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3

Autoridades Nacionales
D RA . C RISTINA F ERNÁNDEZ DE K IRCHNER
Presidenta de la Nación
D RA . N ILDA G ARRÉ
Ministra de Defensa
5

La construcción de la Nación Argentina
El rol de las Fuerzas Armadas
Debates históricos en el marco del Bicentenario
1810-2010

PUBLICACIÓN

DEL

MINISTERIO

DE

DEFENSA

DE LA

NACIÓN - REPÚBLICA ARGENTINA
AUTORES
MORENO, OSCAR (COORDINADOR); ANSALDI, WALDO; BALZA, MARTÍN; BARRY, CAROLINA;
BASUALDO, EDUARDO; BIANCHI, SUSANA; BRAGONI, BEATRIZ; BOSOER, FABIÁN; BROWN,
FABIÁN E. A; DE MARCO, MIGUEL ÁNGEL; DE PRIVITELLIO, LUCIANO;
DI TELLA, TORCUATO; FEINMANN, JOSÉ P.; FRADKIN, RAÚL; GALASSO, NORBERTO;
GELMAN, JORGE; L ANTERI, SOL; LÓPEZ, ERNESTO; MATA, SARA E.; OLLIER, MARÍA M.;
OYARZÁBAL, GUILLERMO A.; PAZ, GUSTAVO; PERSELLO, ANA V.; PLOTKIN, MARIANO B.;
RATTO, SILVIA; RUIZ MORENO, ISIDORO J.; SABATO, HILDA; SAÍN, MARCELO;
TIBILETTI, LUIS E.; VERBITSKY, HORACIO; WASSERMAN, FABIO.
9

Publicación del Ministerio de Defensa
República Argentina
Azopardo 250 (C1107ADB)
La construcción de la Nación Argentina: el rol de las Fuerzas Armadas/
Nilda Garré ... [et.al.]; coordinado por Oscar Moreno; edición literaria a cargo
de Roberto Diego Llumá; con prólogo de Nilda Garré. - 1a ed. - Buenos Aires:
Ministerio de Defensa, 2010.
506 p.; 21x16 cm.
ISBN 978-987-25356-3-6
1. Historia Argentina. I. Garré, Nilda II. Moreno, Oscar, coord. III. Llumá,
Roberto Diego, ed. lit. IV. Garré, Nilda, prolog.
CDD 982
Fecha de catalogación: 19/03/2010

Coordinador: Oscar Moreno
Diseño de tapas e interiores: Andrea P. Simons
Revisión: Esteban Bertola
Fotografía de tapas: Pedro Roth

Í NDICE

PRÓLOGO
DRA. NILDA GARRÉ. MINISTRA DE DEFENSA.....................................................
INTRODUCCIÓN
OSCAR MORENO Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate.......................
CAPÍTULO I (1810-1860) La Independencia y la organización nacional
FABIO WASSERMAN
Revolución y Nación en el Río de la Plata (1810-1860).....................................
RAÚL O. FRADKIN Sociedad y militarización revolucionaria
Buenos Aires y el Litoral rioplatense en la primera mitad del siglo XIX.................
JORGE GELMAN Y SOL LANTERI El sistema militar de Rosas
y la Confederación Argentina (1829-1852)......................................................
SARA E. MATA La Guerra de Independencia en Salta.
Güemes y sus gauchos.......................................................................................
GUILLERMO A. OYARZÁBAL Una estrategia para el Río de la Plata.
La escuadra argentina en el combate naval de Montevideo............................

13
21

49
63
81
99
115

(Cabildo Abierto, de Pedro Blanqué, 1900)
© 2010 Ministerio de Defensa
La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas
ISBN: 978-987-25356-3-6

Datos Imprenta

Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723.
Ninguna parte de esta publicación inluído el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse
o transmitirse en forma alguna, ni tampoco por medio alguno, sea este eléctrico, químico, mecánico,
óptico, de grabación o fotocopia, sin la previa autorización escrita por parte de la editorial.
Impreso en Argentina.

CAPÍTULO II (1862-1880) La organización nacional y la modernización
HILDA SABATO ¿Quién controla el poder militar?
Disputas en torno a la formación del Estado en el siglo XIX.........................
BEATRIZ BRAGONI Milicias, Ejército y construcción del orden
liberal en la Argentina del siglo XIX................................................................
GUSTAVO L. PAZ Resistencias populares a la expansión y la consolidación
del Estado nacional en el interior: La Rioja (1862-1863) y Jujuy (1874-1875)........
MIGUEL ÁNGEL DE MARCO De la Marina “fluvial” a la Marina “atlántica”...............
CAPÍTULO III (1880-1930) La vida político-electoral y los movimientos populares
SILVIA RATTO La ocupación militar de la Pampa y la Patagonia
de Rosas a Roca (1829-1878)...........................................................................
LUCIANO DE PRIVITELLIO El Ejército entre el cambio de siglo y 1930:
burocratización y nuevos estilos políticos........................................................

125
141
159
177

189
203
10

11

WALDO ANSALDI Partidos, corporaciones e insurrecciones
en el sistema político argentino (1880-1930)...............................................
ISIDORO J. RUIZ MORENO Vida política y electoral (1880-1930). El Ejército......
CAPÍTULO IV (1930-1943) La crisis del modelo agroexportador
y la ruptura institucional
NORBERTO GALASSO Las contradicciones en el Ejército durante
el régimen conservador..................................................................................
FABIÁN EMILIO ALFREDO BROWN La industrialización y la cuestión social:
el desarrollo del pensamiento estratégico en Mosconi, Savio y Perón................
ANA VIRGINIA PERSELLO ¿Qué representación? Elecciones, partidos e
incorporación de los intereses en el Estado: la Argentina en los años de 1930.......
MARIANO BEN PLOTKIN Políticas, ideas y el ascenso de Perón........................
CAPÍTULO V (1945-1955) El peronismo y el compromiso industrialista
TORCUATO DI TELLA Industria, Fuerzas Armadas y peronismo......................
MARCELO SAÍN Defensa Nacional y Fuerzas Armadas.
El modelo peronista (1943-1955)....................................................................
SUSANA BIANCHI Hacia 1955: la crisis del peronismo.....................................
CAROLINA BARRY El peronismo político, apuntes para su análisis (1945-1955)......
CAPÍTULO VI (1955-1976) La alternancia de los gobiernos civiles y militares.
El partido militar y el peronismo. La influencia de las doctrinas extranjeras
sobre las Fuerzas Armadas
MARÍA MATILDE OLLIER Las Fuerzas Armadas en misión imposible:
un orden político sin Perón............................................................................
ERNESTO LÓPEZ La introducción de la Doctrina de la Seguridad
Nacional en el Ejército Argentino.................................................................
LUIS EDUARDO TIBILETTI La sociabilización básica de los oficiales
del Ejército en el período 1955-1976.............................................................
JOSÉ PABLO FEINMANN Ilegitimidad democrática y violencia.........................
CAPÍTULO VII (1976-1983) La dictadura militar y el terrorismo de Estado
La Doctrina de la Seguridad Nacional y el neoliberalismo
EDUARDO BASUALDO El nuevo funcionamiento de la economía
a partir de la dictadura militar (1976-1982)..................................................
FABIÁN BOSOER El Proceso, último eslabón de un sistema
de poder antidemocrático en la Argentina del siglo XX.................................

255
271
289
305

321
333
343
359

375
389
403
415

431
451

HORACIO VERBITSKY Fuerzas Armadas y organismos de derechos
humanos, una relación impuesta. ................................. ...................................
MARTÍN BALZA La Guerra de Malvinas....................... ....................................

465
479

NOTAS BIOGRÁFICAS....................... .......................................................................

217
233

497
13

P RÓLOGO
D RA . N ILDA G ARRÉ
M INISTRA

DE

D EFENSA

La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas es el
resultado de la contribución de un conjunto de historiadores, periodistas, políticos
y militares que fueron convocados a participar en el Ciclo Anual de Mesas Redondas
organizado durante el año 2009 en el marco de las celebraciones por el Bicentenario
de la Nación Argentina.
El ciclo se organizó bajo una idea rectora: la conmemoración del Bicentenario
debe impulsar la comprensión crítica de la historia viva de la Patria. A partir de este
objetivo, desde el Ministerio de Defensa, se alentó el análisis acerca del desempeño
de las Fuerzas Armadas en los acontecimientos decisivos de la historia argentina, con
el fin de que éste permita, a las futuras generaciones, elaborar una valoración objetiva
en la que se potencien los aciertos y se desalienten definitivamente los errores.
Las siete mesas que se desarrollaron entre los meses de mayo y diciembre del
año 2009 en el Salón de Actos del Ministerio y que fueron transmitidas por el sistema de video conferencia a distintas unidades militares, contaron con una audiencia
poblada de jóvenes oficiales de las tres Fuerzas, algunos altos oficiales y algunas
personas de la vida política e intelectual. Es de destacar, en el conjunto de las participaciones, la inquietud y la rigurosidad demostradas en los análisis de las diferentes situaciones problemáticas de la historia argentina y del rol que en ellas desempeñaron las Fuerzas Armadas.
El Ciclo Anual de Mesas Redondas se inscribe dentro del Plan Integral de
Modernización del Sistema de Defensa impulsado por el Ministerio de Defensa, que
se funda en el principio de conducción civil de los asuntos castrenses, que a su vez
se sustenta en el enunciado de diez grandes líneas de acción, una de las cuales es el
fortalecimiento de la vinculación del sistema con la sociedad civil.
Esta línea de acción promovió el desarrollo de muy variadas actividades,
pero todas ellas orientadas a la generación y difusión de un espacio de diálogo que
resultara útil para favorecer el acercamiento de la ciudadanía en su conjunto al
conocimiento de los hechos del pasado y a la recuperación de la memoria colectiva.
14 PRÓLOGO

La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas

El diseño del ciclo se gestó a partir de definir los más importantes nudos problemáticos de la historia argentina, en función de la construcción de la Nación y
las funciones propias de las Fuerzas Armadas en cada una de aquellas situaciones.
La primera de dichas coyunturas está dada por los procesos de la Independencia
y de la organización nacional. La Revolución de Mayo se desencadenó en el Río de
la Plata como un acontecimiento que no contó con un programa previamente formulado por sujetos sociales o políticos,1 pero que con el transcurrir del tiempo sería
constitutivo de la Nación y circunstancia de profundo análisis para cualquier perspectiva y desarrollo político futuro. De esta manera, una vez que la Revolución se
produjo y se estableció la Primera Junta, fue necesario legitimarla. Si bien el
gobierno se había formado en Buenos Aires, representaba a un territorio mucho
mayor, al que ahora había que llegar para convencer a sus autoridades y pobladores.2
A partir de este momento, el rol que desempeñan las Fuerzas Armadas se vuelve
decisivo, ya que las nuevas autoridades, como afirma Halperin Donghi,3 deciden
difundir la noticia de su gobierno en todas las ciudades del virreinato a través de
expediciones militares; con lo cual la guerra se presentaba como un horizonte
inevitable. Ésta es la problemática que se discute en el libro, que es posible definir
como la militarización del conjunto de la sociedad, y la forma en la que este proceso ha de signar la experiencia política de toda una generación. A esta coyuntura se
agrega el análisis de los conflictos relacionados con la Guerra de la Independencia
librada por los gauchos de Güemes y la batalla de Montevideo, donde una naciente
armada de las fuerzas revolucionarias al mando del almirante Guillermo Brown derrotará a los realistas y liberará la región este del que fuera el virreinato del Río de la Plata.
El segundo nudo considerado consiste en la coyuntura que se produjo durante
la última parte del siglo XIX, en la que: “el Ejército restableció con rapidez el orden
interno necesario para la puesta en marcha del plan de modernización y apresuró
la unificación del país a pesar de que ello costó la autonomía real de las provincias”.4
La cuestión se discutió desde una moderna perspectiva historiográfica que parte de
aceptar que la organización militar se encontraba constituida tanto por el ejército
de línea como por la Guardia Nacional, y ambos componían el Ejército Nacional.
Hilda Sabato afirmó, en su ponencia a la segunda de las mesas redondas –y lo reitera
Oscar Terán, Historia de las ideas en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, p. 25.
José C. Chiaramonte, Orígenes de la Nación Argentina (1800-1846), Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 133.
3
Tulio Halperin Donghi, De la revolución de Independencia a la Confederación Rosista, Buenos Aires,
Paidós, 2000.
4
Haydée Gorostegui de Torres, La Organización Nacional, Buenos Aires, Paidós, colección Historia
argentina (tomo 4), 2000. p. 93.

D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA

DE DEFENSA

en el artículo que se incluye en el presente volumen–, que sólo a fines del siglo, el
predominio de las posturas centralistas condujo a privilegiar el fortalecimiento de
los cuerpos regulares en detrimento de las milicias, para asegurar de esta manera el
monopolio estatal del uso de la fuerza. La participación de los cuerpos regulares
y las milicias en la construcción del orden liberal a finales del siglo XIX se analiza
también en los conflictos de poder en la región de Cuyo.
Los dos nudos que se analizan a continuación se inscriben en el período
denominado como la “Argentina moderna” (1880-1930), considerado como un
único período en términos económicos, con base en el modelo primario exportador y como dos subperíodos en el aspecto político divididos por la sanción de
la Ley Sáenz Peña
Así, el tercero de los nudos históricos se define a partir del emprendimiento
llevado a cabo contra las poblaciones indígenas, hecho con el que se inicia el período
de la “Argentina moderna”. Esta acción se basaba en un fundamento programático,
compartido por los sectores dominantes de Occidente, según el cual las naciones
sólo serían viables si contaban con una población blanca y cristiana. Esta idea se
vincula con aquella afirmación de Juan Bautista Alberdi acerca de que: “somos europeos transplantados en América”. Mientras que en las Bases lo guía la convicción de
que en Hispanoamérica el indígena “no figura, ni compone mundo”.5 Julio A. Roca
emprendió una campaña agresiva para llevar la frontera desde el zanjón hasta los
bordes del río Negro, combatiendo a los indígenas, utilizando los instrumentos
de la modernización tecnológica como el telégrafo y el ferrocarril y la profesionalización de las Fuerzas Armadas. La eliminación física de los indígenas hasta más allá
del río Negro significó la incorporación de 15.000 leguas de tierra productiva.6
Pero la incorporación de esas 15.000 leguas también significó: “según consta
en la Memoria del Departamento de Guerra y Marina del año 1879, 1.271 indios
de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos en combate, 10.539 indios no
combatientes prisioneros y 1.049 indios reducidos voluntariamente”.7
La cuarta problemática identificada y discutida en la misma mesa que la anterior está dada por la relación entre el Ejército –que tuvo, en este período de la historia argentina, un fuerte proceso de conversión a una sólida burocracia estatal y
profesional– y la política en las modalidades que adquirió después de la sanción de
la Ley Sáenz Peña y la posterior victoria de la UCR en 1916. Waldo Ansaldi sostuvo

1
2

Oscar Terán, op. cit., p. 112.
Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde, La República conservadora, Buenos Aires, Paidós, colección
Historia argentina (tomo 5), 2005, p. 42.
7
Silvia Ratto, Indios y Cristianos, Buenos Aires, Sudamericana, 2007, p. 183.
5
6

15
16 PRÓLOGO

La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas

en la tercera de las mesas –y lo afirma en el artículo incluido en el presente volumen–
que: “entre 1880 y 1930 el país atravesó una situación de existencia de un Estado
y una sociedad civil fuertes, relación que no terminó de consolidarse en tales términos. Hubo un progresivo fortalecimiento de la sociedad civil, pero fue un fortalecimiento corporativo. En ese contexto, el sistema político –con sus dobles
mediación y lógica, partidaria y corporativa– acentuó la debilidad de los partidos
y la fortaleza de las asociaciones de interés, díada que, a su vez, operó en el sentido de un creciente afianzamiento del poder y del papel del Estado”.8
El quinto de los nudos problemáticos se refiere al rol de las Fuerzas Armadas
luego del golpe de Estado de 1930. A partir del gobierno presidido por el general
Agustín P. Justo y del debate de las carnes se inicia en el país lo que Tulio Halperin
Donghi denominó la “República del Fraude”.9 La influencia que ejerció este período
sobre el Ejército afectó la moral y la opinión del cuerpo de oficiales: “se perfiló la tendencia a subordinar los valores profesionales a los problemas políticos, y los temas
que antes se creían ajenos a la competencia de los oficiales se convirtieron en cuestiones de discusión cotidianos con efectos perjudiciales que fueron evidentes para el
nivel profesional”.10
Además, este período histórico comprende otra coyuntura que requiere ser
analizada: el modo de considerar el desarrollo industrial argentino, en tanto pilar fundamental para el crecimiento económico y el bienestar social. Tres hombres provenientes del Ejército fueron quienes se habrían de ocupar con mayor compromiso
de esta cuestión: Enrique Mosconi, Manuel Savio y Juan D. Perón. Su ideario se incorpora, en este período, al de numerosos oficiales que se interesaron fuertemente por
el manejo de los asuntos públicos.
El sexto de los plexos problemáticos se puede ubicar históricamente durante
el período del peronismo clásico. Una de las expresiones mas claras de Perón en relación
con las Fuerzas Armadas figura en la conferencia que dictara en la Universidad de
La Plata en 1944, que se incluye en numerosas publicaciones con el título de “El significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar”, en la que desarrolló
dos conceptos centrales: la “Nación en armas” y el desarrollo industrial argentino.

Waldo Ansaldi, “Partidos, corporaciones e insurrecciones en el sistema político argentino (18801930)”, en el presente volumen.
9
Tulio Halperin Donghi, La República imposible (1930-1945), tomo V, Buenos Aires, Ariel Historia,
2004.
10 Robert A Potash, El ejército y la política en la Argentina, 1928-1945, Buenos Aires, Sudamericana,
1981, p. 118.
8

D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA

DE DEFENSA

“La defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquiera
sino una industria pesada” afirmó Perón en aquella conferencia. Esta perspectiva
hacía necesaria “la acción estatal, protegiendo a las manufacturas consideradas de
interés estratégico, y la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares
que contempla la solución de los problemas neurálgicos que afectan a las industrias
radicadas en la Argentina”.11
Durante el período del peronismo clásico la relación entre el gobierno y las
Fuerzas Armadas se estructuró a partir de la llamada Doctrina de la Defensa Nacional.
Ésta se sustentaba en una concepción de la guerra muy convencional y limitada, en
la que se preveían posibles confrontaciones bélicas localizadas con los países vecinos,
particularmente con Chile y el Brasil. Estas dos hipótesis de conflicto configuraron
el canon para la organización y el despliegue de las Fuerzas Armadas argentinas.
La siguiente coyuntura se sitúa en el período político que se inaugura en 1955,
con el derrocamiento del gobierno de Perón por las Fuerzas Armadas, en el que éstas
ocupan el centro de la escena política, y concluye en 1973, a partir de la vuelta de un
nuevo gobierno peronista. Al igual que el conjunto de la corporación política que
se había opuesto a Perón y al movimiento peronista, las Fuerzas Armadas se dividen
en cuanto a la interpretación acerca de su figura y perspectivas políticas y a la manera
de vincularse con él y con el movimiento. Existe, por ejemplo, el proyecto de construir un peronismo sin Perón (Lonardi). Al mismo tiempo, existe otro proyecto
que consiste en una maniobra de “desperonización”, fundada básicamente en la
represión del movimiento (Aramburu). Estas dos concepciones atravesarán todo el
período, incluido el primer intento de las Fuerzas Armadas de gobernar el país por
ellas mismas, no de manera transitoria para reponer los valores democráticos supuestamente afectados sino con el fin de llevar adelante un modelo de país (Onganía).
Este análisis permite delinear y comprender el séptimo de los núcleos problemáticos
que fueron debatidos en el Ciclo Anual de Mesas Redondas.
El octavo de los nudos problemáticos está definido por lo que se conoce como
el gobierno del Partido Militar. El llamado Proceso de Reorganización Nacional asumió el poder con el objetivo expreso de restablecer el orden: esto implicó, en los hechos,
la más brutal represión del conjunto de las organizaciones populares. Restablecer
el orden, para el gobierno de los militares, consistió en eliminar físicamente todas las
barreras que el pueblo había construido en defensa de los intereses nacionales. La represión fue ejecutada sin ninguna legalidad: no hubo detenidos, jueces, ni procesos.
Existió la prisión, la tortura y la muerte decidida por los propios represores.
Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel Historia, colección
Biblioteca del Pensamiento Argentino (tomo VI), 2001, p. 24.
11

17
18 PRÓLOGO

La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas

Un documento del Ministerio de Defensa del año 200712 afirma que las
Fuerzas Armadas se habían volcado hacia la seguridad interior, el despliegue e
inteligencia que: “alcanzó su máxima expresión bajo los años de la última dictadura militar con la conformación de las denominadas zonas y subzonas de seguridad interior, el despliegue de estructuras de inteligencia operativas, una fuerte
vinculación operacional con las fuerzas policiales y de seguridad –respecto de las
cuales ejercía efectivamente la conducción de este tipo de actividades– y el desarrollo
de una estrategia contra subversiva que en gran medida escapó a los parámetros
legales y morales y terminó configurando uno de los casos más significativos de
terrorismo de Estado en la Región”.
En relación con esta problemática, Horacio Verbitsky sostuvo en la mesa
redonda –y lo reitera en el artículo que forma parte de este volumen– que: “la utilización de concepciones laxas y ambiguas de seguridad y de defensa y la asignación de tareas sociales para las Fuerzas Armadas en democracia conllevan un alto
riesgo de violación de derechos fundamentales y pueden alterar la subordinación
al poder civil”.13
El último de los nudos problemáticos que también se discutió en el marco
de la última mesa redonda estuvo vinculado con la Guerra de Malvinas, que constituyó el primer conflicto entre dos naciones del mundo occidental luego de la
Segunda Guerra Mundial.
Esta guerra presentó en su desarrollo la increíble combinación de elementos
novedosos con otros que se creían pertenecientes al pasado. Por una parte se produjo el debut del misil antibuque Exocet y el avión de despegue vertical Harrier;
por otra parte, se llevaron a cabo combates nocturnos de infantería a bayoneta como
eran habituales durante la Gran Guerra.
En cuanto al comportamiento de las tropas, es de destacar que los soldados,
en muchos casos con muy poca instrucción, demostraron una notable abnegación
y se cubrieron de gloria enfrentando a una de las mejores unidades del mundo.
Sin embargo, no ocurrió lo mismo en el ámbito de la oficialidad, donde si bien hubo
una participación valerosa de numerosos jóvenes oficiales, también existieron muchos
otros que se inclinaban en mayor medida a impartir sanciones a la tropa propia antes
que ejemplos para sus subordinados.
Los nudos problemáticos que hemos señalado intentan ofrecer un aporte a
la necesaria discusión de la relación entre la construcción de la Nación y el papel de
las Fuerzas Armadas.
Modernización del Sector Defensa, Ministerio de Defensa, Buenos Aires, 2007.
Horacio Verbitsky, “Fuerzas Armadas y organismos de derechos humanos, una relación impuesta”,
en el presente volumen.
12
13

