5. Signos convencionales
+ Jaque
++ Jaque mate
o-o Enroque corto
0-0-0 Enroque largo
! Buena jugada
? Mala jugada
!? Jugada interesante
?! Jugada dudosa
! ! Jugada extraordinaria
?? Grave error
;t Ligera ventaja de las blancas
+ Ligera ventaja de las negras
± Ventaja de las blancas
+ Ventaja de las negras
+- Ventaja decisiva de las blancas
-+ Ventaja decisiva de las negras
Posición igualada
00 Posición complicada, difícil de evaluar
� Posición complicada tendente a la igualdad
ECO Enciclopedia de Aperturas de Informator
6. 5
Introducción
El sistema de apertura caracterizado por las jugadas 1 e4 c6 2 d4 dS 3 ed cd 4 c4!?
se llama Ataque Panov en honor del maestro y teórico soviético Vasili Panov,quien publi
có sus análisis en 1930. En aras de la precisión, conviene aclarar que, ya en 1925, había en
sayado Alekhine la idea de cambiar en d5, seguido del avance del peón e (en una partida
contra Tartakower), aunque sin éxito. En 1931 se jugó la famosa partida Nimzovich-Ale
khine, en la que el cuarto campeón mundial luchó con éxito contra el Ataque Panov, si bien
al comienzo del año siguiente, incluyó la variante en su propio repertorio consiguiendo éxi
tos sonados: ¡nada menos que ocho partidas ganadas de diez!, un resultado que podría en
vidiar cualquier variante de apertura.
En 1933 la variante fue puesta a prueba por Mijail Botvinnik, en su match contra Salo
Flohr, con distinto grado de éxito (un punto de dos partidas), pero en los años que siguie
ron, el Ataque Panov rindió espléndidos servicios a Mijail Moiseevich, con victorias espec
taculares y convincentes sobre H. Kmoch (Leningrado 1934), R. Spielmann (Moscú 1935),
A. Budo (Leningrado 1938), A. Konstantinopolsky (Sverdlovsk 1943) y H. Golombek
(Moscú 1956), que dan buena fe de ello.
En nuestros días, el Ataque Panov ha quedado entre bastidores, pero en modo alguno
ha pasado a ser un sistema de apertura de segunda clase. Baste con decir que es practica
do por grandes maestros de elite, como M. Adams, 1. Polgár, A. Morozevich y V. Ivanchuk.
7. 6 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
La fortuna del Ataque Panov en los matches ha sido notable. Recordemos los encuen
tros por el Campeonato Mundial Chiburdanidze-Ioseliani (Telavi 1988) y Karpov-Kamsky
(Elistá 1996), en los que se produjo un debate teórico sobre este sistema y sólo con gran
des dificultades pudieron las negras contener el ataque enemigo.
El material que se ofrece en este libro está dispuesto de la fonna que a continuación in
dicamos.
En la primera mitad los autores tratan de aquellas variantes defensivas en las que las
negras se abstienen de realizar la jugada ...e7-e6.Así, el capítulo 1 está consagrado a la va
riante 1 e4 c6 2 d4 d5 3 cd ed 4 c4 lLlf6 5 lLlc3 ttJc6 6 ttJf3; el capítulo 2, a la variante 1 e4
c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 lLlf6 S lLlc3 lLlc6 6 �g5. En el capítulo 3 se estudia la continuación
1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 lDf6 S lLlc3 g6.
En la segunda mitad, nos ocupamos de la línea principal, 1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4
ltJf6 5 lDc3 e6. Las posiciones que se producen tras el cambio en d.5 (ó en c4), con el peón
aislado en d4, son análogas a varios esquemas del Gambito de Dama Aceptado y la De
fensa Nimzoindia, si no trasponen directamente a alguno de ellos. En consecuencia, los lec
tores que estudian las formaciones indicadas tienen a su disposición un esquema universal,
susceptible de inmediata aplicación, en diversas aperturas que, a primera vista, parecen di
ferentes.
El material de la segunda mitad se divide en tres capítulos. Después de 6 liJO, las ne
gras pueden elegir entre 6 .o. lDc6 (capítulo 4),6 ••0 �b4 (capítulo 5) y 6 '0' �e7 (capí
tulo 6).
En el apéndice se analiza el independiente Sistema Steiner: 1 e4 c6 2 c4!?
En algunos casos, este sistema traspone inevitablemente al Ataque Panov, pero en otros
se asemeja a esquemas ind.ios o de la Defensa Eslava. Es importante mencionar que al e�
minar el Ataque Panov, junto con el Ataque Steiner, el lector obtiene una informaCIón
exhaustiva tanto sobre el potencial ofensivo de la idea c2-c4 en la Defensa Caro-Kann, ro
mo también de las posibilidades que las negras tienen de neutralizar el ataque.
La sección de partidas ilustrativas contiene material reciente, como suplemento al es
tudio teórico del Ataque Panov.
8. Capítulo 1
1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 ttJf6
5 ll)c3 ttJc6 6 liJf3
De modo que volvemos al plan en que las
negras rechazan el inmediato avance ...e7-
e6. Obviamente, tratan de resolver el pro
blema del centro de otra forma.
Hay dos caminos principales: 5 ... tlJc6
y 5 ... g6, pero primero nos ocuparemos de
5 ••• .i.e6!? (después de 1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed
cd 4 c4 tlJf6 5 lOe3).
La idea parece artificial, pero debido a
algunas mejoras (sobre todo por parte del
gran maestro inglés Antbony Miles), esta
salida de alfil adquirió la reputación de ser
una interesante y, en cualquier caso, útil ju
gada para seguir la lucha de la apertura.
6ltJge2. Considerado lo más peligroso,
pues el caballo se dirige a f4, desde donde
puede "tocar" las casillas d5 y e6. No se lo
gra ventaja con 6 cd �xd5 7 tLJxd5 Wxd5
8 �e2 tlJe6 9 .1f3 'ii'c4 10 lOe2,en vista de
10 ... e5! 11 b3 "'a6 12 .i.xc6+ '6'xc6 13 O-O
ttd8 (Kosten-Miles, Edimburgo 1985),
mientras que 6 e5 se examinará más ade
lante, con un orden de jugadas distinto, 5 ..,
ltJc6 6 lUf3 �e6 7 cS.
6 _. de 7 tlJf4 �g4. Una jugada inter
media necesaria. Es más flojo 7 ... .1c8
8 .1xc4 e6, debido a 9 d5! e5 10 O-O!, Y no
puede aceptarse el sacrificio de pieza, 10 ...
ef? 11 :el+ .1e7 12 d6, mientrasque 10 ...
�d6 condujo a indudable ventaja blanca
en la partida Hebden-Martin (Edimburgo
1985): llltJh5ltJxh5 12 .xh5 O-O 13 llJe4
'fi'e7 14 .1d2 lUd7 15 .tc3 f5 16 tlJxd6
-'xd6 17 1i'e2, etc.
En respuesta a 7 ... .tg4, las blancas
normalmente entran en la variante 8 f3
.1d7 9 .1xc4 e6 10 d5 e5 (pero no 10 ."
ed?!, en vista de 11 'it'e2+ .te7 12 llJfxd5
llJxd5 13ltJxd5 �e6 14 i.f4! .1xd5 15 0-0-0
O-O 16 .1xd5, con una enorme ventaja,
Yurtaev-Fette,Lungby 1990) 11 tlJd3, pero
después de 11 ... .1d6, las cosas no salieron
9. 8 LA DEFENSA CARQ-KANN. Volumen 2
mal para las negras. Por ejemplo: 12 �g5
�f5 13lZJf2lZJbd7 14 it.d3 �xd3 15 'it'xd3
(Dzhandzhava-Komarov, Novosibirsk 1989)
y aquí, en opinión de L. Dzhandzhava, 15
.,. 1ib6! garantiza la plena igualdad.
El gran maestro inglés A. Kosten em
prendió, con mucho éxito, una nueva lucha
por la ventaja: 8 'tt'a4+!? (en lugar de 8 f3)
8 000 it.d7 9 'iWxc4 e6 10 it.e2 lLlc6 11 O-O
1:[ eS U ndI �d6 13 d5!
A fin de explotar el retraso en desarro
llo de las negras, las blancas tienen toda la
justificación del mundo para realizar esta
ruptura central. Tomar el peón es demasia
do peligroso, de modo que el caballo debe
retirarse.Si 13 . .. lLlb4?! 14 '6'b3 ed, entonces
15 a3 tDc6 16 lZJfxd5, con ventaja. Podrían
ganar un peón, con 13 ... CiJe7 14 'ií'b3
�xf4 15 �xf4 ltJfxd5, pero después de 16
lUxd5 lUxd5 17 .id6 i.c6 18 'ii'g3, la debi
lidad de las casillas negras se hace sentir.
En la partida Kosten-Komarov (Fran
cia 1994), las negras prefirieron 13 000 lijaS
14 'ilr'd3 e5, sin ver 15liJe6!, un bonito gol
pe táctico que garantiza a las blancas una
pequeña pero duradera presión en el final
(con la pareja de alfiles a su favor): 15 -o fe
16 de �xe6 17 "xd6 'it'xd6 18 nxd6 cJ:;e7
19 ndI 1:[hd8 20 it.e3, etc.
Volveremos sobre la idea ...i.c8-e6, al
estudiar la variante 5 ... ltJc6 6 liJO.
5 0_ liJc6. La idea de esta jugada, en
comparación con 5 ... e6, es clara: las ne
gras atacan de inmediato el peón de d4,
dejando al alfil de casillas blancas con más
libertad de acción a lo largo de la diagonal
c8-h3.
Las blancas tienen dos posibilidades de
luchar por la iniciativa. La primera está
vinculada a la idea de Botvinnik 6 i.g5 (a
la que se consagra todo el capítulo 2), pe
ro aquí nos ocuparemos de 6 ltJf3. Debido
al despliegue simétrico de los caballos, es
te sistema a menudo se conoce como Va
riante Cuatro Caballos.
6 '" i.g4 parece, por supuesto, lo más
natural, pero también examinaremos otras
jugadas de alfil.
6 oo. i.f5?!. Una continuación casi olvi
dada por completo. Según un análisis de
Nenarokov, las blancas tienen una ligera
ventaja posicional tras 7 c5! e6 8 .i.b5!
ltJd7 9 �f4 .i.e7 10 h3 O-O 11 0-0.
6 ••• i.e6!? Una jugada que ya conoce
mos, aunque con la inclusión de 5 ... llJc6
6 lüf3, las cosas cambian un tanto, pues las
blancas ya no disponen de un jaque en a4,
ni tampoco de la maniobra ltJgl-e2-f4, pe-
10. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 ltlf6 5 tt'lc3 tt'lc6 6 �f3 9
ro el juego se centra en la clavada del ca
ballo de c6. Después de 7 c5 (a 7 "b3 lo
más simple es 7 ... dc! 8 .i. xc4 � xc4
9 'iWxc4 e6, recomendación de E. Vladirni
rov), las negras no tienen una fácil elec
ción.
7 ... g6 es insuficiente para igualar, en
vista de 8�b5! �g7 9 llJe5! En la antigua
partida Dake-Alekhine (Pasadena 1932),
las negras quedaron en mala posición, sin
rastro de contrajuego: 9 ... "c8 10 'tWa4
�d7 11 O-O O-O 12 i,f4 a6 13 �xc6 be?
14 :He1 lDh5 15 i.d2 1:a7 16 l:1e2 i,e8
17 :'ael.
Por supuesto, 13 ... be? es un importan
te error posicional. En general, Botvinnik
consideraba que después de la correcta, 13
... �xc6, las negras no deberían tener difi
cultades: 14 lDxc6 be 15 nfe1 lLlh5 16
.i.g5 "'g4!, Y es peligroso 17 i.xe7, debido
a 17 ... lOf4!, con ataque.
Sin embargo, en la práctica no se han
visto deseos de poner a prueba el análisis
de Botvinnik. La partida Anand-Miles
(Wijk aan Zee 1989), por ejemplo, se de
sarrolló "a lo Alekhine", y no "a lo Botvin
nik": 9 ... �d7 10 �xc6 bc?! (¿por qué no
10 ... �xc6?), y las blancas de nuevo obtu
vieron ventaja: 11 O-O 0-0 12 :. el �e813
h3 <ith8 14 i.f4 �g815 b4 f6 16ltJf3 'ird7
17 a4 a6 18 i.h2 g5 19 1ie2 h5 20 'it'e6!
No conduce a la igualdad 7 ... �g4!?
(en lugar de 7 ... g6) 8 .i.b5 �xf3 9 'irxf3
e6. Las negras se han asegurado contra la
amenaza llJf3-e5, pero a costa de perder
el importante alft.I de casillas blancas. La
partida Brunner-Miles (Bad Wórishofen
1989) continuó así: 10 O-O �e7 11 �f4
O-O 12 �xc6 bc 13 b4 llJd7 14 b5 1:. c8
15 :ab1 �f6 16 bc 1:[ xc6 17 lLlb5 ",a5
18 l:I.fc1 :a8, y las blancas acordaron ta
blas. ¡Demasiado pronto! El pian para mejo
rar la posición se aprecia fácilmente: 19 a3!
lLlf8 (no es posible 19 ... a6 20 lbd6
i.xd4?, debido a 21 llJb7! ti'a4 22 nb4)
20 l:l b4 llJg6 21 �g3 i.,e7 22 :. cbl. La
única columna abierta se encuentra en
poder de las blancas, cuyas piezas son
muy activas. No puede hablarse, por tan
to, de igualdad.
Quizá el gran maestro Dreev sea quien
haya penetrado más profundamente en la
posición: 7 ... a6!?
Una eficiente profilaxis.Ahora el juego
blanco, basado en clavar el caballo de c6,
no existe y no hay por qué entregar el alfil
de e6. En la partida Brunner-Dreev (Biel
1995), el juego siguió con 8 h3 i.f5 9 �e2
g6 10 O-O i.g7 11 i.f4 O-O 12 llJe5 lDd7!
13 lDxd5 lDdxe5, y los oponentes conclu
yeron la paz.
6 ... i.g4 es la continuación principal,
con la que las negraS subrayan la amenaza
sobre el peón de d4.
(Ver diagrama 7.)
7 cd. Estamos convencidos de que
otras jugadas son bastante más flojas que
la captura en dS.
No tiene sentido jugar 7 c5?, pues tras
7 ... .axD 8 gf g6, la posición negra es
mejor.
11. 10 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
Todavía es menos provechoso 7 it.,e3
e6 8 �e2 i.e7 9 o-o O-O 10 lLJe5 � xe2
11 'iYxe2 dc! (un tema conocido: la debili
dad del peón de c6, tras el cambio de caba
llos, queda compensada por el peón aislado
de d4) 12 lLJxc6 be 13 'iixc4 'it'd7 (De Fir
mian-Christiansen, Key West 1994).
7 �e2. Una jugada tramposa. Si las ne
gras se dejan tentar y muerden el anzuelo,7
... de?!, entonces, después de 8 d5 i.xf3
9 �xf3 lLJe5 10 0-0, se arriesgan, como suele
decirse, a no salir vivas de la apertura .
ta qué punto esto es cierto puede verse al
menos en la partida Mikenas-Flohr (Olim
piada de FoIkestone 1933): 10...�d7 11 'ii'e2
ltJxf3+ 12 �xf3 0-0-0 13 b3! e6 14 be ed
15 �4 d416 ttJb5 .teS 17 .:lab1 "c618 Wh3+
W'd7? El segundo error,y esta vez decisivo.
Con 18 ... .:ld7 el resultado de la partida no
estaría claro, mientras que ahora...
(Ver diagrama 8.)
19 ltJxa7+!$i.xa7 20 'ila3, y las negras
tuvieron que rendirse.
Lo mejor para las negras es no aceptar
el presente griego, y jugar tranquilamente
7 ... e6. No hay debilidades de peones, ni
tampoco problemas con el desarrollo, así
que ¿de dónde pueden obtener ventaja las
hlancas?
7 ••• lLJxd5 8 'it'b3. Ha pasado de moda
la línea 8 it.,e2 e6 9 O-O i.e7 1O h3 �h5. El
único problema que tienen las negras es
que están retrasadas uno o dos tiempos en
desarrollo.Es posible que las blancas quie
ran explotar esto con 11 'ii'b3!, pero las
negras disponen de suficientes recursos de
fensivos:
11 ... lLJb6!? 12 i.e3 O-O 13 :fd1
lLJb4!? 14 d5!? lLJ4xd5 15 i.xb6 'itxb6
16 ltJxciS ed 17 IIxd5 'iixb3 18 ab .i.xf3
19 �xf3 i.d8! 20 .:td7 .i.b6, y el peón ex
tra no juega ningún papel.
