Segunda narración

1. Segunda narración, Imagen.
Bajo el impecable paisaje Adriana decide tomar un nuevo rumbo, la ciudad capital una inmensa
estructura de concreto, negocios y oportunidades, pero con muchos peligros. Ella decide darse una
nueva vida y dejar la monotonía al manto y protección de sus padres en su humilde finca.
Tras viajar varios días de viaje a pie y en carro termina llegando en una noche lluviosa y fría, ella muy
cansada decide buscar lo más pronto posible un hospedaje en los alrededores del terminal. Tras
varias horas encuentra un lugar pequeño y acogedor donde se pueda establecer mientras se le
abren las oportunidades.
En la humilde casa de sus padres se sentía el vacío que dejaron las risas de su querida hija. Mientras
Adriana comenzaba su martirio en la gran ciudad, días sin encontrar un apoyo y mucho menos un
sustento económico, ya no contaba con los privilegios que le brindaba su pueblo.
La situación se puso más desesperante cuando se percató que sus ahorros habían terminado, ya no
tenía como pagar el alquiler de la habitación y mucho menos comer, a lo que se vio obligada a
conseguir dinero a cualquier costo. No quería volver a su casa natal sin obtener nada. Su búsqueda
fue infructuosa y llego a tal extremo de mendigar en las calles con solo lo que tenía puesto, después
de seis meses de su travesía era irreconocible, perdió comunicación con sus padres después del
tercer mes en lo cual entraron en angustia.
Bajo estas circunstancias el padre ya de edad decide buscar a su querida hija por sus propios medios,
partió con una alegría a la ciudad porque vería a su querida hija. Ya en la ciudad comienza una
intensiva búsqueda que dura alrededor de dos semanas, hasta que en una tarde asoleada nota una
extraña persona que le pide dinero con su cara y ropa sucia mal oliente, el hombre no pone atención
y la ignora, pero ella una mujer le comienza a relatar su desafortunada historia con su voz entre
cortada a punto de llorar. Cuando nombra el pequeño pueblo en que nació, la mira con detalle y se
pone a llorar, era tanto el estado inestable de la joven que ya no conocía ni a su propio padre.
El inmediatamente la llevo a un centro médico, para curar las heridas y el estado de desnutrición e
hidratación. Y decide llevarla al día siguiente a su casa, la casa en que nació.
La joven después de un tiempo de recuperación reflexiono que no todos los sueños se pueden
cumplir pero hay que ser perseverantes con ayuda fundamental de familiares y amigos cercanos.