1. Nathalia Nieto Ayala
Pontifica Universidad Javeriana
Información y documentación
Relato autobiográfico: Participación en la sociedad de la información
Hace 20 años, para ser más exactos un 24 de Marzo de 1993, fue la primera vez que vi la luz del
día, seguramente estaba asustada y curiosa de conocer el mundo, no tenía ni idea a donde había
llegado ni para qué. La verdad es que estaba tan pequeñita que no recuerdo nada sobre ese día
pero lo único que estoy segura es que el mundo al que llegue no es nada parecido al que vivo hoy
en día.
De mis primeros años tengo los recuerdos que me ha transmitido mi madre durante toda mi vida y
los álbumes de fotos que poco a poco mis padres llenaron con mucha felicidad, y gracias a esto me
doy cuenta que fui una bebe muy feliz. Al pasar los años fui creciendo y mi memoria se empezó a
fortalecer. Tengo varios recuerdos de mi primer día de clase en el colegio, de cuando se me
empezaron a caer los dientes, del primer niño que me gustó, y sobre todo de algo que nunca se
me va olvidar: el día que mi papá me regaló mi primer computador.
Tenía aproximadamente 9 años y mi papá me lo dio en una Navidad, era un computador muy
grande de escritorio y recuerdo perfecto que demoraba mucho en prender. Me atrevería a decir
que a partir de ese día mi vida cambió completamente. El primer día que usé mi computador
empecé a explorarlo, a ver todas y cada una de las cosas que podía hacer con él, y ya una semana
de usarlo a diario me sentía una experta, sabía todo lo primordial de un computador sin necesidad
que alguien me lo enseñara, y esto claro que tiene una explicación, la cual es que nuestro cerebro
tiene la capacidad de adaptación a la experiencia, pues tenemos un cerebro flexible que se va a
adaptando a las situaciones que vivimos (Nicholas Carr, 2010).
Al pasar los días mi computador se volvió en algo esencial en mi vida, ya no necesitaba resolver
mis tareas buscando en los libros y enciclopedias de la biblioteca de mi casa, ahora solo me
bastaba con entrar a internet y de esa manera conseguía la información que necesitaba en menos
de la mitad de tiempo y a medida que las tareas se hicieron más complejas y empecé a crecer mas
y mas, el computador ya no era solo mi apoyo y ayuda, hacía parte de mi, así “como cuando un
carpintero coge un martillo, el martillo se convierte, por lo que a su cerebro se refiere, en parte de
su mano” (Nicholas Carr, 2010, p. 250)
Después de algunos años de usarlo, de repente se empezó a volver cada vez más lento, se trababa
hasta que llegó el día en el que dejó de funcionar por completo, por esa razón mi papá decidió
comprar un nuevo modelo más moderno, mas rápido y con más funciones. Sin embargo lo que mi
papá no sabía era el tema de la obsolescencia programada lo cual se baja en reducir adrede la
vida de un producto para favorecer su consumo, es decir, que al igual que a mi papá, todas las
2. personas se vean forzadas a cambiar sus productos por unos nuevos debido a intencionalmente
fueron diseñados para que fallaran (Comprar, tirar, comprar, 20011).
A medida que fue pasando el tiempo fui creciendo y cambiando al igual que todo lo que me
rodeaba, llegaron los computadores portátiles, los Ipods, los smart phones, las tabletas etc... me
fui convirtiendo parte de esta nueva sociedad de la información la cual es un proyecto
hegemónico liderado por los países del G-8 el cual insinúa un totalitarismo tecnológico en el cual
todas las personas tengan acceso a las tecnologías y por ende a la información (Valderrama, 2012).
En este sentido simultáneamente que esta sociedad de la información fue creciendo así lo hice yo,
me empecé a involucrar más con las tecnologías, ya no solo con el computador si no también con
el celular y a medida que salían nuevos aparatos deseaba obtenerlos y explorarlos.
