEDIO JUEGO 9
l. LA DINÁMICA DE lA ESTRUCTURA DE PEONES ....................................... ...... 1 1
1.1. Las ventajas y los inconvenientes de los peones débiles 15
1.2. Mayorías de peones 26
1.3. El bloqueo 30
2. LA BATALLA POR lAS CASILlAS CENTRALES 35
2. 1. La casilla d5 41
2.2. La casilla eS 56
3. LíNEASABIERTAS 63
4. El VALOR DE LAS PIEZAS 77
5. SACRIFICIOS ESTRATÉGICOS 99
5.1. Sacrificio de peón 99
5.2. Sacrificio de una pieza menor 11 O
5.3. Sacrificio de la calidad 125
5.4. Sacrificio de dama 140
SEGUNDA PARTE: SILUETAS DEL FINAL 149
Introducción 151
6. LA COLUMNA VITAL 153
7. LA FUERZA DE LOS ALFILES 166
8. PIEZAS MENORES EN OPOSICIÓN 177
EPilOGO 20 1
lndice de partidas 203
5
INTRODUCCION
Jugar de forma poco sistemáti­
ca, sin un cierto orden o con poca
inteligencia; he aquí nuestro ene­
migo más peligroso. Por el contra­
rio, un plan bien sopesado y diri­
gido de forma clara es una base só­
lida para cualquier apertura.
Siempre y en cualquier momen­
to, estemos inmersos en operacio­
nes ofensivas (variante Najdorf),
conduciendo una guerra de trin­
cheras (variantes Paulseny Scheve­
ningen) o preparando un contra
ataque en el centro, hemos de te­
ner una concepción clara acerca
de los problemas globales que ten­
dremos que resolver, y en base a
ello construir un plan concreto.
La estrategia de la Defensa Si­
ciliana es dificil de dominar. Se le
pueden aplicar todas las leyes ge­
nerales, pero contiene también
muchas contradicciones y excep­
ciones a las reglas.
Así, las consecuencias de un re­
traso en el desarrollo son bien co­
nocidas, pero en la variante Naj­
dorf (Polugaievsky y peón envene­
nado) en una fase temprana y bajo
el fuego enemigo, las negras se
permiten la lujuria de pasearse con
su dama. En la Scheveningen, el
negro amontona sus piezas en las
tres últimas filas, pero ¡cuánta
fuerza explosiva contiene esa en
apariencia pasiva variante! Y
cómo se puede entender que en
una misma variante, la misma pie­
za pueda ser la figura principal o
la más absolutamente desesperada;
una casilla pueda ser el puesto más
fuerte o el más inútil, o los mismos
«deteriorados» peones (doblados
o aislados) puedan resultar positi­
vos o algo negativo en la posición.
Es con el estudio de estas. suti­
les dificultades y con la resolución
de un gran número de misterios es­
tratégicos, con lo que lucha toda
su vida un jugador siciliano. Al asi­
milar paso a paso la estrategia de
la Defensa Siciliana nos capacita­
mos mejor para penetrar también
en el «espíritu» de otras aperturas
y dominar más rápidamente las
ideas que subyacen en el medio
juego.
Analizar en detalle todas las su­
tilezas de la estrategia es algo que
obviamente sobrepasa a cualquier
autor, sobre todo en una simple
obra. Y, por supuesto, no es mi
propósito realizar semejante tarea,
especialmente porque las cosas
cambian de forma constante. Mi
deseo ha consistido simplemente
en contribuir a descubrir y diluci­
dar las cuestiones estratégicas más
problemáticas que constantemente
surgen en la práctica del ajedrez.
7
PRIMERA PARTE
Estrategia del
medio juego
1. LA DINAMICA DE LA ESTRUCTURA DE PEONES
Toda situación concreta en el ta­
blero posee una estructura de peo­
nes con sus características propias.
Su colocación más o menos armo­
niosa, sus interacciones y su movi­
lidad son factores de los que de­
pende en gran parte el éxito de
todo un plan estratégico preconce­
bido.
En la Defensa Siciliana los pe­
queños peones tienen asignado un
papel que me atrevería calificar de
fundamental. Los avances f2-f4, en
la gran mayoría de las variantes,
g2-g4 en el ataque Keres y otros
esquemas similares, y b5 en el
bando negro se han llegado a con­
vertir en algo completamente na­
tural para nosotros. Un jugador
que no los utilice se nos asemejará
a un cazador sin arma.
Cada movimiento de peón debe
ser enfocado con un alto sentido
de la responsabilidad, ya que los
callejones del laberinto siciliano
guardan demasiada astucia como
para permitir pasos incautos.
En ciertas ocasiones incluso las
maniobras de peón más estándar
pueden traer consigo consecuen­
cias muy indeseables si se realizan
apresuradamente, sin una sólida
base posicional.
Vamos a ver dos ejemplos ins­
tructivos.
O SMYSLOV
e KOTTNAUER
Groninga 1 946
l. e4 eS 2. lilf3 d6 3. d4 cxd4 4.
ltJxd4 lilf6 5. lt:lc3 a6 6. .ie2 e6
7. 0-0 b5
Esta temprana actividad de las
negras no presagia nada bueno.
Tienen prisa por efectuar una idea
típica, pero en detrimento de la
movilización de su ala de rey. Por
medio de un juego enérgico,
Smyslov refuta la dudosa táctica
de su rival, que se olvidó del desa­
rrollo.
8. i.f3 l1a7
9. 'it'e2! :a c7
Para poder instalar su alfil en
b7, las negras tienen que mover
antes su torre. Pierden material
1 1
después de 9. ... ll d7 10. eS dxeS
1 1 . lllc6 'f!/c7 12. llxb8 'f!/xb8 1 3.
.tc6.
10. 1I d1 lllbd7
11. a4
Comienza el justo castigo. Las
blancas explotan al 100 % la pre-
matura 7. bS.
11. ... bxa4
El negro se ve forzado a desar­
ticular sus peones del ala de dama,
ya que a 11. b4 habría seguido
12. llla2, entonces 12. ... aS es
malo en vista de 13. lllbS.
12. llx a4 i.b7
13. e5!
Las blancas obtienen una inicia­
tiva decisiva tras esta ruptura en el
centro.
13. .. . llxe5
Tampoco le irían mejor las co­
sas a las negras tras 1 3. ... dxeS 1 4.
i. x b7 exd4 l S. .txa6.
12
14. i.xb7 li:xb7
15. 'f!Jx a6 'f!/b8
16. lllc6 llxc6
17, 'f!lxc6+ lld7
Las negras aparentan tener
todo en orden pero
18. lllc5!!
Una «pequeña)) sorpresa. Las
blancas dan de buena gana su ca­
ballo con el fm de abrir líneas.
18. ... dx c5
19. .tf4!
Y ahora también su alfil, ya que
si 19. ... 'f!/ x f4 ganan con 20. 'i'c8+
�e7 2 1 . 'f!/ x b7 �f6 22. Jlxd7
�g6 23. g3 'f!/fS 24. ll a7.
19. ... i.d6
20. ,txd6 llb6
21. 'f!/xd7+! abandonan.
O BALASHOV
e POLUGAIEVSKY
Tallin 1 973
l. e4 c5 2. lllf3 d6 3. d4 cxd4 4.
lllxd4 lllf6 5. lllc3 a6 6. g3 e5 7.
lllde2 lllbd7 8. .tg2 .te7 9. 0-0
(DIAGRAMA 4)
Yo había llegado bastantes ve­
ces a esta posición y generalmente
las negras obtuvieron buen juego.
Actualmente suele prepararse
g3-g4 antes de enrocarse, jugando
directamente 9. h3.
9. .. . b5
10. h3 i.b7
11. g4?!
En esta situación esto es un
paso temerario, debilitando las ca­
sillas negras y los peones vecinos
de su propio rey.
11. .•. b4
No permitiendo al blanco reali­
zar su planeado reagrupamiento
con 1 2. a3 y 1 3. �g3.
12. �d5 �x d5
13. exd5 0-0
Está claro que las negras no tie­
nen dificultades. De hecho, son
ellas las que pueden obtener un
juego mejor ya que en un futuro la
posición del rey blanco se tornará
incómoda.
14. c4
Las blancas han de apresurarse
en realizar esta jugada, antes de
que las negras coloquen su torre en
cS.
14. ... bxc3
El negro tiene el propósito de
abrir el juego, pero 14. .ig5 era
objetivamente más fuerte, permi­
tiéndole obtener el control de las
casillas negras.
15. �xc3 aS
Ahora el cambio de los alfiles de
casillas negras no surte efecto.
Después de 1 5. ... .ig5 1 6. �e4
_ix c1 el negro ha de contar con la
interposición 17. �x d6. La juga­
da realizada asegura la casillii c5
para su caballo.
16. li el �eS
1 6. ... :!:!. c8 era interesante, con
la idea de si 17. .ie3 volver al vie-
jo plan de 17. .ig5.
17. .te3 ll c8
18. lba4
La única posibilidad. Si el negro
tuviera tiempo de jugar ... i.g5, las
debilidades blancas rápidamente
se harían sentir.
18. ... �xa4
19. 'ifx a4 :a aS!
El negro desvía su alfil a la dia­
gonal c8-h3, ya que tarde o tem­
prano tiene que levantar el blo­
queo en e4.
20. l:!.ac1
Era esencial 20. 1!i'b5 i.a6 2 1 .
�c6, para preparar el cambio de
damas. El blanco cree tener mo-
1 3
mentos más oportunos para reali­
zarlo, y como suele ocurrir en es­
tos casos, se pierde tiempo. Con su
próxima jugada, el negro «roe)) en
la cadena de peones blancos. La
causa de ello se encuentra en la
prematura jugada once.
5
•• • •••
..... -,�,d d - -
• • • •
� -�- .- . - .
tvB B B�B
B B g -�
�� . ��-U. d U. d
. � � �� U M �
20. ... f5!
21. 'ti'b5
Sólo ahora se da cuenta el blan­
co de la dificultad de su situación.
No le agradaba 2 1 . gx f5 i.c8 22.
�c6 .t x f5 23. i.b6 �b8, aunque
quizá fuese lo menos malo.
21. ... i.a6
22. �c6 fxg4
Ahora, a 23. i.b6 el negro pue-
de escoger entre 23. �c8, con-
servando su peón extra, o 23.
�b8 24. hx g4 i.g5.
23. bx g4 i.h4!
Tras· esto el ataque negro se de­
sarrolla rápidamente. Es difícil
para el blanco encontrar una de­
fensa satisfactoria para todas las
amenazas.
14
24. .te4
25. 1!Vc2
'ti'f6
O 25. :S: c2 :S: ac8 26. 1!fa4 llc4!
25. ... g6
26. 'i!tg2
Era mejor 26. 'ti'd2.
26. ... :S: ab8
27. :S: hl :S:b4
Todas las piezas negras están es­
p l é n di d amente coordi nadas,
abriéndose paso literalmente por
la posición blanca, a través de dia­
gonales (los alfiles) y de columnas
y filas (las torres y la dama). ¡Se
percibe el fantasma de la combina­
ción! Así, por ejemplo, a 28. f3 vie­
ne el golpe táctico 28.... :S: x e4! 29.
'fi'x e4 i.d3! 30. g5 ,ixg5 3 1.
_ix g5fi'x g5+ 32. fi'g4 'fi'x g4+ 33.
fx g4 i.e4+, y las negras obtienen
excelentes posibilidades de victoria
en el final de torres.
28. :S: b3
Intentando aclarar la situación
después de 28. ... :S: c4 con la ines­
perada réplica 29. :S: f3 !
28. ... i.g5
Ahora a 29. Itf3 sigue 29.
i.f4 y 30. �h4, con un ataque
decisivo.
29. b3 i,x e3
30. :S: x e3
(DIAGRAMA 6)
30. ••• á: X e4!
Cambiando el alfil que protegía
f3.
31. :S: x e4
3 1 . fi'x e4 habria perdido inme·
diatamente: 3 1 . ... fi'x f2+ 32. 'it>h l
6
(32. cSh3 lH4) 32. !fh4+ 33.
cSg l ll f4.
31. •.• i.d3!
Por supuesto, el negro también
ganaría con 31. ... Wf3+ 32. lt>gl
i.d3 33. ll e3 Wx g4+ 34. llg3
1txg3+ 35. fxg3 i, x c2 36. 1I x c2
Ilf3 37. 1Ic6 1Ixg3+ 38. cSf2 1Id3
39. litx d6t>g7 40. c;!?e2 :iid4, pero
la jugada hecha decide más rápida­
mente.
32. Wxd3 Wxfl+ 33. cShl 1If3
34. : c8+ cSg7 35. : e7+ 'it>f6 36.
gS+ c,!>x gS 37. 1Ie2 9g3 38. Wd2+
chfS 39. Wg2 cS x e4 40. ll e4+
eS x dS 41. abandonan.
En esta partida las negras pudie­
ron efectuar plenamente su plan
estratégico de explotar las debilida­
des originadas por el blanco en la
apertura, y como resultado fue ca­
paz de montar un rápido ataque en
el flanco.
·
1.1. LAS VENTAJAS Y LOS
INCONVENIENTES DE LOS
PEONES DEBILES
No obligatoriamente una defor­
mación o una debilidad en la es-
tructura de peones supone un «de­
sastre natural». Esto dependerá ló­
gicamente, de las características de
la posición. En la variante Rauzer,
por ejemplo, las negras a menudo
voluntariamente doblan peones en
la columna «f», deshaciendo el po­
sible refugio del rey en caso de en­
rocarse corto. Pero este arriesgado
compromiso no está exento de
ciertas ventajas: las negras obtie­
nen la pareja de alflles, abren la co­
lumna «g» y poseen un fuerte cen-·
tro de peones.
En caso de que las blancas ten­
gan éxito en roer este hueso me­
diante e4-e5 o f4-f5 y explotar la in­
segura posición del rey negro, en­
tonces habrán castigado al negro
por su osadía de desfigurar la ca­
dena de sus propios peones. Espe­
cialmente desagradable para el ne­
gro resulta el bloqueo con f4-f5, ya
que reduce considerablemente la
vitalidad de su alfil de casillas ne­
gras. Pero si las blancas demoran
su iniciativa en las columnas «e» y
«f» y permiten al negro reforzar su
posición, especialmente cambian­
do damas, entonces la masa de
peones centrales negros se convier­
te en un arma poderosa y junto
con la apertura de un segundo
frente -la columna «g», además
de la «c»-les proporciona muchas
posibilidades adicionales, especial­
mente en el final.
O SMYSLOV
e BOTVINNIK
Moscú 1948
l. e4 eS 2• .!Df3 .!De6 3. d4 ex d4
1 5
4. �x d4 �f6 5. �c3 d6 6. .tg5 e6
7. .te2 i.e7 8. 0-0 0-0
9. �db5
Smyslov elude un plan activo en
el centro a base de 9. �h1 y 10.
f4 y escoge otro más dudoso basa­
do en el debilitamiento del ala de
rey negro. Pero para ello ha de
conceder la ventaja de dos tiem­
pos.
9. ... a6
10. ,ixf6 gxf6
10. ... ,i x f6 11. � x d6 'fkc7 tam­
bién era posible, con buen juego
para el negro, ¡pero Botvinnik se
aferra a sus principios de una for­
ma tenaz!
11. �d4 ct>h8
12. ..tfh1 li g8
13. f4 i.d7
Las negras pueden sentirse muy
satisfechas del resultado de la aper­
tura. Han terminado su desarrollo
y ocupan la columna «g», mientras
que las blancas no han creado aún
ninguna amenaza concreta.
14. i.f3?
16
Pasivo. La única forma de obte­
ner un plan pasaba por 14. fS, y si
14.... �eS, entonces lS . .thS ame­
nazando 1 6. ,i x f7 y preparando
llevar el caballo al ala de rey me­
diante �c3-e2-f4.
14. ... ltc8
15. �x c6?
Un serio error posicional que va
a reforzar a los peones centrales
negros. Todavía era posible inten­
tar 1 S. f5 o aún l S. �ce2. Ahora
a las blancas tan sólo les queda ob­
servar cómo van a llevar a cabo las
negras su plan, eligiendo entre
d5 o eS.
15. ... bx c6
16. �e2 d5
La falange de peones comienza
a avanzar. Ahora las negras ame­
nazan 1 7. ... dx e4 18. ,i x e4 fS y
1 9. eS, destapando a sus alfiles.
17. f5?
Smyslov está sencillamente irre­
conocible en esta partida. Ahora
crea una debilidad en las casillas
negras realmente catastrófica. Evi­
dentemente, se sentía desmoraliza­
do por el curso de la partida. En
opinión de Keres, pudo haber ju­
gado 1 7. 'fkd3, y tratar de defen­
derse después de 1 7. ... dx e4 1 8.
.t x e4 fS 19. ll ad l lic7 20. i.f3
'fkc8.
17. ... 'fkc7
18. c4 dx c4
19. 'fkd4 c5
20. 'fkx c4 i.d6
Los alfiles negros comienzan a
mostrar su agresividad.
8
21. g3 i.b5
22. 'i!tc2
22. ... exf5!
¡Abriendo el juego, según el es­
píritu de la posición! Ahora las to­
rres ayudarán a los alfiles.
23. exf5 ll ce8
24. llf2 ne3
25. i..g2
A 25. lbc3 habría continuado
25. i..c6 26. i..g2 i, x g3!
25. ... 'i!te7
26. lbgl i.d3
27. 'i!td2 c4
28. ;¡¡[f3 ll e8
29. ;¡¡[dl
El cambio de damas mediante
29. l1 x e3 'ftx e3 30. 'ftx e3 l;l x e3
habría conducido a la pérdida del
peón de b2.
29. ... i..c5
30. b3
(DIAGRAMA 9)
30. ... l:i:el!
Todas las piezas negras están
óptimamente situadas.
31. b x c4 i, x c4
32• .tn g x dl
33. 'ftx d} ;¡¡[d8
Hay muchas formas de ganar,
por ejemplo 33. !te l .
34. 'i!tc2 .td5
35. 'i!tc3 i.d4
36. 'i!td3 'i!te3
37. 'ftx e3 i.x e3
38. i.g2 i_x f3
39. i, x f3 l:id2
40. lbe2 l1x a2
41. Abandonan
O SUETIN
e BOTVINNIK
Moscú 1952
l. e4 c5 2. lbf3 lbc6 3. d4 ex d4
4. liJxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. i..g5 e6
7. 1!td2 h6 8. i,x f6 gxf6 9. 0-0-0
a6 10. f4 i.d7
Una de las variantes patentadas
por Botvinnik por aquellos años.
Surge ahora una posición tensa,
conforme a su estilo luchador.
1 7
1 1. .tc4 h5
12. <!>b1 'it'b6
13. llhfl
Un error importante, la simpli­
ficación favorece al negro ya que
en el final le es más fácil explotar
la fuerza de sus alfiles y las colum­
nas semiabiertas «c» y «g». Debie­
ron haber jugado 13. �b3.
13. ... 'ifx d4
14. 'ifx d4 �x d4
15. :!l:x d4 :!l:c8
16. .tb3
Hubiera sido mejor la retirada a
e2, ya que ahora el alfil va a que­
dar fuera del juego.
16. ... :!l:g8
17. :!l:d2 h4
18. f5
Las blancas tratan de activar a
toda costa su alfil.
18. ... �e7
19. lldf2
10 r--�=�'7::"'1'}. -..-::::�=�--::·=-· ·--=·=�
.........
,. � , � .� - - �
• • -��
. -�- .
•�m • •
�w�m n�wu .. u. u
-�- .lit.
19. ... .th6!
Las negras toman la iniciativa
con este sacrificio posicional de
peón.
18
20. fx e6 fx e6
21. :Ei xf6 l:tcf8
22. :!ii x f8 ,ixf8
23. Iilf2 .th6
24. .tc4 .te3
25. :!l:e2 .tg1
El peón extra blanco no va a
ninguna parte, mientras que los al­
files negros han obtenido mucha li­
bertad, especialmente el de casillas
negras, que no tiene oponente, se
muestra especialmente fuerte. Las
negras tienen una ventaja obvia,
aunque posiblemente no sea sufi­
ciente para ganar ante un juego
exacto por parte de las blancas, ya
que tras 26. g3!, como jugó Sue­
tin, se devuelve el peón para ali­
viar la situación en el ala de rey, y
en vista del poco material existen­
te, las blancas tienen chances rea­
les de salvar la partida.
No vale la pena transcribir las
cuarentajugadas restantes. La par­
tida se jugó en la última ronda del
Cto. de la URSS, el título de cam­
peón estaba en juego y Botvinnik
luchaba en lo más alto de la tabla.
Al fmal, explotando una serie de
inexactitudes del blanco, obtuvo
una importante victoria.
Este ejemplo demuestra clara­
mente que las negras se encuen­
tran bastante cómodas en el final.
Pueden dejar tranquilamente su
rey en e7, desde donde defiende
los peones d6 y f6, y la disponibi­
lidad de la columna «g» en combi­
nación con el avance del peón «h»
supone una ayuda estimable para
un juego activo.
Las cosas no son tan sencillas
para las negras en caso de que el
blanco eluda las simplificaciones y
actue de una forma enérgica y re­
solutiva. En este caso, como se
muestra en la siguiente partida
(¡uno de Jos jugadores vuelve a ser
Botvinnik!), Jos peones doblados
en «f» le causan a las negras mu­
chos problemas.
O KERES
e BOTVINNIK
Moscú 1 956
L e4 c5 2. lüf3 lüc6 3. d4 ex d4
4. liJx d4 lüf6 5. lüc3 d6 6. .tg5 e6
7. 'ftd2 b6 8. i_xf6 gxf6
Las negras aceptan el desafio.
Pero muchas fueron las dudas ex­
presadas acerca de la conveniencia
de la variante, ya que la partida se
jugaba en la última ronda y al ne­
gro le bastaban unas tablas para
conseguir el primer puesto. Ade­
más, no deberían haber mostrado
indiferencia al hecho de que la teo­
ría por aquel entonces había acu­
mulado una experiencia considera­
ble, y se habían encontrado planes
enérgicos para las blancas que ha­
bían cuestionado seriamente la re­
putación de la variante.
9. 0-0-0
Larsen, en la Olimpiada de
Moscú 1956, eligió también contra
Botvinnik un plan a base del enro­
que corto, y obtuvo ventaja desde
la apertura: 9. li dl a6 10 . .te2 h5
JI. 0-0 .td7 12. r,!lh l 'i'b6 1 3.
lüb3 .te7 14. f4 h4 15. lüa4 'i'a7
1 6. lüac5 dx c5 17. 'fi'x d7+ r,!lf8, y
las negras consiguieron tablas des­
pués de realizar un gran esfuerzo.
9. ... a6
10. f4 b5
11. Wb1 .td7
12. .te2 'i'b6
13. lüb3!
Keres estaba muy bien prepara­
do para esta partida. Es muy im­
portante para las blancas preservar
las damas, ya que sólo así pueden
aspirar a obtener ventaja. Vimos
en el ejemplo previo que el cam­
bio de damas tras 1 3. li hfl 1W x d4
14. 1W x d4 liJ x d4 1 5. I!.xd4 i.c6
favorecía al negro.
13. . .. 0-0-0
14. Ii hfl lüa5
En la partida Byvshev-Livshits,
Leningrado 1 953, las negras repli­
caron 14. r,!lb8, y a 15. Ii f3 ju­
garon incautamente 1 5. ... ltJa5.
Tras 1 6. lüd5! e x d5 17. liJ x a5 las
blancas construyeron un ataque
irresistible. Y, sin embargo, en opi­
nión de Keres, las negras habrían
llevado a su rey a un Jugar más se­
guro.
1 9
15. ll f3
Las blancas podían elegir entre
1 5 . lD x a5 y la jugada de la parti­
da. Ha preferido 1 5. ll f3, aunque
tras 1 5. lLJ x a5 �xa5 1 6. ll f3 Wb8
17. �d4 i.e7 18. b4 �c7 1 9. lhd5!
ex d5 20. ll c3 ..i.c6 21. exd5 y no
se ve como pueden defenderse las
negras.
15. ... lLJ x b3
16. axb3 Wb8
17. lha4 �a7
El cambio en a4 sería desagra­
dable para el negro. La torre iria
a b3 con ganancia de tiempo,
mientras que 1 7. �c7 sólo trae­
ría dificultades tras 1 8. �d4 i.e7
19. ll c3 ..i.c6 20. lhb6, con la ame­
naza 21. lhd5. Pero ahora, con la
dama negra fuera de juego, Keres
está preparado para comenzar una
combinación.
12
18. f5! i.e7
El negro debería haber consen­
tido en el desmembramiento de su
cadena de peones con 18. exf5
19. exf5 ..i.c6, y utilizar sus alflles
para defender las debilidades.
20
19. fxe6 fx e6
20. :!i xf6!
Se siente ahora la desafortuna­
da posición de la dama negra, ya
que no vale 20. ... i, x f6? por 2 1 .
�x d6+ y 22. lhb6+ . Por tanto, las
negras deberán consentir esta pér­
dida de peón.
20. ... ll h7
Por supuesto, no 20. i, x a4?
en vista de 2 1 . l1 x e6, mientras que
el contraataque 20. ... b5 sigue con
21. IU7 ..i.e8 22. ll g7! bx a4 23.
�b4+ Wa8 24. e5! y el negro está
perdido.
21. ll g6! b5
El negro trata de escapar de la
presión.
22. lhc3 �c5
23. lha2!
Esta inteligente maniobra de ca-
ballo consolida la ventaja blanca.
23. ... wa7
24. lhb4 llf8
25. i.f3 h4
26. h3 .teS
27. lhd3 �c7
27. �d4 sería fuertemente re-
plicada con 28. �e l !
28. lhf4 :af6
29. ..i.g4! ll x g6
30. lLJx g6
Ahora se amenaza 3 1 . lD x e7 y
32. �x d6. Las negras no tienen
salvación. La partida concluyó:
30. ... ..i.b7
31. i,xe6 ..i.d8
32. .id5
33. 'fi'x d5
34.e5
O GELLER
e LARSEN
Copenhague 1966
,i x d5
:r:i:fi
abandonan
l. e4 c5 2. lbf3 lLlc6 3. d4 ex d4
4. llJ x d4 lLlf6 5. lLlc3 d6 6. .ig5 e6
7. 'fi'd2 a6 8. 040 .id7 9. f4 .ie7
10. lbf3 b5 11. ,i x f6 gxf6
De nuevo, la discusión en la
apertura ha tenido lugar entre las
siguientes cuestiones: ¿qué es más
importante ahora, la masa de peo­
nes creada por el negro en el cen­
tro aún a costa de romper la armo­
nía de su cadena de peones y que
sus alfiles, de momento, permanez­
can en la retaguardia, o la iniciati­
va blanca en vista de la situación
insegura del rey contrario? Las
blancas van a demostrar en esta
partida cuán peligroso es jugar con
la seguridad del rey.
1 2. i.d3
Otra forma diferente sería jugar
12. f5!? directamente, con idea de
13. g3 y 14. .ih3, presionando so­
bre e6.
12. ... "ffa5
13. wbt b4
Aunque las negras juegan al dic­
tado de la iniciativa blanca -aho­
ra trasladarán el caballo de c3 al
ala de rey, donde será más activo­
tienen que permanecer fieles a sus
principios y llevar a cabo su plan
de contraataque, que implica el de­
sarrollo de una iniciativa en el ala
de dama con el avance de los peo­
nes «a>> y «b».
14. lbe2 :ag8
Pero aquí hay que discrepar del
negro, que se desvía y pierde un
tiempo. Era correcto 14. ... "ffc5
1 5 . f5 aS 1 6. lLlf4 a4 17. :r:i:c1 :r:i:b8
con chances recíprocas, como en
el match Fischer-Spassky 1972.
15. lbg3 "tfic5
16. :r:i:hel :r:i:a7
Profilaxis contra e4-e5, pero
17. e5! dxe5
18. fx e5 llJxe5
19. llJ x e5 fx e5
20. "@h6
Desde la ruptura en el centro,
las piezas blancas actúan con todo
su poder, mientras que a las negras
les falta cohesión.
20. ... f5
21. "tfixb7 l::tf8
(DIAGRAMA 14)
22. b3!
Sólo con este movimiento con-
21
creto se justifica la estrategia blan­
ca. Ahora, el alfil blanco irá a c4
y no perderá de vista al peón e6.
Geller juzga correctamente que la
debilidad de sus casillas negras en
esta posición no es peligrosa y re­
fuerza su valoración con la varian­
te, 22. ... 'i'c3 23. 4Jh5 e4 24.
i, x e4! (tras 24. i.c4 i.f6 25.
lbx f6+ '1'x f6 las negras tienen
todo en orden) 24. ... fx e4 25.
4Jg7+ '.ttd8 26. ll:l x e6+ '.tte8 27.
'l'g6+ lif7 28. 'i'g8+.
22. ... e4
23. i.c4 'i'eS
24. 'i'hS+ '.t;>d8
2S. li x e4 'i'c3
26. 4Je2
El ataque blanco va a continuar
a pesar del siguiente cambio de da­
mas.
26. ... 't!t'h8
27. 't!t'x h8 li xb8
28. li x e6 li xb2
29. li g6
Era atractivo 29. li x a6 li x a6
30. i, x a6 '.ttc7 3 1 . 4Jf4, pero tras
3 1 . i.c6 las blancas habrían te­
nido dificultades técnicas.
22
29. ... ll h4
30. 4Jd4 <ttc7
31. li g7 i.f6
32. ll:le6+ <tlb6
33. :i:Ig6 i.c3
A 33. .th8 podría haber se-
guido 34. g3 lih2 35. ll:lc5+ y 36.
4J x a6.
34. lLJcS+! i.c6
El caballo es inmune a causa de
35. li d5 mate.
3S. 4Ja4+
36. 4Jx c3
37. :i:Ig3
38. li x c3
39. li d6+
40. li d2
Construyendo una red de mate.
40. ... ct>b4
41. Wb2 i.e4
42. a3+ <tia5
43. lid6 abandonan.
También ocurre frecuentemente
en la Defensa Siciliana el doblaje
de peones en la columna «e», por
parte del negro. Una vez más, pue­
den hacerse dos tipos de valoracio­
nes en estos casos.
O KUPREICHIK
e POLUGAIEVSKY
URSS 1976
l. e4 eS 2. 4Jf3 d6 3. .ibS+ 4Jd7
4. d4 4Jf6 S. 4Jc3 cx d4 6. 't!t'x d4
eS 7. 'i'd3 h6 8. i.e3 i.e7 9. i.c4
0-0 10. 0-0 4Jb6 1 1. i.b3 i.e6 12.
lbh4 'ft'd7 13. i,xe6 fx e6
(DIAGRAMA 1S)
El trío de peones negros surgi­
dos tras el cambio en e6 sólo es
amenazador en apariencia. De he­
cho tiene poca movilidad y tiene
un aspecto de estructura rígida.
Las blancas pudieron haber conti­
nuado 14. ,i x b6! axb6 1 5. lt:g6
lHd8 1 6. lHdl seguido del dobla­
je de torres en la columna «d»,
condenando a las negras a una de­
fensa pasiva, ya que dificilmente
habrían podido realizar el avance
liberador d5 y tarde o tempra­
no sus peones débiles se harían no­
tar. Pero aún después de la conti­
nuación de la partida, 14. lt:bS
liJeS 1S. ll:lg6 lld8 16. c4 a6 17.
lt:c3 fi'e8 18. ll:lx e7+ ll:lxe7 19.
llad1 lhc8 20. .ib6 :ii d7 21. a4,
las blancas «congelaron» a los peo­
nes negros en el centro y mantu­
vieron su ventaja.
Una situación diferente se dio
en la siguiente partida.
O BOUAZIZ
e SALOV
Szirak 1987
l. e4 eS 2. ll:lf3 ll:lc6 3. d4 cxd4
4. ltJxd4 lt:f6 S. lt:c3 d6 6. i.e2 eS
7. lt:b3 .ie7 8. 0-0 0-0 9. .ic4 a6
10. a4 .ie6 11. i, x e6 fx e6 12.
i.gS :11c8 13. aS
El negro tiene los mismos peo­
nes que en la partida anterior, pero
la situación es radicalmente· dife­
rente. Sus piezas están armoniosa­
mente situadas, y la columna abier­
ta «f>> le permite construir un plan
en el ala de rey, a donde se va a di­
rigir su dama. Su masa de peones
controlan importantes casillas cen­
trales y en el momento oportuno
va a poder avanzarlos. Por ello, las
blancas van a tener que vigilar cui­
dadosamente la casilla d5.
13. ... �e8!
