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Presentación: Ciudadanía Y Capital Social. Estudio Preliminar en torno a Ciudadanía Y Clase
Social, de T. H. Marshall
Author(s): Francisco Javier Nova Miranda
Source: Reis, No. 79 (Jul. - Sep., 1997), pp. 267-295
Published by: Centro de Investigaciones Sociologicas
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40184016 .
Accessed: 04/02/2015 19:44
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PRESENTACIÓN
CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL.
ESTUDIO PRELIMINAR
EN TORNO A
CIUDADANÍAYCLASESOCIAL
DET.H. MARSHALL
Francisco JavierNova Miranda*
UNED (Madrid)
INTRODUCCIÓN
¿Qué concepto es común a la reflexión actual sobre temas tan dispares
como el Estadode Bienestar,los derechosde los niños, los movimientos socia-
les, la sociedad multicultural y un sinfín de cuestiones sociales más? El hilo
conductor de estos temas tan distintos - al menos uno de ellos- es el concep-
to de ciudadanía.El principal referenteteórico en este enfoque es la obra del
británico Thomas Humphrey Marshall (1893-1981) que ahora presentamos.
Este historiadorde formacióny sociólogo de vocación1dicta en Cambridgeen
1949 una conferencia en honor de otro Marshall, Alfred Marshall, que da
lugaral texto de Ciudadaníay clasesocial en palabrasde uno de sus más afa-
madosdiscípulos,
«la única obra de la sociología británicade después de la SegundaGue-
rraMundial que resistela comparacióncon, y está en la línea directade
sucesión de, esos textos clásicos que marcanlos orígenes de la sociología
moderna»(Lockwood, 1974: 363).
* El autor agradecea Juan Jesús González sus comentarios y sugerencias parala mejora del
texto.
1
Halsey, y también Rieger, son ricos en información sobre la vida y trayectoriaintelectual
de Marshall.
Reís
79/97 pp. 267-295
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
ParaLockwood, es uno de los textos que supuso la reorientaciónde toda la dis-
cusión de la estructurasocial despuésde la Guerra,pues, de hecho, se podrían
rastrearsus influencias en Bendix, Parsonso Giddens. Lockwood señala tam-
bién las influenciasde Marshall.En cierto modo, Ciudadaníay clasesocialsería
una prolongaciónde la obrade Webersobrela clasey el status.Si Weberse con-
centró en los efectos del mercado sobre las jerarquíasde statustradicionales,
Marshallanalizarálas consecuenciasdel moderno statusde ciudadano paralas
desigualdadesgeneradaspor el mercado. Por otro lado, habríaun paralelismo
entre el procesode quiebraanómicaen Durkheimy el procesode génesisde la
ciudadaníaen Marshall.En ambos casos, aunque con diferenciasevidentes, se
intentadaruna explicacióna los cambiosen lasclasificacionessociales.
Esta semblanza no es unánime. Halsey, por ejemplo, apunta que por su
formación el enfoque del autor es más histórico que sociológico, con lo cual el
argumento de Lockwood sería poco verosímil: Marshall de hecho no habría
relacionadosus ideas con las de los clásicos continentales, labor que tendrían
que acometermás tardeBendix, Lipseto Giddens2.
Aquí, en contra de lo que suele ser costumbre en las presentaciones de
autores clásicos, no voy a entrar en este tipo de valoraciones exegéticas. La
estructurade este trabajoes la siguiente. Primeroexpondrélas clavesdel argu-
mento de Marshall,que se refierena la ciudadaníay a su relacióncon la clase
social3.A continuación, en dos apartadosdistintos, revisarélas principalescrí-
ticas surgidasen torno a ambos argumentos.En penúltimo lugar,haciéndome
eco de esascríticas,realizaréun análisisempírico á la Marshall,paracomparar
la plausibilidadde los argumentosoriginalesy de sus críticas.El hilo conduc-
tor es la idea de que la ciudadanía como sentimiento de comunidad es una
formade capitalsocial. Finalmente,terminarécon una brevereferenciaa Espa-
ña, donde otra formade capitalsocial - particularistaestavez- entraen con-
flicto con el sentimiento de ciudadanía.
ELARGUMENTO DE MARSHALL
Marshall explica la extensión del status de ciudadano a distintas esferas
sociales en sucesivasetapas.En este proceso se van diferenciandoen el tiempo
distintas instituciones que asumen las garantíasde los derechosasociadosa ese
status.Los beneficiariosde esos derechosson las clasesemergentesen cadafase
histórica,la burguesíay el proletariado.
En primerlugar,en el siglo XVIIIse gesta la ciudadaníacivil, «los derechos
necesariosparala libertadindividual - la libertadde la persona,la libertadde
2
Polanyi, al que Marshallcita, sería la excepción al argumento de Halsey. Paraun enfoque
más basadoen los clásicos, véase sobre todo la obrade Bendix.
3 Barbalet(1988) y Roche y Turner (1986) sintetizan al detalle los argumentos de Marshall
sobre estos y otros temas. En Vertova encontraráel lector una bibliografía sobre la ciudadanía.
Kymlickay Norman revisanlas aportacionesmás recientes.
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
expresión,de pensamiento y de confesión, el derecho a la propiedady a cerrar
contrartos,y el derecho a la justicia».Los Tribunalesde justicia son la institu-
ción que administraesos derechos.
Seguidamente,en el siglo XIX,toma cuerpo la ciudadaníapolítica, «eldere-
cho a participaren el ejerciciodel poder político, como miembrode un cuerpo
investido de autoridadpolítica o como electorde los miembrosde ese cuerpo».
Los parlamentosson la institución diferenciadaa efectos de la garantíade esos
derechos.
Finalmente, en el siglo XXse asiste a la institucionalización de la ciudada-
nía social, que cubre «el amplio abanico que va del derecho a un mínimo de
bienestary seguridadeconómica al derechoa participardel patrimonio socialy
a vivir la vida de un ser civilizado de acuerdocon los patronesvigentes en la
sociedad».El Estadode Bienestares la concreción de esa institucionalización.
En los tres casos la definición de ciudadanía es la misma: una forma de
statusque acompañala pertenenciao participaciónen la comunidad. Ser reco-
nocido ciudadano da derechos,y el Estado es el garantedel acceso universala
esos derechos.Laciudadaníaes
«un statusconcedido a todos aquellos que son miembros plenos de la
comunidad. Todos aquellosque tienen el statusson igualesrespectoa los
derechosy deberesque acompañanal status.No hay principios universa-
les que determinen cuáles deben ser esos derechos y deberes, pero las
sociedadesen las que la ciudadaníaes una institución en dearrollocrean
una imagen de la ciudadanía ideal con la que se pueden compararlos
logrosalcanzadosy que se convierteen objeto de las aspiraciones».
Parasu división tripartitade la ciudadanía,Marshallse inspiraen las ideas
de Hobhouse, compañero de docencia en la London School of Economics
cuando nuestro autor entra allí en 1926. Como Hobhouse, Marshallestá más
que nada interesadoen ilustrarel devenir histórico de los tres elementos que
en discutirlas relacionesentre ellos, de ahí que no ahonde en las evidentesten-
siones y contradiccionesentre ellos. Ello es también así porque el tema princi-
pal del texto de Marshalles el efecto de la extensión de la ciudadaníasobre la
desigualdadsocial.
«Marshallanaliza el antagonismo entre la ciudadanía y la clase social
más que las contradiccionesen la ciudadaníamisma»(Barbalet:19).
Sin embargo, es aquí donde mejor se ilustraque la ciudadaníaes interna-
mente heterogénea.Los derechosciviles, que emergen con el colapso del siste-
ma feudal, son el pivote del sistema capitalista, mientras que los derechos
socialesentranen conflicto con él.
Ahora bien, la ciudadanía social implica igualdad de status, no igualdad
material.
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
«Laigualaciónno se producetanto entre clasescomo entre individuosen
una población que es tratadaahoracomo si fuese una sola clase.Laigual-
dad de statuses más importanteque la igualdadde renta»(102-103).
