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Plagio academico 5
1. PLAGIO ACADÉMICO
En el ámbito escolar la palabra Investigar, se mal interpreta al realizar una copia y pegar un
concepto ilícito por lo tanto el individuo no se enfatiza en su Investigación de su propia
autoría, por ende se convierte en plagio académico al simple hecho de realizar una copia o
parafrasear sin citar las referencias bibliográficas, con el objetivo erróneo de que las tareas
ya están, sin obtener un propio fin, es por esta razón que hoy en día los estudiantes
escolarizados, son seres pasivos, sin practica de raciocinio.
He aquí la pregunta de todos los días que se plantean los docentes; ¿Por qué no razonan? ,
¿Por qué siempre a la copia?, ¿Por qué al facilismo? o talvez la interrogativa típica el ¿Por
qué? de muchas situaciones que se presentan en todos los ámbitos educativos e incluso
profesional, y de tanto se convierten en seres incentivados a la duplicidad de obras que ya se
encuentran estructuras, y esta temática ya viene acarreando siglo tras siglo, y cabe recalcar
que la culpa es de todos, por no cortar de raíz esta problemática, por tanto, somos aparatos
tecnológicos, sin facultad mental.
Sin embargo, es importante recalcar que todo aprendizaje, no se basa específicamente en los
argumentos de otros autores, sino construir un conocimiento significativo, pero se debe
tener clara la idea que no se puede llegar a ser un pensador original, pero si al menos
autónomo, aprendiendo a valorar críticamente el trabajo académico, evitando todo tipo
perjudicial de plagio[1],(“plagio_master_actualizado.pdf,” n.d.).
No obstante, las causas sobre la temática, son irreversibles en la práctica docentes y
estudiantes, haciendo énfasis en la deshonestidad moral y ética en el aprendizaje
institucional, que se desprende en relación a estos, atribuyen gran parte de culpa en no
plantear estrategias metodológicas de enseñanza, para desatar con rebeldía esta problemática
educativa, sin desapercibir que somos una sociedad esclavista a las facilidades que ofrece la
Internet.
La ausencia de normas, el menosprecio por el esfuerzo, se ha convertido en una modernidad
liquida de una sociedad conformista e ignorante, que renuncia a toda planificación a
largo plazo, como condición imprescindible para llegar al éxito, basados a un prototipo
de repetir lo que ya está explícitamente fragmentado. Sin embargo, gracias a las nuevas
2. leyes propuestas por la dirección de estudios y ministerio de educación ya existen
sanciones a nivel institucional[2]. (Sureda, Comas, & Morey, 2009). Cada época marca
un nuevo relevante, una escala dividida en variables imitados, repetitivos, redactando la
copia parcial o total de documentos en investigación, científica, fomentando la
transcripción textual y sincronizada.
Las facilidades que presentan las nuevas redes tecnológicas para copiar y pegar se ha vuelto
popular en estos días y hacen del ciber-plagio uno de los tipos de plagio más usual[3].
Y a la larga se identifica en un fraude, así como piratear programas, que desencadena
estereotipos o entidades robadas. Las practicas académicas deshonestas entre el
profesorado y alumnado constituyen serios problemas en los campus universitarios por
ejemplo una tesis dirigida a reproducir la misma teoría de los autores, forman
profesionales mediocres.[4]
Cabe recordar, que la tecnología es mal maniobrada por el hombre, sin embargo, no todos
son imitadores, y gracias a ellos hay programas identificadores de plagio, que contrarresta la
sensible deshonra académica, no existe un concepto base para describir lo que atribuye plagio
en sí, pero si el intelecto humano para aplacar esta situación y ser formadores éticos en
función de un aprendizaje significativo a base de conocimientos previos construyendo una
sociedad fructífera y cultural.
3. BIBLIOGRAFÍA
[1] «plagio_master_actualizado.pdf». .
[2] J. Sureda, R. Comas, y M. Morey, «Las causas del plagio académico entre el alumnado
universitario según el profesorado», Revista iberoamericana de educación, vol. 50, pp.
197–220, 2009.
[3] M.-I. Domínguez-Aroca, «Lucha contra el plagio desde las bibliotecas universitarias.»,
El profesional de la información, vol. 21, n.o
5, pp. 498–503, 2012.
[4] P. A. Torres y T. de Juan Juárez, «El plagio académico: formar en competencias y
buenas prácticas universitarias», RUIDERAe: Revista de Unidades de
Información.(ISSN 2254-7177), n.o
6, 2015.