14. �e2 �g6
1S. ,i xf6 Itxf6
16. :11 ad1 :11cf8
17. ll:la4
El blanco lleva a cabo una ma­
niobra de caballo de tres jugadas
con la esperanza de explotar la de­
bilidad del peón d6, pero hacién­
dola, desestima claramente la fuer­
za dinámica de las piezas negras.
Pudo haber jugado 1 7. :11 d3 con
juego complicado.
23
17. ...
18. f3
19. lüb6
20. lüc4
lH4
lüd8!
lüf7
El blanco ha realizado sus pro­
pósitos, pero sin percibir la calami­
dad que le aguarda.
17
20. ... lüg5
21. �hl
21. ... l!Jx e4!!
Un golpe combinativo dado en
el momento justo por el negro, y
posible gracias a su ocupación de
la columna «f». Después de 22.
fx e4 'i!fx e4 las blancas pierden in­
mediatamente a causa de la inde­
fensión de su primera fila.
22. lücl 1!fh5
23. �gl d5
El avance temático en el centro,
que señala el principio del fin para
el blanco. De nuevo no es posible
22. fx e4 por 22. i.c5+!
24
24. lüe3 i.c5
25. 11 d3 i.a7
26. l:l el nxf3!
En semejante posición el negro
no puede negarse al placer de sa­
crificar una torre.
27. gxf3 nxf3
Aquí las blancas decidieron no
sufrir más y abandonaron. A 28.
nf1 las negras ganan fácilmente
con 28 . . . . i, x e3+ 29. nx e3
1!fg5+, y si 28. 1!fg2 lo más simple
es 28 . .. . lH2 29. 1t'x f2 l!Jx f2 30.
� x f2 e4 3 1 . l:lb3 d4.
Pero el tándem de peones en
«e» sucede más a menudo en la va­
riante Scheveningen:
O IVANCHUK
e POLUGAIEVSKY
Biel 1 989
l. e4 c5 2. lüf3 d6 3. d4 cxd4 4.
l!Jx d4 lüf6 5. lüc3 a6 6. i.e2 e6
7. 0-0 i.e7 8. f4 0-0 9. i.e3 Wc7
10. a4 lüc6 11. '!t'el l!Jx d4 12.
i,x d4 e5 13. i.e3 exf4 14. i,xf4
i.e6 15. Wg3 li:fc8! 16. �hl (16.
e5 lüe8!) 16. ... lüd7 17. i.g4 l:le8
18. i.f5
En este momento ambos con­
tendientes decidieron no ir más
allá. Tras 1 8.... i.f8 1 9. l:tad1
lüe5 20. '4Wh3 g6 2 1 . i.x e6 fx e6
22. .t x e5 dx e5 (ver diagrama si­
guiente) se habría llegado a un tipo
de posición bastante frecuente en
la práctica dentro del sistema
Scheveningen. A primera vista los
peones en «e» son débiles. Pero
constituyen de hecho una pareja
armoniosa que dificilmente se pue­
den explotar. Se han cambiado la
mayoría de las piezas menores y
solamente la dama blanca puede
atacar el centro, pero su oponente
negra puede arreglárselas sola
para defenderlo, y la oposición ca­
ballo vs. alfil no le reporta al blan­
co ninguna ventaja real, ya que los
peones en «e» controlan casillas
importantes como d5 y d4 no per­
mitiendo al caballo blanco mover­
se libremente. La ventaja blanca
en las columnas abiertas «d» y «f»
es temporal, pudiendo las negras
neutralizarla fácilmente. Por ejem­
plo: 23. ll d3 ll ad8 24. l:i: df3 i.g7,
y si 25. llf7 entonces, además de
25. ... Wx f7, las negras tienen la
simple 25. ll d7, mientras que si
24. lHdl, entonces 24. n x d3
25. W x d3 ll c8! y su posesión de
la columna «C» no es menos im­
portante que la «d» en vista de la
debilidad del peón c2. Por estas ra­
zones mi joven oponent� no con­
templó sus chances con excesivo
optimismo y ofreció tablas.
Como perseguido por el desti­
no, lvanchuk tuvo que hacer fren­
te a una pareja de peones dobla­
dos en «e» en el mismo torneo,
pero en esta ocasión era él su pro­
pietario.
O DE FIRMIAN
e IVANCHUK
Biel 1 989
l. e4 c5 2. lüf3 lüc6 3. d4 cx d4
4. lt:Jxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. .tc4 e6
7. .te3 .te7 8.!t'e2 0-0 9. 0-0-0 a6
10. i.b3 lbd7 11. 'it'bl '4Wc7 12. f4
lüc5 13. f5! ll:Jxb3 14. ax b3 i.d7
15. llhfl lüe5 16. lüf3! .tc6 17.
ll:Jx e5 dx e5 18. fxe6 fxe6 19.!t'g4
l:l xfl 20. ;ax n!t'd7 21. la:dl!t'c8
Aquí el panorama es radical­
mente distinto. Los peones en «e»
le causan a las negras problemas
considerables. Comparado con el
diagrama anterior, en la posición
presente las blancas gozan de va­
rias virtudes: l . para empezar, tie­
nen una ventaja real en la colum­
na «d», que será dificil de contra­
rrestar; 2. un alfil de casillas ne­
gras activo que puede crear ame­
nazas en el flanco de rey; 3. en al­
gunos casos el cambio de alfiles de
casillas negras puede favorecer al
blanco, ya que el negro perdería el
control sobre la casilla d6 y sus
peones en «e» podían terminar en
una situación critica.
25
Ya ahora pudieron las blancas
forzar la ganancia de un peón me­
diante 22. i.h6 i.f8 (22. i.f6 es
malo por 23. :!i fl, mientras 22. ...
g6 debilitaría seriamente las casi­
llas negras) 23. i.g5 -amenazan­
do 24. :!i d8- 23 . ... �eS, y ahora
24. i.f6 ó 24. 't!fg3 fuerza al negro
a desprenderse de su peón e5.
Pero la continuación elegida en la
partida también es suficientemen­
te fuerte: 22. h4!? <tth8 y en este
momento, de repente, subestiman­
do claramente su posición, el gran
maestro americano, tras 23. i.g5
¡ofreció tablas! No está claro
qué fue lo que le asustó. Después
de 23. i_ x g5 24. hx g5! -la úni­
ca forma-las blancas tienen abier­
ta la columna «11» pudiendo seguir
24. ... i.e8 (de otra forma 25.
llhl) 25. :!i d6 i.fl 26. �g3 �c5
27. :!i d7, ganando material.
Resumiendo, respecto a la de­
formación de la estructura de peo­
nes en la Defensa Siciliana pode­
mos decir que es absurdo estable­
cer unas normas excesivamente rí­
gidas. Mucho va a depender de los
diferentes rasgos latentes en esta o
aquella posición. Y la maestría aje­
drecística consiste precisamente en
la habilidad de penetrar en los se­
cretos de estos matices.
1.2. MAYORIAS DE PEONES
En ambos flancos del tablero se
dan con frecuencia enfrentamien­
tos de peones, y no siempre en
cantidad igual por cada bando.
Por ejemplo, las blancas tienen
26
ventaja en el ala de dama y el ne­
gro en el de rey o viceversa. Gene­
ralmente, ambos opositores focali­
zan más su atención en aquella
parte del tablero en donde su ca­
dena de peones es más larga. Cla­
van sus esperanzas en su mayoría
de peones. «Transformar cantidad
en calidad», es una ley que tiende
a cumplirse en ajedrez; natural­
mente, un bando tiene más posibi­
lidades de éxito en la zona en don­
de tenga más peones.
O GELLER
e POLUGAIEVSKY
Cto. URSS 1 983
l. e4 c5 2. ltlf3 ltlc6 3. d4 ex d4
4. ll:lx d4 e6 5. ltlc3 d6 6. i.e2 ll:lf6
7. i.e3 i.e7 8. 0-0 0-0 9. f4 a6 10.
a4 �c7 11. �h1 :!i e8 12. i.g1 e5
13. ltlb3 exf4 14. a5 ltle5 15.
:!i xf4 i.e6 16. ll:ld5 i.xd5 17.
ex d5 ltlfd7
La discusión sobre el tablero
viene determinada por la disposi­
ción de los peones. El blanco tie­
ne mayoría en el ala de dama (cua­
tro contra tres), y el negro asocia
sus esperanzas con su peón extra
en el ala de rey y la columna «e».
Los acontecimientos inmediatos le
van a dar la razón a las blancas.
18. c4
El blanco no oculta sus planes y
rápidamente lleva a cabo una ofen­
siva con su grupo de peones.
18. ... g6
19. lüd2 ..ig5
20. l:i d4 f5
21. b4 l:i e7
Las únicas chances del negro se
encuentran en el juego de piezas
por la columna «e».
22. c5! l:i ae8
La ventaja estratégica del blan-·
co es indiscutible; ha solventado
completamente el problema de ex­
plotar su mayoría de peones. Pero
en este momento culminante pier­
de el hilo. En lugar de 23. l:i el?!
(¡una autoclavada!) 23. ... lür7 24.
cx d6?! (era mejor 24. ..ifl) 24. ...
1txd6. Correcto era 23. ll bl y 23.
lüf7 24. ..ifl colocando al ne­
gro con problemas dificiles.
O ESTRIN
e BOLESLAVSKY
Moscú 1 964
1. e4 c5 2. lüf3 lüc6 3, d4 cxd4
4. ltJx d4 e6 5. lüb5 d6 6. i.f4 e5
7. .te3 lüf6 8. ..ig5 ..ie6 9. lü1c3
a6 10. lüa3 ..ie7 11. lüc4 lüd4 12.
lüe3 0-0 13. ,i x f6 ,ixf6 14. lücd5
.tg5 15. c3 lüc6 16. ..ie2 lüe7 17.
ltJ x e7+ 'fi'x e7 18. lüd5 �d8 19.
0-0 ...
Esta es un tipo de posición que·
se da con cierta frecuencia en la
Defensa Siciliana. Mientras el
blanco tiene un caballo centraliza­
do, el negro posee los dos alfiles.
Las chances son probablemente
iguales y ganará quien lleve a cabo
su plan de forma más resolutiva.
19. ... l:ic8
20. �b3?!
¿Para qué? Después de todo, las
negras no van a mover su peón
«b» a tontas y a locas, mientras
que la dama blanca queda mal si­
tuada e impide que se mueva su
peón «b» en un momento oportu­
no.
20. ... �d7
21. lifdl?!
Es más natural 2 1 . l:i ad1 , dejan­
do la otra torre en fl , ya que el ne­
gro planea f5.
21. ... l:i c5
22. a4 �h8
23. l:id3 f5!
El negro se hace con la iniciati­
va aprovechando el juego sin plan
del rival.
27
24. f3 'fi'f7
25. no
Consecuencia del infortunado
movimiento 21 blanco, que obliga
perder un tiempo en defensa.
25. .•. ,i x d5!
Un momento oportuno de clari­
ficar la situación. El blanco no
puede jugar 26. :!:1 x d5 en vista de
26. fx e4.
22
26. ex d5 'f!/e7
La configuración de peones ha
determinado la naturaleza de la lu­
cha. El blanco tiene una mayoría
en el ala de dama, pero práctica­
mente no se nota ya que no están
avanzados. Por otra parte, el ne­
gro tiene mayoría en el centro y ala
de rey -cuatro contra tres- y está
preparado para realizar el avance
e4.
27. 'fi'dl a5
Esta jugada no está hecha sin
sentido, ya que tiene unos fines
profilácticos. El negro sabe que el
28
avance e4 no tardará en hacerse
por lo que decide impedir al blan­
co el más leve resquicio de activi­
dad en el ala de dama, ya que si
b4 se abriría la columna «c» para
la torre negra. A pesar de ello, el
blanco no da crédito al negro y
avanza su peón «b», entre otras ra­
zones también porque no se sentía
capaz de mantenerse mucho tiem­
po en una posición tan estática.
28. b4?
29. cb4
30. 'fi'b3
31. ,ixfl
ab4
![el
![x fi+
e4!
Por fin, el esperado avance lle­
ga. El que los alfiles sean de dife­
rente color sólo hace incrementar
el potencial de ataque negro.
32. li c3
33. 1!Vc4
34. !ta3
35. 'f!/x d4
36. 'i!?hl
'fi'e5
.if6
'fi'd4+!
,ixd4+
!tc8
Las negras son superiores a su
oponente en todos los sentidos. La
torre en a3 causa una impresión la­
mentable. Por ello no es sorpren­
dente que la partida concluya en
pocas jugadas más.
37. fe4 fe4
38. g3 !tcl
39. rt>g2 !tc2+
40. rt>h3 h5
41. g4 e3
42. a5 e2
43. ,i x e2 ![xe2
44. gh5 !tb2
45. abandonan.
<> KUZMIN
e SVESHNIKOV
Minsk 1976
l. e4
2. lt:f3
3. d4
4. ltJ x d4
5. lt:c3
6. lt:dbS
7. lt:d5
8. ed5
9. c3
10. a4?!
c5
lt:c6
cd4
lt:f6
e5
d6
ltJx d5
lt:e7
li:Jg6
Las esperanzas del blanco van
ligadas a la jugada 1 0. a6, en­
tonces obtendrían un juego exce­
lente con 1 1 . lt:a3, 1 2. li:Jc4 y 1 3.
aS. Pero las negras no están obli­
gadas a seguir esta linea. La teoría
considera lo más fuerte 1 O. '9Wa4!
.id7 1 1 . �c4! i,xb5 1 2. �xb5+
1i'd7 13. a4! a6 1 4. �x d7+ �xd7,
y el complicado final resultante se
juzga favorable al blanco, pero
Sveshnikov tiene su propia opi­
nión de muchas posiciones de esta
variante.
10. ... i.e7
11. g3 0-0
12. .ig2 f5
El desarrollo lógico de los acon­
tecimientos. Las negras ponen sus
esperanzas en su mayoría de peo­
nes en el ala de rey, mientras las
blancas lo hacen en el de dama.
13. 0-0 f4
Sveshnikov considera que hu­
biera sido más efectivo jugar pri­
mero 1 3. ... a6 14. lt:a3 y entonces
1 4. f4.
14. c4 i.f5
Ahora ya no tiene sentido 1 4.
a6, ya que tras 1 5. li:Jc3 el blanco
incluiría su caballo en la defensa.
15. c5
Si 1 5. lt:c3 entonces 1 5. . .. �c8
1 6. b3 i.h3! con una iniciativa pe­
ligrosa.
15. ... e4!
16. g4?
Este juego temerario se va a
mostrar ineficaz. Era esencial 1 6.
.t x f4 lt:xf4 1 7. gf4 a6 1 8. ltJ x d6
.t x d6 1 9. cd6 't!t'xd6 y la lucha
continua.
16. ... f3
17. gf5 fg2
18. li el )lxf5
19. )lx e4
(DIAGRAMA 24)
19. ... .th4!
Provocando una debilidad nue­
va, ya que el blanco pierde tras 20.
i.e3 '9Wf6 2 1 . '9Wd2 lhf8 22. li e6
,ixf2+ 23. i, xf2 :ii xf2 24. l:i: x f6
)l x d2 25. J:i x f8+ 'i!fx f8. Queda
29
claro que los peones negros han
ganado el primer asalto.
20. f4 dc5
21. d6 "t!fd7
22. l::ta3 naf8
23. (jjx a7 .ig5!
¡El semimuerto peón de g2 en­
seña los dientes!
24. Wb3+ �h8
25. We6 "t!fx e6
26. l::tx e6 ..txf4
27. _txf4 (¡jxf4
El resultado de lo sucedido es
que el blanco no ha sido capaz de
desembarazarse del incómodo
peón.
28. l::te1 l::td5
29. (jjb5 Itd2
30. l::tae3 g5!
Con idea de 3 1 . g4 y 32.
(jjh3+.
31, (jjc3 j¡ X d6
Y el negro realizó fácilmente su
ventaja material y posicional.
30
1.3. EL BLOQUEO
Al hablar de bloqueo general­
mente entendemos como tal a la
labor de interposición que una pie·
za -caballo o alfil usualmente
ejerce en el camino de un peón pa­
sado. Sin embargo, también un
peón puede realizar de forma ex­
celente una labor de bloqueador.
En tales circunstancias trata de
mantener a raya a los peones ene­
migos, limitando o privándoles to­
talmente de movilidad. Dos bue­
nos logros de Geller nos sirven
como ejemplo de este tema.
O GELLER
e FISCHER
Cura�ao 1 962
l. e4
2. (¡jf3
3. d4
4. (jjx d4
5. (jjc3
6. ..te2
7. (jjb3
8.�
9. ..te3
10. a4
11. aS
c5
d6
cd4
(jjf6
a6
e5
..te7
�
Wc7
..te6
(jjbd7
12. iüdS!
Esta continuación va a determi­
nar la subsecuente estrategia blan­
ca. La posición alcanzada h�bía
sido minuciosamente estudiada
por Geller, que ya era famoso por
su habilidad en las aperturas. L�
blancas van a obtener de forma fa­
cil y natural una gran ventaja po­
sicional debido sobre todo al he­
cho de que su peón avanzado en
a5 le va a asegurar el bloqueo del
ala de dama, auténtico soporte de
todo su plan posterior a base de
c2-c4, b2-b4 y c4-c5 ya que el �e­
gro será incapaz de mover su.P��n
«b)) sin causar daño a su posiCion.
12. . .. llJ x dS
También las blancas obtendrían
ventaja después de 1 2. ... ,ix d5
1 3. ed5 b5 14. ab6 llJ x b6 15. c4!
a5! (15. ... lübd7 1 6. lüa5! lifc8
1 7. b4 y las blancas tienen una su­
perioridad decisiva en el ala de
dama, Kostro-Pokojowczyk, Polo­
nia 1 972) 1 6. li x a5 li x a5 1 7.
li.)xa5 liJbx d5 1 8. i.d2 lüf4 1 9.
b4, Bradvarevic-Nemet, Bled
Jl)6j_
13. edS i.fS
1 4. e4 i.g6?
Fischer persiste en su intento de
ohtcncr contrajuego en el al� de
rl·y mediante ... f5 pero no tiene
éxito en la realización de esta «ac­
tiva)) jugada ya que se ve ?blig�d?
a tratar de repeler la creciente Im­
riativa blanca en el flanco de
dama; por ello la maniobra
_
del �­
fil se muestra como una sena per-
dida de tiempo. Tendría que ha­
berse defendido con 14. :!:i:fc8 y
entonces 15 . ... "i!fd8, con la idea
de cambiar el alfll de casillas ne-
gras mediante .ig5.
1S. >Icl liJeS?!
Ahora ya era esencial agudizar
el juego con 1 5. f5, aunque se­
ría muy dificil conseguir el resulta­
do deseado tras 1 6. c5! f4 (1 6. ...
dc5 1 7. llJ x c5 llJ x c5 1 8. b4 f4 1 9.
i, x c5 i.d6 20. i.g4, ocupando el
puesto avanzado de e6, o 1 8. ...
lHc8 1 9. bc5 t!f x a5 20. d6 con la
desagradable amenaza de "i!fb3+
-Rabar) 1 7. cd6 t!f x d6 1 8. i.�5
liJx c5 1 9. liJ x c5 y las negras estan
en grandes dificultades.
Al bloquear la casilla �5 Fischer
desestimó la fuerza de la JUgada 1 7
blanca. Por tanto 1 5. ... li ac8, o
15. lHc8 parecen más tenaces,
esperando a ver que harían las
blancas.
16. llJxe5 deS
17. b4
La apertura del ala de �ama le
reporta al blanco una ventaJa apre-
3 1
ciable. Las piezas negras se ven
obligadas a una defensa pasiva.
17. ... :ii ac8
Por supuesto, no 1 7. . .. cb4 ya
que el blanco interpondría 18.
.ib6 y entonces 19. c5 y el negro
estaría axfisiado.
18. 1!t'b3 .id6
19. l:Hd1 1We7
La amenaza de ganar un peón
con 20. bc5 _ixc5 2 1 . _ix c5 'ffx c5
22. 'ffxb7 "fi'x a5 23 . lhl obliga al
negro a gastar un tiempo precioso.
20. beS i, x c5
21. .i x c5 :ii x c5
22. :ii al!
La torre blanca aspira a llegar a
b6 desde donde apoyará el avance
del peón «d».
22. ..• :ii d8
23. :ii a4 .if5
24. :ii b4 .ic8
25. :ii b6 :ii d6
Fischer trata de obstruir los
peones pasados blancos, pero es
bien sabido que las piezas pesadas
son malos bloqueadores y su plan
no tendrá éxito. Pero en caso de
25. :ii x a5 26. d6 'l'd7 27. .if3
la posición negra se habría colap­
sado al instante.
26. "ti'b4 '1'c7
27. :ii x d6 'ffxd6
28. :!i:b1 'l'c7
Mednis considera esta jugada
como el error decisivo y cree que
aún era posible resistir con 28. ...
32
g6, pero yo creo que aún así la po­
sición negra no sería viable.
27
29. 'l'a4!
Dejando el camino hacia b6 a la
segunda torre.
29. ...
30. 'l'a3
31. :ii x b7
32. 'ffx a5
.id7
:ii x a5
'ffx b7
El éxito para el blanco ya no
está lejos. Sus esfuerzos en la aper­
tura y medio juego no han resulta­
do vanos. La partida concluyó:
32. ... g6
33. h3 'l'b1+
34. �h2 .if5
35. Wc3 We4
36. .if3 'l'd4
37. 'ffx d4 ed4
38. g4 .ic8
39. c5 a5
40. c6 �f8
41. d6 abandonan.
O GELLER
e IVKOV
Hilversum 1973
l. e4 c5
2. lt:Jf3 d6
28
3. d4
4. ltJx d4
S. lüe3
6. .ie2
7. lüb3
8.0-0
9. f4
10. a4
11. wh1
ed4
lüf6
a6
eS
.ie7
.te6
'fie7
lübd7
:ae8
No puede decirse que la última
jugada del negro sea un error, pero
sí parece una inexactitud. En cual­
quier caso las blancas van a ser ca­
paces de obtener una considerable
ventaja posicional, como va a mos­
trar el curso de esta partida. Por
tanto, era mejor 1 1 . 0-0.
12. fS .ie4
13. aS!
El bloqueo del ala de dama en­
tra en los planes estratégicos del
blanco. Ahora le va a ser dificil al
negro conseguir contrajuego, ya
que sus peones del flanco de dama
están inmovilizados y a sus piezas
les va a resultar dificil coordinarse.
13. ... 0-0
14. ,ixe4 'fix e4
1S. :aa4 'fie6
16. .ie3 :afd8
17. 'i!if3
Geller refuerza la posición de
sus piezas y mantiene en reserva el
avance del peón «g». Mientras, le
dice a su adversario: «haz una ju­
gada>>.
17. ... h6
El gran maestro yugoslavo de­
tiene el asalto de peones blancos.
debilitando su flanco de rey (a 1 8.
g4 seguiría 1 8. lüh7).
18. :!Iaa1! liJeS
19. lüd5
¡Justo a tiempo! Se percib.e la
desafortunada posición de la dama
negra.
29
19. ... ltJ x dS
20. edS 'fibS
21. ltJ x c5 deS
22. 'fig4 'fixb2
23. ,ix h6?!
Aunque debe ser suficiente para
ganar, no es lo más rápido. Geller
recomienda 23. c4. Pero, ¿por qué
33
no jugar 23 . :ilabl! 1!fxc2 24.
_ixh6 .if6 25. :ilbc l 1!fd3 26.
lHdl y entonces 27. _ix g7! segui­
do de 28. f6, o 23. ... h5 24. 1!fxh5
1!fxc2 25. ;¡¡xb7 1!fd3 26. ;¡¡f3,
etc.? No tengo dudas de que esto
hubiera ganado inmediatamente.
23. ... e4
24. ;¡¡abl 1We5
25. c4 e3
El blanco ha de jugar con mu­
cha exactitud ya que el negro ha
obtenido contrajuego con su peón
«e».
26. ;¡¡bel
Falla 26. ;¡¡x b7? por 26. ... .id6
27. .if4 e2 y son las negras las que
ganan.
26. ... 1!1d4
27. ;¡¡f4 1!1f6
Si 27. ... 1Wc3 las blancas ganan
con 28. ;¡¡efl, y si 28. .if6 29.
_ix g7!
28. ;¡¡e4!
Todo calculado de una forma
precisa. La posición está ganada
para el blanco ya que su peón «d»
es más fuerte que el «e» negro.
34
28. ... 'fi'x h6
29. ;¡¡x e7 liteS
30. 'fi'e4 li xe7
31. 'fi'x e7 'fi'f4
32. h3
Las blancas no tienen prisa en
tomar el peón «e» y primero le
abren a su rey una vía de escape.
32. ... 'fi'xf5
33. d6 'l'e6
La última jugada negra le va a
permitir a Geller concluir la parti­
da de una forma elegante, pero la
posición también estaba perdida
tras 33 . ... 'l'f6 34. 'l'xf6 gf6 35.
;¡¡x e3 ;¡¡d8 36. ;¡¡d3.
30��������=
• •• •••
.,. -,�.� � fa ..
iR D.'it'R R
� ". . .� .. . .
-�- • •
R R • Rt5
R B -�­
R R U -�
34. d7!
Ganando una torre entera. Las
negraS abandonaron.
2. LA BATALLA POR W WILW CENTRALES
No debe sobreestimarse la im­
portancia de este tema. Creo que
es muy aconsejable realizar un es­
tudio concreto de los procedimien­
tos típicos que concierne a la lucha
por las casillas centrales y extraer
algunas conclusiones generales
que ayuden a los jugadores a ad­
quirir la necesaria habilidad prác­
tica.
Lo que analizaremos a conti­
nuación serán situaciones en las
que uno de los jugadores, guiado
por una estrategia determinada, o
a veces por necesidad, permite una
debilidad en el centro del tablero,
ofreciendo algunas ventajas visi­
bles al oponente (aunque a veces
son sólo un cebo). O cómo se con­
sigue el dominio de una casilla cen­
tral utilizando una serie de técni­
cas estándar.
Pero primero examinaremos
desde un contexto general el pro­
blema de las casillas débiles, blan­
cas o negras, y las serias conse­
cuencias que pueden acarrear.
Comprobaremos por nosotros
mismos cuán peligroso es no res­
petar las leyes de la estrategia y
cuando se plantean planes confu­
sos se debilitan pequeños o gran­
des sectores del tablero, permitien­
do que el oponente ejerza su do­
minación sobre ellos.
O GAPRINDASHVILI
e SERVAlY
Dortmund 1 974
l. e4 c5
2. liJf3 liJc6
3. d4 cd4
4. liJx d4 g6
5. c4 i.g7
6. i.e3 liJf6
7. liJc3 liJg4
8. �xg4 liJx d4
9. �dl e5
Consolidando el caballo pero
debilitando la casilla d5. Se consi-
dera mejor 9. liJe6.
10. liJb5!
El blanco planea cambiar el ca­
ballo. En caso de 1 0. i, x d4? ed4
1 1 . liJb5 0-0! 1 2. liJ x d4 �b6! y el
negro tiene la iniciativa.
35
10. ... 0-0
Primero y sobre todo el desarro­
llo, y así el negro ofrece un peón.
Es desfavorable para el blanco
aceptarlo: 1 1 . ltl x d4 ed4 12 .
.txd4? 'ti'a5+ 13. �e2 1i e8 1 4. f3
d5! 15. ,t x g7 ( 15. cd5 J:i x e4+ 16.
fe4 .tg4+) 15 . ... J;t x e4+ 16. �f2
'ti'c5+ 17. �g3 'ti'e3! con ataque.
1 1. .te2
También es posible 1 1. 'ti'd2.
1 1. ... 'ti'h4?
El negro se encamina hacia un
juego forzado pero mal calculado.
Tenía que haber continuado 1 1 . ...
ltl x b5 12. cb5 d6, y si 13. .tc4
.te6, con una posición defendible.
12. ltl x d4! ed4
13. .t x d4 'tifx e4
14. _t x g7! �xg2
El negro había puesto sus espe­
ranzas en esta jugada intermedia,
pero no había reparado en la irre­
versible debilidad de la gran diago­
nal negra.
1S. 1i'd4!
¡Al estilo del siglo pasado! El sa­
crificio de ambas torres lleva a un
mate inevitable.
1S. ...
16. �d2
�x hl+
�xa1
(DIAGRAMA 32)
17. �f6!!
Esta jugada, de una fuerza terri­
ble, concluye la partida. Las ne­
gras abandonan, ya que si 1 7. ...
36
�x a2 viene 18. .th6 y los jaques
pronto se terminan. Esto ha sido
lo recibido por el abandono de las
casillas negras.
O NEZHMETDINOV
e DUBININ
Cheboksary 1 950
l. e4 eS 2. ltlf3 ltlc6 3. d4 cd4
4. lbx d4 ltlf6 S. ltlc3 d6 6. .tgS e6
7. �d2 a6 8. 0-0-0 h6 9. .tf4 .1d7
10. .tg3 �c7 1 1. f3 ltle5?
33 . . ..... . �d d 'B' � ¡-.
. A _. .t.• .t. �d � d -
,. � A ·· �� - . -
� � . �
� m � � �
. � - � �� � � �
� � � Wift - � �� � d �
� W :§: ��� Ja
Esta maniobra de caballo senci­
llamente empeora la posición ne-
gra. 1 1 . 0-0-0 era mejor.
12. f4 ltlg6
13. i.e2 .te7
14. �b1 eS?
Un error posicional. Al inicial
un juego prematuro en el centro el
negro debilita de forma catastrófi­
ca sus casillas blancas, lo que en­
seguida va a aprovechar Nezhmet­
dinov.
15. lt:lf5! .l x f5
16. ef5 lt)xf4
17. J.xf4 ef4
18. 'ifxf4 0-0-0
19• .tn wbs
20. .td5!
Se hace obvia la dominación del
alfil blanco. Al negro le falta espa­
cio y está condenado a esperar pa­
sivamente su trágico final. Las pie­
zas blancas aumentan su actividad
con cada movimiento provocando
al final una auténtica asfixia posi­
cional.
20. ... l:l hf8
21. li hel lii d7
22. 'ifg3 lt:le8
23. lt:le4 wa7
Es un placer conducir las blan-
cas en tales posiciones.
24. lii e3 'ifd8
25. 11 b3 .tf6
26. 1!fe3+ 'it>b8
27. lii b6 'ifc8
28. lii d3 lii e7
29. lii db3
(DIAGRAMA 34)
Una posición pintoresca. El ne­
gro, sencillamente, no tiene juga­
das.
29. ... 1!fxf5
30. J:ii X b7+ J:ii X b7
34
31. lii xb7+
32. ltJxd6+
wc8
abandonan.
O SMYSLOV
e BOTVINNIK
Moscú 1 954
l. e4 c5
2. lt:lc3 lt:lc6
3. g3 g6
4. .tg2 .tg7
5. d3 d6
6. lt:lge2
6. ... e5!
Sin ninguna buena razón, esta
jugada no se había dado en ningu­
na competición seria antes de este
encuentro. De momento se contro-
37
la el avance d4 del blanco y a la
vez se restringe el alfil de g2. La
debilidad de la casilla d5 no tiene
gran importancia ya que existen
suficientes medios de controlarla.
7. lt:ld5 lt:lge7
8. c3?!
El plan elegido por el blanco es
estratégicamente incorrecto, ya
que su esfuerzo por jugar a toda
costa d4 no va a tener los resulta­
dos apetecidos. Rehusa de forma
voluntaria, equivocadamente, a la
lucha por d5, cosa que podría ha­
her hecho con 8. lt:lec3. Ahora las
negras se desembarazan de uno de
los inconvenientes de su posición.
8. ... ltJxd5
9. ed5 lt:le7
10. 0-0
El juego blanco es incongruen­
te. Tendría que haber continuado
con los pasos iniciados con 1 O. d4
ed4 1 1 . cd4 1 2. ltJ x d4 0-0 1 3. 0-0,
con tan solo unas leves mejores
perspectivas para el negro.
10. ... 0-0
11. f4?!
Ya que aquí no es bueno 1 1. d4
ed4 12. cd4 c4 1 3. 'i'a4 'i'c7 1 4.
.tg5 .td7 1 5. 'i'a3 .tf5 con ven­
taja posicional negra, Smyslov tra­
ta de hacerse con la iniciativa por
otro camino, pero de esta forma
debilita seriamente sus casillas ne­
gras. La más tranquila 1 1 . .td2 se­
guido de 1 2. 'i!Vb3 y 1 3. l::tae l es­
taba más en el espíritu de la posi­
ción.