La ciudadaníapor lo tanto es una sordina:no acabacon la desigualdadsocial,
pero la hace legítima, y, por lo tanto, apaga sus incendiarias consecuencias
negativasparael orden social. La ciudadaníaatenúa el resentimiento de clase
(Barbalet).£1 capitalismoy la ciudadaníasocial así entendida son compatibles.
Aunque la «guerra»entrela ciudadaníay el sistemacapitalistade clasessiempre
estarálatente. La idea de la hyphenatedsocietysanciona esa idea de la sociedad
en continua tensión entrelos elementos de la clasey de la ciudadanía.
Una vez hecha esta brevesíntesis de los dos argumentoscentralesde Mar-
shall paso a exponer las objeciones que se han hecho a su análisis.Primerome
ocupo de la teoría de la ciudadanía;después, de la relaciónentre éstay la clase
social.
CIUDADANÍA Y CIUDADANÍAS
Las dos principales críticas sociológicas a la teoría de la ciudadanía4han
sido la de evolucionismo y anglocentrismo. Giddens es explícito respectoa lo
primero.Marshall
«escribecomo si el desarrollode los derechosde ciudadaníase produjese
en forma de un proceso naturalde evolución, asistido cuando es necesa-
rio por la mano benéficadel Estado»(Giddens, 1982: 171).
En su enfoque, Marshalldaríapoca importanciaal conflicto y las contingen-
cias históricas. En defensa de Marshall,hay que recordarque en su texto pos-
tula que el desarrollode la ciudadaníaobedece a contingencias históricasy no
a necesidadeslógicas. En palabrasdel mismo Marshall:
«elanálisisestá guiado menos por la lógica que por la historia».
Respecto a la acusaciónde anglocentrismo, no viene mal señalarque Mar-
shall era bastante modesto en sus pretensiones.Al menos en esta obra, no se
está abordandouna «teoríageneral de la ciudadanía»que exija una compara-
ción internacional sistemática. No olvidemos, además, su visión del alcance
medio de la sociología, próximaa la de Merton:
4
Halsey se hace eco de las distintas críticas sociológicas a Marshall. Naturalmente, también
ha habido críticas al contenido normativo de la idea de ciudadanía de Marshall, para las que
remito al texto de Kymlickay Norman. Tilly recoge una serie de trabajossobre la ciudadaníaen
perspectivahistóricay comparada.
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
«no recomiendo el camino a las estrellas;los sociólogos no debierangas-
tar sus energíasescalandoen busca de vastasgeneralizaciones,leyes uni-
versales,o la comprensión total de la sociedad en sí. Es más probable
que lleguen allí al final si no intentan llegarahora.Tampoco recomiendo
el camino de los desiertosde los hechos que nos soplan arenaen los ojos
y los oídos impidiéndonos ver u oír nada. Hay una vía media que va por
terrenos firmes. La sociología debe escoger unidades de estudio con
tamaño manejable- no la sociedad, el progreso, la moral o la civiliza-
ción, sino estructurassociales específicas en las que los procesos y fun-
ciones básicos tienen significados determinados» (citado por Lipset,
p.XV)
Marshall (p. 72), sea como fuere, se ciñe a la historia del Reino Unido.
Aunque haga algunasextrapolaciones,lo hace sin pretensionesde generalidad.
En cualquiercaso, en contra de Marshallse podría argüirque el Reino Unido
podría ser una excepción, y, por lo tanto, no el ejemplo más apropiadopara
conceptualizarla ciudadaníay su historia, ni siquieraen una teoría de alcance
medio.
Lascríticasvertidascontra Marshallalcanzantambién al modelo tripartito
de la ciudadanía.Giddens, por ejemplo, lo ataca en varios frentes. En primer
lugar,sostiene que los derechosciviles y los políticos están imbricadosentre sí
y que no se pueden deslindar atribuyéndolesuna génesis diferente. La razón
principal es que ambos, a diferencia de los sociales, fueron antes que nada
logros de la burguesía (Giddens, 1985: 171). En segundo lugar, los derechos
civiles son heterogéneos. No se pueden equipararlos derechosciviles del capi-
talista con los de los trabajadores:no es lo mismo el derecho a la propiedad
que el derecho de huelga. Los derechos de los trabajadorescomo los de este
segundo tipo tampoco son propiamente sociales, pues tienen que ver directa-
mente con las libertadesdel trabajador.Giddens prefierellamarlos «derechos
civiles económicos». Si los civiles se institucionalizanen los tribunales,los eco-
nómicos lo hacen en la empresa (Giddens, 1982: 172). Como resultado, en
Giddens encontramos una tetralogía de ciudadanías: la civil, la política, la
socialy la económica.
Ante estos y otros problemas,M. Mann y B. S. Turnerhan reconstruidoel
enfoque marshalliano,proponiendo dos esquemasteóricos del desarrollode la
ciudadaníaque aspirana superarestas supuestasmáculas.Ambos son históri-
cos, comparativos,y reconocen distintas formasde ciudadanía,pero aquí aca-
ban sus similitudes.
Mann toma como eje las estrategiasde las clasesdominantes paraincorpo-
rara las clases emergentes (la burguesíay, después, el proletariado).Pero, más
que la eficacia interna de esas argucias,es el contexto militar-internacionalel
que da cuenta de su éxito o fracaso.
A partirde estas premisasse obtienen cinco formasde institucionalización
de la ciudadanía:liberal, reformista,autoritariamonárquica,fascistay autori-
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
tariasocialista. Porlo tanto, la inglesa es sólo una de las posibles vías de insti-
tucionalizaciónde la ciudadanía.
Turnerva a criticarel modelo de Mann por considerarque la ciudadanía
no siempre es una concesión de la clase dominante desde arriba(ciudadanía
pasiva), sino que es un logro de las luchas de las clases subordinadasdesde
abajo (ciudadanía activa). Turnerintroduce ademas una segunda dimensión,
privado-público, para diferenciarformas de ciudadaníasegún el énfasis en lo
privado (la familia y la religión) en su institucionalización. La distinción de
Turnerequivaldríaaproximadamenteal binomio familista-nofamilista.
De este esquemateórico resultancuatroformasde ciudadanía:
Activa Pasiva
Público Contextos revolucionarios:Francia Democracia pasiva:Gran Bretaña
Privado Pluralismoliberal:Estados Unidos Autoritarismoplebiscitario:Alemania
Laprincipalconsecuenciade la bidimensionalidades que la clasesocialya no
es la única dimensión en torno a la cual cristalizanlos derechosde ciudadanía.
Held va a radicalizaresta perspectivaen un enfoque que él mismo denomina
postmarshalliano.Giddens,Mann y Turner,al igualque Marshall,ponen la ciu-
dadaníaen relaciónsobretodo con lasdesigualdadesy los conflictosde clase.Para
Held, por contra,el enfoquedebe sercomplejoy multidimensional.Laciudada-
nía es el productode luchaspor la participaciónen la comunidad,por la inclu-
sión en ella,y la claseha sido sólo unade lasbarrerasde acceso;históricamente,la
exclusiónse habasadotambiénen la edad,la razao, sobretodo, el género:
«Analizarla ciudadaníacomo si fuese una cuestión de exclusión o inclu-
sión de la clase social es eclipsaruna granvariedadde dimensiones de la
vida social que han sido centrales en las luchas de ciudadanía (...) £1
conflicto de clase puede haber sido un medio importante parael desa-
rrollode los derechosde ciudadanía,pero en ningún modo es el único a
examinar»(Held: 173).
En cuanto a la ciudadaníasocial en particular,Esping-Andersondistingue
tres regímenesdistintos: el liberal,el corporatista-conservadory el socialdemó-
crata. Cada régimen consagra formas de ciudadanía propias. Con todo,
Esping-Andersones deudor del paradigmamarshallianode la ciudadanía:ten-
dríaen común con Marshallel énfasisen la clase como variableindependiente
en la explicaciónde la ciudadanía.
