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Kilima 83 - Diciembre 2009
1. KILIMA 83 Diciembre 2009
Queridos amigos:
Me había hecho el propósito de hacer llegar el KILIMA antes de las fiestas
navideñas para que tuvierais algunas noticias del Congo, ahora que parece que la prensa
no se ocupa tanto de nosotros como si ya todo estuviera arreglado, pero una serie de
circunstancias ha hecho que llegue más tarde que nunca a vuestros hogares.
En primer lugar fue por culpa de mi despiste, porque ocupado en las pequeñas
batallas de cada día no me di cuenta de que los días no solamente corren sino vuelan.
Luego, surgieron algunos problemas con el ordenador y los técnicos no daban con la
fórmula para terminar con los trastornos y cuando después de darles la lata por todos los
medios, recibí la respuesta de que ya estaba arreglado. Ahora resulta que se apaga
cuando estoy haciendo algún trabajo y últimamente ya no quiere encenderse por mucho
que le hablo con cariño y le pulso las teclas con suavidad. Tengo la impresión de que
me he quedado sin este medio de trabajo tan eficaz y esta vez utilizo un modelo al que
le falta un montón de programas pero con el que intentaré salir de apuros.
Una de las razones por las que en el Primer Mundo no tenemos visiones es
porque estamos atiborrados de comida, especialmente estos días de atrás, y no hay como
el hambre para ver visiones. Y como hambre tenemos para exportar, cada cual se
esfuerza en encontrar un “modus vivendi”, una forma de vivir, para salir de apuros. Los
más espabilados aprovechan estas circunstancias para tratar de vivir a costa de la
ignorancia de los demás.
Y es que estamos de suerte. Han pasado ya las Navidades y ya le tenemos al
Mesías entre nosotros. En un principio no llegaba más que a la categoría de Juan
Bautista pero desde el 1 de enero ha alcanzado a ser el Cristo Resucitado. Lo podéis
tomar a chufla pero quien hace propaganda de su excelsa figura no se ríe cuando habla
de su persona. Se trata de la última religión, que se sepa, que ha aterrizado por estos
lugares.
Él es un mulato, que dice tener estudios universitarios y ha pasado varios años
en Bélgica. No sé si ha hecho los estudios que pretende hacernos creer pero al menos
habla francés correctamente. Predica unas teorías muy interesantes para sacar al país del
abismo en el que se encuentra. Desgraciadamente las autoridades no le hacen caso y por
eso estamos como estamos. Para hacerse creer con mayor facilidad mezcla ideas del
Antiguo Testamento con temas de desarrollo, progreso y trabajo.
La gente no está por hacer caso a sus ideas ya que están cansados de teorías que
no conducen a nada. Lo que buscan son hechos. Durante sus predicaciones pide una
contribución en metálico a sus oyentes con la promesa de que multiplicará sus óbolos
transformando lo poco en mucho y lo mucho en incalculables cantidades de dinero. La
verdad es que la pobre gente, que no tiene un duro en el bolsillo, ni conoce la forma de
lograrlo, se deja embaucar por estos charlatanes, caen en la tentación de encontrar una
salida rápida a su trágica situación y colectan el dinero entre los familiares para que el
milagro sea más espectacular y redunde en beneficio de la sufrida familia. No es que
estén convencidos de sus teorías, pero y si hay algo de verdad….
El Mesías canta sus excelencias a quien le quiera oír, porque dice que ha
construido un palacio de deportes inmenso, un hospital grandioso y ultra moderno,
círculos recreativos de maravilla donde todo es gratuito, y ahora está terminando de
construir una universidad.
Todas estas maravillas sólo cuentan con una pequeña pega y es que todo es
invisible para los que no tienen fe en su doctrina. Solamente ellos podrán ver y gozar de
estas realizaciones. La fe no solamente traslada montañas, sino que es capaz de crear
2. paraísos terrenales para el disfrute de los fervientes seguidores. Precisamente, los que
crean en su palabra y en su mensaje verán multiplicados sus donativos. Esa es la señal
evidente de quién tiene fe y quién carece de ella. Por eso, algunos ven cumplidas sus
ilusiones y muchos se quedan a dos velas porque no han creído en el resucitado.