D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA

DE DEFENSA

Es de destacar también, que el Ministerio de Defensa desarrolla desde hace
cuatro años, un proyecto de reforma y transformación del área de Defensa que
incluye procesos en realización y en curso en las áreas legal, de planeamiento
estratégico y doctrinario, de la educación, del sistema de justicia militar, de recuperación de la industria de la Defensa, de la racionalización presupuestaria, de la
política de género y de las prácticas y la educación en derechos humanos y derecho
internacional humanitario.
Este proyecto impulsado durante las presidencias de Néstor Kirchner y
Cristina Fernández de Kirchner ha hecho centro en la profundización del control
civil del área de Defensa, en la verticalización a la autoridad constitucional de las
Fuerzas Armadas como anhelo de generaciones de argentinos y de mayorías populares que procuraron durante décadas, concluir con el movimiento corporativo autónomo de una concepción militar tutelar del poder civil.
Como esta idea tutelar surgió no solamente de políticas de poderosos grupos
económicos, culturales, políticos y religiosos, sino de la construcción histórica que
los mismos realizaron, contribuir a la revisión crítica y a la investigación histórica
científica, con perspectivas plurales, ha constituido un aporte de esta cartera a la celebración reflexiva del Bicentenario.
La perspectiva de un área de Defensa donde la responsabilidad directiva, pero
también la participación activa de civiles, constituye un elemento fundamental
para acentuar esa perspectiva democrática, nacional y popular, que da sustento social
a la doctrina del ciudadano-soldado que es, en primer lugar un argentino con todos
los derechos y las obligaciones del resto de sus compatriotas, luego funcionario
público y, finalmente, un profesional militar comprometido hasta dar la vida en
defensa de la Patria, la Nación y la República constitucional.
Quedan atrás el tutelaje conservador con mirada subyugada por los conflictos
de bloques y potencias subordinantes de la Argentina, pero también una idea anacrónica del supuesto abrazo “pueblo-Fuerzas Armadas” que encubriera en años
recientes aventuras donde el pueblo era, en el mejor de los casos un invitado a través
de la demagogia o, trágicamente, la víctima de represiones tan crueles como insensatas.
Hay otra historia posible para el futuro que ya se visualiza con certeza en los
mandos de las Fuerzas, en sus cuadros medios y, sobre todo, en las nuevas generaciones militares. Es la conversión de sus cuadros en un nuevo tipo de soldado.
Pero para que esa historia se construya, el debate sobre el pasado castrense
que permite recuperar capítulos fundamentales –en la Independencia– productivos
en el apoyo al crecimiento nacional y los comportamientos heroicos en acciones
equivocadas como la Guerra de Malvinas, se debe debatir el pasado desde otra
mirada. La expuesta en estas jornadas y condensada en estas páginas no es, por

19
20 PRÓLOGO

21

La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas

cierto, la única posible. El Ministerio la pone deliberadamente en curso para que el
progreso del intercambio y la investigación inauguren una nueva edad argentina
de la Defensa, que la vincule definitivamente con América Latina y con el proyecto de la paz perpetua universal que el cincelador de la Constitución Nacional,
Juan Bautista Alberdi, apuntalara en el siglo XIX en las páginas memorables de
El crimen de la guerra.
Que la reconciliación arribe de la mano de la justicia, la verdad y la memoria.

I NTRODUCCIÓN
O SCAR M ORENO
COORDINADOR

DRA. NILDA GARRÉ

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate
El Cabildo Abierto del 22 de mayo reunió a más de 250 vecinos, de los 400
convocados, y para consagrar a la Primera Junta, el 25 de mayo, resultó fundamental
la participación de los regimientos militares que venían configurándose desde las
invasiones inglesas, de allí la importancia de Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento
de Patricios.1
La Junta decidió difundir los contenidos de la Revolución a través de expediciones militares al resto de las ciudades que conformaban el virreinato del Río de la
Plata. Lo que implicó una fuerte militarización de la sociedad a través del sistema de
milicias.
La guerra contra los realistas tuvo varios escenarios. En el norte los intentos de
avanzar hacia el Alto Perú terminaron en 1815 con el desastre de Sipe-Sipe. Desde allí,
Martín de Güemes al mando de sus Gauchos2 habría de rechazar año tras año las invasiones realistas. Mientras que la guerra hacia el este terminaría con el triunfo, en mayo de
1814, de la escuadra revolucionaria al mando de Guillermo Brown que derrotó a la
escuadra realista. Allí tuvo su acta de bautismo la que sería luego la Armada Argentina. 3
En 1816 se declaró la Independencia en el Congreso de Tucumán. En 1817,
el Ejército Libertador cruzó la cordillera hacia Chile y con la batalla de Maipú dejó
Oscar Terán, Historia de las ideas en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, p. 36.
Sara Emilia Mata, Los Gauchos de Güemes. Guerras de la Independencia y conflicto social, Buenos
Aires, Sudamericana, 2008.
3
En el sitio oficial de la Armada <www.ara.mil.ar> se afirma que son cuatro los acontecimientos que
constituyen su historia: “La primera escuadrilla Argentina” (Azopardo y Gurruchaga) es de 1810 con
asiento en el apostadero de Montevideo; la campaña naval de 1814 desarrollada por la Armada Argentina
y comandada por el almirante Guillermo Brown, que libró la histórica batalla de Montevideo; las campañas corsarias (Broen y Bouchard) que contribuyeron, de manera definitiva, a la decadencia del comercio
español; y la expedición libertadora al Perú que comandó el general San Martín.
1
2
22 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

liberado el territorio del país trasandino. En 1820, habiendo colapsado el gobierno
nacional, el Ejército de los Andes marchó hacia la liberación del Perú.
Al finalizar la Guerra con Brasil, en 1828, los unitarios, liderados por Juan
Lavalle tomaron las riendas del poder en la provincia de Buenos Aires y fusilaron
a la figura más importante del federalismo, Manuel Dorrego.4
En el período desde 1829 hasta 1853 se desarrolló la Confederación y el
gobierno de Rosas.5 El triunfo de Rosas estuvo claramente vinculado con la politización de los hombres de campo. Él tuvo como objetivo la paz por una parte,
y la representación de las masas que irrumpieron en la política. En síntesis, se logró
la paz interior del país federal en la medida en que los caudillos creyeron que el
interior había triunfado sobre Buenos Aires. Distinta fue la situación en el Litoral,
allí la pacificación nunca llegó y, por el contrario, este conflicto conduciría a la
derrota del rosismo.
La gran alianza antiporteña, que se forjó en gran medida a partir del conflicto con Montevideo y las potencias con ingerencia en el Río de la Plata (Gran
Bretaña y Francia), liderada por Urquiza derrotó a Rosas en Caseros.
El triunfo de Urquiza, la sanción de la Constitución Nacional en 1853, los
enfrentamientos con Buenos Aires que terminaron en Pavón, se constituyeron en
la etapa previa a la formación del Estado nacional.
El capítulo que analiza los sucesos ocurridos durante este período se conforma de cinco artículos: “Revolución y Nación en el Río de la Plata”, de Fabio
Wasserman, que parte de aceptar el consenso acerca de la consideración de la
Revolución de Mayo como hecho fundante de la Nación, para discutirlo a través
de diversas perspectivas historiográficas en relación con el proceso a partir de un
enfoque preciso acerca de la Nación. “Sociedad y militarización revolucionaria.
Buenos Aires y el Litoral rioplatense en la primera mitad del siglo XIX”, de Raúl
Fradkin, en donde se analizan los impactos y significados de la militarización
revolucionaria que multiplicó las ya heterogéneas formaciones armadas con que
contaba la colonia y la extrema politización de los sectores sociales populares. “El
sistema militar de Rosas y la Confederación Argentina (1829-1852)”, de Jorge
Gelman y Sol Lanteri, en donde se destaca que la militarización y politización de
base rural constituyeron las piezas centrales de la autoridad estatal y del exitoso
proceso de disciplinamiento social. El texto estudia el entramado militar-miliciano en
los gobiernos de la etapa federal, y en sus dispositivos coercitivos. “La Guerra de
Raúl O. Fradkin, ¡Fusilaron a Dorrego!, Buenos Aires, Sudamericana, 2008.
Alejandro Cattaruzza, Los usos del pasado. La historia y la política argentina en discusión (19101945), Buenos Aires, Sudamericana, 2008, pp. 161-188, cap. 7: “Las huellas de Rosas”.
4
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O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

Independencia en Salta. Güemes y sus gauchos”, de Sara E. Mata, en el que se confrontan los perfiles militares, sociales y políticos que presentó la Guerra de Independencia
en la provincia de Salta. Güemes no defendió ninguna frontera, defendió la revolución de Buenos Aires y la independencia americana; el extremo norte de la provincia de Salta sería frontera recién a partir de 1821 y no antes. “Una estrategia para
el Río de la Plata. La escuadra argentina en el combate naval de Montevideo”, de
Guillermo Oyarzábal, en el que se da cuenta de los aspectos políticos y económicos
que llevaron a formar la escuadra que libró la batalla de Montevideo derrotando
a los realistas en el este.
___________
La modernización de la Argentina se desarrolló como una necesidad surgida frente a los dos procesos que se afianzaron a partir de 1860, la producción
de productos agropecuarios que el mundo demandaba y la apertura del país a la
inmigración europea.
El período, que se extiende hasta aproximadamente 1880, se caracterizó
por el afianzamiento del orden institucional y una profunda transformación del
orden económico y social en el país. Se sucedieron en la presidencia tres personalidades por completo diferentes: Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento
y Nicolás Avellaneda.
La cuestión de la Capital, en el ámbito interno, y la Guerra del Paraguay,
en el internacional, constituyeron los grandes conflictos del período.
Durante la presidencia de Sarmiento se institucionalizó el Ejército Nacional.
En esta creación se advierte la influencia de Mitre que había dado los primeros
pasos para constituirlo luego de Pavón, al unificar la Guardia Nacional de Buenos
Aires con otros grupos dispersos de la Confederación y transferir el Ministerio de
Guerra al orden nacional. La constitución integral del cuerpo no ocurrió hasta
1864, una vez concluida la campaña contra el “Chacho” Peñaloza.
El gobierno procedió de esta manera, a la creación de un ejército permanente y, también, de la Escuela Naval Militar. Si bien todo aquello que complementó
a esta disposición (formas de reclutamiento, estructura jerárquica, reglamentos)
se produjo posteriormente al decreto originario, sus lineamientos fundamentales
y, por lo tanto, su origen institucional se encuentran en éste. Finalmente, la creación del Colegio Militar en 1869 y la ley de 1872, que estableció las nuevas formas
de reclutamiento, antecedente directo de la conscripción obligatoria, fundaron
las normativas que dieron forma definitiva a la institución en la Argentina moderna.
En resumen, y en consideración de las diferentes perspectivas que el análisis permite, es posible afirmar, sin abrir juicios acerca de los métodos y de la opor-

23
24 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

tunidad en particular, que “el Ejército restableció con rapidez el orden interno
necesario para la puesta en marcha del plan de modernización y apresuró la unificación del país a pesar de que ello costó la autonomía real de las provincias”.6
Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “¿Quién controla el
poder militar? Disputas en torno a la formación del Estado en el siglo XIX”, de
Hilda Sabato; este trabajo contiene una referencia a la organización militar en la
Argentina del siglo XIX y su relación con el proceso de formación del Estado
nacional, en la que se funda el análisis acerca de la cuestión de las luchas políticas
y las guerras internas, así como la manera en la que éstas afectaron a la organización militar hasta finales del siglo. “Milicias, Ejército y construcción del orden
liberal en la Argentina del siglo XIX”, de Beatriz Bragoni, estudia la centralidad
del proceso de militarización y politización popular, y su impacto en la construcción
de la pirámide de poder de los caudillos, que sucedió a la destrucción del poder
central en 1820. También demuestra el modo en el que la inestabilidad del sistema
de alianzas e inestabilidades interprovinciales coadyuvaron a la institucionalización
del poder nacional durante el siglo XIX. “Resistencias populares a la expansión y
consolidación del Estado nacional en el interior: La Rioja (1862-1863) y Jujuy
(l874-1875)”, de Gustavo Paz, se trata de un trabajo que compara las formas de
acción popular colectiva en dos provincias argentinas durante las décadas de la
formación del Estado nacional. “De la Marina ‘fluvial’ a la Marina ‘atlántica’”, de
Miguel Ángel De Marco, da cuenta de los enfrentamientos entre las marinas fluviales de Buenos Aires y la Confederación, hechos que determinaron, durante la
presidencia de Sarmiento, la creación de la Escuela Naval Militar y con ésta el nacimiento de la Marina moderna.
___________
No es posible referirse al año 1880 sin considerar previamente la llamada
“Conquista del desierto”. El avance de la línea de fronteras, entre los cristianos y
los indios, después de Rosas, se realizó en dos etapas. El plan de Alsina que consistió en la construcción de una serie de fortines unidos entre sí por una zanja que
extendió la frontera hasta lo que en la actualidad es el suroeste de la provincia de
Buenos Aires; sin embargo, con la muerte de Alsina, Julio Roca, emprendió una
campaña más agresiva con el fin de llevar la frontera hasta los bordes del río
Negro, procediendo a la eliminación física de los indígenas. La campaña consi-

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

guió la incorporación de 15.000 leguas de tierra productiva7 pero significó:
“según consta en la Memoria del Departamento de Guerra y Marina del año 1879,
1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos en combate, 10.539
indios no combatientes prisioneros y 1.049 indios reducidos voluntariamente”.8
En 1880 asumió el gobierno el general Julio A. Roca y se origina el denominado el proyecto de la Generación del 80. Las reformas institucionales fueron:
en 1884 la Ley de Creación del Registro Civil, la sanción de la Ley del Matrimonio
Civil y fundamentalmente, la ley 1.420 que universalizó la enseñanza primaria,
que a partir de entonces debía ser laica, gratuita y obligatoria.
El servicio militar obligatorio comenzó a regir una vez que el ministro de
Guerra, el teniente general Pablo Ricchieri consiguió la promulgación de la ley 3.948;
los conscriptos nacidos en 1880 constituyeron la primera clase que fue convocada.
A su vez, el siglo XIX estuvo marcado por diferentes conflictos con Chile que
culminaron con el acuerdo del 23 de julio de 1881, completado con el protocolo
adicional de 1893. El punto principal del acuerdo fue que el límite entre ambos
Estados lo constituía la Cordillera de los Andes y que la forma de delimitar la frontera
era a partir del principio de altas cumbres que dividen aguas. La Argentina no
podría tener puerto alguno sobre el Pacífico, ni Chile sobre el Atlántico. Sin
embargo, en este acuerdo no encontró fin la disputa.
Ya durante los primeros años del siglo XX, la crisis económica aumentó la
conflictividad social, que alcanzó su punto más alto con la huelga general de 1902
que paralizó a la ciudad de Buenos Aires. La respuesta del gobierno fue la sanción
de la Ley de Residencia que permitía deportar a quienes perturbaran el orden público.
La crisis y el avance de los sectores medios hicieron crecer en importancia
al partido que mejor los representaba: la Unión Cívica Radical y a su líder don
Hipólito Yrigoyen. Lo que impulsó al gobierno de Sáenz Peña a dictar una ley
electoral que estableció el sufragio secreto y universal, con los padrones militares.
En 1916, se realizaron los comicios en el marco de dicha ley electoral y triunfaron los radicales.
Los sectores sociales que llegaron al gobierno con el radicalismo fueron
“los hijos de la ley 1.420”. Los dirigentes del radicalismo surgieron de las profesiones
liberales, el comercio y la producción que, a su vez, constituyeron las mayores
posibilidades para el ascenso social. Pero quizás este origen, es el que provocaba
Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde, La república conservadora, Buenos Aires, Paidós, colección
Historia argentina (tomo 5), 2005, p. 42.
8
Silvia Ratto, Indios y cristianos. Entre la guerra y la paz en las fronteras, Buenos Aires, Sudamericana,
2008, pp. 202-203.
7

Haydée Gorostegui de Torres, La Organización Nacional, Buenos Aires, Paidós, colección Historia
argentina (tomo 4), 2000, p. 93.
6

25
26 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

en ellos un intenso deseo de integrarse de otra manera a las elites y fue lo que los
inhibió para provocar los cambios en la estructura económica, que, según demostró
la historia, hubiera sido el único camino para mantener y profundizar la democracia formal nacida con la Ley Sáenz Peña.9
Se vuelve necesario un breve comentario acerca de la relación entre los radicales y los militares, porque hasta la sanción de la Ley Sáenz Peña ellos apostaban
al cambio político a través de la insurrección, sólo como ejemplo se puede mencionar
que en septiembre de 1889, en la creación de la Unión Cívica “[de la] cual surgiría
el Partido Radical, cadetes uniformados participaron ostensiblemente del mitin”.10
Las tensiones sociales provenientes de la crisis financiera, la caída de los
precios de los artículos de exportación y el desempleo, explotaron en dos situaciones colectivas, una de ellas fue la huelga general de trabajadores industriales en
Buenos Aires (1919) que se inició en los Talleres Metalúrgicos Vasena. A la represión estatal se le sumaron los grupos civiles de la Liga Patriótica con una fuerte
impronta antisemita. La otra situación que se produjo fue la huelga de los peones
de las estancias en la Patagonia. La primera es la que se recuerda como la “Semana
Trágica” y la segunda como la “Patagonia Rebelde”. En la represión que se produjo a partir de esos hechos, fundamentalmente en la huelga de los peones de las
estancias en la Patagonia, el Ejército tuvo una decisiva participación.
La defensa del sistema caracterizado por el ascenso social le proporcionó a
Yrigoyen (1916-1922) un fuerte prestigio popular, con el que no contó su sucesor
Marcelo T. de Alvear (1922-1928). En la mitad de la década de 1920 comenzó
la embestida de los capitales norteamericanos, en concordancia con la expansión de
Estados Unidos y la vacancia dejada por los capitales europeos. Todo ello actuó como
revulsivo en la débil estructura económica del país. Estos signos, no fueron comprendidos por el gobierno de Alvear que se mantuvo apegado a normas y ritos
propios del sistema económico tradicional.
En su corto segundo período, Yrigoyen no logró adaptarse a los cambios
de la vida argentina y mundial, no comprendió las transformaciones que se habían
producido en el Ejército a partir de la politización que él mismo había provocado,
ni que un grupo importante de sectores conservadores habían abandonado su
fidelidad al sistema democrático y abrazaban con disimulo algunos de los principios del fascismo italiano. Finalmente no desarrolló ninguna estrategia en el nivel
económico que le permitiera enfrentar la crisis mundial desatada en 1929. Entre
José Luis Romero, Breve historia de la Argentina, Buenos Aires, FCE, 1996, p. 127.
Alain Rouquié, Poder militar y sociedad política en la Argentina, tomo I, Buenos Aires, Emecé,
1981, pp. 131-132.
9

10

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

las contradicciones propias de estos gobiernos radicales se debe destacar la defensa
de la soberanía en materia energética, fundamentalmente en el accionar del general
Mosconi al frente de YPF. Estas circunstancias confluyeron para hacer posible el
triunfo del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930.
Los cuatros artículos que conforman este capítulo son: “La ocupación militar
de la Pampa y la Patagonia de Rosas a Roca (1829-1878)”, de Silvia Ratto, donde
se analiza el modo en el que la política de fronteras y la política respecto de la
población aborigen se confundieron en una sola discusión. Éstas se desarrollaron
de dos maneras: una consistió en el avance a través de la negociación que tenía
como fin la incorporación de la población indígena al territorio conquistado. La
otra, a partir de los avances militares que sometieran a la población originaria. “El
Ejército entre el cambio de siglo y 1930: burocratización y nuevos estilos políticos”,
de Luciano de Privitellio, se trata de un trabajo que investiga la relación entre el
Ejército –luego de las transformaciones de 1890– y la política –a partir de los cambios
de 1912–. El modelo militar que surge de la renovación se habría de transformar,
fundamentalmente, en la década de 1930 a causa del impacto que provocaron las
ideologías de origen europeo impulsadas por la crisis de entreguerras y del rol de la
Iglesia católica dentro de la institución. “Partidos, corporaciones e insurrecciones
en el sistema político argentino (1880-1930)”, de Waldo Ansaldi, demuestra que
entre 1880 y 1930 el sistema político –con su doble mediación, la partidaria y la
corporatista– acentuó la debilidad de los partidos y la fortaleza de las asociaciones
de interés, lo que habría de operar un afianzamiento del poder estatal. El autor concluye su introducción afirmando que la extensión del derecho de ciudadanía política, la paulatina consecución de la ciudadanía social y la regulación estatal del
conflicto social resultaron insuficientes para asegurar la transición entre el Estado
oligárquico y el Estado democrático; el golpe de 1930, además, truncó ese proceso.
“Vida política y electoral (1880-1930). El Ejército”, de Isidoro J. Ruiz Moreno,
presenta una muy detallada descripción de las presidencias que se sucedieron
durante este período, desde la primera de Roca hasta la segunda de Yrigoyen, y,
asimismo, de las actuaciones de los diferentes partidos políticos; a partir de esta
investigación se configuran las característica más destacadas de la denominada
“Argentina moderna”.
___________
La crisis económica y financiera que se inició en la Bolsa de Nueva York el
29 de octubre de 1929 y que se extendió a todo el mundo occidental alcanzó pronto
a la Argentina y fue la que le brindó el marco exterior a la restauración conservadora