Por contra, los trabajosde O'Connor y Taylor-Gooby(1991), entre otros,
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
han venido a subrayarque el Estado de Bienestar en otros países - aunque
paraPedersentambién en el Reino Unido- no se generó sólo en torno a los
conflictos de clase. Los políticos y reformistassociales respondíana la crisisde
las relacionesfamiliaresy los roles de género. Por lo tanto, seráel género y no
la clasela variableindependiente. Este es otro ejemplo de la visión postmarsha-
llianade la ciudadaníasocial.
CIUDADANÍA SOCIALY CLASESOCIAL
Manteniéndonos dentro del paradigma marshalliano de la ciudadanía,
pasemosahoraal tema del sentido de la relaciónentre la clasesocial y la ciuda-
danía. Como hemos visto, en Marshallla ciudadaníasocial está ligada norma-
tivamente a la idea de comunidad. Ahora bien: ¿cuáles el sentido de la rela-
ción causal?Si paraMarshalles el Estadode Bienestarel garantede la comuni-
dad, paraotros autores es la comunidad la base de los derechos de bienestar
(Walzer).
Empíricamente encontramos argumentos en ambos sentidos (Goodin,
1988). Por un lado, como postulaba Marshall,el Estado de Bienestargenera
sentimientos de comunidad a través de la comunicación interpersonal entre
sus clientes y de las redessociales que generaentre los diversosproveedoresde
los servicios. Por otra parte, hay países con fuertes lazos comunitarios que
incluyen la solidaridadsocial:tal seríael caso de los paísesescandinavos.
Pero, además, como señala el mismo Goodin, el Estado de Bienestary la
comunidad están relacionados indirectamente a través de la reducción de la
desigualdadsocial. El Estado de Bienestarreduce la desigualdad,y una mayor
igualdadpromueveel sentimiento de comunidad. En sentido inverso, un sen-
timiento fuertede comunidad llevaráa la reducciónde desigualdadesentre los
miembros,y, por lo tanto, al Estadode Bienestar.
A la cuestión anterior del orden causal hay que añadir otra. Contraria-
mente a lo que se suele suponer habitualmente, no se puede hablar de un
juego de suma cero entre la clasey la ciudadanía,según el cual, al instituciona-
lizarsela ciudadanía,se extinguiría el conflicto y prevaleceríael orden social.
La ciudadaníasocial es ambivalentedesde el punto de vista de la comunidad y
el orden social, por dos motivos: primero, por ser ciudadanía,y, segundo, por
sersocial.
Porun lado, la ciudadaníamisma sigue una lógica propiaque podemos lla-
mar incrementalista.Unos derechos de ciudadaníallaman a otros derechos de
ciudadanía, de forma que éstos nunca van a sancionar o legitimar el orden
social existente.
«Laconciencia de ciudadaníapareceque por sí misma generay refuerza
nuevos desafíos al statusquo. (...) Los derechos de ciudadaníatienen su
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
dinámica propia. Siempre hay, como lo expresó Lockwood, principios
latentes en ellos que aspiran a plasmarse en las relaciones sociales»
(Goldthorpe, 1978: 236).
O, como escribeMaravall:
«Lassatisfaccionesde unas necesidadespareceser que producen nuevas
necesidades.Se trataríade un procesodinámico, con una relacióndialéc-
tica necesidad-satisfacción-necesidad.Una vez comenzado, el proceso se
acelera:como T. H. Marshallha indicado a modo de ejemplo, la reduc-
ción de las desigualdadesciviles produjocomo resultadoque se reivindi-
cara su total abolición. Se trataríade una aceleración difícil de parar»
(Maravall:23).
Pero,además,como también señaló inicialmente Lockwoody han subraya-
do más recientementeJ. Goldthorpe y G. Marshallet aly la ciudadaníasocial
propiamente dicha es un arma de doble filo en lo tocante a la extinción del
conflicto de clase: por un lado, la ciudadanía, en forma de meritocracia e
igualdad de oportunidades, es legitimadoradel orden capitalista;por otro, la
ciudadanía puede causarfrustración de expectativas:una vez consolidada, la
comparaciónde la desigualdadrealde resultadoscon el ideal de igualdadsoca-
varála legitimidad de ese orden. En palabrasde Goldthorpe (1978: 236):
«las implicaciones del aumento de la ciudadaníaparala legitimidad de
las desigualdadesde clase son ambivalentes(...). Aunque creala posibili-
dad de legitimarlasen términos de meritocracia,también surgeel peligro
de que cuando la ciudadaníase convierte en realidad,es más notorio el
contrasteentre los principios de igualdadde derechosque confierey las
desigualdades no fundamentadas en ningún principio que el mercado
produce, con la consecuencia de que se dudarácadavez más de este úl-
timo».
La relación resultante entre el conflicto de clase y la ciudadanía social bien
pudierarepresentarseen una función cóncavacomo la perfiladaen la figura 1.
Como consecuenciade ello,
«laciudadaníapuede exacerbarlos antagonismosde clasey contribuiral
desordensocial»(HUÍ:34).
Los argumentos sociológicos de Goldthorpe y HUÍ se completan con el
económico de Lindbeck. Según éste, el igualitarismoy la pugna redistributiva,
lejos de disminuir con la consolidación del Estado de Bienestar, aumentan.
Ello es así por un desplazamiento del umbral de tolerancia a la desigualdad,
que se produce por dos causas:por un lado, las políticas de bienestar,al con-
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
FIGURA 1
Modelode Goldthorpede la relaciónentreconflictividadde clasey ciudadanía
centrarseintencionalmente en reducirla desigualdad,aumentanla sensibilidad
pública sobre el tema, de forma que la esfera pública se articula en torno a
temas redistributivos;por otro lado,
«se puede hipotetizarque la legitimación de la distribución actual de la
renta puede disminuir si se hace patente que esta distribución, hasta
cierto punto, viene determinadapor decisiones políticas arbitrariasantes
que por las fuerzasanónimasdel mercado»(Lindbeck, 1995: 488).
Por estos dos factores, en el argumento de Lindbeck la reducción de la des-
igualdadobjetivava acompañadadel aumento de la percibida,como si la insti-
tucionalización del conflicto hiciese a los ciudadanos hipersensiblesa la des-
igualdad.
«La supuesta tendencia del conflicto distributivo a disminuir con el
aumento de la igualdad de la renta disponible puede no ser una rela-
ción monotónica: los conflictos sociales y políticos pueden surgir
cuando la igualación de la renta ya ha alcanzado cierto nivel» (Lind-
beck, 1995: 488).
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
Esta paradojateórica está ilustradaempíricamenteen Wright y, más reciente-
mente, en Brooks. Ambos estudios demuestran que en los EE.UU. y Suecia,
ceterisparibuslz conciencia de clase (en ambos paíseslos obrerosexhiben nive-
les semejantes),ésta es más relevanteparalas actitudespolíticas en un país con
unos derechos de ciudadanía firmemente institucionalizados (Suecia) que en
uno sin ellos (los EE.UU.).
Se ha visto en la ciudadaníasocial una especiede nuevo consenso que daría
lugara una nuevaideología dominante, o, en otros términos, al fin de las ideo-
logías y de la identificación política. Pero, como escribenAbercrombieet ai,
razones como las esgrimidaspor Goldthorpe, Hill y Lindbeck arrojandudas
razonablesde que la ciudadanía social, el hipotético consenso del bienestar,
puedadesplazarla viejadicotomía izquierda-derecha.
Todo lo anteriorpodríainterpretarseen la siguiente clave:con el Estadode
Bienestarel conflicto de clase se transvisteen conflicto de status(el statusde
ciudadano). A este respecto, Lockwood ha analizado detalladamente las
«inconsistenciasde status»que existen en el Estado de Bienestar.Estas tienen
su origen en la posición desigualde las personasen dos dimensiones:
- el grado en que tienen acceso formal a los derechos de ciudadanía
social;
- el nivel de recursos morales y materiales que tienen para hacer valer
esos derechos.