Y como prueba de su divinidad, asegura que es la segunda vez que nace de
mujer. La primera fue en Occidente, y como en Europa le hicieron caso, de ahí la
riqueza y el progreso del Primer Mundo. Ahora ha vuelto a nacer, pero de madre negra
y como Dios es blanco, lo lógico es que sea mulato y viene a África, para que creyendo
en su venida como lo hicieron los europeos, puedan también los negros alcanzar el
progreso de occidente. Pero todo no se consigue con “pedid y recibiréis” puesto que hay
que trabajar y trabajar seriamente, porque el trabajo aumenta la producción y los bienes
y de esta forma se puede construir un mundo mejor. Que así sea.
¿Trabajar? Pero si las empresas no pagan a sus obreros. No queda otra salida que
la agricultura si es que los militares no robaran la cosecha, porque incluso la búsqueda
del oro y otros minerales valiosos requieren un gran esfuerzo, ponen en peligro sus
vidas y son muy mal recompensados. Lo cierto es que el gran Mesías está dos o tres
días reclamando la fe de sus posibles seguidores para que se haga el milagrito de la
multiplicación de sus dineros y antes de que la gente se cabree y empiece a pedir
explicaciones y devoluciones o le linche en plena conferencia, desaparece sin dejar
rastro y va a predicar su mensaje salvador a otros pueblos para seguir enriqueciéndose a
expensas de la gente sencilla que no sabe qué hacer para salir de su miseria y cree a pie
juntillas al primero que venga con tal de que le ofrezca salir de la situación que padece.
Aquí, como en todos los sitios, cada cual se las tiene que arreglar como pueda
para sacar la vida adelante. Las empresas no contratan personal, los desempleados
deambulan por las calles en busca de algún pequeño servicio que pueda solucionarles el
yantar de ese día, los diplomados recorren todos los lugares de trabajo con sus
certificados bajo el brazo con la esperanza de que en alguna parte encontrarán lo que
buscan, para llegar rendidos a casa y decepcionados por su fracaso. De ahí la
multiplicidad de oficios a los que la gente recurre para tener un euro en el bolsillo e
incluso alimentar la familia. No se planifica, ni se hacen previsiones de futuro, lo que
importa es solucionar las necesidades del día. Mañana será otro día y habrá que
recomenzar la pelea. Por ejemplo:
El servicio militar: El servicio militar, tal como ha existido hasta hace poco en
nuestra tierra, es algo que no existe. Aquí se entra en el ejército profesional. Lo de
profesional es una forma de hablar porque en lo único en la que salen expertos es en el
arte de expoliar y vivir a cuenta del sufrido ciudadano. Les pagan unos salarios de
miseria, apenas llegan a los treinta euros al mes, lo cual les obliga a aprovecharse del
uniforme militar para intentar alimentar a su familia y al mismo tiempo, poder alimentar
ellos mismos algún vicio pequeño. Lo malo es que quien se mete por ese camino, no se
conforma con los pequeños vicios y pretende también alimentar algún que otro grande y
como el salario no da para hacer equilibrios, se encargan de poner controles de carretera
para pedir la documentación a todos los viajeros, a no ser que con una pequeña propina
se eviten todos esos engorros, o atemorizan a algún despistado amenazándole de cárcel
por faltarle la factura de la compra que acaba de realizar, pero siempre se pueden librar
de los peor recurriendo a los “arreglitos” y de esta forma todos se quedan contentos, el
militar, por lo que ha conseguido furtivamente y el incauto ciudadano respira hondo
porque piensa que se ha librado de una buena..
Por eso hay jóvenes, que viendo que no se presenta ante ellos ninguna forma
normal de asegurar su futuro, se apuntan en el ejército y al cabo de muy poco tiempo
salen convertidos en unos perfectos salteadores carreteras y caminos. La guerra no está
3. hecha para nadie y menos para ellos que nunca irán al frente. Todos les temen,
especialmente en los poblados de las zonas de conflicto, en los que la gente se siente
como más desprotegida. Su uniforme de camuflaje es conocido incluso por los animales
domésticos que en cuanto ven uno, echan a correr como si se tratara de un gavilán
porque gallina que aparece, gallina que desaparece.