27
28 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

iniciada con el golpe del 6 de septiembre de 1930, encabezada por José E.
Uriburu y consolidada durante el gobierno de Agustín P. Justo.11
En el seno del gobierno existían dos tendencias: los nacionalistas de Uriburu y
los conservadores de Justo, esta tensión se resolvió a favor de Agustín P. Justo en las
elecciones de 1931.
Gran Bretaña enfrentó la Crisis del 30 a partir de la fórmula buy british,
que se concretó con los acuerdos de la Conferencia de Ottawa, en 1932. A través de
éstos la exportación de carnes desde la Argentina hacia Gran Bretaña se vio perjudicada. En 1933, Julio Roca, vicepresidente de la Argentina, firmó junto con el presidente del Board of Trade británico, Walter Runciman, el pacto que la historia recordó
como el de Roca-Runciman. A partir de ese pacto, a costa de los intereses nacionales,
se acordó de manera satisfactoria la situación de los ganaderos y de los frigoríficos.
En el frente interno se practicaron, parcialmente, las recetas keynesianas
para la crisis en Estados Unidos, se crearon el Banco Central y las Juntas Reguladoras
de los principales productos de exportación.
El transporte, las compañías de electricidad12 y el petróleo fueron, durante
el período, el territorio de disputa de los intereses norteamericanos y británicos.
Finalmente, las consecuencias de la guerra y de la crisis dieron nacimiento
al proceso de industrialización sustitutiva de productos de importación, asentándose físicamente en Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y el Litoral. Este proceso de
industrialización fue, en parte, la causa de los procesos de migraciones internas.13
La debilidad política del régimen, la importante presencia de una clase
obrera industrial, la neutralidad ante la Segunda Guerra Mundial y la mejora en
la situación económica durante la guerra abrieron la puerta al golpe de Estado del
4 de junio de 1943.
Con el gobierno del presidente general Agustín P. Justo y posteriormente
al debate de las carnes se ha de inaugurar en el país lo que Tulio Halperin Donghi
denominó la “República del Fraude”.14 La influencia que ejerció este período sobre
Darío Cantón, José Luis Moreno y Alberto Ciria, La democracia constitucional y su crisis,
Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 6), 2000, pp. 121 y ss.
12 En materia de electricidad, la CADE, subsidiaria de SOFINA –con sede en Bruselas–, con
mayoritario capital británico tenía una concesión que vencía en 1957. El Concejo Deliberante de
la Ciudad de Buenos Aires (en 1936) dictó dos ordenanzas, la primera alargó el plazo hasta 1971,
la segunda obligó al Estado a comprar todos los bienes muebles e inmuebles de la compañía al vencimiento de la concesión. El diario La Vanguardia (del Partido Socialista) estimó entre 60.000 y
120.000 pesos lo que la compañía pagó cada voto en el Concejo. Nunca fue desmentido.
13 Gino Germani, Estructura social de la Argentina, Buenos Aires, Solar, 1965.
14 Tulio Halperin Donghi, La República imposible (1930-1945), tomo V, Buenos Aires, Ariel Historia, 2004.
11

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

el Ejército afectó la moral y la opinión del cuerpo de oficiales, “se perfiló la tendencia a subordinar los valores profesionales a los problemas políticos, y los temas que
antes se creían ajenos a la competencia de los oficiales se convirtieron en cuestiones
de discusión cotidianos con efectos perjudiciales que fueron evidentes para el nivel
profesional”.15
Justo quería un ejército apolítico, al servicio, esta vez, de las autoridades
legales y constitucionales: “Un ejército numeroso, bien organizado, dotado con armamentos modernos e instalaciones confortables es a priori profesional, despolitizado
y difícilmente conmovible […]. Es por esto que la presidencia de Justo está jalonada
por medidas apropiadas para asegurar el perfeccionamiento técnico de los cuadros,
una mejor organización de las unidades y entrenamiento completo de las tropas”.16
En 1938, con la asunción de la formula Ortiz-Castillo, surgidos del fraude
de 1937 se agotó el proceso que se pretendió restaurador en la década de 1930.
Cuando Castillo, ante la imposibilidad física de Ortiz, se hizo cargo del gobierno,
intentó utilizar a las Fuerzas Armadas en su proyecto de permanecer en la presidencia de la República. Allí se ha de generar el caldo de cultivo que explica el golpe
militar del 4 de junio de 1943. Los militares que encabezaron el golpe no sólo se
oponían a tener alguna responsabilidad en una amañada sucesión presidencial,
sino que pensaban en la necesidad de una reconstrucción del proyecto nacional.17
El capítulo que abarca este período está compuesto por los siguientes trabajos:
“Las contradicciones en el Ejército durante el régimen conservador”, de Norberto
Galasso, en el que se investiga acerca de las diversas tendencias ideológicas y los
cambios que se advierten en la historia del Ejército durante el siglo XX, a partir de
aceptar que la mayoría de los oficiales provenían de la clase media, lo que explica por
qué en su interior se manifestaron tanto tendencias conservadoras, como posiciones populares. “La industrialización y la cuestión social: el desarrollo del pensamiento estratégico en Mosconi, Savio y Perón”, de Fabián Emilio Alfredo Brown,
da cuenta de la manera en la que estos tres hombres surgidos del Ejército entendían la necesidad de industrializar la Argentina, para poder enfrentar la cuestión
social. Cuestión que durante el período se encontraba agudizada por los procesos
de migración interna, fundamentalmente hacia el Litoral portuario. “¿Qué representación? Elecciones, partidos e incorporación de los intereses en el Estado: la
Argentina en los años de 1930”, de Ana Virginia Persello, propone un análisis de
Robert A. Potash, El ejército y la política en la Argentina, 1928-1945, Buenos Aires, Sudamericana,
1981, p. 118.
16 Alain Rouquié, op. cit., pp. 260-261.
17 Robert Potash, op. cit., pp. 289-340.
15

29
30 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

las ideas y proyectos generados en el período que tenían por objeto separar la
administración de la política, reglamentar la organización y el funcionamiento de
los partidos así como reformar el régimen electoral reemplazando el sistema del
tercio por la representación proporcional. Ideas propias de la democracia liberal,
que pretendían superar la perversión que, para los portadores de estas ideas, habían
implicado los gobiernos radicales. “Políticas, ideas y el ascenso de Perón”, de Mariano
Ben Plotkin, desarrolla la idea de que fueron vanos los esfuerzos de peronistas y
antiperonistas, por distintos motivos, de caracterizar al peronismo en sus dos primeros gobiernos como una ruptura total con la política y la cultura anteriores que
habían caracterizado al país. Perón fue un producto de su tiempo y esto se demuestra
en el desarrollo de este trabajo a partir de vincular algunas de las dimensiones de
la ideología de Perón con el momento histórico en el que ella se formó.
___________
El 4 de junio de 1943, un conjunto de oficiales del Ejército tomó el poder
sin resistencia alguna. Perón, uno de los coroneles de 1943, fue designado como
subsecretario de Guerra y se hizo cargo del Departamento Nacional del Trabajo,
que transformó en Subsecretaría de Trabajo y Previsión y desde allí tejió alianzas
con los dirigentes sindicales.
Las necesidades y la identidad del contingente de un millón de personas
que entre 1936 y 1945 se alojaron en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires fueron
el objetivo principal de aquella articulación entre Perón y los dirigentes sindicales.
Aquel contingente estaba formado por obreros argentinos y por lo tanto “dotados
de franquicia electoral”.18 La influencia de Perón se afirmó en las relaciones con
el Ejército y con las organizaciones sindicales.
El crecimiento de Perón llevó a los sectores, autodenominados democráticos,
a presionar a los militares hasta que lograron que el 9 de octubre de 1945 destituyeran a Perón y lo encarcelaran en la isla Martín García.
El 17 de octubre de 1945 una muchedumbre obrera proveniente del Gran
Buenos Aires y particularmente constituida por trabajadores de los frigoríficos de
la zona de La Plata, Berisso y Ensenada ocupó pacíficamente la Plaza de Mayo y
exigió la presencia de Perón. Los trabajadores liberaron a Perón, quien habló por
la noche desde los balcones de la Casa de Gobierno y anunció su retiro del gobierno
y su candidatura presidencial. El 17 de octubre había modificado el escenario político.
La apertura del proceso electoral enfrentó a dos formulas: Perón-Quijano (figura
proveniente del radicalismo) y la Unión Democrática, integrada por todos los
18

Tulio Halperin Donghi, op. cit., p. 31.

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

partidos políticos existentes, desde los conservadores a los comunistas, con la fórmula
radical alvearista integrada por: Tamborini-Mosca.
El 24 de febrero de 1946, el peronismo llegó al gobierno con el 55% de
los votos emitidos en todo el país. El gobierno de Perón dispuso de toda la legalidad, por su amplia mayoría en el Congreso, pero también de la legitimidad que le
permitió su capacidad de movilización de los sectores populares. En el camino de
la construcción de la hegemonía en el peronismo, Eva Perón jugó un papel protagónico desde la fundación de su mismo nombre, que se ocupó de una gigantesca
tarea social, y a partir de la incorporación de un nuevo actor en el sistema electoral:
las mujeres, a través del voto femenino. Finalmente, en esta construcción, tuvo un rol
preponderante la sanción de la legislación obrera (Sueldo Anual Complementario,
Vacaciones, Jubilación) y la tarea de los sindicatos, a través de las obras sociales.
En el aspecto económico el peronismo se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía, que se manifestó en los dos Planes Quinquenales
elaborados por el gobierno así como en la creación del IAPI (Instituto Argentino
de Promoción del Intercambio) con el fin de comercializar las cosechas de granos
y asegurar el precio sostén a los pequeños y medianos productores.19 A su vez, se
produjo el desarrollo de una burguesía industrial nacional, favorecida con los créditos del Banco Industrial y el fuerte consumo que producía la política de los altos
salarios. Esta política económica se concretó definitivamente en 1947 con la nacionalización de los servicios públicos; de este modo, el gobierno hizo de la nacionalización de los ferrocarriles una bandera de la soberanía nacional.20
Uno de los mejores ejemplos en relación con la importancia de la industria
nacional y su incidencia en el Ejército, durante el peronismo, es el de la Fábrica
Militar de Aviones que estableció una industria que pronto se irradiaría hacia
todo el continente. Fueron diez años de oro y esplendor en los que se concibieron
el Pulqui II, el IA 37 y el IA 38, un cuatrimotor carguero de ala delta. Un viejo
noticiero en blanco y negro de Sucesos Argentinos todavía permite ver al Pulqui I
en el aire: el primer jet argentino es colorado, tiene una escarapela en el fuselaje, su
nombre indígena quiere decir “punta de flecha” y hoy está en el Museo Aeronáutico
de Morón, donde a veces lo repasan como para salir a volar, aunque ya sólo lo haga
en el celuloide de Sucesos Argentinos.21
El IAPI fue muy criticado porque destruyó el negocio de la intermediación que tanto había crecido
durante los gobiernos de la restauración conservadora (Bunge & Born, Dreyfus, La Continental, etc.).
20 La nacionalización de los Ferrocarriles fue muy cuestionada por el monto de lo que se pagó y
por la forma en que se realizó.
21 Véase <www.virtualcordoba.com.ar>.
19

31
32 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

Las IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) pasaron de la
fabricación de aviones a la de automóviles. La producción automotriz se inicia
con el sedán para cuatro pasajeros denominado Institec y continuó con un pequeño
vehículo utilitario que contaba con una cabina metálica de chapas perfiladas o
moldeadas y una caja de madera con capacidad de carga para media tonelada.
Había surgido el Rastrojero.22
A principios de la década de 1950 comenzó la decadencia del peronismo,
una de las más grandes sequías que recuerde la historia argentina complicó las
cosechas de 1950-1951 y 1951-1952 con lo que se vio afectado el desenvolvimiento
normal de la economía, a lo que se debe agregar la impugnación de los militares
y la Iglesia a la candidatura de Eva Perón a la vicepresidencia de la Nación, un
proceso inflacionario que no hacía posible la inversión, y como consecuencia de
este último la aparición del fantasma de la desocupación y la pérdida del salario
real. De esta manera, casi como un símbolo, la muerte de Eva Perón (1952) cierra
un ciclo del peronismo.
A partir de 1952 la oposición lograba consolidarse. Las bombas en un acto
en la Plaza de Mayo fueron respondidas con la quema del Jockey Club y las sedes de
algunos de los partidos políticos. Parecía que desde allí no había retorno. Luego
del enfrentamiento con la Iglesia, ésta se sumó decididamente al frente opositor.
La quema de las iglesias constituyó el último acto del peronismo y abrió las puertas
al golpe de Estado, que fracasó el 16 de junio de 1955 en el bombardeo a la Plaza
de Mayo a cargo de aviones de la Marina, pero que finalmente triunfaría el 16 de
septiembre de 1955.
Una de las expresiones más claras de Perón en relación con las Fuerzas
Armadas figura en la conferencia que pronunció en la Universidad de La Plata en
1944 (“El significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar”) en
la que desarrolló dos conceptos centrales: la “Nación en armas” y el desarrollo
industrial argentino. “La defensa nacional exige una poderosa industria propia y
no cualquiera sino una industria pesada” afirmó Perón en aquella conferencia.
“Ello hacía necesaria la acción estatal, protegiendo a las manufacturas consideradas de interés estratégico, y la creación de la Dirección General de Fabricaciones
Militares que contempla la solución de los problemas neurálgicos que afectan a
las industrias radicadas en la Argentina”.23

Véase <www.cocheargentino.com.ar>.
Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel Historia, colección
Biblioteca del Pensamiento Argentino (tomo VI), 2001, p. 24.
22
23

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “Industria, Fuerzas
Armadas y peronismo”, de Torcuato Di Tella, en el que el autor plantea el interés
que mostraban las Fuerzas Armadas por la industria, al mismo tiempo que los
industriales comprendían la importancia de la relación con los militares en tanto
éstos son proveedores naturales de los insumos necesarios, desde el acero hasta el
transporte. El análisis del pensamiento industrial a partir de la producción del
Instituto de Estudios y Conferencias de la Unión Industrial Argentina cubre gran
parte de este aporte y refuerza lo antes expuesto. “Defensa Nacional y Fuerzas
Armadas. El modelo peronista (1943-1955)”, de Marcelo Saín, parte de la premisa
de que a partir de 1930 el poder militar se proyectó como uno de los protagonistas
centrales del sistema político argentino. Según esta perspectiva, el marco conceptual
e institucional en el que Perón, desde el gobierno, estructuró su vínculo con las
Fuerzas Armadas fue la denominada Doctrina de la Defensa Nacional, basada en
dos ejes: por una parte, considerar una visión convencional y limitada de la guerra,
fundamentalmente, el conflicto con los países vecinos; y el de “la Nación en Armas”.
El trabajo de Susana Bianchi, “Hacia 1955: la crisis del peronismo”, da cuenta de
las diferentes alternancias de la relación entre el peronismo y el catolicismo oficial;
relación que oscila entre la Pastoral Colectiva de 1945 donde implícitamente se
condenaba a la Unión Democrática y se apoyaba la candidatura de Perón, hasta
el 11 de junio de 1955 cuando la celebración de la festividad de Corpus Christi
se transformó en una de las más grandes manifestaciones en contra del gobierno
de Perón. “El peronismo político, apuntes para su análisis”, de Carolina Barry, se
propone analizar el modo en el que se estructuró el peronismo político y definir
cuál fue el criterio para marcar y respetar las diferencias entre el Partido Peronista,
el Partido Peronista Femenino y la Confederación General del Trabajo.
___________
El golpe del 16-22 de septiembre de 1955, contó con el apoyo del arco
político antiperonista. En el interior de la fuerza militar se enfrentaron, nuevamente, los sectores nacionalistas-católicos y los sectores liberales. Los primeros
impusieron al primer presidente de ese turno militar, el general (R) Eduardo
Lonardi, quien durante el breve período del gobierno convocó a un hombre de la
Restauración Conservadora para que asesorara al gobierno en materia económica.
El Informe Prebisch propuso construir, a largo plazo, una Argentina industrial, más
compleja y diversificada que la que se había heredado del peronismo. Para alcanzar
ese objetivo resultaba necesario incrementar las exportaciones tradicionales elevando el ingreso del sector rural en su conjunto. Asimismo el país requería una
modernización de la infraestructura productiva agraria que incluyera las relaciones

33
34 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

laborales; la diversificación e integración de la estructura industrial argentina y, finalmente, la expansión de la explotación de combustibles, sin recurrir al capital extranjero. Sin embargo, este plan generó la resistencia de los sectores asalariados y de
la pequeña industria, que permanecían fieles a Perón, y no complacía a los grandes sectores exportadores. Éstos constituyeron los límites que habrían de impedir cualquier despegue de la Argentina y el marco en el que habrían de desarrollarse los
hechos políticos cambiantes que caracterizaron el período hasta 1973.
El 13 de noviembre de 1955 asumió la presidencia el general Pedro E.
Aramburu, que respondía a los sectores más cerrilmente antiperonistas. Fue intervenido el Partido Peronista, la Confederación General del Trabajo, las federaciones
y los sindicatos; al mismo tiempo se produjo el secuestro del cadáver de Eva Perón.
El 9 de junio, ante un intento de asonada se fusilaron y asesinaron a civiles y militares,24 entre ellos el jefe del movimiento, el general Juan José Valle. Se dictó el
decreto 4.161 que transformó en delito la mención del nombre de Perón y de
otras palabras vinculadas a esta extracción política. Se proscribió de la vida pública
al conjunto de los dirigentes sindicales que habían actuado con anterioridad a
1955. El objetivo fue el de eliminar la identidad popular peronista y captar a ese
conjunto de ciudadanos para la vida de otros partidos políticos democráticos.
La respuesta popular consistió en la organización en la clandestinidad de lo
que se conoció como la Resistencia Peronista, liderada inorgánicamente por John
W. Cooke,25 que demostró la ineficacia de la política represiva. Ante estos fracasos,
el gobierno decidió volver a la vida política de los partidos y para ello convocó a
una Convención Constituyente a fin de modernizar la Constitución de 18531860 que se había restituido al derogarse la de 1949. Los peronistas decidieron
votar en blanco y constituyeron la fuerza mayoritaria. La Convención Constituyente
fracasó, así como también fracasó el intento de normalizar la CGT.
Luego de los fracasos políticos, el gobierno decidió llamar a elecciones presidenciales. El 23 de febrero de 1958 fue elegido presidente de la Nación Arturo
Frondizi, con el explícito apoyo del general Perón.
Frondizi era un desarrollista. El “desarrollismo” suponía la necesidad de
conciliar políticas de expansión industrial a través de una capitalización originada
en los recursos externos con la vigencia de las prácticas electorales e instituciones
típicas de la democracia representativa. El gobierno decidió iniciar una política
de apertura al capital extranjero en la actividad petrolera y la inserción de algunas

24
25

Rodolfo Walsh, Operación masacre, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1985.
Juan D. Perón y John W. Cooke, Correspondencia, Buenos Aires, Papiro, 1972.

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fábricas en líneas elegidas; los contratos petroleros constituyeron el eje del conjunto de su administración.
Los conflictos con los trabajadores y los estudiantes desataron un accionar
represivo que debilitó al gobierno, que debió aceptar un plan de estabilización económica y de austeridad que incorporó a Álvaro Alsogaray al gobierno. El plan aumentó
tanto la recesión como el desempleo y, también, recrudeció el enfrentamiento con
los obreros peronistas, lo que condujo a desempolvar un viejo instrumento represivo:
el plan CONINTES, a partir del cual fueron a prisión miles de militantes populares.
Sin embargo, el desarrollo económico, la conflictividad social y la inestabilidad política no fueron enfrentadas desde un unificado frente interno, debido a
que los militares, que estaban embarcados en la guerra contrarrevolucionaria26 desconfiaban del accionar del gobierno y lo presionaban permanentemente a través de
una fórmula propia de la época: “el planteo”. Los treinta y dos “planteos” militares
le quitaron autonomía al Presidente, pero politizaron la Fuerza y a causa de esto
favorecieron su fraccionamiento.
A pesar de estos acontecimientos, el gobierno se sometió a una prueba
muy importante: el 18 de marzo de 1962 enfrentó electoralmente al peronismo,
y resultó derrotado, en especial en la provincia de Buenos Aires. Un nuevo planteo
condujo a Frondizi a decretar la intervención federal en las provincias en las que
había triunfado el peronismo, pero esto tampoco fue suficiente. Los militares lo
arrestaron y recluyeron en Martín García el 29 de marzo de 1962.
Mientras los militares que habían arrestado a Frondizi deliberaban acerca
del camino a seguir, el senador por Río Negro, José María Guido a cargo de la
presidencia de la Cámara de Senadores (por la renuncia anterior del vicepresidente
Alejandro Gómez) se presentó ante la Corte Suprema y juró como presidente de
la Nación. El nuevo presidente gobernó con los hombres de la Argentina tradicional, este interregno estuvo marcado por la incertidumbre y un nuevo estatuto
para los partidos políticos, en el que se volvía a proscribir al peronismo; asimismo
se produjo el anuncio del cese de las actividades de la CGT.
Pero la incertidumbre se acentuó aun más a partir del enfrentamiento entre
las facciones del Ejército que la historia recogió como el enfrentamiento entre “azules”
y “colorados”, en cuya primera escaramuza, con el triunfo de los azules, fue emitido
el comunicado 150 (redactado por el periodista Mariano Grondona y el coronel
Aguirre) en el que se declaraba prescindentes a las Fuerzas Armadas del ejercicio del
gobierno, aunque éste podía leerse, claramente, como un programa para gobernar.
Osiris Villegas, Guerra Revolucionaria Comunista, Buenos Aires, Biblioteca del Círculo Militar
Argentino, 1959.
26

35
36 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

El 2 de abril se desató el enfrentamiento definitivo en el que los azules, al mando
del Ejército, terminaron con los colorados y con la Marina. Posteriormente se convocó a elecciones ampliando la proscripción del peronismo.
El 7 de julio de 1963, con una enorme cantidad de votos en blanco, la fórmula
radical encabezada por Arturo Illia, derrotó la candidatura del general Aramburu.
El gobierno de Illia se desenvolvió en un marco legal, aunque con escasa
legitimidad de origen, lo que limitaba sus posibilidades de acción. En el ámbito
económico estableció una línea, que desde el presente, puede caracterizarse como
nacionalista, en tanto fueron adoptdas medidas tales como la anulación de los contratos petroleros y la modificación accionaria, a favor del país, de la empresa de
energía SEGBA, que se había creado durante el gobierno del general Aramburu.
Esto le valió a Illia el desagrado de los inversionistas extranjeros, al que rápidamente se sumó la Unión Industrial Argentina que se oponía al intervencionismo
estatal en la economía, particularmente en la fijación de los precios. Situación
que se agravaría con el envío al Parlamento de la Ley de Medicamentos que los consideraba como “bienes sociales”.
Sin embargo, éste era un gobierno demasiado solitario en el mundo de las
relaciones políticas. Así, apenas normalizada la CGT, el gobierno se vio obligado a
afrontar un Plan de Lucha que inició ésta y que llegó a ocupar más de 11.000
fábricas. El enfrentamiento con el gobierno creció desde el sector de los empresarios
que exigían la sanción del estado de sitio contra el Plan de Lucha. Comenzaron en
ese momento las acusaciones por la lentitud del gobierno, crítica que se estigmatizó
con el uso de la imagen de la tortuga.
La aparición de un pequeño grupo guerrillero en el norte argentino fue
reprimido (detención, juzgamiento y cárcel) de acuerdo a la legalidad vigente, sin
recurrir a prácticas de contrainsurgencia, a partir de lo que se reafirmaban las
características más importantes del gobierno. Los dirigentes sindicales peronistas
iniciaron el camino del despegue de Perón, particularmente el más destacado de
ellos, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Augusto Vandor.
Aunque todos los indicadores de la economía señalaban una muy buena performance del gobierno, se había iniciado a través de los medios de comunicación
una campaña con el fin de quitarle legitimidad. La alianza de los sectores militares
azules, los dirigentes sindicales que respondían a Vandor y los empresarios formaron
un solo bloque y el 28 de junio de 1966, las tres Fuerzas Armadas, con el acuerdo
explícito de la Iglesia destituyeron al presidente Illia. El liderazgo recayó en el general
Juan Carlos Onganía, quien fue designado presidente de la República.
En marzo de 1967 fue designado ministro de Economía Adalberto Kriegger
Vasena, quien anunció uno de los programas más coherentes, desde el pensa-

