historia

1. 25/10/2014 Legión de Los Andes - Acciones en San Fernando
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Acciones en San Fernando
31 de Diciembre 1827
Las turbulencias engendradas por la implantación del
régimen federal habían proseguido en la provincia de
Colchagua. Al finalizar el año 1827, la asamblea provincial
continuaba funcionando en Nancagua, y la provincia
estaba regida por dos gobernadores independientes.
Feliciano Silva, en San Fernando, e lsidro de la Peña, en
Curicó. Talca seguía gobernándose a sí misma. El
gobernador Silva apresó a algunos individuos afectos a la
asamblea. El comandante Francisco Porras se colocó al
frente de los partidarios del bando vejado, organizó
algunas compañías de milicianos y aventureros y se
dirigió a San Fernando. Rechazados en dos asaltos que
dio el 31 de diciembre de 1827 Y el 1 o de enero de 1828,
los restos de sus fuerzas se engrosaron tan rápidamente
con los aventureros y campesinos que acudieron a sus filas, que la caída de San Fernando en la
tercera embestida parecía inevitable. Mas el día 5 de enero, en vísperas del tercer combate,
llegaron al pueblo el canónigo Elizondo y Ramón Formas, encargados por el gobierno de buscar
una solución al conflicto. Entretuvieron con negociaciones a los contendores, mientras llegaba de
Talca el comandante José Patricio Castro con cien hombres del batallón de línea N°6 y,
enseguida, procedieron a desarmar a los dos bandos. Los cabecillas fueron remitidos a Santiago,
a fin de que expusieran sus cargos al gobierno, y confiaron al comandante Castro el mando del
departamento.
Castro cometió la ligereza de devolver a Talca parte de las fuerzas que había traído. Apenas lo
supo Silva, regresó al pueblo, reasumió la gobernación y restableciendo de propia autoridad el
régimen federal, derogado por la ley de 22 de junio de 1827, hizo elegir al coronel Salvador Puga
intendente de la provincia. El 27 de marzo se presentó en San Fernando, al frente de tropas
improvisadas. Castro se encerró en el convento de San Francisco y después de un tiroteo que
duró dos horas lo derrotó. Silva se rehizo en los campos de los alrededores, cayó sobre
Rancagua en la noche del 14 de abril; se apoderó de las armas y municiones que había en este
pueblo, y se retiró a disciplinar su gente. El presidente prohibió a Castro, que ya estaba de nuevo
en situación de imponer el orden, que tomara nin​guna medida violenta. Debía pacificar la
provincia por "los medios de la conciliación y de la indulgencia". Silva, quien necesitaba ganar
tiempo, consintió en volver a Santiago para justificar nuevamente su conducta, y Castro
aprovechó la tregua para realizar el 24 de mayo las elecciones de diputados, de cabildantes y de
nuevo gobernador, elección esta última que contravenía lo dispuesto en la ley de 6 de agosto de

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1827. Se había producido en el país tal confusión, que los mismos intendentes no sabían a qué
atenerse en materia de régimen político.
En San Felipe (Aconcagua) los oficiales de milicias Gabriel Traslaviña y José Ramírez asaltaron
el cuartel a las 3 de la mañana del 7 de abril. Se constituyó una junta de gobierno presidida por
Juan Pablo Martínez; se designó intendente de la provincia a Pedro Antonio Ramírez, y se confió
el mando de las fuerzas militares al teniente coronel Francisco de Paula Latapiat, el mismo que
había atropellado al congreso en enero de 1827. El coronel Agustín López, que estaba en
Quillota, restableció el orden y repuso al intendente Martín Prats.
Estos movimientos en sí mismos carecen de importancia; los hemos referido sólo como muestra
de las consecuencias del reemplazo de la sanción por los consejos, las exhortaciones y la
indulgencia que venía operándose desde el primer gobierno de Freire, y que Pinto extremó por
inclinación personal y por exigencia de los bandos políticos en que se apoyaba. Fueron también
la portada de los sucesos más graves que vamos a referir.