1 1 ... i.xf3!? 12 .i.xf3 'iid7!? (la mane
ra más concreta de igualar) 13 i.xd5 ed
14 'it'xd5 'tIi'xd5 15 ltJxd.5 l:td8 16 ltJxe7
ri;xe7 17 .i.e3 ltJxd4 18 l:.fe1 �f6 19
: ac1ltJc6.
En la famosa partida Nimzovich-Ale
khine (Bled 1931) se jugó 8 i.b5 .a5
9 'iWb3 �xf3 10 gfltJxe3. En esta posición,
el gran pensador de ajedrezAaron Nirnzo
vieh se confundió:
(Ver diagrama 9.)
11 i.xc6 +?! be 12 ¡Vb7? ltJd5+! 13
i.d2 'irb6 ! 14 Wxa8+ �d7 15 O-O liJe7 .
dama puede salvarse con 16 it.,a5, pero la
partida ya no.
Un año después, el cuarto campeón
12. 1 e4 c6 2 d4 dS 3 ed cd 4 c4 tbf6 5 !Llc3 lUc6 6 lUf3 1 1
del mundo mostró el camino correcto
para las blancas: 1 1 bc! e6 12 d5!, Y tras
12 ... ed?!, obtuvo una fuerte iniciativa:
13 o-o 0 -0-0 14 i.xc6 bc 15 l:t bl (Alekhi
ne-Winter, Londres 1932). Sin embargo,
la clave de este debate teórico radica en
12 ... a6! (en lugar de 12...ed?!), como en
la partida Keene-Roth (Aarhus 1976):
13 de ab 14 cb :. b8 15 1:[ bl :xb7 16 a4
b4 17 i.d2 'ilVe5+ 18 �f1 'it'd6,con igual
dad.
Sin embargo, ¿es ésa realmente la cla
ve? Muchos jugadores no confían en las
variantes forzadas, donde todo pende de
un hilo. Así que, en respuesta a 8 -tb5 co
menzaron a jugar 8 ... l:.c8!?, una sólida
continuación que pennite a las negras lo
grar la igualdad, sin innecesarias preocu
paciones. Así es cómo evolucionan los
acontecimientos: 9 h3 .i. h5 10 O-O e6
11 :t e1 Jie7 12 l:t e5 ttJxc3 13 bc Jig6
14 i.xc6+ 1::1xc6 15 d5 1:[xc3 16 'ife1 :t c7
(merece consideración 16 ... l:td3!? 17
.i.b2 :xd5 18 :xd5 ed 19 �xg7 :g8,y si
20 i.f6, entonces 20 ... cwt>f8!) 17 de O-O
18 ef+ i.xf7 19 -tg5 i.xg5 20 llJxg5 h6
21liJxf7, tablas (Jasin-Bagirov, Bélkú 1961).
8 . • • Jixf3 9 gf (no es posible, de nue
vO,9 'li'xb7?, por 9 ... llJdb4! 10 gf ::. b8,
encerrando a la dama). En el tablero te-
nemas el esquema de la Variante Cuatro
Caballos.
Las negras disponen de dos continua
ciones aceptables: (1) 9 ... ttJb6, que condu
ce a inmensas complicaciones, y (H) 9 ...
e6, después de la cual el juego se simplifi
ca y se produce una transición al final. Las
demás posibilidades no son fiables para las
negras.
Así, pierde 9 ... lbxd4? 10 i.bS+! llJxbS
11 'iWxb5+ 'iWd7 12 'i'xd7+ �xd713l¿)xd5
(Rantanen-Baljon, La Valetta 1980 ).
También es malo 9 ... lDdb4? 10 �e3.
El caballo no puede zafarse y nadie pue
de acudir en su ayuda. En la partida Ge
ller-Orev (Kislovodsk 1968) siguió 10 ...
a5 11 d5 a4 12 "dI liJ b8 13 a3 lD4a6
14 i.b5+ liJd7 15 O-O liJc7 16 i.xa4, y la
ventaja blanca adquirió proporciones de
cisivas.
Es dudoso 9 '" liJxc3?! Cierto que las
blancas harían bien en olvidarse de la casi
lla b7, pues en la variante 10 'ti'xb7?!
lOxd4 11 bc lOc2+ 12 <;te2 1:b8 13 1Wc6+
¡Vd7 14 1!t'xd7+ c¡i;>xd7 15 i.h3+ rJilc6, no
ganan el caballo. Por ejemplo: 16 i.f4 e5!
17 1: ac1 ef 18 :xc2 i.c5, con igualdad
(análisis de Moiseev y Ravinsky ). Sin em
bargo, es más sencillo 10 bc 1Wb6 11 dS, po-
13. 10 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
Todavía es menos provechoso 7 �e3
e6 8 .ie2 .ie7 9 O-O O-O 10 tDe5 .i xe2
11 'irxe2 de! (un tema conocido: la debili
dad del peón de c6, tras el cambio de caba
llos, queda compensada por el peón aislado
de d4) 12 tDxc6 be 13 'ií'xe4 ¡Vd7 (De Fir
mian-Christiansen, Key West 1994).
7 .ie2. Una jugada tramposa. Si las ne
gras se dejan tentar y muerden el anzuelo,7
... de?!,
9 .i.xf3 tDe5 10 O-D, se arriesgan, como suele
decirse, a no salir vivas de la apertura. Has
ta qué punto esto es cierto puede verse al
menos en la partida Mikenas-F1ohr (Olim
piada de fuIkestone 1933): 10 ... 'i!t'd7 11 'ii'e2
ltJxf3+ 12 Wxf3 0-0-0 13 b3! e6 14 be ed
15 ,¡f4d4 16 tDb5.ic517 :ab1'(id) 18 'iWh3+
"-d7? El segundo error, y esta vez decisivo.
Con 18 ... nd7 el resultado de la partida no
estaría claro, mientras que ahora...
(Ver diagrama 8.)
19 tDxa7+l iLxa7 20 'it'a3, y las negras
tuvieron que rendirse.
Lo mejor para las negras es no aceptar
el presente griego, y jugar tranquilamente
7 oo. e6. No hay debilidades de peones, ni
tampoco problemas con el desarrollo, así
que ¿de dónde pueden obtener ventaja las
hlancas?
7 ••• tDxd5 8 1i'b3. Ha pasado de moda
la línea 8 �e2 e6 9 O-O .ie7 10 h3 �h5. El
único problema que tienen las negras es
que están retrasadas uno o dos tiempos en
desarrollo. Es posible que las blancas quie
ran explotar esto con 11 'ifb3!, pero las
negras disponen de suficientes recursos de
fensivos:
11 .oo tLJb6!? 12 .ie3 O-O 13 l:lfd1
tDb4!? 14 d5!? tb4xd5 15 .i.xb6 'ifxb6
16 lLlxd5 ed 17 1:xd5 'Wxb3 18 ab .ixf3
19 �xf3 .id8! 20 l:d7 .i.b6, y el peón ex
tra no juega ningún papel.
11 . .. .ixf3!? 12 .ixf3 'ti'd7!? (la mane
ra más concreta de igualar) 13 .l.xd5 ed
14 'ilxd5 'ifxd5 15lUxd5 Dd8 16lUxe7
cj;xe7 17 Ae3 tDxd4 18 lHe1 cj;f6 19
rlac1lUc6.
En la famosa partida Nimzovich-Ale
khine (Bled 1931) se jugó 8 .i.b5 "a5
9 'iWb3 .ixf3 10 gf lLlxc3.En esta posición,
el gran pensador de ajedrezAaron Nimzo
vich se confundió:
(Ver diagrama 9.)
1 1 .ixc6+?! be 12 'i/ib7? lUd5+! 13
.i.d2 ¡¡b6! 14 'it'xa8+ �d7 15 O-OlUe7. La
dama puede salvarse con 16 .t.a5, pero la
partida ya no.
Un año después, el cuarto campeón
14. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 lUf6 5 �c3 tUc6 6 tUf3 1 1
del mundo mostró el camino correcto
para las blancas: 11 be! e6 12 d5!, Y tras
12 ... ed?!,obtuvo una fuerte iniciativa:
13 O-O 0-0-0 14 -txc6 bc 15 l:tb1 (Alekhi
ne-Winter, Londres 1932). Sin embargo,
la clave de este debate teórico radica en
12 ... a6! (en lugar de 12...ed?!),como en
la partida Keene-Roth (Aarhus 1976):
13 dc ab 14 cb :. b8 15 l:l b1 l:txb7 16 a4
b417 i.d2 'i!ke5+ 18 q¡,n "'d6,con igual
dad.
Sin embargo, ¿es ésa realmente la cla
ve? Muchos jugadores no confían en las
variantes forzadas, donde todo pende de
un hilo. Así que,en respuesta a 8 .tb5 co
menzaron a jugar 8 ... 1:e8!?, una sólida
continuación que pennite a las negras lo
grar la igualdad, sin innecesarias preocu
paciones. Así es cómo evolucionan los
acontecimientos: 9 h3 i.h5 10 O-O e6
11 :. el i.e7 12 n e5 lbxc3 13 bc i.g6
14 i.xc6+ :1xc6 15 d5 ':xc3 16 ¡fe1 :lc7
(merece consideración 16 ... l:td3!? 17
i.b2 :'xd5 18 %:txd5ed 19 �xg7 llg8,ysi
20 i.f6, entonces 20 '" q¡,f8!) 17 de O-O
18 ef+ i.xf7 19 .ig5 i.xg5 20 l¿)xg5 h6
21l¿)xf7,tablas (Jasin-Bagirov,BaIcú 1961).
8 ..• i.xf3 9 gf (no es posible, de nue
vO,9 Wxb7?, por 9 ...l¿)db4! 10 gf .c.b8,
encerrando a la dama). En el tablero te-
nemos el esquema de la Variante Cuatro
Caballos.
Las negras disponen de dos continua
ciones aceptables: (1) 9 ... ttJb6, que condu
ce a inmensas complicaciones, y (H) 9 ...
e6, después de la cual el juego se simplifi
ca y se produce una transición al final. Las
demás posibilidades no son fiables para las
negras.
Así,pierde 9 ...lbxd4? 10 i.b5+! lbxb5
11 "'xb5+ 'iWd7 12 'i!i'xd7+ q¡,xd7 13 lbxd5
(Rantanen-Baljon,La Valetta1980).
También es malo 9 ... lbdb4? 10 .te3.
El caballo no puede zafarse ynadie pue
de acudir en su ayuda. En la partida Ge
ller-Orev (Kislovodsk 1968) siguió 10 ...
aS 11 dS a4 12 _dI l¿) b8 13 a3 tb4a6
14 .tb5+ lOd7 15 O-O lOc7 16 i.xa4, yla
ventaja blanca adquirió proporciones de
cisivas.
Es dudoso 9 ... lOxc3?! Cierto que las
blancasharían bien en olvidarse de la casi
lla b7, pues en la variante 10 'it'xb7?!
lbxd4 11 bc lOc2+ 12 q¡,e2 l:tb8 13 'it'c6+
'itd7 14 Wxd7+ �xd7 15 i.h3+ <iitc6, no
ganan el caballo. Por ejemplo: 16 .tf4 e5!
17 l:tac1 ef 18 l:lxc2 i.c5, con igualdad
(análisis de Moiseev y Ravinsky). Sin em
bargo, es más sencillo 10 bc 'tr'b6 11 d5, po-
15. 1 2 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
niendo de relieve la ventaja posicional de
las blancas.
1
9 •.. lbb6
Las blancas se encuentran en una en
crucijada: (A) 10 �e3, o (B) 10 d5.
A
10 �e3. Digámoslo de inmediato: és
ta no es la mejor jugada. Aunque tam
bién en este caso, y como demuestra la
práctica, a las negras les resulta muy difí
cil refutarla, con un juego preciso de su
rival. 10 �. e6. Como veremos, las negras
lo tienen todo en orden con su estructu
ra de peones. Pero aquí el retraso en de
sarrollo puede adquirir proporciones
amenazadoras. Mucho depende de la si
guiente jugada blanca. Así, después de 11
:dl1l �b4! 12 a3 �a5, las negras se sa
cuden fácilmente sus temores, pues las
blancas no lograrán realizar el avance
d4-d5 en un futuro próximo. En la parti
da Marin-Magern (Berga 1995), el juego
continuó aSÍ: 13 �d3 .c.c8 14 ::1g1 O-O!?
15 �f1 (la idea de enrocar se ve en la va
riante 15 �h6 g6 16 �xf8 lbxd4!) 15 ...
.ixe3 16 be g6 17 iLh6 1: e8 18 1: g5 lbd5
19 c4 lba5!, y el ataque blanco finalmen
te se extingue.
La ruptura en el centro conduce a con
secuencias confusas: 11 d5 ed 12 :lg1 g6.
Por ejemplo, la partida Plaskett-Wells
(Londres 1991) condujo inmediatamente
a tales complicaciones que es imposible
comentarlas: 13 0-0-0 �d6!? 14 ':g5 d4!
15 �e4 O-O 16 �b1 �e7 17 ':b5 .d7
18 �6 l:lfd819a4 d3!? 2D l:lxd3lüd421 Wdl
lOxb522 l%xd7 :xd7 23 WelllJd4, etc.
Con mayor frecuencia, las blancas eli
gen entre 11 :g1 y 11 0-0-0.
1) 11 l:tgl. A primera vista., la jugada
no requiere mayor explicación. Con el ata
que al peón de g7, las blancas impiden el
desarrollo del alfil de f8 y, por tanto, ganan
tiempo para organizar la ruptura d4-dS.
Sin embargo, y como luego veremos, las
cosas no son tan simples...
a) Primero hay que decir que es dudo
so ganar un peón, 11 _. lDxd4?l U .ixd4
li'xd4, en vista de 13 �b5+ q;e7 14 l:d1
li'e5+ 15 �n g6 16 liJe4 f(J 17 �g2 Wf7
18 l:tgel., con un ataque muy fuerte. �r
esta razón, trataremos ahora _de la contl
nuación más lógica y, posiblemente, más
fuerte, aunque... ¡no la más interesante!
b)l1 ... g6
16. 1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 ttJf6 5 lOc3 lOc6 6 ltJf3 1 3
=-"---_"-'-'---'''-'-'---'_____-----' 13
u 0-0-0. En la partida Zaichik-Dolma
tov (Kutaisi 1978 ),
prescindir de la ruptura d4-dS, pero el ex
perimento no tuvo éxito: 12 l:ld1!? .td6
13 h4 0-0 14 h5 tLlb4!15 a3 liJ4d5 16liJe4
.i.f4 17 hg hg 18 .i.h3 Q;g7, Y las negras
acabaron ganando .
U _ i.e7.
no sin razón. Después de 13 d5! ttJxd5 14
liJxd5 ed 15 i.c5!,queda claro que el alfil
de casillas negras debería proteger la dia
gonal a3-f8. En la partida Sveshnikov-A.
Ivanov (Leningrado1976) se jugó así, ylas
negras no lograron enderezar la situación:"
15 ...
Wb5+ 'iPf8 19 l:lxe5 l:lc8 20 b4 b621
.i.h3! 13 dS!. La decisión de postergar in
definidamente la ruptura yjugar de forma
más refinada no da resultado, ya que des
puésde13 .th6'tIc7 14 i.h3,las negrascon
siguen poner su reya cubierto:14 . .
Las blancas pueden forzar unas tablas (¡y
además espectaculares!)
que eso: 15 d5 (15 liJb5? liJxd4+) 15 ...
lüxd5 16:xd5! (no es posible 16lLlxd5?
:xd5,y a 17 l:lxd5 ó 17 'ti'xd5 sigue 17 ...
liJd4+)
J&.xg3 19 l:lxd8 + l:l xd8 20 i..xe6+! fe
21 "xe6+ l:ld7 22 'tIfg8+!,con
petuo.
Después de 13 dS, se tiene la impresión
de que las blancas van a embarcarse en
una campaña para retener al reyenemigo
en el centro, pero en realidad todo se tra
duce en una prosaica igualdad: 13 ..• ed
14 ttJxclS ttJxdS 15 :xtlS Wc7, y ahora:
16 _c3 i.f6! 17 "c5 (el alfil es intoca
ble: 17 "'xf6? lLld4+ 18 �d2 'ilc2+, etc.)