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

miento conservador, que conoció la Argentina en la crisis. Se atacó decididamente
la inflación mediante la racionalización del Estado, la reducción del déficit y el
congelamiento de los salarios;27 asimismo fueron suprimidos los subsidios a las
industrias y a ciertas regiones marginales.
En marzo de 1968, la división de los sectores sindicales, en el marco del
Congreso Normalizador de la CGT, permitió que surgiera una nueva conducción
liderada por el dirigente de los Gráficos: Raimundo Ongaro, quien bautizó a su
organización como la CGT de los Argentinos y rápidamente comenzó a editar el
periódico CGT.28 Esta organización y su periódico dieron unidad al sinnúmero
de protestas obreras, de los sectores medios productivos (por ejemplo en Mendoza
y en el valle del río Negro) y, al mismo tiempo, las unificaron con los reclamos estudiantiles. El conjunto de este movimiento confluyó en las protestas sociales en
Córdoba el 29 de mayo de 1969 y fue conocido como el “Cordobazo”. La explosión
tuvo tal impacto que modificó por completo el escenario, renunció Kriegger y
Onganía se quedó sin discurso. En el campo de los movimientos sociales, se mantuvo
la agitación en el interior y aparecieron las organizaciones armadas de distinto signo
político. Un año después, los “Montoneros” secuestraron y dieron muerte al general
Aramburu. Allí concluyó el primer turno presidencial de la dictadura.
En junio de 1970, la Junta de Comandantes designa al general Roberto
Marcelo Levingston que se “salió de libreto” e intentó encontrar otro camino político, apelando a lo que él llamaba la “generación intermedia”, por fuera de los partidos políticos tradicionales y designó ministro de Economía al doctor Aldo Ferrer.
En marzo de 1971, una nueva movilización popular derrocó al segundo
presidente de la autodenominada Revolución Argentina. De este modo, la movilización popular caracterizada como el “segundo Cordobazo” (el “Viborazo”) puso
fin al segundo turno presidencial de la dictadura militar.
El 22 de marzo, la Junta reasume el poder y designa presidente al general
Alejandro Agustín Lanusse que intentó encontrar una salida política negociada y
para ello implementó un programa que se denominó “Gran Acuerdo Nacional”.
Los objetivos fueron tres: el repudio a la subversión; el reconocimiento de la
inserción de las Fuerzas Armadas en el futuro esquema institucional y, particularmente, el acuerdo sobre la candidatura presidencial. Al mismo tiempo que estas
negociaciones avanzaban, también crecía en importancia el accionar de las organizaciones guerrilleras. Los presos políticos pertenecientes a estas organizaciones
José Luis Romero, op. cit., pp. 178-179.
Semanario CGT de los Argentinos, fundado por Raimundo Ongaro y Ricardo De Luca, y dirigido por Rodolfo Walsh. Editado por Página/12 y la Universidad de Quilmes.
27
28

37
38 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

planearon la fuga de la cárcel de Trelew, que fracasó organizativamente; y la
Marina, el 22 de agosto, ejecutó ilegalmente a dieciséis presos políticos alojados
en la base Almirante Zar. Allí se agotó la credibilidad del gobierno y el proyecto
del “Gran Acuerdo Nacional”.
El 17 de noviembre de 1972, Perón retornó al país y acordó29 con los líderes
políticos una salida electoral, transformándose así nuevamente en el gran elector de
la vida argentina. El peronismo acuerdó su fórmula con sus tradicionales aliados
y se presentó a las elecciones del 11 de marzo de 1973 con la candidatura de
Cámpora-Solano Lima, que resultaron elegidos con el 49,5% de los votos.
El gobierno de Cámpora se encontró sometido a la tensión interna propia
del movimiento peronista, que contaba con dos actores principales: la juventud
y los sindicalistas. Esa tensión creciente, condujo por un lado a la movilización
de los sectores populares, la firma del acuerdo entre los empresarios y los trabajadores, y la organización de comandos de extrema derecha para la represión por
fuera de la ley en el Ministerio de Bienestar Social que estaba a cargo de José
López Rega. Ese enfrentamiento tuvo su punto culminante durante la masiva
concentración en Ezeiza para recibir el retorno definitivo de Perón a la Argentina.
Los sectores de derecha organizaron diferentes emboscadas donde murieron militantes de la Juventud Peronista e impidieron que Perón hablara al pueblo. Allí se
inició el camino que conduciría a la renuncia de Cámpora y al enfrentamiento
de la Juventud con Perón.
Es a partir de ese momento que comienza a actuar la Triple A, organización de extrema derecha preparada para la represión ilegal, y que luego del triunfo
de Perón habría de provocar algunos resonantes atentados mortales como el del
diputado Rodolfo Ortega Peña o el intelectual Silvio Frondizi.
Después de la renuncia de Cámpora es prácticamente plebiscitada la fórmula
Perón-Perón. Con Perón en el gobierno se producen una serie de atentados de las
organizaciones armadas a los cuarteles (Comando Sanidad en Buenos Aires, Formosa,
Azul, Monte Chingolo) que desataron una represión a cargo del conjunto de las
Fuerzas Armadas.
Muerto el general Perón, durante el gobierno de su viuda, María Estela
Martínez de Perón, se agrava la crisis institucional y económica. En relación con esta
última, el punto más elevado consistió en el severo plan de austeridad que decide

Todas las fuerzas políticas convocadas por Perón se reunieron en el restaurante Nino de Vicente
López, provincia de Buenos Aires en la llamada “Asamblea de la Unión Nacional”, a la que también asistieron representantes de la CGT y la CGE.

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implementar su ministro de Economía, Celestino Rodrigo, resistido por los trabajadores organizados que habían logrado un importante aumento de salarios, y
a partir del cual se desató un proceso inflacionario de magnitudes desconocidas
en la Argentina (el “Rodrigazo”). Desde allí comenzó a tomar forma definitiva el
golpe de Estado, apoyado por la Iglesia, los sectores dominantes de la sociedad e
importantes sectores políticos.
Los hombres de las Fuerzas Armadas estaban muy influenciados por: “Los
generales y coroneles franceses que no sólo enseñaron una técnica (la división del
territorio en zonas y áreas), la tortura como método de obtención de inteligencia,
el asesinato clandestino para no dejar huellas, la reeducación de algunos prisioneros
para utilizarlos como agentes propios. También propagaron el sustento dogmático
de esa forma de guerra que llamaban moderna y el ambiguo concepto de subversión, entendido como todo aquello que se opone al plan de Dios sobre la tierra”.30
Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “Las Fuerzas Armadas
en misión imposible: un orden político sin Perón”, de María Matilde Ollier, se trata
de un trabajo que describe el período a partir de dos ejes fundamentales: uno se
organiza en torno a la presencia concreta de los hombres de las Fuerzas Armadas
en el gobierno de la República –con o sin consenso popular–, no sólo para gobernarla sino también para derrotar el enemigo interno. El otro eje que atraviesa el
período, según afirma la autora, se refiere el descreimiento de las potencialidades de
la democracia y de la política en tanto procedimientos, cuya consecuencia más
importante consistió en que las elites construyeron sus alianzas en un terreno sin ley.
“La introducción de la Doctrina de la Seguridad Nacional en el Ejército Argentino”,
de Ernesto López, estudia la influencia francesa, que, según las precisiones historiográficas, estuvo presente en la filiación de la Doctrina de la Seguridad Nacional;
el autor se atreve a afirmar que dicha influencia ya se encontraba presente desde
1955 en el intento de “desperonizar” al Ejército. “La sociabilización básica de los
oficiales del Ejército en el período 1955-1976”, de Luis Eduardo Tibiletti, intenta
brindar una perspectiva acerca de la formación que los oficiales del Ejército recibieron en el Colegio Militar de la Nación especialmente en dos direcciones: la que
se relaciona con el aspecto ideológico-político y la que ayuda o dificulta la relación
entre el Ejército y la sociedad en democracia. “Ilegitimidad democrática y violencia”,
de José Pablo Feinmann, en cuya exposición el autor se sostiene en la hipótesis de
que entre 1955 y 1973 no existió la democracia en la Argentina. Existió la ilegalidad, el sofocamiento y la falta de libertad. De este modo, durante dicho período

29

Horacio Verbitsky, “Una proeza periodística”, en Marie-Monique Robin, Escuadrones de la
Muerte, Buenos Aires, Sudamericana, 2005, pp. 7-8.
30

39
40 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

la Argentina no logró constituirse legalmente, debido a la insistencia en la marginación de la fuerza mayoritaria del país y del líder de esa fuerza; movimientos que
potencian la consideración acerca de ese líder hasta transformarlo en un objeto
maldito. Luego examina el tema de la contrainsurgencia y la escuela francesa; para
concluir, en un interesante intercambio de preguntas, realizando algunas anotaciones
sobre la violencia.
___________
El llamado Proceso de Reorganización Nacional asumió el poder con el
objetivo expreso de restablecer el orden. Esto implicó, en los hechos, la más brutal
represión del conjunto de las organizaciones populares. Restablecer el orden, para el
gobierno de los militares, consistió en eliminar físicamente todas las barreras que el
pueblo había construido en defensa de los intereses nacionales. La represión fue
ejecutada sin ninguna legalidad; no hubo detenidos, jueces, ni procesos. Existió la prisión, la tortura y la muerte decidida por los propios represores.
Se implementó un infernal círculo de secuestro-tortura-delación-ejecución
clandestina o cooptación como fuerza propia en la más absoluta clandestinidad,
que dio pie al surgimiento de lugares de concentración y campos de tortura como
la ESMA, El Vesubio, La Perla, Campo de Mayo y muchos otros.
Una vez que se hubo forzado el silencio, se puso de manifiesto el otro objetivo de la dictadura: la transformación de la estructura económica, según la visión
neoliberal que encabezaba el ministro de Economía, don José Alfredo Martínez de
Hoz. Dicho de manera muy esquemática, el sentido de la transformación residía
en la posibilidad de pasar de una Argentina industrial, con todos sus problemas,
a una Argentina dominada por el capital financiero. A mediados de 1977 se puso
en marcha la reforma que consistió: “básicamente, en una rápida liberalización
de las tasas de interés bancarias y en una gradual, pero firme, eliminación de las
restricciones al movimiento de capitales con el exterior”,31 que se habría de completar en 1980. Detrás de este proceso se encontraba el objetivo de terminar con
el subsidio de los empresarios ineficientes por parte de los ahorristas, vía la regulación estatal, para, así, desarrollar un auténtico mercado de capitales.
A mediados de 1978, la Marina y su comandante, Eduardo E. Massera,
comenzaron a presionar con lo que en el período se denominó el “cuarto hombre”.
En el fondo consistía en terminar con la excepcionalidad y a partir de ello que el

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comandante del Ejército, fuera también el presidente. Esto se sorteó, luego de
muchos cabildeos, con el retiro de Jorge Videla del Ejército, su designación como
presidente y Roberto Viola como comandante del Ejército, este último era hombre
de buen diálogo con sindicalistas y políticos. Luego del chauvinismo del Mundial
de Fútbol y el conato de guerra con Chile por el Canal del Beagle, resultaron
vanos los intentos de vestir de nacional y popular a la dictadura.
A principios de 1979 apareció “la tablita”32 que se complementaba con la
apertura gradual del comercio. Esto ocurría en el marco de una gran dispersión salarial
desde un “piso” administrado por el Estado. Los grandes empresarios seguían oponiéndose a este manejo de la economía y pedían volver a las propuestas de 1976:
recesión y ajuste del gasto público. Al persistir el proceso inflacionario, el Ministerio
de Economía apresuró las rebajas arancelarias dejando sin protección a la industria
argentina; a partir de lo cual se produjo su gran quiebre, aunque debido a que la protección comenzó a darse en forma de tomar posiciones en moneda extranjera, se
sucede una muy rápida subida de las tasas de interés, lo que habría de concluir en la
crisis financiera y la caída de los bancos.
El 24 de marzo de 1981, asumió como presidente el general Roberto Viola,
que había pasado a retiro en su Fuerza de la que ya era comandante el general
Leopoldo Fortunato Galtieri. La situación económica y financiera se encontraba en
una crisis que se agudizaba casi a diario, y nada de lo que hizo el gobierno sirvió para
calmar el mercado financiero. Las estampidas y corridas provocadas por el atesoramiento de la moneda extranjera resultaban imposibles de contener a través de la
devaluación.33
En noviembre Viola pide licencia por enfermedad y ocupa provisoriamente
la presidencia el general Liendo. Éste le encargó a Domingo Felipe Cavallo, que para
entonces ocupaba una de las subsecretarías del Ministerio del Interior, un conjunto de
normas de reactivación económica. El experimento fracasó, sin embargo, de este modo,
Cavallo comenzó su camino en la historia que lo tendría como hombre fuerte de la
economía del país y como protagonista en la nacionalización de la deuda externa, la
convertibilidad y el “corralito”, inicio formalmente inmediato del estallido de 2001.
Prohibido el campo de la política, por la dictadura, se hacía necesario politizar la vida cotidiana. En ella se ponía en juego la misma subsistencia del ciudadano y la esperanza de la destrucción del autoritarismo. El ejemplo más singular
fue el de los organismos de derechos humanos, en particular, las Madres de Plaza
Establecía por ocho meses la variación futura del tipo de cambio a tasas decrecientes.
En medio de estas crisis, Sigaut pronunció un apotegma que ha quedado entre los grandes bloopers
de la historia argentina, “el que apuesta al dólar pierde”.
32

Marcos Novaro y Vicente Palermo, La dictadura militar 1976-1983. Del golpe de Estado a la
restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 9), 2003, p. 220.
31

33

41
42 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

de Mayo, cuya práctica hizo –en la Argentina contemporánea– de un problema
moral, un problema social y político. Allí tomó cuerpo la lucha resistente que obligó
a los dirigentes políticos, mayoritariamente nucleados en la Multipartidaria, y a los
dirigentes sindicales a asumir activamente el camino de la oposición, que había
permanecido silenciada hasta 1980.34
El 22 de diciembre de 1981 asumió la presidencia el comandante en jefe
del Ejército: Leopoldo Fortunato Galtieri.
Galtieri se identificaba con la posibilidad de volver a 1976. Es decir, clausurar cualquier atisbo de salida político-partidaria. A comienzos de 1982 resultaba
claro que buscaba impulsar el desarrollo de un movimiento propio (Movimiento
de Opinión Nacional) para enfrentar a la Multipartidaria.
Galtieri había llegado al gobierno en el momento en el que el sistema capitalista, a nivel mundial, se estaba reorganizando, decretando el fin del flujo fácil
de capitales y ocasionando que los acreedores persiguieran el cobro de las deudas.
Éstos presionaron, a través de los organismos multilaterales de crédito, para la sanción de las políticas de ajuste que les permitieran cobrar los intereses de su deuda.
Mientras tanto, el movimiento obrero dividido impulsó una concentración
el 30 de marzo en la Plaza de Mayo.
El movimiento fue duramente reprimido y la mayoría de los dirigentes
convocantes fueron encarcelados. En concreto, el gobierno de Galtieri se enfrentaba
a la oposición de la Multipartidaria, de los dirigentes sindicales, de los sectores
industriales, de los sectores financieros nacionales y particularmente de los organismos de derechos humanos. Su continuidad política parecía difícil; y en esta situación se encuentra el fundamento por el que el régimen se embarcó en la aventura
militar para recuperar las islas Malvinas.
El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas desembarcaron en las islas
Malvinas y las ocuparon militarmente. La respuesta de Gran Bretaña fue la menos
esperada por el régimen, primero lo derrotó diplomáticamente en el marco de la
Naciones Unidas e inmediatamente organizó una importante fuerza naval y la dirigió hacia el Atlántico Sur. Estados Unidos, que hasta el 2 de abril permanecía neutral ante la guerra, decide apoyar técnica y militarmente a su principal aliado de la
OTAN. Ante este panorama la Junta en conjunto con su canciller Nicanor Costa
Méndez decidieron “fugar hacia delante” y enfrentaron la guerra. Esta decisión
contó con una importante adhesión popular. La relación de fuerzas pareció cada vez

Oscar Moreno, “Apuntes para una nueva forma de hacer política”, en Oscar Oszlak (comp.), “Proceso,
crisis y transición democrática/2”, Buenos Aires, CEAL, 1984, pp. 29-43.
34

O SCAR M ORENO . C OORDINADOR

más desfavorable para los argentinos; finalmente en junio, luego de la rendición de
las tropas argentinas, la guerra terminó con el triunfo de las fuerzas británicas.
La Guerra de Malvinas fue el primer conflicto entre dos naciones del mundo
occidental luego de la Segunda Guerra Mundial, protagonizado por una potencia
mundial contra una nación latinoamericana que había pretendido disputarle uno
de sus últimos enclaves coloniales.
En cuanto al comportamiento de las tropas, es de destacar que los soldados,
en muchos casos con muy poca instrucción, demostraron una notable abnegación,
se cubrieron de gloria enfrentando a una de las mejores unidades del mundo. Sin
embargo, no ocurrió lo mismo en el ámbito de la oficialidad, donde si bien hubo
una participación valerosa de numerosos jóvenes oficiales, también existieron muchos
otros que se inclinaban en mayor medida a impartir sanciones a la tropa propia
que ejemplos para sus subordinados. La consecuencia de la derrota militar fue la
renuncia de Galtieri y el desprecio popular que ahora exigía la retirada de los militares. El general Reinaldo Bignone se puso al frente del gobierno, sin el consentimiento de la Marina y la Aeronáutica, para conducir la transición. La de 1982-1983
no fue una transición arrancada por luchas y movilizaciones populares contra la
dictadura, como había sido la de 1973, se trataba esencialmente del resultado de
la crisis interna del régimen. Fue una implosión del régimen militar que se había
iniciado en 1976 y que concluyó en Malvinas. Ante la transición surgieron dos
posiciones, por un lado, la de los viejos caudillos que no comprendieron que la
relación entre lo civil y lo militar se había modificado a partir de Malvinas y por
lo tanto esperaban negociar una salida electoral; y por el otro lado, la de una parte
de la Democracia Cristiana, del Partido Intransigente, cuyo liderazgo absoluto
asumió Alfonsín, posición que comprendía que la relación se había fracturado y
que en el centro de la escena se encontraba la cuestión de los derechos humanos.
Por lo tanto había que pelear y no negociar. Bignone, un hábil negociador, fijó
rápidamente la fecha de elecciones y con eso apaciguó el frente interno. Al mismo
tiempo que los partidos se preparaban para las elecciones (selección de candidatos,
estrategias, etc.) el gobierno intentó salvar la grave situación económica. El primer
tema a resolver consistía en el de la deuda privada externa, ya que los organismos
bilaterales de crédito exigían a los países más que a los deudores. En primer lugar
se procuró una reactivación inmediata vía la fijación de tasas de interés; las tasas
comenzaron siendo negativas en alrededor del 20% mensual y aunque luego se
moderaron, permanecieron siempre por debajo de la inflación hasta 1983. Éste fue
el mecanismo para “licuar” rápidamente el endeudamiento de los particulares y
las empresas, pero con una particularidad que no tuvo equivalencias en el tratamiento de las acreencias contra el Estado en manos de los grupos económicos. El

43
44 INTRODUCCIÓN

Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate

endeudamiento externo se resolvió de manera aun más drástica a través de un seguro
de cambio, que no se actualizaba al ritmo de la devaluación, con lo que las empresas
descargaron en el Estado sus pasivos.35 Se había cumplido con los organismos internacionales y a través de ellos con el sistema financiero internacional. A partir de allí,
las cifras del pago de la deuda externa constituyeron una “pesada carga” para todos
los gobiernos hasta el presente. En lo inmediato el pago de los intereses de esa
deuda subió del 8% del PBI al 40% de los ingresos públicos. Con un correlativo
aumento del déficit público. Desde aquí y hasta fines de los años ochenta “la patria
financiera” habría de configurarse como el enemigo de los políticos.
La campaña electoral seguía su rumbo. Alfonsín, siendo aún precandidato,
hizo pública una denuncia que haría carrera política: “el pacto militar-sindical”
que con espíritu corporativo se transformaba en el obstáculo a vencer para llegar
a un sistema democrático. Desde allí, los radicales reforzarían la idea de que era
necesario democratizar la vida de los sindicatos.
Alfonsín, ya como candidato y luego de haber derrotado masivamente a
los viejos balbinistas representados por Fernando de la Rúa, puso en el centro de
la escena la cuestión de los derechos humanos y con ese fin le dio identidad a una
fórmula para considerarlos, distinguiendo en el marco de la dictadura entre quienes
habían impartido las órdenes y quienes las habían cumplido;36 pensando quizás,
en reducir los juicios por las violaciones de éstos sólo a los altos mandos.
Por su parte, en el peronismo ninguno de los precandidatos (Robledo,
Saadi, Menem) tuvo la fuerza suficiente para imponerse sobre los otros. Con lo
que el gran elector fue el movimiento sindical y, en particular, Lorenzo Miguel,
el secretario general de Metalúrgicos, que en el Congreso Partidario ungió la fórmula
Luder-Bittel; y apoyando luego la candidatura de Herminio Iglesias para gobernador de la provincia de Buenos Aires.
El 30 de octubre el doctor Raúl R. Alfonsín fue elegido presidente contando con el 52% de los votos.
Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “El nuevo funcionamiento de la economía a partir de la dictadura militar (1976-1982)”, de Eduardo
Basualdo, trabajo que tiene como propósito realizar un somero análisis de la vinculación que mantienen la política económica y algunas de las transformaciones
estructurales más relevantes que se desplegaron en el período. Como allí se advierte,
no se trata de hacer un recuento detallado de ambos aspectos de la relación, sino

35
36

M. Novaro y V. Palermo, op. cit., p. 527.
La llamada “doctrina de los tres niveles de responsabilidad”.

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de analizar el modo en el que sus contenidos más generales se vincularon con el
patrón de acumulación de capital que rigió hasta el año 2001. “El Proceso, último
eslabón de un sistema de poder antidemocrático en la Argentina del siglo XX”, de
Fabián Bosoer, propone una descripción de la incidencia que tuvieron las relaciones cívico-militares en el interior de la elite del poder y en la política exterior
argentina. Asimismo pretende plantear la relevancia que tuvo un determinado
sistema de creencias fraguado en la socialización cívico-militar y su influencia en
el modo de hacer política de la dirigencia. “Fuerzas Armadas y organismos de derechos humanos, una relación impuesta”, de Horacio Verbitsky, en cuya primera
parte de la presentación se ocupa de la relación entre los organismos de derechos
humanos y las Fuerzas Armadas, que fuera impuesta por el secuestro, por parte del personal militar, de miles de jóvenes que reaparecieron con vida. La segunda parte está
destinada a explicar el surgimiento del Partido Militar a partir de la incapacidad de
los sectores económicos y sociales dominantes argentinos de transformar su hegemonía y su prestigio social en poder político por medios democráticos. “La Guerra
de Malvinas”, de Martín Balza, se trata de un trabajo en el que el autor efectúa un
desarrollo del conjunto de los aspectos que rodearon a la guerra, partiendo de una
afirmación que aquí repetimos: “Las Malvinas son incuestionablemente argentinas
desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico, la forma de recuperarlas es
el diálogo entre las dos partes. La guerra no es una obra de Dios”.