Del crucede ambasdimensiones obtenemos cuatrosituacionesposibles:
Recursos
Sí No
Derechos Sí Gananciacívica: Déficit cívico:
de ciudadanía uso ventajoso incapacidadparahacer
de los derechos valerlos derechos
de ciudadanía de ciudadanía
No Activismocívico: Exclusióncívica:
pugna por hacervalerlos exclusión de iure
derechos de ciudadanía y defacto de los derechos
de ciudadanía
Lainconsistenciamás frecuentees el «déficitde ciudadanía»,que se produ-
ciría por dos causas. La primeraes un claro déficit de poder o de carenciade
recursosde la personaparaactivarsus derechosde ciudadanía.Como ejemplo,
tendríamos la asimetríaentre el empresarioy el trabajadoren la contratación
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
laboral.El déficit de recursosse daría normalmente en términos de desigual-
dad de oportunidades.
La segunda causa es inversa,y supone la debilitación de la posición de la
persona al acogerse a los derechos de ciudadanía. Lockwood se refiere a la
estigmatizaciónde los beneñciariosde asistenciasocial u otros programaspar-
ticularistas,como el paro.
Estos déficits de ciudadanía son fuente de ambivalenciasante un Estado
de Bienestarque sólo garantizaun derecho, pero no los medios paraejercer-
lo. Lasdiferentes inconsistencias en la ciudadanía encierrangrados diferentes
de conflictividad (figura 2). La percepción de que otros, los que ocupan el
cuadrante de la «gananciacívica», se benefician del bienestar por encima de
lo que les corresponde (ej. de Lockwood: las clases medias) agudiza la ambi-
valencia.
- exclusión
-
déficitde recursos
- activismo
-
déficitde oportunidades
- estigmatización
FIGURA 2
Conflictividadde lasinconsistenciasen ¿/status de ciudadano
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Bechhofer ha criticado recientemente esta forma de entender la inconsis-
tencia de la ciudadanía, por considerarque las categoríasque maneja Lock-
wood son heterogéneas: la expansión es un fin, el activismo es acción, y la
exclusión es un resultado.Por eso el polo negativo en la discusión de la ciuda-
danía no se debería introducir en la discusión de los recursosparala acción.
Tendríamosasí seis celdillas, y no sólo cuatro. Esta varianteno restaun ápice
de verdad al hecho de que nuestrassociedades son sociedades de ciudadanía,
en las que el lenguajede los derechos- sobre todo los sociales- es la moneda
de curso legal en las relacionessociales, por lo que las anterioresincongruen-
cias, categorizadas de forma más o menos compleja, generarán disonancias
extraordinariamentefuertesen las personas.
«En las sociedades capitalistascontemporáneasson el ethosy la práctica
de la ciudadaníalos que producen las formas relevantesde incongruen-
cia de status- independientemente del hecho de que hasta ahora su
principalefecto consistía en eliminarsituacionesde statusinjustasy pro-
mover la congruenciade status,especialmentea travésde la igualdadde
oportunidadeseducativasy la movilidadsocial- . A pesarde esto, la ciu-
dadaníasigue siendo la causamás importantede incongruenciade status
y de percepcionesde privaciónde status»(Lockwood:32).
REGÍMENES DE ESTADO DE BIENESTAR,CAPITALSOCIAL
Y CONFLICTO DE CLASE
Teniendo en cuenta los argumentosde los apartadosanteriores,propongo
haceruna breveincursión en distintos datos, que sirvade ilustraciónde la rele-
vancia empíricadel tema, más que de rigurosocontrastede hipótesis. Median-
te una comparacióninternacionalde actitudesvamos a ver,en primerlugar,si
la relación entre la clase y la ciudadanía se da, y, en segundo lugar,si es del
tipo señaladopor Marshall- el efecto sordinade la ciudadaníasobrela clase.
Aquí es importantesubrayarla importanciaque Marshalldabaa las actitu-
des - las percepcionesy normas- por encima de la posición objetivaal tratar
el statusy la clase social. ParaMarshall,la clase social existe sobre todo en vir-
tud de las percepcionessociales. Laclasesocial es una construccióncultural,de
lo que se sigue que las diferenciasde clase pueden reducirse,o incluso elimi-
narse,cambiando las actitudes sociales. Experienciascomunes, como el acceso
universala los servicios sociales, pueden atenuarla percepción de las diferen-
cias de clase.
«Launiversalizaciónde los serviciossocialeses la basede una experiencia
común que promuevela fusión de clases (...) Esa experienciapromoverá
la conciencia de una situación común entre los ciudadanos,que acabará
por socavaro reducirla relevanciay visibilidad social de las diferencias
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entre ellos. Esta situación reducirá las diferencias de clase sólo en la
medida en que atenúe las culturasde claseespecíficas,ya que las diferen-
cias económicas pueden perdurar»(Barbalet,1988: 56).
A este respecto, apurando el argumento marshalliano,podemos decir que el
sentimiento de pertenenciaa una comunidad cívica se convierteen un «capital
social» (Putnam) que lubricalas tensiones entre las clases, aun cuando persis-
tan las diferenciasmateriales.
Las investigaciones empíricas comparativas muestran que se cumple la
hipótesis de que el aspectosubjetivode la clasees más relevanteque el objetivo
parael conflicto social. Kelleyy Evans(pp. 159-162) subrayanel escaso efecto
de la clase objetivasobre las percepcionesde conflicto de clase. Este fenómeno
obedeceríaa las pocas experienciaspersonalesde conflicto, al efecto de los gru-
pos de referenciay a la tendenciaa la autoubicaciónsocial de las personasen la
clase media. A su vez, por lo tanto, es más el conflicto subjetivo que la posi-
ción objetivael que influye en otrasactitudespolíticas.
Admitiendo este presupuesto,e introduciendo también la hipótesis de los
regímenesde ciudadanía,se deduce que cada régimen de Estado de Bienestar,
a travésde las formas específicasde prestacionesy servicios, genera experien-
cias y sentimientos de comunidad distintos, es decir,formasconcretasde capi-
tal social, que redundaránen percepciones de conflictos de clase específicos.
Como se ve, se insiste en el aspecto subjetivo, y no en el objetivo, del «efecto
institución», del impacto del Estado de Bienestarsobre la clase social. Indirec-
tamente también se incorpora un argumento postmarshallianoal introduccir
como variablecentralel aspectodel consumo de los servicios(Harrison).
Me pareceinteresanteretomaresta idea en la línea de Marshallante el fra-
caso de las hipótesis que se han propuesto sobre los regímenes de Estado de
Bienestar y el conflicto social. Recordemos que en ellas se atribuyen a cada
régimen divisiones sociales objetivas- no subjetivas- que pueden resultaren
conflictos sociales. El mismo Esping-Andersonen su enfoque sobrelos regíme-
nes de bienestar fijaba los siguientes cleavagesgeneradores de conflictividad
social en cadarégimen:
- liberal:clasesmedias-restode clases;
- corporatista:insiders-outsiders;
- socialdemócrata:sectorpúblico-sectorprivado.
Con posterioridad,otros autoreshan comprobado empíricamentesi esas posi-
ciones objetivas realmentese traducíanen actitudes específicasante el Estado
de Bienestar,es decir,si había un efecto régimensobre las actitudes a travésde
las posiciones objetivas respecto al Estado de Bienestar.En todos los casos la
respuestaha sido negativa.
Taylor-Gooby (1995), en línea con Esping-Anderson, encuentra una
menor legitimación en los países liberales, mayor en los socialdemócratasy
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media (sólo de los programascontributivos) en los corporatistas.Sólo hay un
test de las diferenciasinterrégimen.La hipótesis, según Taylor-Gooby,se con-
firmaríaporqueen los paísesliberaleshay menor legitimación que en los países
restantes.Sin embargo,algunasexcepcionesponen en cuestión la validezde la
hipótesis:en el Reino Unido, supuestamenteliberal,hay una altalegitimación.