17 ... iLe7 18 'it'c3 i..f6, con repetición de
posiciones (Sveshnikov-Hodgson, Sochi
1986),
16 �b1 0-017 f4 l:lad8 18 iLg2 i..f619
%lc1 l:lxd5 20 WxdS %ld8 21 'ifb5 a622
"'a4 l:ld6.
una ventaja,pero ¿cómo puede operar con
una defectuosa formación de peones en el
flanco de rey? Lo más probable es que las
blancas no puedan ganar (Lautier-Illescas,
Úbeda 1997).
e) 11_ iLb4!? ¡Ésta es la cuestión! Pa
rece que el peón de g7 puede ignorarse.
Este sacrificio lo realizó por primera vez
Kasparov, en una partida contra Ehlvest
(Moscú 1977). Vale la pena aclarar que l I
... �e7?!, con el mismo propósito. es clara
mente más débil, en vista de la varianle
forzada 12 l:txg7llJxd4?! 1} �h)+ �rx
14 �h6 ttJf5 15 l:lxh7+ <;t>g.X ltí llxhX+
�xh8 17 iLf4 lOd4 IX .dl l¿)xh5 19
17. 14 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
liJxb5, etc. (lliescas-Van den Doel, Les Es
caldes 1998).
Después de 11 '" i.b4, surge el mo
mento de mayor interés en toda la varian
te con 11 :gl.
Si 12 .: xg7,las negras,por supuesto,no
ganan el peón de d4, sino que concentran
todas sus fuerzas en la columna e: 12 ...
liJd5 13 0-0-0 :tc8 14 �bl .txc3 15 bc a6
16 n el liJa5 17 'ita3 'it'b6+ 18 �a1 liJc4,
con una amenazadora iniciativa.
Es posible 12 0-0-0, pero entonces,
cambiando el caballo de e3, las negras
hacen inocua la ruptura d4-d5: 12 ...
�xc3! 13 bc 'ii'f6!? Esta posición la de
fendió dos veces el maestro ucraniano
Peter Marusenko, en ambas ocasiones
con éxito:
14 l:g3 h6 15 .td3 0-0-0 16 .te4 ':d7
17 l:tg4 :hd8, seguido de ttJc6-aS-c4 (Nie
minen-Marusenko, Port Erin 1999).
14 f4 O-O 15 f5 ! ? 'ii'xf5 16 .th6 g6
17 ..txf8 'it'xf2 18 .td3 .: xf8, con eviden
te compensación por la calidad (Stanton
Marusenko, Port Erin 2(00).
En la partida Ehlvest-Kasparov, antes
mencionada, las blancas prefirieron espe
rar un poco a enrocar y jugaron U .tb5!?
tUd5 13 : xg7. Pero incluso aquí, después
de 13 _ 'Vb6!?, las negras encontraron
contrajuego: 14 �n lbxc3 15 .txc6+
i'xc6 16 be �f8 17 ':xb7 0-0 18 l:tbS
'ilxO 19 ':xb7 ()..O 20 :b1 �f6 21 _dI
"'113+ 22 �e2 'itth8.
Como antes, las negras tienen un peón
menos, pero no hay coordinación en las fi
las blancas, y quizá en torneo el juego de
éstas sea aún más difícil que el de su rival.
Por cierto que en la lucha anterior, Kaspa
rov logró imponerse.
No hay nada sorprendente en el hecho
de que la idea 11 .:gl haya abandonado la
escena. Si la amenaza al peón de g7 no
preocupa lo más mínimo a las negras, ¿va
le la pena invertir un tiempo en la jugada
de torre?
2) 11 0-0-0. Las blancas dejan la torre
en h1 y se concentran en preparar la rup
tura d4-dS. 11 _ �e7. Es difícil decir si
es beneficioso incluir las jugadas 11 ... 'fIc7
12 q.,bl. Lo que sí está claro es que las ne
gras no pueden jugar 12 ... �-O, en vista
de 13 lbb5 'tWb8 14 d5! lbxd5 15 �h3! a6
16 :'xd5 l:t xd5 17 1Wxd5 ab 18 �xe6+!,
ganando. U dS. Tras el desarrollo del alfil
de f8, la jugada 12 l:tgl parece insigni
ficante. Pero así fue cómo jugaron las
blancas en las partidas magistrales Nunn-
18. 1 e4 e6 2 d4 d5 :3 ed ed 4 e4 ltJf6 5 ltJc3 t¿)e6 6 t¿)f3 15
Chandler (Bristol 1981) y Ehlvest-Oll (Ri
ga 1995). La lucha siguió así: 13.,. O-O 14 d5
lüxd5 15 tDxd5 cd 16 �xd5 'fIJc7, y ahora
tras 16 �b1 'ilxh2 (la jugada de ChaQ.
dIer), o de 16 Wc3 �f6 ! (como jugó Oll),
es evidente que las blancas no consiguen
organizarse.
Después de U _ ed surge una posición
crítica de la variante 11 0-0-0.
a) 13 �xb6 no reporta ventaja alguna,
si las negras retoman de dama. Sin embar
go, después de 13 ..• ab 14 lüxd5 O-O 15
.J:tg1 .tf6 16 1:g4!, las blancas siguen te
niendo algunas posibilidades. Por ejemplo:
16 ... l:.aS 17 c;Pb1 l:lc5 18 tDxb6 lüd4
19.b4 l:.c6 20 llJc4 (Short-Miles, Brigh
ton 1984).
16 ... 'ii'd6 17 lüxb6 (tal vez valga la pe
na retrasar un poco esta captura y jugar
antes 17 �b1!?) 17 ... llJd4 18 l:lgxd4
.t xd4 19 llJ xa8 l:l xa8 20 .t c4 1:f8
21 W'xb7 .txb2+! (Hebden-Nunn, Mar
bella 1982).
Por otro lado, el final después de 13 •••
'irxb6 14.xb6 ab 15 llJxd5 es completa
mente inocuo para las negras, como ha
confinnado repetidamente la práctica:
15 _ %:.xal (es posible que aún sea más
fuerte 15 ... �d8!? 16 �b1 O-O 17 f4 1:e8
18 �c4lf¡1f819 l:the1 :%,xe1 20 .l:txe1 nc8
21 �b5 tDe7 22 tlJe3 .tc7, y la posición
negra incluso es algo preferible, Zajariev
Kiril Georgiev, Corfú 1991) 16!iitbl n a5
17 .tbS �nn. Aquí ya es demasiado tarde
para jugar 17 ... .id8?! Por ejemplo: 18
: he 1+ c¡f¡l d7 19 b4! :. a3 20 .id3 g6
21 1:e3 ll a7 22 b5 tlJd4 23 .tn. La posi
ción del rey en d7 no parece conveniente
para las negras (Morovic-Cámpora, Dubai
1986).18 0, xe7 rj; xe7 19 l:l hel+ '1f;>f6
20 :td6+!iitgS!? 21 %:.gl+ '11;>f4. Las blan
cas han sacado lo mejor de la posición, pe
ro no pueden ocultarse las debilidades de
peones en el flanco de rey, y el contrajue
go negro debería ser suficiente para unas
tablas (Potkin-Kazakov, Moscú 1998).
b) La tarea de las negras es más com
plicada dspués de 13 .tbS!? O-O 14 lLlxd5
0,xdS 15 ....xdS.
En la partida Onischuk-Kutsin (Niko
laev 1995), las negras no eligieron el mejor
orden de jugadas para trasponer al final:
15 ...'tic7?! 16 'itd7! l:lfc8 17!iitbl .tf6
18.xc7 1:xc7 19 .txc6!, y tanto 19 ... bc
20 b3, como 19 .., l:txc6 20 l:l d7 b6 2 1 %lc1
no dejan lugar a dudas:el final es muy de
sagradable. Es probable que con una defen
sa impecable las negras puedan sostener
19. 16 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
su posición, pero seguramente no querrán
volver a jugar este final.
Por consiguiente, vale la pena conside
rar 15 _llJb4!?, en cuyo caso la transición
al final no da ventaja a las blancas: 16
'iWxd8 lHxd817 :xd8+ :xd818a3 a6!,
etc. Ganar el peón de b7 conduce a tablas
por jaque perpetuo: 16 'it'xb7 'ira5 17 a4
:ac8+ 18 c¡;b1 :c7 19 'it'e4 a6 20 .i.d7
.: xd7! 21 l:xd7 'it'xa4 22 Wxe7 (no es po
sible 22 1:xe7? l:c8) 22 ...
Esto nos deja 16 We4, pero entonces 16
_ "aS 17 .i.c4 .if6. La lucha se concentra ,
de forma un tanto imperceptible, en tomo
al rey blanco.Es posible que no sea nada
serio, pero en cualquier caso las negras lle
van la batuta .
te 18tilb1 l:ae8! 19 'ifg4h5 20 Wf4 :dS)
18 ... 'it'c7! 19 .i.f4 (una jugada de doble fi
lo, pero de otro modo las negras tienen
buen juego, por ejemplo, 19 ab?! b5 20
.i.c5 1:fe8, ó 19 tilb1 t¿jc6) 19 _lDa2+ (el
caballo queda en posición muy peligrosa,
pero ¿cómo puede atraparse?) 20 tilc2 (20
�b1 Wb6 21 .i.e5 :ae8) 2 0 ... Wb6
21 .i.e5 (21 l:b1 l:ac822 .i.e3'it'b523b3
liJc3) 21 ... �xe5 22 'it'xe5 1:ac8 23 b3
Wxf2+ 24 -t>bl b5, Y las negras están cerca
de la victoria.
Si estas variantes son correctas, enton
ces 15 ..
acerca de las variantes derivadas de 13
.ib5!?0-0 14'üxd5'üxd5 15'it'xd5.
c ) 13 lLJxd5 llJxd5 14 : xd5 'it'c7
15 �b1 0- 0
(Ver diagrama 19.)
Desde 10 .i.e3,
lizado seguramente las jugadas más natu
rales y lógicas. Se ha llegado a una
posición fundamental para la evaluación
de toda la variante. La iniciativa sin duda
corre a cargo de las blancas, pero ¿qué di-
mensión tiene esa iniciativa? En su favor
cuentan con la ventaja de los dos alfiles y
posibilidades de atacar Por la columna g.
Por su parte, las negras pueden defender
por el momento a su rey de las principales
amenazas, y si el ataque blanco no prospe
ra, la debilidad de los peones de n, f2 y h2
puede tener mayor importancia que los .
demás matices.
Por otra parte, las blancas tienen que
resolver un problema local: ¿por dónde
deben desarrollar su alfil de casillas cla
ras?
16 f4. Aparentemente, lo mejor. Las
blancas planean situar el alfil en la diago
nal h1-aS.
prometedoras:
16 .i.e2 1:ad8 17 1:hd1 .:xd5 18
:xd5 .i.d619 h4 �f4 20 a3 (a 20 .i.xf4
'ti'xf421 1Wxb7, es molesto 21 ...
... .i.xe321 fe :e8,
sido neutralizado (Komeev-Izeta, Aleo
bendas 1994).
16 .i.d3lDb4 17 l:th5 lOxd3 18 "xd3
g619 nc1 "'b820 i.h6 l:ld821 .c3.tfB
22 �xf8 :xf8, y las negras de nuevo se
defienden (Jarlov-Evseev, Kazán 200�).
16 _ lOb4. No está claro cómo mejorar
el juego blanco en la variante 16 ... 1: ad8
17 �g2 :xd518 .i.xd5i.f619 : dI g6
20. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 llJf6 5 lUc3 lUe6 6 llJf3 17
20 h4 Ud8 21 h5 gh!? 22 l:I.g1+ <¡f¡lh8 (Nar
ciso-Matulovic, Belgrado 2(01), pero, por
alguna razón, es más popular el salto de
caballo. 17 l:ld4.
H H
.�.1:t 20
Posición crítica de la variante. Por su
puesto, es posible retroceder, sencillamen
te, con el caballo, con una oferta tácita de
tablas, 17 ... llJc6. En las siguientes parti
das, las blancas rechazaron las tablas, pero
no vemos nada sustancial que sugiera un
plan ganador:
18 l:d1 l:lad8 (o bien 18 ... �f6 19
i.g2 l:lfd8 20 �e4 :. xd1+ 21 :. xd1 :. d8,
Anand-Karolyi, Frunze 1987) 19 �g2 i.f6
20 Wa4 .c8 21 : el .g4 22 i.xc6 be
23 l:lxc6 :b8. El peón extra es tangible, pe
ro el rey de b1 se encuentra realmente en
fermo, y los islotes de peones en el flanco
de rey no van a ninguna parte (Cheka
chev-Iruzubieta, San Sebastián 1996).
Sin embargo, lo principal es que la ten
tadora idea 17 _ .có?! no da resultado.
Después de 18 l:l.gl,
que se sitúe en d8, las blancas explotarán
la mala posición del rey contrario, diri
giendo rápidamente sus fuerzas contra el
mismo:
18 ... l:ad8 19 i.g2 'l'g6+ 20 f5! 'it'xf5+
21 i.e4 .a5 22 a3 llJc6 23 : xd8 llJxd8
24 i.d4 i.g5 (Ács-Ruck, Paks 1996), y
aquí era posible conseguir una gran venta
ja: 25 �c3 'it'c5 26 i.b4 ¡fe5 27 :te1!
También tiene sus inconvenientes 18 ._
1:fd8 19 �g2 'tWg6+ 20 f5! 'lt'xf5+ 21 i.e4
.aS 22 i.h6 g6 (22 .. . i.f8 23 i.xg7! iLxg7
24 l:txb4, ganando).
23 �xg6! hg 24 :. xg6+ �h8 25 i.g7+
�g8 26 �f6+ �f8 27 iLxe7+ q;xe7
28 We3+ �fS 29 'ir'h6+ q;e7 30 l:e4+
C¡Pd7 31 l:d6+ �c8 (tmnbién pierde 31 .. ,
Q;c7 32 rle7+ �c8 33 .c1+ <iPb8, por la
tranquila 34 'fff4! Wxa2+ 35 �c1 'Ih1+
36 C¡Pd2 'irxb2+ 37 Q;e1) 32 l:xb4 "'f5+
33 Cital .:xd6 34 'it'xd6 'ife6 15 '11.:5+ c¡tbS
36 1:c4. El final de piezas pesadas es com
pletamente desesperado para las negras.
No obstante, el éxito en una variante
analítica aislada no puede ocultar el hecho
de que, en general, las negras están muy
cerca de la igualdad en el sistema 10 �e3.
En la inmensa mayoría de los casos, las
blancas no consiguen poner en marcha un
ataque y el juego desembocará en un final,
en el que las blancas sólo tendrán posibili
dades académicas de victoria.
Paralelamente a la teoría de la varian
te 10 ..te3, hemos aumentado nuestros co
nocimientos de 10 d5. También aquí está
21. 1 B LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
claro que las cosas pintan mal para las ne
gras...
B
10 dS. Después de 10 ... lDd4, las bl�n
cas pueden elegir entre dos continua
ciones.
La jugada 11 "dI conduce a complica
ciones interminables (en lasque las negras
tienen más posibilidades de confundir a su
oponente). 11 �b5+, que se sugiere por sí
sola, permite conseguir una sana ventaja
sin peros:
1) 11 '1!;'d1 eS!. La jugada 11 ... lDf5 es
ilógica (¿por qué desplazar un caballo tan
magnífico?) y floja. Después de 12 �b5+
lDd7 13 O-O g614 :el �g7 15 �g5 f6, 16
d6! liquida la lucha. El alfil no puede to
marse, 16 ... fg 17 de lDxe7 (o bien 17 ...
"c8 18 nc1, con irresistibles amenazas)
18 lDdS, mientras que a 16 ... e5 sigue 17
:1xe5+! U de. Las blancas no pueden mi
nar el soporte del caballo, 12 f4?! �d6 13
fe i.xe5 14 i.e3 conduce a una posición
en la que sólo las negras tienenposibilida
des: 14 .., lLlf5 15 �xb6 'ti'xb6 16 'iVa4+
�d8 17 S¿,h3 �xc3+ 18 be ne8+ 19 c¡tf1
'iWf6 20 'iVf4 ne5 (Worley-Marusenko,
Newport 2001).
Después de 12 de, tenemos en el table
ro la posición más crítica de toda la varian
te con 11 'it'dl. Si las negras quieren
mantener la lucha en vilo, deberán refle
xionar cuidadosamente acerca de esta po
sición.
Ahora las negras pueden elegir entre
cuatro continuaciones. Así, es posible to
mar el peón (con 12 .. . lLlxe6 612 ... fe), o
jugar un gambito (con 12 ... "'f6 ó 12 '"
..tc5).