.

45
47

CAPÍTULO I
1810-1860
La Independencia y la organización nacional
La constricción de la Nación Argentina y el rol de las Fuerzas Armadas
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La constricción de la Nación Argentina y el rol de las Fuerzas Armadas

  • 1.
  • 2. 3 Autoridades Nacionales D RA . C RISTINA F ERNÁNDEZ DE K IRCHNER Presidenta de la Nación D RA . N ILDA G ARRÉ Ministra de Defensa
  • 3. 5 La construcción de la Nación Argentina El rol de las Fuerzas Armadas Debates históricos en el marco del Bicentenario 1810-2010 PUBLICACIÓN DEL MINISTERIO DE DEFENSA DE LA NACIÓN - REPÚBLICA ARGENTINA
  • 4. AUTORES MORENO, OSCAR (COORDINADOR); ANSALDI, WALDO; BALZA, MARTÍN; BARRY, CAROLINA; BASUALDO, EDUARDO; BIANCHI, SUSANA; BRAGONI, BEATRIZ; BOSOER, FABIÁN; BROWN, FABIÁN E. A; DE MARCO, MIGUEL ÁNGEL; DE PRIVITELLIO, LUCIANO; DI TELLA, TORCUATO; FEINMANN, JOSÉ P.; FRADKIN, RAÚL; GALASSO, NORBERTO; GELMAN, JORGE; L ANTERI, SOL; LÓPEZ, ERNESTO; MATA, SARA E.; OLLIER, MARÍA M.; OYARZÁBAL, GUILLERMO A.; PAZ, GUSTAVO; PERSELLO, ANA V.; PLOTKIN, MARIANO B.; RATTO, SILVIA; RUIZ MORENO, ISIDORO J.; SABATO, HILDA; SAÍN, MARCELO; TIBILETTI, LUIS E.; VERBITSKY, HORACIO; WASSERMAN, FABIO.
  • 5. 9 Publicación del Ministerio de Defensa República Argentina Azopardo 250 (C1107ADB) La construcción de la Nación Argentina: el rol de las Fuerzas Armadas/ Nilda Garré ... [et.al.]; coordinado por Oscar Moreno; edición literaria a cargo de Roberto Diego Llumá; con prólogo de Nilda Garré. - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Defensa, 2010. 506 p.; 21x16 cm. ISBN 978-987-25356-3-6 1. Historia Argentina. I. Garré, Nilda II. Moreno, Oscar, coord. III. Llumá, Roberto Diego, ed. lit. IV. Garré, Nilda, prolog. CDD 982 Fecha de catalogación: 19/03/2010 Coordinador: Oscar Moreno Diseño de tapas e interiores: Andrea P. Simons Revisión: Esteban Bertola Fotografía de tapas: Pedro Roth Í NDICE PRÓLOGO DRA. NILDA GARRÉ. MINISTRA DE DEFENSA..................................................... INTRODUCCIÓN OSCAR MORENO Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate....................... CAPÍTULO I (1810-1860) La Independencia y la organización nacional FABIO WASSERMAN Revolución y Nación en el Río de la Plata (1810-1860)..................................... RAÚL O. FRADKIN Sociedad y militarización revolucionaria Buenos Aires y el Litoral rioplatense en la primera mitad del siglo XIX................. JORGE GELMAN Y SOL LANTERI El sistema militar de Rosas y la Confederación Argentina (1829-1852)...................................................... SARA E. MATA La Guerra de Independencia en Salta. Güemes y sus gauchos....................................................................................... GUILLERMO A. OYARZÁBAL Una estrategia para el Río de la Plata. La escuadra argentina en el combate naval de Montevideo............................ 13 21 49 63 81 99 115 (Cabildo Abierto, de Pedro Blanqué, 1900) © 2010 Ministerio de Defensa La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas ISBN: 978-987-25356-3-6 Datos Imprenta Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723. Ninguna parte de esta publicación inluído el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en forma alguna, ni tampoco por medio alguno, sea este eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia, sin la previa autorización escrita por parte de la editorial. Impreso en Argentina. CAPÍTULO II (1862-1880) La organización nacional y la modernización HILDA SABATO ¿Quién controla el poder militar? Disputas en torno a la formación del Estado en el siglo XIX......................... BEATRIZ BRAGONI Milicias, Ejército y construcción del orden liberal en la Argentina del siglo XIX................................................................ GUSTAVO L. PAZ Resistencias populares a la expansión y la consolidación del Estado nacional en el interior: La Rioja (1862-1863) y Jujuy (1874-1875)........ MIGUEL ÁNGEL DE MARCO De la Marina “fluvial” a la Marina “atlántica”............... CAPÍTULO III (1880-1930) La vida político-electoral y los movimientos populares SILVIA RATTO La ocupación militar de la Pampa y la Patagonia de Rosas a Roca (1829-1878)........................................................................... LUCIANO DE PRIVITELLIO El Ejército entre el cambio de siglo y 1930: burocratización y nuevos estilos políticos........................................................ 125 141 159 177 189 203
  • 6. 10 11 WALDO ANSALDI Partidos, corporaciones e insurrecciones en el sistema político argentino (1880-1930)............................................... ISIDORO J. RUIZ MORENO Vida política y electoral (1880-1930). El Ejército...... CAPÍTULO IV (1930-1943) La crisis del modelo agroexportador y la ruptura institucional NORBERTO GALASSO Las contradicciones en el Ejército durante el régimen conservador.................................................................................. FABIÁN EMILIO ALFREDO BROWN La industrialización y la cuestión social: el desarrollo del pensamiento estratégico en Mosconi, Savio y Perón................ ANA VIRGINIA PERSELLO ¿Qué representación? Elecciones, partidos e incorporación de los intereses en el Estado: la Argentina en los años de 1930....... MARIANO BEN PLOTKIN Políticas, ideas y el ascenso de Perón........................ CAPÍTULO V (1945-1955) El peronismo y el compromiso industrialista TORCUATO DI TELLA Industria, Fuerzas Armadas y peronismo...................... MARCELO SAÍN Defensa Nacional y Fuerzas Armadas. El modelo peronista (1943-1955).................................................................... SUSANA BIANCHI Hacia 1955: la crisis del peronismo..................................... CAROLINA BARRY El peronismo político, apuntes para su análisis (1945-1955)...... CAPÍTULO VI (1955-1976) La alternancia de los gobiernos civiles y militares. El partido militar y el peronismo. La influencia de las doctrinas extranjeras sobre las Fuerzas Armadas MARÍA MATILDE OLLIER Las Fuerzas Armadas en misión imposible: un orden político sin Perón............................................................................ ERNESTO LÓPEZ La introducción de la Doctrina de la Seguridad Nacional en el Ejército Argentino................................................................. LUIS EDUARDO TIBILETTI La sociabilización básica de los oficiales del Ejército en el período 1955-1976............................................................. JOSÉ PABLO FEINMANN Ilegitimidad democrática y violencia......................... CAPÍTULO VII (1976-1983) La dictadura militar y el terrorismo de Estado La Doctrina de la Seguridad Nacional y el neoliberalismo EDUARDO BASUALDO El nuevo funcionamiento de la economía a partir de la dictadura militar (1976-1982).................................................. FABIÁN BOSOER El Proceso, último eslabón de un sistema de poder antidemocrático en la Argentina del siglo XX................................. 255 271 289 305 321 333 343 359 375 389 403 415 431 451 HORACIO VERBITSKY Fuerzas Armadas y organismos de derechos humanos, una relación impuesta. ................................. ................................... MARTÍN BALZA La Guerra de Malvinas....................... .................................... 465 479 NOTAS BIOGRÁFICAS....................... ....................................................................... 217 233 497
  • 7. 13 P RÓLOGO D RA . N ILDA G ARRÉ M INISTRA DE D EFENSA La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas es el resultado de la contribución de un conjunto de historiadores, periodistas, políticos y militares que fueron convocados a participar en el Ciclo Anual de Mesas Redondas organizado durante el año 2009 en el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la Nación Argentina. El ciclo se organizó bajo una idea rectora: la conmemoración del Bicentenario debe impulsar la comprensión crítica de la historia viva de la Patria. A partir de este objetivo, desde el Ministerio de Defensa, se alentó el análisis acerca del desempeño de las Fuerzas Armadas en los acontecimientos decisivos de la historia argentina, con el fin de que éste permita, a las futuras generaciones, elaborar una valoración objetiva en la que se potencien los aciertos y se desalienten definitivamente los errores. Las siete mesas que se desarrollaron entre los meses de mayo y diciembre del año 2009 en el Salón de Actos del Ministerio y que fueron transmitidas por el sistema de video conferencia a distintas unidades militares, contaron con una audiencia poblada de jóvenes oficiales de las tres Fuerzas, algunos altos oficiales y algunas personas de la vida política e intelectual. Es de destacar, en el conjunto de las participaciones, la inquietud y la rigurosidad demostradas en los análisis de las diferentes situaciones problemáticas de la historia argentina y del rol que en ellas desempeñaron las Fuerzas Armadas. El Ciclo Anual de Mesas Redondas se inscribe dentro del Plan Integral de Modernización del Sistema de Defensa impulsado por el Ministerio de Defensa, que se funda en el principio de conducción civil de los asuntos castrenses, que a su vez se sustenta en el enunciado de diez grandes líneas de acción, una de las cuales es el fortalecimiento de la vinculación del sistema con la sociedad civil. Esta línea de acción promovió el desarrollo de muy variadas actividades, pero todas ellas orientadas a la generación y difusión de un espacio de diálogo que resultara útil para favorecer el acercamiento de la ciudadanía en su conjunto al conocimiento de los hechos del pasado y a la recuperación de la memoria colectiva.
  • 8. 14 PRÓLOGO La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas El diseño del ciclo se gestó a partir de definir los más importantes nudos problemáticos de la historia argentina, en función de la construcción de la Nación y las funciones propias de las Fuerzas Armadas en cada una de aquellas situaciones. La primera de dichas coyunturas está dada por los procesos de la Independencia y de la organización nacional. La Revolución de Mayo se desencadenó en el Río de la Plata como un acontecimiento que no contó con un programa previamente formulado por sujetos sociales o políticos,1 pero que con el transcurrir del tiempo sería constitutivo de la Nación y circunstancia de profundo análisis para cualquier perspectiva y desarrollo político futuro. De esta manera, una vez que la Revolución se produjo y se estableció la Primera Junta, fue necesario legitimarla. Si bien el gobierno se había formado en Buenos Aires, representaba a un territorio mucho mayor, al que ahora había que llegar para convencer a sus autoridades y pobladores.2 A partir de este momento, el rol que desempeñan las Fuerzas Armadas se vuelve decisivo, ya que las nuevas autoridades, como afirma Halperin Donghi,3 deciden difundir la noticia de su gobierno en todas las ciudades del virreinato a través de expediciones militares; con lo cual la guerra se presentaba como un horizonte inevitable. Ésta es la problemática que se discute en el libro, que es posible definir como la militarización del conjunto de la sociedad, y la forma en la que este proceso ha de signar la experiencia política de toda una generación. A esta coyuntura se agrega el análisis de los conflictos relacionados con la Guerra de la Independencia librada por los gauchos de Güemes y la batalla de Montevideo, donde una naciente armada de las fuerzas revolucionarias al mando del almirante Guillermo Brown derrotará a los realistas y liberará la región este del que fuera el virreinato del Río de la Plata. El segundo nudo considerado consiste en la coyuntura que se produjo durante la última parte del siglo XIX, en la que: “el Ejército restableció con rapidez el orden interno necesario para la puesta en marcha del plan de modernización y apresuró la unificación del país a pesar de que ello costó la autonomía real de las provincias”.4 La cuestión se discutió desde una moderna perspectiva historiográfica que parte de aceptar que la organización militar se encontraba constituida tanto por el ejército de línea como por la Guardia Nacional, y ambos componían el Ejército Nacional. Hilda Sabato afirmó, en su ponencia a la segunda de las mesas redondas –y lo reitera Oscar Terán, Historia de las ideas en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, p. 25. José C. Chiaramonte, Orígenes de la Nación Argentina (1800-1846), Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 133. 3 Tulio Halperin Donghi, De la revolución de Independencia a la Confederación Rosista, Buenos Aires, Paidós, 2000. 4 Haydée Gorostegui de Torres, La Organización Nacional, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 4), 2000. p. 93. D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA DE DEFENSA en el artículo que se incluye en el presente volumen–, que sólo a fines del siglo, el predominio de las posturas centralistas condujo a privilegiar el fortalecimiento de los cuerpos regulares en detrimento de las milicias, para asegurar de esta manera el monopolio estatal del uso de la fuerza. La participación de los cuerpos regulares y las milicias en la construcción del orden liberal a finales del siglo XIX se analiza también en los conflictos de poder en la región de Cuyo. Los dos nudos que se analizan a continuación se inscriben en el período denominado como la “Argentina moderna” (1880-1930), considerado como un único período en términos económicos, con base en el modelo primario exportador y como dos subperíodos en el aspecto político divididos por la sanción de la Ley Sáenz Peña Así, el tercero de los nudos históricos se define a partir del emprendimiento llevado a cabo contra las poblaciones indígenas, hecho con el que se inicia el período de la “Argentina moderna”. Esta acción se basaba en un fundamento programático, compartido por los sectores dominantes de Occidente, según el cual las naciones sólo serían viables si contaban con una población blanca y cristiana. Esta idea se vincula con aquella afirmación de Juan Bautista Alberdi acerca de que: “somos europeos transplantados en América”. Mientras que en las Bases lo guía la convicción de que en Hispanoamérica el indígena “no figura, ni compone mundo”.5 Julio A. Roca emprendió una campaña agresiva para llevar la frontera desde el zanjón hasta los bordes del río Negro, combatiendo a los indígenas, utilizando los instrumentos de la modernización tecnológica como el telégrafo y el ferrocarril y la profesionalización de las Fuerzas Armadas. La eliminación física de los indígenas hasta más allá del río Negro significó la incorporación de 15.000 leguas de tierra productiva.6 Pero la incorporación de esas 15.000 leguas también significó: “según consta en la Memoria del Departamento de Guerra y Marina del año 1879, 1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos en combate, 10.539 indios no combatientes prisioneros y 1.049 indios reducidos voluntariamente”.7 La cuarta problemática identificada y discutida en la misma mesa que la anterior está dada por la relación entre el Ejército –que tuvo, en este período de la historia argentina, un fuerte proceso de conversión a una sólida burocracia estatal y profesional– y la política en las modalidades que adquirió después de la sanción de la Ley Sáenz Peña y la posterior victoria de la UCR en 1916. Waldo Ansaldi sostuvo 1 2 Oscar Terán, op. cit., p. 112. Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde, La República conservadora, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 5), 2005, p. 42. 7 Silvia Ratto, Indios y Cristianos, Buenos Aires, Sudamericana, 2007, p. 183. 5 6 15
  • 9. 16 PRÓLOGO La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas en la tercera de las mesas –y lo afirma en el artículo incluido en el presente volumen– que: “entre 1880 y 1930 el país atravesó una situación de existencia de un Estado y una sociedad civil fuertes, relación que no terminó de consolidarse en tales términos. Hubo un progresivo fortalecimiento de la sociedad civil, pero fue un fortalecimiento corporativo. En ese contexto, el sistema político –con sus dobles mediación y lógica, partidaria y corporativa– acentuó la debilidad de los partidos y la fortaleza de las asociaciones de interés, díada que, a su vez, operó en el sentido de un creciente afianzamiento del poder y del papel del Estado”.8 El quinto de los nudos problemáticos se refiere al rol de las Fuerzas Armadas luego del golpe de Estado de 1930. A partir del gobierno presidido por el general Agustín P. Justo y del debate de las carnes se inicia en el país lo que Tulio Halperin Donghi denominó la “República del Fraude”.9 La influencia que ejerció este período sobre el Ejército afectó la moral y la opinión del cuerpo de oficiales: “se perfiló la tendencia a subordinar los valores profesionales a los problemas políticos, y los temas que antes se creían ajenos a la competencia de los oficiales se convirtieron en cuestiones de discusión cotidianos con efectos perjudiciales que fueron evidentes para el nivel profesional”.10 Además, este período histórico comprende otra coyuntura que requiere ser analizada: el modo de considerar el desarrollo industrial argentino, en tanto pilar fundamental para el crecimiento económico y el bienestar social. Tres hombres provenientes del Ejército fueron quienes se habrían de ocupar con mayor compromiso de esta cuestión: Enrique Mosconi, Manuel Savio y Juan D. Perón. Su ideario se incorpora, en este período, al de numerosos oficiales que se interesaron fuertemente por el manejo de los asuntos públicos. El sexto de los plexos problemáticos se puede ubicar históricamente durante el período del peronismo clásico. Una de las expresiones mas claras de Perón en relación con las Fuerzas Armadas figura en la conferencia que dictara en la Universidad de La Plata en 1944, que se incluye en numerosas publicaciones con el título de “El significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar”, en la que desarrolló dos conceptos centrales: la “Nación en armas” y el desarrollo industrial argentino. Waldo Ansaldi, “Partidos, corporaciones e insurrecciones en el sistema político argentino (18801930)”, en el presente volumen. 9 Tulio Halperin Donghi, La República imposible (1930-1945), tomo V, Buenos Aires, Ariel Historia, 2004. 10 Robert A Potash, El ejército y la política en la Argentina, 1928-1945, Buenos Aires, Sudamericana, 1981, p. 118. 8 D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA DE DEFENSA “La defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquiera sino una industria pesada” afirmó Perón en aquella conferencia. Esta perspectiva hacía necesaria “la acción estatal, protegiendo a las manufacturas consideradas de interés estratégico, y la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares que contempla la solución de los problemas neurálgicos que afectan a las industrias radicadas en la Argentina”.11 Durante el período del peronismo clásico la relación entre el gobierno y las Fuerzas Armadas se estructuró a partir de la llamada Doctrina de la Defensa Nacional. Ésta se sustentaba en una concepción de la guerra muy convencional y limitada, en la que se preveían posibles confrontaciones bélicas localizadas con los países vecinos, particularmente con Chile y el Brasil. Estas dos hipótesis de conflicto configuraron el canon para la organización y el despliegue de las Fuerzas Armadas argentinas. La siguiente coyuntura se sitúa en el período político que se inaugura en 1955, con el derrocamiento del gobierno de Perón por las Fuerzas Armadas, en el que éstas ocupan el centro de la escena política, y concluye en 1973, a partir de la vuelta de un nuevo gobierno peronista. Al igual que el conjunto de la corporación política que se había opuesto a Perón y al movimiento peronista, las Fuerzas Armadas se dividen en cuanto a la interpretación acerca de su figura y perspectivas políticas y a la manera de vincularse con él y con el movimiento. Existe, por ejemplo, el proyecto de construir un peronismo sin Perón (Lonardi). Al mismo tiempo, existe otro proyecto que consiste en una maniobra de “desperonización”, fundada básicamente en la represión del movimiento (Aramburu). Estas dos concepciones atravesarán todo el período, incluido el primer intento de las Fuerzas Armadas de gobernar el país por ellas mismas, no de manera transitoria para reponer los valores democráticos supuestamente afectados sino con el fin de llevar adelante un modelo de país (Onganía). Este análisis permite delinear y comprender el séptimo de los núcleos problemáticos que fueron debatidos en el Ciclo Anual de Mesas Redondas. El octavo de los nudos problemáticos está definido por lo que se conoce como el gobierno del Partido Militar. El llamado Proceso de Reorganización Nacional asumió el poder con el objetivo expreso de restablecer el orden: esto implicó, en los hechos, la más brutal represión del conjunto de las organizaciones populares. Restablecer el orden, para el gobierno de los militares, consistió en eliminar físicamente todas las barreras que el pueblo había construido en defensa de los intereses nacionales. La represión fue ejecutada sin ninguna legalidad: no hubo detenidos, jueces, ni procesos. Existió la prisión, la tortura y la muerte decidida por los propios represores. Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel Historia, colección Biblioteca del Pensamiento Argentino (tomo VI), 2001, p. 24. 11 17
  • 10. 18 PRÓLOGO La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas Un documento del Ministerio de Defensa del año 200712 afirma que las Fuerzas Armadas se habían volcado hacia la seguridad interior, el despliegue e inteligencia que: “alcanzó su máxima expresión bajo los años de la última dictadura militar con la conformación de las denominadas zonas y subzonas de seguridad interior, el despliegue de estructuras de inteligencia operativas, una fuerte vinculación operacional con las fuerzas policiales y de seguridad –respecto de las cuales ejercía efectivamente la conducción de este tipo de actividades– y el desarrollo de una estrategia contra subversiva que en gran medida escapó a los parámetros legales y morales y terminó configurando uno de los casos más significativos de terrorismo de Estado en la Región”. En relación con esta problemática, Horacio Verbitsky sostuvo en la mesa redonda –y lo reitera en el artículo que forma parte de este volumen– que: “la utilización de concepciones laxas y ambiguas de seguridad y de defensa y la asignación de tareas sociales para las Fuerzas Armadas en democracia conllevan un alto riesgo de violación de derechos fundamentales y pueden alterar la subordinación al poder civil”.13 El último de los nudos problemáticos que también se discutió en el marco de la última mesa redonda estuvo vinculado con la Guerra de Malvinas, que constituyó el primer conflicto entre dos naciones del mundo occidental luego de la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra presentó en su desarrollo la increíble combinación de elementos novedosos con otros que se creían pertenecientes al pasado. Por una parte se produjo el debut del misil antibuque Exocet y el avión de despegue vertical Harrier; por otra parte, se llevaron a cabo combates nocturnos de infantería a bayoneta como eran habituales durante la Gran Guerra. En cuanto al comportamiento de las tropas, es de destacar que los soldados, en muchos casos con muy poca instrucción, demostraron una notable abnegación y se cubrieron de gloria enfrentando a una de las mejores unidades del mundo. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en el ámbito de la oficialidad, donde si bien hubo una participación valerosa de numerosos jóvenes oficiales, también existieron muchos otros que se inclinaban en mayor medida a impartir sanciones a la tropa propia antes que ejemplos para sus subordinados. Los nudos problemáticos que hemos señalado intentan ofrecer un aporte a la necesaria discusión de la relación entre la construcción de la Nación y el papel de las Fuerzas Armadas. Modernización del Sector Defensa, Ministerio de Defensa, Buenos Aires, 2007. Horacio Verbitsky, “Fuerzas Armadas y organismos de derechos humanos, una relación impuesta”, en el presente volumen. 12 13 D RA . N ILDA G ARRÉ . M INISTRA DE DEFENSA Es de destacar también, que el Ministerio de Defensa desarrolla desde hace cuatro años, un proyecto de reforma y transformación del área de Defensa que incluye procesos en realización y en curso en las áreas legal, de planeamiento estratégico y doctrinario, de la educación, del sistema de justicia militar, de recuperación de la industria de la Defensa, de la racionalización presupuestaria, de la política de género y de las prácticas y la educación en derechos humanos y derecho internacional humanitario. Este proyecto impulsado durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner ha hecho centro en la profundización del control civil del área de Defensa, en la verticalización a la autoridad constitucional de las Fuerzas Armadas como anhelo de generaciones de argentinos y de mayorías populares que procuraron durante décadas, concluir con el movimiento corporativo autónomo de una concepción militar tutelar del poder civil. Como esta idea tutelar surgió no solamente de políticas de poderosos grupos económicos, culturales, políticos y religiosos, sino de la construcción histórica que los mismos realizaron, contribuir a la revisión crítica y a la investigación histórica científica, con perspectivas plurales, ha constituido un aporte de esta cartera a la celebración reflexiva del Bicentenario. La perspectiva de un área de Defensa donde la responsabilidad directiva, pero también la participación activa de civiles, constituye un elemento fundamental para acentuar esa perspectiva democrática, nacional y popular, que da sustento social a la doctrina del ciudadano-soldado que es, en primer lugar un argentino con todos los derechos y las obligaciones del resto de sus compatriotas, luego funcionario público y, finalmente, un profesional militar comprometido hasta dar la vida en defensa de la Patria, la Nación y la República constitucional. Quedan atrás el tutelaje conservador con mirada subyugada por los conflictos de bloques y potencias subordinantes de la Argentina, pero también una idea anacrónica del supuesto abrazo “pueblo-Fuerzas Armadas” que encubriera en años recientes aventuras donde el pueblo era, en el mejor de los casos un invitado a través de la demagogia o, trágicamente, la víctima de represiones tan crueles como insensatas. Hay otra historia posible para el futuro que ya se visualiza con certeza en los mandos de las Fuerzas, en sus cuadros medios y, sobre todo, en las nuevas generaciones militares. Es la conversión de sus cuadros en un nuevo tipo de soldado. Pero para que esa historia se construya, el debate sobre el pasado castrense que permite recuperar capítulos fundamentales –en la Independencia– productivos en el apoyo al crecimiento nacional y los comportamientos heroicos en acciones equivocadas como la Guerra de Malvinas, se debe debatir el pasado desde otra mirada. La expuesta en estas jornadas y condensada en estas páginas no es, por 19