1 1. ... .td7
12. h3?!
38
El blanco teme 1 2. ... 'i!Vc8 y
construye una nueva debilidad. Te­
nía que haber intentando 12. fe5
de5 1 3. .tg5 ( 1 3. d6!? también es
interesante) 1 3. h6! ( 1 3. ... f6?
1 4. i.e3 'i'c7 1 5. .tf2 lt:lf5 1 6. d4
ed4 1 7. cd4 c4 1 8. lt:lf4 con buen
juego) 1 4. .t x e7 'i!V x e7 1 5. c4
l:l ae8 1 6. lt:lc3 f5 1 7. 'i'd2, y aun­
que las negras están mejor, aún
hay mucho que jugar.
12. . .. 'i'c7
13. .te3
Podría haberse conseguido la
mejor disposición de las piezas
blancas con 1 3. .td2, 1 4. 'i'b3 y
1 5. :!i ae l .
13. ... li ae8
Las negras son las primeras en
completar su movilización, sus pie­
zas tienen una posición armoniosa
y eso les permite mantener la ini­
ciativa.
14. 'i'd2?
Botvinnik considera esta jugada
como de rutina, creando dificulta­
des serias ya que la damaoestá mal
situada en la diagonal cl-h6. Acer­
tad�mente sugiere 14. .tf2 como
meJor.
14. ... lt:lf5
15. .tf2 h5
16. li ae1
Bueno o malo, el blanco debe­
ría haberse decidido por 1 6. g4
hg4 1 7. hg4 lt:lh6 1 8. g5, creando
contrajuego.
(DIAGRAMA 36)
17. th2
1 7. feS falla por 1 7. ... i.h6 1 8.
"ifc2 ll:le3 y la posición blanca se
colapsa.
17. ... i.h6!
Se hace clara la pobre situación
de la dama blanca en d2, y además
se hace muy desagradable la ame-
naza 1 8. ef4 19. lt:J x f4 h4!
18. h4
Es triste que las blancas tengan
que crear nuevas debilidades como
este «hole» en sus casillas blancas,
pero ¿qué hacer ante un futuro
h4?
18. ... �f6!
El conjunto de piezas blancas,
agrupadas todas en el «sótano»,
parecen bastante desamparadas,
por lo que no sorprende que las ex­
celentemente coordinadas fuerzas
negras asesten un duro golpe en el
flanco de rey, en donde se encon-
traban palpitando numerosas debi­
lidades.
19. .te4 ef4
20. l1Jxf4 l1Jxh4!
21. i.e3 lt:JfS
22. i.xfS
22. l1Jxh5 falla por 22. ... gh5
23. i_ x f5 (23. i_ xh6 'fkx h6) 23.
i_ x e3 24. ll x e3 'ikg5!! y las negras
ganan la calidad. La partida con­
cluyó: 22. ... 'fkxfS 23. 'ikg2 'ikg4
24. 'ike2 'fkx e2+ 2S. :S: x e2 :S: eS
26. ll ee1 llfeS 27. i.f2 h4 28.
l:i:x eS :a x eS 29. d4 hg3+ 30.
'i!f x g3 ll gS+ 31. Wh2 J:ifS 32.
i.e3 cd4 33. cd4 Wh7 34. llf2 gS
3S. ll:le2 JI xf2+ 36. _ixf2 fS 37.
abandonan.
O GELLER
e RESHEVSKY
Palma de Mallorca 1970
l. e4 eS 2. lt:Jf3 e6 3. d4 cd4 4.
ltJ xd4 ll:lc6 S. lt:Jc3 d6 6. i.e2 lt:Jf6
7. 0-0 i.e7 8. i.e3 0-0 9. f4 i.d7
10. li:lb3 aS 1 1. a4 eS 12. th1 lt:Jb4
13. i.f3 ll c8
37
En esta variante las negras tra­
tan de obtener contrajuego con el
39
avance del peón «a». Al hacerlo,
sin embargo, debilitan una serie de
casillas, pero ¿cómo pueden las
blancas explotar esta ventaja? Con
la sutil maniobra de torre que si­
gue, logran desvelar los inconve­
nientes de la formación negra. La
torre se traslada a la columna «d»
pero la parte más perspicaz del
plan blanco está bien camuflada.
14. :S: f2! :S:c4
15. fe5 de5
16. :S: d2 'flc7
17. 1Wg1!!
¡Esta es la clave! Las casillas ne­
gras del flanco de dama, especial­
mente b6, empiezan a derrumbar­
se.
17. ... i.d8
Las negras se encuentran obli­
gadas a realizar torpes jugadas de­
fensivas.
18. :S: ad1 i.c6
19. i.c5
Una interposición importante,
forzando al negro a dar la calidad
sin apenas compensación.
19. ... :S: e8
20. 'fi'fl :S: x c5
La debilidad de la casilla f7 no
permite al negrojugar 20. .. . :S: x e4
en vista de 2 1 . lLlx e4 lLlx e4 22.
i, x e4 ,t x e4 23. :S: d7, etc.
40
21. li) x c5 1We7
22. lLlb3 i.b6
23. 1We2 g6
24. lLlb5 :S: a8
Tales jugadas no se hacen de
buena gana.
25. lLlcl
Comienza la fase técnica. El ca­
ballo aspira llegar a d5 y una vez
ahí la partida habrá acabado.
25. ... lLla6
26. lLla2 lLlc5
27. lLlac3 h5
Parando provisionalmente 28.
lLld5 debido a 28. i, x d5 29. ed5
e4, con contrajuego.
28. l:i e1
29. :S: d6
30. :S: dd1
31. 'fld2
32. Wd6
33. 'fld2
'fi'f8
lLlcd7
'flh6
'flf8
'flh6
'fi'f8
Con los jugadores apurados de
tiempo, el blanco repite jugadas.
38
34. h3 :S: e8
35. lLld6 ;¡::¡: d8
36. lLlc4 i.c7
37. lLld5!
Esta jugada concluye práctica­
mente la partida.
37. ... llJ x d5
38. ed5 lbf6
39. '@'g5 lb><d5
40. llJxeS �g7
41. c4 f6
Y sin esperar la respuesta del ri­
val, el negro abandona.
Retornemos ahora directamen­
te al problema de las casillas cen­
trales. Haremos hincapié en anali­
zar detalladamente dos puntos im­
portantes, eS y dS, cuyos rasgos ca­
racterísticos aparecen casi cons­
tantemente en la mayoría de las va­
riantes sicilianas.
2. 1. LA CASILLA d5
Al autor le gustaría que el lec­
tor dedicara una atención especial
sobre esta casilla, provocadora de
duras luchas de intereses entre am­
bos bandos y en torno a la cual tie­
nen lugar arduos debates. La casi­
lla es generalmente una debilidad
negra y a partir de aquí se plantea
la cuestión básica: si las blancas
obtienen un control total sobre
este deseado punto o bien las ne­
gras consiguen una cobertura ade­
cuada en torno a él.
O SMYSLOV
e RUDAKOVSKY
Moscú 1 945
l. e4 c5 2. lbf3 e6 3. d4 cd4 4.
llJ x d4 ltlf6 5. lbc3 d6 6. i.e2 i.e7
7. 0-0 0-0 8. i.e3 lbc6 9. f4 1Wc7
10. '@'el llJxd4 11. i, x d4 eS 12.
.te3 .te6 13. f5 ..tc4? 14. .t >< c4
1j'x c4
Las negras cometieron un serio
error posicional en su jugada 1 3."
al cambiar los alfiles de casillas
blancas (pudo haber jugado 1 3. ...
i.d7 seguido de 14. i.c6) cir­
cunstancia que será aprovechada
por el blanco.
15. .tg5!
Un ejemplo típico de cómo ex­
plotar la casilla dS en este tipo de
posiciones. Las blancas eliminan el
último defensor de este importan­
te lugar estratégico tras lo cual su
caballo se colocará majestuosa­
mente en él.
15. ... :iife8
16. i, x f6 ,ixf6
17. lbd5 .id8
A 1 7. 1!fx c2 podría haber
continuado 1 8. :ii f2, y si 1 8. . . .
'ifcS entonces 19. :ii cl y 20. lbc7
ganando calidad.
18. c3
19. b3
20. 'it>h1
21. lH3
b5
'fi'c5+
:iic8
'it>h8
Por supuesto que las negras po-
dían atrincherarse con 2 1 . f6,
4 1
pero semejante defensa pasiva no
hubiera acarreado nada bueno, ya
que las blancas podrían llevar sus
piezas al flanco de rey y asaltar la
posición del rey negro sin ningún
obstáculo con el avance de sus
peones ((g» y «h».
22. f6! gf6
23. 'tfh4 ;¡¡g8
24. lbxf6 l:l g7
2S. l:l g3
Con la amenaza 26. 'ffx h7+!
2S. ... i,xf6
26. 'tfxf6 1I g8
27. l:l d1 d5
28. :S. xg7 abandonan.
O SMYSLOV
e DENKER
Moscú 1 946
l. e4 eS 2. lbc3 lbc6 3. g3 g6 4.
i.g2 i.g7 S. d3 e6 6. i.e3 lbd4 7.
lbce2! d6 8. c3 lbc6 9. d4 cd4 10.
lbX d4 lbX d4 11. i_X d4 eS 12. i_e3
lbe7 13. lbe2 0-0 14. 0-0 i.e6 1S.
�d2 'ffc7 16. l:lfcl! fS 17. c4 fe4
18. lbc3 lbfS 19. lbxe4 lbxe3 20.
�xe3 h6 21. l:l dl l:lfd8 22. l:l acl
:¡:¡ ac8 23. b3 b6
40
42
Las blancas, guiadas por prinn
pios estratégicos, aspiran a <.:am
biar los alfiles de casillas blan<.:a�
para de esa forma obtener un m­
bailo centralizado que luchará wn
tra un alfil negro obstaculizad(,
por sus propios peones. Así, la SI­
guiente jugada es una soludón
ideal.
24. lbc3!
Ahora las negras podrían eludir
el cambio con 24. ... 'i!?h7, pero
tras 25. i.e4! seguido de h2-h4-h5
se encontrarían en una situación
critica.
24. ... 1!/e7
2S. i.d5 .¡,h7
26. .t x e6 'ffxe6
27. l:l d3 'iJ. c7
28. ll cdl :¡:¡ti
29. lbe4 i.f8
30. :¡:¡ d5 'tfg4
31. l:l ld3
La preparación final antes de
ganar un peón. En caso de 3 1 . . . .
1!/e6 las blancas continúan con 32.
1!/d2 l:i: fd7 33. c5! bc5 34. lbx c5.
31. ... i.e7
32. lb x d6 i_ x d6
33. j1 X d6 :S, df8
34. 'i!fxeS
El blanco ha calculado de una
forma precisa las consecuencias de
renunciar a su peón de f2. Cons­
truye ahora un ataque decisivo con
sus piezas pesadas.
34. . .. ¡¡[ xf2
3S. l:i: d7+ 1I 2ti
41
36. :il xf7+ :il xfi
37. :il dS!
La ocupación de la octava fila
es la clave de la operación blanca.
Ahora, nubes de tormenta se cier­
nen sobre el rey negro.
37. ... :il g7
38. �eS g5
39. �hS+ <i!tg6
40. :il d6+ wn
41. �xh6
Con la pérdida de un segundo
peón se decide la partida. Smyslov
la concluye con su acostumbrada
elegancia.
41. ... 1!t'f5
42. :il d1! �c5+
43. 'Ot>g2 'f!le7
44. :il fl+ wgs
45. "Wf6 'ffieS
46. �f5 g4
47. :ilf2 1We7
4S. �d3 li g5
49. :il e2 'fflf8
50. 'ffie4 :il g7
51. �d5+ �n
52. :ile6! abandonan.
O KARPOV
e NUNN
Amsterdam 1 985
l. e4 c5 2. lt::lf3 d6 3. d4 cd4 4.
ltJ xd4 ltlf6 5. lt::lc3 a6 6. .te2 e5
7. lt::lb3 .te7 S. 0-0 0-0 9. .te3 .te6
10. "Wd2 lt::lbd7 1 1. a4 :il cS 12. a5
�c7 13. :ilfdl :ilfdS
Los dos jugadores han comple­
tado ya la movilización de sus fuer­
zas y se encuentran inmersos en el
medio juego. En posiciones de este
tipo la lucha se produce en torno
a la casilla d5. Karpov lleva a cabo
un plan global de estrategia con la
despiadada lógica que acostumbra.
14. �el �c6
15. .tf3 .tc4
16. lt::lcl!
Maniobrando con el caballo ha-
cia la casilla mágica.
16. ... h6
17. ltlla2 lt::lc5
1S. lt::lb4 'ffleS
19. g3 l:i: c7
20. .tg2 li deS
21. b3!
43
Esta es una interposición impor­
tante que va a permitir al blanco
preparar en un futuro próximo
c2-c4, impidiendo definitivamente
al negro algún contrajuego por la
columna «c».
21. ... i.e6
22. �cd5 �xd5
23. �xd5 _ixd5
24. J:i X d5
La torre no se siente menos fe­
liz que el caballo en la casilla cen­
tral.
24. ... :!i e6
2S. :!:1. adl �e6
26. c4 i.gS
27. i.a7 :!i a8
28. i.b6 i.d8
29. i.e3 i.e7
El pasivo plan defensivo elegido
por el gran maestro inglés precipi­
ta su derrota. Era más tenaz 29.
i.g5.
30. We2 b6
Este intento de escapar del ro­
dillo no va a ayudar mucho.
31. b4!
44
Esto lleva por fuerza a la pérdi-
da de material por parte del negro.
31. ... baS
32. bS abS
33. cbS :!:1. eS
A 33. ... :!:1. c3 las blancas ganan
con 34. b6 i.b8 35. b7 y se atrapa
a la torre negra.
34. i_xeS
3S. i.fl
36. 'ffc2
37. i.c4
38. :!:1. ld3
39. Wa2
40. :!:1. xaJ
�xcS
a4
a3
�e6
�d4
i.b6
abandonan.
Veamos ahora otro ejemplo mo­
derno en donde el blanco tiene éxi­
to en construirse «un nido» en d5.
O POPOVIC
e POLUGAIEVSKY
Sarajevo 1 987
l. e4 eS
2. �f3 d6
3. d4 cd4
4. � x d4 �f6
S. �c3 a6
6. g3 eS
7. �b3 i.e7
8. i.g2 �bd7
9. a4 b6
10. 0-0 i.b7
(DIAGRAMA 44)
11. :!i el !
En esta conocida posición esta
maniobra de torre tiene una apa­
riencia bastante inocua, pero de
hecho es parte esencial de un plan
profundo que tiene como objetivo
el control total de d5.
11. ... 0-0
12. lLld2!
Desvelando el secreto de la ope­
ración planeada. La torre dejó li­
bre f1 para poder realizar la ma­
niobra lLld2-fl-e3.
12. ... li c8
13. lLln liJeS
El vegetar pasivamente no es
del gusto negro, pero esta pseudo
actividad lo único que consigue es
sencillamente caer en las manos
del blanco. Era mejor 1 3. 'íl c7.
14. .tgS lLle6
15. ,txf6 ,txf6
16. lLle3
Aquí el negro descubre que la
planeada 1 6. ... lLld4 se refutaría
con 1 7. lLlcd5! .t x d5 1 8. ed5 1!fd7
1 9. c3 lLlf5 20. 1!fg4.
16. ... g6
17. lLlcdS .tg7
18. c3 'i!th8
19. 'i!t'b3 li b8
20. li ed1 .ta8
21. 1!fc2 1!fc8
22. 1!fe2 li d8
23. lLlc4
No procede ya seguir el curso
posterior de la partida (sobre todo
porque Popovic se equivocó y per­
dió debido a serios apuros de tiem­
po); lo importante es ver que el
blanco ha conseguido una ventaja
contundente.
Los ejemplos precedentes nos
muestran las principales armas
que usan las blancas en la batalla
por la casilla clave: reconociendo
la prioridad del caballo sobre el al­
fil en este tipo de posiciones, cam­
biará de buena gana su alfil dama
por un caballo, y entonces, si se
presenta la ocasión, intentará
atraer al rival al cambio de Jos al­
files de casillas blancas. Tras esto
las negras habrán disminuido su
control sobre d5. Y en general, al
blanco le agradaría siempre todo
el cambio de piezas enemigas que
tengan alguna labor de protección
de la casilla, para dejar a su arro­
gante caballo frente a un ineficaz
alfil.
Sin embargo, cabe preguntarse
si una debilidad en el centro es
siempre ruinoso para el negro. Es
prematuro e incorrecto sacar una
conclusión así en la Defensa Sici­
liana. En muchas ocasiones las ne­
gras son capaces de ejercer una es­
tricta vigilancia, y entonces la ca­
silla d5 no pasa de ser una mera
persuasión para el blanco, que cau­
tivados por controlar a toda costa
el puesto estratégico no son capa­
ces de transformar sus sueños en
45
realidad, ya que un eficaz desplie­
gue negro se lo va a impedir.
Una popular línea de la varian­
te Sozin nos va a servir como bue­
na ilustración de lo expuesto.
l. e4 c5 2. ll::lf3 d6 3. d4 cd4 4.
lLlxd4 ll::lf6 5. ll::lc3 a6 6. .tc4 e6
7. .ib3 b5 8. f4 .ib7 9. f5 e5 10.
ll::lde2 ll::lbd7 11. ll::lg3 .ie7 12. .ig5
La batalla por dominar el cen­
tro llega a su punto álgido. En la
siguiente partida las negras permi­
ten a las blancas llevar a cabo su
plan libremente.
O POLUGAIEVSKY
e DONNER
Beverwijk 1 966
Sí, querido lector, no se sor­
prenda de verme en el papel del
«caballero blanco)). Siendo un obs­
tinado siciliano sin esperanza con
negras, habría jugado l . e4 toda
mi vida si supiera que mi rival re­
plicaría l . ... c5. En esta partida no
dudé sobre la apertura que elegiría
mi rival, y así, no tuve reparos en
darme una satisfacción con la va­
riante Sozin.
46
12. ... ll::lc5?
Mis predicciones se mostraron
acertadas psicológicamente. El
gran maestro holandés no estaba
familiarizado con las sutilezas de
esta línea y comete un error estra­
tégico, separando su caballo de la
esfera de influencia de d5.
13. ,txf6 ,txf6
14. .td5
Ya estamos familiarizados con
esta forma de proceder, exponien­
do la «herida)) de la formación ne­
gra.
14. ... ,txd5
15. l[}x d5
El caballo ocupa confortable­
mente su casilla favorita.
15. ... .th4
16. 'ff3 0-0
17. 0-0-0 !i: c8
18. 'ot>b1 ll::ld7
Admitiendo que se había equi­
vocado. El caballo negro se apre­
sura hacia f6 o b6 para desemba­
razarse de su fastidioso oponente,
pero ya es demasiado tarde. Las
blancas confirman su hegemonía
en el centro del tablero con la si­
guiente maniobra.
19. l[}fl! .ig5
Poniendo bajo su fuego a la ca­
silla e3.
20. h4 i.h6
21. ll::lh2!
(DIAGRAMA 46)
46
El infortunio golpea por el otro
lado. ¡Que poco envidiable es la si­
tuación del alfil! El resultado está
prácticamente decidido y tan sólo
requiere cierta precisión por parte
del blanco.
21. ...
22. lt.Jg4
23. 11 x d5
24. 1Wd3
25. 11 dl
26. a3
lt.Jb6
lt.Jx d5
f6
li c6
1Wa8
El blanco no tiene porqué apre­
surarse, así que antes de empren­
der las acciones decisivas abre una
vía para su rey.
26. ... 11 d8
27. lb X h6+ gh6
28. 1Wd2 1Wb7
Hay que ceder un peón, ya que
si 28. ... rt;g7 las blancas ganan con
29. lil d3.
29. 1Wxh6 1Wg7
30. 'i!ie3!
Por supuesto, con damas así es
más fácil explotar la expuesta po­
sición del rey negro.
30. ... 1Wg4
31. g3 ll d7
3 1 . 11 c4 pierde por 32. 1Wb6.
32. ll ld3
Los preparativos finales. En
caso de 32. ... :ac4 al blanco le ha­
bría gustado 33. ll x d6 ll x d6 34.
:S x d6 1l x e4 35. Il d8+ r#;g7 36.
ll d7+ 'it>g8 37. 1Wc3! lii c4 38.
1Wa5.
32. ...
33. 't!Yh6
34. 1Wh5+
35. 'iWdl
36. b3
37. 'it>b2
38. 'it>bl
39. 'iWel
40. 't!Yb4
41. a4
wf7
1Wg7
we7
1Wh6
ll d8
11 d7
11 d8
:í! dc8
l:l: d8
abandonan.
Como vemos, todos los infortu­
nios del negro le vienen por su mal
alfil, ya que tras los cambios se
quedó sin piezas capaces de «dis­
cutir» con el caballo blanco en d5.
Durante mucho tiempo las blan­
cas salían triunfantes de esta va­
riante, pero entonces vinieron
tiempos mejores para los jugado­
res sicilianos, que gradualmente
fueron profundizando en las suti­
lezas de la posición convirtiendo el
peligroso plan blanco en inofensi­
vo. A este respecto, las dos parti­
das siguientes fueron de una signi­
ficación enorme, ya que levanta­
ron el espíritu de las negras y, al
contrario, causaron desaliento en
las filas blancas.
Volvamos a nuestra posición es­
tándar:
(DIAGRAMA 47)
47
O R. BYRNE
e FISCHER
Sousse 1 967
12. ... li c8
Un eslabón importante en el
plan del negro. La torre ocupa su
casilla habitual desde donde en
muchas ocasiones disfruta de mu­
cha actividad. Ahora, tras 1 3 .
.txf6 lLlx f6 14. ll:'lh5 existe una
agradable elección entre la más
moderada 14. ... 'fi'b6 1 5. lLJ x f6+
(15. lLJ x g7+? i'f8 1 6. ll:'lh5 1We3+
17. i'fl lLJ x e4) 1 5. i, x f6 1 6.
'fi'd3 .tg5! con una posición poco
clara (17. i.d5 Ji x c3! 1 8. 'fi'x c3
.txd5 1 9. ed5 0-0 20. i'e2 b4, con
la iniciativa por la calidad) y la más
dura 14. ... Ji x c3!? 1 5. bc3 .t x e4
1 6. lLJ x g7+ (16. 0-0 lLJ x h5 1 7.
'fi'xh5 d5 1 8. a4 0-0 19. ab5 1Wb6+
20. i'h1 ab5, con excelente juego
para el negro, Neikirch-Minic,
K.rakow 1 964) 16. ... ®f8 1 7. ll:'lh5
li g8 1 8. lLJ x f6 i, x f6 1 9. 'fi'h5 d5!,
con complicaciones no desfavora­
bles para el negro.
48
13. 0-0 h5!
Durante mucho tiempo a nadie
se le ocurrió este avance de peón
de torre, pero es precisamente
aquí en donde se encuentra la ver­
dad. Inesperadamente el caballo
de g3 comienza a notar la tierra
movediza debajo de sus pies. Si
ahora las blancas continuaran con
su plan estándar con 14. .t x f6
lLlx f6 1 5. lüd5 las negras ganarían
un peón: 1 5. ... h4 1 6. lLJ x f6+ gf6!
1 7 . ll:'le2 .t x e4. La idea del negro
cogió completamente despreveni­
�o al blanco y comete un error se­
no.
14. h4? b4
15. i,xf6 i,xf6
16. ll:'ld5 i,x b4
17. lLJ x hS "Wg5
18. f6 g6!
No cayendo en la provocación,
1 8. I[ x h5? 1 9. lU5.
19. ll:'lg7+ 'i!7d8
20. ll f3 .tg3
21. 'fi'd3 .ih2+
22. Wfl liJeS
23. :il h3 ll h4!
La siguiente simplificación re­
duce a nada las esperanzas blan­
cas.
24. 'fi'f3 lLJ X b3
25. ab3 li xh3
26. 'fi' x h3 i_ x d5
27. ed5 'fi'xf6+
28. we1 'fi'f4
29. abandonan.
Los acontecimientos se desarro­
llaron de forma algo distinta en la
siguiente partida.
( > BEDNARSKY
e lEHMANN
Palma de Mallorca 1 967
A 13. ... h5! las blancas reaccio­
naron con 14. .txf6 lt:l x f6 15. '9Wf3
pero se arrepintieron de esto en la
siguiente jugada.
15. ...
16. '9Wxc3
17. lt:le2
18. chh1
11 x c3!
h4
'9Wb6+
lt:l x e4
Una situación trágica para el
hlanco, por el que sólo puede sen­
tirse compasión. Las piezas ne­
gras, en especial los duos forma­
dos por dama y caballo, y alfil y
peón «h» trabajan por todo el ta­
hlcro.
19. 't!th3
20. 't!tg4
21. ll g1
22. li af1
23. li xfl
24. 'fkxg7
25. li x g2
lt:lg5!
h3
lt:le4
lbf2+
'ft'xfl
hg2+
'9Wx e2!
La clavada por la diagonal
h 1 -a8 es tan mortal que el negro
puede permitirse la «lujuria» de re­
nunciar a una torre.
26. i,xf7+ 'hd8!
27. '9Wx h8+ <$;c7
28. 1/lc8+ 'it¡ x c8
29. abandonan.
Lo menos malo para el blanco
es 1 5. i.d5, aunque tras 1 5.
lt:l x d5 1 6. lt:l x d5 h4 el negro tiene
un juego excelente. Así, 1 3. 0-0 es
una jugada dudosa por lo que la
teoría sugiere 1 3. .t x f6 lt:l x f6 14;
'9Wd3, aunque esto es suficiente
sólo para mantener la igualdad;
por ejemplo, 1 4. ... 'f!/c7 1 S. 0-0-0
0-0 1 6. '9We2 b4 1 7. lt:ld5 i, x d5 1 8.
.t x d5 aS 1 9. <$;bl a4 20. ll d3
'9WcS, con chances para ambos ban­
dos, Tringov-Bukic, Skopje 1 97 1 .
Pero quizá exista aún más ardor
en la lucha por la casilla d5 en la
variante Chelyabinsk de la sicilia­
na, más conocida como variante
Sveshnikov en honor a su creador.
Recuerdo cuando hace ya tiem­
po me encontré por vez primera
con el joven Zhenya Sveshnikov,
jugando en el tablero junior del
equipo de la federación rusa, sor­
prendiéndonos gratamente a los
miembros veteranos del equipo
con su temeraria (eso fue lo que
pensamos todos) secuencia de ju­
gadas: l . e4 eS 2. lt:lf3 lt:lc6 3. d4
cd4 4. lt:lxd4 lt:lf6 5. lt:lc3 eS 6.
lt:ldbS d6 7. i.gS a6 8. .t x f6 gf6
9. lt:la3 bS.
(DIAGRAMA 49)
Todos nuestros persistentes in­
tentos de persuadir a aquel mucha-
49
cho para que no jugara así resulta­
ron vanos. Su tozudez no tenía lí­
mites y siempre rechazaba las opi­
níones de los expertos cuando es­
tos intentaban invadir su precioso
ingenío.
Los años han pasado y Zhenya
ha crecido, pero continúa jugando
su variante -¡y además con éxi­
to!-, llegando a ser una costum­
bre, y trabajando más y más sobre
nuevos detalles de su estrategia. Y
de una forma bastante paradójica
la variante sigue viviendo con un
espíritu joven, ya que nadie ha
sido capaz de provocar un debili­
tamiento serio de sus fundamen­
tos. Realmente el destino debe ale­
grarse por la aparición de esta per­
sonalidad tan tenaz, que ha sopor­
tado tantas embestidas y que ha
forzado a la teoría de aperturas a
creerle y a inclinar la cabeza a su
paso.
¿Cómo se puede explicar el fe­
nómeno Sveshnikov? Las pérdidas
del negro en el diagrama 49 pare­
cen ser muchas: han arruinado su
estructura de peones y el caballo
blanco tiene libertad para colocar­
se en su casilla favorita. ¿Tienen
50
las negras alguna compensación
por esto?, se intuye que sí, y ade­
más son varias:
1 ) La falange de peones negros,
aunque deformada, tiene mucha
movilidad y pueden atacar con éxi­
to el centro del rival.
2) El caballo de a3 está desam­
parado e introducirlo en juego va
a requerir tiempo.
3) La presencia del alfil dama
negro permite concebir que la vida
del caballo blanco en el centro no
va a ser fácil.
4) La apertura de la columna
«g» es un triunfo importante, y
mientras las blancas se concentran
en la casilla d5, las negras tienen
buenas perspectivas de construir
un ataque en el ala de rey.
De todas formas, las cosas no
son tan simples. Todos los indicios
indican, y la experiencia lo confir­
ma, que los pros y los contras se
compensan y que el resultado de
la discusión «Cheliabinsk» lo deci­
de la maestría de los propios juga­
dores, tanto con blancas como con
negras. Más elocuentemente que
las palabras, los ejemplos permiten
demostrar esto.
O KLOVAN
e TIMOSHCHENKO
Odessa 1 974
l. e4 eS 2. llJf3 llJc6 3. d4 cd4
4. lbx d4 llJf6 5. llJc3 eS 6. llJdbS
d6 7. i.g5 a6 8. llJa3 b5 9. i,xf6
gf6 10. llJdS f5 11. i.d3 i.e6 12.
'ft'h5 i.g7 13. c3 � 14. �
(DIAGRAMA 50)
14. ... f4!
La idea de Timoshchenko, que
la empleó por primera vez frente
a Lunkin en Moscú 1 973. De esta
fórma las negras rechazan la ame­
naza 1 5. ef5 ,.i x d5 1 6. f6.
15. lilc2?!
La teoría recomienda ahora 1 5.
ll fd l o lit ad l como más exacto.
15. ... f5!
La continuación lógica del plan
elegido por el negro. Sólo acciones
enérgicas pueden reportarle algún
éxito. Los peones negros se están
volviendo peligrosos, ya que se
amenaza 1 6. ... ,.i x d5 1 7. ed5 lile7
seguido de 1 8. e4.
En esta variante se aprecia cla­
ramente cómo el alfil dama negro
no permite al caballo blanco ense­
ñorearse de d5.
16. lilcb4!?
Como réplica, las blancas tratan
de crear acciones en el centro y en
ala de dama. En la partida ante­
riormente mencionada Lukin-Ti­
moshchenko no tuvo éxito el inten-
to de romper en el flanco de dama
con 1 6. a4 i, x d5 1 7. ed5 lile7 1 8.
ab5 e4! 19. ..ic4 ab5 (también es
posible 1 9. ... Ii c8 20. �e2 f3 2 1 .
gf3 ef3 22. �e6+ c¡t¡h8, con una
iniciativa peligrosa para el negro,
Drukker-Kozyrev, Tyumen 1 978)
20. ,.ixb5 l:i b8 2 1 . c4 ltJ x d5 22.
l:l a7 (22. Ii fdl lilc7 23 . lilb4
liJ x b5!) 22. . . . lüc7 23. Ii fa1
ltJ x b5 24. cb5 �f6! 25. l:l c7 Ii bc8
26. l:i aa7 l:[ x c7 27. Ii x c7 �xb2
28. �e2 d6 y las negras logran
ventaja.
16. ... ltJ x b4
17. ltJxb4 aS!
La réplica más fuerte que esen­
cialmente refuta el plan blánco.
Otras continuaciones que han ocu­
rrido en la práctica, 1 7. ... d5 y 1 7.
... �d7 dejan a las blancas con me­
jores chances.
18. ef5
Aquí se muestra que no hay
otra jugada. Si 1 8. lild5, entonces
1 8. ... ..t x d5 19. ed5 e4, mientras
que si 1 8. lilc6 las negras ganan
con 1 8. ... �c7 19. ef5 ..ic4! 20.
,.i x c4 bc4 2 1 . �f3 Ii a6!
18. ... .tn
19. �h3 �d7!
20. lüc2 d5
21. Ii adl
(DIAGRAMA 51)
21. ... Jii: a6!
La batalla de planteamientos ha
sido ganada por las negras. Su fila
de peones centrales es un arma
formidable.
5 1
22. 1Wg4
23. 1We2
24. gf3
25. f4
26. i, xb5
27. f3
28. lile3
29. 1Wd3
30. �xf2
Iih6
f3!
1We7
e4
i.h5
1Wc5+
ef3
f2+
30. Ii x f2!? ,i x d l 3 I . lt:l x d l era
posiblemente mejor, aunque el ata­
que negro continuaría.
30. ... ,i x dl
31. Ii X dl �h8!
Preparando la entrada en la lu­
cha de su última reserva, la torre
por la columna «g».
