1. Un lienzo vivo
Yaces en el medio de la cama,
sudorosa y palpitante,
como un lienzo vivo.
El olor a mar
inunda el lugar,
el de tu cuerpo tendido
como una ola que se repliega
entre saábanas de espuma.
Los signos en tu rostro,
la caálida luz que transpiras,
tus paárpados tendidos
y tus labios semiabiertos
construyen un arrullo
de una sed satisfecha.
Tus nalgas rotundas
empujan tus piernas
al infinito,
dejando en su aángulo
un pozo de aromas,
sabores y humedad.
Y en tu espalda,
otro milagro.
El riáo de tu pelo
corre impetuoso,
derramaándose en tu
rostro, en tus hombros,
y perdieándose alliá,
en tu cintura.
Alliá, donde yo tambieán
me perdiá.
Norman E. Rivera Pazos
Mayo 2017