Otra profesión es la de estudiante. Hay quienes piensan que su trabajo consiste
en andar entre libros y que por ello deben vivir como todos los demás. Se niegan a
trabajar y su terquedad para coger la azada es mayor cuantos más estudios hayan hecho.
Pueden estar casados y con hijos, pero ellos son estudiantes y por tanto su deber no es el
de coger la pala y el pico, y apuntarse a cualquier obra, sino en pasearse de un lado para
otro e ir cambiando de sección en la universidad, para al final no terminar ninguna
carrera.. Normalmente no terminan una carrera seria pero son alimentados por la
familia, que se cree en la obligación de arropar a su hijo y guardan la esperanza de que
cuando termine los estudios adquirirá una buena plaza y todos podrán vivir algo mejor.
No podemos olvidar a los vagos: Es la carrera que cuenta con mayor número de
afiliados. Una de las costumbres de este pueblo, que está muy arraigada en la tradición,
es la hospitalidad para con los de la misma tribu. Siendo de la misma tribu, uno puede ir
a vivir a casa de otro durante el tiempo que le de la gana y vivir del trabajo de los
demás. No se le puede despachar. En los pueblos del interior, esta costumbre no se
desarrolla tanto porque todos viven más o menos igual, pero en la ciudad es un plaga
porque hay quienes trabajan y perciben un sueldo… y quien a buen árbol se arrima…
buen cocido se asegura. Al olor de las perras se acercan como moscas. Ahora, la gente
va teniendo cada vez más cara para poner a los intrusos de patitas en la calle o
mostrarles con mucha amabilidad pero con firmeza que el que no trabaja no come, pero
es un riesgo muy fuerte quedar a mal con los miembros de la familia porque puede traer
consecuencias muy graves para uno mismo, ya que con eso se le puede considerar como
egoísta y hacerle el vacío dentro de la amplia familia del clan e incluso no asistir a los
momentos mas importantes de su vida como puede ser una defunción, una boda, etc. .
Tampoco podemos dejar de lado a los “cogedores de asiento”. En cuanto llega
un autobús a la parada, siempre habrá un grupo de jóvenes que se subirán al autobús
para sentarse en una de las plazas o igual ocupan dos, porque estiran sus piernas sobre la
otra para ocupar mas espacio y esperan pacientemente que se vaya acercando la hora de
salida en la que irán apareciendo los viajeros. El que vaya a viajar, en primer lugar,
pagará el importe del recorrido al chófer y después se verá en la obligación de pagar al
que esta sentado en lo que corresponde a su asiento para poder sentarse. No sirven las
reclamaciones y el chofer no atenderá a las reclamaciones del viajero porque sabe que
se expone a que no le dejen aparcar en la parada si se opone a las acciones de esos
jóvenes que son los que mandan en esa área. Las autoridades no toman cartas en el
asunto para evitarse líos con ellos, que como nada tienen, nada pierden en los
enfrentamientos y sus manifestaciones suelen ser violentas.
Muchas veces, este desmadre originado por la pérdida de rumbo hacia el que
camina el país, ha traído consigo un gran desconcierto en cuanto a las costumbres y
todo se da por bueno. De ahí la abundancia de hechiceros y curanderos que ofrecen
soluciones a todos los males que aquejan a las personas, desde la obtención de un
puesto de trabajo, la promoción en la empresa, la suerte en los negocios, o el que la
mujer quede embarazada. Un oficio que ha proliferado mucho desde hace unos años y
que incluso se practica en las iglesias. La gente piensa que les van a resolver las
dificultades de la vida y se gastan considerables cantidades de dinero porque todas esas
personas trabajan por el ánimo de lucro.
4. En una de mis visitas frecuentes al hospital, me encontré con un chico joven
loco de remate, encerrado en una celda y el médico no sabía si podría hacer algo por él.