32. <t>g2 Ii g8
33. lilfl .tx c3+
34. lt:lg3 ,ixb2
35. 1Wxd5
(DIAGRAMA 52)
En esta posición la forma más
simple para ganar es 35 . ... 1We3, y
36. ... Ii x h2+ es inevitable. Pero
aquí, debido con toda probabili­
dad a serios apuros de tiempo, el
52
5
2
negro comete un error terrible (lo
más engorroso es que hasta aquí el
gran maestro de Novosibirsk había
jugado espléndidamente).
35. ... Ii x h2??
36. <t> X h2 1Wf2+
37. �g2 �xf4
38. �x b2+ abandonan.
O GUTIERREZ
e SVESHNIKOV
Cienfuegos 1 979
l. e4 c5 2. lt:lf3 lt:lc6 3. d4 cd4
4. lt:lx d4 lt:lf6 5. lt:lc3 eS 6. li:ldb5
d6 7. i.g5 a6 8. lt:la3 b5 9. ,ixf6
gf6 10. lt:ld5 f5 11. i.d3 i.e6 12.
1Wh5 i.g7 13. 0-0
53 • • ••• .•- .. - ..
• • • . • ,
, .,...... .
R l RlD. i Rtv
. - � - .
� - � · .� .... . .
� w � - � � �u . u u
n • - :á �u • • �
13. ... f4!
l J na posición bien conocida de
la variante Chelyabinsk que pre­
senta numerosos escollos, lo que
rn¡uicre un juego enormemente
preciso por ambas partes.
14. c4!
La continuación crítica en la lu­
cha por la iniciativa, introducida
por el maestro checo Prandstetter.
Las blancas quieren «remover» su
alfil para darle mayor libertad.
14. ... bc4!
La réplica más fuerte. 1 4. b4
no promete mucho al negro por­
que bloquea la posición.
15. J. x c4 0-0
16. Ji acl Jib8
En la partida Matanovic-Sax,
Buenos Aires 1 978, el negro logró
desarrollar un ataque de forma
bastante original: 1 6. ... lüe7!? 1 7.
lHd l li[ c8 1 8. lLJ x e7!? 1Wx e7 19.
"W'c2 �h8! 20. J. x a6? (no es lo me­
jor) 20. ... Ji x c 1 2 1 . Ji x c ] f5! 22.
cf5 .t x f5 23. lüb5 e4 24. lüc3
"W'g5 25. f3 ef3 26. 'i!i x f3 .ig4 27.
"W'd5 .te5 28. lüe4 'i!ig7 29. .ifl
IJ! 30. li[ c2 fg2 3 1 . J. x g2 .if3 32.
li 1'2 .td4!
También es posible 16. ... l!th8!,
con un juego de doble filo.
17. b3 'ffd7
18. .id3?!
Una inexactitud casi impercep-
1ihle que permite al negro crear
contrajuego. La teoría considera lo
más fuerte 1 8. lHd1 wh8 1 9. 1Wh4
.t � d5 20. l:[ x d5 (o 20. .t x d5).
18. ... l!th8
Una jugada profiláctica impor­
tante, que provee al rey negro de
un lugar más seguro a la vez que
cede la columna «g» para la torre.
19. li c4?!
Un segundo error del blanco.
1 9. lüc4! parece mucho más fuer­
te, introduciendo al caballo en jue­
go.
19. ... f5
20. lHcl
De una forma superficial el do­
blaje de las torres en la columna
«C» parece bastante convincente,
pero la réplica negra hace añicos
las esperanzas blancas.
54
20. ... J. x d5!
La clave del plan negro. Sus
peones centrales comienzan a
avanzar arrastrando cualquier
cosa que encuentren a su paso.
21. ed5 lüb4
22. l:l: c7 1We8!
23. 't'Yh3
Con el cambio de damas las ne­
gras también quedarían mejor.
53
23. ... e4
24. .te2 lD x d5
2S. .thS 'ti'e6
26. l:i a7 f3
27, ¡t X g7 WX g7
28. gf3 'ti'b6
29. f4 <3';b8
30. :g d1 lijxf4
31. abandonan.
Y ahora una partida con victo­
ria blanca, aunque en honor a la
verdad la variante Chelyabinsk no
fue responsable de la derrota.
O KARPOV
e DOLMATOV
Amsterdam 1 980
l. e4 eS 2. lDf3 lDc6 3. d4 cd4
4. lDx d4 lDf6 S. lDc3 eS 6. lDdbS
d6 7. .tgS a6 8. lDa3 bS 9. lDd5
i.e7 10. i,xf6 i,xf6 11. c3 0-0 12.
lDc2 l:ib8 13. .te2 .tgS 14. 0-0
55
14. ... .ie6!?
También es posible el plan más
agresivo con 14. a5!?, y las ne­
gras obtienen adecuado contrajue­
go en el ala de dama, por ejemplo,
si 1 5. b4 i.e6 1 6. a4 ba4 1 7. JI x a4
54
ab4 1 8 . cb4 lDe7, etc. Mejor es 1 5 .
'ti'd3 ! (la réplica más fuerte) 1 5 .
.te6 1 6. l:Hd1 'ti'd7 17. '@g3 h6
1 8. b4 .td8 1 9. lDce3 c,!;>h8 20.
l:i d2 lDe7 2 1 . 1i ad1 y el blanco
mantiene la presión.
15. 'ti'd3!
Las jugadas lógicas son a menu­
do las mejores. La dama blanca se
desvía al ala de rey y el trabajo so­
bre la columna «d» lo cede a la to­
rre. La experiencia ha demostrado
que las negras tras 1 5. a4 ó 1 5. b4
tienen contra chances.
1S. ... 'ti'd7
Esta maniobra se muestra ine­
fectiva. El negro tenía dos respues-
tas razonables: 1 5. ... a5 ó 1 5.
g6 y entonces 1 6. ... f5. La inme-
diata 1 5. ... f5!? es interesante, con
complicaciones.
16. 'ti'g3 f6?
De nuevo discrepo con el negro.
¿Por qué deja al alfil de g5 fuera
de juego y debilita seriamente las
casillas blancas? La maniobra de
alftl 1 6. ... i.d8 para llevarlo más
tarde a b6 es lo que más lógica­
mente demanda la posición.
17. 1Ifd1 a5
18. lDa3 lDa7
19. b3!
Un procedimiento típico, se
prepara el cambio de alfiles de ca­
sillas blancas, tras lo cual los gran­
des holes centrales se harán muy
perceptibles.
19. ... whs
20. .tg4 1i feS
21. ,ixe6 �xe6
22. 'it'd3 li eS
23. ll:lc2 g6
24. b4!
Tras la apertura del juego en el
ala de dama las piezas negras se
van a encontrar atadas, mientras
lJUC las blancas van a jugar libre­
mente.
24. ... ab4
25. ll:lcx b4 li b7
26. a4! ba4
27. ];[ x a4
Aunque el material está iguala­
do, la posición negra es poco
al racliva debido a la pobre coloca­
ción de sus piezas, y sobre todo,
dt·hido a su mayor defecto, la pér­
dida de control sobre d5.
27. ... f5
28. lii: a6 ll:lc8
29. lii: a8 Wg7
30. 9e2 fe4
El cambio de caballos no mejo­
ra la posición negra. 30. ... l:fJe7
3 l . llJ x e7 i, x e7 32. ll:ld5 y el blan­
co tiene un caballo «eterno».
31. �xe4 �f5
32. �e2 :iif7
33. c4 .ih4
El intento negro de contraata-
que es fácilmente neutralizado.
57
34. :an ll:le7
35. l h6 'tlYd7
36. �e4 l:[Jx d5
37. l:fJxdS .ie7
La posición resultante se ha
convertido en una cuestión técni­
ca. La superioridad del caballo so­
bre el alfil es obvia, y en tales po­
siciones Karpov es infalible alcan­
zando su objetivo.
38. lifal .if8 39. �e2 li c6 40.
ll 6a3! :ii c5 41. llf3 l:l xf3 42.
�xf3 1Wf7 43. �g4 h5 44. 1We4
li c8 (44. ... wh7 45. li a3 i.g7 46.
llf3 1We6 era más tenaz) 45. ll a3
1Wf5 46. li a7+ 'it>h6 47. �e3+ g5
48. 1We2 lib8 49. g4! hg4 50. hg4
Wbl+ 51. 'it>g2 llb7 52. Ji xb7
'f!Vxb7 53. Wf3! Wc8 54. �f6+
'it>h7 55. 'f!Vf7+ abandonan.
55
2.2. LA CASILLA eS
Mientras que la casilla d5 cae
más a menudo en manos del blan­
co, su vecina de e5 lo hace más fre­
cuentemente bajo el dominio del
negro. Para pelear por ella las ne­
gras utilizan varios métodos, inclu­
yendo el confeccionado precepto
de cambiar alfiles, esta vez no el
de casillas blancas, sino el de casi­
llas negras.
O THOMAS
e BOLESLAVSKY
Londres 1 947
l. e4 eS 2. lt:lc3 lt:lc6 3. g3 g6 4.
.ig2 .ig7 5. d3 d6 6. lt:lge2 e6 7.
0-0 lt:lge7 8. i.d2 i.d7 9. 1Wcl lt:ld4
10. lt:lxd4 cd4 11. lt:le2 h5 12. c4?
El maestro inglés no sospecha
que esta jugada es estratégicamen­
te tan pobre que la iniciativa va a
pasar inmediatamente a manos del
negro. Tenía que haber jugado 12.
h3, y si 1 2. ... h4 1 3. g4.
56
12. ... h4
13. f4 hg3
14. lt:lxg3 lt:lc6
15. :i:!f3
15. ... gS!!
Ahora la casilla e5 se convierte
en el principal objetivo de las pie­
zas negras y la posición blanca se
convierte en poco prometedora.
16. lt:lfl
Algunas chances prácticas daba
el sacrificio de calidad 1 6. fg5 lt:le5
1 7. 1Wdl !?
16. •.•
17. i,xf4
18. :i:!g3
19. 1Wd2
20. 'fi'b4
21. :i:!cl
22. lt:ld2
23. nn
gf4
lLleS
i.f6
'fi'e7
i.c6
b6
0-0-0
:i:!hg8
Las negras pasan al ataque tras
movilizar sus fuerzas. Las blancas
se encuentran en una posición que
no les permite emprender nada.
24. 'fi'a3 lt:lg4
2S. :i:!gf3 i.eS!
El cambio de alftles por supues­
to que le da ventaja al negro. Aho-
ra las casillas negras caen en su po­
der.
26. ,i x eS ltJ x eS
27. IH6
En caso de 27. ll g3 ll x g3 28.
hg3 ,..g5 29. lüf3 1!fe3+ la decisi­
va debilidad de las casillas negras
hablaría por si sola.
27. ...
28. <t>h1
29. ll 6f2
30. ll e2
31. llff2
ll g7
li dg8
lüg4
lüe3
Esto pierde por fuerza, pero
realmente no había muchas más
chances.
31. ... ltJxg2
32. ll x g2 ll x g2
33. j¡ X g2 ]l X g2
34. <t>x g2 1!fg5+
35. abandonan.
O TARNOWSKY
e BOLESLAVSKY
Debrecen 1 961
l. e4
2. lüf3
3. d4
4. li:)xd4
5. lüc3
6. f4
7. .te2
8. .tf3?!
eS
lüc6
cd4
lüf6
d6
e6
i.e7
(DIAGRAMA 60)
El blanco diverge del plan usual
de desarrollo en la Scheveningen y
escoge un plan que no le causa nin­
gún problema al negro.
8. ... i.d7
9. lüde2 1!t'b6
10. b3 a6
ll.a3
Mientras el blanco pierde tiem­
po de una forma extravagante, el
negro ha completado el desarrollo
de sus piezas.
1 1. ... ll c8
12. W'd3 W'c7
13. g4?
Este juego especulativo se va a
encontrar con un recibimiento
hostil y la posición blanca se des­
vanecerá como un castillo de nai­
pes.
13. ... g5!!
57
Un típico procedimiento estra­
tégico para obtener el control de
e5. Ahora la iniciativa pasa com­
pletamente a manos de las blancas
que serán las que dicten el camino
a seguir del juego.
14. h4
Este intento de crear confusión
será fácilmente rechazado.
14. ... gf4
15. ,ixf4 h5
16. g5 ll:lg4
17. _ixg4 hg4
18. 'ct>f2?
Exactamente en el estilo de Stei­
nitz -los reyes son piezas fuertes
...¡pero no en el medio juego!- 18.
0-0-0 ll:le5 1 9. ,ixe5 deS 20. 'ct>b2
puede ofrecer chances de resisten­
cia, pero aún así las blancas ten­
drían una vida muy dificil.
18. ... ll:le5
19. ,i x e5 deS
20. 'ct>g3
Habiendo empezado, las blan­
cas �ienen que seguir por el mismo
camtno.
20. ... .ic5
21. 'ct>X g4 .id4!
22. li ad1
Después de 22. lih3 el ataque
negro se desarrollaría como sigue:
22. ,i x c3 23. ll:lxc3 f5+! mien­
tras que si 22. lLlx d4, entonces 22.
. .. ed4 23. ll:le2 e5+ 24. 'ct>f3 f5, etc.
58
22. ... ,txc3
23. ll:lx c3 f5+!
24. gf6 l'!.g8+
25. 'ct>h3
26. h5
27. 1!t'xc3
28. 'ct>h4
29. h6
30. abandonan.
O TAHL
e POLUGAIEVSKY
Alma Ata 1 980
1!fxc3
.ib5
l:i xc3+
l:icg3
l:i 3g6
l. e4 c5 2. ll:lf3 e6 3. d4 cd4 4.
ll:lxd4 ll:lc6 5. ll:lb5 d6 6. c4 ll:lf6
7. ll:l1c3 a6 8. ll:la3 .ie7 9. .ie2
0-0 10. 0-0 b6 11. .ie3 ll:le5 12. f3
.ib7 13. 'i!fe1 l:i eS 14. 'i!ff2 ll:led7
15. l:ifd1 'fi'c7 16. l:i acl l:i ac8 17.
'ct>h1 'i!Vb8
En esta popular línea de la Sche­
veningen ambos lados han comple­
tado la movilización de sus fuer­
zas, y ahora las blancas comienzan
un plan agresivo (la situación en el
match se lo exigía).
18. g4?! h6!
Parecería que esta jugada debe­
ría ser criticada, ya que hemos afir­
mado en varias ocasiones que
cuando un ataque está en marcha
es peligroso provocar la más leve
debilidad de la estructura de peo­
nes que cubre al rey. Pero no de­
bería olvidarse que el rey blanco
también se verá entre las líneas de
fuego cuando los peones se cru­
cen, y lógicamente, su posición
también será peligrosa.
19. h4 ll:lh7
20. i.f4 g5!
¡El negro no teme a fantasmas!
Por el precio de una casilla valio­
sa uno puede tomar ciertos ries­
gos. Las negras calcularon minu­
ciosamente las consecuencias de la
apertura de la columna «h». Aho­
ra el blanco pudo haber elegido 21 .
.tg3!?
21. hg5 hg5
22. i.g3 ll:lhf8
Justo a tiempo. Los caballos ne­
gros logran tener éxito en el con­
trol sobre e5, f4 y h4.
23. 1Wh2 ll:le5
24. 'ti'h6 ll:lfg6
25. Wg2 'i+'c7
La dama regresa urgentemente
a casa.
26. :S.hl i.f6
Haciendo camino para la dama.
Las piezas negras están muy bien
coordinadas por las casillas negras.
l J n meritorio triunfo de la estrate­
gta «negra».
27. ll:lc2
28. ll:le3
29. �f2
'i+'e7
ll:lh4+!
29. .txh4 gh4 30. f4ll:lg6 segui-
do por 3 1 . i.g7 no era más con­
fortable para el blanco.
63
29. ... ll:leg6
30. :S. cdl i.g7
31. 1Wh5 i.e5
Decisivo. El cambio de alfiles es
como un cuchillo clavado en el co­
razón del blanco.
32. i,xh4 gh4
33. ll:lg2 i.g3+
La posición negra está fácilmen­
te ganada, ya que a 34. Wfl sigue
34. ... wg7 35. g5 1lh8 36. 1Wg4
ll:le5. (Pero en este momento se
acordaron tablas, ya que le basta­
ban a Polugaievsky para ganar el
match -Nota del traductor-.)
En la Defensa Siciliana las ne­
gras obtienen el control sobre e5
más a menudo realizando el avan­
ce e5 cuando el peón blanco se en­
cuentra en f4. En la gran mayoría
de los casos, las variantes Najdorf
y Scheveningen son viables preci­
samente gracias a este avance libe­
rador, circunstancia que se ha con­
firmado en cientos de partidas.
59
'.t'�TANOVIC
(• dLUGAIEVSKY
f' ·:ú 1 977
c4 c5 2. tt:lf3 d6 3. d4 cd4 4.
C: < ttJf6 5. ltlc3 a6 6. i.e2 e5
"t. , ¡!¡J i.e7 8. 0-0 i.e6 9. f4 "fJ/c7
J · ::t·-�· lZJbd7 11. i.e3 0-0 12. �hl
12. ... ef4
. :Jnozco muy bien esta varian­
he jugado durante años con
··.·.s con gran placer, ya que las
: ��..,iones resultantes van en con­
. :mcia con mi estilo y mis gus­
(Ver también mi match con
:;,ov en el primer volumen.)
13. ]¡{ xf4 t2Je5
14. a5 liac8
15. ltld4 ttJfd7
16. �d2
.•.a experiencia ha demostrado
las negras obtienen buen jue­
en esta línea. El orgullo de su
·.:;ición es el caballo centralizado
e5, que permanece como centi­
, la, actuando tanto como defen­
.Jr y atacante.
Así, la partida Jansa-Balashov,
Cienfuegos 1 975 se desarrolló
como sigue: 1 6. li fl g6 1 7. .th6!?
li fe8 1 8. lDf5 i.f8 19. i, x f8 lt)xf8
20. lDe3 lDfd7 2 1 . �d2 �c5 22.
:ii:fdl li c6 y el negro igualó.
16. ... li fe8
17. lt)f5 .tf8
18. l:l:f2 �b8
19. h3
Previniendo la posibilidad que
hay en algunas variantes de que el
caballo vaya a g4.
19. ... g6
20. lDh6?
Una apariencia de actividad.
De hecho, el caballo se va a mos­
trar fuera de juego, factor que el
negro va a ser capaz de explotar.
El gran maestro yugoslavo debió
haber jugado 20. ltld4, y después
de 20. i.g7 2 1 . i.d3 lDc5 22.
iDce2 contentándose con un juego
igual.
20. ... i.g7
21. i.d4
Es más exacto 2 1 . i.d3, liberan­
do las manos del caballo de c3.
21. ... �d8
22. g3
Las blancas consienten esta de­
bilidad debido a la amenaza 22.
�h4.
(DIAGRAMA 65)
22. ... lLlf6!
No dándole al rival ningún res­
piro. Se amenaza 23 . ... l:l: x c3.
23. 1We3 lt:Jc6!
24. i.b6 'f!e7
2S. �h2 lt:Jd7
Debido a su mala coordinación,
las piezas blancas están enmaraña­
das.
26. 1Wd2 lt:Jxb6
27. ab6 lt:JeS
El caballo negro se estabiliza de
nuevo en su magnífico puesto de
c5.
28. litafl 'f/d8
Ahora cae el peón de b6 y con
ello se decide la partida. Esta con­
duyó: 29. i.g4 'f!xb6 30. J. x e6
fc6 3 J. lt:Jdl 1Wc6 32. 'f!f4 litf8 33.
'tWh4 l1 x f2+ 34. litxf2 1!fb6 3S.
<J/�2 'tWd4 36. lt:Jc3 bS 37. lt:Je2
'tWc3 38. lt:Jf4 'flx e4+ y el blanco
ubundona.
e) MESTEL
e POLUGAIEVSKY
Londres 1 986
l. c4 eS 2. lt:Jf3 d6 3. d4 cd4 4.
�� d4 lt:Jf6 S. lt:Jc3 a6 6. .ie3 e6
7. f4 b5 8. "W'f3 i.b7 9. i.d3 lt:Jbd7
10. R4 b4 1 1. lt:Jce2 lt:JcS 12. lt:Jg3
ltlfd7 13. 0-0-0 g6 14. h4 'f!c7 1S.
..t>bl .tg7!
El negro responde fríamente al
rápido avance de los peones blan­
cos. Su rey aún no ha enrocado y
se reserva la posibilidad de eva­
cuarlo por el ala de dama.
16. hS eS!
La respuesta más crítica y reso­
lutiva. De otra forma el negro po­
día «perder el tren». Al atacar el
caballo obtiene el control de e5.
17. lt:Jb3
17. h6 no es peligroso ya que
tras 1 7. . .. i.f6 el negro enroca cor­
to y el ataque blanco queda para­
lizado.
17. ... ef4
18. 'flxf4
Era a considerar 1 8. i,xf4.
18. ... i.eS
19. 'flf2 0-0-0
20. i.d4
Yo hubiera preferido 20. lith3!?
ya que el cambio de alfiles favore­
ce al negro.
20. ... lt:Je6?
Pasé por alto completamente la
respuesta blanca durante la parti­
da, pensando que el cambio de al-
61
files era inevitable. Tras la conti­
nuación correcta 20. .t x d4! 2 1 .
llJ x d4 liJeS el negro consigue una
posición espléndida: tiene dos bue­
nos caballos y continuando con 22.
... c;t>b8 y 23. ... lic8 tendría posi­
bilidades reales por la columna
abierta.
67
• B1 � -
··- .. -
....·-····
.• ·-···
• • • - �
� � � - � ­- M d d
•ttJ•.t• m
� � � - � .U d D d
·<t!t·E:· .E:
21. c3!
Se hace patente que las blancas
no tienen porqué tomar en e5. La
apertura de columnas requiere una
gran exactitud por parte del negro,
así 20. ... bc3 2 1 . .txc3 i_ x c3 22.
li el y la posición del rey negro se­
ría causa de alarma.
21. ... ll:ldc5!
La mejor chance, forzando al
blanco a calcular variantes con ya
no mucho tiempo para pensar.
22. cb4
A 22. llJ x cS deS 23. i, x e5
'i!fx eS 24. cb4 cb4 2S. 'i!Va7 el ne-
gro tenía preparado 2S. ll:lc7!
62
22. ... llJx b3
23. .txe5 de5
24. ab3 'it>b8
25. li cl
Jugado rutinariamente, permi­
tiendo a la dama negra que mejo­
re su posición. 25. .ic4!? se sugie­
re por sí misma.
25. ... t!fd6
26. .tc4 ll:ld4
27. li hel lid7
28. .td5?!
Cediendo la iniciativa al negro.
Era correcto 28. 'i!Vd2.
28. ... 'i!fxb4
29. t!ff6 li eS
30. i,xf7 llJx b3!
31. i,xb3 t!fxb3
32. li c3 li dl+
En apuros de tiempo el negro
no encuentra una buena continua­
ción. Tras 32. ... t!fe6!? habrá ob­
tenido un final levemente favora­
ble. La aguda 32. t!fb5!? era
también a considerar, y si 33.
ll ec l ghS! 34. gh5 li g8! Pero aho­
ra la partida va hacia unas tablas
forzadas.
33. :!i: x d}
34. 'it>a2
35. t!fd6+
36. lic7
36. li c6!
36. ...
37. B:x b7!
38. t!fd5+
39. 'i!t'd6+
40. t!fd5+
41. t!fc5+
42. t!fd5+
'i!fx dl+
t!fx g4
wa8
gh5
w x b7
'it>b8
Wb7
'it>c7
Wd7
Se firmaron las tablas. No es po-
sible 42. we7 en vista de 43.
ll:lf5+.
3. LINW ABIERTAS
La auténtica razón de ser de la
Defensa Siciliana radica en el jue­
go activo de piezas, y para este
asunto las líneas abiertas tienen
evidentemente mucho que ver
las diagonales para los alfiles y
las columnas para las torres-. Es
a través de estas «autopistas» por
donde se planean la dirección de
operaciones estratégicas y por
donde se definen las suertes de las
partidas.
Un detalle habría que enfatizar.
En contraste, por ejemplo, con la
Ruy López, en donde se produce
una confrontación de torres por
las columnas «a>> y «e», o la defen­
sa india de dama, en donde los al­
files entran en contacto en una
fase temprana de la apertura, en la
Defensa Siciliana esto es raro ob­
servarlo. Cada bando tiene su pro­
pia zona de influencia. Las jugadas
iniciales de apertura determinan
ya las esferas de interés para los
bandos: las negras obtienen la co­
lumna «c» y las blancas la «d».
Es muy necesario demostrar
cuán importante es para las negras
la columna «c». En el 99% de los
casos les sirve de una forma fiel,
bien para montar un ataque o un
contraataque a lo largo de ella, o
bien para utilizarla como base de
una maniobra posicional. Hemos
visto ya numerosos ejemplos. El
panorama negro sin las jugadas ...
ll c8 o ... 1Wc7 es simplemente ini­
maginable. Más tarde volveremos
a tocar el tema de la columna «c»
en la sección de los finales de par­
tida.
Naturalmente la columna veci­
na «d» es propiedad del blanco y
con independencia de donde ten­
ga enrocado el rey, el lugar favori­
to para una torre blanca es dl des­
de donde toma parte directamen­
te en la lucha por el centro, y a ve­
ces, para abrir totalmente la co­
lumna «d» se usa la ruptura e4-e5.
Algo similar ocurre con las dia­
gonales, en donde ambas, las blan­
cas y negras han preparado sus mi­
siones. Así, el alfil dama blanco ac­
túa sobre las diagonales cl-h6 y la
gl-a7, mientras que la diagonal
hl-a8 es más a menudo controla­
da por el alfil dama negro.
Sería ingenuo pensar que seme­
jante asignación de reglas es defi­
nitiva y no se pueden cambiar. Cla­
ro que a veces surgen casos que re­
quieren otro tipo de soluciones in­
dividualizadas, pero son excepcio­
nes. El autor enfatizará en los ca­
sos más generales, los que encon­
tramos en el estudio de aperturas
y en la práctica. Pero estos recur­
sos estratégicos no siempre operan
a pleno rendimiento. A menudo
los peones enemigos interfieren a
las piezas, interponiéndose en su
camino. Esto ocurre más a menu-
63
do con las negras, que gozan de
menos espacio -un fenómeno co­
mún-. Por ello considero apropia­
do atraer de nuevo la atención del
lector sobre el contragolpe en el
centro d5, que constantemente
tenemos en mente. Esto ya se men­
cionó en la sección dedicada a la
defensa (ver volumen 1). Allí se
analizaba el contragolpe central
negro como réplica a una agresión
de flanco blanca, y tenía el propó­
sito de abrir lineas para explotar la
expuesta situación del rey enemi­
go. Pero aquí le serán mostradas
al lector algunas partidas en don­
de con la ayuda de esta maniobra
liberadora, las negras son capaces
de dar un fuerte incremento a la
actividad de sus a menudo restrin­
gidas piezas.
O KLYAVIN
e BOLESLAVSKY
Minsk 1 957
l. e4 c5 2. lbf3 lbc6 3. d4 cd4
4. lbxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. .ic4 e6
7. 0-0 .ie7 8. .ib3 0-0 9. �hl ...
El intento blanco de economi­
zar un tiempo a costa de 9. .ie3
64
va a ser refutado de una forma pre­
cisa por Boleslavsky. Esta fue una
de las primeras partidas en las que
se empleó un nuevo método de de­
fensa.
9. ...
10. 'f!Vxd4
ltJxd4!
b6!
Un profundo plan estratégico
en el que los rasgos tácticos van a
jugar un papel importante.
11. f4
Como muestra la partida N.
Zhuravlyev-Suetin, Riga 1962, en
caso de 1 1 . .ig5 las negras gozan
también de buenas perspectivas.
Después de 1 1 . ... h6 1 2. .ih4 .ib7
1 3. li!ad1 li c8! 1 4. li d2, un sacri­
ficio de calidad le dio la ventaja al
negro: 14. ... li x c3 ! 1 5. bc3 ltJ x e4
16. ,i x e7 f!Vx e7 17. Itd3 d5.
En la partida Jezek-Boleslavsky,
Viena 1 957, los hechos se desarro­
llaron de forma bastante diferente,
pero el negro ganó exhibiendo un
juego enérgico: 1 1 . ... .ib7 12. f4
Itc8 1 3 . f5 li c5! 14. .ih4 ef5 1 5.
ef5 'f!Vc8 16. Ji! ae1 li x f5 1 7. li x f5
'f!Vxf5 1 8. i.c4 .id8 1 9. .id3 Wd7
20. li f l Wh3! 2 1 . li g1 lbg4 22.
.ig3 .if6 23. lL!e4 ,i x e4 24.
,i x e4 (24. f!Vxe4 f!Vx h2+!) 24.
'f!Vx g3! y el blanco abandonó.
11. ... .ia6
12. li e1
En una partida contra Geller en
Curacao 1 962, Fischer intentó 12.
li f3, y tras 1 2. ... d5! 1 3 . ed5 .ic5
1 4. Wa4 .ib7 1 5. .ie3 ed5 16.
.id4 el gran maestro soviético no
. encontró la respuesta más fuerte
16. . .. a6!, tras la que hubiera ob­
tenido ventaja decisiva, y jugó 16.
Il: eS?
12. ... dS!!
Las complicaciones resultantes
van a confirmar la corrección de
la estrategia negra. Su iniciativa se
desarrolla tan rápidamente que no
le va a dar respiro al blanco. La
apertura del juego permite a los al­
files negros actuar a pleno rendi­
miento.
13. edS ll:lg4
14. ll:le4 i.c5!
15. "Wd2
15. llJ x c5? es mala en vista de
15. 'ti'h4, mientras que 1 5. 1!t'd1
t�s fuertemente respondida con 1 5.
Wh4 1 6. h3 ed5! 1 7. i_ x d5
llad8 1 8. c4 lUe8!, con numero­
sas amenazas.
15. ...
16. g3
17. llJxcS
18. "Wg2
1Wh4
1Wh5
beS
1 8. de6 falla por 1 8. .. . i.b7+
19. �g1 c4! y no hay defensa con­
tra el mortal jaque de dama en c5.
18. ... ..tb7!
El alfil juega el papel de un au­
téntico médico radiólogo.
19. h3
Las blancas pasan grandes difi­
cultades para encontrar una juga­
da. Por ejemplo, si 1 9. c4 enton­
ces 1 9. :a ac8! creando la desa­
gradable amenaza de 20. ... ed5 2 1 .
cd5 c4.
19. ...
20. i_xc4
21. ..tn
22. f5
c4
edS
'i!Yh6
1Wb6!
Repentinamente la dama negra
salta hacia el ala de dama creando
nuevas amenazas.
23. 'i!Yg1 d4+
24. .ig2 :1Ife8
El negro tiene una ventaja apre­
ciable y esto le permite sacrificar
una pieza. Aún así, el blanco pudo
haber rechazado el material y ju­
gar 25. i.f4, aunque tras 25.
ll:le3 el negro tiene la iniciativa.
25. hg4 i_xg2+
26. 'ift x g2 'i!Yc6+
27. 'ifth3 li xe1
28. 1Wxe1 1I e8
29. 1Wfl 1Wx c2
30. i.f4
(DIAGRAMA 70)
30. ... 1I e2!
¡Ya se escuchan las notas de la
victoria!
31. 'i!Yh1
65
70
Para 3 1 . g5 el negro disponía de
la variante forzada siguiente: 3 1 . ...
liih2+ 32. '.!ig4 g6! 33. fg6 (33.
i.e5 "t!Ve4+ 34. "t!Vf4 gf5 mate) 33.
... "t!Vc8+! (no 33. ... hg6? debido a
34. lite l ! "t!Vc8+ 35. Wf3 "t!Vc6+ 36.
lite4!) 34. '.!tf3 "t!Vc6+ 35. '.!tg4
"t!Ve6+ 36. '.!tf3 "t!Vd5+ 37. Wg4 h5+
38. gh6 Wh5 mate.
31. ... h5
32. l:ie1
La posición blanca tampoco
tendría esperanza después de otras
continuaciones. Tras la pérdida de
la dama bien pudieron haber aban­
donado.
32. ... l:ih2+
33. "t!Vxb2 hg4+
34. '.!fxg4 "t!Vxh2
Y el negro ganó en la jugada 49.