En realidad, la elección se limita a dos
jugadas, pues las demás no son muy apro
piadas:
a) U ooolDxe6 13 i.b5+ IiJd7 14 �e3
i.b4 15 f4 IiJc7 16 �xd7+ 'iVxd7 17
'it'xd7+ �xd7 18 0-0-0+ �c6 19 :d4
i.xc3 20 .: c4+ c;!tdS (Balashov-Sveshni
kov, Lvov 1973)21.1:[ xc7. La ventaja blan
ca se mide en peones, y es sólo el
comienzo.
b) U o...f6?! 13 ef+ rl;xf7 14 ..i.g1
.i.b4 (o bien 14 ... l:e8+ 15 llJe4 i.b4+ 16
�f1 'iWe5 17 'W'd3, TItz-VIZer, Graz 20(1)
15 O-O �xc3 16 be lLle6 17f4 :.dl18 i.e3
l:lhf8 19 l:l el, con ventaja (Ekstrom-Kriz
sany, Basilea 1999). Por supuesto. las ne
gras pueden mejorar su juego, pero de
todos modos 12 ... 'iff6 resulta sospechosa.
22. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 �t6 5 tUe3 tUe6 6 lUf3 1 9
c) Sin embargo, U .•• i..c5!? podría jus
tificar la línea. Veamos con qué armonía
pueden desarrollar sus piezas las negras.
Las torres ocuparán las columnas centra
les d y e, y la dama se desplazará a h4. Es
posible que su compensación valga más
que el peón sacrificado. 13 ef+. Abstenerse
de la captura inmediata no resuelve el pro
blema: 13 �b5+ liJxb5 (también es intere
sante 13 ... �f8!? 14 i..e3 liJxe6,con mejor
juego, Eising-Kuijf, Amsterdam 1984) 14
ef+ c¡f¡>f8 15 1Wxd8+ 1:[ xd8 16 liJxb5 c¡f¡>xf7
17 O-O liJc4 18 liJc3 : d3 19 liJe4 .i.d4, y es
evidente que las negras no lucharán por la
igualdad (van Wely-Lautier, Montecarlo
1998). 13 o•• �xf1 14 ..i.e3 :t e8 15 Ad3!?
La recomendación de Shirov, 15 .i.e2 'it'h4
16 llJe4, no basta para cambiar el humor
de las negras. El propio Shirov, por cierto,
ha señalado que, como mínimo, las negras
tienen las tablas a su alcance: 16 ... : xe4!?
17 fe 'ii'xe4 18 O-O llJxe2+ 19 'ii'xe2 Wg6+
20 'iPh1 'iWe4+. 15 ... Wh4! 16 llJe4 :1ad8!
¡Honor y gloria al gambito! En la par
tida Grünfeld-Shirov (Budapest 1996), las
blancas trataron de limar la iniciativa
contraría: 17 � xd4 (o bien 17 O-O ..i.d6
18 lüxd6+ : xd6) 17 _o :xd4 18 O-O ..i.d6
19 'ifb3+ lttm 20 llJxd6 1:{ xd6, aunque só-
lo lo lograron parcialmente. Shirov ganó
esta fascinante partida y, desde luego, 12 ...
�c5 posiblemente sea el arma principal
de las negras contra la variante 11 'Mí'dl.
d) U .00 fe. No es muy emocionante, pe
ro sí una continuación más popular. 13
�e3. La neutra 13 ..i.g2 se ha ensayado re
petidamente. Ahora, la salida de dama
(dentro de las líneas de la partida Grun
feld-Shirov) 13 ... -'h4?! no logra su obje
tivo, en vista de 14 f4! : d8 15 O-O .: d7
16 .i.e3 llJf5 17 'it'b3 'ifg4 18 � h1 .i.d6
19 :tg1 llJxe3 20 fe, con evidente ventaja
(Grunfeld-Kuijf, Munich 1992). Pero la
sencilla 13 ... .i.e7!? 14 O-O O-O 15 f4 'ili'd7
16 ¡Vd3 l:lad8 parece plenamente satisfac
toria. Después de 17 !fe4 .i.b4! 18 �h1
!fc6!, la posición está completamente
igualada (Al-Modiahki-Dzhumaev, Mala
sia 1994). 13 '0' .i.c5. Ahora las blancas
pueden elegir entre continuar su desarro
llo,con 14 .i.g2, o agudizar la posición al lí
mite, con 14 b4.
dI) 14 b4!? conduce a un juego forza
do, en el que las posibilidades de las negras
de igualar son mayores que las de las blan
cas de conseguir ventaja. Resumiendo, ni
siquiera 14 ... ..i.xb4!? parece poder refu
tarse: 15 .i.xd4 llJd5 16 'fft,3 l:1c8, o bien
23. 20 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
15 'iWxd4 'ifxd4 16 �xd4 lLJd5 17 :Ic1
.:c8 18 c¡f¡>d2 0-0, Y no está claro cómo fi
nalizará el conflicto.
Después de 14 b4, la elección natural es
entre 14 oo' O-O y 14 ... '6'f6.
dll) 14 000 o-o 15 be ltJxf3+ 16 �e2
'iWh4!? Se juega más a menudo 16 o o . 1i'f6,
pero en tal caso la partida revierte a la lí
nea d12), por inversión de jugadas. 17 ch.
Está claro que, en posiciones de este tipo,
el valor de una jugada se incrementa una y
otra vez y, en consecuencia, también el
costo de un error. Así, en la partida Eilert
sen-Henriksen (Noruega 1990) bastó con
que las blancas omitiesen "algo", 17 .ig2?,
y en un instante su posición se volvió difí
cil: 17 o o . :lad8 18 'irb3 :d2+! 19 .ixd2
ttJd4+, etc. 17 _o :lad8 18 "'a4. Es poco
animosa 18 Wxd8? ti'xd8 19 l:I. d1 'iWh4!
20 ba 'it'c4+ 21 l:[d3 lLJeS, con ventaja de
cisiva (Arytunov-Marusenko, Kiev 1998).
En esta agudísima posición de la parti
da Pisk-Pingitzer (Stockerau 1992), las ne
gras se apresuraron a dar un descubierto
de caballo en d4, arruinando así su ataque.
Sin embargo, valía la pena considerar 18 _
'ii'h5!?, con esta posible variante: 19 .ig2
lOb4+ 20 �n (no es posible 20 S, por 20
'" nxf3!) 20 _ ttJxg2 21 'iWe4 (a 21 �xg2
es fuerte 21 ... 'it'g6+ 22 q¡,n .d3+ 23 �e2
"xe3 24 'irb4 l:I.d2 25 : e1 'W'xb6, y las
piezas blancas están virtualmente "ahoga
das") 21 _ 'ii'h3 22 �e2 (es difícil evaluar
la posición resultante de 22 1i'xg2 .xe3
23 ttJe4 'ilxb6!?) 22 _ lOf4+. No es bueno
22 ... lIf4?! (esperando 23 �xf4? lilxf4+
24 'ií'xf4 "d3+ 25 we1 .xc3+ 26 q¡,e2
'iWd3+, con jaque perpetuo), debido a 23
:I adl! ': xd1 24 �xf4 : xhl 25 ha llJxf4+
26 q;,d2. El peón, que de fonna tan sor
prendente ha llegado .a a7, se encuentra a
un paso de la gloria. 23 �xf4 :.xf424 .e3
'ii'f5!? 25 :l ac1. También en caso de 25 t3
es dificil para las blancas evitar el jaque
perpetuo: 25 o o . l:I xf3!? 26 ..xf3 : d2+
27 q;,xd2 'it'xf3 28 ba 'ti'f4+, etc.
25 ... 1'1d3!? Espectacular y forzado.
Después de esta jugada, las blancas,.para
evitar el jaque perpetuo, tienen que entre
gar dos peones (los de f2 y b6). La teDta�
dora 25 ' o o :f8 no da resultado, en vista de
26 l:thf1 (pero no 26 ba? l'1 xf2+ 27 eRe!
:0 28 We2 "'f4, ó 28 'iWe4 :'xc3!) 26 ..-
:. f3 27 W'd4 :l f4 28 . d6!? :. xf2+
29 : xf2 'ti'xf2+ 30 �d1 'ife3 31 cRc2 ab
32 I:tdl, Y lasposibilidadesde las blancasson
preferibles. 26 1Wxf4 .xf4 r7 cRxd3 -.0+
28 <if;>d2 'iWxf2+ 29 �e2 'ilfxb6 30 lU.fl ll6.
24. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 <iJf6 5 <iJc3 liJe6 6 lOf3 21
La correlación material dista de ser muy
corriente, pero no creemos que las negras,
con un juego razonable, se arriesguen a
perder esta posición.
d12) 14 ... 'iWf6 (más popular que 14 ...
'ifh4) 15 be �xC3+ 16 �e2 0-0.
En la partida S. Polgár-Skembris (Cor
fú 1990), las blancas jugaron 17 .i.g2!?
contra lo cual era muy fuerte, en opinión
del GM Skembris, 17 ... llJc4! Obviamente,
no hay alternativas a 17 ch. Sigue: 17 _
:1ad8. Es preciso añadir que es malo 17 ...
1Wxc3?, por 18 �g2 "c4+ 19 'ii'd3, con
una gran ventaja (Zhuravlev-Gutman,
URSS 1972). 18 1Vc2.Aún no ha llegado el
momento de entregar la dama: 18 ..ig2
:1xd1 19 1:axdl Vxc3 20 .i.xf3 '6'c4+ 21
:d3 :l xt3 !, y las tablas no están lejos
(Kuijf-Boersma, Hilversum 1987). 18 _
ltJd4+ 19 �xd4 'ii'xd4 20 llJe4. No es posi
ble 20 O?? .a. xf3, con un ataque de mate
(Mayro-Ngyen, Correspondencia, 1983).
20 _ 'it'xa1 21 .i.g2 veS 22 ha Después de
22 1:bl? 'ti'xh2 23 �f1 ab, las negras tie
nen más material y su rey está mejor situa
do (L. B. Hansen-Kuijf, Grestel 1990).
Ahora, sin embargo, el principal problema
de las negras es cómo lidiar con el peón de
a7. 22 .•. 'it'b5+ 23 �e3
23 • • • 'ilia6!. ¡Jugada única! No servía el
jaque en b6 porque las blancas se cubren
de dama. Ahora, sin embargo, todo termi
na bien para las negras. Así, en la partida
Rozentalis-Lalic (Moscú 1994), después
de 24 l:tb1 1ixa7+ 25 �e2 :c8 26 1Wb3
'tWa6+, ambos contrincantes acordaron ta
blas. Los analistas franceses Prié y TIrard
proponen como más fuerte 24 : el, pero
también en este caso, después de 24 _
.xa7+ 2S �e2 n a8!?, las posibilidades
de las negras no son inferiores.
Está claro que en la variante 14 b4, las
blancas, aun cuando llegan a tener una y
hasta dos piezas de ventaja, se arriesgan
más que su oponente, de ahí que muchos
prefieran no implicarse en ese intercambio
de golpes tácticos y proseguir tranquila
mente con 14 �g2. Sin embargo, la tran
quilidad absoluta sencillamente no existe.
d2) 14 .i.g2 'it'h4. Las negras jugaron la
apertura superficialmente, en la partida
Romero-Boersma (Amsterdam 1987), 14
... O-O 15 0-0 e5 16 liJe4 ltJd7 17 llJxc5
llJxc5, y después de 18 f4!, los alfiles blan
cos dominaron la posición. 15 O-O �d6
16 b3 llJfS 17 llJe4!? Una jugada "guerre
ra". La partida Malaniuk-Yudasin (Moscú
1991) finalizó pacíficamente: 17 'iWb3 0-0
18 .xe6+ �h8 19 We4! "f6 20 'ifg4 'it'f7!
25. 22 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
21 f4 ttJc4 22 �c1 ttJh6 23 �f3 i¿xf4,
mientras que la idea 17 ttJb5?! l:t d8 18
ltJxd6+ : xd6, en general no es muy fia
ble, ya que tras 19 'i'i'e2 <;t>f7!, las negras es
tán jugando ya a ganar (Winants-Adams,
Wijk aan Zee 1995).
A 17 ttJe4 hay cuatro respuestas posi
biles, que examinaremos en orden ascen
dente, es decir, desde la más floja hasta la
más fuerte.
Es insatisfactorio 17 ... ttJxe3?! 18 fe
rid8, como se jugó en la partida T. Hor
váth-Harndouchi (Hungria 1995). Después
de 19 'i/t'b3 ¡;-e7 20 f4 lDd5 21 f5!, la venta
ja blanca aumentó considerablemente.
Si 17 ... ttJd.5, las blancas se ven obliga
das a cambiar todas las piezas, ¡salvo las
torres! Echemos un vistazo: 18 i¿g5 'ili'h5
19 f4! ¡;-xd1 20 lDxd6+ ttJxd6 21 1:1 axd1
h6 22 :1fe1 cj;f7 23 �xd5 ed 24 1: xd5 hg
25 : xd6 gf26 c¡f¡¡g2. En este final, al segun
do jugador le espera un trabajo arduo y
desagradable.
Las blancas pueden contentarse con
una ventaja mínima, en caso de 17 ... 'ile7.
Necesitarán contar con el alfil de casillas
claras: 18 f4 0-0 19 lDxd6 ttJxd6 (las cosas
no cambian en esencia con 19 ... ttJ xe3
20 fe l:tad8 21 'itb3 n xd6 22 II ad1 l:tfd8
23 1: xd6 l:t xd6 24 :tcl) 20 �xb6! ab 21
1: el. No hay una plena igualdad. Aun
que tal vez sea ligera, las blancas tienen
ventaja.
17 ••. i.e7!? ¡La mejor jugada! El alfil
debe conservarse para el ataque. Las ne
gras no deben pensar en pérdidas materia
les. Lo principal es defender el peón de e6
e incorporar a la lucha la torre de rey. Los
acontecimientos pueden, entonces, evolu
cionar de esta forma: 18 �xb6 ab 19 'lt'b3
�f7 20 "'xb6 l:tbd8 21 l%fc1 (21 :tfel
ltJd4) 21 ... :ld7 22 :le7 :1 ad8 23 rixb7.
También podrían tomar el peón con la da
ma, en cuyo caso el ataque negro no es
más débil: 23 Vxb7 l% dl+ 24 l:t xdl
IIxdl+ 25 �f1 'ti'h6 26 "a6 'ii'g6+ 27
<;t>h2 'iWh6, y no es evidente cómo pueden
consolidar su posición las blancas. 23 .•.
n d1+ 24 1:1 xd1 :t xdl+ 25 c¡f¡¡h2 c¡f¡¡f8!
26 rib8+ c¡f¡¡t7. Lo más apropiado es acordar
tablas tras una repetición de jugadas, con
27 :lb7. Unas cuantás jugadas agudas, 27
'fic7?! 'it>g6 28 "e5 (la amenaza era 28 '"
ii.d6+! 29 ltJxd6 Wf4, con mate) 28 .•• ..Q.f6
¡y son ya las negras quienes están jugando
a ganar!
Por ejemplo: 29 'iWxe6 (o bien 29 'ilc7
�g5! 30 ltJxg5 'iWxf2 31 h4 ll d2) 29 .-
26. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 qjf6 5 ltJe3 tOeS 6 tOf3 23
'ilf4+ 30 ttJg3 ttJxg3 31 'it'e8+ �h6 32 fg
�e5!!.
La teoría ha avanzado mucho en la va
riante 11 'it'dl, pero no sabe lo principal:
¿existe una ventaja clara para las blancas?
En la variante 11 ... e5 12 de fe tienen ma
terial extra, pero no una vida tranquila. En
la variante 11 ... e5 12 de �xc5!?, las blan
cas poco más pueden hacer que pensar en
no perder.
El problema es que la práctica no
puede esperar a que los teóricos se pon
gan de acuerdo. Sucede que para hallar
una ansiada ventaja en determinada va
riante, los jugadores prácticos se pasan,
de cuando en cuando, a otra y resulta
que la variante abandonada está, por así
decir, en cuarentena. Esto no signifi
ca que la variante en sí sea mala, sino
sencillamente que por el momento de
ben buscarse mejores ideas en alguna otra
línea.
Hoy día, la variante 11 �b5+ parece
más fuerte que 11 'iWd1, pero ¿quién sabe
lo que nos traerá el mañana?
2) 11 �b5+!