Papadakisy Papadakisy Bean tampoco encuentranla asociaciónentrerégi-
men, legitimación y conflicto. En primerlugar,los patronesde actitudes no se
ajustan a los regímenes. Respecto al efecto de las clases en cada régimen, la
hipótesis es que en el régimen liberal el cleavageserá infraclases vs. clases,
mientrasque en el resto de paísesel cleavagees clase media vs.restode las cla-
ses. Puesbien, Papadakisy Bean tampoco pueden confirmarestashipótesis. En
los países liberales,ciertamente,la clase social es más significativa,pero no en
una forma homogénea (en unos lo es, en otros no). Además, la clase también
resulta significativa en otros países no liberales. En cualquier caso, la clase
objetivano tiene mucho poder explicativoen ninguno de los paísesestudiados.
Svallforssomete a test específicamente la hipótesis de Esping-Anderson,
encontrando, en primer lugar, que hay más similitudes que diferenciasentre
los tresregímenes.Pero,además:
- la clasees explicativaen los tresregímenes;
- la clase,y no el sector,importaen el régimensocialdemócrata;
- en el régimencorporatistano hay variablessignificativas;
- el sector es importante en un país liberalcomo Gran Bretaña,y no en
uno socialdemócrata.
Porlo tanto, la hipótesis del efecto del régimensólo se cumple si se reformula:
el sector es importante en el régimen liberal;no hay cleavagessignificativosen
el corporatista;la clasees significativaen el régimensocialdemócrata.
Ante las dificultadesencontradaspor este tipo de análisis,propongoun ejer-
cicio inspiradoen Marshall.Vamos a ver si hay y cómo es en distintos paísesy
distintos regímenesde Estado de Bienestarla relaciónentre la legitimacióndel
Estadode Bienestary la percepcióndel conflicto de clase- no la claseobjetiva.
A este respecto,vamos a compararlas dos hipótesis que hemos revisadoen
esta presentación:
- a mayorlegitimación del Estadode Bienestar,menor conflicto de clase:
hipótesis de Marshall;
- a mayor legitimación, mayor conflicto: hipótesis de Goldthorpe y
otros.
Respectoa las diferenciasinternacionalesy el efecto régimen,si la hipótesis
de Marshallse cumple, en los Estados de Bienestaruniversalistase intensivos
en servicios debería haber un sentimiento de comunidad más intenso, y, por
tanto, una percepciónde conflictos menor que en los selectivose intensivos en
transferencias.La idea es que en los primeroshay más experienciascomunes y
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más contacto entre los miembrosde las distintas clasesque en los segundos, es
decir,máscapitalsocial.
Parael análisisvamosa recurrira la encuestade «desigualdadsocial»del Inter-
nationalSocialSurveyProgramme,del año 1992, que incluyeun totalde 18 paí-
ses.ParaEspaña,tomo datosdel Barómetrode Desigualdaddel CIS de 19935.
Como hablamosde ciudadaníasocial, parami comprobación de la validez
de la hipótesis marshallianaen la comparación internacional sigo el esquema
de regímenesdel Estado de Bienestarde Esping-Anderson.Mi operacionaliza-
ción de estaclasificacióna partirde la encuestaISSP es como sigue:
- régimenliberal:Australia,Canadá,Nueva Zelanday EstadosUnidos;
- régimencorporatista:Austria,RepúblicaFederalAlemana;
- régimensocialdemócrata:Noruega, Suecia.
Como la clasificación del Reino Unido en este esquema resultadifícil (Mish-
ra), y ademáses el objeto de estudio de Marshall,he optado por considerarlo
tambiéncomo país de referencia,no incluyéndolo en ningún conglomerado6.
Aparte,la encuesta ISSP-92 incluye otros países, que clasifico como sigue.
Apoyándome en los argumentos de Leibfried, en el «régimen latino» incluyo
Italia y España. Finalmente agrupo en la categoría de países postcomunistas
Bulgaria,Checoslovaquia,Hungría, Polonia, Rusia, Esloveniay la ex Repúbli-
ca DemocráticaAlemana.
La comparación internacional con países tan heterogéneos puede resultar
engorrosa.Poreso, aunquerealizaremosel análisisparatodos los paísesmenciona-
dos, concentraremosla interpretaciónde los resultadosen una «submuestra»más
reducidacompuestapor Suecia(régimensocialdemócrata),Alemania(r.corpora-
tista),EstadosUnidos (r.liberal),el ReinoUnido y España.Teniendoen cuentala
hipótesisde Marshall,tendríamosunaclasificaciónde estospaíses7como sigue:
Prestación
Servicios Transferencias
Cobertura Universalista Socialdemócratas(Suecia) Corporatista(Alemania)
Selectiva Reino Unido Liberal(EE.UU.)
5 Los datos de legitimación del Estado de Bienestarprovendránen realidadde dos encuestas
del ISSP. Lade desigualdad,del año 1992, y la de medio ambiente, del año 93.
6 El régimen liberales uno de los que presentamás problemasde homogeneidad. Parala dis-
cusión del caso inglés, y también del canadiense, en el contexto de las tipologías del Estado de
Bienestar,ver Mishra.
7 Véase Castlesy Mitchell paraotras tipologías alternativasde Estadosde Bienestar.
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Trashaberjustificado y operacionalizadolas hipótesis y conceptos, paso ya sin
másdilación a los resultadosdel análisis.
En la tabla 1, paracada país hay tres columnas. La primeraes la puntua-
ción media en un itemde legitimación de la redistribuciónpública («esrespon-
sabilidad del Gobierno reducir las diferencias de ingresos entre las personas
con ingresosaltos y las personascon ingresosbajos»).La segunda es la corres-
pondiente a la escala de percepción de conflictos entre ricos y pobres («en
[país]el conflicto entrepobresy ricos es muy fuerte»).Laterceracolumna es la
correlaciónentrelas dos variablesanteriores.
TABLA1
(A) (B)
Legitimación Percepción
delEstado de conflicto Correlación
de Bienestar de clase (A) x (B) N
Australia 307 234 0,210** 2.203
RFAlemana 360 237 0,212** 2.297
Ex RD Alemana 425 276 0,231** 1.094
Reino Unido 366 271 0,337** 1.066
EE.UU 293 287 0,289** 1.273
Austria 375 219 0,109** 1.027
Hungría 392 293 0,177** 1.250
Italia 407 267 0,212** 996
Noruega 347 207 0,275** 1.538
Suecia 331 228 0,286** 749
Checoslovaquia 364 223 0,187** 1.101
Eslovenia 398 236 0,222** 1.049
Polonia 392 261 0,190** 1.636
Bulgaria 423 256 0,126** 1.198
Rusia 365 274 0,133** 1.983
N.Zelanda 330 261 0,291** 1.239
Canadá 323 253 0,277** 1.004
Filipinas 349 263 0,050** 1.200
España 398 198 0,093** 2.506
Irlanda 391 - - 935
IrlandaNorte 377 - - 704
Holanda 332 - - 1.803
Israel 366 - - 1.158
Japón 359 - - 1.185
Media 361 252 0,205**
Nota: El rango del itemde legitimación es 1-5 y el de conflictividad 1-4. En la tabla las medias
aparecenmultiplicadaspor 100.
Datos: Para los 19 primeros países, ISSP-92 «Social Inequality»; para los restantes, excepto
España, ISSP-93 «Environment»; para España, en la media de legitimación, ISSP-93
«Environment», y en la media de conflictividad y la correlación, CIS-Barómetro de
Desigualdad. El cambio paraEspañaobedece a que en esta última encuesta el rango del
itemde legitimación es de un punto menos que el de la encuesta ISSP de desigualdad.
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Empezandoporla legitimacióndel Estadode Bienestar,hayque deciren pri-
merlugarque tiene valoresmedios-altosparael conjuntode los países(3,6 sobre
5). Laspuntuacionesmás altasse encuentranen los paísespostcomunistasy lati-
nos. En los paísescapitalistascentroeuropeos(RFA,Austria)y nórdicos-socialde-
mócratastenemosvaloresmedios.Lalegitimaciónes menoren los paísesanglosa-
jones o liberales(UK, USA, Canadá,Nueva Zelanda).La excepciónes el Reino
Unido, quea esterespectose parecemásaAlemaniaquea EstadosUnidos.
