1. Definición:
Es la capacidad
cognitiva de percibir en
un contexto común lo
que otro individuo puede
sentir. También es un
sentimiento de
participación afectiva de
una persona en la
realidad que afecta a
otra.
2. Gary, el brillante cirujano alexitímico
que tanto sufrimiento causara a su
prometida Ellen haciendo gala de una
ignorancia absoluta con respecto al
mundo de los sentimientos. Como
ocurre con la mayoría de los
alexitímicos, Gary carecía de empatía
y de intuición. Si ella le comentaba
que se sentía abatida, Gary no
acertaba a comprenderla, y si le dirigía
palabras cariñosas, él cambiaba de
tema. Gary no cesaba de formular
críticas «útiles» sobre las cosas que
hacia Ellen, sin percatarse de que
tales críticas no la ayudaban en lo más
mínimo sino que sólo la hacían
sentirse atacada.
3. Cuando Hope, una niña de
apenas nueve meses de
edad, vio caer a otro niño, las
lágrimas afloraron a sus ojos
y se refugió en el regazo de
su madre buscando consuelo
como si fuera ella misma
quien se hubiera caído.
Michael, un niño de quince
meses, le dio su osito de
peluche a su apesadumbrado
amigo Paul pero, al ver que
éste no dejaba de llorar, le
arropó con una manta.
4. Sarah tenía veinticinco años cuando dio a
luz a sus gemelos, Mark y Fred. Según
afirmaba, Mark era muy parecido a ella
mientras que Fred se parecía más a su
padre. Esta percepción pudo haber sido el
germen de una sutil pero palpable
diferencia en el trato que dio a cada uno
de sus hijos.
A los tres meses de edad, Sarah trataba
de captar la mirada de Fred y, cada vez
que éste apartaba la vista, ella insistía en
atrapar su atención, a lo que Fred
respondía desviando nuevamente la
mirada. Luego, cuando Sarah miraba
hacia otro lado, Fred se volvía a mirarla y
el ciclo de atracción-rechazo empezaba de
nuevo, un ciclo que solía terminar
despertando el llanto de Fred. En el caso
de Mark, no obstante, Sarah jamás trató
de imponerle el contacto visual y podía
romperlo cuando quisiera sin que la madre
le obligara a mantenerlo.
5. El coste de la falta de sintonía emocional
entre padres e hijos es extraordinario.
Cuando los padres fracasan
reiteradamente en mostrar empatía
hacia una determinada gama de
emociones de su hijo ya sea la risa, el
llanto o la necesidad de ser abrazado,
por ejemplo el niño dejará de expresar e
incluso dejará de sentir ese tipo de
emociones. Es muy posible que, de este
modo, muchas emociones comiencen a
desvanecerse del repertorio de sus
relaciones íntimas, especialmente en el
caso de que estos sentimientos fueran
desalentados de forma más o menos
explícita durante la infancia.
6. Las personas que cometen los
delitos más execrables suelen
carecer de toda empatía. Los
violadores, los pederastas y las
personas que maltratan a sus
familias comparten la misma
carencia psicológica, son incapaces
de experimentar la empatía, y esa
incapacidad de percibir el
sufrimiento de los demás les permite
contarse las mentiras que les
infunden el valor necesario para
perpetrar sus delitos. En el caso de
los violadores, estas mentiras tal vez
adopten la forma de pensamientos
como «a todas las mujeres les
gustaría ser violadas» o «el hecho
de que se resista sólo quiere decir
que no le gusta poner las cosas
fáciles».
7. En este mismo sentido, la persona
que abusa sexualmente de un niño
quizás se diga algo así como «yo no
quiero hacerle daño, sólo estoy
mostrándole mi afecto», o bien «ésta
es simplemente otra forma de
cariño». Por su parte, el padre que
pega a sus hijos posiblemente piense
«ésta es la mejor de las disciplinas».
Todas estas justificaciones,
expresadas por personas que han
recibido tratamiento por las
conductas que acabamos de reseñar,
son las excusas que se repiten
cuando violentan a sus victimas o se
preparan para hacerlo.
La notable falta de empatía que
presentan estas personas cuando
agreden a sus víctimas suele formar
parte de un ciclo emocional que
termina precipitando su crueldad.
8. La empatía es un valor indispensable en
todos los aspectos de nuestra vida, sin
él, sería muy difícil enriquecer las
relaciones interpersonales. En este
sentido, quien se preocupa por vivir este
valor, cultiva simultáneamente la
confianza, amistad, comprensión, genero
sidad, respeto y comunicación.
Sin embargo, no debemos olvidar que la
posmodernidad con su ritmo de vida
actual, nos proporciona pocas
oportunidades de servir y comprender a
los demás, de conocerlos y de tratarlos
como es debido. La herramienta
necesaria para acercarnos y tornar
nuestras relaciones más humanas es el
valor de la empatía, pieza fundamental
que nos enriquece y nos identifica mejor
como seres humanos.