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El nombre de la empresa muestra:
NOTICIAS DEL DIA
30-09-2022
En la “concientización” de la moral social y
por ende en su necesaria pragmatización,
intervienen tres factores: sindéresis, ciencia
moral y juicio moral. Sindéresis es la armonía
entre el enunciado y la acción; ciencia moral
es su proyección a la luz de la razón en
contextos específicos. El juicio moral, por
último, provoca en el individuo un
convencimiento íntimo de la necesidad de
proceder “decentemente”. Estos se adquieren
en tres estadios de la formación socio-
política, que para F. Hegel son la familia, la
sociedad y el estado.
La expresión más traumatizante de la falta de
moralidad en una sociedad se produce cuando
sus miembros miran a la “pobreza” como
manifestación de desequilibrios que
competen a “otros”, y por ende endosan
responsabilidades sin asumir las propias.
La táctica
del hecho
consumado
Esta moral franquista del
éxito se manifiesta
socialmente bajo la táctica
del hecho consumado. El
modus operandi es muy
simple: se fuerza una
situación, se provoca un
hecho, y cuando ese hecho
se ha consumado, nos
encastillamos en él,
tratando por todos los
medios de que se le
reconozca social, política y
legalmente. La mayoría de
los acontecimientos -por lo
menos, los de más
trascendencia- que hemos
vivido los españoles
Moral y Ética
Editorial atecé
Es decir que la ética estudia
las distintas formas en que
la moral se ejerce y procura
entenderlas desde una
mirada general. En
cambio, la moral aplica
dentro de
un contexto sociocultural e
histórico determinado: lo
que hoy en día
perfectamente
consideramos moral, en
algún momento de la
historia no lo fue, y
viceversa.
La moral social está
definida por lo que los
moralistas y sociólogos
llaman los mores, en ella se
implica la escala de valores
que sirve de común
denominador a la mayoría
del cuerpo social. Si no
existe ese común
denominador caemos en la
anomia más absoluta, lo
que irrevocablemente
conduce a la desintegración
de la sociedad,
manifestación a su vez de
un proceso colectivo de
desmoralización.
Usualmente estos dos
términos se emplean como
sinónimos, lo cual en
principio no tendría mayor
inconveniente.
Sin embargo, desde un
punto de vista más
especializado, se distinguen
porque la ética es una rama
de la filosofía que aspira a
elaborar patrones morales
transculturales, desde un
punto de vista universal.
Moral
SocialEn
Los
Jóvenes
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La moralidad social es el grado en que las personas se conforman con los preceptos de la moral establecida socialmente. La moral es el
conjunto de normas y valores que deben seguir las personas
Tipos de moral
Moral fundamental. Aquella
que aspira a ser universal, o sea,
que tiende a juzgar los
elementos más básicos
(fundamentales) de
la existencia del ser humano.
Por ejemplo, los Derechos
Humanos (DDHH) están
sustentados sobre este tipo de
moralidad.
Moral sexual. Aquella que
determina el modo en que se
comprenden ciertas prácticas u
orientaciones sexuales, de
acuerdo a una consideración de
lo bueno o malo sustentada a
menudo en otras ideas como lo
natural, lo reproductivo o
simplemente lo placentero
.
Moral social. Con este nombre
diferenciamos los preceptos
morales de la sociedad, o sea,
los tradicionales y heredados o
que imperan en un momento
determinado a un colectivo
determinado, de los que puede
tener un individuo en su fuero
interno.
Moral religiosa. Aquella que está
determinada por una tradición
mística o religiosa determinada, y
que se rige por los mandamientos
de su credo o doctrina. Puede ser
una moral más rígida o inflexible,
especialmente en el caso de los
sectores fundamentalistas, y
aunque se hereda de generación en
generación gracias a la institución
eclesiástica, a su modo va
adaptándose a los nuevos tiempos.
Moral laica. Aquella que no está
determinada por una tradición
mística o religiosa, incluso si
muchos de sus valores coinciden
con los de una tradición cultural
muy marcada por el pasado
religioso. Por ejemplo, la moral
occidental es laica, está
determinada por instancias no
religiosas, pero la tradición
cristiana tiene mucho que ver con
sus fundamentos.
Importancia de la moral
La moral es un concepto clave
en la formación de la
civilización humana. Por un
lado, una sociedad requiere
siempre de un código o un
conjunto de reglas a las que
ceñirse para garantizar la paz
social y la relativa armonía
entre sus ciudadanos.