II _. lDd7. Una elección forzosa. Des
pués de 1l ... lDxb5 12 lDxb5 a6 (la amena
za era 13 �f4 :tc8 14 CiJxa7) 13 liJc3, las
negras tienen muchas posibilidades, pero
ningW1a aceptable:
13 ... 'fIc7 14 i.e3 ttJ d7 15 :t c1 lDe5
16 'ii'a4+ 'ii'd7 17 'ite4 lDg6 18 0-0 5 19 'ii'e6!,
y las negras no pueden salvarse (Bashkov
Magomedov, Cheliabinsk 1990).
13 ... .: cS 14 O-O lDd7 15 1Wxb7 g6 16
l:t e1 l:I. b8 17 1Wxa6 JLg7 18 �g5, con fácil
victoria.
13 ... tUd7 (relativamente lo mejor)
14 1Wxb7 g6 15 O-O �g7 16 l:t el O-O, con
algunas posibilidades de proseguir la lu
cha. Sin embargo, después de 17 �g5!,
la ventaja de las blancas sigue siendo muy
grande (Rozentalis-Adams, Hastings
1997).
12 'fi'a4 tUxbS.También esta captura es
forzada.Veamos por qué.
El peón de f3 no puede tomarse: 12 ...
lDxf3+? 13 c¡f¡¡fl lDe5 14 �f4 a6 15 �xd7+
lDxd7 16 d6 b5 17 'ir'd4 tUf6 18 1:[el 1Wd7
19 tl g1 l:l c8 20 l:t xg7! (Bashkov-Maru
senko, Polica 1992).
El principal impulso a la variante radi
ca en el hecho de que las negras están pri
vadas de defensa, pues si 12 ... e5? 13 de
tUxe6
sigue 14 ... .ig5!, un golpe sorprendente
que remata la lucha: 14 ... tUxg5 15 0-0-0, Y
27. 24 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
las negras se rindieron (Bologan-Borges,
Linares 1999).
13 Wxb6 g6. Como demostró la partida
Alburt-Dorfman (Erevan 1975), es flojo
13 ... e5? 14 de fe, y las blancas consiguen
ventaja del modo más natural, 15 �e3
'fic7 16 :r.c1, etc. 14 0-0. Una jugada muy
sana. Las blancas no necesitan provocar
complicaciones y todavía menos buscarlas..
Así, no hay necesidad de tomar de inme
diato el peón, 14 'iWxb7?!, ya que tras 14 ...
�g7 15 O-O O-O, las negras tienen suficien
te compensación. La inmediata 14 �gS
parece más interesante, aunque las blancas
difícilmente lograrán ahorrar un tiempo
evitando el enroque. 14 _ �g7 15 l:l el!.
Intuyendo la idea correcta: el peón de e7
debe ser atacado por la torre, en lugar del
alfil de g5. En la presente posición, la juga
da 15 �g5 es tramposa. No es posible 15 ...
h6?, por 16 �xe7! q; xe7 17 1!i'b4+ � e8
18 l:lae1+ �e5 19 f4 'tWh4 20 'ite4, ganan
do (von Gleich-Fette, Hamburgo 1987).
Pero después de 15 ... 0-0 16 :l el, el juego
regresa a los canales de la variante princi
pal. 15 ... 0-0 16 �g5. El esquema de la va
riante 11 �b5+.
Parece que todas las tentativas de las
negras por eludir los problemas no han
funcionado. He aquí algunos caminos in
fructuosos:
16 ... lOeS?! 17 :le3 %:le8 18 �4 lüd7
19 'it'xb7. Las blancas tienen un peón de
ventaja sin compensación de su oponente
(Dvoretsky-Izeta,Tarrasa 1996).
16 ... lOf6 17 'ilxb7 (no está claro cómo
responder a 17 l:tad1 !?) 17 ... :lb8 18
'jIxe7 1:xb2 19 1It'xd8 1:xd8 20 %1 ad1, una
vez más con un sano peón de ventaja (aná
lisis de V. Chejov).
16 ... f6 17 �f4 liJe5 18 l:l e3 "cS 19
.i.g3 gS 20 .i.xe5 fe 21 'it'b4 l:lí7 22 l:l d1
aS 23 "g4, Y la única queja es la suerte del
alfil de g7 (Komeev-Moreda,Málaga2001).
16 ... rle8?! 17 d6 f6 18 liJd5! (es evi
dente que las negras no disponen de recur
sos) 18 ... ed (tampoco sirven 18 ... fg 19 de
"c8 20 n ac1 , ni 18 ... e6 19 liJ c7 a6
20 ¡¡b3 fg 21 l:l xe6 !) 19 l:l xe8+ 'ti'xe8
20 lOc7 "e5 21 'fixd7 'ilt'xg5+ 22 �h1, con
la imparable 23 lOe6 (Stripunsky-Gershov,
Nueva York 2(00).
16 ... �f6. Hasta hace poco se conside
raba prometedora esta jugada o, al menos,
aceptable, pero ha quedado irremediable
mente desfasada. 17 .i.xf6 ef. Ahora no
hay que defender la debilidad de e7. Cier
to que, a cambio, las negras ofrecen al con
trario un peón d pasado, esperando,
naturalmente, poder bloquearlo. La alter
nativa es 17 ... ttJxf6, pero después de 18
'ii'xb7 l:l e8 19 l:lad1 'tIt'd6 20 lOe4 lOxe4
21 n xe4, es difícil convencerse de que hay
compensación por el material (Sánchez
Pablo, Barberá 1997). Después de 17 .., ef,
parece que ha llegado, por fin, el .momen
to de tragarse el peón de b7...
(Ver diagrama 35.)
Con el tema 18 'lWxb7!? sólo se conoce
una partida, Cohen-Marusenko (Tel Aviv
2003), pero pronto llegamos a la conclu-
28. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 e4 lt)f6 5 tllc3 tllc6 6 l¿Jf3 25
sión de que sigue siendo demasido pronto
para capturar el peón. He aquí cómo evo
lucionaron los acontecimientos: 18 _ tDe5
19 l:te3 lOc4!? 20 l:te2 lOe5 21 'irb4!? Es
más natural 21 f4, pero después de 21 ...
1:1.b8 22 'ilt'xa7 liJf3+ 23 'itg2, las negras
disponen de una complicada combinación,
23 ... "cS! 24 h3 1:I. xb2!, y aunque las co
sas no son terribles para las blancas, tam
poco son brillantes: 25 l:t xb2 "xc3 26
'ifb7 liJh4+ 27 c¡f¡!h2 lüf3+ 28 <itthl l'iJd2l, o
bien 25 'fi'e3 liJh4+ 26 <itth2 l:t xe2 27
llJxe2 'it'c4. 21 ... lOxf3+ 22 <iPg2 'ild7.
Aquí, las blancas no pueden mantener la
tensión, 23 l:te7?, ya que tras 23 ... l'iJh4+!,
perderían material y la partida. La defensa
correcta es 23 'it'f4!? lOeS (o bien 23 ...
lOg5 24 :le3 lHe8 25 :laeI, y las blancas
consolidan sus fuerzas) 24 :. dI :. fe8
25 l'iJe4. Las amenazas negras se han esfu
mado y no es fácil defender el peón de f6.
(Ver diagrama 36.)
He aquí una variante de muestra sobre
los acontecimientos futuros: 25 ._ tDg4 (o
bien 25 ... 'ii'g4+ 26 Wxg4 l'iJxg4 27 d6 f5 28
d7) 26 h3 fS 27 tDc5 'it'b5 28 l:t xeS+ 1:1.xeS
29 hg 'ifxc5 30 gf 'it'b5 31 d6 .xb2 32 d7
:.dS 33 'Wic7 'ifb6 34 Wxhó ab 35 f6, Y el
rey blanco se dirige a c7.
No podemos recomendar este camino
a las blancas, pues contiene demasiados gi
ros y sobresaltos, que en cualquier mo
mento pueden dar un vuelco a la posición.
Bastante más claro es 18 :l ad1, contando
con el peón d y la debilidad de la casilla f6.
lS l:l adl! lOe5. No es solución al proble
ma 18 ... :te8 19 l:1xe8+ 'ií'xe8 20 Wxb7
l:tb8 21 'ifxa7 l:txb2 22 .a3 l:l b6 23 .a4
.cS 24 'ii'd4, y las blancas tienen dos peo
nes pasados (Chekachev-Bergez, Saint
Quentin 2001). 19 1:I.e3 .cS 20 d6 :t dS.
En caso de 20 ... Wc6 21 'iWxc6 lOxc622 d7
:fd8 23 liJe4 cJ;g7 24 li)d6, se produce un
final miserable (Gallagher-Crisan, Lugano
1999), en el que las negras deberán entre
gar el caballo o la torre por el peón. Pero
¿cómo romper la defensa contraria tras
20 ... :d8? Es prematuro 21 'i'd5 .f5, y
las negras resisten (Dolmatov-Dyachkov,
Elistá 1996).
(Ver diagrama 37.)
21 tDd5!. Un excelente hallazgo del
gran maestro rumano Mihai Marin, que
refuta, de forma efectiva, todo el sistema
defensivo de las negras. En la partida Ma
rin-Fressinet (Sitges 1999) siguió 21 __
tLlxf3+ 22 q"fi! tLlxh2+ 23 q"el �g7 24
ltJxf6!, y es hora de bajar el telón.
29. 26 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
37
Desde luego, el final derivado de la va
riante 9 .. . tZJb6 ha tenido un triste desen
lace para las negras. Nada puede hacerse
al respecto, pues la variante es difícil. Las
blancas sólo tienen que abstenerse de tru
cos insustanciales (como 10 ..te3) y seguir,
en cambio, el camino correcto, 10 d5! tt:Jd4
11 �b5+!
A veces resulta útil jugar un ajedrez
blando, pero correcto. Con las piezas ne
gras entrar en el final y conseguir unas la
boriosas tablas.
n
9 ••. e6
Una jugada sólida, fiable y correcta. 10
'iWxb7 lbxd4 (pero no 10 .,. tbdb4?! 11
..tb5 l:[c8 12 �e3 ..te7, en vista de 13 d5!
ed 14 ttJxd.5 O-O 15 ..txc6 ttJxc6 16 ttJxe7+
tbxe7 17 rtd1 'it'a5+ 18 b4, Y las perspecti
vas de las negras son sombrías,Peng Zhao
qin-Stefanova, Wijk aan Zee 2002) 11
�b5+ ttJxb5.
(Ver diagrama 38.)
U 1ic6+!. Una importante jugada in
termedia, que obliga al rey negro a ocupar
una incómoda posición. Por supuesto, las
blancas pueden jugar de inmediato 12
'ifxb5+, pero sin particular éxito: 12 ...
'ií'd7 13 'irxd7+ �xd7 14 tbxd5 ed 15 ..te3
i:.b4+ 16 �e2 l:hc8 17 :1acl. La partida
Rozentalis-Bologan (Filadelfia 1994) con
tinuó con 17 ... a6 18 �d3 g6 19 �d4 q;,e6
20 h3 Cittf5, con aproximada igualdad,pero
es posible que sea más preciso 17 ...
i:.d6!?, apuntando al peón de h2 y con
idea de situar el alfil en eS.'U .., �e7 lJ
1t'xb5. Es interesante, aunque no muycon
vincente, 13 liJxb5!? y, sin embargo, las ne
gras tienen muchas posibilidades de tomar
el camino equivocado. Así, la partida Va
siukov-A. Zaitsev (Berlín 1968) finalizó, li
teralmente, dos jugadas después: 13 ... a6!?
14 liJd4 ltJb4?? (14 ... "c8,y las blancas no
tienen nada especial) 15 i:.g5+! y en la
partida Gulko-Ignatiev (Moscú 1969), el
juego de las negras fue dudoso, por decir
lo eufemísticamente: 13 .. , c¡f;lf6?! 14 l:lgl
.i.b4+ 15 �f1 h6.
(Ver diagrama 39.)
16 b3! El mejor lugar para el alfil es la
casilla b2. Es esencial que la diagonal a1-
h8 no esté cubierta. A 16 .., %:tc8 17 �b2+
i..c3 sigue el decisivo sacrificio de dama 18
ttJxc3! l:lxc6 19 ltJxd.5+ �f5 20 ltJe3+ �f4
21 l: d1! (las blancas se lanzan a una au
téntica cacería) 21 ... l:td6 22 :cl!, o bien
21 ... g6 22 .: xd8 : xd8 23 �e2 h5 24 i:.f6,
30. 1 e4 eS 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 tOf6 5 ttJc3 tLle6 6 ttJf3 27
39
ganando. Ignatiev jugó 16 o •• Wc8 17 �b2+
q;e7, pero después de 18 ttJd4 g6 19 'ii'b5
�c3 20 ltJc6+ �d6 21 �xc3 ttJxc3 22
'ii'e5+ q;xc6 23 'W'xc3+ q;b6 24 "b4+
�a6 25 :g4!, las negras sólo pueden evi
tar el mate a costa de gran cantidad de ma
terial.
En respuesta a 13 ttJxb5, podemos re
comendar 13 o . . :b8!? Por ejemplo: 14
ltJd4 'fi'd7 15 O-O .:teS 16 .a6 �e8 (es in
teresante 16 . . . q;f6!? 17 b3 ltJc3!?) 17 �e3
ltJb4 18 We2 i..d6 19 l1fdl ltJd5 20 ltJb5
a6, y las negras casi han rechazado a su
oponente (Vorisek-Hollman, República
Checa 1995).
Después de 13 'tWxb5 tenemos en el ta
blero el esquema básico de la variante.
En la famosa partida Fischer-Euwe
(Olimpiada de Leipzig 1960) se jugó 13 o • •
ttJxc3?! 14 be. Parece que las blancas tie
nen un montón de peones débiles, pero
Fischer demostró a su oponente que el
más débil de todos es el de a7: 14 .. . 'li'd7
15 :bl : d8 (o bien 15 . . . 'it'xb5 16 l:t xb5
<;ftd6 17 1: b7 f6 18 'ii¡le2 �c6 19 .c. 17 a5
20 �e3, con ventaja -análisis de Fischer-)
16 .i.e3 'i'xb5 17 l:t xb5 1: d7. Lo mejor
aquí era la inmediata 18 .:taS. Sin embar
go, Fischer ganó también la partida con la
sencilla 18 �e2.
Las negras tampoco lograron igualar
en la partida Balashov-Hort (Buenos Ai
res 1980): 14 o o . 'ii'd5 15 :b1!? l:td8 16
�e3 <;ftf6 17 .:gl!? Más tarde, se hizo una
tentativa por mejorar el juego negro con
14 .. . f6!? pero, como demostró la práctica,
esta defensa no elimina el problema: 15
i..a3+ <;ft17 16 l:td1!? .eS 17 :d7+ �g8
18 �xf8 'ii'xc3+ 19 �e2 :xf8 20 l:t hdl h5
21 ': d8 'i'a3
41
22 .:t1d6! Una jugada extremadamente
molesta para las negras. Hasta entonces se
jugaba 22 n ld7 :th6 23 : xf8+ '6'xf8
(Christiansen-Shamkovich, South Bend
1981), y la dama negra consiguió cubrir a
su rey. Ahora, sin embargo, después de 22
31. 28 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
... 1Wxa2+ 23 �f1 .a1+ 24 q¡,g2, el rey tie
ne que confiar en sus propios recursos: 24
. . . rt; f7 25 .: 8d7+ r1t g8 26 .: xe6 1:[ h6
27 'ii'f51 (Rantanen-Burger, Gausdal 1982).
13 _. ¡Vd'. En esencia, era la última po
sibilidad de las negras de evitar el fmal.
Que fuese o no necesario evitarlo es otra
cuestión, pero una segunda posibilidad así
no volverá a presentárseles. Si las blancas
no cambian damas, entonces deben elegir
entre 14 .aS y 14 "e2.
No se logra ventaja con 14 "aS?!
lLlxc3 (el tratamiento moderno es 14 o o .
f6!? 15 O-O tLlxc3 16 bc r:j}f7 17 "'a6 Ac5
18 .i.f4 nhc8, y en cualquier caso no son
las negras quienes luchan por la igualdad,
Onischuk-Dreev, Yalta 1995) 15 "xc3 (o
bien 15 be f6 16 n b1 �f7 17 "'a6 .i.e7 18
.: b7 'ifd5 19 .i.a3 :he8 20 O-Q .xf3,
Gaprindashvili-Chiburdanidze, Pitsunda
1978) 15 ... f6 16 .i.e3 ';;f7 17 O-O .i.e7 (M.
Tseitlin-Kasparov, Daugavpils 1978). Con
damas, la debilidad del peón de a7 no es
un factor significativo, pues un libre desa
rrollo y las perspectivas de ataque al peón
de f3 son más importantes.