Pasandoa la variablede conflicto de clase, la escalaalcanzaun valormedio
de 2,5 sobre 4. Es más acusado en los países postcomunistas. Si comparamos
los países centroeuropeos con los anglosajones,vemos que, efectivamente, el
conflicto es más intenso en los segundos que en los primeros. Se confirman,
por lo tanto, los resultadosde Kelleyy Evans(p. 162), obtenidos con sólo seis
países, y encontramos más conflicto de clase en las sociedades anglosajonas,
especialmenteen los EE.UU. y en Gran Bretaña.Seguramenteen el segundo
de estos países la percepción del conflicto tiene una connotación de clase
mayor que en el primero, en el que estaríamás teñido de imágenes raciales.
Españapresentaunos niveles de conflictividad significativamenteinferioresa
la media. La diferenciasaltaaún más a la vista si comparamosla realidady las
percepcionessociales. La figura 3 muestraque hay una correspondenciaentre
FIGURA 3
FUENTE:Desigualdad real:OCDE. Conflicto percibido: datos ISSP-92 y elaboración propia (ver tabla 1).
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los niveles de desigualdadmedidos por los economistas con el índice de Gini
(Atkinson et al.) y la percepción de conflicto. En los países liberales,tanto la
desigualdadcomo su percepciónes más agudaque en los socialdemócratas.En
España,sin embargo,los nivelesmedios-altosde desigualdadno se traducenen
cotas significativasde conflictividad en la misma medida que, por ejemplo, en
Italia.
Finalmentecomparemoslas correlacionesentrela percepciónde conflicto y
la legitimación del Estado de Bienestar.La correlaciónmás alta la encontramos
en el Reino Unido. A continuación siguen los paísesliberalesy socialdemócra-
tas. Lacorrelacionesmás bajasson las de los paísespostcomunistasy latinos.
Todo lo anterior se pone aún más de manifiesto al agruparlos países en
regímenessegún la operacionalizaciónexpuestamás arriba.La tabla2 muestra
los valoresde las trescolumnas anteriorespor regímenes.Los estadísticosindi-
can que las diferenciasson significativas,y más parala legitimación que parala
conflictividad.
Empezandopor la legitimación, de mayora menor, obtenemos la siguiente
ordenación: países latinos, postcomunistas, corporatistas,socialdemócratasy
liberales.El Reino Unido apareceen la órbitade los paísescorporatistas.
La conflictividad, como ya se indicó, tiene su climax en el Reino Unido,
que se sitúa a distancia de sus países «hermanos»liberales.En esta dimensión
recuerdamás a un país postcomunista o a Italia, donde la conflictividad es
también muy alta. A continuación tenemos los paísesliberales.Y a mayordis-
tanciatenemos los paísescorporatistasy socialdemócratas.
La correlación entre la legitimación y la conflictividad alcanza sus cotas
más altas en los países socialdemócratas y liberales, pero el pico está en el
Reino Unido.
Lasfiguras4 y 5 muestranel panoramainternacionalcuando pasamosdel
nivel micro - actitudes y correlaciones individuales- al nivel agregado de
porcentajespor países.
TABLA2
Legitimación Conflictividad Correlación
Regímenes Liberal 312 255 0,238**
de Estado Corporatista 365 231 0,172**
de Bienestar Socialdemócrata 342 214 0,265**
Latino 406 267 0,212**
Postcomunista 392 263 0,170**
Reino Unido 366 271 0,337**
Estadísticosde asociación: F 178,2 (0,000) 376 (0,000)
y eta cuadrado 0,04 0,08
DATOS:ISSP-92 «Social Inequality».
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FIGURA 4
FIGURA 5
Análisis de clusters:dendograma
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La figura4 muestrala posición de los países en los ejes de legitimación y
conflictividad. Aquí la desvinculación de la clase y la ciudadaníaes aún más
patente que en el nivel micro. Incluso se obtiene una correlaciónnegativa y
bajaparael conjunto de los países. Sólo en los paísespostcomunistasy en Ita-
lia hay una asociación entre conflictividad y legitimación. El Reino Unido
también se puede incluir en este grupo de países. En los restantes países la
correlaciónse desvanece.Los extremosson los EstadosUnidos, con una legiti-
mación baja y una alta conflictividad, y España, con una legitimación alta y
una bajaconflictividad.
El análisis de conglomerados de la figura 5 confirma estadísticamentelos
resultados que venimos de obtener intuitivamente. Por un lado, tenemos el
Reino Unido, con Italiay los países postcomunistas;por otro lado, los restan-
tes países, con un subgrupode países liberales;finalmente, tenemos las excep-
ciones de los EstadosUnidos y España.
Si analizamosla evolución de ambasvariablesentre 1987 y 1992, compa-
rando las encuestas del ISSP para los dos años, con un universo reducido a
siete países (tabla3), obtenemos la siguiente agrupación.En los EstadoUnidos
y en el Reino Unido aumenta tanto la legitimación como la conflictividad. En
Italiay la República FederalAlemana aumenta la legitimación y disminuye la
conflictividad8.
Finalmente, vamos a ver cómo es el efecto de la conflictividad de clase
sobre la legitimación comparada con otras formas de conflictividad. En la
misma encuestaISSP,apartedel conflicto pobres-ricos,se medían otros cleava-
ges, como el generacional o el de insiders-outsiders(parados-ocupados),a los
que algunos autores, como el propio Esping-Anderson,atribuyenimportancia
parael Estado de Bienestar.La tabla4 muestralos resultadosde un análisisde
regresiónmúltiple de mínimos cuadradosde la legitimación sobre esos cUava-
ges,controlando el efecto de la autoubicación social. Común a todos los países
es el efecto negativo de la posición social subjetivasobre la legitimación. De
todos los cleavagessubjetivos,la conflictividad de clase es la que tiene el mayor
efecto. También se confirman las diferenciasya apuntadas. Después de tener
en cuenta otros efectos, en los países liberalesy en el Reino Unido encontra-
mos los coeficientes más altos de determinación de la conflictividad.Australia
en principio pareceuna excepción, pues el efecto es menor. Perosi sumamosel
del cleavagecapitalistas-trabajadores,también alto en Nueva Zelanda, obtene-
mos un coeficiente alto y significativo. Porcontra, Españapresentauno de los
coeficientes más bajos.
8 Si contrastamos la evolución de la desigualdad objetiva, tomando como indicador de la
primerala variación en el índice de Gini (Atkison et ai), y la evolución de la percepción de con-
flicto, en general observamos una correlación significativa. En la RFA e Italia hay estabilidad
tanto en la desigualdadcomo en su percepción. En el Reino Unido y los EE.UU. el aumento del
valor del índice de Gini se reflejaen las actitudes con un aumento del conflicto. Lo inverso se da
en Italia. El único país en el que se da una disonancia entre realidady percepción es en Australia:
aumenta la desigualdadobjetiva, pero desciende la conflictividad.
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PRESENTACIÓN.CIUDADANÍAYCAPITALSOCIAL
TABLA3
Evoluciónde lasactitudesante el Estadode Bienestar(1987-1992)
Porcentajesde legitimación en distintasesferaspor país
Media
AUS RFA UK EE.UU. A HUN ITA 1987
Redistribución 0 5 2 9 -10 -4 0 62
Empleo 0-11 7 3 -8-6 4 67
Ingresomínimo 13 2 6 13 -6 6 2 54
Progresividadfiscal 4 8 - 7-466 75
Evoluciónde lapercepciónde conflictossociales(1987-1992)
Porcentajespor país
Media
AUS RFA UK EE.UU. A HUN ITA 1987
Ricos-pobres -10 0 6 9 -4 14 -3 50
Clase obrera-clasemedia -1-2 5 8 -4 -10 -2 26
Parados-empleados -13 1 6 4 -6 - -4 47
Viejos-jóvenes -3 -4 -1 - 4 -6 -1 36
Abreviaturasde los países en las tablas:AUS (Australia),RFA (República FederalAlemana), UK
(Reino Unido), EE.UU. (EstadosUnidos), A (Austria),HUN (Hungría), ITA (Italia).