Era un jugador de fútbol. Su equipo esperaba subir de categoría este año y para ello
recurrieron a los servicios de un hechicero. Los hechiceros de la ciudad no visten
harapos y se presentan con la cara pintarrajeada. Algunos se pasean en coche o tiene
hermosas casas, aunque no sea el caso de la mayoría. El hechicero les llevaba todos los
sábados al cementerio para pasar la noche la víspera de cada encuentro. Allí es donde
efectuaban sus ritos y ceremonias y les daba a beber un producto eficaz, preparado
especialmente para ellos, para que con la fuerza que iban a adquirir ganaran el partido.
Como se habían pasado todos los sábados del año en el cementerio implorando
la acción benéfica de los espíritus sin que éstos mostraran demasiado entusiasmo en
favorecer al equipo, ante las reclamaciones de los jugadores que se sentían ridiculizados
por el puesto obtenido en la clasificación, el hechicero, que nunca pierde la cara, les
explicó que los espíritus se encontraban molestos porque las ofrendas que les ofrecían
eran bastantes ridículas y necesitaban algo de mucho mas valor, por ejemplo, una
victima, para poder celebrar entre ellos una comida sagrada.
Ninguno de los jugadores se ofreció a hacerse de victima. Al cabo de un tiempo,
uno de ellos perdió la cabeza y sus compañeros de equipo pensaron que habría sido él el
designado por el hechicero para ofrecerle a los espíritus. La familia debería pagar un
fuerte rescate al hechicero para que éste intercediera ante los espíritus y pudiera
conseguir de ellos su devolución a la vida normal, de lo contrario el enfermo nunca
recobraría la salud. El hechicero siempre encuentra una escapatoria para justificar sus
fracasos. Si no ganan, la culpa no la tiene él sino la causa ha sido el que alguno de los
jugadores no ha guardado con fidelidad las interdicciones que conllevan esos ritos
mágicos, si el joven no se cura es porque han tardado en ofrecer lo que se les había
pedido o porque lo hicieron dudando de su eficacia.
Lo peor es que a pesar de ver día tras día los estragos que muchas veces causan
los hechiceros, le gente sigue recurriendo a ellos. Tienen una confusión mental de
tamaño descomunal, producto de la miseria y del hambre y de la anarquía que ha
imperado en el país durante muchos años en tiempos de Mobutu.
No se si es necesidad, vicio, falta de orden, pasotismo de las autoridades o todo
a la vez, la cosa es que una religiosa que tiene a su cargo varios talleres de costura y una
escuela de formación de la mujer, ha sido últimamente víctima de varios robos y como
todo cuesta caro y no dispone de fuentes de ingresos para reponer lo que le roban, ha
tenido que decidirse por llevar a cabo un trabajo bastante arduo y costoso cada semana,
ya que tampoco puede contar con la colaboración de la policía. Los fines de semana
guardan todo el material de valor: telas, máquinas de coser, ropa hecha, etc. en unos
locales que les sirven como almacén y sueldan las puertas con el fin de ponerlo cada vez
más difícil a los ladrones.. Los lunes, el mismo equipo de trabajadores que hizo la
primera operación se encarga de romper las soldaduras para que pueda recuperar su
contenido. Las clases empiezan un poco más tarde pero al menos por ahora cuenta con
todos los medios para seguir trabajando.
Pero a pesar de estas diferencias de cultura y situaciones tan desiguales, también
aquí hemos procurado vivir la Navidad, intentando penetrar ese misterio de amor que se
hace humanidad. Me costó cinco horas y media recorrer los 55 kilómetros que nos
separan la parroquia del poblado al que tenia que llegar, incluso llegamos tarde y ellos
habían comenzado a hacer la oración dominical, pero escuchando sus cantos,
participando de su entusiasmo, viendo su alegría, me olvidé del cansancio y del disgusto
de no haber llegado a tiempo, para cantar al unísono: “Gloria a Dios en el cielo…”
5. Aunque he llegado con retraso os deseo un “FELIZ ANO QUE COMIENZA”
(Lo siento, pero no puedo ponerle a la “N” el sombrerito para que se pronuncie como se
debe).
Un abrazo.
Xabier