  • 11. 20 PRÓLOGO 21 La construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas cierto, la única posible. El Ministerio la pone deliberadamente en curso para que el progreso del intercambio y la investigación inauguren una nueva edad argentina de la Defensa, que la vincule definitivamente con América Latina y con el proyecto de la paz perpetua universal que el cincelador de la Constitución Nacional, Juan Bautista Alberdi, apuntalara en el siglo XIX en las páginas memorables de El crimen de la guerra. Que la reconciliación arribe de la mano de la justicia, la verdad y la memoria. I NTRODUCCIÓN O SCAR M ORENO COORDINADOR DRA. NILDA GARRÉ Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate El Cabildo Abierto del 22 de mayo reunió a más de 250 vecinos, de los 400 convocados, y para consagrar a la Primera Junta, el 25 de mayo, resultó fundamental la participación de los regimientos militares que venían configurándose desde las invasiones inglesas, de allí la importancia de Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios.1 La Junta decidió difundir los contenidos de la Revolución a través de expediciones militares al resto de las ciudades que conformaban el virreinato del Río de la Plata. Lo que implicó una fuerte militarización de la sociedad a través del sistema de milicias. La guerra contra los realistas tuvo varios escenarios. En el norte los intentos de avanzar hacia el Alto Perú terminaron en 1815 con el desastre de Sipe-Sipe. Desde allí, Martín de Güemes al mando de sus Gauchos2 habría de rechazar año tras año las invasiones realistas. Mientras que la guerra hacia el este terminaría con el triunfo, en mayo de 1814, de la escuadra revolucionaria al mando de Guillermo Brown que derrotó a la escuadra realista. Allí tuvo su acta de bautismo la que sería luego la Armada Argentina. 3 En 1816 se declaró la Independencia en el Congreso de Tucumán. En 1817, el Ejército Libertador cruzó la cordillera hacia Chile y con la batalla de Maipú dejó Oscar Terán, Historia de las ideas en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, p. 36. Sara Emilia Mata, Los Gauchos de Güemes. Guerras de la Independencia y conflicto social, Buenos Aires, Sudamericana, 2008. 3 En el sitio oficial de la Armada <www.ara.mil.ar> se afirma que son cuatro los acontecimientos que constituyen su historia: “La primera escuadrilla Argentina” (Azopardo y Gurruchaga) es de 1810 con asiento en el apostadero de Montevideo; la campaña naval de 1814 desarrollada por la Armada Argentina y comandada por el almirante Guillermo Brown, que libró la histórica batalla de Montevideo; las campañas corsarias (Broen y Bouchard) que contribuyeron, de manera definitiva, a la decadencia del comercio español; y la expedición libertadora al Perú que comandó el general San Martín. 1 2
  • 12. 22 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate liberado el territorio del país trasandino. En 1820, habiendo colapsado el gobierno nacional, el Ejército de los Andes marchó hacia la liberación del Perú. Al finalizar la Guerra con Brasil, en 1828, los unitarios, liderados por Juan Lavalle tomaron las riendas del poder en la provincia de Buenos Aires y fusilaron a la figura más importante del federalismo, Manuel Dorrego.4 En el período desde 1829 hasta 1853 se desarrolló la Confederación y el gobierno de Rosas.5 El triunfo de Rosas estuvo claramente vinculado con la politización de los hombres de campo. Él tuvo como objetivo la paz por una parte, y la representación de las masas que irrumpieron en la política. En síntesis, se logró la paz interior del país federal en la medida en que los caudillos creyeron que el interior había triunfado sobre Buenos Aires. Distinta fue la situación en el Litoral, allí la pacificación nunca llegó y, por el contrario, este conflicto conduciría a la derrota del rosismo. La gran alianza antiporteña, que se forjó en gran medida a partir del conflicto con Montevideo y las potencias con ingerencia en el Río de la Plata (Gran Bretaña y Francia), liderada por Urquiza derrotó a Rosas en Caseros. El triunfo de Urquiza, la sanción de la Constitución Nacional en 1853, los enfrentamientos con Buenos Aires que terminaron en Pavón, se constituyeron en la etapa previa a la formación del Estado nacional. El capítulo que analiza los sucesos ocurridos durante este período se conforma de cinco artículos: “Revolución y Nación en el Río de la Plata”, de Fabio Wasserman, que parte de aceptar el consenso acerca de la consideración de la Revolución de Mayo como hecho fundante de la Nación, para discutirlo a través de diversas perspectivas historiográficas en relación con el proceso a partir de un enfoque preciso acerca de la Nación. “Sociedad y militarización revolucionaria. Buenos Aires y el Litoral rioplatense en la primera mitad del siglo XIX”, de Raúl Fradkin, en donde se analizan los impactos y significados de la militarización revolucionaria que multiplicó las ya heterogéneas formaciones armadas con que contaba la colonia y la extrema politización de los sectores sociales populares. “El sistema militar de Rosas y la Confederación Argentina (1829-1852)”, de Jorge Gelman y Sol Lanteri, en donde se destaca que la militarización y politización de base rural constituyeron las piezas centrales de la autoridad estatal y del exitoso proceso de disciplinamiento social. El texto estudia el entramado militar-miliciano en los gobiernos de la etapa federal, y en sus dispositivos coercitivos. “La Guerra de Raúl O. Fradkin, ¡Fusilaron a Dorrego!, Buenos Aires, Sudamericana, 2008. Alejandro Cattaruzza, Los usos del pasado. La historia y la política argentina en discusión (19101945), Buenos Aires, Sudamericana, 2008, pp. 161-188, cap. 7: “Las huellas de Rosas”. 4 5 O SCAR M ORENO . C OORDINADOR Independencia en Salta. Güemes y sus gauchos”, de Sara E. Mata, en el que se confrontan los perfiles militares, sociales y políticos que presentó la Guerra de Independencia en la provincia de Salta. Güemes no defendió ninguna frontera, defendió la revolución de Buenos Aires y la independencia americana; el extremo norte de la provincia de Salta sería frontera recién a partir de 1821 y no antes. “Una estrategia para el Río de la Plata. La escuadra argentina en el combate naval de Montevideo”, de Guillermo Oyarzábal, en el que se da cuenta de los aspectos políticos y económicos que llevaron a formar la escuadra que libró la batalla de Montevideo derrotando a los realistas en el este. ___________ La modernización de la Argentina se desarrolló como una necesidad surgida frente a los dos procesos que se afianzaron a partir de 1860, la producción de productos agropecuarios que el mundo demandaba y la apertura del país a la inmigración europea. El período, que se extiende hasta aproximadamente 1880, se caracterizó por el afianzamiento del orden institucional y una profunda transformación del orden económico y social en el país. Se sucedieron en la presidencia tres personalidades por completo diferentes: Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda. La cuestión de la Capital, en el ámbito interno, y la Guerra del Paraguay, en el internacional, constituyeron los grandes conflictos del período. Durante la presidencia de Sarmiento se institucionalizó el Ejército Nacional. En esta creación se advierte la influencia de Mitre que había dado los primeros pasos para constituirlo luego de Pavón, al unificar la Guardia Nacional de Buenos Aires con otros grupos dispersos de la Confederación y transferir el Ministerio de Guerra al orden nacional. La constitución integral del cuerpo no ocurrió hasta 1864, una vez concluida la campaña contra el “Chacho” Peñaloza. El gobierno procedió de esta manera, a la creación de un ejército permanente y, también, de la Escuela Naval Militar. Si bien todo aquello que complementó a esta disposición (formas de reclutamiento, estructura jerárquica, reglamentos) se produjo posteriormente al decreto originario, sus lineamientos fundamentales y, por lo tanto, su origen institucional se encuentran en éste. Finalmente, la creación del Colegio Militar en 1869 y la ley de 1872, que estableció las nuevas formas de reclutamiento, antecedente directo de la conscripción obligatoria, fundaron las normativas que dieron forma definitiva a la institución en la Argentina moderna. En resumen, y en consideración de las diferentes perspectivas que el análisis permite, es posible afirmar, sin abrir juicios acerca de los métodos y de la opor- 23
  • 13. 24 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate tunidad en particular, que “el Ejército restableció con rapidez el orden interno necesario para la puesta en marcha del plan de modernización y apresuró la unificación del país a pesar de que ello costó la autonomía real de las provincias”.6 Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “¿Quién controla el poder militar? Disputas en torno a la formación del Estado en el siglo XIX”, de Hilda Sabato; este trabajo contiene una referencia a la organización militar en la Argentina del siglo XIX y su relación con el proceso de formación del Estado nacional, en la que se funda el análisis acerca de la cuestión de las luchas políticas y las guerras internas, así como la manera en la que éstas afectaron a la organización militar hasta finales del siglo. “Milicias, Ejército y construcción del orden liberal en la Argentina del siglo XIX”, de Beatriz Bragoni, estudia la centralidad del proceso de militarización y politización popular, y su impacto en la construcción de la pirámide de poder de los caudillos, que sucedió a la destrucción del poder central en 1820. También demuestra el modo en el que la inestabilidad del sistema de alianzas e inestabilidades interprovinciales coadyuvaron a la institucionalización del poder nacional durante el siglo XIX. “Resistencias populares a la expansión y consolidación del Estado nacional en el interior: La Rioja (1862-1863) y Jujuy (l874-1875)”, de Gustavo Paz, se trata de un trabajo que compara las formas de acción popular colectiva en dos provincias argentinas durante las décadas de la formación del Estado nacional. “De la Marina ‘fluvial’ a la Marina ‘atlántica’”, de Miguel Ángel De Marco, da cuenta de los enfrentamientos entre las marinas fluviales de Buenos Aires y la Confederación, hechos que determinaron, durante la presidencia de Sarmiento, la creación de la Escuela Naval Militar y con ésta el nacimiento de la Marina moderna. ___________ No es posible referirse al año 1880 sin considerar previamente la llamada “Conquista del desierto”. El avance de la línea de fronteras, entre los cristianos y los indios, después de Rosas, se realizó en dos etapas. El plan de Alsina que consistió en la construcción de una serie de fortines unidos entre sí por una zanja que extendió la frontera hasta lo que en la actualidad es el suroeste de la provincia de Buenos Aires; sin embargo, con la muerte de Alsina, Julio Roca, emprendió una campaña más agresiva con el fin de llevar la frontera hasta los bordes del río Negro, procediendo a la eliminación física de los indígenas. La campaña consi- O SCAR M ORENO . C OORDINADOR guió la incorporación de 15.000 leguas de tierra productiva7 pero significó: “según consta en la Memoria del Departamento de Guerra y Marina del año 1879, 1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos en combate, 10.539 indios no combatientes prisioneros y 1.049 indios reducidos voluntariamente”.8 En 1880 asumió el gobierno el general Julio A. Roca y se origina el denominado el proyecto de la Generación del 80. Las reformas institucionales fueron: en 1884 la Ley de Creación del Registro Civil, la sanción de la Ley del Matrimonio Civil y fundamentalmente, la ley 1.420 que universalizó la enseñanza primaria, que a partir de entonces debía ser laica, gratuita y obligatoria. El servicio militar obligatorio comenzó a regir una vez que el ministro de Guerra, el teniente general Pablo Ricchieri consiguió la promulgación de la ley 3.948; los conscriptos nacidos en 1880 constituyeron la primera clase que fue convocada. A su vez, el siglo XIX estuvo marcado por diferentes conflictos con Chile que culminaron con el acuerdo del 23 de julio de 1881, completado con el protocolo adicional de 1893. El punto principal del acuerdo fue que el límite entre ambos Estados lo constituía la Cordillera de los Andes y que la forma de delimitar la frontera era a partir del principio de altas cumbres que dividen aguas. La Argentina no podría tener puerto alguno sobre el Pacífico, ni Chile sobre el Atlántico. Sin embargo, en este acuerdo no encontró fin la disputa. Ya durante los primeros años del siglo XX, la crisis económica aumentó la conflictividad social, que alcanzó su punto más alto con la huelga general de 1902 que paralizó a la ciudad de Buenos Aires. La respuesta del gobierno fue la sanción de la Ley de Residencia que permitía deportar a quienes perturbaran el orden público. La crisis y el avance de los sectores medios hicieron crecer en importancia al partido que mejor los representaba: la Unión Cívica Radical y a su líder don Hipólito Yrigoyen. Lo que impulsó al gobierno de Sáenz Peña a dictar una ley electoral que estableció el sufragio secreto y universal, con los padrones militares. En 1916, se realizaron los comicios en el marco de dicha ley electoral y triunfaron los radicales. Los sectores sociales que llegaron al gobierno con el radicalismo fueron “los hijos de la ley 1.420”. Los dirigentes del radicalismo surgieron de las profesiones liberales, el comercio y la producción que, a su vez, constituyeron las mayores posibilidades para el ascenso social. Pero quizás este origen, es el que provocaba Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde, La república conservadora, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 5), 2005, p. 42. 8 Silvia Ratto, Indios y cristianos. Entre la guerra y la paz en las fronteras, Buenos Aires, Sudamericana, 2008, pp. 202-203. 7 Haydée Gorostegui de Torres, La Organización Nacional, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 4), 2000, p. 93. 6 25
  • 14. 26 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate en ellos un intenso deseo de integrarse de otra manera a las elites y fue lo que los inhibió para provocar los cambios en la estructura económica, que, según demostró la historia, hubiera sido el único camino para mantener y profundizar la democracia formal nacida con la Ley Sáenz Peña.9 Se vuelve necesario un breve comentario acerca de la relación entre los radicales y los militares, porque hasta la sanción de la Ley Sáenz Peña ellos apostaban al cambio político a través de la insurrección, sólo como ejemplo se puede mencionar que en septiembre de 1889, en la creación de la Unión Cívica “[de la] cual surgiría el Partido Radical, cadetes uniformados participaron ostensiblemente del mitin”.10 Las tensiones sociales provenientes de la crisis financiera, la caída de los precios de los artículos de exportación y el desempleo, explotaron en dos situaciones colectivas, una de ellas fue la huelga general de trabajadores industriales en Buenos Aires (1919) que se inició en los Talleres Metalúrgicos Vasena. A la represión estatal se le sumaron los grupos civiles de la Liga Patriótica con una fuerte impronta antisemita. La otra situación que se produjo fue la huelga de los peones de las estancias en la Patagonia. La primera es la que se recuerda como la “Semana Trágica” y la segunda como la “Patagonia Rebelde”. En la represión que se produjo a partir de esos hechos, fundamentalmente en la huelga de los peones de las estancias en la Patagonia, el Ejército tuvo una decisiva participación. La defensa del sistema caracterizado por el ascenso social le proporcionó a Yrigoyen (1916-1922) un fuerte prestigio popular, con el que no contó su sucesor Marcelo T. de Alvear (1922-1928). En la mitad de la década de 1920 comenzó la embestida de los capitales norteamericanos, en concordancia con la expansión de Estados Unidos y la vacancia dejada por los capitales europeos. Todo ello actuó como revulsivo en la débil estructura económica del país. Estos signos, no fueron comprendidos por el gobierno de Alvear que se mantuvo apegado a normas y ritos propios del sistema económico tradicional. En su corto segundo período, Yrigoyen no logró adaptarse a los cambios de la vida argentina y mundial, no comprendió las transformaciones que se habían producido en el Ejército a partir de la politización que él mismo había provocado, ni que un grupo importante de sectores conservadores habían abandonado su fidelidad al sistema democrático y abrazaban con disimulo algunos de los principios del fascismo italiano. Finalmente no desarrolló ninguna estrategia en el nivel económico que le permitiera enfrentar la crisis mundial desatada en 1929. Entre José Luis Romero, Breve historia de la Argentina, Buenos Aires, FCE, 1996, p. 127. Alain Rouquié, Poder militar y sociedad política en la Argentina, tomo I, Buenos Aires, Emecé, 1981, pp. 131-132. 9 10 O SCAR M ORENO . C OORDINADOR las contradicciones propias de estos gobiernos radicales se debe destacar la defensa de la soberanía en materia energética, fundamentalmente en el accionar del general Mosconi al frente de YPF. Estas circunstancias confluyeron para hacer posible el triunfo del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930. Los cuatros artículos que conforman este capítulo son: “La ocupación militar de la Pampa y la Patagonia de Rosas a Roca (1829-1878)”, de Silvia Ratto, donde se analiza el modo en el que la política de fronteras y la política respecto de la población aborigen se confundieron en una sola discusión. Éstas se desarrollaron de dos maneras: una consistió en el avance a través de la negociación que tenía como fin la incorporación de la población indígena al territorio conquistado. La otra, a partir de los avances militares que sometieran a la población originaria. “El Ejército entre el cambio de siglo y 1930: burocratización y nuevos estilos políticos”, de Luciano de Privitellio, se trata de un trabajo que investiga la relación entre el Ejército –luego de las transformaciones de 1890– y la política –a partir de los cambios de 1912–. El modelo militar que surge de la renovación se habría de transformar, fundamentalmente, en la década de 1930 a causa del impacto que provocaron las ideologías de origen europeo impulsadas por la crisis de entreguerras y del rol de la Iglesia católica dentro de la institución. “Partidos, corporaciones e insurrecciones en el sistema político argentino (1880-1930)”, de Waldo Ansaldi, demuestra que entre 1880 y 1930 el sistema político –con su doble mediación, la partidaria y la corporatista– acentuó la debilidad de los partidos y la fortaleza de las asociaciones de interés, lo que habría de operar un afianzamiento del poder estatal. El autor concluye su introducción afirmando que la extensión del derecho de ciudadanía política, la paulatina consecución de la ciudadanía social y la regulación estatal del conflicto social resultaron insuficientes para asegurar la transición entre el Estado oligárquico y el Estado democrático; el golpe de 1930, además, truncó ese proceso. “Vida política y electoral (1880-1930). El Ejército”, de Isidoro J. Ruiz Moreno, presenta una muy detallada descripción de las presidencias que se sucedieron durante este período, desde la primera de Roca hasta la segunda de Yrigoyen, y, asimismo, de las actuaciones de los diferentes partidos políticos; a partir de esta investigación se configuran las característica más destacadas de la denominada “Argentina moderna”. ___________ La crisis económica y financiera que se inició en la Bolsa de Nueva York el 29 de octubre de 1929 y que se extendió a todo el mundo occidental alcanzó pronto a la Argentina y fue la que le brindó el marco exterior a la restauración conservadora 27