Datos: ISSP-87 e ISSP-92 «Social Inequality».
De todo lo anteriorse puedensacarvariasconclusiones.En primerlugar,hay
que hablardel excepcionalismobritánico.En el Reino Unido encontramosmayo-
resnivelesde legitimacióny de conflicto, y mayorasociaciónentreambasvaria-
bles, que en otros paísesincluso liberales.Nuestros resultados,con un número
mayorde países,confirmanlos obtenidospor Evans(p. 133) en su comparación
internacionalutilizandola claseobjetiva.Segúnéstos, el Reino Unido erael país
en el que la clase era más determinanteen las actitudes ante la redistribución
pública.Porlo tanto, cuando Marshall«escogía»el Reino Unido parailustrarla
importanciade lavariableclaseparala ciudadaníasocial,no podíaelegirmejor.
En segundo lugar,la fuerzadel argumento de Marshallpara Inglaterraes
también su debilidadparael restode los paísesno liberales,en los que la legiti-
mación y el conflicto de clase están menos asociados.Y ello incluso en los paí-
ses postcomunistas, donde encontramos niveles de legitimación y conflictivi-
dad muy altos. En este sentido el paradigmamarshallianoes poco explicativo.
Con todo, los otros cleavagesexaminados tampoco están muy correlacionados
con la legitimación de la ciudadaníasocial - ni siquierael de la edad, al que
tanta importancia atribuyen algunos enfoques postmarshallianos(Pampel)- .
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
Si la encuesta del ISSP hubiese incluido otros cleavagesno clasistas,como los
de la razao el género, hubiésemos podido ver si las hipótesis postmarshallianas
se cumplían en mayormedida que las marshallianas.
Respecto a la hipótesis de Marshalldel capital social (del efecto sordinade
la ciudadanía),una vez tamizadapor el efecto régimen, hay que señalarque en
partesí se da allí donde se contemplabaque debía ser más fuerte:en los países
universalistase intensivos en servicios*es decir, los países nórdicos. En éstos
encontramos,efectivamente,una conñictividad baja,una legitimación media y
una correlaciónalta entre ambas variables.Sin embargo, en el Reino Unido,
donde Marshallla esperaba- y al igual que en otros países liberales- , esta
correlación,también alta, opera en el sentido contrario:una legitimación alta
va acompañadade una conflictividad alta. Con estos datos en la mano, Gold-
thorpe,y no Marshall,estaríaen lo cierto.
Finalmente, también hay que hablardel excepcionalismo español. Recor-
demos que en nuestropaís hay una conflictividad bajaunida a unos niveles de
legitimación de los más altos. Si la correlaciónentre ambasfuese alta, podría-
mos hablardel efecto «capitalsocial» de Marshall:la institucionalización del
Estadode Bienestaren los ochenta habríaatenuadoel conflicto de clase.Ahora
bien, la correlación entre la conflictividad y la legitimación es mínima. En
nuestro país, la clase y la ciudadanía se diría que perteneciesen a órbitas de
actitudesque no se cortan ni tangencialmente.
Esta última idea de la peculiaridadhispaname lleva al último apartadodel
trabajo,sobrela ciudadaníay el capitalsocial en nuestropaís.
SUPERÁVITSDE CAPITALSOCIALY DÉFICITS DE CIUDADANÍA
EN ESPAÑA
A estas alturas, ya empezamos a disponer de una abundante bibliografía
sobreel Estadode Bienestarespañoly sobrela institucionalizaciónde la ciuda-
danía «objetiva»- cobertura,extensión, etc.- . Y, sin embargo, Marshallape-
nas se ha discutido en España9.Lo más curioso del caso es que, sin embargo,el
tema de la ciudadaníaha sido objeto de una insólita reflexión sociológica en
nuestro país. Y no me refieroa debatescoyunturalesmás o menos agriossobre
el futuro más o menos crítico del Estadode Bienestaren generalo sobrela via-
bilidad de algunos de sus programas- la sanidad o las pensiones, fundamen-
talmente- . Se ha planteado la cuestión de la ciudadaníaen sí misma, y justa-
mente en lo tocante a su definición. De hecho, paraser más exactos, ha habido
dos discusionesrelevantes.
9
Hay que subrayarque Marshall(1972) erala única traducción de la que se disponía hasta el
momento, lo que explicaríaen parte la laguna. Hay algunas excepciones a esta ausencia de Mar-
shall en la discusión española de la ciudadanía. Zapata ofrece una aproximación normativa al
tema general de la ciudadanía. Monereo se aproxima al tema de los derechos sociales y lo que,
con Giddens, llamamos derechos civiles económicos en el ordenamiemto laboral. Benedicto ana-
liza las relacionesentre la ciudadaníasocial y la política en España.
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En la primerade ellas, la cuestión ha sido lo que Lockwood considerabala
inconsistencia de statuscentral en nuestras sociedades: los déficits de ciuda-
danía.
ParaS. García,el déficit de participacióndel Estado de Bienestaren Espa-
ña ha contribuido a socavarel sentimiento de ciudadanía. La baja participa-
ción obedece a la herenciafranquista,a la falta de descentralizaciónde los ser-
vicios y a la segregaciónsocial urbana.Estos rasgosde nuestro Estado de Bie-
nestarhabríanhecho que éste, en lugarde contribuiral desarrollode la ciuda-
danía, haya contribuido a su anquilosamiento.De ahí las tendenciasprivatiza-
doras que empezaríana despuntar.Beriain, desde una posición habermasiana,
sostendrá que, en esta situación de inhibición participativa,el ciudadano del
Estado de Bienestarse convierte en mero «cliente»,trasuntodel mero «consu-
midor» que habita la esfera del mercado. Alonso radicalizaráaún más esta
defensa de la ciudadaníacomo participación, que lleva a entender los nuevos
movimientos socialescomo modernizadoresdel Estadode Bienestar.
La segunda cuestión abordadaha sido la de la relación entre la clase y la
ciudadanía.Aquí es donde es más patente la desconsideracióndel argumento
de Marshall.
Bilbao, desde una posición marxista,ha sostenido que la noción de ciuda-
danía contiene un a priori ontológico que la hace inservibleparaconcretarlas
necesidadesde los trabajadores.Los ciudadanosson sujetos individuales,el tra-
bajadores un sujeto colectivo. Si la ciudadaníaindividualiza, no puede recu-
rrirsea ella parafundamentarlas necesidadesde la clase obrerani su satisfac-
ción. Clasey ciudadaníason irreconciliables.
«Lalógica final del procesode fragmentaciónde la claseobreraes la apa-
rición de una sociedad formadaúnica y exclusivamentepor individuos,
formadaúnica y exclusivamentepor ciudadanos»(Bilbao, 1993: 130).
Paramio,por contra, desde una posición postmarxista,ha defendido una
posturanormativaque podemos resumirbajo el lema:«eltrabajadorcomo ciu-
dadano, el ciudadano como trabajador».Frentea la visión marxistaclásicadel
trabajadorcomo negación de la ciudadaníaburguesa,el ideal es que
«los trabajadoresno se vean solamente en cuanto tales, sino también en
cuanto ciudadanos, con problemasmás extensos que los derivadosde su
inserción en el procesode producción»(Paramio,1991: 55).
Pero, además, paraesa identificación del trabajadorcon el ciudadano hay que
conseguirque el ciudadano se pueda ver como trabajador,y no como su nega-
ción encarnada,por ejemplo, en el funcionario con sueldo y sin obligaciones
(Paramio:56).
Sin embargo, esta doble identificación entre el ciudadano y el trabajador
pivota sobre
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
«un concepto ampliadode ciudadanía,que ya no se limite a los derechos
políticos sino que incluya una mínima igualdad de condiciones parala
participaciónpolítica y social»(Paramio:56).
Therfall, por su parte, apunta un argumento posicional que la autora llama
«efectobumerán»(«elbumerándel rechazopopularde la igualdad»):aunque la
ciudadaníaen el fondo legitima la desigualdady por lo tanto la posición de las
clases medias, éstas pueden oponerse a ella por el afán de diferenciarsede las
clases que están por debajo de ella. El argumento, sin citarlo, es similar al de
los conflictos generadopor la ciudadanía,del que ya dimos cuenta en un apar-
tado anterior.
