1. Séptima narración, universidades
Riqueza maldita
Tras una larga caminata por la historia de esa vieja universidad que no solamente emanaba
conocimiento sino también muchos misterios en sus paredes de época contemporánea, y que
culminaba en la biblioteca que yacía de mucha historia antigua de tiempos inmemorables de la gran
mayoría del territorio del mundo. Era vieja pero cálida y acogedora. Pero en ella se sentía una fuerza,
una presencia algo difícil de explicar, pero lo que más impactaba era su fuente de acontecimientos
extraños.
Se decía que varios estudiantes eran cautivos por su curiosidad de conocer la grandeza intelectual,
una riqueza no material pero deseada por muchos.
Después de tener muchos acercamientos con la historia poco convincente del realismo, pero a su
vez interesante, tras horas incalculables de estar allí su segunda casa, esa presencia que se decía no
existía y que la intensidad de estudio de algunos estudiantes entraba en metástasis quedando sus
mentes fuera de este mundo; pero no era así, escogía sus contenedores, personas que llenan su ego
de sabiduría, quizás cualidades de ese ser, o lo que más odiaba. En todo caso, primero brindaba un
gran estatus prosperidad intelectual. Los estudiantes seleccionados eran devotos y dedicados a su
educación y que posteriormente ya eran profesionales exitosos, no daban crédito a su suerte sin
saber que había algo detrás de aquello, pero en lo más al fondo de su sensatez presentían un especie
de pacto con algo, no podían creer lo que su razonamiento pensaba.
Meses, años... y acontecimientos extraños sucedieron como aquel día en que se encontró por
primera vez con su nuevo destino en la biblioteca de la universidad que lo vio nacer como
profesional, pero esta vez se sentía hostigado todo el tiempo, no podía conciliar el sueño y se sentía
cansado, con pérdida de conocimiento. Su forma de ser y su temperamento cambiaron, parecía otra
persona; decían sus familiares y amigos. En su delirio oía en voz baja, es hora de pagar tu ofrenda.
Se sentía confundido.
La felicidad que le otorgo el conocimiento infinito durante años lo materializo en mucho dinero, una
vida prospera y aun algo más valioso, saciar su ego.
Se volvió una tempestad no solo con el mismo, porque ya no se conocía; si no con sus allegados. Fue
tanto así que en un día frio de invierno resulto obedeciendo al llamado de esa fuerza maligna o
benevolente, ¿quién sabe? Nada es gratis en esta vida. Si, ¿pero pagar con su propia vida? El no
acepto ningún pacto. Sí, pero su forma de ser implícitamente llamo aquella fuerza, como si lo
necesitara.
Aun no se sabe las condiciones en que se desapareció. Solo de repente no estaba, y nunca jamás se
supo de él, la historia de una riqueza maldita, la intelectual.