  • 15. 28 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate iniciada con el golpe del 6 de septiembre de 1930, encabezada por José E. Uriburu y consolidada durante el gobierno de Agustín P. Justo.11 En el seno del gobierno existían dos tendencias: los nacionalistas de Uriburu y los conservadores de Justo, esta tensión se resolvió a favor de Agustín P. Justo en las elecciones de 1931. Gran Bretaña enfrentó la Crisis del 30 a partir de la fórmula buy british, que se concretó con los acuerdos de la Conferencia de Ottawa, en 1932. A través de éstos la exportación de carnes desde la Argentina hacia Gran Bretaña se vio perjudicada. En 1933, Julio Roca, vicepresidente de la Argentina, firmó junto con el presidente del Board of Trade británico, Walter Runciman, el pacto que la historia recordó como el de Roca-Runciman. A partir de ese pacto, a costa de los intereses nacionales, se acordó de manera satisfactoria la situación de los ganaderos y de los frigoríficos. En el frente interno se practicaron, parcialmente, las recetas keynesianas para la crisis en Estados Unidos, se crearon el Banco Central y las Juntas Reguladoras de los principales productos de exportación. El transporte, las compañías de electricidad12 y el petróleo fueron, durante el período, el territorio de disputa de los intereses norteamericanos y británicos. Finalmente, las consecuencias de la guerra y de la crisis dieron nacimiento al proceso de industrialización sustitutiva de productos de importación, asentándose físicamente en Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y el Litoral. Este proceso de industrialización fue, en parte, la causa de los procesos de migraciones internas.13 La debilidad política del régimen, la importante presencia de una clase obrera industrial, la neutralidad ante la Segunda Guerra Mundial y la mejora en la situación económica durante la guerra abrieron la puerta al golpe de Estado del 4 de junio de 1943. Con el gobierno del presidente general Agustín P. Justo y posteriormente al debate de las carnes se ha de inaugurar en el país lo que Tulio Halperin Donghi denominó la “República del Fraude”.14 La influencia que ejerció este período sobre Darío Cantón, José Luis Moreno y Alberto Ciria, La democracia constitucional y su crisis, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 6), 2000, pp. 121 y ss. 12 En materia de electricidad, la CADE, subsidiaria de SOFINA –con sede en Bruselas–, con mayoritario capital británico tenía una concesión que vencía en 1957. El Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires (en 1936) dictó dos ordenanzas, la primera alargó el plazo hasta 1971, la segunda obligó al Estado a comprar todos los bienes muebles e inmuebles de la compañía al vencimiento de la concesión. El diario La Vanguardia (del Partido Socialista) estimó entre 60.000 y 120.000 pesos lo que la compañía pagó cada voto en el Concejo. Nunca fue desmentido. 13 Gino Germani, Estructura social de la Argentina, Buenos Aires, Solar, 1965. 14 Tulio Halperin Donghi, La República imposible (1930-1945), tomo V, Buenos Aires, Ariel Historia, 2004. 11 O SCAR M ORENO . C OORDINADOR el Ejército afectó la moral y la opinión del cuerpo de oficiales, “se perfiló la tendencia a subordinar los valores profesionales a los problemas políticos, y los temas que antes se creían ajenos a la competencia de los oficiales se convirtieron en cuestiones de discusión cotidianos con efectos perjudiciales que fueron evidentes para el nivel profesional”.15 Justo quería un ejército apolítico, al servicio, esta vez, de las autoridades legales y constitucionales: “Un ejército numeroso, bien organizado, dotado con armamentos modernos e instalaciones confortables es a priori profesional, despolitizado y difícilmente conmovible […]. Es por esto que la presidencia de Justo está jalonada por medidas apropiadas para asegurar el perfeccionamiento técnico de los cuadros, una mejor organización de las unidades y entrenamiento completo de las tropas”.16 En 1938, con la asunción de la formula Ortiz-Castillo, surgidos del fraude de 1937 se agotó el proceso que se pretendió restaurador en la década de 1930. Cuando Castillo, ante la imposibilidad física de Ortiz, se hizo cargo del gobierno, intentó utilizar a las Fuerzas Armadas en su proyecto de permanecer en la presidencia de la República. Allí se ha de generar el caldo de cultivo que explica el golpe militar del 4 de junio de 1943. Los militares que encabezaron el golpe no sólo se oponían a tener alguna responsabilidad en una amañada sucesión presidencial, sino que pensaban en la necesidad de una reconstrucción del proyecto nacional.17 El capítulo que abarca este período está compuesto por los siguientes trabajos: “Las contradicciones en el Ejército durante el régimen conservador”, de Norberto Galasso, en el que se investiga acerca de las diversas tendencias ideológicas y los cambios que se advierten en la historia del Ejército durante el siglo XX, a partir de aceptar que la mayoría de los oficiales provenían de la clase media, lo que explica por qué en su interior se manifestaron tanto tendencias conservadoras, como posiciones populares. “La industrialización y la cuestión social: el desarrollo del pensamiento estratégico en Mosconi, Savio y Perón”, de Fabián Emilio Alfredo Brown, da cuenta de la manera en la que estos tres hombres surgidos del Ejército entendían la necesidad de industrializar la Argentina, para poder enfrentar la cuestión social. Cuestión que durante el período se encontraba agudizada por los procesos de migración interna, fundamentalmente hacia el Litoral portuario. “¿Qué representación? Elecciones, partidos e incorporación de los intereses en el Estado: la Argentina en los años de 1930”, de Ana Virginia Persello, propone un análisis de Robert A. Potash, El ejército y la política en la Argentina, 1928-1945, Buenos Aires, Sudamericana, 1981, p. 118. 16 Alain Rouquié, op. cit., pp. 260-261. 17 Robert Potash, op. cit., pp. 289-340. 15 29
  • 16. 30 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate las ideas y proyectos generados en el período que tenían por objeto separar la administración de la política, reglamentar la organización y el funcionamiento de los partidos así como reformar el régimen electoral reemplazando el sistema del tercio por la representación proporcional. Ideas propias de la democracia liberal, que pretendían superar la perversión que, para los portadores de estas ideas, habían implicado los gobiernos radicales. “Políticas, ideas y el ascenso de Perón”, de Mariano Ben Plotkin, desarrolla la idea de que fueron vanos los esfuerzos de peronistas y antiperonistas, por distintos motivos, de caracterizar al peronismo en sus dos primeros gobiernos como una ruptura total con la política y la cultura anteriores que habían caracterizado al país. Perón fue un producto de su tiempo y esto se demuestra en el desarrollo de este trabajo a partir de vincular algunas de las dimensiones de la ideología de Perón con el momento histórico en el que ella se formó. ___________ El 4 de junio de 1943, un conjunto de oficiales del Ejército tomó el poder sin resistencia alguna. Perón, uno de los coroneles de 1943, fue designado como subsecretario de Guerra y se hizo cargo del Departamento Nacional del Trabajo, que transformó en Subsecretaría de Trabajo y Previsión y desde allí tejió alianzas con los dirigentes sindicales. Las necesidades y la identidad del contingente de un millón de personas que entre 1936 y 1945 se alojaron en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires fueron el objetivo principal de aquella articulación entre Perón y los dirigentes sindicales. Aquel contingente estaba formado por obreros argentinos y por lo tanto “dotados de franquicia electoral”.18 La influencia de Perón se afirmó en las relaciones con el Ejército y con las organizaciones sindicales. El crecimiento de Perón llevó a los sectores, autodenominados democráticos, a presionar a los militares hasta que lograron que el 9 de octubre de 1945 destituyeran a Perón y lo encarcelaran en la isla Martín García. El 17 de octubre de 1945 una muchedumbre obrera proveniente del Gran Buenos Aires y particularmente constituida por trabajadores de los frigoríficos de la zona de La Plata, Berisso y Ensenada ocupó pacíficamente la Plaza de Mayo y exigió la presencia de Perón. Los trabajadores liberaron a Perón, quien habló por la noche desde los balcones de la Casa de Gobierno y anunció su retiro del gobierno y su candidatura presidencial. El 17 de octubre había modificado el escenario político. La apertura del proceso electoral enfrentó a dos formulas: Perón-Quijano (figura proveniente del radicalismo) y la Unión Democrática, integrada por todos los 18 Tulio Halperin Donghi, op. cit., p. 31. O SCAR M ORENO . C OORDINADOR partidos políticos existentes, desde los conservadores a los comunistas, con la fórmula radical alvearista integrada por: Tamborini-Mosca. El 24 de febrero de 1946, el peronismo llegó al gobierno con el 55% de los votos emitidos en todo el país. El gobierno de Perón dispuso de toda la legalidad, por su amplia mayoría en el Congreso, pero también de la legitimidad que le permitió su capacidad de movilización de los sectores populares. En el camino de la construcción de la hegemonía en el peronismo, Eva Perón jugó un papel protagónico desde la fundación de su mismo nombre, que se ocupó de una gigantesca tarea social, y a partir de la incorporación de un nuevo actor en el sistema electoral: las mujeres, a través del voto femenino. Finalmente, en esta construcción, tuvo un rol preponderante la sanción de la legislación obrera (Sueldo Anual Complementario, Vacaciones, Jubilación) y la tarea de los sindicatos, a través de las obras sociales. En el aspecto económico el peronismo se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía, que se manifestó en los dos Planes Quinquenales elaborados por el gobierno así como en la creación del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) con el fin de comercializar las cosechas de granos y asegurar el precio sostén a los pequeños y medianos productores.19 A su vez, se produjo el desarrollo de una burguesía industrial nacional, favorecida con los créditos del Banco Industrial y el fuerte consumo que producía la política de los altos salarios. Esta política económica se concretó definitivamente en 1947 con la nacionalización de los servicios públicos; de este modo, el gobierno hizo de la nacionalización de los ferrocarriles una bandera de la soberanía nacional.20 Uno de los mejores ejemplos en relación con la importancia de la industria nacional y su incidencia en el Ejército, durante el peronismo, es el de la Fábrica Militar de Aviones que estableció una industria que pronto se irradiaría hacia todo el continente. Fueron diez años de oro y esplendor en los que se concibieron el Pulqui II, el IA 37 y el IA 38, un cuatrimotor carguero de ala delta. Un viejo noticiero en blanco y negro de Sucesos Argentinos todavía permite ver al Pulqui I en el aire: el primer jet argentino es colorado, tiene una escarapela en el fuselaje, su nombre indígena quiere decir “punta de flecha” y hoy está en el Museo Aeronáutico de Morón, donde a veces lo repasan como para salir a volar, aunque ya sólo lo haga en el celuloide de Sucesos Argentinos.21 El IAPI fue muy criticado porque destruyó el negocio de la intermediación que tanto había crecido durante los gobiernos de la restauración conservadora (Bunge & Born, Dreyfus, La Continental, etc.). 20 La nacionalización de los Ferrocarriles fue muy cuestionada por el monto de lo que se pagó y por la forma en que se realizó. 21 Véase <www.virtualcordoba.com.ar>. 19 31
  • 17. 32 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate Las IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) pasaron de la fabricación de aviones a la de automóviles. La producción automotriz se inicia con el sedán para cuatro pasajeros denominado Institec y continuó con un pequeño vehículo utilitario que contaba con una cabina metálica de chapas perfiladas o moldeadas y una caja de madera con capacidad de carga para media tonelada. Había surgido el Rastrojero.22 A principios de la década de 1950 comenzó la decadencia del peronismo, una de las más grandes sequías que recuerde la historia argentina complicó las cosechas de 1950-1951 y 1951-1952 con lo que se vio afectado el desenvolvimiento normal de la economía, a lo que se debe agregar la impugnación de los militares y la Iglesia a la candidatura de Eva Perón a la vicepresidencia de la Nación, un proceso inflacionario que no hacía posible la inversión, y como consecuencia de este último la aparición del fantasma de la desocupación y la pérdida del salario real. De esta manera, casi como un símbolo, la muerte de Eva Perón (1952) cierra un ciclo del peronismo. A partir de 1952 la oposición lograba consolidarse. Las bombas en un acto en la Plaza de Mayo fueron respondidas con la quema del Jockey Club y las sedes de algunos de los partidos políticos. Parecía que desde allí no había retorno. Luego del enfrentamiento con la Iglesia, ésta se sumó decididamente al frente opositor. La quema de las iglesias constituyó el último acto del peronismo y abrió las puertas al golpe de Estado, que fracasó el 16 de junio de 1955 en el bombardeo a la Plaza de Mayo a cargo de aviones de la Marina, pero que finalmente triunfaría el 16 de septiembre de 1955. Una de las expresiones más claras de Perón en relación con las Fuerzas Armadas figura en la conferencia que pronunció en la Universidad de La Plata en 1944 (“El significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar”) en la que desarrolló dos conceptos centrales: la “Nación en armas” y el desarrollo industrial argentino. “La defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquiera sino una industria pesada” afirmó Perón en aquella conferencia. “Ello hacía necesaria la acción estatal, protegiendo a las manufacturas consideradas de interés estratégico, y la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares que contempla la solución de los problemas neurálgicos que afectan a las industrias radicadas en la Argentina”.23 Véase <www.cocheargentino.com.ar>. Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel Historia, colección Biblioteca del Pensamiento Argentino (tomo VI), 2001, p. 24. 22 23 O SCAR M ORENO . C OORDINADOR Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “Industria, Fuerzas Armadas y peronismo”, de Torcuato Di Tella, en el que el autor plantea el interés que mostraban las Fuerzas Armadas por la industria, al mismo tiempo que los industriales comprendían la importancia de la relación con los militares en tanto éstos son proveedores naturales de los insumos necesarios, desde el acero hasta el transporte. El análisis del pensamiento industrial a partir de la producción del Instituto de Estudios y Conferencias de la Unión Industrial Argentina cubre gran parte de este aporte y refuerza lo antes expuesto. “Defensa Nacional y Fuerzas Armadas. El modelo peronista (1943-1955)”, de Marcelo Saín, parte de la premisa de que a partir de 1930 el poder militar se proyectó como uno de los protagonistas centrales del sistema político argentino. Según esta perspectiva, el marco conceptual e institucional en el que Perón, desde el gobierno, estructuró su vínculo con las Fuerzas Armadas fue la denominada Doctrina de la Defensa Nacional, basada en dos ejes: por una parte, considerar una visión convencional y limitada de la guerra, fundamentalmente, el conflicto con los países vecinos; y el de “la Nación en Armas”. El trabajo de Susana Bianchi, “Hacia 1955: la crisis del peronismo”, da cuenta de las diferentes alternancias de la relación entre el peronismo y el catolicismo oficial; relación que oscila entre la Pastoral Colectiva de 1945 donde implícitamente se condenaba a la Unión Democrática y se apoyaba la candidatura de Perón, hasta el 11 de junio de 1955 cuando la celebración de la festividad de Corpus Christi se transformó en una de las más grandes manifestaciones en contra del gobierno de Perón. “El peronismo político, apuntes para su análisis”, de Carolina Barry, se propone analizar el modo en el que se estructuró el peronismo político y definir cuál fue el criterio para marcar y respetar las diferencias entre el Partido Peronista, el Partido Peronista Femenino y la Confederación General del Trabajo. ___________ El golpe del 16-22 de septiembre de 1955, contó con el apoyo del arco político antiperonista. En el interior de la fuerza militar se enfrentaron, nuevamente, los sectores nacionalistas-católicos y los sectores liberales. Los primeros impusieron al primer presidente de ese turno militar, el general (R) Eduardo Lonardi, quien durante el breve período del gobierno convocó a un hombre de la Restauración Conservadora para que asesorara al gobierno en materia económica. El Informe Prebisch propuso construir, a largo plazo, una Argentina industrial, más compleja y diversificada que la que se había heredado del peronismo. Para alcanzar ese objetivo resultaba necesario incrementar las exportaciones tradicionales elevando el ingreso del sector rural en su conjunto. Asimismo el país requería una modernización de la infraestructura productiva agraria que incluyera las relaciones 33
  • 18. 34 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate laborales; la diversificación e integración de la estructura industrial argentina y, finalmente, la expansión de la explotación de combustibles, sin recurrir al capital extranjero. Sin embargo, este plan generó la resistencia de los sectores asalariados y de la pequeña industria, que permanecían fieles a Perón, y no complacía a los grandes sectores exportadores. Éstos constituyeron los límites que habrían de impedir cualquier despegue de la Argentina y el marco en el que habrían de desarrollarse los hechos políticos cambiantes que caracterizaron el período hasta 1973. El 13 de noviembre de 1955 asumió la presidencia el general Pedro E. Aramburu, que respondía a los sectores más cerrilmente antiperonistas. Fue intervenido el Partido Peronista, la Confederación General del Trabajo, las federaciones y los sindicatos; al mismo tiempo se produjo el secuestro del cadáver de Eva Perón. El 9 de junio, ante un intento de asonada se fusilaron y asesinaron a civiles y militares,24 entre ellos el jefe del movimiento, el general Juan José Valle. Se dictó el decreto 4.161 que transformó en delito la mención del nombre de Perón y de otras palabras vinculadas a esta extracción política. Se proscribió de la vida pública al conjunto de los dirigentes sindicales que habían actuado con anterioridad a 1955. El objetivo fue el de eliminar la identidad popular peronista y captar a ese conjunto de ciudadanos para la vida de otros partidos políticos democráticos. La respuesta popular consistió en la organización en la clandestinidad de lo que se conoció como la Resistencia Peronista, liderada inorgánicamente por John W. Cooke,25 que demostró la ineficacia de la política represiva. Ante estos fracasos, el gobierno decidió volver a la vida política de los partidos y para ello convocó a una Convención Constituyente a fin de modernizar la Constitución de 18531860 que se había restituido al derogarse la de 1949. Los peronistas decidieron votar en blanco y constituyeron la fuerza mayoritaria. La Convención Constituyente fracasó, así como también fracasó el intento de normalizar la CGT. Luego de los fracasos políticos, el gobierno decidió llamar a elecciones presidenciales. El 23 de febrero de 1958 fue elegido presidente de la Nación Arturo Frondizi, con el explícito apoyo del general Perón. Frondizi era un desarrollista. El “desarrollismo” suponía la necesidad de conciliar políticas de expansión industrial a través de una capitalización originada en los recursos externos con la vigencia de las prácticas electorales e instituciones típicas de la democracia representativa. El gobierno decidió iniciar una política de apertura al capital extranjero en la actividad petrolera y la inserción de algunas 24 25 Rodolfo Walsh, Operación masacre, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1985. Juan D. Perón y John W. Cooke, Correspondencia, Buenos Aires, Papiro, 1972. O SCAR M ORENO . C OORDINADOR fábricas en líneas elegidas; los contratos petroleros constituyeron el eje del conjunto de su administración. Los conflictos con los trabajadores y los estudiantes desataron un accionar represivo que debilitó al gobierno, que debió aceptar un plan de estabilización económica y de austeridad que incorporó a Álvaro Alsogaray al gobierno. El plan aumentó tanto la recesión como el desempleo y, también, recrudeció el enfrentamiento con los obreros peronistas, lo que condujo a desempolvar un viejo instrumento represivo: el plan CONINTES, a partir del cual fueron a prisión miles de militantes populares. Sin embargo, el desarrollo económico, la conflictividad social y la inestabilidad política no fueron enfrentadas desde un unificado frente interno, debido a que los militares, que estaban embarcados en la guerra contrarrevolucionaria26 desconfiaban del accionar del gobierno y lo presionaban permanentemente a través de una fórmula propia de la época: “el planteo”. Los treinta y dos “planteos” militares le quitaron autonomía al Presidente, pero politizaron la Fuerza y a causa de esto favorecieron su fraccionamiento. A pesar de estos acontecimientos, el gobierno se sometió a una prueba muy importante: el 18 de marzo de 1962 enfrentó electoralmente al peronismo, y resultó derrotado, en especial en la provincia de Buenos Aires. Un nuevo planteo condujo a Frondizi a decretar la intervención federal en las provincias en las que había triunfado el peronismo, pero esto tampoco fue suficiente. Los militares lo arrestaron y recluyeron en Martín García el 29 de marzo de 1962. Mientras los militares que habían arrestado a Frondizi deliberaban acerca del camino a seguir, el senador por Río Negro, José María Guido a cargo de la presidencia de la Cámara de Senadores (por la renuncia anterior del vicepresidente Alejandro Gómez) se presentó ante la Corte Suprema y juró como presidente de la Nación. El nuevo presidente gobernó con los hombres de la Argentina tradicional, este interregno estuvo marcado por la incertidumbre y un nuevo estatuto para los partidos políticos, en el que se volvía a proscribir al peronismo; asimismo se produjo el anuncio del cese de las actividades de la CGT. Pero la incertidumbre se acentuó aun más a partir del enfrentamiento entre las facciones del Ejército que la historia recogió como el enfrentamiento entre “azules” y “colorados”, en cuya primera escaramuza, con el triunfo de los azules, fue emitido el comunicado 150 (redactado por el periodista Mariano Grondona y el coronel Aguirre) en el que se declaraba prescindentes a las Fuerzas Armadas del ejercicio del gobierno, aunque éste podía leerse, claramente, como un programa para gobernar. Osiris Villegas, Guerra Revolucionaria Comunista, Buenos Aires, Biblioteca del Círculo Militar Argentino, 1959. 26 35
  • 19. 36 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate El 2 de abril se desató el enfrentamiento definitivo en el que los azules, al mando del Ejército, terminaron con los colorados y con la Marina. Posteriormente se convocó a elecciones ampliando la proscripción del peronismo. El 7 de julio de 1963, con una enorme cantidad de votos en blanco, la fórmula radical encabezada por Arturo Illia, derrotó la candidatura del general Aramburu. El gobierno de Illia se desenvolvió en un marco legal, aunque con escasa legitimidad de origen, lo que limitaba sus posibilidades de acción. En el ámbito económico estableció una línea, que desde el presente, puede caracterizarse como nacionalista, en tanto fueron adoptdas medidas tales como la anulación de los contratos petroleros y la modificación accionaria, a favor del país, de la empresa de energía SEGBA, que se había creado durante el gobierno del general Aramburu. Esto le valió a Illia el desagrado de los inversionistas extranjeros, al que rápidamente se sumó la Unión Industrial Argentina que se oponía al intervencionismo estatal en la economía, particularmente en la fijación de los precios. Situación que se agravaría con el envío al Parlamento de la Ley de Medicamentos que los consideraba como “bienes sociales”. Sin embargo, éste era un gobierno demasiado solitario en el mundo de las relaciones políticas. Así, apenas normalizada la CGT, el gobierno se vio obligado a afrontar un Plan de Lucha que inició ésta y que llegó a ocupar más de 11.000 fábricas. El enfrentamiento con el gobierno creció desde el sector de los empresarios que exigían la sanción del estado de sitio contra el Plan de Lucha. Comenzaron en ese momento las acusaciones por la lentitud del gobierno, crítica que se estigmatizó con el uso de la imagen de la tortuga. La aparición de un pequeño grupo guerrillero en el norte argentino fue reprimido (detención, juzgamiento y cárcel) de acuerdo a la legalidad vigente, sin recurrir a prácticas de contrainsurgencia, a partir de lo que se reafirmaban las características más importantes del gobierno. Los dirigentes sindicales peronistas iniciaron el camino del despegue de Perón, particularmente el más destacado de ellos, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Augusto Vandor. Aunque todos los indicadores de la economía señalaban una muy buena performance del gobierno, se había iniciado a través de los medios de comunicación una campaña con el fin de quitarle legitimidad. La alianza de los sectores militares azules, los dirigentes sindicales que respondían a Vandor y los empresarios formaron un solo bloque y el 28 de junio de 1966, las tres Fuerzas Armadas, con el acuerdo explícito de la Iglesia destituyeron al presidente Illia. El liderazgo recayó en el general Juan Carlos Onganía, quien fue designado presidente de la República. En marzo de 1967 fue designado ministro de Economía Adalberto Kriegger Vasena, quien anunció uno de los programas más coherentes, desde el pensa- O SCAR M ORENO . C OORDINADOR miento conservador, que conoció la Argentina en la crisis. Se atacó decididamente la inflación mediante la racionalización del Estado, la reducción del déficit y el congelamiento de los salarios;27 asimismo fueron suprimidos los subsidios a las industrias y a ciertas regiones marginales. En marzo de 1968, la división de los sectores sindicales, en el marco del Congreso Normalizador de la CGT, permitió que surgiera una nueva conducción liderada por el dirigente de los Gráficos: Raimundo Ongaro, quien bautizó a su organización como la CGT de los Argentinos y rápidamente comenzó a editar el periódico CGT.28 Esta organización y su periódico dieron unidad al sinnúmero de protestas obreras, de los sectores medios productivos (por ejemplo en Mendoza y en el valle del río Negro) y, al mismo tiempo, las unificaron con los reclamos estudiantiles. El conjunto de este movimiento confluyó en las protestas sociales en Córdoba el 29 de mayo de 1969 y fue conocido como el “Cordobazo”. La explosión tuvo tal impacto que modificó por completo el escenario, renunció Kriegger y Onganía se quedó sin discurso. En el campo de los movimientos sociales, se mantuvo la agitación en el interior y aparecieron las organizaciones armadas de distinto signo político. Un año después, los “Montoneros” secuestraron y dieron muerte al general Aramburu. Allí concluyó el primer turno presidencial de la dictadura. En junio de 1970, la Junta de Comandantes designa al general Roberto Marcelo Levingston que se “salió de libreto” e intentó encontrar otro camino político, apelando a lo que él llamaba la “generación intermedia”, por fuera de los partidos políticos tradicionales y designó ministro de Economía al doctor Aldo Ferrer. En marzo de 1971, una nueva movilización popular derrocó al segundo presidente de la autodenominada Revolución Argentina. De este modo, la movilización popular caracterizada como el “segundo Cordobazo” (el “Viborazo”) puso fin al segundo turno presidencial de la dictadura militar. El 22 de marzo, la Junta reasume el poder y designa presidente al general Alejandro Agustín Lanusse que intentó encontrar una salida política negociada y para ello implementó un programa que se denominó “Gran Acuerdo Nacional”. Los objetivos fueron tres: el repudio a la subversión; el reconocimiento de la inserción de las Fuerzas Armadas en el futuro esquema institucional y, particularmente, el acuerdo sobre la candidatura presidencial. Al mismo tiempo que estas negociaciones avanzaban, también crecía en importancia el accionar de las organizaciones guerrilleras. Los presos políticos pertenecientes a estas organizaciones José Luis Romero, op. cit., pp. 178-179. Semanario CGT de los Argentinos, fundado por Raimundo Ongaro y Ricardo De Luca, y dirigido por Rodolfo Walsh. Editado por Página/12 y la Universidad de Quilmes. 27 28 37
