1. Alimentos y bebidas en Grecia.
La base de la alimentación de los griegos la constituían los cereales, trigo y cebada esencialmente. La
harina de cebada amasada en forma de torta era la maza, alimento esencial en la vida cotidiana. También
se comía el pan de trigo candeal, pero la maza era más barata y los pobres se tenían que contentar con
ella la mayoría de las veces.
Las verduras escaseaban y eran relativamente caras en la ciudad, excepto las habas y las lentejas, que se
comían sobre todo en puré. También se comía mucho ajo, así como queso y cebollas, sobre todo en el
ejército.
La carne era rara (poco frecuente), excepto la de cerdo, y los pobres de la ciudad sólo la comían de vez en
cuando, con ocasión de algún sacrificio, pues casi todas las fiestas religiosas incluían escenas de matadero
y carnicería y terminaban en comilonas.
La mayor parte de los atenienses de la ciudad tenían que alimentarse más a menudo de pescado que de
carne. El pescado, junto con el pan, era quizá el alimento esencial de la población urbana. Cualquier
aumento del precio de las sardinas y de las anchoas preocupaba a la gente humilde, que tenía que verse
privada de uno de sus platos cotidianos más apreciados. El mercado de pescado era uno de los más
frecuentados y pintorescos del Ágora. También gustaban mucho los atenienses de los mariscos, los
moluscos, como la sepia y los calamares.
La comida podía terminar con un postre consistente en fruta fresca o seca, sobre todo higos, nueces y
uvas o dulces con miel.
Las mujeres de la casa, sobre todo las esclavas, eran las que cocinaban por lo general. Sin embargo, a
partir del siglo IV a. de C. surgen cocineros y pasteleros profesionales.
Casi todas las comidas se tomaban con los dedos, pues no conocían el tenedor. Las tortas planas de maza
o de candeal se podían utilizar como platos, pero también había platos y escudillas de madera, barro o
metal y, para comer los caldos y purés, cucharas muy parecidas a las nuestras. El cuchillo era necesario
para cortar la carne.
Para beber se servían cuencos de madera o metal y copas de barro. Seguramente la bebida más
refrescante era el agua. También se bebía leche, sobre todo de cabra, y una especie de hidromiel, mezcla
de miel y agua. El vino se conservaba en odres de piel de cabra o de cerdo, mientras que el que se
exportaba se introducía en grandes tinajas de barro.
Pocas veces se consumía vino puro. Antes de cada comida, en una gran jarra llamada crátera, se hacía una
mezcla de agua y vino, más o menos fuerte. Los criados lo sacaban de la crátera con unos cacillos muy
largos, de metal o de barro, y llenaban las copas de los invitados.