El Papa Francisco habla sobre la misericordia de Dios y cómo Dios siempre espera con paciencia a los pecadores para perdonarlos. Dios es misericordioso con Tomás y Pedro a pesar de sus dudas y negaciones, y siempre está dispuesto a abrazar al hijo pródigo sin importar cuánto haya pecado. La misericordia de Dios se manifiesta a través de Jesucristo y en los sacramentos como el bautismo.
2. El domingo de la Divina Misericordia, el Papa dijo:
“Dejémonos envolver por la misericordia de Dios;
confiemos en su paciencia que siempre nos concede
tiempo; tengamos el valor de volver a su casa,
de habitar en las heridas de su amor dejando que Él
nos ame, de encontrar su misericordia en
los sacramentos”.
3. “Sentiremos su
ternura, tan bella,
sentiremos su abrazo
y seremos también
nosotros más capaces
de misericordia,
de paciencia, de
perdón
y de amor”.
4. “Qué hermosa es esta
realidad de fe para
nuestra vida:
la misericordia de Dios.
Un amor tan grande,
tan profundo el que
Dios nos tiene,
un amor que no decae,
que siempre aferra
nuestra mano y nos
sostiene,
nos levanta, nos guía”.
5. “El apóstol Tomás experimenta
precisamente esta misericordia de Dios, que
tiene un rostro concreto, el de Jesús, el de
Jesús resucitado”.
6. “Tomás no se fía de lo que dicen los otros
Apóstoles: ‘Hemos visto el Señor’; no le basta la
promesa de Jesús,
que había anunciado: al tercer día resucitaré.
Quiere ver, quiere meter su mano en la señal de
los clavos y del costado”.
7. “¿Cuál es la reacción
de Jesús?”
“la paciencia: Jesús
no abandona al terco
Tomás en su
incredulidad;
le da una semana de
tiempo,
no le cierra la puerta,
espera”.
8. “Tomás reconoce su propia pobreza, la poca fe:
‘Señor mío y Dios mío’: con esta invocación simple,
pero llena de fe, responde a la paciencia de Jesús.”.
9. “Se deja envolver
por la misericordia
divina,
la ve ante sí, en las
heridas de las manos
y de los pies, en el
costado abierto,
y recobra la
confianza: es un
hombre nuevo,
ya no es incrédulo
sino creyente”.
10. “Pedro : tres veces reniega de Jesús
precisamente cuando debía estar más cerca
de él;
y cuando toca el fondo encuentra la mirada
de Jesús que, con paciencia, sin palabras, le
dice:
11. ‘Pedro, no tengas miedo de tu debilidad,
confía en mí’; y Pedro comprende,
siente la mirada de amor de Jesús y llora”.
12. “Qué hermosa es
esta mirada de
Jesús
– cuánta ternura
–. Hermanos y
hermanas,
no perdamos
nunca la
confianza en la
paciente
misericordia de
Dios”.
13. “El estilo de Dios:
no es impaciente como
nosotros,
que frecuentemente
queremos todo y
enseguida,
también con las
personas.
Dios es paciente con
nosotros porque nos
ama,
y quien ama
comprende, espera, da
confianza,
no abandona, no corta
los puentes, sabe
14. “Dios nos espera
siempre, aún
cuando nos
hayamos alejado.
Él no está nunca
lejos, y si volvemos
a Él, está
preparado para
abrazarnos”.
15. “La parábola del Padre misericordioso”,
“me impresiona porque me infunde siempre
una gran esperanza”.
16. “Piensen en aquel hijo menor que estaba en
la casa del Padre, era amado; y aun así
quiere su parte de la herencia; y se va, lo
gasta todo, llega al nivel más bajo, muy lejos
del Padre; y cuando ha tocado fondo, siente
la nostalgia del calor de la casa paterna y
vuelve. ¿Y el Padre? ¿Había olvidado al Hijo?
No, nunca”.
17. “El padre, está allí,
lo ve desde lejos,
lo estaba esperando cada
día, cada momento:
ha estado siempre en su
corazón como hijo,
incluso cuando lo había
abandonado,
incluso cuando había
dilapidado todo el
patrimonio,
es decir su libertad”.
18. “El Padre con paciencia y amor, con esperanza y
misericordia no había dejado ni un momento de
pensar en él, y en cuanto lo ve, todavía lejano,
corre a su encuentro y lo abraza con ternura, la
ternura de Dios, sin una palabra de reproche: Ha
vuelto. Y esa es la alegría del padre. En ese
abrazo al hijo está toda esta alegría:
¡Ha vuelto! Dios siempre nos espera, no se
cansa”.
19. “Sin embargo,
la paciencia de Dios
debe encontrar en
nosotros la valentía de
volver a Él,
sea cual sea el error,
sea cual sea el pecado
que haya en nuestra
vida”.
20. “Jesús invita a Tomás a meter su mano en las llagas
de sus manos y de sus pies y en la herida de su
costado.
También nosotros podemos entrar en las llagas de
Jesús, podemos tocarlo realmente; y esto ocurre
cada vez que recibimos los sacramentos”.