  • 20. 38 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate planearon la fuga de la cárcel de Trelew, que fracasó organizativamente; y la Marina, el 22 de agosto, ejecutó ilegalmente a dieciséis presos políticos alojados en la base Almirante Zar. Allí se agotó la credibilidad del gobierno y el proyecto del “Gran Acuerdo Nacional”. El 17 de noviembre de 1972, Perón retornó al país y acordó29 con los líderes políticos una salida electoral, transformándose así nuevamente en el gran elector de la vida argentina. El peronismo acuerdó su fórmula con sus tradicionales aliados y se presentó a las elecciones del 11 de marzo de 1973 con la candidatura de Cámpora-Solano Lima, que resultaron elegidos con el 49,5% de los votos. El gobierno de Cámpora se encontró sometido a la tensión interna propia del movimiento peronista, que contaba con dos actores principales: la juventud y los sindicalistas. Esa tensión creciente, condujo por un lado a la movilización de los sectores populares, la firma del acuerdo entre los empresarios y los trabajadores, y la organización de comandos de extrema derecha para la represión por fuera de la ley en el Ministerio de Bienestar Social que estaba a cargo de José López Rega. Ese enfrentamiento tuvo su punto culminante durante la masiva concentración en Ezeiza para recibir el retorno definitivo de Perón a la Argentina. Los sectores de derecha organizaron diferentes emboscadas donde murieron militantes de la Juventud Peronista e impidieron que Perón hablara al pueblo. Allí se inició el camino que conduciría a la renuncia de Cámpora y al enfrentamiento de la Juventud con Perón. Es a partir de ese momento que comienza a actuar la Triple A, organización de extrema derecha preparada para la represión ilegal, y que luego del triunfo de Perón habría de provocar algunos resonantes atentados mortales como el del diputado Rodolfo Ortega Peña o el intelectual Silvio Frondizi. Después de la renuncia de Cámpora es prácticamente plebiscitada la fórmula Perón-Perón. Con Perón en el gobierno se producen una serie de atentados de las organizaciones armadas a los cuarteles (Comando Sanidad en Buenos Aires, Formosa, Azul, Monte Chingolo) que desataron una represión a cargo del conjunto de las Fuerzas Armadas. Muerto el general Perón, durante el gobierno de su viuda, María Estela Martínez de Perón, se agrava la crisis institucional y económica. En relación con esta última, el punto más elevado consistió en el severo plan de austeridad que decide Todas las fuerzas políticas convocadas por Perón se reunieron en el restaurante Nino de Vicente López, provincia de Buenos Aires en la llamada “Asamblea de la Unión Nacional”, a la que también asistieron representantes de la CGT y la CGE. O SCAR M ORENO . C OORDINADOR implementar su ministro de Economía, Celestino Rodrigo, resistido por los trabajadores organizados que habían logrado un importante aumento de salarios, y a partir del cual se desató un proceso inflacionario de magnitudes desconocidas en la Argentina (el “Rodrigazo”). Desde allí comenzó a tomar forma definitiva el golpe de Estado, apoyado por la Iglesia, los sectores dominantes de la sociedad e importantes sectores políticos. Los hombres de las Fuerzas Armadas estaban muy influenciados por: “Los generales y coroneles franceses que no sólo enseñaron una técnica (la división del territorio en zonas y áreas), la tortura como método de obtención de inteligencia, el asesinato clandestino para no dejar huellas, la reeducación de algunos prisioneros para utilizarlos como agentes propios. También propagaron el sustento dogmático de esa forma de guerra que llamaban moderna y el ambiguo concepto de subversión, entendido como todo aquello que se opone al plan de Dios sobre la tierra”.30 Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “Las Fuerzas Armadas en misión imposible: un orden político sin Perón”, de María Matilde Ollier, se trata de un trabajo que describe el período a partir de dos ejes fundamentales: uno se organiza en torno a la presencia concreta de los hombres de las Fuerzas Armadas en el gobierno de la República –con o sin consenso popular–, no sólo para gobernarla sino también para derrotar el enemigo interno. El otro eje que atraviesa el período, según afirma la autora, se refiere el descreimiento de las potencialidades de la democracia y de la política en tanto procedimientos, cuya consecuencia más importante consistió en que las elites construyeron sus alianzas en un terreno sin ley. “La introducción de la Doctrina de la Seguridad Nacional en el Ejército Argentino”, de Ernesto López, estudia la influencia francesa, que, según las precisiones historiográficas, estuvo presente en la filiación de la Doctrina de la Seguridad Nacional; el autor se atreve a afirmar que dicha influencia ya se encontraba presente desde 1955 en el intento de “desperonizar” al Ejército. “La sociabilización básica de los oficiales del Ejército en el período 1955-1976”, de Luis Eduardo Tibiletti, intenta brindar una perspectiva acerca de la formación que los oficiales del Ejército recibieron en el Colegio Militar de la Nación especialmente en dos direcciones: la que se relaciona con el aspecto ideológico-político y la que ayuda o dificulta la relación entre el Ejército y la sociedad en democracia. “Ilegitimidad democrática y violencia”, de José Pablo Feinmann, en cuya exposición el autor se sostiene en la hipótesis de que entre 1955 y 1973 no existió la democracia en la Argentina. Existió la ilegalidad, el sofocamiento y la falta de libertad. De este modo, durante dicho período 29 Horacio Verbitsky, “Una proeza periodística”, en Marie-Monique Robin, Escuadrones de la Muerte, Buenos Aires, Sudamericana, 2005, pp. 7-8. 30 39
  • 21. 40 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate la Argentina no logró constituirse legalmente, debido a la insistencia en la marginación de la fuerza mayoritaria del país y del líder de esa fuerza; movimientos que potencian la consideración acerca de ese líder hasta transformarlo en un objeto maldito. Luego examina el tema de la contrainsurgencia y la escuela francesa; para concluir, en un interesante intercambio de preguntas, realizando algunas anotaciones sobre la violencia. ___________ El llamado Proceso de Reorganización Nacional asumió el poder con el objetivo expreso de restablecer el orden. Esto implicó, en los hechos, la más brutal represión del conjunto de las organizaciones populares. Restablecer el orden, para el gobierno de los militares, consistió en eliminar físicamente todas las barreras que el pueblo había construido en defensa de los intereses nacionales. La represión fue ejecutada sin ninguna legalidad; no hubo detenidos, jueces, ni procesos. Existió la prisión, la tortura y la muerte decidida por los propios represores. Se implementó un infernal círculo de secuestro-tortura-delación-ejecución clandestina o cooptación como fuerza propia en la más absoluta clandestinidad, que dio pie al surgimiento de lugares de concentración y campos de tortura como la ESMA, El Vesubio, La Perla, Campo de Mayo y muchos otros. Una vez que se hubo forzado el silencio, se puso de manifiesto el otro objetivo de la dictadura: la transformación de la estructura económica, según la visión neoliberal que encabezaba el ministro de Economía, don José Alfredo Martínez de Hoz. Dicho de manera muy esquemática, el sentido de la transformación residía en la posibilidad de pasar de una Argentina industrial, con todos sus problemas, a una Argentina dominada por el capital financiero. A mediados de 1977 se puso en marcha la reforma que consistió: “básicamente, en una rápida liberalización de las tasas de interés bancarias y en una gradual, pero firme, eliminación de las restricciones al movimiento de capitales con el exterior”,31 que se habría de completar en 1980. Detrás de este proceso se encontraba el objetivo de terminar con el subsidio de los empresarios ineficientes por parte de los ahorristas, vía la regulación estatal, para, así, desarrollar un auténtico mercado de capitales. A mediados de 1978, la Marina y su comandante, Eduardo E. Massera, comenzaron a presionar con lo que en el período se denominó el “cuarto hombre”. En el fondo consistía en terminar con la excepcionalidad y a partir de ello que el O SCAR M ORENO . C OORDINADOR comandante del Ejército, fuera también el presidente. Esto se sorteó, luego de muchos cabildeos, con el retiro de Jorge Videla del Ejército, su designación como presidente y Roberto Viola como comandante del Ejército, este último era hombre de buen diálogo con sindicalistas y políticos. Luego del chauvinismo del Mundial de Fútbol y el conato de guerra con Chile por el Canal del Beagle, resultaron vanos los intentos de vestir de nacional y popular a la dictadura. A principios de 1979 apareció “la tablita”32 que se complementaba con la apertura gradual del comercio. Esto ocurría en el marco de una gran dispersión salarial desde un “piso” administrado por el Estado. Los grandes empresarios seguían oponiéndose a este manejo de la economía y pedían volver a las propuestas de 1976: recesión y ajuste del gasto público. Al persistir el proceso inflacionario, el Ministerio de Economía apresuró las rebajas arancelarias dejando sin protección a la industria argentina; a partir de lo cual se produjo su gran quiebre, aunque debido a que la protección comenzó a darse en forma de tomar posiciones en moneda extranjera, se sucede una muy rápida subida de las tasas de interés, lo que habría de concluir en la crisis financiera y la caída de los bancos. El 24 de marzo de 1981, asumió como presidente el general Roberto Viola, que había pasado a retiro en su Fuerza de la que ya era comandante el general Leopoldo Fortunato Galtieri. La situación económica y financiera se encontraba en una crisis que se agudizaba casi a diario, y nada de lo que hizo el gobierno sirvió para calmar el mercado financiero. Las estampidas y corridas provocadas por el atesoramiento de la moneda extranjera resultaban imposibles de contener a través de la devaluación.33 En noviembre Viola pide licencia por enfermedad y ocupa provisoriamente la presidencia el general Liendo. Éste le encargó a Domingo Felipe Cavallo, que para entonces ocupaba una de las subsecretarías del Ministerio del Interior, un conjunto de normas de reactivación económica. El experimento fracasó, sin embargo, de este modo, Cavallo comenzó su camino en la historia que lo tendría como hombre fuerte de la economía del país y como protagonista en la nacionalización de la deuda externa, la convertibilidad y el “corralito”, inicio formalmente inmediato del estallido de 2001. Prohibido el campo de la política, por la dictadura, se hacía necesario politizar la vida cotidiana. En ella se ponía en juego la misma subsistencia del ciudadano y la esperanza de la destrucción del autoritarismo. El ejemplo más singular fue el de los organismos de derechos humanos, en particular, las Madres de Plaza Establecía por ocho meses la variación futura del tipo de cambio a tasas decrecientes. En medio de estas crisis, Sigaut pronunció un apotegma que ha quedado entre los grandes bloopers de la historia argentina, “el que apuesta al dólar pierde”. 32 Marcos Novaro y Vicente Palermo, La dictadura militar 1976-1983. Del golpe de Estado a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, colección Historia argentina (tomo 9), 2003, p. 220. 31 33 41
  • 22. 42 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate de Mayo, cuya práctica hizo –en la Argentina contemporánea– de un problema moral, un problema social y político. Allí tomó cuerpo la lucha resistente que obligó a los dirigentes políticos, mayoritariamente nucleados en la Multipartidaria, y a los dirigentes sindicales a asumir activamente el camino de la oposición, que había permanecido silenciada hasta 1980.34 El 22 de diciembre de 1981 asumió la presidencia el comandante en jefe del Ejército: Leopoldo Fortunato Galtieri. Galtieri se identificaba con la posibilidad de volver a 1976. Es decir, clausurar cualquier atisbo de salida político-partidaria. A comienzos de 1982 resultaba claro que buscaba impulsar el desarrollo de un movimiento propio (Movimiento de Opinión Nacional) para enfrentar a la Multipartidaria. Galtieri había llegado al gobierno en el momento en el que el sistema capitalista, a nivel mundial, se estaba reorganizando, decretando el fin del flujo fácil de capitales y ocasionando que los acreedores persiguieran el cobro de las deudas. Éstos presionaron, a través de los organismos multilaterales de crédito, para la sanción de las políticas de ajuste que les permitieran cobrar los intereses de su deuda. Mientras tanto, el movimiento obrero dividido impulsó una concentración el 30 de marzo en la Plaza de Mayo. El movimiento fue duramente reprimido y la mayoría de los dirigentes convocantes fueron encarcelados. En concreto, el gobierno de Galtieri se enfrentaba a la oposición de la Multipartidaria, de los dirigentes sindicales, de los sectores industriales, de los sectores financieros nacionales y particularmente de los organismos de derechos humanos. Su continuidad política parecía difícil; y en esta situación se encuentra el fundamento por el que el régimen se embarcó en la aventura militar para recuperar las islas Malvinas. El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas desembarcaron en las islas Malvinas y las ocuparon militarmente. La respuesta de Gran Bretaña fue la menos esperada por el régimen, primero lo derrotó diplomáticamente en el marco de la Naciones Unidas e inmediatamente organizó una importante fuerza naval y la dirigió hacia el Atlántico Sur. Estados Unidos, que hasta el 2 de abril permanecía neutral ante la guerra, decide apoyar técnica y militarmente a su principal aliado de la OTAN. Ante este panorama la Junta en conjunto con su canciller Nicanor Costa Méndez decidieron “fugar hacia delante” y enfrentaron la guerra. Esta decisión contó con una importante adhesión popular. La relación de fuerzas pareció cada vez Oscar Moreno, “Apuntes para una nueva forma de hacer política”, en Oscar Oszlak (comp.), “Proceso, crisis y transición democrática/2”, Buenos Aires, CEAL, 1984, pp. 29-43. 34 O SCAR M ORENO . C OORDINADOR más desfavorable para los argentinos; finalmente en junio, luego de la rendición de las tropas argentinas, la guerra terminó con el triunfo de las fuerzas británicas. La Guerra de Malvinas fue el primer conflicto entre dos naciones del mundo occidental luego de la Segunda Guerra Mundial, protagonizado por una potencia mundial contra una nación latinoamericana que había pretendido disputarle uno de sus últimos enclaves coloniales. En cuanto al comportamiento de las tropas, es de destacar que los soldados, en muchos casos con muy poca instrucción, demostraron una notable abnegación, se cubrieron de gloria enfrentando a una de las mejores unidades del mundo. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en el ámbito de la oficialidad, donde si bien hubo una participación valerosa de numerosos jóvenes oficiales, también existieron muchos otros que se inclinaban en mayor medida a impartir sanciones a la tropa propia que ejemplos para sus subordinados. La consecuencia de la derrota militar fue la renuncia de Galtieri y el desprecio popular que ahora exigía la retirada de los militares. El general Reinaldo Bignone se puso al frente del gobierno, sin el consentimiento de la Marina y la Aeronáutica, para conducir la transición. La de 1982-1983 no fue una transición arrancada por luchas y movilizaciones populares contra la dictadura, como había sido la de 1973, se trataba esencialmente del resultado de la crisis interna del régimen. Fue una implosión del régimen militar que se había iniciado en 1976 y que concluyó en Malvinas. Ante la transición surgieron dos posiciones, por un lado, la de los viejos caudillos que no comprendieron que la relación entre lo civil y lo militar se había modificado a partir de Malvinas y por lo tanto esperaban negociar una salida electoral; y por el otro lado, la de una parte de la Democracia Cristiana, del Partido Intransigente, cuyo liderazgo absoluto asumió Alfonsín, posición que comprendía que la relación se había fracturado y que en el centro de la escena se encontraba la cuestión de los derechos humanos. Por lo tanto había que pelear y no negociar. Bignone, un hábil negociador, fijó rápidamente la fecha de elecciones y con eso apaciguó el frente interno. Al mismo tiempo que los partidos se preparaban para las elecciones (selección de candidatos, estrategias, etc.) el gobierno intentó salvar la grave situación económica. El primer tema a resolver consistía en el de la deuda privada externa, ya que los organismos bilaterales de crédito exigían a los países más que a los deudores. En primer lugar se procuró una reactivación inmediata vía la fijación de tasas de interés; las tasas comenzaron siendo negativas en alrededor del 20% mensual y aunque luego se moderaron, permanecieron siempre por debajo de la inflación hasta 1983. Éste fue el mecanismo para “licuar” rápidamente el endeudamiento de los particulares y las empresas, pero con una particularidad que no tuvo equivalencias en el tratamiento de las acreencias contra el Estado en manos de los grupos económicos. El 43
  • 23. 44 INTRODUCCIÓN Nación y Fuerzas Armadas: notas para un debate endeudamiento externo se resolvió de manera aun más drástica a través de un seguro de cambio, que no se actualizaba al ritmo de la devaluación, con lo que las empresas descargaron en el Estado sus pasivos.35 Se había cumplido con los organismos internacionales y a través de ellos con el sistema financiero internacional. A partir de allí, las cifras del pago de la deuda externa constituyeron una “pesada carga” para todos los gobiernos hasta el presente. En lo inmediato el pago de los intereses de esa deuda subió del 8% del PBI al 40% de los ingresos públicos. Con un correlativo aumento del déficit público. Desde aquí y hasta fines de los años ochenta “la patria financiera” habría de configurarse como el enemigo de los políticos. La campaña electoral seguía su rumbo. Alfonsín, siendo aún precandidato, hizo pública una denuncia que haría carrera política: “el pacto militar-sindical” que con espíritu corporativo se transformaba en el obstáculo a vencer para llegar a un sistema democrático. Desde allí, los radicales reforzarían la idea de que era necesario democratizar la vida de los sindicatos. Alfonsín, ya como candidato y luego de haber derrotado masivamente a los viejos balbinistas representados por Fernando de la Rúa, puso en el centro de la escena la cuestión de los derechos humanos y con ese fin le dio identidad a una fórmula para considerarlos, distinguiendo en el marco de la dictadura entre quienes habían impartido las órdenes y quienes las habían cumplido;36 pensando quizás, en reducir los juicios por las violaciones de éstos sólo a los altos mandos. Por su parte, en el peronismo ninguno de los precandidatos (Robledo, Saadi, Menem) tuvo la fuerza suficiente para imponerse sobre los otros. Con lo que el gran elector fue el movimiento sindical y, en particular, Lorenzo Miguel, el secretario general de Metalúrgicos, que en el Congreso Partidario ungió la fórmula Luder-Bittel; y apoyando luego la candidatura de Herminio Iglesias para gobernador de la provincia de Buenos Aires. El 30 de octubre el doctor Raúl R. Alfonsín fue elegido presidente contando con el 52% de los votos. Los cuatro artículos que componen este capítulo son: “El nuevo funcionamiento de la economía a partir de la dictadura militar (1976-1982)”, de Eduardo Basualdo, trabajo que tiene como propósito realizar un somero análisis de la vinculación que mantienen la política económica y algunas de las transformaciones estructurales más relevantes que se desplegaron en el período. Como allí se advierte, no se trata de hacer un recuento detallado de ambos aspectos de la relación, sino 35 36 M. Novaro y V. Palermo, op. cit., p. 527. La llamada “doctrina de los tres niveles de responsabilidad”. O SCAR M ORENO . C OORDINADOR de analizar el modo en el que sus contenidos más generales se vincularon con el patrón de acumulación de capital que rigió hasta el año 2001. “El Proceso, último eslabón de un sistema de poder antidemocrático en la Argentina del siglo XX”, de Fabián Bosoer, propone una descripción de la incidencia que tuvieron las relaciones cívico-militares en el interior de la elite del poder y en la política exterior argentina. Asimismo pretende plantear la relevancia que tuvo un determinado sistema de creencias fraguado en la socialización cívico-militar y su influencia en el modo de hacer política de la dirigencia. “Fuerzas Armadas y organismos de derechos humanos, una relación impuesta”, de Horacio Verbitsky, en cuya primera parte de la presentación se ocupa de la relación entre los organismos de derechos humanos y las Fuerzas Armadas, que fuera impuesta por el secuestro, por parte del personal militar, de miles de jóvenes que reaparecieron con vida. La segunda parte está destinada a explicar el surgimiento del Partido Militar a partir de la incapacidad de los sectores económicos y sociales dominantes argentinos de transformar su hegemonía y su prestigio social en poder político por medios democráticos. “La Guerra de Malvinas”, de Martín Balza, se trata de un trabajo en el que el autor efectúa un desarrollo del conjunto de los aspectos que rodearon a la guerra, partiendo de una afirmación que aquí repetimos: “Las Malvinas son incuestionablemente argentinas desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico, la forma de recuperarlas es el diálogo entre las dos partes. La guerra no es una obra de Dios”. . 45
  • 24. 47 CAPÍTULO I 1810-1860 La Independencia y la organización nacional