O SIGURJONSSON
e STEIN
Reykjavik 1 972
l. e4 c5 2. lbf3 d6 3. lbc3 a6 4.
d4 cd4 5. ltJxd4 lbf6 6. f4 lbbd7
7. lbf3 e6 8. i.d3 lbc5! 9. 0-0 i.e7
10. a4 0-0 11. '.!th1 b6 12. b4?
66
ltJxd3 13. cd3 i.b7 14. "t!Vb3 l:ic8
15. i.e3
El jugador islandés ha maneja­
do la apertura sin pretensiones y
como resultado las negras han ob­
tenído chances muy prometedoras;
así sus dos alfiles pueden llegar a
ser un factor importante en el jue­
go en caso de que éste se abra. Por
ello, las próximas acciones del ne­
gro están plenamente justificadas.
15. ... d5!!
16. e5 d4!
Al haber sacrificado el peón
central se ha despejado la diagonal
h1 -a8 y el negro ha obtenído un
fino contrajuego. Repentinamente
la posición blanca se colapsa;
pronto las piezas negras van a ope­
rar resolutivamente y de forma
precisa, como corresponde a los
conocirníentos de su conductor.
17. ltJxd4
Otras continuaciones son aún
peores: 1 7. ef6 es fuertemente con­
testado con 1 7. ... i.x f6!, rníentras
que 17. i. x d4, entonces 1 7. ...
i.x f3 1 8. ef6 i. x f6! 19. i. x f6
Wx f6, etc.
El laberinto siciliano 2
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El laberinto siciliano 2

  • 1.
  • 2. Lev Polugaievsky El Laberinto Siciliano (2) EDICIONES ESEUVE
  • 3. SUMARIO Introducción 7 PRIMERA PARTE: ESTRATEGIA DEL MEDIO JUEGO 9 l. LA DINÁMICA DE lA ESTRUCTURA DE PEONES ....................................... ...... 1 1 1.1. Las ventajas y los inconvenientes de los peones débiles 15 1.2. Mayorías de peones 26 1.3. El bloqueo 30 2. LA BATALLA POR lAS CASILlAS CENTRALES 35 2. 1. La casilla d5 41 2.2. La casilla eS 56 3. LíNEASABIERTAS 63 4. El VALOR DE LAS PIEZAS 77 5. SACRIFICIOS ESTRATÉGICOS 99 5.1. Sacrificio de peón 99 5.2. Sacrificio de una pieza menor 11 O 5.3. Sacrificio de la calidad 125 5.4. Sacrificio de dama 140 SEGUNDA PARTE: SILUETAS DEL FINAL 149 Introducción 151 6. LA COLUMNA VITAL 153 7. LA FUERZA DE LOS ALFILES 166 8. PIEZAS MENORES EN OPOSICIÓN 177 EPilOGO 20 1 lndice de partidas 203 5
  • 4. INTRODUCCION Jugar de forma poco sistemáti­ ca, sin un cierto orden o con poca inteligencia; he aquí nuestro ene­ migo más peligroso. Por el contra­ rio, un plan bien sopesado y diri­ gido de forma clara es una base só­ lida para cualquier apertura. Siempre y en cualquier momen­ to, estemos inmersos en operacio­ nes ofensivas (variante Najdorf), conduciendo una guerra de trin­ cheras (variantes Paulseny Scheve­ ningen) o preparando un contra ataque en el centro, hemos de te­ ner una concepción clara acerca de los problemas globales que ten­ dremos que resolver, y en base a ello construir un plan concreto. La estrategia de la Defensa Si­ ciliana es dificil de dominar. Se le pueden aplicar todas las leyes ge­ nerales, pero contiene también muchas contradicciones y excep­ ciones a las reglas. Así, las consecuencias de un re­ traso en el desarrollo son bien co­ nocidas, pero en la variante Naj­ dorf (Polugaievsky y peón envene­ nado) en una fase temprana y bajo el fuego enemigo, las negras se permiten la lujuria de pasearse con su dama. En la Scheveningen, el negro amontona sus piezas en las tres últimas filas, pero ¡cuánta fuerza explosiva contiene esa en apariencia pasiva variante! Y cómo se puede entender que en una misma variante, la misma pie­ za pueda ser la figura principal o la más absolutamente desesperada; una casilla pueda ser el puesto más fuerte o el más inútil, o los mismos «deteriorados» peones (doblados o aislados) puedan resultar positi­ vos o algo negativo en la posición. Es con el estudio de estas. suti­ les dificultades y con la resolución de un gran número de misterios es­ tratégicos, con lo que lucha toda su vida un jugador siciliano. Al asi­ milar paso a paso la estrategia de la Defensa Siciliana nos capacita­ mos mejor para penetrar también en el «espíritu» de otras aperturas y dominar más rápidamente las ideas que subyacen en el medio juego. Analizar en detalle todas las su­ tilezas de la estrategia es algo que obviamente sobrepasa a cualquier autor, sobre todo en una simple obra. Y, por supuesto, no es mi propósito realizar semejante tarea, especialmente porque las cosas cambian de forma constante. Mi deseo ha consistido simplemente en contribuir a descubrir y diluci­ dar las cuestiones estratégicas más problemáticas que constantemente surgen en la práctica del ajedrez. 7
  • 6. 1. LA DINAMICA DE LA ESTRUCTURA DE PEONES Toda situación concreta en el ta­ blero posee una estructura de peo­ nes con sus características propias. Su colocación más o menos armo­ niosa, sus interacciones y su movi­ lidad son factores de los que de­ pende en gran parte el éxito de todo un plan estratégico preconce­ bido. En la Defensa Siciliana los pe­ queños peones tienen asignado un papel que me atrevería calificar de fundamental. Los avances f2-f4, en la gran mayoría de las variantes, g2-g4 en el ataque Keres y otros esquemas similares, y b5 en el bando negro se han llegado a con­ vertir en algo completamente na­ tural para nosotros. Un jugador que no los utilice se nos asemejará a un cazador sin arma. Cada movimiento de peón debe ser enfocado con un alto sentido de la responsabilidad, ya que los callejones del laberinto siciliano guardan demasiada astucia como para permitir pasos incautos. En ciertas ocasiones incluso las maniobras de peón más estándar pueden traer consigo consecuen­ cias muy indeseables si se realizan apresuradamente, sin una sólida base posicional. Vamos a ver dos ejemplos ins­ tructivos. O SMYSLOV e KOTTNAUER Groninga 1 946 l. e4 eS 2. lilf3 d6 3. d4 cxd4 4. ltJxd4 lilf6 5. lt:lc3 a6 6. .ie2 e6 7. 0-0 b5 Esta temprana actividad de las negras no presagia nada bueno. Tienen prisa por efectuar una idea típica, pero en detrimento de la movilización de su ala de rey. Por medio de un juego enérgico, Smyslov refuta la dudosa táctica de su rival, que se olvidó del desa­ rrollo. 8. i.f3 l1a7 9. 'it'e2! :a c7 Para poder instalar su alfil en b7, las negras tienen que mover antes su torre. Pierden material 1 1
  • 7. después de 9. ... ll d7 10. eS dxeS 1 1 . lllc6 'f!/c7 12. llxb8 'f!/xb8 1 3. .tc6. 10. 1I d1 lllbd7 11. a4 Comienza el justo castigo. Las blancas explotan al 100 % la pre- matura 7. bS. 11. ... bxa4 El negro se ve forzado a desar­ ticular sus peones del ala de dama, ya que a 11. b4 habría seguido 12. llla2, entonces 12. ... aS es malo en vista de 13. lllbS. 12. llx a4 i.b7 13. e5! Las blancas obtienen una inicia­ tiva decisiva tras esta ruptura en el centro. 13. .. . llxe5 Tampoco le irían mejor las co­ sas a las negras tras 1 3. ... dxeS 1 4. i. x b7 exd4 l S. .txa6. 12 14. i.xb7 li:xb7 15. 'f!Jx a6 'f!/b8 16. lllc6 llxc6 17, 'f!lxc6+ lld7 Las negras aparentan tener todo en orden pero 18. lllc5!! Una «pequeña)) sorpresa. Las blancas dan de buena gana su ca­ ballo con el fm de abrir líneas. 18. ... dx c5 19. .tf4! Y ahora también su alfil, ya que si 19. ... 'f!/ x f4 ganan con 20. 'i'c8+ �e7 2 1 . 'f!/ x b7 �f6 22. Jlxd7 �g6 23. g3 'f!/fS 24. ll a7. 19. ... i.d6 20. ,txd6 llb6 21. 'f!/xd7+! abandonan. O BALASHOV e POLUGAIEVSKY Tallin 1 973 l. e4 c5 2. lllf3 d6 3. d4 cxd4 4. lllxd4 lllf6 5. lllc3 a6 6. g3 e5 7. lllde2 lllbd7 8. .tg2 .te7 9. 0-0 (DIAGRAMA 4)
  • 8. Yo había llegado bastantes ve­ ces a esta posición y generalmente las negras obtuvieron buen juego. Actualmente suele prepararse g3-g4 antes de enrocarse, jugando directamente 9. h3. 9. .. . b5 10. h3 i.b7 11. g4?! En esta situación esto es un paso temerario, debilitando las ca­ sillas negras y los peones vecinos de su propio rey. 11. .•. b4 No permitiendo al blanco reali­ zar su planeado reagrupamiento con 1 2. a3 y 1 3. �g3. 12. �d5 �x d5 13. exd5 0-0 Está claro que las negras no tie­ nen dificultades. De hecho, son ellas las que pueden obtener un juego mejor ya que en un futuro la posición del rey blanco se tornará incómoda. 14. c4 Las blancas han de apresurarse en realizar esta jugada, antes de que las negras coloquen su torre en cS. 14. ... bxc3 El negro tiene el propósito de abrir el juego, pero 14. .ig5 era objetivamente más fuerte, permi­ tiéndole obtener el control de las casillas negras. 15. �xc3 aS Ahora el cambio de los alfiles de casillas negras no surte efecto. Después de 1 5. ... .ig5 1 6. �e4 _ix c1 el negro ha de contar con la interposición 17. �x d6. La juga­ da realizada asegura la casillii c5 para su caballo. 16. li el �eS 1 6. ... :!:!. c8 era interesante, con la idea de si 17. .ie3 volver al vie- jo plan de 17. .ig5. 17. .te3 ll c8 18. lba4 La única posibilidad. Si el negro tuviera tiempo de jugar ... i.g5, las debilidades blancas rápidamente se harían sentir. 18. ... �xa4 19. 'ifx a4 :a aS! El negro desvía su alfil a la dia­ gonal c8-h3, ya que tarde o tem­ prano tiene que levantar el blo­ queo en e4. 20. l:!.ac1 Era esencial 20. 1!i'b5 i.a6 2 1 . �c6, para preparar el cambio de damas. El blanco cree tener mo- 1 3
  • 9. mentos más oportunos para reali­ zarlo, y como suele ocurrir en es­ tos casos, se pierde tiempo. Con su próxima jugada, el negro «roe)) en la cadena de peones blancos. La causa de ello se encuentra en la prematura jugada once. 5 •• • ••• ..... -,�,d d - - • • • • � -�- .- . - . tvB B B�B B B g -� �� . ��-U. d U. d . � � �� U M � 20. ... f5! 21. 'ti'b5 Sólo ahora se da cuenta el blan­ co de la dificultad de su situación. No le agradaba 2 1 . gx f5 i.c8 22. �c6 .t x f5 23. i.b6 �b8, aunque quizá fuese lo menos malo. 21. ... i.a6 22. �c6 fxg4 Ahora, a 23. i.b6 el negro pue- de escoger entre 23. �c8, con- servando su peón extra, o 23. �b8 24. hx g4 i.g5. 23. bx g4 i.h4! Tras· esto el ataque negro se de­ sarrolla rápidamente. Es difícil para el blanco encontrar una de­ fensa satisfactoria para todas las amenazas. 14 24. .te4 25. 1!Vc2 'ti'f6 O 25. :S: c2 :S: ac8 26. 1!fa4 llc4! 25. ... g6 26. 'i!tg2 Era mejor 26. 'ti'd2. 26. ... :S: ab8 27. :S: hl :S:b4 Todas las piezas negras están es­ p l é n di d amente coordi nadas, abriéndose paso literalmente por la posición blanca, a través de dia­ gonales (los alfiles) y de columnas y filas (las torres y la dama). ¡Se percibe el fantasma de la combina­ ción! Así, por ejemplo, a 28. f3 vie­ ne el golpe táctico 28.... :S: x e4! 29. 'fi'x e4 i.d3! 30. g5 ,ixg5 3 1. _ix g5fi'x g5+ 32. fi'g4 'fi'x g4+ 33. fx g4 i.e4+, y las negras obtienen excelentes posibilidades de victoria en el final de torres. 28. :S: b3 Intentando aclarar la situación después de 28. ... :S: c4 con la ines­ perada réplica 29. :S: f3 ! 28. ... i.g5 Ahora a 29. Itf3 sigue 29. i.f4 y 30. �h4, con un ataque decisivo. 29. b3 i,x e3 30. :S: x e3 (DIAGRAMA 6) 30. ••• á: X e4! Cambiando el alfil que protegía f3. 31. :S: x e4 3 1 . fi'x e4 habria perdido inme· diatamente: 3 1 . ... fi'x f2+ 32. 'it>h l
  • 10. 6 (32. cSh3 lH4) 32. !fh4+ 33. cSg l ll f4. 31. •.• i.d3! Por supuesto, el negro también ganaría con 31. ... Wf3+ 32. lt>gl i.d3 33. ll e3 Wx g4+ 34. llg3 1txg3+ 35. fxg3 i, x c2 36. 1I x c2 Ilf3 37. 1Ic6 1Ixg3+ 38. cSf2 1Id3 39. litx d6t>g7 40. c;!?e2 :iid4, pero la jugada hecha decide más rápida­ mente. 32. Wxd3 Wxfl+ 33. cShl 1If3 34. : c8+ cSg7 35. : e7+ 'it>f6 36. gS+ c,!>x gS 37. 1Ie2 9g3 38. Wd2+ chfS 39. Wg2 cS x e4 40. ll e4+ eS x dS 41. abandonan. En esta partida las negras pudie­ ron efectuar plenamente su plan estratégico de explotar las debilida­ des originadas por el blanco en la apertura, y como resultado fue ca­ paz de montar un rápido ataque en el flanco. · 1.1. LAS VENTAJAS Y LOS INCONVENIENTES DE LOS PEONES DEBILES No obligatoriamente una defor­ mación o una debilidad en la es- tructura de peones supone un «de­ sastre natural». Esto dependerá ló­ gicamente, de las características de la posición. En la variante Rauzer, por ejemplo, las negras a menudo voluntariamente doblan peones en la columna «f», deshaciendo el po­ sible refugio del rey en caso de en­ rocarse corto. Pero este arriesgado compromiso no está exento de ciertas ventajas: las negras obtie­ nen la pareja de alflles, abren la co­ lumna «g» y poseen un fuerte cen-· tro de peones. En caso de que las blancas ten­ gan éxito en roer este hueso me­ diante e4-e5 o f4-f5 y explotar la in­ segura posición del rey negro, en­ tonces habrán castigado al negro por su osadía de desfigurar la ca­ dena de sus propios peones. Espe­ cialmente desagradable para el ne­ gro resulta el bloqueo con f4-f5, ya que reduce considerablemente la vitalidad de su alfil de casillas ne­ gras. Pero si las blancas demoran su iniciativa en las columnas «e» y «f» y permiten al negro reforzar su posición, especialmente cambian­ do damas, entonces la masa de peones centrales negros se convier­ te en un arma poderosa y junto con la apertura de un segundo frente -la columna «g», además de la «c»-les proporciona muchas posibilidades adicionales, especial­ mente en el final. O SMYSLOV e BOTVINNIK Moscú 1948 l. e4 eS 2• .!Df3 .!De6 3. d4 ex d4 1 5
  • 11. 4. �x d4 �f6 5. �c3 d6 6. .tg5 e6 7. .te2 i.e7 8. 0-0 0-0 9. �db5 Smyslov elude un plan activo en el centro a base de 9. �h1 y 10. f4 y escoge otro más dudoso basa­ do en el debilitamiento del ala de rey negro. Pero para ello ha de conceder la ventaja de dos tiem­ pos. 9. ... a6 10. ,ixf6 gxf6 10. ... ,i x f6 11. � x d6 'fkc7 tam­ bién era posible, con buen juego para el negro, ¡pero Botvinnik se aferra a sus principios de una for­ ma tenaz! 11. �d4 ct>h8 12. ..tfh1 li g8 13. f4 i.d7 Las negras pueden sentirse muy satisfechas del resultado de la aper­ tura. Han terminado su desarrollo y ocupan la columna «g», mientras que las blancas no han creado aún ninguna amenaza concreta. 14. i.f3? 16 Pasivo. La única forma de obte­ ner un plan pasaba por 14. fS, y si 14.... �eS, entonces lS . .thS ame­ nazando 1 6. ,i x f7 y preparando llevar el caballo al ala de rey me­ diante �c3-e2-f4. 14. ... ltc8 15. �x c6? Un serio error posicional que va a reforzar a los peones centrales negros. Todavía era posible inten­ tar 1 S. f5 o aún l S. �ce2. Ahora a las blancas tan sólo les queda ob­ servar cómo van a llevar a cabo las negras su plan, eligiendo entre d5 o eS. 15. ... bx c6 16. �e2 d5 La falange de peones comienza a avanzar. Ahora las negras ame­ nazan 1 7. ... dx e4 18. ,i x e4 fS y 1 9. eS, destapando a sus alfiles. 17. f5? Smyslov está sencillamente irre­ conocible en esta partida. Ahora crea una debilidad en las casillas negras realmente catastrófica. Evi­ dentemente, se sentía desmoraliza­ do por el curso de la partida. En opinión de Keres, pudo haber ju­ gado 1 7. 'fkd3, y tratar de defen­ derse después de 1 7. ... dx e4 1 8. .t x e4 fS 19. ll ad l lic7 20. i.f3 'fkc8. 17. ... 'fkc7 18. c4 dx c4 19. 'fkd4 c5 20. 'fkx c4 i.d6
  • 12. Los alfiles negros comienzan a mostrar su agresividad. 8 21. g3 i.b5 22. 'i!tc2 22. ... exf5! ¡Abriendo el juego, según el es­ píritu de la posición! Ahora las to­ rres ayudarán a los alfiles. 23. exf5 ll ce8 24. llf2 ne3 25. i..g2 A 25. lbc3 habría continuado 25. i..c6 26. i..g2 i, x g3! 25. ... 'i!te7 26. lbgl i.d3 27. 'i!td2 c4 28. ;¡¡[f3 ll e8 29. ;¡¡[dl El cambio de damas mediante 29. l1 x e3 'ftx e3 30. 'ftx e3 l;l x e3 habría conducido a la pérdida del peón de b2. 29. ... i..c5 30. b3 (DIAGRAMA 9) 30. ... l:i:el! Todas las piezas negras están óptimamente situadas. 31. b x c4 i, x c4 32• .tn g x dl 33. 'ftx d} ;¡¡[d8 Hay muchas formas de ganar, por ejemplo 33. !te l . 34. 'i!tc2 .td5 35. 'i!tc3 i.d4 36. 'i!td3 'i!te3 37. 'ftx e3 i.x e3 38. i.g2 i_x f3 39. i, x f3 l:id2 40. lbe2 l1x a2 41. Abandonan O SUETIN e BOTVINNIK Moscú 1952 l. e4 c5 2. lbf3 lbc6 3. d4 ex d4 4. liJxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. i..g5 e6 7. 1!td2 h6 8. i,x f6 gxf6 9. 0-0-0 a6 10. f4 i.d7 Una de las variantes patentadas por Botvinnik por aquellos años. Surge ahora una posición tensa, conforme a su estilo luchador. 1 7
  • 13. 1 1. .tc4 h5 12. <!>b1 'it'b6 13. llhfl Un error importante, la simpli­ ficación favorece al negro ya que en el final le es más fácil explotar la fuerza de sus alfiles y las colum­ nas semiabiertas «c» y «g». Debie­ ron haber jugado 13. �b3. 13. ... 'ifx d4 14. 'ifx d4 �x d4 15. :!l:x d4 :!l:c8 16. .tb3 Hubiera sido mejor la retirada a e2, ya que ahora el alfil va a que­ dar fuera del juego. 16. ... :!l:g8 17. :!l:d2 h4 18. f5 Las blancas tratan de activar a toda costa su alfil. 18. ... �e7 19. lldf2 10 r--�=�'7::"'1'}. -..-::::�=�--::·=-· ·--=·=� ......... ,. � , � .� - - � • • -�� . -�- . •�m • • �w�m n�wu .. u. u -�- .lit. 19. ... .th6! Las negras toman la iniciativa con este sacrificio posicional de peón. 18 20. fx e6 fx e6 21. :Ei xf6 l:tcf8 22. :!ii x f8 ,ixf8 23. Iilf2 .th6 24. .tc4 .te3 25. :!l:e2 .tg1 El peón extra blanco no va a ninguna parte, mientras que los al­ files negros han obtenido mucha li­ bertad, especialmente el de casillas negras, que no tiene oponente, se muestra especialmente fuerte. Las negras tienen una ventaja obvia, aunque posiblemente no sea sufi­ ciente para ganar ante un juego exacto por parte de las blancas, ya que tras 26. g3!, como jugó Sue­ tin, se devuelve el peón para ali­ viar la situación en el ala de rey, y en vista del poco material existen­ te, las blancas tienen chances rea­ les de salvar la partida. No vale la pena transcribir las cuarentajugadas restantes. La par­ tida se jugó en la última ronda del Cto. de la URSS, el título de cam­ peón estaba en juego y Botvinnik luchaba en lo más alto de la tabla. Al fmal, explotando una serie de inexactitudes del blanco, obtuvo una importante victoria. Este ejemplo demuestra clara­ mente que las negras se encuen­ tran bastante cómodas en el final. Pueden dejar tranquilamente su rey en e7, desde donde defiende los peones d6 y f6, y la disponibi­ lidad de la columna «g» en combi­ nación con el avance del peón «h» supone una ayuda estimable para un juego activo. Las cosas no son tan sencillas
  • 14. para las negras en caso de que el blanco eluda las simplificaciones y actue de una forma enérgica y re­ solutiva. En este caso, como se muestra en la siguiente partida (¡uno de Jos jugadores vuelve a ser Botvinnik!), Jos peones doblados en «f» le causan a las negras mu­ chos problemas. O KERES e BOTVINNIK Moscú 1 956 L e4 c5 2. lüf3 lüc6 3. d4 ex d4 4. liJx d4 lüf6 5. lüc3 d6 6. .tg5 e6 7. 'ftd2 b6 8. i_xf6 gxf6 Las negras aceptan el desafio. Pero muchas fueron las dudas ex­ presadas acerca de la conveniencia de la variante, ya que la partida se jugaba en la última ronda y al ne­ gro le bastaban unas tablas para conseguir el primer puesto. Ade­ más, no deberían haber mostrado indiferencia al hecho de que la teo­ ría por aquel entonces había acu­ mulado una experiencia considera­ ble, y se habían encontrado planes enérgicos para las blancas que ha­ bían cuestionado seriamente la re­ putación de la variante. 9. 0-0-0 Larsen, en la Olimpiada de Moscú 1956, eligió también contra Botvinnik un plan a base del enro­ que corto, y obtuvo ventaja desde la apertura: 9. li dl a6 10 . .te2 h5 JI. 0-0 .td7 12. r,!lh l 'i'b6 1 3. lüb3 .te7 14. f4 h4 15. lüa4 'i'a7 1 6. lüac5 dx c5 17. 'fi'x d7+ r,!lf8, y las negras consiguieron tablas des­ pués de realizar un gran esfuerzo. 9. ... a6 10. f4 b5 11. Wb1 .td7 12. .te2 'i'b6 13. lüb3! Keres estaba muy bien prepara­ do para esta partida. Es muy im­ portante para las blancas preservar las damas, ya que sólo así pueden aspirar a obtener ventaja. Vimos en el ejemplo previo que el cam­ bio de damas tras 1 3. li hfl 1W x d4 14. 1W x d4 liJ x d4 1 5. I!.xd4 i.c6 favorecía al negro. 13. . .. 0-0-0 14. Ii hfl lüa5 En la partida Byvshev-Livshits, Leningrado 1 953, las negras repli­ caron 14. r,!lb8, y a 15. Ii f3 ju­ garon incautamente 1 5. ... ltJa5. Tras 1 6. lüd5! e x d5 17. liJ x a5 las blancas construyeron un ataque irresistible. Y, sin embargo, en opi­ nión de Keres, las negras habrían llevado a su rey a un Jugar más se­ guro. 1 9
  • 15. 15. ll f3 Las blancas podían elegir entre 1 5 . lD x a5 y la jugada de la parti­ da. Ha preferido 1 5. ll f3, aunque tras 1 5. lLJ x a5 �xa5 1 6. ll f3 Wb8 17. �d4 i.e7 18. b4 �c7 1 9. lhd5! ex d5 20. ll c3 ..i.c6 21. exd5 y no se ve como pueden defenderse las negras. 15. ... lLJ x b3 16. axb3 Wb8 17. lha4 �a7 El cambio en a4 sería desagra­ dable para el negro. La torre iria a b3 con ganancia de tiempo, mientras que 1 7. �c7 sólo trae­ ría dificultades tras 1 8. �d4 i.e7 19. ll c3 ..i.c6 20. lhb6, con la ame­ naza 21. lhd5. Pero ahora, con la dama negra fuera de juego, Keres está preparado para comenzar una combinación. 12 18. f5! i.e7 El negro debería haber consen­ tido en el desmembramiento de su cadena de peones con 18. exf5 19. exf5 ..i.c6, y utilizar sus alflles para defender las debilidades. 20 19. fxe6 fx e6 20. :!i xf6! Se siente ahora la desafortuna­ da posición de la dama negra, ya que no vale 20. ... i, x f6? por 2 1 . �x d6+ y 22. lhb6+ . Por tanto, las negras deberán consentir esta pér­ dida de peón. 20. ... ll h7 Por supuesto, no 20. i, x a4? en vista de 2 1 . l1 x e6, mientras que el contraataque 20. ... b5 sigue con 21. IU7 ..i.e8 22. ll g7! bx a4 23. �b4+ Wa8 24. e5! y el negro está perdido. 21. ll g6! b5 El negro trata de escapar de la presión. 22. lhc3 �c5 23. lha2! Esta inteligente maniobra de ca- ballo consolida la ventaja blanca. 23. ... wa7 24. lhb4 llf8 25. i.f3 h4 26. h3 .teS 27. lhd3 �c7 27. �d4 sería fuertemente re- plicada con 28. �e l ! 28. lhf4 :af6 29. ..i.g4! ll x g6 30. lLJx g6 Ahora se amenaza 3 1 . lD x e7 y 32. �x d6. Las negras no tienen salvación. La partida concluyó: 30. ... ..i.b7 31. i,xe6 ..i.d8
  • 16. 32. .id5 33. 'fi'x d5 34.e5 O GELLER e LARSEN Copenhague 1966 ,i x d5 :r:i:fi abandonan l. e4 c5 2. lbf3 lLlc6 3. d4 ex d4 4. llJ x d4 lLlf6 5. lLlc3 d6 6. .ig5 e6 7. 'fi'd2 a6 8. 040 .id7 9. f4 .ie7 10. lbf3 b5 11. ,i x f6 gxf6 De nuevo, la discusión en la apertura ha tenido lugar entre las siguientes cuestiones: ¿qué es más importante ahora, la masa de peo­ nes creada por el negro en el cen­ tro aún a costa de romper la armo­ nía de su cadena de peones y que sus alfiles, de momento, permanez­ can en la retaguardia, o la iniciati­ va blanca en vista de la situación insegura del rey contrario? Las blancas van a demostrar en esta partida cuán peligroso es jugar con la seguridad del rey. 1 2. i.d3 Otra forma diferente sería jugar 12. f5!? directamente, con idea de 13. g3 y 14. .ih3, presionando so­ bre e6. 12. ... "ffa5 13. wbt b4 Aunque las negras juegan al dic­ tado de la iniciativa blanca -aho­ ra trasladarán el caballo de c3 al ala de rey, donde será más activo­ tienen que permanecer fieles a sus principios y llevar a cabo su plan de contraataque, que implica el de­ sarrollo de una iniciativa en el ala de dama con el avance de los peo­ nes «a>> y «b». 14. lbe2 :ag8 Pero aquí hay que discrepar del negro, que se desvía y pierde un tiempo. Era correcto 14. ... "ffc5 1 5 . f5 aS 1 6. lLlf4 a4 17. :r:i:c1 :r:i:b8 con chances recíprocas, como en el match Fischer-Spassky 1972. 15. lbg3 "tfic5 16. :r:i:hel :r:i:a7 Profilaxis contra e4-e5, pero 17. e5! dxe5 18. fx e5 llJxe5 19. llJ x e5 fx e5 20. "@h6 Desde la ruptura en el centro, las piezas blancas actúan con todo su poder, mientras que a las negras les falta cohesión. 20. ... f5 21. "tfixb7 l::tf8 (DIAGRAMA 14) 22. b3! Sólo con este movimiento con- 21
  • 17. creto se justifica la estrategia blan­ ca. Ahora, el alfil blanco irá a c4 y no perderá de vista al peón e6. Geller juzga correctamente que la debilidad de sus casillas negras en esta posición no es peligrosa y re­ fuerza su valoración con la varian­ te, 22. ... 'i'c3 23. 4Jh5 e4 24. i, x e4! (tras 24. i.c4 i.f6 25. lbx f6+ '1'x f6 las negras tienen todo en orden) 24. ... fx e4 25. 4Jg7+ '.ttd8 26. ll:l x e6+ '.tte8 27. 'l'g6+ lif7 28. 'i'g8+. 22. ... e4 23. i.c4 'i'eS 24. 'i'hS+ '.t;>d8 2S. li x e4 'i'c3 26. 4Je2 El ataque blanco va a continuar a pesar del siguiente cambio de da­ mas. 26. ... 't!t'h8 27. 't!t'x h8 li xb8 28. li x e6 li xb2 29. li g6 Era atractivo 29. li x a6 li x a6 30. i, x a6 '.ttc7 3 1 . 4Jf4, pero tras 3 1 . i.c6 las blancas habrían te­ nido dificultades técnicas. 22 29. ... ll h4 30. 4Jd4 <ttc7 31. li g7 i.f6 32. ll:le6+ <tlb6 33. :i:Ig6 i.c3 A 33. .th8 podría haber se- guido 34. g3 lih2 35. ll:lc5+ y 36. 4J x a6. 34. lLJcS+! i.c6 El caballo es inmune a causa de 35. li d5 mate. 3S. 4Ja4+ 36. 4Jx c3 37. :i:Ig3 38. li x c3 39. li d6+ 40. li d2 Construyendo una red de mate. 40. ... ct>b4 41. Wb2 i.e4 42. a3+ <tia5 43. lid6 abandonan. También ocurre frecuentemente en la Defensa Siciliana el doblaje de peones en la columna «e», por parte del negro. Una vez más, pue­ den hacerse dos tipos de valoracio­ nes en estos casos. O KUPREICHIK e POLUGAIEVSKY URSS 1976 l. e4 eS 2. 4Jf3 d6 3. .ibS+ 4Jd7 4. d4 4Jf6 S. 4Jc3 cx d4 6. 't!t'x d4 eS 7. 'i'd3 h6 8. i.e3 i.e7 9. i.c4 0-0 10. 0-0 4Jb6 1 1. i.b3 i.e6 12. lbh4 'ft'd7 13. i,xe6 fx e6 (DIAGRAMA 1S)