Más interesante es 14 'it'e2!?, 10 que sig
nifica que las blancas prefieren el ataque
directo al rey a las exquisiteces posiciona-
les. La receta para la defensa es bien cono
cida: el rey debe refugiarse en n. Por ejem
plo: 14 o o . f6! 15 tLl xd5+ 'it'xd5 16 O-O �f7
17 .: dI. En principio, en esta posición es
difícil concluir si las negras están amenaza
das por un peligro real. Pero la precisión
nunca debe descuidarse. Así, en la partida
Taeger-Rogozenko (Bad Wiessee 1997), el
gran maestro rumano,porrazones que des
conocemos, no controló la casilla d7 y, tras
17 ... 'it'f5?! 18 l:l d7+ .i.e7 19 .i.e3, perdió
el peón de a7. En lugar de 17 oo • •f5?!, pa
rece más sano 17 ... 'ilfb7 1 8 'it'e4 : b8
19 'ifxb7+ ': xb7 20 :tb1 .i.e7 21 �e3 :c8,
y todos los problemas de las negras han que
dado atrás (Nirosh-Bageri,Teherán 1998).
14 tLlxd5+ 'it'xdS. No hay ninguna ra
zón para que las negras (con el rey en e7)
eviten el cambio de damas, de modo que
no es lógico 14 oo. ed?! 15 1i'e2+ (Fischer
recomienda 15 'W'b4+ 'it>e8 16 1i'd4) 15 " ,
W'e6 16 .i.e3, y el rey negro de nuevo se ve
amenazado de ataque. Después de 14 ...
"xd5 se produce la primera bifurcación
en la variante 9 ... e6. Las blancas deben
elegir entre la inmediata (A) 15 'it'xd5 y la
intennedia (B) 15 .i.g5+.
15 'iWxdS ed
.1
•
•
A
32. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed cd 4 e4 li:If6 5 llJc3 llJc6 6 llJf3 29
En esta posición, las blancas disponen
de .tres planes de juego completamente
distintos: 16 i.e3, 16 i.f4 y 16 0-0.
1) 16 i.e3 <¡f;¡e6 17 0-0-0. Consecuente,
ya que por esta razón habían jugado las
blancas 16 .te3. La tentativa de cambiar
de idea (absteniéndose de enrocar largo)
no reporta ventaja:
17 1: c1 i.b4+ 18 �e2 1:hc8 19 <¡f;¡d3
aS 20 1:xc8 1:xc8. El final de alfiles no es
tá ganado para las blancas, pero de otro
modo las negras quedan con la única co
lumna abierta e (Pigusov-Dreev, Tallinn
1986).
17 1: g1 i.d6! 18 : xg7 .i.e5 19 : g4
i.xb2, de nuevo con posibilidades equiva
lentes (Rogers-Adams, Londres 1988).
17 • . • i.b4. Así es cómo le gusta jugar
al gran especialista en este sistema, GM
Alexei Dreev. Sin embargo, tampoco en
caso de 17 ... :' c8+ 18 �b1 .i.c5, logran las
blancasventaja: 19 :' hgl g6 20 1: g4 :' hd8
21 1: a4 i.b6 (Gdanski-Adorján, Polanica
Zdroj 1992), o bien 19 l:thel �d6 20 :'d3
: hd8 (Kavalek-Rogoff, Berlín 1975), con
una tendencia evidente a tablas. Después
de 17 ... .i.b4, la estadística de resultados
se cifra en torno al 50%. Es raro que uno
de los contendientes logre hacerse con el
punto entero.
No es prometedor 18 .i.d4 f6 19 %: hg1
<¡f;¡fl, y el alfil tiene que retroceder: 20 i.e3
l: hd8 21 l:t g4 a5 22 l:t d3 :d7, y la posi
ción negra no es peor (Garúa-Becerra,
Matanzas 1995).
18 l:t d3 l:thd8 19 a3 l: xc8+ 20 �b1
.tc5 21 l:t el .i.xe3 22 l:texe3+ �f6 23
:. d4 l:t c4, y las blancas no han consegui
do nada (Franco-Domínguez, Mondariz
2002).
18 �bl l:t hc8!? 19 l:d3 i.c5 20 :'e1
i.xe3 21 l:t dxe3+ �f6 22 :t e7 1: c4. Los
peones de t2, t3 y h2 tienen escalofríos
(Stripunsky-Dreev, Internet 2(01).
18 a3 :.hc8+ 19 �b1 .i.cS!. La estrate
gia defensiva es la misma en cualquier ca
so: forzar un cambio de alfiles, pues es bien
sabido que no puede ganarse el final de to
rres. 20 1: he1 i.xe3 21 :' xe3+ �d6 22 f4
l:t ab8 23 1: d4, con tablas (Vaganian
Dreev, Odesa 1989).
2) 16 .tf4. Mucho más interesante que
16 .i.e3. Ahora es bastante más difícil for
zar el cambio de alfiles, y las negras ya no
pueden pennitirse jugar en base a "princi
pios generales".
16 _ Wf6!? La alternativa es 16 ...
q¡,d7!? 17 0-0-0 Citc6, para seguir con
...i.f8-d6. 17 0-0-0 : d8 18 1: hg1 l:t d7
33. 30 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
19 .te3! h6. En la partida Kindermann
Lobron (Berna 1990), las negras no apre
ciaron debidamente el traslado del alfil y
jugaron 19 ... r1g8?!, a lo que siguió 20
.: g4! con el inmediato traslado de la torre
a a4, y evidente ventaja blanca. 20 �d4+
(es posible que también aquí sea de consi
derar la maniobra :1gl-g4-a4) 20 ... �f5
21 �xg7 ..txg7 22 .: xg7 :lc8+ 23 �d2
�f4 24 �d3 �xf3 25 1:1 el ",f4 26 h3 n c4
27 l:. e3 �f5 28 l:. f3+ �e6 29 n g4 l:1 xg4
30 hg :1b7. Aunque el juego es "más agra
dable" para las blancas, la partida no ha sa
lido de la zona de tablas (Onischuk-Dreev,
Moscú 2002).
3) 16 o-o. En principio, la jugada más
lógica. Las torres se combinan para atacar
los peones de a7 y d5 (y no hacen ascos a
la posibilidad de dominar la columna e),
mientras que el rey es incorporado a la de
fensa de sus propios peones débiles en las
columnas f y h. Las negras deberian poder
defender los puntos más vulnerables de su
posición, es decir, además de los peones de
a7 y d.5, todas las casillas de la séptima fila.
De aquí se induce el primer eslabón del
plan, a saber, la maniobra J: a(h)8-d8-d7!
Luego, desarrollando el alfil por f6, las ne
gras estarán listas para amenazar a su opo
nente con el avance del peón d. En d.5
constituye una debilidad, pero si consigue
llegar a d3... Por otra parte, es útil fijar los
peones contrarios del flanco de rey, me
diante ...g7-g5. 16 o•• c¡f¡le6 17 l:te1+ �f5.
Las blancas se encuentran en una encruci
jada: ¿18 .te3 ó 18 IIdI? La primera juga
da es idealista; la segunda popular.
(Ver diagrama 46.)
a) 18 .te3 .te7 19 li ac1!? Sólo esta
jugada, descubierta en la partida Sermek
Golubovic (Bled 1994), plantea algunos
problemas a las negras, que no tienen difi-
cultades para igualar contra otras conti
nuaciones:
19 l:t adl nhd8 20 : d4 g5 21 : ed1
�e6 (A. Ivanov-Seirawan, Durango
1992).
19 : ed1 :hd8 20 r1 ac1 lld7 21 nd4
..tf6 22 :U4+ �g6 23 l:lc6 :le8 (Klinger
Ivanchuk, Baguio 1987). ,
19 o.. :beS!? ¿Cuál es la clave princi
pal de esta posición? La realidad es que las
blancas se disponen a responder a la natu
ra1 19 ... ..tf6 con 20 nc5!, un matiz al que
antes no se le daba importancia. Así, en la
partida Smejkal-Filip (Luhacovice 1968)
siguió: 20 ... n hd8 21 b4 �g6 22 b5 d4
23 �d2 d3 24 a4 n ac8 25 .: ec1 .: xc5
26 :xc5 :d4 27 aS �a4, y ambos rivales
acordaron tablas.
La mejora se encuentra en la superfi
cie. En lugar de 21 b4?! (pues este peón,
prematuramente avanzado, se convertirá
en objetivo de ataque), las blancas deben
jugar 21 b3!, como se vio en la partida Ser
mek-Golubovic. Después de 21 b3, las
blancas pueden torturar a su oponente du
rante mucho tiempo. Es probable que, con
una defensa precisa, no consigan romper
la posición negra, pero el segundo jugador
no querrá entrar voluntariamente en este
tipo de posición.
34. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 ttJf6 5 ttJe3 lOe6 6 tUf3 31
19 ... 1: hc8 priva a la torre de la casilla
c5, mientras que las negras compensan su
déficit de peón por la actividad de sus pie
zas, en apoyo del peón pasado: 20 %:[ xc8
l:t xc8 21 ..txa7 .i.f6 22 l:l d1 �e6 23 �d4
�xd4 24 : xd4 q"e5!? 2S 1:.d2 1: el+ 26
<iPg2 g5.
47
Se ha llegado a un complicado final de
torres, que las negras no deberían perdeI:
27 f4+!? (o bien 27 a4 d4 28 a5 1:. al 29
b4 �d5 30 h5 I1 xa5 31 :l b2 na7 32 f4
g4!) 27 _ gf 28 �f3 l:. h1 29 l:. e2+ (29 b4
1:.b1) 29 _. �d6 30 c;t;>xf4 ': xb2, con pro
bables tablas.
b) 18 :Id1 l:. d8 19 .i.e3 :t d7 20 nad.
La alternativa es 20 nd4!?, y después de
20 ... i.c5 21 1:1f4+ �e5, las blancas nece
sitan decidirse entre cambiar alfiles o de
jarlos sobre el tablero:
22 1:1cl .i.xe3 23 fe .:tb8 24 b3 l:lbb7, y
las negras están un poco peor (Adams
Morovic, León 1995).
22 .i.d2!? %tc8 23 :tc1 :l dc7 24 %t e1+
�d6 25 :Ig4 %te7 26 : xe7 (o bien 26
%txg7 : xe1+ 27 .i.xe1 i.d4 28 : xf7
IIe2, con evidente compensación por el
material) 26 ... �xe7 27 n xg7 i,d4 28
1:1.xh7 %tc2, y las negras no deberían tener
mayores problemas para hacer tablas.
20 ..• �e7 21 1:[ d4. También se ha juga
do 21 .:tc4 i.f6 22 .:te5 nhd8 23 b3 i.e5
24 1:[ a5 i.c3!, Y el peón de d5 se vuelve pe
ligroso (Wahls-Adorján, Alemania 1989).
21 0.0 g5!? Lo más fundado, aunque 21
... i.f6!? 22 :f4+ �g6! 23 b3 h6! 24 .:tc6
�h7 tampoco es malo. En la partida Be
liavsky-Ivanchuk (Truskavetz 1987), las
blancas cayeron en una trampa oculta: 25
i.d4? i.g5! 26 l:H5 f6!, y la torre de f5 es
presa de un ataque de ansiedad. 22 1:[a4
i.f6 23 b4. Puede recomendarse 23 b3!?
(pero no23 l:l xa7?! : xa7 24 .i.xa7 i.xb2
25 .:tc7 �e6), aunque en la partida Rein
dennan-Jenkin (Amberes 1993), las blan
cas no consiguieron gran cosa: 23 ... d4 24
:lc5+ �g6 25 i.d2 :te8. 23 oo. d4 24 :aS+
�g6 2S i.d2 1: e8 26 �n d3. Esta posi
ción se alcanzó en las partidas Arjipov-Fi
lipenko (Belgorod 1989) y Adams-Dreev
(Wijk aan Zee 2(02). Las tablas no están
lejos.
B
15 i. gS+!? Esto parece más fresco
que 15 'iVxd5 ed. Las blancas tratan de de
bilitar la casilla e6, por donde podrán
penetrar las torres blancas, tras el corres
pondiente doblaje en la columna.
35. 32 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
15 ••. f6 16 1It'xd5 ed 17 .te3 � e6
18 0-0-0. Es muy interesante 18 l:tgl!?,
con idea de asediar al peón g. Pero en la
partida A. Sokolov-Vogt (Lenk 2000), las
negras pudieron desenrnarañarse con 18 ...
g6 19 0-0-0 .tb4 20 a3 n ac8+ 21 �b1 .teS
22 :lge1 .txe3 23 l:t xe3+ <t>d6 24 l:t de1
d4!, y con un peón pasado así (con el im
portante hecho adicional de que el rey
blanco está cortado en la columna e), no
puede decirse que las negras corran peli
gro. 18 _ .tb4. Aquí estamos en el primer
cruce de caminos de todo el sistema.
1) 19 1:hg1 no crea problemas a las ne
gras: 19 ... g5! 20 a3 .td6 21 ngel .te5
(Gavrikov-Dreev, Biel 1995).
2) En una serie de partidas de la alta
competición se ensayó la idea 19 :d3!?
nhd8 20 �bl!? (20 a3 l:t ac8+ 21 Wbl
�c5 22 1:[ el c¡f¡>d6 !,con posibilidades equi
libradas, Karpov-Kramnik, Linares 1993)
20 _ l:t d7 21 1%c1 aS 22 l:tc6+ �fS 23 :b6
�e7 24 .:lbS c¡f¡>e6 25 a4 �b4, con una lu
cha muy complicada (Bologan-Velicka,
Berna 1999).
3) 19 �bl es insuficiente para lograr
ventaja. Abara:
19 ... l1hc8 20 l:t d3 l:tc4 21 l:thdl l:th4
22 l:t xd5 l:t xh2 23 l1d7 �f8 24 : xa7
: xa7 25 .txa7 h5 26 a4,y el peón de torre
va a dama. ¡Apostamos por las blancas!
(Pilgaard-Flambort, Budapest 2003).
19 ... 1:hd8!? 20 l:td3 aS!? 21 al .tf8!
22 l1e1 �f5 23 l:tc1 l:td7. Aún no son ta
blas, pero no están lejos (Nielsen-Domín
guez, Esbjerg 2(02).
4) 19 aJ. En la variante 15 .xd5 ed 16
.te3 c¡f¡>e6 17 0-0-0 .tb4, se considera 18 a3
la jugada principal, y la inserción 15 .tg5+
f6 no cambia gran cosa. Cierto que la casi
lla e6 se ha debilitado, pero ¿cómo puede
explotarse esa debilidad? 19 •.• 1%hc8+!?
20 'if¡¡bl �c5 21 l:thel �xe3 22 l:t xe3+
�d6 23 1% del. Parece que las blancas han
conseguido algo al amenazar el jaque en
e6, pero...
�________---, 51
36. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 ttJf6 5 <tle3 ttJc6 6 lUt3 33
23 _. %:[ c4!. Está claro que la, en apa
riencia, tremenda amenaza de invasión
por e6, en realidad, no preocupa a las ne
gras: 24 :. e6+ c¡f¡>c5 25 :el II xc1+ 26
� xc1 c¡f¡¡d4 27 .l::. e7 :t c8+ 28 <iPd2 : b8
29 b4 aS!, con tablas (Gullco-Harikrishna,
Bled 2002). La torre blanca puede situarse
en séptima, pero eso no cambia la evalua
ción posicional: 24 : e7 .::.h4 25 .::. le6+
(25 b4 d4) 25 ... c¡f¡>c5 26 :t xg7 (26 c¡f¡>c2
.c. xh2 27 �d3 l:t xt2) 26 ... .c. xh2 27 l: xf6
.c. xa 28 ': xb7 (28 llf4 h5) 28 .•. :lb8. Las
variantes son sencillas y la evaluación
transparente: tablas (Belikov-Dreev, Mos
cú 1992).
La paradoja de la Variante Cuatro Ca
ballos (1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 lLlf6
5 lLlc3 lLlc6 6 lLlf3) radica en el hecho de
que el ritmo de juego está marcado por las
negras, pero el timón es indudablemente
gobernado por las blancas.
Todo depende de que las negras se de
sarrollen a un ritmo intenso (6 ... i.g4 7 cd
lLlxd.5 8 1!fb3 i.xf3 9 gf lLlb6), o que lo ha-
gan tranquilamente (9 ... e6). Pero en el
primer caso (después de 9 ... lLlb6?!), la
teoría sitúa a las negras en un estrecho pa
sillo de maniobras (10 d5! lLld4 11 i.b5+!),
mientras que en el segundo (9 ... e6 10
"it'xb7 lDxd4 11 �b5+ lDxb5 12 'it'c6+!