21. “Es precisamente en las heridas de Jesús que
nosotros estamos seguros,
ahí se manifiesta el amor inmenso de su corazón”.
22. “Tal vez alguno de nosotros puede pensar: mi
pecado es tan grande, mi lejanía de Dios es como la
del hijo menor de la parábola, mi incredulidad es
como la de Tomás; no tengo las agallas para volver,
para pensar que Dios pueda acogerme y que me
esté esperando precisamente a mí. Pero Dios te
espera precisamente a ti,
te pide sólo el valor de regresar a Él”.
23. “En ocasiones durante
mi ministerio pastoral me
han repetido:
‘Padre, tengo muchos
pecados’;
y la invitación que he
hecho siempre es:
‘No temas, ve con Él,
te está esperando,
Él hará todo’”.
24. “Cuántas propuestas mundanas sentimos a
nuestro alrededor. Dejémonos sin embargo
aferrar por la propuesta de Dios, la suya es
una caricia de amor. Para Dios no somos
números, somos importantes,
es más somos lo más importante que tiene;
aún siendo pecadores, somos lo que más le
importa”.
25. “Jesús cargó con la
vergüenza de Adán,
con la desnudez de su
pecado para lavar
nuestro pecado: sus
llagas nos han curado”.
26. “Acuérdense de lo de
san Pablo:
¿De qué me puedo
enorgullecer sino de mis
debilidades, de mi
pobreza?
Precisamente sintiendo
mi pecado, mirando mi
pecado, yo puedo ver y
encontrar la
misericordia de Dios, su
amor, e ir hacia Él para
recibir su perdón”.
27. “Durante mi vida he visto muchas
veces el rostro misericordioso de
Dios,
su paciencia;
he visto también en muchas
personas
la determinación de entrar en las
llagas de Jesús, diciéndole:
Señor estoy aquí, acepta mi
pobreza, esconde en tus llagas mi
pecado,
lávalo con tu sangre”.
28. “Y he visto siempre que Dios lo ha hecho,
ha acogido, consolado, lavado, amado”.
29. El 10 de abril en la Plaza San Pedro el Papa dijo:
“A quien nos pide dar cuenta de la esperanza que
hay en nosotros, mostremósle a Cristo Resucitado y
hagámoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre
todo con nuestra vida de resucitados.
30. “Mostremos la alegría de ser hijos de Dios,
que nos da la libertad de vivir en Cristo,
que es la verdadera libertad,
la de la esclavitud del mal,
del pecado y de la muerte!”.
31. “Con la resurrección de Jesús sucede algo
absolutamente nuevo: somos liberados de la
esclavitud del pecado
y nos convertimos en hijos de Dios,
somos engendrados a una nueva vida.
¿Cuándo ocurre esto? En el Sacramento del
Bautismo”.
32. “El Espíritu que hemos recibido en el
bautismo nos enseña, nos empuja a llamar a
Dios ‘Padre’ o mejor. ‘Abbà’ que significa
‘papá’.
Así es nuestro Dios: es un papá para
nosotros.”
33. “Este es el don más grande que recibimos
del Misterio Pascual de Jesús.
Dios nos trata como hijos, nos comprende,
nos perdona, nos abraza,
nos ama aun cuando nos equivocamos”,
34. “La relación filial con Dios es un tesoro que
no debe permanecer escondido en un rincón
de nuestras vidas, sino que debe crecer y ser
alimentado con la escucha de la Palabra de
Dios, la oración,
la participación en los sacramentos,
sobre todo la Penitencia y la Eucaristía y la
caridad”.
35. “¡Podemos vivir como hijos! Esta es nuestra
dignidad,
tenemos dignidad de hijos. Comportémonos como
verdaderos hijos. Esto significa que cada día
tenemos que dejar que Cristo nos transforme
...significa tratar de vivir como cristianos,
tratar de seguirle, incluso si vemos nuestras
limitaciones y nuestras debilidades”,
36. “No caer en la tentación de dejar de lado a Dios
para ponernos a nosotros mismos en el centro.
Al contrario, sólo comportándonos como hijos de
Dios,
sin desanimarnos por las caídas,
sintiendo que nos ama nuestra vida será nueva,
inspirada por la serenidad y la alegría.
¡Dios es nuestra fuerza! ¡Dios es nuestra esperanza!”.
37. “Nosotros somos los primeros que tienen que
mantenerse firmes en esta esperanza
y ser un signo visible, claro y brillante para
todos.
El Señor resucitado es la esperanza que no
falla,
que no defrauda”.
38. “¿Cuántas veces en nuestra vida las
esperanzas se desvanecen? ¿Cuántas veces las
expectativas de nuestros corazones no se
hacen realidad?”.
39. “La esperanza de los cristianos es fuerte,
segura, arraigada en esta tierra, donde Dios
nos ha llamado a caminar, y está abierta a la
eternidad, porque está fundada en Dios, que
es siempre fiel... ”
40. “Ser cristiano no se
reduce a seguir unas
órdenes: quiere decir
estar en Cristo, pensar,
actuar y amar como Él,
es dejar que él tome
posesión de nuestra
vida
y la cambie, la
transforme,
para liberarla de la
oscuridad del mal
del pecado”
41. “Miremos a la patria
celestial y así
tendremos una nueva
luz y más fuerza en
nuestras tareas
y esfuerzos diarios.