  • 18. El trío de peones negros surgi­ dos tras el cambio en e6 sólo es amenazador en apariencia. De he­ cho tiene poca movilidad y tiene un aspecto de estructura rígida. Las blancas pudieron haber conti­ nuado 14. ,i x b6! axb6 1 5. lt:g6 lHd8 1 6. lHdl seguido del dobla­ je de torres en la columna «d», condenando a las negras a una de­ fensa pasiva, ya que dificilmente habrían podido realizar el avance liberador d5 y tarde o tempra­ no sus peones débiles se harían no­ tar. Pero aún después de la conti­ nuación de la partida, 14. lt:bS liJeS 1S. ll:lg6 lld8 16. c4 a6 17. lt:c3 fi'e8 18. ll:lx e7+ ll:lxe7 19. llad1 lhc8 20. .ib6 :ii d7 21. a4, las blancas «congelaron» a los peo­ nes negros en el centro y mantu­ vieron su ventaja. Una situación diferente se dio en la siguiente partida. O BOUAZIZ e SALOV Szirak 1987 l. e4 eS 2. ll:lf3 ll:lc6 3. d4 cxd4 4. ltJxd4 lt:f6 S. lt:c3 d6 6. i.e2 eS 7. lt:b3 .ie7 8. 0-0 0-0 9. .ic4 a6 10. a4 .ie6 11. i, x e6 fx e6 12. i.gS :11c8 13. aS El negro tiene los mismos peo­ nes que en la partida anterior, pero la situación es radicalmente· dife­ rente. Sus piezas están armoniosa­ mente situadas, y la columna abier­ ta «f>> le permite construir un plan en el ala de rey, a donde se va a di­ rigir su dama. Su masa de peones controlan importantes casillas cen­ trales y en el momento oportuno va a poder avanzarlos. Por ello, las blancas van a tener que vigilar cui­ dadosamente la casilla d5. 13. ... �e8! 14. �e2 �g6 1S. ,i xf6 Itxf6 16. :11 ad1 :11cf8 17. ll:la4 El blanco lleva a cabo una ma­ niobra de caballo de tres jugadas con la esperanza de explotar la de­ bilidad del peón d6, pero hacién­ dola, desestima claramente la fuer­ za dinámica de las piezas negras. Pudo haber jugado 1 7. :11 d3 con juego complicado. 23
  • 19. 17. ... 18. f3 19. lüb6 20. lüc4 lH4 lüd8! lüf7 El blanco ha realizado sus pro­ pósitos, pero sin percibir la calami­ dad que le aguarda. 17 20. ... lüg5 21. �hl 21. ... l!Jx e4!! Un golpe combinativo dado en el momento justo por el negro, y posible gracias a su ocupación de la columna «f». Después de 22. fx e4 'i!fx e4 las blancas pierden in­ mediatamente a causa de la inde­ fensión de su primera fila. 22. lücl 1!fh5 23. �gl d5 El avance temático en el centro, que señala el principio del fin para el blanco. De nuevo no es posible 22. fx e4 por 22. i.c5+! 24 24. lüe3 i.c5 25. 11 d3 i.a7 26. l:l el nxf3! En semejante posición el negro no puede negarse al placer de sa­ crificar una torre. 27. gxf3 nxf3 Aquí las blancas decidieron no sufrir más y abandonaron. A 28. nf1 las negras ganan fácilmente con 28 . . . . i, x e3+ 29. nx e3 1!fg5+, y si 28. 1!fg2 lo más simple es 28 . .. . lH2 29. 1t'x f2 l!Jx f2 30. � x f2 e4 3 1 . l:lb3 d4. Pero el tándem de peones en «e» sucede más a menudo en la va­ riante Scheveningen: O IVANCHUK e POLUGAIEVSKY Biel 1 989 l. e4 c5 2. lüf3 d6 3. d4 cxd4 4. l!Jx d4 lüf6 5. lüc3 a6 6. i.e2 e6 7. 0-0 i.e7 8. f4 0-0 9. i.e3 Wc7 10. a4 lüc6 11. '!t'el l!Jx d4 12. i,x d4 e5 13. i.e3 exf4 14. i,xf4 i.e6 15. Wg3 li:fc8! 16. �hl (16. e5 lüe8!) 16. ... lüd7 17. i.g4 l:le8 18. i.f5 En este momento ambos con­ tendientes decidieron no ir más
  • 20. allá. Tras 1 8.... i.f8 1 9. l:tad1 lüe5 20. '4Wh3 g6 2 1 . i.x e6 fx e6 22. .t x e5 dx e5 (ver diagrama si­ guiente) se habría llegado a un tipo de posición bastante frecuente en la práctica dentro del sistema Scheveningen. A primera vista los peones en «e» son débiles. Pero constituyen de hecho una pareja armoniosa que dificilmente se pue­ den explotar. Se han cambiado la mayoría de las piezas menores y solamente la dama blanca puede atacar el centro, pero su oponente negra puede arreglárselas sola para defenderlo, y la oposición ca­ ballo vs. alfil no le reporta al blan­ co ninguna ventaja real, ya que los peones en «e» controlan casillas importantes como d5 y d4 no per­ mitiendo al caballo blanco mover­ se libremente. La ventaja blanca en las columnas abiertas «d» y «f» es temporal, pudiendo las negras neutralizarla fácilmente. Por ejem­ plo: 23. ll d3 ll ad8 24. l:i: df3 i.g7, y si 25. llf7 entonces, además de 25. ... Wx f7, las negras tienen la simple 25. ll d7, mientras que si 24. lHdl, entonces 24. n x d3 25. W x d3 ll c8! y su posesión de la columna «C» no es menos im­ portante que la «d» en vista de la debilidad del peón c2. Por estas ra­ zones mi joven oponent� no con­ templó sus chances con excesivo optimismo y ofreció tablas. Como perseguido por el desti­ no, lvanchuk tuvo que hacer fren­ te a una pareja de peones dobla­ dos en «e» en el mismo torneo, pero en esta ocasión era él su pro­ pietario. O DE FIRMIAN e IVANCHUK Biel 1 989 l. e4 c5 2. lüf3 lüc6 3. d4 cx d4 4. lt:Jxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. .tc4 e6 7. .te3 .te7 8.!t'e2 0-0 9. 0-0-0 a6 10. i.b3 lbd7 11. 'it'bl '4Wc7 12. f4 lüc5 13. f5! ll:Jxb3 14. ax b3 i.d7 15. llhfl lüe5 16. lüf3! .tc6 17. ll:Jx e5 dx e5 18. fxe6 fxe6 19.!t'g4 l:l xfl 20. ;ax n!t'd7 21. la:dl!t'c8 Aquí el panorama es radical­ mente distinto. Los peones en «e» le causan a las negras problemas considerables. Comparado con el diagrama anterior, en la posición presente las blancas gozan de va­ rias virtudes: l . para empezar, tie­ nen una ventaja real en la colum­ na «d», que será dificil de contra­ rrestar; 2. un alfil de casillas ne­ gras activo que puede crear ame­ nazas en el flanco de rey; 3. en al­ gunos casos el cambio de alfiles de casillas negras puede favorecer al blanco, ya que el negro perdería el control sobre la casilla d6 y sus peones en «e» podían terminar en una situación critica. 25
  • 21. Ya ahora pudieron las blancas forzar la ganancia de un peón me­ diante 22. i.h6 i.f8 (22. i.f6 es malo por 23. :!i fl, mientras 22. ... g6 debilitaría seriamente las casi­ llas negras) 23. i.g5 -amenazan­ do 24. :!i d8- 23 . ... �eS, y ahora 24. i.f6 ó 24. 't!fg3 fuerza al negro a desprenderse de su peón e5. Pero la continuación elegida en la partida también es suficientemen­ te fuerte: 22. h4!? <tth8 y en este momento, de repente, subestiman­ do claramente su posición, el gran maestro americano, tras 23. i.g5 ¡ofreció tablas! No está claro qué fue lo que le asustó. Después de 23. i_ x g5 24. hx g5! -la úni­ ca forma-las blancas tienen abier­ ta la columna «11» pudiendo seguir 24. ... i.e8 (de otra forma 25. llhl) 25. :!i d6 i.fl 26. �g3 �c5 27. :!i d7, ganando material. Resumiendo, respecto a la de­ formación de la estructura de peo­ nes en la Defensa Siciliana pode­ mos decir que es absurdo estable­ cer unas normas excesivamente rí­ gidas. Mucho va a depender de los diferentes rasgos latentes en esta o aquella posición. Y la maestría aje­ drecística consiste precisamente en la habilidad de penetrar en los se­ cretos de estos matices. 1.2. MAYORIAS DE PEONES En ambos flancos del tablero se dan con frecuencia enfrentamien­ tos de peones, y no siempre en cantidad igual por cada bando. Por ejemplo, las blancas tienen 26 ventaja en el ala de dama y el ne­ gro en el de rey o viceversa. Gene­ ralmente, ambos opositores focali­ zan más su atención en aquella parte del tablero en donde su ca­ dena de peones es más larga. Cla­ van sus esperanzas en su mayoría de peones. «Transformar cantidad en calidad», es una ley que tiende a cumplirse en ajedrez; natural­ mente, un bando tiene más posibi­ lidades de éxito en la zona en don­ de tenga más peones. O GELLER e POLUGAIEVSKY Cto. URSS 1 983 l. e4 c5 2. ltlf3 ltlc6 3. d4 ex d4 4. ll:lx d4 e6 5. ltlc3 d6 6. i.e2 ll:lf6 7. i.e3 i.e7 8. 0-0 0-0 9. f4 a6 10. a4 �c7 11. �h1 :!i e8 12. i.g1 e5 13. ltlb3 exf4 14. a5 ltle5 15. :!i xf4 i.e6 16. ll:ld5 i.xd5 17. ex d5 ltlfd7 La discusión sobre el tablero viene determinada por la disposi­ ción de los peones. El blanco tie­ ne mayoría en el ala de dama (cua­ tro contra tres), y el negro asocia
  • 22. sus esperanzas con su peón extra en el ala de rey y la columna «e». Los acontecimientos inmediatos le van a dar la razón a las blancas. 18. c4 El blanco no oculta sus planes y rápidamente lleva a cabo una ofen­ siva con su grupo de peones. 18. ... g6 19. lüd2 ..ig5 20. l:i d4 f5 21. b4 l:i e7 Las únicas chances del negro se encuentran en el juego de piezas por la columna «e». 22. c5! l:i ae8 La ventaja estratégica del blan-· co es indiscutible; ha solventado completamente el problema de ex­ plotar su mayoría de peones. Pero en este momento culminante pier­ de el hilo. En lugar de 23. l:i el?! (¡una autoclavada!) 23. ... lür7 24. cx d6?! (era mejor 24. ..ifl) 24. ... 1txd6. Correcto era 23. ll bl y 23. lüf7 24. ..ifl colocando al ne­ gro con problemas dificiles. O ESTRIN e BOLESLAVSKY Moscú 1 964 1. e4 c5 2. lüf3 lüc6 3, d4 cxd4 4. ltJx d4 e6 5. lüb5 d6 6. i.f4 e5 7. .te3 lüf6 8. ..ig5 ..ie6 9. lü1c3 a6 10. lüa3 ..ie7 11. lüc4 lüd4 12. lüe3 0-0 13. ,i x f6 ,ixf6 14. lücd5 .tg5 15. c3 lüc6 16. ..ie2 lüe7 17. ltJ x e7+ 'fi'x e7 18. lüd5 �d8 19. 0-0 ... Esta es un tipo de posición que· se da con cierta frecuencia en la Defensa Siciliana. Mientras el blanco tiene un caballo centraliza­ do, el negro posee los dos alfiles. Las chances son probablemente iguales y ganará quien lleve a cabo su plan de forma más resolutiva. 19. ... l:ic8 20. �b3?! ¿Para qué? Después de todo, las negras no van a mover su peón «b» a tontas y a locas, mientras que la dama blanca queda mal si­ tuada e impide que se mueva su peón «b» en un momento oportu­ no. 20. ... �d7 21. lifdl?! Es más natural 2 1 . l:i ad1 , dejan­ do la otra torre en fl , ya que el ne­ gro planea f5. 21. ... l:i c5 22. a4 �h8 23. l:id3 f5! El negro se hace con la iniciati­ va aprovechando el juego sin plan del rival. 27
  • 23. 24. f3 'fi'f7 25. no Consecuencia del infortunado movimiento 21 blanco, que obliga perder un tiempo en defensa. 25. .•. ,i x d5! Un momento oportuno de clari­ ficar la situación. El blanco no puede jugar 26. :!:1 x d5 en vista de 26. fx e4. 22 26. ex d5 'f!/e7 La configuración de peones ha determinado la naturaleza de la lu­ cha. El blanco tiene una mayoría en el ala de dama, pero práctica­ mente no se nota ya que no están avanzados. Por otra parte, el ne­ gro tiene mayoría en el centro y ala de rey -cuatro contra tres- y está preparado para realizar el avance e4. 27. 'fi'dl a5 Esta jugada no está hecha sin sentido, ya que tiene unos fines profilácticos. El negro sabe que el 28 avance e4 no tardará en hacerse por lo que decide impedir al blan­ co el más leve resquicio de activi­ dad en el ala de dama, ya que si b4 se abriría la columna «c» para la torre negra. A pesar de ello, el blanco no da crédito al negro y avanza su peón «b», entre otras ra­ zones también porque no se sentía capaz de mantenerse mucho tiem­ po en una posición tan estática. 28. b4? 29. cb4 30. 'fi'b3 31. ,ixfl ab4 ![el ![x fi+ e4! Por fin, el esperado avance lle­ ga. El que los alfiles sean de dife­ rente color sólo hace incrementar el potencial de ataque negro. 32. li c3 33. 1!Vc4 34. !ta3 35. 'f!/x d4 36. 'i!?hl 'fi'e5 .if6 'fi'd4+! ,ixd4+ !tc8 Las negras son superiores a su oponente en todos los sentidos. La torre en a3 causa una impresión la­ mentable. Por ello no es sorpren­ dente que la partida concluya en pocas jugadas más. 37. fe4 fe4 38. g3 !tcl 39. rt>g2 !tc2+ 40. rt>h3 h5 41. g4 e3 42. a5 e2 43. ,i x e2 ![xe2 44. gh5 !tb2 45. abandonan.
  • 24. <> KUZMIN e SVESHNIKOV Minsk 1976 l. e4 2. lt:f3 3. d4 4. ltJ x d4 5. lt:c3 6. lt:dbS 7. lt:d5 8. ed5 9. c3 10. a4?! c5 lt:c6 cd4 lt:f6 e5 d6 ltJx d5 lt:e7 li:Jg6 Las esperanzas del blanco van ligadas a la jugada 1 0. a6, en­ tonces obtendrían un juego exce­ lente con 1 1 . lt:a3, 1 2. li:Jc4 y 1 3. aS. Pero las negras no están obli­ gadas a seguir esta linea. La teoría considera lo más fuerte 1 O. '9Wa4! .id7 1 1 . �c4! i,xb5 1 2. �xb5+ 1i'd7 13. a4! a6 1 4. �x d7+ �xd7, y el complicado final resultante se juzga favorable al blanco, pero Sveshnikov tiene su propia opi­ nión de muchas posiciones de esta variante. 10. ... i.e7 11. g3 0-0 12. .ig2 f5 El desarrollo lógico de los acon­ tecimientos. Las negras ponen sus esperanzas en su mayoría de peo­ nes en el ala de rey, mientras las blancas lo hacen en el de dama. 13. 0-0 f4 Sveshnikov considera que hu­ biera sido más efectivo jugar pri­ mero 1 3. ... a6 14. lt:a3 y entonces 1 4. f4. 14. c4 i.f5 Ahora ya no tiene sentido 1 4. a6, ya que tras 1 5. li:Jc3 el blanco incluiría su caballo en la defensa. 15. c5 Si 1 5. lt:c3 entonces 1 5. . .. �c8 1 6. b3 i.h3! con una iniciativa pe­ ligrosa. 15. ... e4! 16. g4? Este juego temerario se va a mostrar ineficaz. Era esencial 1 6. .t x f4 lt:xf4 1 7. gf4 a6 1 8. ltJ x d6 .t x d6 1 9. cd6 't!t'xd6 y la lucha continua. 16. ... f3 17. gf5 fg2 18. li el )lxf5 19. )lx e4 (DIAGRAMA 24) 19. ... .th4! Provocando una debilidad nue­ va, ya que el blanco pierde tras 20. i.e3 '9Wf6 2 1 . '9Wd2 lhf8 22. li e6 ,ixf2+ 23. i, xf2 :ii xf2 24. l:i: x f6 )l x d2 25. J:i x f8+ 'i!fx f8. Queda 29
  • 25. claro que los peones negros han ganado el primer asalto. 20. f4 dc5 21. d6 "t!fd7 22. l::ta3 naf8 23. (jjx a7 .ig5! ¡El semimuerto peón de g2 en­ seña los dientes! 24. Wb3+ �h8 25. We6 "t!fx e6 26. l::tx e6 ..txf4 27. _txf4 (¡jxf4 El resultado de lo sucedido es que el blanco no ha sido capaz de desembarazarse del incómodo peón. 28. l::te1 l::td5 29. (jjb5 Itd2 30. l::tae3 g5! Con idea de 3 1 . g4 y 32. (jjh3+. 31, (jjc3 j¡ X d6 Y el negro realizó fácilmente su ventaja material y posicional. 30 1.3. EL BLOQUEO Al hablar de bloqueo general­ mente entendemos como tal a la labor de interposición que una pie· za -caballo o alfil usualmente ejerce en el camino de un peón pa­ sado. Sin embargo, también un peón puede realizar de forma ex­ celente una labor de bloqueador. En tales circunstancias trata de mantener a raya a los peones ene­ migos, limitando o privándoles to­ talmente de movilidad. Dos bue­ nos logros de Geller nos sirven como ejemplo de este tema. O GELLER e FISCHER Cura�ao 1 962 l. e4 2. (¡jf3 3. d4 4. (jjx d4 5. (jjc3 6. ..te2 7. (jjb3 8.� 9. ..te3 10. a4 11. aS c5 d6 cd4 (jjf6 a6 e5 ..te7 � Wc7 ..te6 (jjbd7
  • 26. 12. iüdS! Esta continuación va a determi­ nar la subsecuente estrategia blan­ ca. La posición alcanzada h�bía sido minuciosamente estudiada por Geller, que ya era famoso por su habilidad en las aperturas. L� blancas van a obtener de forma fa­ cil y natural una gran ventaja po­ sicional debido sobre todo al he­ cho de que su peón avanzado en a5 le va a asegurar el bloqueo del ala de dama, auténtico soporte de todo su plan posterior a base de c2-c4, b2-b4 y c4-c5 ya que el �e­ gro será incapaz de mover su.P��n «b)) sin causar daño a su posiCion. 12. . .. llJ x dS También las blancas obtendrían ventaja después de 1 2. ... ,ix d5 1 3. ed5 b5 14. ab6 llJ x b6 15. c4! a5! (15. ... lübd7 1 6. lüa5! lifc8 1 7. b4 y las blancas tienen una su­ perioridad decisiva en el ala de dama, Kostro-Pokojowczyk, Polo­ nia 1 972) 1 6. li x a5 li x a5 1 7. li.)xa5 liJbx d5 1 8. i.d2 lüf4 1 9. b4, Bradvarevic-Nemet, Bled Jl)6j_ 13. edS i.fS 1 4. e4 i.g6? Fischer persiste en su intento de ohtcncr contrajuego en el al� de rl·y mediante ... f5 pero no tiene éxito en la realización de esta «ac­ tiva)) jugada ya que se ve ?blig�d? a tratar de repeler la creciente Im­ riativa blanca en el flanco de dama; por ello la maniobra _ del �­ fil se muestra como una sena per- dida de tiempo. Tendría que ha­ berse defendido con 14. :!:i:fc8 y entonces 15 . ... "i!fd8, con la idea de cambiar el alfll de casillas ne- gras mediante .ig5. 1S. >Icl liJeS?! Ahora ya era esencial agudizar el juego con 1 5. f5, aunque se­ ría muy dificil conseguir el resulta­ do deseado tras 1 6. c5! f4 (1 6. ... dc5 1 7. llJ x c5 llJ x c5 1 8. b4 f4 1 9. i, x c5 i.d6 20. i.g4, ocupando el puesto avanzado de e6, o 1 8. ... lHc8 1 9. bc5 t!f x a5 20. d6 con la desagradable amenaza de "i!fb3+ -Rabar) 1 7. cd6 t!f x d6 1 8. i.�5 liJx c5 1 9. liJ x c5 y las negras estan en grandes dificultades. Al bloquear la casilla �5 Fischer desestimó la fuerza de la JUgada 1 7 blanca. Por tanto 1 5. ... li ac8, o 15. lHc8 parecen más tenaces, esperando a ver que harían las blancas. 16. llJxe5 deS 17. b4 La apertura del ala de �ama le reporta al blanco una ventaJa apre- 3 1
  • 27. ciable. Las piezas negras se ven obligadas a una defensa pasiva. 17. ... :ii ac8 Por supuesto, no 1 7. . .. cb4 ya que el blanco interpondría 18. .ib6 y entonces 19. c5 y el negro estaría axfisiado. 18. 1!t'b3 .id6 19. l:Hd1 1We7 La amenaza de ganar un peón con 20. bc5 _ixc5 2 1 . _ix c5 'ffx c5 22. 'ffxb7 "fi'x a5 23 . lhl obliga al negro a gastar un tiempo precioso. 20. beS i, x c5 21. .i x c5 :ii x c5 22. :ii al! La torre blanca aspira a llegar a b6 desde donde apoyará el avance del peón «d». 22. ..• :ii d8 23. :ii a4 .if5 24. :ii b4 .ic8 25. :ii b6 :ii d6 Fischer trata de obstruir los peones pasados blancos, pero es bien sabido que las piezas pesadas son malos bloqueadores y su plan no tendrá éxito. Pero en caso de 25. :ii x a5 26. d6 'l'd7 27. .if3 la posición negra se habría colap­ sado al instante. 26. "ti'b4 '1'c7 27. :ii x d6 'ffxd6 28. :!i:b1 'l'c7 Mednis considera esta jugada como el error decisivo y cree que aún era posible resistir con 28. ... 32 g6, pero yo creo que aún así la po­ sición negra no sería viable. 27 29. 'l'a4! Dejando el camino hacia b6 a la segunda torre. 29. ... 30. 'l'a3 31. :ii x b7 32. 'ffx a5 .id7 :ii x a5 'ffx b7 El éxito para el blanco ya no está lejos. Sus esfuerzos en la aper­ tura y medio juego no han resulta­ do vanos. La partida concluyó: 32. ... g6 33. h3 'l'b1+ 34. �h2 .if5 35. Wc3 We4 36. .if3 'l'd4 37. 'ffx d4 ed4 38. g4 .ic8 39. c5 a5 40. c6 �f8 41. d6 abandonan. O GELLER e IVKOV Hilversum 1973 l. e4 c5 2. lt:Jf3 d6
  • 28. 28 3. d4 4. ltJx d4 S. lüe3 6. .ie2 7. lüb3 8.0-0 9. f4 10. a4 11. wh1 ed4 lüf6 a6 eS .ie7 .te6 'fie7 lübd7 :ae8 No puede decirse que la última jugada del negro sea un error, pero sí parece una inexactitud. En cual­ quier caso las blancas van a ser ca­ paces de obtener una considerable ventaja posicional, como va a mos­ trar el curso de esta partida. Por tanto, era mejor 1 1 . 0-0. 12. fS .ie4 13. aS! El bloqueo del ala de dama en­ tra en los planes estratégicos del blanco. Ahora le va a ser dificil al negro conseguir contrajuego, ya que sus peones del flanco de dama están inmovilizados y a sus piezas les va a resultar dificil coordinarse. 13. ... 0-0 14. ,ixe4 'fix e4 1S. :aa4 'fie6 16. .ie3 :afd8 17. 'i!if3 Geller refuerza la posición de sus piezas y mantiene en reserva el avance del peón «g». Mientras, le dice a su adversario: «haz una ju­ gada>>. 17. ... h6 El gran maestro yugoslavo de­ tiene el asalto de peones blancos. debilitando su flanco de rey (a 1 8. g4 seguiría 1 8. lüh7). 18. :!Iaa1! liJeS 19. lüd5 ¡Justo a tiempo! Se percib.e la desafortunada posición de la dama negra. 29 19. ... ltJ x dS 20. edS 'fibS 21. ltJ x c5 deS 22. 'fig4 'fixb2 23. ,ix h6?! Aunque debe ser suficiente para ganar, no es lo más rápido. Geller recomienda 23. c4. Pero, ¿por qué 33
  • 29. no jugar 23 . :ilabl! 1!fxc2 24. _ixh6 .if6 25. :ilbc l 1!fd3 26. lHdl y entonces 27. _ix g7! segui­ do de 28. f6, o 23. ... h5 24. 1!fxh5 1!fxc2 25. ;¡¡xb7 1!fd3 26. ;¡¡f3, etc.? No tengo dudas de que esto hubiera ganado inmediatamente. 23. ... e4 24. ;¡¡abl 1We5 25. c4 e3 El blanco ha de jugar con mu­ cha exactitud ya que el negro ha obtenido contrajuego con su peón «e». 26. ;¡¡bel Falla 26. ;¡¡x b7? por 26. ... .id6 27. .if4 e2 y son las negras las que ganan. 26. ... 1!1d4 27. ;¡¡f4 1!1f6 Si 27. ... 1Wc3 las blancas ganan con 28. ;¡¡efl, y si 28. .if6 29. _ix g7! 28. ;¡¡e4! Todo calculado de una forma precisa. La posición está ganada para el blanco ya que su peón «d» es más fuerte que el «e» negro. 34 28. ... 'fi'x h6 29. ;¡¡x e7 liteS 30. 'fi'e4 li xe7 31. 'fi'x e7 'fi'f4 32. h3 Las blancas no tienen prisa en tomar el peón «e» y primero le abren a su rey una vía de escape. 32. ... 'fi'xf5 33. d6 'l'e6 La última jugada negra le va a permitir a Geller concluir la parti­ da de una forma elegante, pero la posición también estaba perdida tras 33 . ... 'l'f6 34. 'l'xf6 gf6 35. ;¡¡x e3 ;¡¡d8 36. ;¡¡d3. 30��������= • •• ••• .,. -,�.� � fa .. iR D.'it'R R � ". . .� .. . . -�- • • R R • Rt5 R B -�­ R R U -� 34. d7! Ganando una torre entera. Las negraS abandonaron.
  • 30. 2. LA BATALLA POR W WILW CENTRALES No debe sobreestimarse la im­ portancia de este tema. Creo que es muy aconsejable realizar un es­ tudio concreto de los procedimien­ tos típicos que concierne a la lucha por las casillas centrales y extraer algunas conclusiones generales que ayuden a los jugadores a ad­ quirir la necesaria habilidad prác­ tica. Lo que analizaremos a conti­ nuación serán situaciones en las que uno de los jugadores, guiado por una estrategia determinada, o a veces por necesidad, permite una debilidad en el centro del tablero, ofreciendo algunas ventajas visi­ bles al oponente (aunque a veces son sólo un cebo). O cómo se con­ sigue el dominio de una casilla cen­ tral utilizando una serie de técni­ cas estándar. Pero primero examinaremos desde un contexto general el pro­ blema de las casillas débiles, blan­ cas o negras, y las serias conse­ cuencias que pueden acarrear. Comprobaremos por nosotros mismos cuán peligroso es no res­ petar las leyes de la estrategia y cuando se plantean planes confu­ sos se debilitan pequeños o gran­ des sectores del tablero, permitien­ do que el oponente ejerza su do­ minación sobre ellos. O GAPRINDASHVILI e SERVAlY Dortmund 1 974 l. e4 c5 2. liJf3 liJc6 3. d4 cd4 4. liJx d4 g6 5. c4 i.g7 6. i.e3 liJf6 7. liJc3 liJg4 8. �xg4 liJx d4 9. �dl e5 Consolidando el caballo pero debilitando la casilla d5. Se consi- dera mejor 9. liJe6. 10. liJb5! El blanco planea cambiar el ca­ ballo. En caso de 1 0. i, x d4? ed4 1 1 . liJb5 0-0! 1 2. liJ x d4 �b6! y el negro tiene la iniciativa. 35
  • 31. 10. ... 0-0 Primero y sobre todo el desarro­ llo, y así el negro ofrece un peón. Es desfavorable para el blanco aceptarlo: 1 1 . ltl x d4 ed4 12 . .txd4? 'ti'a5+ 13. �e2 1i e8 1 4. f3 d5! 15. ,t x g7 ( 15. cd5 J:i x e4+ 16. fe4 .tg4+) 15 . ... J;t x e4+ 16. �f2 'ti'c5+ 17. �g3 'ti'e3! con ataque. 1 1. .te2 También es posible 1 1. 'ti'd2. 1 1. ... 'ti'h4? El negro se encamina hacia un juego forzado pero mal calculado. Tenía que haber continuado 1 1 . ... ltl x b5 12. cb5 d6, y si 13. .tc4 .te6, con una posición defendible. 12. ltl x d4! ed4 13. .t x d4 'tifx e4 14. _t x g7! �xg2 El negro había puesto sus espe­ ranzas en esta jugada intermedia, pero no había reparado en la irre­ versible debilidad de la gran diago­ nal negra. 1S. 1i'd4! ¡Al estilo del siglo pasado! El sa­ crificio de ambas torres lleva a un mate inevitable. 1S. ... 16. �d2 �x hl+ �xa1 (DIAGRAMA 32) 17. �f6!! Esta jugada, de una fuerza terri­ ble, concluye la partida. Las ne­ gras abandonan, ya que si 1 7. ... 36 �x a2 viene 18. .th6 y los jaques pronto se terminan. Esto ha sido lo recibido por el abandono de las casillas negras. O NEZHMETDINOV e DUBININ Cheboksary 1 950 l. e4 eS 2. ltlf3 ltlc6 3. d4 cd4 4. lbx d4 ltlf6 S. ltlc3 d6 6. .tgS e6 7. �d2 a6 8. 0-0-0 h6 9. .tf4 .1d7 10. .tg3 �c7 1 1. f3 ltle5? 33 . . ..... . �d d 'B' � ¡-. . A _. .t.• .t. �d � d - ,. � A ·· �� - . - � � . � � m � � � . � - � �� � � � � � � Wift - � �� � d � � W :§: ��� Ja Esta maniobra de caballo senci­ llamente empeora la posición ne- gra. 1 1 . 0-0-0 era mejor. 12. f4 ltlg6 13. i.e2 .te7 14. �b1 eS?