�e7 13 '6'xb5 "-d7 14 lDxd5+ 'it'xd5) las
blancas quedan, por así decir, ¡montadas
en un triciclo! Atacar con un vehículo tan
pasado de moda es complicado, pues ¿có
mo superar al oponente? No importa lo
mucho que pedalees, la velocidad casi
siempre es pequeña.
Las blancas no disponen de nada espe
cial que les permita sentirse confiadas. No
hay muchos adeptos a 9 ... llJb6?!, y, des
pués de 9 ... e6, sólo es posible confiar se
riamente en ganar el final contra un rival
de nivel claramente inferior. ¿Conclusión?
Si se necesita ganar a toda costa, no es muy
apropiado entrar en la Variante Cuatro
Caballos con blancas. Con 6 �g5 el juego
es más rico, y la teoría menos minuciosa.
Pero sobre esto nos extenderemos en el
capítulo 4.
38. 35
Capítulo 2
1 e4 c6 2 d4 d5 3 ed cd 4 c4 ttJf6
5 ltJc3 ttJc6 6 ..tg5
Antes de examinar la jugada 6 �g5, hare
mos una pausa para pasar revista a otras
jugadas del alfil dama blanco.
Con 6 �e3 las blancas no logran venta
ja de apertura. Por el contrario, es posible
explotar el desarrollo del alfil por la casilla
e3, como demostraron magistralmente
las negras en la partida Paglilla-Sorokin
(Buenos Aires 1993): 6 ... e6 7 ltJf3 i..e7
8 a3 0-0 9 eS ltJe4 10 "c2 5! 1 1 i..b5 f4!, Y
después de 12 i..c1 ltJg5 13 ltJ xg5 � xg5
14 'ifd3 'ti'f6 15 ltJe2 e5!, Maxim Sorokin
asumió el total control de la iniciativa.
Otra cosa que deben saber las negras
es cómo reaccionar a 6 i..f4 g6 7 ltJb5!?
El análisis demuestra que las complica
ciones derivadas de 7 ... e5! 8 de �b4+ son
favorables a las negras:
9 �e2 (es más prudente 9 �d2 �xd2+
10 Wxd2 ltJxe5 11 cd, aunque aquí la com
pensación puede apreciarse a simple vista:
11 ... 0-0 12 :l d1 �f5 13 ltJc3 .:t e8 14 �e2
llJc4 15 "el 'it'b6) 9 . .. lLlh5 10 �e3 d4! 1 1
�xd4 ( 1 1 ltJxd4 es malo. debido a 11 '"
llJf4+! 12 �xf4 lüxd4+ 13 �e3 1ib6, con
ataque decisivo) 11 ... lüf4+ 12 <iti>e3 llJe6
13 lLlt3 ltJexd4 14 ltJbxd4 �c5. El material
extra no justifica el tormento del rey blanco.
6 �g5. La fuente original de este plan
parece que se encuentra en la partida A.
Rabinovich-Tartakower (Carlsbad 1911),
aunque estamos habituados a fijar su apa
rición "cronológica" en el match Botvin
nik-Flohr (Moscú/Leningrado 1933). En
su comentario a una de las partidas del en
cuentro, el propio Mijail Moiseevich reco
noce que los analistas A. Model y V.
Ragozin realizaron una sustancial aporta
ción al sistema.
(Ver diagrama 53.)
Las blancas atacan la casilla d5. En
consecuencia, a partir de ahora las ne-
39. 36 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
gras deberán decidir cómo afrontar ese
ataque. Pueden entregar el centro, (A) 6
... dc, pero también pueden, quizá, conso
lidarlo, (B) 6 ... �e6. Si, de todos modos,
está usted habituado a jugar agresiva
mente, con independencia del color,
entonces es posible optar por el contraa
taque inmediato, (e) 6 ... i,g4, (D) 6 ...
'ir'b6, o incluso (E) 6 o o ' 'iia5. La posi
ción, tras 6 ... e6, puede verse, por Ínver
sión de jugadas, en la segunda parte del
libro.
A
6 __ de.Aquí se produce ya un doble ca
rnina: 7 �xc4 y 7 d5.
1) 7 �xc4!? Las blancas proponen un
gambito real y, por lo que parece, las ne
gras tienen todo el derecho del mundo a
aceptarlo. Sólo que deben hacerlo de for
ma inteligente.
a) Es flojo 7 ... lLJxd4?! 8 lLJt3 lbxf3+ 9
'ií'xf3 'ilc7 10 �b5+ �d7 1 1 O-O. La venta
ja en desarrollo asume proporciones ame
nazadoras. Por ejemplo: 11 .. . kxb5 12
tUxb5 'ir'b6 13 a4 a6 14 �e3 'iYd8 15 l:t fd1
lbd7 16 �xb7! ab 17 l:t xd7! (Gipslis
Schultze, Biel 1995). Pero demostrar que
la iniciativa vale un peón resulta bastante
más difícil tras un cambio de damas. Por
consiguiente, 7 •.. 'iWxd4!? 8 'it'xd4 �xd4
9 0-0-0 eS!
iQué lujo de caballo en d4! Cubre la
peligrosa columna d y defiende ataques en
b5. Así que debe ser eliminado, pero ¿có
mo?
A 10 f4, sigue 10 ... kg4!? 11 �f3 .
�xf3! (el caballo de d4 es el remedio a
las tentaciones materiales: 11 . .. lDxf3?!
12 gf �xf3 13 fe! �xh1 14 ef, o bien 13 o o ,
�xd1 14 : xd1 -análisis de B. Kantsler-)
12 gf l:1 c8! (como observará, en esta va
riante las negras a menudo logran reali
zar jugadas de contraataque con ganancia
de tiempo) 13 fe 1:[ xc4 14 ef g6 (también
es posible 14 o o ' lLJe6 15 :. he1 :t c8 16
�b1 h6 17 �e3 gf, aunque después de 18
lDd5 la posición blanca sigue siendo me
jor, P. H. Nielsen-Domínguez, Esbjerg
2003) 15 :. he1+ lLJe6 16 Cit¡b1 (si las blan
cas deciden que quieren jugar su propia
Siempreviva, les espera una decepción:
tras 16 l:t xe6+?! fe 17 f7+ � xt7 18 l:d7+
c¡tg8 19 �f6 bS 20 <it>d1 1:f4, sólo las ne
gras pueden aspirar a la victoria, Vrene
gor-van Wely, Holanda 1993) 16 o o , 1:[ c6
17 ltJd5 �d6 18 �h6 �d7 19 1:[ e2 l:l d8
20 ke3 �c5 21 �xc5 1:[ xc5 22 l:1 xe6 fe
23 lLJf4+ n d5!, la iniciativa blanca queda
40. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 t¿)f6 5 lOe3 t¿)c6 6 �g5 37
neutralizada (S. B. Hansen-P. H. Nielsen,
Copenhague 1996).
Queda 10 lUO lUxO 11 gf,pero enton
ces las negras logran guarecer a su rey. 11
._ i.e7. La alternativa es 1 1 ... �e6 12
i,b5+ llJd7, y en caso de 13 f4 f6 14 i.h4,
todos los problemas se resuelven con 14 .. .
o-a-O! 15 fe lUxeS 16 l:t xd8+ �xd8 17
:l e1 .td6 (Lanka-Preissmann, Ginebra
1993). Pero hay otro plan prometedor pa
ra las blancas, doblando torres en la co
lumna d: 13 l:l d2!? f6 14 l:t hd1 l:t d8 15
.te3 a6 16 .i.a4 b5 17 �c2 .i.b4 18 a3
(Broberg-Heppner, Grunheide 1996) 18 ...
i..xc3 19 be �e7 20 :d6, etc. U l:lhel O-O
13 l:l xe5 �d8 14 llJe4 lUd7 15 :f5 �c7!?
Las negras no jugaron bien en la partida
Sveshníkov-Oll (Moscú 1992): 15 ... lUf6?!
16 11f4 i..e6?! Tras el cambio de todas las
piezas menores, la torre penetra por d7
con efectos decisivos. 16 tLJd6.
55
A esta posición se llegó en la partida
Poluliajov-Maiorov (Krasnodar 1995). Las
negras jugaron 16 ... �xd6?! 17 l:l xd6 g6
18 lH4 ttJe5 19 i..b3 i..f5, pero no consi
guieron la plena igualdad. Los dos fuertes
alfiles blancos compensan de sobra la defi
ciente estructura de peones y la incómoda
situación del rey en el.
Sin embargo, el gran maestro Polulia
jov sugirió una mejor solución: 16 _ lOb6!
17 1:1 eS ..txd6 18 : xd6 lUxc4 19 : xc4
�e6, y ahora el final está absolutamente
igualado.
Las negras, por supuesto, pueden per
fectamente declinar el gambito en la sépti
ma jugada pero de todos modos, y como
vemos, se arriesgan más que su oponente
y, con un juego mutuo óptimo, sólo estarán
luchando por igualar. Así pues, ¿no es éste
un camino más fácil?
b) 7 o•• e6 8 lLJO �e7 9 O-O 0-0. Una for
ma sólida y "compacta" de conseguir el
objetivo (la igualdad). Esta variante guar
da una estrecha afinidad con el Gambito
de Dama Aceptado: 1 d4 d5 2 c4 dc 3 lLJf3
lUf6 4 e3 e6 5 i..xc4 c5 6 0-0 cd 7 ed i.e7
8 ttJc3 o-o 9 �g5 lLJc6 (hay que entender
que en esta variante la idea 9 i.g5 no se
considera la línea principal). En la prácti
ca, lo normal es que con mayor frecuencia
que al revés las blancas no realicen sus am
biciones.
(Ver diagrama 57.)
10 'iVd2 a6 (también es posible 10 ... b6,
pues la ruptura en el centro sólo conduce
a la igualdad y unas rápidas tablas: 11 d5!?
41. 38 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
lDa5 12 .id3 ed 13 fUe1 lLlc6 14 l:t ad1
.ig4 15 �xf6 .ixf6 16 lLlxd5 �xf3,
Anand-Dreev, Hyderabad 2002; sobre este
tema, estos oponentes jugaron otra parti
da, véase 10 %te1) 11 l:t ad1 lDb4 12 �b3
b6 13 'ife2 i.b7 14 1:tfe1 liJbd.5 15 liJeS
tDxe3 16 be lDd5 17 �d2 b5 18 'ii'd3 .ig5.
La partida está igualada (Pelletier-Dreev,
Bie1 2002).
10 %:t e! a6 11 i..d3 �d7 12 %t e1 :lc8
13 a3 liJd5 14 h4!? (aunque esto parece
muy fuerte, las negras reaccionan con
sangre fría) 14 . .. lLlxe3! 15 bc h6 16 Jixe7
lDxe7 17 e4 b5! 18 e5 lDdS 19 lDe5 i..c6
20 a4 'i!i'xh4 21 tDxc6 1:1 xc6 22 ab ab 23
iLxb5 : c7 (Ivanehuk-Dreev, Moscú
2002). Una interesante partida, y de nue
vo tablas.
10 ::. el a6 11 a4 iLd7 12 'ilfe2 (12 'fi'd2
l:tc8 13 :l adl lDb4 14 dS ed 15 iLxdS i.e6
16 iLb3 .i.xf3 17 gf �xd2 18 l:t xd2 lDc6
19 �g2 l:tfd8 20 l:l xd8+ l:txd8 21 l:tdl
l:t xdl 22 iLxdl lDd5!, con tablas, Anand
Dreev, Hyderabad 2(02) 12 ... ttJd5 13
JLxe7 lDcxe7 14 i.xd5 ltJxdS 15 lDxdS ed
16 tLJe5 f6 17 tOd3 l:t e8 18 'ii'd2, y otra vez
tablas. (Gelfand-Dreev, Wijk aan Zee
2002.)
10 a3!? Quizá la línea más flexible.
Hasta el inexpugnable Dreev sucumbe
de cuando en cuando, como en estas va
riantes:
10 ... a6 11 '5'd3 b5 12 �a2 b4?! 13 lDa4
e5?! 14 iLxf6 iLxf6 15 1We4! (Tkachiev
Dreev, Cap-d'Agde 2000). Aunque las
blancas perdieron la partida, el resultado
no tiene nada que ver con la evaluación de,
esta posición.
10 •.. b6 11 'W'd3 iLb7 12 .: ad1 lD d5
13 i.cl !? lDxc3 14 be liJa5 15 i.a2 �xf3?!
16 'it'xf3 'it'c7 17 :. d3 liJc4 18 'WhS g6
19 'iWh6. De nuevo Dreevquedó peor y... ¡de
nuevo volvió a ganar! (Bologan-Dreev,
Cap-d'Agde 2(02).
10 ••. h6 11 �h4 liJh5! 12 �xe7 ttJxe7!
Uuego clásico) 13 :t e l lDf6 14 W'd3 b6
15 l:t ad1 iLb7, y las negras pueden mirar
con optimismo al futuro (Kron-Tregubov,
Tomsk 2003).
2) 7 d5!? Esta idea de M. Botvinnik y
sus analistas fue especialmente preparada
para su match con Salo FIom.
(Ver diagrama 59.)
Las blancas ganan tiempo y, lo que es
más importante, también ganan la casilla
d4 para su dama. El caballo de c6 debe
moverse, pero ¿a dónde: al centro o a un
lado?
42. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 tOf6 5 lOe3 lOe6 6 .i.g5 3E
a) 7 o•• lüe5?!. En ajedrez, curiosamen
te, a menudo hay situaciones en las que las
jugadas naturales y lógicas no son las más
fuertes. 8 1Wd4 lüd3+?!. La segundajugada
natural consecutiva, y la posición negra ya
es difícil de salvar (si es que es posible).
Tampoco es satisfactorio 8 ... ttJfd7?! 9
.i.f4 lüg6 10 .i.g3 (Beim-Zak, Graz 1996).
Las negras han efectuado ya cinco jugadas
de caballo, y la posición de éste parece .ri
dícula. En cambio, 8 ... h6!? permite conti
nuar la lucha. Volveremos' sobre esta
jugada. 9 �xd3 cd 10 lOf3!. En la primera
partida del match Botvinnik-F1ohr se jugó
10 .i.xf6?!, y después de 10 ... ef 11 'iVxd3
.i.d6 12 lLlge2 O-O 13 O-O n e8, las negras
evitaron el peligro. Pero en la 9.a partida
del match, con 10 ttJf3!, las blancas no se
distraen con fruslerías, sino que completan
tranquilamente la movilización de sus
efectivos. Es importante que conserven la
posibilidad de enrocar en ambos flancos,
pues de esa forma pueden modificar sus
planes, según la situación del tablero.
(Ver diagrama 60.)
Cualquiera que sea el peón que mue
van las negras (el h, el g o el e), parece que
no podrán evitar los problemas:
10 ... h6 11 �f4 g5 12 .i.e5 �g7 13
'iWxd3, con ventaja (análisis de Botvinnik).
10 . . . g6 11 .i.xf6 ef 12 O-O 'fí'b6 13
l: fe1+ �d8 14 'ií'h4! (la última jugada di
fícil de la partida) 14 o o . g5 15 'it'h5 .i.d6
16 'ti'xf7 .: f8 17 'irxh7 g4 18 ttJd2, con po
sición abrumadora (Botvinnik-Flohr, Le
ningrado 1933 -la misma 9.a partida-).
10 .. . e6? 1 1 O-O-O! .i.e7 12 .c he1 O-O
13 :. Xd3 ed, y 14 l:t xe7! Wxe7 15 lDxd5!
es decisivo (Furman-Naglis, Moscú 1970).
Volvamos a la posición después de la
octava jugada blanca, e intentemos 8 .•.
h6!?
La posición pende de un hilo,pero has
ta ahora nadie ha podido demostrar que
las blancas ganan.
43. 40 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
9 �f4. También en caso de 9 ¡Vxe5 hg
10 .i.xc4, las negras se balancean al borde
del precipicio. Así. en la partida 1. Polgár
Seirawan (Montecarlo 1993), el segundo
jugador no pudo resistir la presión, y tras
10 ... a6 11 0-0-0 it'd6 12 liJf3 g4 13 l:t he1!?
W'xe5 14 lDxe5 1:1 xh2 15 d6! e6 16 liJe4
liJxe4 17 l:l xe4. perdieron por un error, 17
... f6? (17 ... .i.d7!) 18 d7+.
Parece que, después de 9 .xe5 hg 10
.i.xc4, la defensa más precisa es 10 ...