Hoy en día me considero una de las personas que está completamente dentro de esta Sociedad de
la información. Debo aceptar que me convertí en alguien que depende en gran medida de la
tecnología que la rodea, necesito sentirme todo el día conectada con las personas que me rodean,
y tener acceso a la información en cualquier lugar y hora. De lo contrario me siento excluida y
siento que me falta algo.
Para ilustrar mi participación en la Sociedad de la Información, podría utilizar perfectamente el
ejemplo sobre una niña llamada Camila que se describe Marciales Vivas, González Niño, Castañeda
Peña, & Barbosa Chacón, (2008):
Bueno la verdad últimamente todo es Internet para mí me toma más tiempo leer un libro
en cambio cuando yo voy a Internet me ahorro muchísimo tiempo y siento que la
información es completa y más rápida, yo pienso que más que todo es lo del tiempo
porque si yo voy de un link a otro solamente escribo la palabra y si me da la información
que yo estoy buscando yo no siento la necesidad de buscar eso en un libro (…) me parece
satisfactorio *este proceso+ (…) La verdad yo nunca he venido aquí a la Universidad a la
Biblioteca a buscar libros. (p. 644)
Para Camila, al igual que para mí, el ahorro del tiempo es la cualidad que más le atribuimos a la
Sociedad de la Información pues es muy fácil encontrar la información que queremos y no nos
demoramos tanto como en una biblioteca, también nos podemos conectar con otros
inmediatamente, en otras cosas. Como lo expresa Nicholas Carr en el libro “Superficiales” soy
consciente que he perdido algunas “de las más íntimas y humanas de nuestras capacidades
naturales: las de la razón, la percepción, la memoria, la emoción” (2010). El problema de esto es
que como Camila y como yo, hay muchísimas otras personas, lo cual significa que la sociedad de la
información a pesar de tener todas las herramientas necesarias para crear un verdadero
conocimiento, es una sociedad facilista y perezosa, la cual está dejando de generar nuevas ideas, si
no que por el contrario busca la manera más fácil y rápida de realizar sus trabajos. De ahí a que
hoy en día se ven números casos, no solo de estudiante sino también de profesionales, que se
apropian de ideas de otras personas cometiendo plagio, pues de esta manera “ahorran” mucho
tiempo. (Soto Rodríguez, 2012)
3. Lo bueno de todo esto es que al pasar el tiempo me hago cada vez más consciente que mi cerebro
se está volviendo perezoso y facilista, y por esta misma razón es que quiero recuperar las
facultades que este tiene por naturaleza, creo al igual, que nunca es tarde para intentarlo y que
así como acostumbre a mi memoria a trabajar poco, la puedo acostumbrar lo contrario y de esta
manera sentirme una persona que a pesar que está presente activamente en la sociedad de la
información, no se va a dejar alinear y por lo contrario va a tener criterio propio de lo que le
rodea.
Referencias:
Carr, N. (2010). Superficiales. Bogotá Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A
Valderrama, C. E. (2012). Sociedad de la Información: hegemonía, reduccionismo tecnológico y
resistencias. Nómadas, (36), 13-25. Recuperado de
http://www.ucentral.edu.co/images/stories/iesco/revista_nomadas/36/36_1_sociedad_de_la_inf
ormacion.pdf
Cosima Dannoritzer (Productora). 2010. Comprar, tirar, comprar [video grabación]. España:
Televisión española, Arte France, Media 3.14. Recuperado de:
http://www.bidi.uam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=63:citar-recursos-
impresos-y-otros-normas-apa&catid=38:como-citar-recursos&Itemid=65#16
Marciales Vivas, G. P., González Niño, L., Castañeda Peña, H., & Barbosa Chacón, J. W. (2008).
Competencias informacionales en estudiantes universitarios: una reconceptualización. Universitas
Psychologica, 7 (2), 643-654. Recuperado de:
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/article/view/383/263
Soto Rodríguez, A. (2012). El plagio y su impacto a nivel académico y profesional. E-Ciencias de la
Información, 2(1), 1-13. Recuperado de http://revistaebci.ucr.ac.cr/volumenes/2/2-1/2-1-2/2-1-
2.pdf