  • 32. Un error posicional. Al inicial un juego prematuro en el centro el negro debilita de forma catastrófi­ ca sus casillas blancas, lo que en­ seguida va a aprovechar Nezhmet­ dinov. 15. lt:lf5! .l x f5 16. ef5 lt)xf4 17. J.xf4 ef4 18. 'ifxf4 0-0-0 19• .tn wbs 20. .td5! Se hace obvia la dominación del alfil blanco. Al negro le falta espa­ cio y está condenado a esperar pa­ sivamente su trágico final. Las pie­ zas blancas aumentan su actividad con cada movimiento provocando al final una auténtica asfixia posi­ cional. 20. ... l:l hf8 21. li hel lii d7 22. 'ifg3 lt:le8 23. lt:le4 wa7 Es un placer conducir las blan- cas en tales posiciones. 24. lii e3 'ifd8 25. 11 b3 .tf6 26. 1!fe3+ 'it>b8 27. lii b6 'ifc8 28. lii d3 lii e7 29. lii db3 (DIAGRAMA 34) Una posición pintoresca. El ne­ gro, sencillamente, no tiene juga­ das. 29. ... 1!fxf5 30. J:ii X b7+ J:ii X b7 34 31. lii xb7+ 32. ltJxd6+ wc8 abandonan. O SMYSLOV e BOTVINNIK Moscú 1 954 l. e4 c5 2. lt:lc3 lt:lc6 3. g3 g6 4. .tg2 .tg7 5. d3 d6 6. lt:lge2 6. ... e5! Sin ninguna buena razón, esta jugada no se había dado en ningu­ na competición seria antes de este encuentro. De momento se contro- 37
  • 33. la el avance d4 del blanco y a la vez se restringe el alfil de g2. La debilidad de la casilla d5 no tiene gran importancia ya que existen suficientes medios de controlarla. 7. lt:ld5 lt:lge7 8. c3?! El plan elegido por el blanco es estratégicamente incorrecto, ya que su esfuerzo por jugar a toda costa d4 no va a tener los resulta­ dos apetecidos. Rehusa de forma voluntaria, equivocadamente, a la lucha por d5, cosa que podría ha­ her hecho con 8. lt:lec3. Ahora las negras se desembarazan de uno de los inconvenientes de su posición. 8. ... ltJxd5 9. ed5 lt:le7 10. 0-0 El juego blanco es incongruen­ te. Tendría que haber continuado con los pasos iniciados con 1 O. d4 ed4 1 1 . cd4 1 2. ltJ x d4 0-0 1 3. 0-0, con tan solo unas leves mejores perspectivas para el negro. 10. ... 0-0 11. f4?! Ya que aquí no es bueno 1 1. d4 ed4 12. cd4 c4 1 3. 'i'a4 'i'c7 1 4. .tg5 .td7 1 5. 'i'a3 .tf5 con ven­ taja posicional negra, Smyslov tra­ ta de hacerse con la iniciativa por otro camino, pero de esta forma debilita seriamente sus casillas ne­ gras. La más tranquila 1 1 . .td2 se­ guido de 1 2. 'i!Vb3 y 1 3. l::tae l es­ taba más en el espíritu de la posi­ ción. 1 1. ... .td7 12. h3?! 38 El blanco teme 1 2. ... 'i!Vc8 y construye una nueva debilidad. Te­ nía que haber intentando 12. fe5 de5 1 3. .tg5 ( 1 3. d6!? también es interesante) 1 3. h6! ( 1 3. ... f6? 1 4. i.e3 'i'c7 1 5. .tf2 lt:lf5 1 6. d4 ed4 1 7. cd4 c4 1 8. lt:lf4 con buen juego) 1 4. .t x e7 'i!V x e7 1 5. c4 l:l ae8 1 6. lt:lc3 f5 1 7. 'i'd2, y aun­ que las negras están mejor, aún hay mucho que jugar. 12. . .. 'i'c7 13. .te3 Podría haberse conseguido la mejor disposición de las piezas blancas con 1 3. .td2, 1 4. 'i'b3 y 1 5. :!i ae l . 13. ... li ae8 Las negras son las primeras en completar su movilización, sus pie­ zas tienen una posición armoniosa y eso les permite mantener la ini­ ciativa. 14. 'i'd2? Botvinnik considera esta jugada como de rutina, creando dificulta­ des serias ya que la damaoestá mal situada en la diagonal cl-h6. Acer­ tad�mente sugiere 14. .tf2 como meJor. 14. ... lt:lf5 15. .tf2 h5 16. li ae1 Bueno o malo, el blanco debe­ ría haberse decidido por 1 6. g4 hg4 1 7. hg4 lt:lh6 1 8. g5, creando contrajuego. (DIAGRAMA 36)
  • 34. 17. th2 1 7. feS falla por 1 7. ... i.h6 1 8. "ifc2 ll:le3 y la posición blanca se colapsa. 17. ... i.h6! Se hace clara la pobre situación de la dama blanca en d2, y además se hace muy desagradable la ame- naza 1 8. ef4 19. lt:J x f4 h4! 18. h4 Es triste que las blancas tengan que crear nuevas debilidades como este «hole» en sus casillas blancas, pero ¿qué hacer ante un futuro h4? 18. ... �f6! El conjunto de piezas blancas, agrupadas todas en el «sótano», parecen bastante desamparadas, por lo que no sorprende que las ex­ celentemente coordinadas fuerzas negras asesten un duro golpe en el flanco de rey, en donde se encon- traban palpitando numerosas debi­ lidades. 19. .te4 ef4 20. l1Jxf4 l1Jxh4! 21. i.e3 lt:JfS 22. i.xfS 22. l1Jxh5 falla por 22. ... gh5 23. i_ x f5 (23. i_ xh6 'fkx h6) 23. i_ x e3 24. ll x e3 'ikg5!! y las negras ganan la calidad. La partida con­ cluyó: 22. ... 'fkxfS 23. 'ikg2 'ikg4 24. 'ike2 'fkx e2+ 2S. :S: x e2 :S: eS 26. ll ee1 llfeS 27. i.f2 h4 28. l:i:x eS :a x eS 29. d4 hg3+ 30. 'i!f x g3 ll gS+ 31. Wh2 J:ifS 32. i.e3 cd4 33. cd4 Wh7 34. llf2 gS 3S. ll:le2 JI xf2+ 36. _ixf2 fS 37. abandonan. O GELLER e RESHEVSKY Palma de Mallorca 1970 l. e4 eS 2. lt:Jf3 e6 3. d4 cd4 4. ltJ xd4 ll:lc6 S. lt:Jc3 d6 6. i.e2 lt:Jf6 7. 0-0 i.e7 8. i.e3 0-0 9. f4 i.d7 10. li:lb3 aS 1 1. a4 eS 12. th1 lt:Jb4 13. i.f3 ll c8 37 En esta variante las negras tra­ tan de obtener contrajuego con el 39
  • 35. avance del peón «a». Al hacerlo, sin embargo, debilitan una serie de casillas, pero ¿cómo pueden las blancas explotar esta ventaja? Con la sutil maniobra de torre que si­ gue, logran desvelar los inconve­ nientes de la formación negra. La torre se traslada a la columna «d» pero la parte más perspicaz del plan blanco está bien camuflada. 14. :S: f2! :S:c4 15. fe5 de5 16. :S: d2 'flc7 17. 1Wg1!! ¡Esta es la clave! Las casillas ne­ gras del flanco de dama, especial­ mente b6, empiezan a derrumbar­ se. 17. ... i.d8 Las negras se encuentran obli­ gadas a realizar torpes jugadas de­ fensivas. 18. :S: ad1 i.c6 19. i.c5 Una interposición importante, forzando al negro a dar la calidad sin apenas compensación. 19. ... :S: e8 20. 'fi'fl :S: x c5 La debilidad de la casilla f7 no permite al negrojugar 20. .. . :S: x e4 en vista de 2 1 . lLlx e4 lLlx e4 22. i, x e4 ,t x e4 23. :S: d7, etc. 40 21. li) x c5 1We7 22. lLlb3 i.b6 23. 1We2 g6 24. lLlb5 :S: a8 Tales jugadas no se hacen de buena gana. 25. lLlcl Comienza la fase técnica. El ca­ ballo aspira llegar a d5 y una vez ahí la partida habrá acabado. 25. ... lLla6 26. lLla2 lLlc5 27. lLlac3 h5 Parando provisionalmente 28. lLld5 debido a 28. i, x d5 29. ed5 e4, con contrajuego. 28. l:i e1 29. :S: d6 30. :S: dd1 31. 'fld2 32. Wd6 33. 'fld2 'fi'f8 lLlcd7 'flh6 'flf8 'flh6 'fi'f8 Con los jugadores apurados de tiempo, el blanco repite jugadas. 38 34. h3 :S: e8 35. lLld6 ;¡::¡: d8 36. lLlc4 i.c7 37. lLld5! Esta jugada concluye práctica­ mente la partida.
  • 36. 37. ... llJ x d5 38. ed5 lbf6 39. '@'g5 lb><d5 40. llJxeS �g7 41. c4 f6 Y sin esperar la respuesta del ri­ val, el negro abandona. Retornemos ahora directamen­ te al problema de las casillas cen­ trales. Haremos hincapié en anali­ zar detalladamente dos puntos im­ portantes, eS y dS, cuyos rasgos ca­ racterísticos aparecen casi cons­ tantemente en la mayoría de las va­ riantes sicilianas. 2. 1. LA CASILLA d5 Al autor le gustaría que el lec­ tor dedicara una atención especial sobre esta casilla, provocadora de duras luchas de intereses entre am­ bos bandos y en torno a la cual tie­ nen lugar arduos debates. La casi­ lla es generalmente una debilidad negra y a partir de aquí se plantea la cuestión básica: si las blancas obtienen un control total sobre este deseado punto o bien las ne­ gras consiguen una cobertura ade­ cuada en torno a él. O SMYSLOV e RUDAKOVSKY Moscú 1 945 l. e4 c5 2. lbf3 e6 3. d4 cd4 4. llJ x d4 ltlf6 5. lbc3 d6 6. i.e2 i.e7 7. 0-0 0-0 8. i.e3 lbc6 9. f4 1Wc7 10. '@'el llJxd4 11. i, x d4 eS 12. .te3 .te6 13. f5 ..tc4? 14. .t >< c4 1j'x c4 Las negras cometieron un serio error posicional en su jugada 1 3." al cambiar los alfiles de casillas blancas (pudo haber jugado 1 3. ... i.d7 seguido de 14. i.c6) cir­ cunstancia que será aprovechada por el blanco. 15. .tg5! Un ejemplo típico de cómo ex­ plotar la casilla dS en este tipo de posiciones. Las blancas eliminan el último defensor de este importan­ te lugar estratégico tras lo cual su caballo se colocará majestuosa­ mente en él. 15. ... :iife8 16. i, x f6 ,ixf6 17. lbd5 .id8 A 1 7. 1!fx c2 podría haber continuado 1 8. :ii f2, y si 1 8. . . . 'ifcS entonces 19. :ii cl y 20. lbc7 ganando calidad. 18. c3 19. b3 20. 'it>h1 21. lH3 b5 'fi'c5+ :iic8 'it>h8 Por supuesto que las negras po- dían atrincherarse con 2 1 . f6, 4 1
  • 37. pero semejante defensa pasiva no hubiera acarreado nada bueno, ya que las blancas podrían llevar sus piezas al flanco de rey y asaltar la posición del rey negro sin ningún obstáculo con el avance de sus peones ((g» y «h». 22. f6! gf6 23. 'tfh4 ;¡¡g8 24. lbxf6 l:l g7 2S. l:l g3 Con la amenaza 26. 'ffx h7+! 2S. ... i,xf6 26. 'tfxf6 1I g8 27. l:l d1 d5 28. :S. xg7 abandonan. O SMYSLOV e DENKER Moscú 1 946 l. e4 eS 2. lbc3 lbc6 3. g3 g6 4. i.g2 i.g7 S. d3 e6 6. i.e3 lbd4 7. lbce2! d6 8. c3 lbc6 9. d4 cd4 10. lbX d4 lbX d4 11. i_X d4 eS 12. i_e3 lbe7 13. lbe2 0-0 14. 0-0 i.e6 1S. �d2 'ffc7 16. l:lfcl! fS 17. c4 fe4 18. lbc3 lbfS 19. lbxe4 lbxe3 20. �xe3 h6 21. l:l dl l:lfd8 22. l:l acl :¡:¡ ac8 23. b3 b6 40 42 Las blancas, guiadas por prinn pios estratégicos, aspiran a <.:am biar los alfiles de casillas blan<.:a� para de esa forma obtener un m­ bailo centralizado que luchará wn tra un alfil negro obstaculizad(, por sus propios peones. Así, la SI­ guiente jugada es una soludón ideal. 24. lbc3! Ahora las negras podrían eludir el cambio con 24. ... 'i!?h7, pero tras 25. i.e4! seguido de h2-h4-h5 se encontrarían en una situación critica. 24. ... 1!/e7 2S. i.d5 .¡,h7 26. .t x e6 'ffxe6 27. l:l d3 'iJ. c7 28. ll cdl :¡:¡ti 29. lbe4 i.f8 30. :¡:¡ d5 'tfg4 31. l:l ld3 La preparación final antes de ganar un peón. En caso de 3 1 . . . . 1!/e6 las blancas continúan con 32. 1!/d2 l:i: fd7 33. c5! bc5 34. lbx c5. 31. ... i.e7 32. lb x d6 i_ x d6 33. j1 X d6 :S, df8 34. 'i!fxeS El blanco ha calculado de una forma precisa las consecuencias de renunciar a su peón de f2. Cons­ truye ahora un ataque decisivo con sus piezas pesadas. 34. . .. ¡¡[ xf2 3S. l:i: d7+ 1I 2ti
  • 38. 41 36. :il xf7+ :il xfi 37. :il dS! La ocupación de la octava fila es la clave de la operación blanca. Ahora, nubes de tormenta se cier­ nen sobre el rey negro. 37. ... :il g7 38. �eS g5 39. �hS+ <i!tg6 40. :il d6+ wn 41. �xh6 Con la pérdida de un segundo peón se decide la partida. Smyslov la concluye con su acostumbrada elegancia. 41. ... 1!t'f5 42. :il d1! �c5+ 43. 'Ot>g2 'f!le7 44. :il fl+ wgs 45. "Wf6 'ffieS 46. �f5 g4 47. :ilf2 1We7 4S. �d3 li g5 49. :il e2 'fflf8 50. 'ffie4 :il g7 51. �d5+ �n 52. :ile6! abandonan. O KARPOV e NUNN Amsterdam 1 985 l. e4 c5 2. lt::lf3 d6 3. d4 cd4 4. ltJ xd4 ltlf6 5. lt::lc3 a6 6. .te2 e5 7. lt::lb3 .te7 S. 0-0 0-0 9. .te3 .te6 10. "Wd2 lt::lbd7 1 1. a4 :il cS 12. a5 �c7 13. :ilfdl :ilfdS Los dos jugadores han comple­ tado ya la movilización de sus fuer­ zas y se encuentran inmersos en el medio juego. En posiciones de este tipo la lucha se produce en torno a la casilla d5. Karpov lleva a cabo un plan global de estrategia con la despiadada lógica que acostumbra. 14. �el �c6 15. .tf3 .tc4 16. lt::lcl! Maniobrando con el caballo ha- cia la casilla mágica. 16. ... h6 17. ltlla2 lt::lc5 1S. lt::lb4 'ffleS 19. g3 l:i: c7 20. .tg2 li deS 21. b3! 43
  • 39. Esta es una interposición impor­ tante que va a permitir al blanco preparar en un futuro próximo c2-c4, impidiendo definitivamente al negro algún contrajuego por la columna «c». 21. ... i.e6 22. �cd5 �xd5 23. �xd5 _ixd5 24. J:i X d5 La torre no se siente menos fe­ liz que el caballo en la casilla cen­ tral. 24. ... :!i e6 2S. :!:1. adl �e6 26. c4 i.gS 27. i.a7 :!i a8 28. i.b6 i.d8 29. i.e3 i.e7 El pasivo plan defensivo elegido por el gran maestro inglés precipi­ ta su derrota. Era más tenaz 29. i.g5. 30. We2 b6 Este intento de escapar del ro­ dillo no va a ayudar mucho. 31. b4! 44 Esto lleva por fuerza a la pérdi- da de material por parte del negro. 31. ... baS 32. bS abS 33. cbS :!:1. eS A 33. ... :!:1. c3 las blancas ganan con 34. b6 i.b8 35. b7 y se atrapa a la torre negra. 34. i_xeS 3S. i.fl 36. 'ffc2 37. i.c4 38. :!:1. ld3 39. Wa2 40. :!:1. xaJ �xcS a4 a3 �e6 �d4 i.b6 abandonan. Veamos ahora otro ejemplo mo­ derno en donde el blanco tiene éxi­ to en construirse «un nido» en d5. O POPOVIC e POLUGAIEVSKY Sarajevo 1 987 l. e4 eS 2. �f3 d6 3. d4 cd4 4. � x d4 �f6 S. �c3 a6 6. g3 eS 7. �b3 i.e7 8. i.g2 �bd7 9. a4 b6 10. 0-0 i.b7 (DIAGRAMA 44) 11. :!i el ! En esta conocida posición esta maniobra de torre tiene una apa­ riencia bastante inocua, pero de hecho es parte esencial de un plan
  • 40. profundo que tiene como objetivo el control total de d5. 11. ... 0-0 12. lLld2! Desvelando el secreto de la ope­ ración planeada. La torre dejó li­ bre f1 para poder realizar la ma­ niobra lLld2-fl-e3. 12. ... li c8 13. lLln liJeS El vegetar pasivamente no es del gusto negro, pero esta pseudo actividad lo único que consigue es sencillamente caer en las manos del blanco. Era mejor 1 3. 'íl c7. 14. .tgS lLle6 15. ,txf6 ,txf6 16. lLle3 Aquí el negro descubre que la planeada 1 6. ... lLld4 se refutaría con 1 7. lLlcd5! .t x d5 1 8. ed5 1!fd7 1 9. c3 lLlf5 20. 1!fg4. 16. ... g6 17. lLlcdS .tg7 18. c3 'i!th8 19. 'i!t'b3 li b8 20. li ed1 .ta8 21. 1!fc2 1!fc8 22. 1!fe2 li d8 23. lLlc4 No procede ya seguir el curso posterior de la partida (sobre todo porque Popovic se equivocó y per­ dió debido a serios apuros de tiem­ po); lo importante es ver que el blanco ha conseguido una ventaja contundente. Los ejemplos precedentes nos muestran las principales armas que usan las blancas en la batalla por la casilla clave: reconociendo la prioridad del caballo sobre el al­ fil en este tipo de posiciones, cam­ biará de buena gana su alfil dama por un caballo, y entonces, si se presenta la ocasión, intentará atraer al rival al cambio de Jos al­ files de casillas blancas. Tras esto las negras habrán disminuido su control sobre d5. Y en general, al blanco le agradaría siempre todo el cambio de piezas enemigas que tengan alguna labor de protección de la casilla, para dejar a su arro­ gante caballo frente a un ineficaz alfil. Sin embargo, cabe preguntarse si una debilidad en el centro es siempre ruinoso para el negro. Es prematuro e incorrecto sacar una conclusión así en la Defensa Sici­ liana. En muchas ocasiones las ne­ gras son capaces de ejercer una es­ tricta vigilancia, y entonces la ca­ silla d5 no pasa de ser una mera persuasión para el blanco, que cau­ tivados por controlar a toda costa el puesto estratégico no son capa­ ces de transformar sus sueños en 45
  • 41. realidad, ya que un eficaz desplie­ gue negro se lo va a impedir. Una popular línea de la varian­ te Sozin nos va a servir como bue­ na ilustración de lo expuesto. l. e4 c5 2. ll::lf3 d6 3. d4 cd4 4. lLlxd4 ll::lf6 5. ll::lc3 a6 6. .tc4 e6 7. .ib3 b5 8. f4 .ib7 9. f5 e5 10. ll::lde2 ll::lbd7 11. ll::lg3 .ie7 12. .ig5 La batalla por dominar el cen­ tro llega a su punto álgido. En la siguiente partida las negras permi­ ten a las blancas llevar a cabo su plan libremente. O POLUGAIEVSKY e DONNER Beverwijk 1 966 Sí, querido lector, no se sor­ prenda de verme en el papel del «caballero blanco)). Siendo un obs­ tinado siciliano sin esperanza con negras, habría jugado l . e4 toda mi vida si supiera que mi rival re­ plicaría l . ... c5. En esta partida no dudé sobre la apertura que elegiría mi rival, y así, no tuve reparos en darme una satisfacción con la va­ riante Sozin. 46 12. ... ll::lc5? Mis predicciones se mostraron acertadas psicológicamente. El gran maestro holandés no estaba familiarizado con las sutilezas de esta línea y comete un error estra­ tégico, separando su caballo de la esfera de influencia de d5. 13. ,txf6 ,txf6 14. .td5 Ya estamos familiarizados con esta forma de proceder, exponien­ do la «herida)) de la formación ne­ gra. 14. ... ,txd5 15. l[}x d5 El caballo ocupa confortable­ mente su casilla favorita. 15. ... .th4 16. 'ff3 0-0 17. 0-0-0 !i: c8 18. 'ot>b1 ll::ld7 Admitiendo que se había equi­ vocado. El caballo negro se apre­ sura hacia f6 o b6 para desemba­ razarse de su fastidioso oponente, pero ya es demasiado tarde. Las blancas confirman su hegemonía en el centro del tablero con la si­ guiente maniobra. 19. l[}fl! .ig5 Poniendo bajo su fuego a la ca­ silla e3. 20. h4 i.h6 21. ll::lh2! (DIAGRAMA 46)
  • 42. 46 El infortunio golpea por el otro lado. ¡Que poco envidiable es la si­ tuación del alfil! El resultado está prácticamente decidido y tan sólo requiere cierta precisión por parte del blanco. 21. ... 22. lt.Jg4 23. 11 x d5 24. 1Wd3 25. 11 dl 26. a3 lt.Jb6 lt.Jx d5 f6 li c6 1Wa8 El blanco no tiene porqué apre­ surarse, así que antes de empren­ der las acciones decisivas abre una vía para su rey. 26. ... 11 d8 27. lb X h6+ gh6 28. 1Wd2 1Wb7 Hay que ceder un peón, ya que si 28. ... rt;g7 las blancas ganan con 29. lil d3. 29. 1Wxh6 1Wg7 30. 'i!ie3! Por supuesto, con damas así es más fácil explotar la expuesta po­ sición del rey negro. 30. ... 1Wg4 31. g3 ll d7 3 1 . 11 c4 pierde por 32. 1Wb6. 32. ll ld3 Los preparativos finales. En caso de 32. ... :ac4 al blanco le ha­ bría gustado 33. ll x d6 ll x d6 34. :S x d6 1l x e4 35. Il d8+ r#;g7 36. ll d7+ 'it>g8 37. 1Wc3! lii c4 38. 1Wa5. 32. ... 33. 't!Yh6 34. 1Wh5+ 35. 'iWdl 36. b3 37. 'it>b2 38. 'it>bl 39. 'iWel 40. 't!Yb4 41. a4 wf7 1Wg7 we7 1Wh6 ll d8 11 d7 11 d8 :í! dc8 l:l: d8 abandonan. Como vemos, todos los infortu­ nios del negro le vienen por su mal alfil, ya que tras los cambios se quedó sin piezas capaces de «dis­ cutir» con el caballo blanco en d5. Durante mucho tiempo las blan­ cas salían triunfantes de esta va­ riante, pero entonces vinieron tiempos mejores para los jugado­ res sicilianos, que gradualmente fueron profundizando en las suti­ lezas de la posición convirtiendo el peligroso plan blanco en inofensi­ vo. A este respecto, las dos parti­ das siguientes fueron de una signi­ ficación enorme, ya que levanta­ ron el espíritu de las negras y, al contrario, causaron desaliento en las filas blancas. Volvamos a nuestra posición es­ tándar: (DIAGRAMA 47) 47
  • 43. O R. BYRNE e FISCHER Sousse 1 967 12. ... li c8 Un eslabón importante en el plan del negro. La torre ocupa su casilla habitual desde donde en muchas ocasiones disfruta de mu­ cha actividad. Ahora, tras 1 3 . .txf6 lLlx f6 14. ll:'lh5 existe una agradable elección entre la más moderada 14. ... 'fi'b6 1 5. lLJ x f6+ (15. lLJ x g7+? i'f8 1 6. ll:'lh5 1We3+ 17. i'fl lLJ x e4) 1 5. i, x f6 1 6. 'fi'd3 .tg5! con una posición poco clara (17. i.d5 Ji x c3! 1 8. 'fi'x c3 .txd5 1 9. ed5 0-0 20. i'e2 b4, con la iniciativa por la calidad) y la más dura 14. ... Ji x c3!? 1 5. bc3 .t x e4 1 6. lLJ x g7+ (16. 0-0 lLJ x h5 1 7. 'fi'xh5 d5 1 8. a4 0-0 19. ab5 1Wb6+ 20. i'h1 ab5, con excelente juego para el negro, Neikirch-Minic, K.rakow 1 964) 16. ... ®f8 1 7. ll:'lh5 li g8 1 8. lLJ x f6 i, x f6 1 9. 'fi'h5 d5!, con complicaciones no desfavora­ bles para el negro. 48 13. 0-0 h5! Durante mucho tiempo a nadie se le ocurrió este avance de peón de torre, pero es precisamente aquí en donde se encuentra la ver­ dad. Inesperadamente el caballo de g3 comienza a notar la tierra movediza debajo de sus pies. Si ahora las blancas continuaran con su plan estándar con 14. .t x f6 lLlx f6 1 5. lüd5 las negras ganarían un peón: 1 5. ... h4 1 6. lLJ x f6+ gf6! 1 7 . ll:'le2 .t x e4. La idea del negro cogió completamente despreveni­ �o al blanco y comete un error se­ no. 14. h4? b4 15. i,xf6 i,xf6 16. ll:'ld5 i,x b4 17. lLJ x hS "Wg5 18. f6 g6! No cayendo en la provocación, 1 8. I[ x h5? 1 9. lU5. 19. ll:'lg7+ 'i!7d8 20. ll f3 .tg3 21. 'fi'd3 .ih2+ 22. Wfl liJeS 23. :il h3 ll h4! La siguiente simplificación re­ duce a nada las esperanzas blan­ cas. 24. 'fi'f3 lLJ X b3 25. ab3 li xh3 26. 'fi' x h3 i_ x d5 27. ed5 'fi'xf6+ 28. we1 'fi'f4 29. abandonan. Los acontecimientos se desarro­ llaron de forma algo distinta en la siguiente partida.
  • 44. ( > BEDNARSKY e lEHMANN Palma de Mallorca 1 967 A 13. ... h5! las blancas reaccio­ naron con 14. .txf6 lt:l x f6 15. '9Wf3 pero se arrepintieron de esto en la siguiente jugada. 15. ... 16. '9Wxc3 17. lt:le2 18. chh1 11 x c3! h4 '9Wb6+ lt:l x e4 Una situación trágica para el hlanco, por el que sólo puede sen­ tirse compasión. Las piezas ne­ gras, en especial los duos forma­ dos por dama y caballo, y alfil y peón «h» trabajan por todo el ta­ hlcro. 19. 't!th3 20. 't!tg4 21. ll g1 22. li af1 23. li xfl 24. 'fkxg7 25. li x g2 lt:lg5! h3 lt:le4 lbf2+ 'ft'xfl hg2+ '9Wx e2! La clavada por la diagonal h 1 -a8 es tan mortal que el negro puede permitirse la «lujuria» de re­ nunciar a una torre. 26. i,xf7+ 'hd8! 27. '9Wx h8+ <$;c7 28. 1/lc8+ 'it¡ x c8 29. abandonan. Lo menos malo para el blanco es 1 5. i.d5, aunque tras 1 5. lt:l x d5 1 6. lt:l x d5 h4 el negro tiene un juego excelente. Así, 1 3. 0-0 es una jugada dudosa por lo que la teoría sugiere 1 3. .t x f6 lt:l x f6 14; '9Wd3, aunque esto es suficiente sólo para mantener la igualdad; por ejemplo, 1 4. ... 'f!/c7 1 S. 0-0-0 0-0 1 6. '9We2 b4 1 7. lt:ld5 i, x d5 1 8. .t x d5 aS 1 9. <$;bl a4 20. ll d3 '9WcS, con chances para ambos ban­ dos, Tringov-Bukic, Skopje 1 97 1 . Pero quizá exista aún más ardor en la lucha por la casilla d5 en la variante Chelyabinsk de la sicilia­ na, más conocida como variante Sveshnikov en honor a su creador. Recuerdo cuando hace ya tiem­ po me encontré por vez primera con el joven Zhenya Sveshnikov, jugando en el tablero junior del equipo de la federación rusa, sor­ prendiéndonos gratamente a los miembros veteranos del equipo con su temeraria (eso fue lo que pensamos todos) secuencia de ju­ gadas: l . e4 eS 2. lt:lf3 lt:lc6 3. d4 cd4 4. lt:lxd4 lt:lf6 5. lt:lc3 eS 6. lt:ldbS d6 7. i.gS a6 8. .t x f6 gf6 9. lt:la3 bS. (DIAGRAMA 49) Todos nuestros persistentes in­ tentos de persuadir a aquel mucha- 49
  • 45. cho para que no jugara así resulta­ ron vanos. Su tozudez no tenía lí­ mites y siempre rechazaba las opi­ níones de los expertos cuando es­ tos intentaban invadir su precioso ingenío. Los años han pasado y Zhenya ha crecido, pero continúa jugando su variante -¡y además con éxi­ to!-, llegando a ser una costum­ bre, y trabajando más y más sobre nuevos detalles de su estrategia. Y de una forma bastante paradójica la variante sigue viviendo con un espíritu joven, ya que nadie ha sido capaz de provocar un debili­ tamiento serio de sus fundamen­ tos. Realmente el destino debe ale­ grarse por la aparición de esta per­ sonalidad tan tenaz, que ha sopor­ tado tantas embestidas y que ha forzado a la teoría de aperturas a creerle y a inclinar la cabeza a su paso. ¿Cómo se puede explicar el fe­ nómeno Sveshnikov? Las pérdidas del negro en el diagrama 49 pare­ cen ser muchas: han arruinado su estructura de peones y el caballo blanco tiene libertad para colocar­ se en su casilla favorita. ¿Tienen 50 las negras alguna compensación por esto?, se intuye que sí, y ade­ más son varias: 1 ) La falange de peones negros, aunque deformada, tiene mucha movilidad y pueden atacar con éxi­ to el centro del rival. 2) El caballo de a3 está desam­ parado e introducirlo en juego va a requerir tiempo. 3) La presencia del alfil dama negro permite concebir que la vida del caballo blanco en el centro no va a ser fácil. 4) La apertura de la columna «g» es un triunfo importante, y mientras las blancas se concentran en la casilla d5, las negras tienen buenas perspectivas de construir un ataque en el ala de rey. De todas formas, las cosas no son tan simples. Todos los indicios indican, y la experiencia lo confir­ ma, que los pros y los contras se compensan y que el resultado de la discusión «Cheliabinsk» lo deci­ de la maestría de los propios juga­ dores, tanto con blancas como con negras. Más elocuentemente que las palabras, los ejemplos permiten demostrar esto. O KLOVAN e TIMOSHCHENKO Odessa 1 974 l. e4 eS 2. llJf3 llJc6 3. d4 cd4 4. lbx d4 llJf6 5. llJc3 eS 6. llJdbS d6 7. i.g5 a6 8. llJa3 b5 9. i,xf6 gf6 10. llJdS f5 11. i.d3 i.e6 12. 'ft'h5 i.g7 13. c3 � 14. � (DIAGRAMA 50)
  • 46. 14. ... f4! La idea de Timoshchenko, que la empleó por primera vez frente a Lunkin en Moscú 1 973. De esta fórma las negras rechazan la ame­ naza 1 5. ef5 ,.i x d5 1 6. f6. 15. lilc2?! La teoría recomienda ahora 1 5. ll fd l o lit ad l como más exacto. 15. ... f5! La continuación lógica del plan elegido por el negro. Sólo acciones enérgicas pueden reportarle algún éxito. Los peones negros se están volviendo peligrosos, ya que se amenaza 1 6. ... ,.i x d5 1 7. ed5 lile7 seguido de 1 8. e4. En esta variante se aprecia cla­ ramente cómo el alfil dama negro no permite al caballo blanco ense­ ñorearse de d5. 16. lilcb4!? Como réplica, las blancas tratan de crear acciones en el centro y en ala de dama. En la partida ante­ riormente mencionada Lukin-Ti­ moshchenko no tuvo éxito el inten- to de romper en el flanco de dama con 1 6. a4 i, x d5 1 7. ed5 lile7 1 8. ab5 e4! 19. ..ic4 ab5 (también es posible 1 9. ... Ii c8 20. �e2 f3 2 1 . gf3 ef3 22. �e6+ c¡t¡h8, con una iniciativa peligrosa para el negro, Drukker-Kozyrev, Tyumen 1 978) 20. ,.ixb5 l:i b8 2 1 . c4 ltJ x d5 22. l:l a7 (22. Ii fdl lilc7 23 . lilb4 liJ x b5!) 22. . . . lüc7 23. Ii fa1 ltJ x b5 24. cb5 �f6! 25. l:l c7 Ii bc8 26. l:i aa7 l:[ x c7 27. Ii x c7 �xb2 28. �e2 d6 y las negras logran ventaja. 16. ... ltJ x b4 17. ltJxb4 aS! La réplica más fuerte que esen­ cialmente refuta el plan blánco. Otras continuaciones que han ocu­ rrido en la práctica, 1 7. ... d5 y 1 7. ... �d7 dejan a las blancas con me­ jores chances. 18. ef5 Aquí se muestra que no hay otra jugada. Si 1 8. lild5, entonces 1 8. ... ..t x d5 19. ed5 e4, mientras que si 1 8. lilc6 las negras ganan con 1 8. ... �c7 19. ef5 ..ic4! 20. ,.i x c4 bc4 2 1 . �f3 Ii a6! 18. ... .tn 19. �h3 �d7! 20. lüc2 d5 21. Ii adl (DIAGRAMA 51) 21. ... Jii: a6! La batalla de planteamientos ha sido ganada por las negras. Su fila de peones centrales es un arma formidable. 5 1
  • 47. 22. 1Wg4 23. 1We2 24. gf3 25. f4 26. i, xb5 27. f3 28. lile3 29. 1Wd3 30. �xf2 Iih6 f3! 1We7 e4 i.h5 1Wc5+ ef3 f2+ 30. Ii x f2!? ,i x d l 3 I . lt:l x d l era posiblemente mejor, aunque el ata­ que negro continuaría. 30. ... ,i x dl 31. Ii X dl �h8! Preparando la entrada en la lu­ cha de su última reserva, la torre por la columna «g». 32. <t>g2 Ii g8 33. lilfl .tx c3+ 34. lt:lg3 ,ixb2 35. 1Wxd5 (DIAGRAMA 52) En esta posición la forma más simple para ganar es 35 . ... 1We3, y 36. ... Ii x h2+ es inevitable. Pero aquí, debido con toda probabili­ dad a serios apuros de tiempo, el 52 5 2 negro comete un error terrible (lo más engorroso es que hasta aquí el gran maestro de Novosibirsk había jugado espléndidamente). 35. ... Ii x h2?? 36. <t> X h2 1Wf2+ 37. �g2 �xf4 38. �x b2+ abandonan. O GUTIERREZ e SVESHNIKOV Cienfuegos 1 979 l. e4 c5 2. lt:lf3 lt:lc6 3. d4 cd4 4. lt:lx d4 lt:lf6 5. lt:lc3 eS 6. li:ldb5 d6 7. i.g5 a6 8. lt:la3 b5 9. ,ixf6 gf6 10. lt:ld5 f5 11. i.d3 i.e6 12. 1Wh5 i.g7 13. 0-0 53 • • ••• .•- .. - .. • • • . • , , .,...... . R l RlD. i Rtv . - � - . � - � · .� .... . . � w � - � � �u . u u n • - :á �u • • � 13. ... f4!