.i.d7!? El sacrificio de peón es temporal:
11 ti'xg5?! 'iVc7! 12 .i.b3 n xh2 13 1: xh2
1i'xh2 14 0-0-0 g6! (Kindermann-Ba
logh, Haden 1999), mientras que 13
liJf3!? permite una sorprendente clava
da de las piezas blancas: 11 ... g4 12 liJg5
l:t h5! Es interesante la continuación de
la partida Hernández-González (Reyes
2000): 13 O-O 1: c8 14 liJb5 'it'b6 15 1: ac1
a6 16 d6! l:t xg5! 17 W'xg5 ab 18 .i.xb5!
: xcI 19 .i.xd7+ ..txd7 20 n xcI e6 21
n c7+. Aquí, las negras omitieron la po
sibilidad de igualar la partida, con 21 ...
� d8 ! 22 l:t xf7 'fi' xd6, etc. 9 o o o liJ g6
10 .i.xc4. Es tentador, pero flojo 10 .i.g3
e6 11 d6
...debido a 11 ... lDe7! En la partida
Anand-Seirawan (Amsterdam 1992), las
blancas no pudieron recuperarse inmedia
tamente del golpe: 12 l:l d1 lLled5 13 "e5
l¿jd7 14 .e2?! (más tarde,Anand admitió
que era el momento de repetir jugadas,
con 14 'ii'd4 lLl7f6 15 "'e5) 14 ... lOxc3 15
bc g6 16 .i.e5 llJxe5 17 'ii'xe5 l:tg8 18
.i.xc4 .i.g7 19 .i.b5+ .i.d7 20 .i.xd7+
'W'xd7 21 "'e3 "'c6, y el alfil de Seirawan
es bastante más fuerte que el caballo blan
co, aunque más tarde la clase de Anand
acabó por imponerse.
10 _o lDxf4 11 Wxf4 86. Las posiciones
salvajes requieren métodos de juego en
consonancia. Por ejemplo: 11 ... g5!? 12
1i'd2 .i.g7 13 lDge2 a6 14 O-O 1Wc7, y las ne
gras sólo están un poco peor (Lalic-Alma
gro, Madrid 2(03). U liJO g6 13 O-O. Las
negras también resisten en caso de 13 lDe5
1Wd6 14 O-O, si bien gracias al mismo recur
so: 14 . . . g5 ! ? 15 We3 .i. g7 16 f4 O-O
17 l: ae1 g4 18 .i.b3 .i.f5 19 l:I d1 :ac8
(TImofeev-Galliamova, Kazán 2(01). 13 000
.tg7 14 d60
Así se jugó en la partida Vaganian-Ehl
vest (Riga 1995). El gran maestro Jaan
Ehlvest temió tomar el peón y, posible
mente, estaba en lo cierto. La variante 14
... 'ii'xd6!? 15 "xd6 ed 16 :. fe1+ IiPf8
17 1:. ad1 lDe8 no nos convence de que las
44. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 c4 ll:l16 5 lüc3 lüc6 6 .195 4 1
blancas tengan medios para exprimir esta
posición.
Sin embargo, si hablamos en general,
entonces sin duda hay que decir que la ju
gada 7 ... liJeS?! conduce a una posición di
fícil para las negras.
b) 7 ••• liJaS!? Aunque sea difícil de
creer, ¡estajugada es la más fuerte!
8 b4. Lo más fundado. Las blancas
quieren atrapar el caballo extraviado en la
banda, y quizá no tengan otra forma de
jugar:
8 liJf3 devuelve el tiempo perdido: 8
.., a6! 9 b4 (obligado, pues si las negras
consiguen realizar el avance ...b7-b5 ,
quedarán, simplemente, con peón de
ventaja) 9 ... cb 10 ab e6 11 .ie2 .ib4
12 1:. c1 Wxd5, y las negras han ganado
la batalla de la apertura (Ravinsky-To
lush,. Moscú 1944).
Descartar la idea de ganar el caba
llo, con 8 ..i. xc4? ! llJ xc4 9 Wa4+ .id7 10
.xc4, no es efectivo. Si creemos un vie
jo análisis de Konstantinopolsky, las ne
gras no tienen mal juego después de 10
... b5 ! ? 11 .e2 (o bien 1 1 lü xbS .: c8)
11 ... "'b6 12 .ixf6 ef. Por otro lado, en
la partida Rother-Schultze (Alemania
1988), las negras se decidieron por 10 '"
g6 11 ..i.xf6 ef y tampoco se equívoca
ron: 12 liJ f3 .ig7 13 O-O O-O 14 1:. fe1
'ii'b6, etc.
8 ... cb 9 ab ..i.d7!. La clave de todo el
plan. Al liberar la casilla c8 para la torre,
las negras se disponen a replicar, debida
mente pertrechadas, al avance b3-b4. El
problema de las blancas es que aquí surge
una crisis de ideas:
10 ..i. xf6 gf 1 1 b4 1: c8! 12 liJe4 liJ c4
13 'tib3 "'c7 14 liJf3 ..i.g7 15 liJc5 l¿) d6
16 ': xa7 f5 17 .id3 O-O 18 o-O 1: a8 (Sves
hnikov-Vuruna, Belgrado 1988).
10 ..i.d3 e6 11 de ..i.xe6 12 ..i.b5+ l¿)c6
13 'ii'xd8+ :'xd8 14 I:. xa7 .tb4 15 .ixf6
gf 16 l¿)e2 O-O 17 :. xb7 liJaS (Hector-P. H.
Nielsen, Copenhague 1996). En ambos ca
sos, las blancas no pueden aspirar a lograr
ventaja, pero de todos modos tienen que
avanzar el peón:
10 b4 .: eS! 11 l¿)bS liJc4 U liJxa7 (si 12
..i.xf6, las negras pueden plantear un blo
queo efectivo con 12 ... ..i.xb5 13 .tc3
liJd6!) U _ e6! 13 'ifb3. No era posible to
mar la torre, en vista del jaque en b4, pero
las negras tienen dos piezas atacadas si
multáneamente.
13 .•• "'c71. Todo pende de un hilo...
¡pero ese hilo es sólido! La dama defien-
45. 42 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
de al caballo de c4, mientras que la torre
es intocable, a causa del jaque en e5. Por
otra parte, también la jugada 13 ... 'it'b6!?
(de la partida Sveshnikov-Rupert, Buda
pest 1988) puede resultar suficiente para
mantener el suspense: 14 tDxc8 it.xb4+
15 <ite2 "'c5! 14 �xf6 (14 liJf3 liJeS!? 15
�xf6 ltJxf3+ 16 <t>d1 gf 17 gf "e5!) 14 oo.
gf 15 ttJf3 tDeS!. Desde la jugada 12 esta
ba amenazada la torre,pero... jlas uvas es
tán verdes!, 16 lL!xc8 lL!xf3+ 17 gf We5+
18 <itd2 'ifxal 19 <t>c2 'ili'd4, ganando. 16
:1 dI.
En la partida Pujyala-Kallio (Lakhti
1997) siguió 16 ... lL! xf3+ 17 gf 'iWf4!?
Pero valía la pena considerar la más
simple 16 o•• : a8!? 17 de (17 ttJbS
lL! xf3+ 18 gf W'eS+ 19 <t>d2 l:t c8, y ¿có
mo defenderse del jaque en h6?) 17 .••
fe 18 i.bS liJxf3+ 19 Wi'xO 'ikeS+ 20
'1We2 ..ixb5 21 ttJ xb5 � xb4+ 22 <t>n
l:t al, ganando.
B
6 o•• it.e6!? Una jugada conocida desde
la partida Levenfish-Belavenets (Lenin
grado 1934). Han pasado más de 70 años y
aún no se ha encontrado refutación a la
misma.
Para tratar de demostrar que el desa
rrollo del alfil por e6 es artificial, se sugie
re por sí solo el avance 7 cS. Pero en la
partida Gelfand-Dreev (Munich 1994), las
negras se desenredaron en sólo cincojuga
das: 7 ... lü e4! 8 ..ih4 llJ xc3 9 bc .a5
10 'iVd2 �f5 11 a4 e5!,y es hora de que las
blancas piensen en cómo igualar.
7 ttJge2 dc 8 lL!f4 parece ideal, y se di
ría que las negras tienen problemas para
contrarrestar d4-dS. Sin embargo, y aun
que peligroso, las negras pueden disponer
del peón de d4: 8 ... llJxd4 (o bien 8 ... W'xd4
9 ttJxe6 "tVeS+!, recomendación de E.
Mortensen) 9 llJxe6 ttJ xe6 10 i.xc4
'iWxd1+ 11 .: xd1 a6 12 �xe6 fe 13 O-O h6
14 i.e3 g6 15 lüa4 i.g7, con aproximada
igualdad (Kunin-Chemiaev, Port Erin
2000). Procede mencionar que, tras 7
liJge2 dc, es ingenuo contar con 8 .i.xf6?!
ef 9 d5?, en vista de 9 ... lüb4! 10 lDf4 .i.f5
(Boudre-Miles, Ostende 1986).
Las blancas no plantean ningún pro
blema con 7 .d2 g6 8 �xf6?! ef 9 cS. Des
pués de 9 ... h5!, está claro que la posición
de la dama blanca es mala: 10 i.b5 .i.h6!
11 f4 O-O 12 �xc6 be 13 lbge2 l:t b8 14 0-0
: e8 15 .: ae1 it.c8 16 liJg3 i.a6, con
juego cómodo (Sveshnikov-Oll, Podolsk
1993).
46. 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ed ed 4 e4 �f6 5 �c3 ttJe6 6 �g5 43
Las principales continuaciones aquí
son 7 llJf3, 7 ..te2, 7 h3 Y 7 ..txf6.
1) 7 lLlCJ lUe4!
Puede demostrarse que 8 1Oxe4 de 9 d5
no plantea ningún problema a las negras: 9
... ef 10 de 'ifa5+ 11 i.d2 'lVe5+ 12 i.e3
'it'xe6 13 '6'xf3 0-0-0 14 i.e2 g6 15 O-O
..tg7 16 1: ab1 i.d4 (Estrin-Flohr, Vilnius
1960).
Otro plan directo, 8 cd i.xd5 9 llJxe4
i.xe4 10 i.c4, también es inocuo: 10 ...
'iVa5+ 11 i.d2 Wf5 12 llJg5 i.d5 13 'ti'b3
lOxd4 14 'ira4+ b5! 15 i.xb5+ ltJxb5 16
'ifxb5+ 'fid7 (A. Minasian-Shurigin, De
cin 1996).
Igor Zaitsev sugirió 8 i.d3!? lOxc3 9 be
de 10 .i.e4 i.d5 11 'ti'bl!? Completar el
desarrollo no es fácil, pero de todos modos
no debe subestimarse el ataque blanco.
Así, en la partida Al. Sokolov-Throv (Nijni
Novgorod 1999), las negras resistieron con
11 ••• b6 U O-O f6!? 13 i.f4 g6 14 n el e6
15 Wbs �f7 16 :abl i.xe4 l7 1:xe4 'ti'd5.
2) Por consiguiente, es más agudo 7
i.e2!? Las blancas mantienen el suspense
acerca del desarrollo de sus piezas meno
res: ¿cuál de ellas irá a O? Lo más proba
ble es que el caballo, pero en algunas
variantes, será el alfil, desde donde atacará
la casilla d5. Sin embargo, después de 7 ...
¡VaS!?, ninguna de las pretendidas nove
dades da ventaja a las blancas.
La idea 8 i.xf6 ef 9 cd i.xd5 10 i.f3 es
demasiado simple para ser la correcta. Las
negras igualan así: 10 ... l:d8!? 11 ..txd5
:t xd5 12 1Ot3 i.b4 13 1We2+ ctttd8! (Gul
ko-Rogers, Oropesa 1996).
La práctica se ha concentrado en torno
a dos ideas: 8 lLlf3 y 8 c5.
a) 8 lOO de 9 o-o ll d8 10 :t e1!? A la
hora actual, el sacrificio experimental de
un peón, 10 "'c1?!, no está justificado:
10 ... h6 11 i.d2 lUxd4!? 12 lOxd4
l:[ xd4 13 b4 1I'd8 14 i.e3 .ttd7 15 i.d1 a6!
16 b5 ab 17 :tb1 g5! (Rogers-Dreev, Biel
1993), o bien
10 ... ltJxd4!? 11 lOxd4 ll xd4 12 b4
"it'd8 13 ..te3 .:t d7 14 i.xa7 g6 15 lLlb5
i.g7 16 i.xc4 i.f5 17 lUd4 O-O 18 lOxf5 gf
19 i.e3 lOe4! 20 llb1 : c7 (Ramesh
Adianto, Madrás 1996).
10 ... bS 11 "el!? b4 12 .i.xf6 be
(Ver diagrama 70.)
13 d5!? i.xd5 14 i.xc3 'iWc5 15 -'f4 e6
16 l:tadl. Por el peón sacrificado, las blan
cas han logrado desplegar cierto grado de
iniciativa (Stocek-Zurek, República Che-
47. 44 LA DEFENSA CARO-KANN. Volumen 2
•
•
.,
-
ca 2(03). Sin embargo, difícilmente puede
haber dudas de que la teona de esta sub
variante será reescrita en breve.
b) 8 eS lOe4 9 �d2!? Creación de Ale
xander Morozevich. La más estándar, 9
1Of3 .i.g4 (aceptar el sacrificio de peón no
conduce a nada bueno: 9 ... lOxc3?! 10 bc
'W'xc3+ 11 .i.d2 'ii'a3 12 l:l b1, con peligro
sa iniciativa de las blancas) 10 �d2 lOxd2
1 1 lOxd2 �xe2 12 lOxe2 g6 13 o-o .i.g7
14 lOO O� 15 a3 'ikc7 lleva a la igualdad
(Fedorowicz-Brenninkmeijer, Amsterdam
1990). 9 _ 1Wc7 10 �f3 0-0-0 11 lLlge2 gS
U .i.xe4 de 13 "'a4 �g7 14 lLlb5. ¿Cómo
puede renunciarse a una jugada así? So
bre todo, teniendo en cuenta que la otra
jugada natural, 14 �xg5, es más floja: 14
... lLlxd4 15 lLlxd4 i..xd4 16 'it'xa7 �xc5
17 "a8+ Wb8 18 "'aS b6 19 'W'a4 : hg8,
etc. Con todo, el análisis demuestra que
vale la pena esperar con el avance d5, y
defender primero d4: 14 i..e3! Ahora, si
1 4 ... h6, entonces 15 0-0-0, Y 14 ... f5 per
mite un regreso favorable a la idea princi
pal, 1 5 �xg5 ltJxd4 16 lLlxd4 �xd4 17
lLlh5 'W'c5, con fuerte iniciativa. 14 ... 'irb8
15 �xg5 a6 16 ltJbc3 ltJxd4. Aún más pe
ligrosa parece la captura de alfil, aunque
no se ve una refutación directa. Después
de 16 ... ltJxd4 surge una posición clave
para la evaluación de todo el plan que
parte de 9 �d2!?
En la partida Morozevich-Anand
(Moscú 2002), las blancas iniciaron nego
ciaciones de paz: 17 .i.f4 �d7 18 .aS lLlc6
19 "'a4. Una sorprendente decisión, si te
nemos en cuenta las cualidades com
bativas de Morozevich. Pero el análisis
justifica su corrección, pues si la lucha pro
sigue, las blancas se arrriesgan a perderlo
todo, mientras que sus posibilidades de
victoria son casi desdeñables. He aquí una
posible continuación del juego: 17 �xe7
�d7 18 "di .tg4 19 �xd8 (también en
caso de 19 �d6 1: xd6 20 cd 1Wxd6 la com
pensación por el material probablemente
baste para hacer tablas) 19 ... 1: xd8 20
'it'cl ltJxe2 21 lLlxe2 �xe2 22 1WgS (una
jugada intennedia necesaria; es peor 22
�xe2 1i'e5) 22 _ �b5 23 'tt'xg7 .f4 (las
blancas tienen calidad de ventaja, pero la
diferencia en actividad de las piezas se ha
rá sentir) 24 :tdl ll xd1+ 25 �xdl Wxa
26 1Ig4+ f5 (tampoco hay nada claro tras
26 ... �d8) 27 'iWg8+ �d7 28 1t'xb7+ c¡f;>c6
29 'Wh8 'itxó 30 Wlc3+ q;,b6 31 'iWd2 e3!.
Tanto los cambios como la caprichosa dan
za de la dama blanca no han podido erra
dicar la iniciativa del rival.