Por otro lado, la historia de la
moral es una parte vital de la
historia de la humanidad. La moral
de cada época ha determinado en
gran parte el modo en que las
fuerzas sociales interactúan y le ha
otorgado poder a unos sobre otros,
o incluso ha determinado a quienes
se juzga como aceptables y a
quienes no, lo cual tiene claras
repercusiones sobre la vida y
la muerte.
Ejemplos de moral
Más que de moral, pueden
darse ejemplos de juicios
morales o de valores
morales determinados,
imperantes en algún
período de la historia. Por
ejemplo:
La moral victoriana. Se llama así a la estricta visión moral
que imperó en Inglaterra durante el reinado de la reina Victoria
(1837-1901), y que se caracterizó por una intensa represión
sexual, poca tolerancia ante el delito y el sostén de una fachada
de dignidad que, sin embargo, no impedía la prostitución y el
trabajo infantil.
La moral puritana. Los puritanos eran una facción radical del
protestantismo calvinista, que floreció durante el reinado de
Isabel I en Inglaterra. Como su nombre lo indica, defendían la
necesidad de una pureza moral absoluta, en términos bíblicos,
ya que el ser humano debía ceñirse completamente a los planes
de Dios para recibir luego la gloria futura.
El relativismo moral. En este caso, hablamos de
una vertiente filosófica que sostiene la no
universalidad de la moral y de los valores morales,
como una prueba de que todo intento de moralidad
es, necesariamente, relativo, o sea, dependiente del
contexto. Por ende, ninguna visión de lo bueno o de
lo malo puede imperar sobre otras.
Lo inmoral. Es aquello que
es contrario a una visión de
la moralidad específica.
Aquello que rompe sus
reglas, que contradice sus
visiones y desobedece sus
mandatos. Por ejemplo, en
algunas tradiciones
islámicas y judaicas se
considera inmoral que las
La responsabilidad moral
es el grado de culpa
o responsabilidad que
posee una persona o
una organización de cara
a algo que se considera
moralmente réprobo, o
sea, falto de ética o
contrario a la noción
Desde una ética
consecuencia lista (o sea,
que se fija en las
consecuencias del
hecho), el valor moral del
hecho cometido
dependerá de si tuvo
consecuencias aceptables
o no.
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mujeres muestren
libremente su cabello, y por
ende están obligadas a
cubrirlo con un pañuelo o
una peluca.
Lo amoral. En cambio, es
aquello que simplemente no
se somete a
cuestionamientos morales,
es decir, no responde a la
pregunta respecto del bien y
del mal. Eso no significa que
sea bueno ni malo, sino que
puede ser ambas cosas,
dependiendo del caso y del
contexto, pues no está en su
naturaleza ser o no moral.
Por ejemplo, la ciencia y la
tecnología se consideran
saberes amorales: pueden
usarse de forma moral y para
el bien de la humanidad, o
pueden usarse para cometer
atrocidades y empobrecer el
mundo.
de bienestar que se
maneja colectivamente.
Se diferencia de otras
formas de
responsabilidad, como la
jurídica, en que
la norma infringida no
proviene del exterior,
como son las normas
legales o penales, sino del
interior del sujeto, es
decir, proviene de su
conciencia.
Desde una ética
deontológica (o sea, que
se fija en el deber ser), las
acciones serán o no
moralmente aceptables
en sí mismas, sin
importar si fueron o no
descubiertas, y si
lastimaron o no a alguien.
El tema de la responsabilidad
moral es común a diferentes
ramas de la filosofía y de la
ética, y aparece cada vez más
en debates contemporáneos
bajo la opinión pública, ya que
es esta última la única capaz de
ejercer el repudio o la sanción
social con que se castiga un
hecho inmoral. El Estado y el
aparato penal sólo podrán
intervenir en el castigo si los
hechos considerados
inmorales son, además,
considerados ilegales
(responsabilidad penal).
En el mundo corporativo, se
habla de responsabilidad
moral de las empresas, a veces
como un sinónimo de la
Responsabilidad Social
Empresarial (RSE), o a veces
como un mandato tácito que
debería regir toda actividad
económica, y que compromete
a las organizaciones a velar
por el bienestar colectivo antes
que por su ganancia individual
y egoísta. Esto, por desgracia,
no suele ser lo que ocurre en la
práctica en la mayoría de las
grandes corporaciones.