  • 48. l J na posición bien conocida de la variante Chelyabinsk que pre­ senta numerosos escollos, lo que rn¡uicre un juego enormemente preciso por ambas partes. 14. c4! La continuación crítica en la lu­ cha por la iniciativa, introducida por el maestro checo Prandstetter. Las blancas quieren «remover» su alfil para darle mayor libertad. 14. ... bc4! La réplica más fuerte. 1 4. b4 no promete mucho al negro por­ que bloquea la posición. 15. J. x c4 0-0 16. Ji acl Jib8 En la partida Matanovic-Sax, Buenos Aires 1 978, el negro logró desarrollar un ataque de forma bastante original: 1 6. ... lüe7!? 1 7. lHd l li[ c8 1 8. lLJ x e7!? 1Wx e7 19. "W'c2 �h8! 20. J. x a6? (no es lo me­ jor) 20. ... Ji x c 1 2 1 . Ji x c ] f5! 22. cf5 .t x f5 23. lüb5 e4 24. lüc3 "W'g5 25. f3 ef3 26. 'i!i x f3 .ig4 27. "W'd5 .te5 28. lüe4 'i!ig7 29. .ifl IJ! 30. li[ c2 fg2 3 1 . J. x g2 .if3 32. li 1'2 .td4! También es posible 16. ... l!th8!, con un juego de doble filo. 17. b3 'ffd7 18. .id3?! Una inexactitud casi impercep- 1ihle que permite al negro crear contrajuego. La teoría considera lo más fuerte 1 8. lHd1 wh8 1 9. 1Wh4 .t � d5 20. l:[ x d5 (o 20. .t x d5). 18. ... l!th8 Una jugada profiláctica impor­ tante, que provee al rey negro de un lugar más seguro a la vez que cede la columna «g» para la torre. 19. li c4?! Un segundo error del blanco. 1 9. lüc4! parece mucho más fuer­ te, introduciendo al caballo en jue­ go. 19. ... f5 20. lHcl De una forma superficial el do­ blaje de las torres en la columna «C» parece bastante convincente, pero la réplica negra hace añicos las esperanzas blancas. 54 20. ... J. x d5! La clave del plan negro. Sus peones centrales comienzan a avanzar arrastrando cualquier cosa que encuentren a su paso. 21. ed5 lüb4 22. l:l: c7 1We8! 23. 't'Yh3 Con el cambio de damas las ne­ gras también quedarían mejor. 53
  • 49. 23. ... e4 24. .te2 lD x d5 2S. .thS 'ti'e6 26. l:i a7 f3 27, ¡t X g7 WX g7 28. gf3 'ti'b6 29. f4 <3';b8 30. :g d1 lijxf4 31. abandonan. Y ahora una partida con victo­ ria blanca, aunque en honor a la verdad la variante Chelyabinsk no fue responsable de la derrota. O KARPOV e DOLMATOV Amsterdam 1 980 l. e4 eS 2. lDf3 lDc6 3. d4 cd4 4. lDx d4 lDf6 S. lDc3 eS 6. lDdbS d6 7. .tgS a6 8. lDa3 bS 9. lDd5 i.e7 10. i,xf6 i,xf6 11. c3 0-0 12. lDc2 l:ib8 13. .te2 .tgS 14. 0-0 55 14. ... .ie6!? También es posible el plan más agresivo con 14. a5!?, y las ne­ gras obtienen adecuado contrajue­ go en el ala de dama, por ejemplo, si 1 5. b4 i.e6 1 6. a4 ba4 1 7. JI x a4 54 ab4 1 8 . cb4 lDe7, etc. Mejor es 1 5 . 'ti'd3 ! (la réplica más fuerte) 1 5 . .te6 1 6. l:Hd1 'ti'd7 17. '@g3 h6 1 8. b4 .td8 1 9. lDce3 c,!;>h8 20. l:i d2 lDe7 2 1 . 1i ad1 y el blanco mantiene la presión. 15. 'ti'd3! Las jugadas lógicas son a menu­ do las mejores. La dama blanca se desvía al ala de rey y el trabajo so­ bre la columna «d» lo cede a la to­ rre. La experiencia ha demostrado que las negras tras 1 5. a4 ó 1 5. b4 tienen contra chances. 1S. ... 'ti'd7 Esta maniobra se muestra ine­ fectiva. El negro tenía dos respues- tas razonables: 1 5. ... a5 ó 1 5. g6 y entonces 1 6. ... f5. La inme- diata 1 5. ... f5!? es interesante, con complicaciones. 16. 'ti'g3 f6? De nuevo discrepo con el negro. ¿Por qué deja al alfil de g5 fuera de juego y debilita seriamente las casillas blancas? La maniobra de alftl 1 6. ... i.d8 para llevarlo más tarde a b6 es lo que más lógica­ mente demanda la posición. 17. 1Ifd1 a5 18. lDa3 lDa7 19. b3! Un procedimiento típico, se prepara el cambio de alfiles de ca­ sillas blancas, tras lo cual los gran­ des holes centrales se harán muy perceptibles. 19. ... whs 20. .tg4 1i feS
  • 50. 21. ,ixe6 �xe6 22. 'it'd3 li eS 23. ll:lc2 g6 24. b4! Tras la apertura del juego en el ala de dama las piezas negras se van a encontrar atadas, mientras lJUC las blancas van a jugar libre­ mente. 24. ... ab4 25. ll:lcx b4 li b7 26. a4! ba4 27. ];[ x a4 Aunque el material está iguala­ do, la posición negra es poco al racliva debido a la pobre coloca­ ción de sus piezas, y sobre todo, dt·hido a su mayor defecto, la pér­ dida de control sobre d5. 27. ... f5 28. lii: a6 ll:lc8 29. lii: a8 Wg7 30. 9e2 fe4 El cambio de caballos no mejo­ ra la posición negra. 30. ... l:fJe7 3 l . llJ x e7 i, x e7 32. ll:ld5 y el blan­ co tiene un caballo «eterno». 31. �xe4 �f5 32. �e2 :iif7 33. c4 .ih4 El intento negro de contraata- que es fácilmente neutralizado. 57 34. :an ll:le7 35. l h6 'tlYd7 36. �e4 l:[Jx d5 37. l:fJxdS .ie7 La posición resultante se ha convertido en una cuestión técni­ ca. La superioridad del caballo so­ bre el alfil es obvia, y en tales po­ siciones Karpov es infalible alcan­ zando su objetivo. 38. lifal .if8 39. �e2 li c6 40. ll 6a3! :ii c5 41. llf3 l:l xf3 42. �xf3 1Wf7 43. �g4 h5 44. 1We4 li c8 (44. ... wh7 45. li a3 i.g7 46. llf3 1We6 era más tenaz) 45. ll a3 1Wf5 46. li a7+ 'it>h6 47. �e3+ g5 48. 1We2 lib8 49. g4! hg4 50. hg4 Wbl+ 51. 'it>g2 llb7 52. Ji xb7 'f!Vxb7 53. Wf3! Wc8 54. �f6+ 'it>h7 55. 'f!Vf7+ abandonan. 55
  • 51. 2.2. LA CASILLA eS Mientras que la casilla d5 cae más a menudo en manos del blan­ co, su vecina de e5 lo hace más fre­ cuentemente bajo el dominio del negro. Para pelear por ella las ne­ gras utilizan varios métodos, inclu­ yendo el confeccionado precepto de cambiar alfiles, esta vez no el de casillas blancas, sino el de casi­ llas negras. O THOMAS e BOLESLAVSKY Londres 1 947 l. e4 eS 2. lt:lc3 lt:lc6 3. g3 g6 4. .ig2 .ig7 5. d3 d6 6. lt:lge2 e6 7. 0-0 lt:lge7 8. i.d2 i.d7 9. 1Wcl lt:ld4 10. lt:lxd4 cd4 11. lt:le2 h5 12. c4? El maestro inglés no sospecha que esta jugada es estratégicamen­ te tan pobre que la iniciativa va a pasar inmediatamente a manos del negro. Tenía que haber jugado 12. h3, y si 1 2. ... h4 1 3. g4. 56 12. ... h4 13. f4 hg3 14. lt:lxg3 lt:lc6 15. :i:!f3 15. ... gS!! Ahora la casilla e5 se convierte en el principal objetivo de las pie­ zas negras y la posición blanca se convierte en poco prometedora. 16. lt:lfl Algunas chances prácticas daba el sacrificio de calidad 1 6. fg5 lt:le5 1 7. 1Wdl !? 16. •.• 17. i,xf4 18. :i:!g3 19. 1Wd2 20. 'fi'b4 21. :i:!cl 22. lt:ld2 23. nn gf4 lLleS i.f6 'fi'e7 i.c6 b6 0-0-0 :i:!hg8 Las negras pasan al ataque tras movilizar sus fuerzas. Las blancas se encuentran en una posición que no les permite emprender nada. 24. 'fi'a3 lt:lg4 2S. :i:!gf3 i.eS! El cambio de alftles por supues­ to que le da ventaja al negro. Aho-
  • 52. ra las casillas negras caen en su po­ der. 26. ,i x eS ltJ x eS 27. IH6 En caso de 27. ll g3 ll x g3 28. hg3 ,..g5 29. lüf3 1!fe3+ la decisi­ va debilidad de las casillas negras hablaría por si sola. 27. ... 28. <t>h1 29. ll 6f2 30. ll e2 31. llff2 ll g7 li dg8 lüg4 lüe3 Esto pierde por fuerza, pero realmente no había muchas más chances. 31. ... ltJxg2 32. ll x g2 ll x g2 33. j¡ X g2 ]l X g2 34. <t>x g2 1!fg5+ 35. abandonan. O TARNOWSKY e BOLESLAVSKY Debrecen 1 961 l. e4 2. lüf3 3. d4 4. li:)xd4 5. lüc3 6. f4 7. .te2 8. .tf3?! eS lüc6 cd4 lüf6 d6 e6 i.e7 (DIAGRAMA 60) El blanco diverge del plan usual de desarrollo en la Scheveningen y escoge un plan que no le causa nin­ gún problema al negro. 8. ... i.d7 9. lüde2 1!t'b6 10. b3 a6 ll.a3 Mientras el blanco pierde tiem­ po de una forma extravagante, el negro ha completado el desarrollo de sus piezas. 1 1. ... ll c8 12. W'd3 W'c7 13. g4? Este juego especulativo se va a encontrar con un recibimiento hostil y la posición blanca se des­ vanecerá como un castillo de nai­ pes. 13. ... g5!! 57
  • 53. Un típico procedimiento estra­ tégico para obtener el control de e5. Ahora la iniciativa pasa com­ pletamente a manos de las blancas que serán las que dicten el camino a seguir del juego. 14. h4 Este intento de crear confusión será fácilmente rechazado. 14. ... gf4 15. ,ixf4 h5 16. g5 ll:lg4 17. _ixg4 hg4 18. 'ct>f2? Exactamente en el estilo de Stei­ nitz -los reyes son piezas fuertes ...¡pero no en el medio juego!- 18. 0-0-0 ll:le5 1 9. ,ixe5 deS 20. 'ct>b2 puede ofrecer chances de resisten­ cia, pero aún así las blancas ten­ drían una vida muy dificil. 18. ... ll:le5 19. ,i x e5 deS 20. 'ct>g3 Habiendo empezado, las blan­ cas �ienen que seguir por el mismo camtno. 20. ... .ic5 21. 'ct>X g4 .id4! 22. li ad1 Después de 22. lih3 el ataque negro se desarrollaría como sigue: 22. ,i x c3 23. ll:lxc3 f5+! mien­ tras que si 22. lLlx d4, entonces 22. . .. ed4 23. ll:le2 e5+ 24. 'ct>f3 f5, etc. 58 22. ... ,txc3 23. ll:lx c3 f5+! 24. gf6 l'!.g8+ 25. 'ct>h3 26. h5 27. 1!t'xc3 28. 'ct>h4 29. h6 30. abandonan. O TAHL e POLUGAIEVSKY Alma Ata 1 980 1!fxc3 .ib5 l:i xc3+ l:icg3 l:i 3g6 l. e4 c5 2. ll:lf3 e6 3. d4 cd4 4. ll:lxd4 ll:lc6 5. ll:lb5 d6 6. c4 ll:lf6 7. ll:l1c3 a6 8. ll:la3 .ie7 9. .ie2 0-0 10. 0-0 b6 11. .ie3 ll:le5 12. f3 .ib7 13. 'i!fe1 l:i eS 14. 'i!ff2 ll:led7 15. l:ifd1 'fi'c7 16. l:i acl l:i ac8 17. 'ct>h1 'i!Vb8 En esta popular línea de la Sche­ veningen ambos lados han comple­ tado la movilización de sus fuer­ zas, y ahora las blancas comienzan un plan agresivo (la situación en el match se lo exigía). 18. g4?! h6! Parecería que esta jugada debe­ ría ser criticada, ya que hemos afir­ mado en varias ocasiones que cuando un ataque está en marcha
  • 54. es peligroso provocar la más leve debilidad de la estructura de peo­ nes que cubre al rey. Pero no de­ bería olvidarse que el rey blanco también se verá entre las líneas de fuego cuando los peones se cru­ cen, y lógicamente, su posición también será peligrosa. 19. h4 ll:lh7 20. i.f4 g5! ¡El negro no teme a fantasmas! Por el precio de una casilla valio­ sa uno puede tomar ciertos ries­ gos. Las negras calcularon minu­ ciosamente las consecuencias de la apertura de la columna «h». Aho­ ra el blanco pudo haber elegido 21 . .tg3!? 21. hg5 hg5 22. i.g3 ll:lhf8 Justo a tiempo. Los caballos ne­ gros logran tener éxito en el con­ trol sobre e5, f4 y h4. 23. 1Wh2 ll:le5 24. 'ti'h6 ll:lfg6 25. Wg2 'i+'c7 La dama regresa urgentemente a casa. 26. :S.hl i.f6 Haciendo camino para la dama. Las piezas negras están muy bien coordinadas por las casillas negras. l J n meritorio triunfo de la estrate­ gta «negra». 27. ll:lc2 28. ll:le3 29. �f2 'i+'e7 ll:lh4+! 29. .txh4 gh4 30. f4ll:lg6 segui- do por 3 1 . i.g7 no era más con­ fortable para el blanco. 63 29. ... ll:leg6 30. :S. cdl i.g7 31. 1Wh5 i.e5 Decisivo. El cambio de alfiles es como un cuchillo clavado en el co­ razón del blanco. 32. i,xh4 gh4 33. ll:lg2 i.g3+ La posición negra está fácilmen­ te ganada, ya que a 34. Wfl sigue 34. ... wg7 35. g5 1lh8 36. 1Wg4 ll:le5. (Pero en este momento se acordaron tablas, ya que le basta­ ban a Polugaievsky para ganar el match -Nota del traductor-.) En la Defensa Siciliana las ne­ gras obtienen el control sobre e5 más a menudo realizando el avan­ ce e5 cuando el peón blanco se en­ cuentra en f4. En la gran mayoría de los casos, las variantes Najdorf y Scheveningen son viables preci­ samente gracias a este avance libe­ rador, circunstancia que se ha con­ firmado en cientos de partidas. 59
  • 55. '.t'�TANOVIC (• dLUGAIEVSKY f' ·:ú 1 977 c4 c5 2. tt:lf3 d6 3. d4 cd4 4. C: < ttJf6 5. ltlc3 a6 6. i.e2 e5 "t. , ¡!¡J i.e7 8. 0-0 i.e6 9. f4 "fJ/c7 J · ::t·-�· lZJbd7 11. i.e3 0-0 12. �hl 12. ... ef4 . :Jnozco muy bien esta varian­ he jugado durante años con ··.·.s con gran placer, ya que las : ��..,iones resultantes van en con­ . :mcia con mi estilo y mis gus­ (Ver también mi match con :;,ov en el primer volumen.) 13. ]¡{ xf4 t2Je5 14. a5 liac8 15. ltld4 ttJfd7 16. �d2 .•.a experiencia ha demostrado las negras obtienen buen jue­ en esta línea. El orgullo de su ·.:;ición es el caballo centralizado e5, que permanece como centi­ , la, actuando tanto como defen­ .Jr y atacante. Así, la partida Jansa-Balashov, Cienfuegos 1 975 se desarrolló como sigue: 1 6. li fl g6 1 7. .th6!? li fe8 1 8. lDf5 i.f8 19. i, x f8 lt)xf8 20. lDe3 lDfd7 2 1 . �d2 �c5 22. :ii:fdl li c6 y el negro igualó. 16. ... li fe8 17. lt)f5 .tf8 18. l:l:f2 �b8 19. h3 Previniendo la posibilidad que hay en algunas variantes de que el caballo vaya a g4. 19. ... g6 20. lDh6? Una apariencia de actividad. De hecho, el caballo se va a mos­ trar fuera de juego, factor que el negro va a ser capaz de explotar. El gran maestro yugoslavo debió haber jugado 20. ltld4, y después de 20. i.g7 2 1 . i.d3 lDc5 22. iDce2 contentándose con un juego igual. 20. ... i.g7 21. i.d4 Es más exacto 2 1 . i.d3, liberan­ do las manos del caballo de c3. 21. ... �d8 22. g3 Las blancas consienten esta de­ bilidad debido a la amenaza 22. �h4. (DIAGRAMA 65) 22. ... lLlf6! No dándole al rival ningún res­ piro. Se amenaza 23 . ... l:l: x c3.
  • 56. 23. 1We3 lt:Jc6! 24. i.b6 'f!e7 2S. �h2 lt:Jd7 Debido a su mala coordinación, las piezas blancas están enmaraña­ das. 26. 1Wd2 lt:Jxb6 27. ab6 lt:JeS El caballo negro se estabiliza de nuevo en su magnífico puesto de c5. 28. litafl 'f/d8 Ahora cae el peón de b6 y con ello se decide la partida. Esta con­ duyó: 29. i.g4 'f!xb6 30. J. x e6 fc6 3 J. lt:Jdl 1Wc6 32. 'f!f4 litf8 33. 'tWh4 l1 x f2+ 34. litxf2 1!fb6 3S. <J/�2 'tWd4 36. lt:Jc3 bS 37. lt:Je2 'tWc3 38. lt:Jf4 'flx e4+ y el blanco ubundona. e) MESTEL e POLUGAIEVSKY Londres 1 986 l. c4 eS 2. lt:Jf3 d6 3. d4 cd4 4. �� d4 lt:Jf6 S. lt:Jc3 a6 6. .ie3 e6 7. f4 b5 8. "W'f3 i.b7 9. i.d3 lt:Jbd7 10. R4 b4 1 1. lt:Jce2 lt:JcS 12. lt:Jg3 ltlfd7 13. 0-0-0 g6 14. h4 'f!c7 1S. ..t>bl .tg7! El negro responde fríamente al rápido avance de los peones blan­ cos. Su rey aún no ha enrocado y se reserva la posibilidad de eva­ cuarlo por el ala de dama. 16. hS eS! La respuesta más crítica y reso­ lutiva. De otra forma el negro po­ día «perder el tren». Al atacar el caballo obtiene el control de e5. 17. lt:Jb3 17. h6 no es peligroso ya que tras 1 7. . .. i.f6 el negro enroca cor­ to y el ataque blanco queda para­ lizado. 17. ... ef4 18. 'flxf4 Era a considerar 1 8. i,xf4. 18. ... i.eS 19. 'flf2 0-0-0 20. i.d4 Yo hubiera preferido 20. lith3!? ya que el cambio de alfiles favore­ ce al negro. 20. ... lt:Je6? Pasé por alto completamente la respuesta blanca durante la parti­ da, pensando que el cambio de al- 61
  • 57. files era inevitable. Tras la conti­ nuación correcta 20. .t x d4! 2 1 . llJ x d4 liJeS el negro consigue una posición espléndida: tiene dos bue­ nos caballos y continuando con 22. ... c;t>b8 y 23. ... lic8 tendría posi­ bilidades reales por la columna abierta. 67 • B1 � - ··- .. - ....·-···· .• ·-··· • • • - � � � � - � ­- M d d •ttJ•.t• m � � � - � .U d D d ·<t!t·E:· .E: 21. c3! Se hace patente que las blancas no tienen porqué tomar en e5. La apertura de columnas requiere una gran exactitud por parte del negro, así 20. ... bc3 2 1 . .txc3 i_ x c3 22. li el y la posición del rey negro se­ ría causa de alarma. 21. ... ll:ldc5! La mejor chance, forzando al blanco a calcular variantes con ya no mucho tiempo para pensar. 22. cb4 A 22. llJ x cS deS 23. i, x e5 'i!fx eS 24. cb4 cb4 2S. 'i!Va7 el ne- gro tenía preparado 2S. ll:lc7! 62 22. ... llJx b3 23. .txe5 de5 24. ab3 'it>b8 25. li cl Jugado rutinariamente, permi­ tiendo a la dama negra que mejo­ re su posición. 25. .ic4!? se sugie­ re por sí misma. 25. ... t!fd6 26. .tc4 ll:ld4 27. li hel lid7 28. .td5?! Cediendo la iniciativa al negro. Era correcto 28. 'i!Vd2. 28. ... 'i!fxb4 29. t!ff6 li eS 30. i,xf7 llJx b3! 31. i,xb3 t!fxb3 32. li c3 li dl+ En apuros de tiempo el negro no encuentra una buena continua­ ción. Tras 32. ... t!fe6!? habrá ob­ tenido un final levemente favora­ ble. La aguda 32. t!fb5!? era también a considerar, y si 33. ll ec l ghS! 34. gh5 li g8! Pero aho­ ra la partida va hacia unas tablas forzadas. 33. :!i: x d} 34. 'it>a2 35. t!fd6+ 36. lic7 36. li c6! 36. ... 37. B:x b7! 38. t!fd5+ 39. 'i!t'd6+ 40. t!fd5+ 41. t!fc5+ 42. t!fd5+ 'i!fx dl+ t!fx g4 wa8 gh5 w x b7 'it>b8 Wb7 'it>c7 Wd7 Se firmaron las tablas. No es po- sible 42. we7 en vista de 43. ll:lf5+.
  • 58. 3. LINW ABIERTAS La auténtica razón de ser de la Defensa Siciliana radica en el jue­ go activo de piezas, y para este asunto las líneas abiertas tienen evidentemente mucho que ver las diagonales para los alfiles y las columnas para las torres-. Es a través de estas «autopistas» por donde se planean la dirección de operaciones estratégicas y por donde se definen las suertes de las partidas. Un detalle habría que enfatizar. En contraste, por ejemplo, con la Ruy López, en donde se produce una confrontación de torres por las columnas «a>> y «e», o la defen­ sa india de dama, en donde los al­ files entran en contacto en una fase temprana de la apertura, en la Defensa Siciliana esto es raro ob­ servarlo. Cada bando tiene su pro­ pia zona de influencia. Las jugadas iniciales de apertura determinan ya las esferas de interés para los bandos: las negras obtienen la co­ lumna «c» y las blancas la «d». Es muy necesario demostrar cuán importante es para las negras la columna «c». En el 99% de los casos les sirve de una forma fiel, bien para montar un ataque o un contraataque a lo largo de ella, o bien para utilizarla como base de una maniobra posicional. Hemos visto ya numerosos ejemplos. El panorama negro sin las jugadas ... ll c8 o ... 1Wc7 es simplemente ini­ maginable. Más tarde volveremos a tocar el tema de la columna «c» en la sección de los finales de par­ tida. Naturalmente la columna veci­ na «d» es propiedad del blanco y con independencia de donde ten­ ga enrocado el rey, el lugar favori­ to para una torre blanca es dl des­ de donde toma parte directamen­ te en la lucha por el centro, y a ve­ ces, para abrir totalmente la co­ lumna «d» se usa la ruptura e4-e5. Algo similar ocurre con las dia­ gonales, en donde ambas, las blan­ cas y negras han preparado sus mi­ siones. Así, el alfil dama blanco ac­ túa sobre las diagonales cl-h6 y la gl-a7, mientras que la diagonal hl-a8 es más a menudo controla­ da por el alfil dama negro. Sería ingenuo pensar que seme­ jante asignación de reglas es defi­ nitiva y no se pueden cambiar. Cla­ ro que a veces surgen casos que re­ quieren otro tipo de soluciones in­ dividualizadas, pero son excepcio­ nes. El autor enfatizará en los ca­ sos más generales, los que encon­ tramos en el estudio de aperturas y en la práctica. Pero estos recur­ sos estratégicos no siempre operan a pleno rendimiento. A menudo los peones enemigos interfieren a las piezas, interponiéndose en su camino. Esto ocurre más a menu- 63
  • 59. do con las negras, que gozan de menos espacio -un fenómeno co­ mún-. Por ello considero apropia­ do atraer de nuevo la atención del lector sobre el contragolpe en el centro d5, que constantemente tenemos en mente. Esto ya se men­ cionó en la sección dedicada a la defensa (ver volumen 1). Allí se analizaba el contragolpe central negro como réplica a una agresión de flanco blanca, y tenía el propó­ sito de abrir lineas para explotar la expuesta situación del rey enemi­ go. Pero aquí le serán mostradas al lector algunas partidas en don­ de con la ayuda de esta maniobra liberadora, las negras son capaces de dar un fuerte incremento a la actividad de sus a menudo restrin­ gidas piezas. O KLYAVIN e BOLESLAVSKY Minsk 1 957 l. e4 c5 2. lbf3 lbc6 3. d4 cd4 4. lbxd4 lbf6 5. lbc3 d6 6. .ic4 e6 7. 0-0 .ie7 8. .ib3 0-0 9. �hl ... El intento blanco de economi­ zar un tiempo a costa de 9. .ie3 64 va a ser refutado de una forma pre­ cisa por Boleslavsky. Esta fue una de las primeras partidas en las que se empleó un nuevo método de de­ fensa. 9. ... 10. 'f!Vxd4 ltJxd4! b6! Un profundo plan estratégico en el que los rasgos tácticos van a jugar un papel importante. 11. f4 Como muestra la partida N. Zhuravlyev-Suetin, Riga 1962, en caso de 1 1 . .ig5 las negras gozan también de buenas perspectivas. Después de 1 1 . ... h6 1 2. .ih4 .ib7 1 3. li!ad1 li c8! 1 4. li d2, un sacri­ ficio de calidad le dio la ventaja al negro: 14. ... li x c3 ! 1 5. bc3 ltJ x e4 16. ,i x e7 f!Vx e7 17. Itd3 d5. En la partida Jezek-Boleslavsky, Viena 1 957, los hechos se desarro­ llaron de forma bastante diferente, pero el negro ganó exhibiendo un juego enérgico: 1 1 . ... .ib7 12. f4 Itc8 1 3 . f5 li c5! 14. .ih4 ef5 1 5. ef5 'f!Vc8 16. Ji! ae1 li x f5 1 7. li x f5 'f!Vxf5 1 8. i.c4 .id8 1 9. .id3 Wd7 20. li f l Wh3! 2 1 . li g1 lbg4 22. .ig3 .if6 23. lL!e4 ,i x e4 24. ,i x e4 (24. f!Vxe4 f!Vx h2+!) 24. 'f!Vx g3! y el blanco abandonó. 11. ... .ia6 12. li e1 En una partida contra Geller en Curacao 1 962, Fischer intentó 12. li f3, y tras 1 2. ... d5! 1 3 . ed5 .ic5 1 4. Wa4 .ib7 1 5. .ie3 ed5 16. .id4 el gran maestro soviético no . encontró la respuesta más fuerte
  • 60. 16. . .. a6!, tras la que hubiera ob­ tenido ventaja decisiva, y jugó 16. Il: eS? 12. ... dS!! Las complicaciones resultantes van a confirmar la corrección de la estrategia negra. Su iniciativa se desarrolla tan rápidamente que no le va a dar respiro al blanco. La apertura del juego permite a los al­ files negros actuar a pleno rendi­ miento. 13. edS ll:lg4 14. ll:le4 i.c5! 15. "Wd2 15. llJ x c5? es mala en vista de 15. 'ti'h4, mientras que 1 5. 1!t'd1 t�s fuertemente respondida con 1 5. Wh4 1 6. h3 ed5! 1 7. i_ x d5 llad8 1 8. c4 lUe8!, con numero­ sas amenazas. 15. ... 16. g3 17. llJxcS 18. "Wg2 1Wh4 1Wh5 beS 1 8. de6 falla por 1 8. .. . i.b7+ 19. �g1 c4! y no hay defensa con­ tra el mortal jaque de dama en c5. 18. ... ..tb7! El alfil juega el papel de un au­ téntico médico radiólogo. 19. h3 Las blancas pasan grandes difi­ cultades para encontrar una juga­ da. Por ejemplo, si 1 9. c4 enton­ ces 1 9. :a ac8! creando la desa­ gradable amenaza de 20. ... ed5 2 1 . cd5 c4. 19. ... 20. i_xc4 21. ..tn 22. f5 c4 edS 'i!Yh6 1Wb6! Repentinamente la dama negra salta hacia el ala de dama creando nuevas amenazas. 23. 'i!Yg1 d4+ 24. .ig2 :1Ife8 El negro tiene una ventaja apre­ ciable y esto le permite sacrificar una pieza. Aún así, el blanco pudo haber rechazado el material y ju­ gar 25. i.f4, aunque tras 25. ll:le3 el negro tiene la iniciativa. 25. hg4 i_xg2+ 26. 'ift x g2 'i!Yc6+ 27. 'ifth3 li xe1 28. 1Wxe1 1I e8 29. 1Wfl 1Wx c2 30. i.f4 (DIAGRAMA 70) 30. ... 1I e2! ¡Ya se escuchan las notas de la victoria! 31. 'i!Yh1 65
  • 61. 70 Para 3 1 . g5 el negro disponía de la variante forzada siguiente: 3 1 . ... liih2+ 32. '.!ig4 g6! 33. fg6 (33. i.e5 "t!Ve4+ 34. "t!Vf4 gf5 mate) 33. ... "t!Vc8+! (no 33. ... hg6? debido a 34. lite l ! "t!Vc8+ 35. Wf3 "t!Vc6+ 36. lite4!) 34. '.!tf3 "t!Vc6+ 35. '.!tg4 "t!Ve6+ 36. '.!tf3 "t!Vd5+ 37. Wg4 h5+ 38. gh6 Wh5 mate. 31. ... h5 32. l:ie1 La posición blanca tampoco tendría esperanza después de otras continuaciones. Tras la pérdida de la dama bien pudieron haber aban­ donado. 32. ... l:ih2+ 33. "t!Vxb2 hg4+ 34. '.!fxg4 "t!Vxh2 Y el negro ganó en la jugada 49. O SIGURJONSSON e STEIN Reykjavik 1 972 l. e4 c5 2. lbf3 d6 3. lbc3 a6 4. d4 cd4 5. ltJxd4 lbf6 6. f4 lbbd7 7. lbf3 e6 8. i.d3 lbc5! 9. 0-0 i.e7 10. a4 0-0 11. '.!th1 b6 12. b4? 66 ltJxd3 13. cd3 i.b7 14. "t!Vb3 l:ic8 15. i.e3 El jugador islandés ha maneja­ do la apertura sin pretensiones y como resultado las negras han ob­ tenído chances muy prometedoras; así sus dos alfiles pueden llegar a ser un factor importante en el jue­ go en caso de que éste se abra. Por ello, las próximas acciones del ne­ gro están plenamente justificadas. 15. ... d5!! 16. e5 d4! Al haber sacrificado el peón central se ha despejado la diagonal h1 -a8 y el negro ha obtenído un fino contrajuego. Repentinamente la posición blanca se colapsa; pronto las piezas negras van a ope­ rar resolutivamente y de forma precisa, como corresponde a los conocirníentos de su conductor. 17. ltJxd4 Otras continuaciones son aún peores: 1 7. ef6 es fuertemente con­ testado con 1 7. ... i.x f6!, rníentras que 17. i. x d4, entonces 1 7. ... i.x f3 1 8. ef6 i. x f6! 19. i. x f6 Wx f6, etc.