Es un valioso servicio
que tenemos que
prestar a este mundo
nuestro que a menudo
ya no es capaz de
levantar la mirada
hacia arriba, hacia
Dios”.
42. Al final de la Audiencia el Papa dijo:
“Rezo por las víctimas y expreso mi cercanía
a las poblaciones golpeadas por esta
catástrofe.
Recemos por todos estos hermanos
y hermanas nuestros de Irán”
43. Por el aniversario de los 50 años de la
Encíclica “Pacem in Teris” del Beato Juan
XXIII dijo:
“Que este aniversario "sea un incentivo para
comprometerse siempre más en promover la
reconciliación y la paz a todos los niveles".
44. El 12 de abril a la Pontificia comisión Bíblica
dijo:
“La Palabra de Dios precede a la Biblia
y la sobrepasa. Por eso el centro de nuestra
fe no es solamente un libro, sino una historia
de salvación y sobre todo una persona,
Jesucristo,
45. “La vida y la misión de la Iglesia se fundan
sobre la Palabra de Dios, que es el alma de la
teología y,
a la vez, la inspiradora de la existencia
cristiana”.
46. “Las Sagradas Escrituras son el testimonio
escrito
de la Palabra divina, el memorial canónico
que atestigua el acontecimiento de la
Revelación”
47. “El horizonte de la Palabra divina abraza las
Escrituras y se extiende más allá de ellas,
es necesaria la presencia constante del
Espíritu Santo que ‘guía a toda la verdad’”.
48. “Es necesario situarse en
la corriente de la gran
Tradición que, con la
ayuda del Espíritu Santo
y la guía del Magisterio,
ha reconocido los escritos
canónicos como Palabra
dirigida por Dios a su
pueblo y no ha cesado
nunca de meditarlos y
descubrir su riqueza
inagotable”
49. “La Sagrada Escritura es
Palabra de Dios en cuanto
se le ha dado forma
escrita bajo la inspiración
del Espíritu Santo; en
cambio la sagrada
Tradición transmite
integralmente la Palabra
de Dios,
confiada por Cristo Señor
y por el Espíritu Santo a
los apóstoles, a sus
sucesores, para que éstos,
iluminados por el Espíritu
de verdad, con su
predicación la conserven
con fidelidad, la
50. “Por tanto, la interpretación de la Biblia no
puede ser solamente una labor científica
individual,
sino que siempre debe ser confrontada,
insertada y autenticada con la tradición viva
de la Iglesia”.
51. “Esta norma es decisiva para precisar la
relación correcta y recíproca entre la exegesis
y el Magisterio de la Iglesia. Los textos
inspirados por Dios han sido confiados a la
Comunidad de los creyentes,
a la Iglesia de Cristo para alimentar la fe
y guiar a la vida de caridad”
52. “Que el Señor nos salve
de las fantasías del
triunfalismo, porque el
triunfalismo no es
cristiano, no es del
Señor.
El camino del Señor es
el camino de cada día,
en la presencia de Dios”
53. “El tiempo es el mensajero de Dios:
Dios nos salva a través del tiempo, no del
momento.
A veces hace milagros, pero en la vida
común,
nos salva con el tiempo”, nos salva “en la
historia”, en la “historia personal” de cada
uno.”
54. “El Señor no se comporta como un hada con
su varita mágica, sino que por el contrario,
da la gracia, y dice –tal y como decía a
aquellos quienes sanaba-: ‘Camina en tu vida,
da testimonio de todo lo que el Señor hace
con nosotros”.
55. “Una gran tentación que anida en la vida
cristiana,
es el triunfalismo que es una tentación que
también los apóstoles tuvieron”.
56. “La tuvo Pedro, cuando asegura
solemnemente
que no negará a su Señor.
O el pueblo, después de participar en la
multiplicación de los panes. El triunfalismo
que los hizo decir: no es del Señor.”
57. “Él entró en la
Tierra humilde:
hizo su vida por 30
años, creció como
un niño normal,
tuvo la prueba del
trabajo,
y finalmente de
la Cruz. Y al final,
resucitó”.
58. “Por tanto, el Señor enseña que en la vida no
todo es mágico, que el triunfalismo no es
cristiano.
Porque la vida está hecha de una normalidad
vivida con Cristo, y cada día”.
59. “Esta es la gracia que tenemos que pedir.
La de la perseverancia. Ser perseverantes en
el camino del Señor, hasta el final, todos los
días”,
60. En twitter:
“Ser cristianos no se reduce a seguir los
mandamientos, sino a dejar que Cristo
tome posesión de nuestra vida y la
transforme”.
61. En twitter:
“Si nos comportamos como hijos de Dios,
sintiéndonos amados por Él, nuestra vida
será nueva, colmada de serenidad y gozo".
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Y que permanezcamos unidos en el amor
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