Ser capaz en sí mismo de discernir el bien y el mal, es decir, de tomar una postura moral, y
de tomar decisiones en consecuencia.
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Te explicamos qué es un deber moral, cómo lo
entiende el derecho, la filosofía y ejemplos en
diferentes contextos.
En derecho, se entiende por deber moral u
obligación moral a aquellos deberes u
obligaciones cuyo cumplimiento no puede
demandarse por vía legal, sino que existen
sometidos a la conciencia de cada quién.
Sin embargo, existen presiones para
su cumplimiento y distintas
instancias de la sociedad vigilan las
decisiones que al respecto hace un
individuo. Es decir que dichas
decisiones no pueden llevarse ante
una corte de ley, aunque sí puedan
acarrear sanciones sociales y
morales de parte de la colectividad.
Dicho más simplemente, un deber
moral es una obligación de
conciencia, o sea, algo a lo cual
estamos compelidos por nuestras
propias nociones del bien y el mal,
de lo justo y lo injusto, en fin, por
nuestra concepción cultural del
mundo. Por ejemplo, ninguna ley
nos obliga a salvar a un animalito
abandonado, pero sí la opinión de
los demás y las presiones propias de
nuestra cultura sobre lo que es
noble y lo que es cruel.
Del mismo modo, las obligaciones
morales no son universales, es
decir, lo que se considera ético en
una sociedad o por un individuo
específico puede no serlo en otras
sociedades o por parte de otras
personas.
Así, todo deber moral es
necesariamente autónomo, no está
vinculado con el de los demás,
aunque en ocasiones pueda
coincidir con otros asuntos
religiosos, legales o culturales. Su
incumplimiento suele castigarse
con el remordimiento o la culpa.
Por sencillo que parezca, el tema
del deber moral es complejo y ha
sido materia de debate entre
filósofos durante siglos, ya que en
el fondo depende directamente de
lo que se considera “bueno” o
“deseable”.
Por ejemplo, para el filósofo
alemán Immanuel Kant (1724-
1804), el deber moral estaba
constituido desde adentro de la
persona y a través del
reconocimiento racional de las
virtudes de lo bueno. Es decir, las
personas saben racionalmente qué
es lo bueno y qué es lo malo y
tienden a elegir hacer el bien.
La moral
En cambio, pensadores utilitaristas como el británico Stuart Mill (1806-1873), el deber moral puede ser cierto únicamente cuando conduce a algo útil para la sociedad,
sin importar las razones que empujaron a alguien a hacer una acción. Si ésta es útil, a la larga, será buena.
Muchas religiones promueven importantes deberes morales bajo la lógica de que su incumplimiento acarreará el castigo divino, como el infierno. Si ello es cierto o
no, es imposible de saber, pero en ciertas sociedades ese imperativo puede convertirse, también, en una ley social o incluso en una ley jurídica, como es el caso de
las sociedades fundamentalistas.
Reconocer el mérito ajeno. Una persona recibe una ayuda indispensable para completar un proyecto, por el cual es felicitada y premiada. Esa misma persona siente
el deber de reconocer en público la ayuda recibida y no asumir todo el mérito para sí solo.
Ayudar al enemigo caído. Un soldado es derrotado en combate y queda malherido. Su rival, en lugar de acabar con él o dejarlo morir en soledad, lo asiste y le salva
la vida, a pesar de que luchen por instrucción de bandos rivales.
Compartir con el hambriento la comida. Una persona se dispone a cenar y se percata de que a su lado un conocido no tiene cena y muere de hambre. El deber
moral lo empuja a compartir con esa persona su cena, sin esperar nada a cambio.
Privilegiar a los niños en una emergencia. Esto es algo que los padres conocen muy bien: ante momentos de peligro, la moral nos empuja a privilegiar la vida
inocente de los niños, por encima de la propia de los adultos. De allí el grito tradicional de “mujeres y niños primero” cuando se hundían los barcos.
Acompañar al moribundo. Incluso si el moribundo es un desconocido, el sentido de la empatía nos empuja hacia la obligación de acompañarle durante sus
momentos finales, porque todos enfrentaremos la muerte y a todos nos dará miedo sentirla llegar.
Ayudar al necesitado. Especialmente cuando se trata de personas que lo perdieron todo en una catástrofe, o de víctimas de algún giro cruel de la vida, sea o no sea
su desgracia su propia responsabilidad