Los griegos del siglo V a.C. vivían una vida sencilla, con casas pequeñas de barro y madera. Pasaban las mañanas haciendo ejercicio y desayunando ligeramente antes de dedicarse a los asuntos públicos. Tomaban comidas ligeras a mediodía y cenas más abundantes al anochecer. Los banquetes se celebraban por la noche, donde los hombres se recostaban a comer y beber vino mientras escuchaban música y poesía, expresando aprobación con aplausos o descontento con silbidos. Los gest
1. El modo de vida de los griegos
Rasgos principales
¿Cómo vivían los griegos del siglo V a. C.? ¿Cuáles eran sus
actividades habituales? Especialmente, conocemos bastante bien la
vida de Atenas, gracias a la literatura (comedias y discursos) y al
arte (cerámica). Éstos son algunos de esos detalles:
En la ciudad no había casas ostentosas o grandes palacios.
La mayoría de las casas estaban construidas con barro y
madera. Solían tener una sola planta, en el caso de que
hubiera dos, solían tener una escalera exterior.
El mobiliario estaba formado por baúles, camastros, sillas,
etc.
Sabemos que los hombres solían pasar mucho tiempo fuera
de sus viviendas y por ello no se preocupaban por tener
grandes lujos.
El griego antiguo era madrugador: se levantaba normalmente
al rayar el alba y hacía unos ligeros ejercicios gimnásticos.
Después de lavarse con agua del pozo de la casa, el
ateniense tomaba un desayuno (acratismos), que solía
consistir en algunos trozos de pan de cebada o de harina
humedecidos en un poco de vino puro. También podía hacer
una comida más abundante añadiendo unas aceitunas o
higos.
Por lo general, cualquier clase de reunión, las de la
Asamblea, de los tribunales, las fiestas religiosas y la jornada de
trabajo empezaban cuando salía el sol.
La vida cotidiana del ciudadano ateniense está dominada por
la atención que requieren los asuntos del Estado, al menos en
principio, pues es evidente que los campesinos del Ática no podían
dejar continuamente a sus mujeres y el trabajo del campo, pues hay
que tener en cuenta que las sesiones de la Asamblea en ocasiones
duraban todo el día, y se celebraban al menos cuatro veces al mes.
El ateniense de la ciudad no solamente participaba en estas
frecuentes asambleas, sino que también podía ser nombrado
durante un año magistrado o juez, y en ese caso los asuntos
públicos acaparaban la mayor parte de su tiempo.
Hacia la mitad del día, o a lo largo de la tarde, los griegos
tomaban una comida bastante frugal o rápida. Después de comer,
los atenienses acudían a una de las muchas barberías, que eran, al
mismo tiempo, los mentideros de la ciudad: allí se recibían y
comentaban noticias de todas clases llegadas a la ciudad. Algunos
2. de ellos también merendaban al atardecer, pero la comida más
copiosa es, con diferencia, la que se tomaba al final del día, o
incluso después del anochecer, la cena (deipnon).
Los banquetes
Cuando los invitados llegaban a la casa del anfitrión se descalzaban
y los esclavos les lavaban los pies. En algunas ocasiones se ponían
guirnaldas. A continuación se tumbaban a comer, reclinados en
lechos, tomaban la comida servida en mesas bajas. No usaban
cubiertos, cogían la comida con la mano derecha. Si las mujeres de
la casa habían estado presentes, se retiraban de la sala y los
hombres bebían vino mezclado con agua. Ése era propiamente el
simposion (συμπόσιον). Se nombraba un jefe ('simposiarca'), que
debía proponer entretenimientos: música, danzarinas, poesía, etc.
En ocasiones especiales el anfitrión contrataba a un grupo de
músicos y danzarinas. En otros casos, los participantes recitaban
poemas o charlaban sobre una cuestión.
Los gestos expresivos.
Los griegos del siglo de Pericles, como los actuales, decían
«no» echando hacia atrás la cabeza y levantando la barbilla.
Cuando se encontraban se saludaban con un gesto de la
mano derecha levantada, pero no se practicaba el beso de saludo
como se hará en Roma. En cuanto al apretón de manos, se
reservaba más bien para determinados actos de carácter religioso y
tenía el sentido de un compromiso solemne.
En el teatro y en la Asamblea la aprobación se expresaba
por medio de aplausos y aclamaciones, y el descontento con
silbidos y gritos discordantes.
En la vida cotidiana algunos gestos tenían un significado
simbólico. Para manifestar la alegría se chasqueaban los dedos, con
la mano levantada. Para burlarse de alguien y ridiculizarlo se le
señalaba con el dedo corazón al mismo tiempo que se doblaban los
demás.
La religión o la superstición imponían muchos gestos. Se
escupía para alejar un mal presagio. Cuando un griego lloraba,
sufría o, con mayor motivo, sentía llegar la muerte, se cubría el
rostro con un pliegue del vestido, por pudor o para evitar a los
demás un espectáculo de triste augurio.