En todos estos argumentosapenasse ha aludido a lo que seríael rasgofun-
damental de los sentimientos de ciudadanía en España. En nuestro país se
daría un obstáculo fundamental a la consolidación de los sentimientos de
comunidad universalista,y, por lo tanto, de ciudadanía social. Me refiero al
particularismo,rasgoque resultaincompatible con un aspecto clave de la ciu-
dadanía: el formalismo que acompaña la universalización de los derechos
(Ganssmann)10.España es uno de los países en los que más se percibe que
tener buenas relacioneso contactos es fundamental (Noya, 1997). Esta impor-
tanciadadaa los «recursossociales»(Lin), o capitalsocial particularista,es una
sombraque se cierne sobre los sentimientos de ciudadaníainclusiva- el capi-
tal social universalistade Marshall.
Pesea la consolidación objetivade la democraciay del Estado de bienestar,
esos rasgosharían que en nuestro país una parte significativade la población
siguiese considerando que hay un acceso desigual a la Administración y el
Estado. El déficit alcanza en general a los tres elementos de la ciudadanía.
Datos de distintas encuestas (Barómetros de Desigualdad del CIS o del
CIRES) confirman que en torno a un 50 por 100 de la población sigue
demandandomayorigualdadcivil, política y social. Donde es más flagrantees
en el acceso a la justicia, es decir, en la esferade la ciudadanía civil, algo ya
analizadoen detallepor Beltráno Toharia.
El análisisde regresiónlogística de la tabla 5 muestraque el déficit se con-
centra en los jóvenes, los niveles de rentas y estudios bajos. Por contra, los
mayores y los trabajadorespúblicos muestran un superávit. Este contraste
apuntaa un conflicto potencial entreclasesdependientes o pasivasy el restode
la población, sobretodo de menor status.
Concluyendo, los datos de actitudesdisponibles confirman la magnitud de
un «déficit cívico» (Lockwood) que objetivamente no es tan manifiesto. ¿En
qué medida este déficit de ciudadanía obedece al peso subjetivo del capital
10Parala discusión teóricade la ciudadaníaen esta clave weberiana,véase además Friedman.
M. Ferreraha aludido al particularismode los Estados de Bienestar mediterráneos.Ahora bien,
hay varios problemas en su enfoque. Por un lado, reduce el particularismocasi exclusivamente a
dientelismo. Pero, además, este rasgo no estaríatan extendido en España (al menos no en todo
nuestro Estadode Bienestar).
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
TABLA5
Déficitssubjetivosde ciudadaníaen España
Análisisde regresiónlogística
Ciudadanía Ciudadanía Ciudadanía
civil política social
Mujer 0,05* -0,19*
(ref.:varón)
Ingresos -0,09*** -0,12*
Estudios superiores -0,08* -0,05* -0,36*
Estudios medios
(ref.:básicos)
Edad -0,04* 0,12*** -0,12**
Pensionista -0,30*
Parado 0,42*
(ref.:ocupado)
Sector público -0,13** -0,05*
(ref.:privado)
Constante 0,87 2,55 0,21
Pseudo R-cuadrado 0,021 0,028 0,022
Nota:
Ciudadaníacivil: 1 = Desacuerdo con que «todos los españoles tenemos las mismas oportuni-
dades paradenunciar un abuso o una injusticia».
Ciudadaníapolítica: 1 = Desacuerdo con que «el ciudadano medio influye bastante en la vida
política».
Ciudadaníasocial: 1 = Desacuerdo con que «todos los españoles tenemos las mismas oportuni-
dades paradisfrutarde una buena asistenciasanitaria».
Datos: CIS-2046 (1993) y CIS-2206 (1995).
social particularista?En la tabla 6 presento los resultadosde un análisisde la
relaciónentre dos tipos de evaluaciones:por un lado, la percepciónde déficits
de ciudadanía;por otro, la importanciaatribuidaa distintas formasde capital
- económico, cultural o humano y social- . Efectivamente,quienes perciben
que en España las relaciones y contactos son importantes también perci-
ben desigualdadesde ciudadanía,sobretodo civil y social.
Lajusticiaprocedimentales tantoo másimportantequelajusticiadistributiva
parala ciudadanía(Lañe).Pareceque en Españalos sentimientosde injusticiaen
el primersentidovicianla cristalizaciónde la ciudadanía.De hecho, hemos visto
en perspectivainternacionalque los conflictos distributivosson poco relevantes
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PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL
TABLA6
Capitalsocialy déficitsde ciudadanía
Media de valoraciónde la importanciade distintos capitalessegún
la percepcióno no de distintos déficits de ciudadanía
Déficit Déficit Déficit
ciudadanía ciudadanía ciudadanía
civil política social
No Si No Sí No Si
Capitaleconómico 2,9 3,2 2,9 3,1 2,9 3,3
Est. F 13,1 (0,000) 7,1 (0,000) 11,3 (0,000)
Eta2 0,011 0,006 0,010
Capitalhumano 3,8 3,7 3,8 3,7 2,9 3,3
Est. F 2,8 (0,09) 2,7 (0,09) 1,1 (0,30)
Eta2 0,002 0,002 0,0009
Capitalsocial 3,7 4,0 3,7 3,8 2,9 3,3
Est. F 6,7 (0,09) 4,1 (0,04) 5,2 (0,009)
Eta2 0,005 0,003 0,005
Nota: Paralos ítemsde déficitde ciudadanía,vertabla5. Los itemsde capitalson los siguientes:
- Capitaleconómico:«en nuestrasociedad paratener éxito en la vida es importante ser
de familia rica».
- Capitalhumano:«en nuestrasociedad paratener éxito en la vida es importante tener
estudios».
- Capital social:«en nuestra sociedad para tener éxito en la vida es importante tener
buenas relacioneso contactos».
Datos: CIRES-Desigualdadsocial (abrilde 1995).
para la comprensión de la legitimación en España. Pesaría más el aspecto procedi-
mental y formal: en definitiva, la sombra del particularismo. La remora del capital
social particularista estaría lastrando la vertebración del capital social universalista
- el sentimiento de ciudadanía- . Si, como sostiene Marshall, el aspecto subjeti-
vo del status y la ciudadanía cuenta, en tanto en cuanto persista en España esa
conciencia particularista, la consolidación de la «comunidad de ciudadanía» segui-
rá siendo necesariamente frágil11.En un país en el que la clase no impregna la per-
cepción de los conflictos, los derechos de ciudadanía, sobre todo en su aspecto
procedimental, parecen haber ocupado su lugar en las disputas posicionales.
11En este trabajohe subrayadolos aspectos perversosdel particularismoparala ciudadanía.
El lector puede consultar en López Novo (1994) distintos argumentos sobre formas benignas de
particularismoy formasperversasde universalismo.
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FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA
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  • 1. Presentación: Ciudadanía Y Capital Social. Estudio Preliminar en torno a Ciudadanía Y Clase Social, de T. H. Marshall Author(s): Francisco Javier Nova Miranda Source: Reis, No. 79 (Jul. - Sep., 1997), pp. 267-295 Published by: Centro de Investigaciones Sociologicas Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40184016 . Accessed: 04/02/2015 19:44 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org. . Centro de Investigaciones Sociologicas is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Reis. http://www.jstor.org This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 2. PRESENTACIÓN CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL. ESTUDIO PRELIMINAR EN TORNO A CIUDADANÍAYCLASESOCIAL DET.H. MARSHALL Francisco JavierNova Miranda* UNED (Madrid) INTRODUCCIÓN ¿Qué concepto es común a la reflexión actual sobre temas tan dispares como el Estadode Bienestar,los derechosde los niños, los movimientos socia- les, la sociedad multicultural y un sinfín de cuestiones sociales más? El hilo conductor de estos temas tan distintos - al menos uno de ellos- es el concep- to de ciudadanía.El principal referenteteórico en este enfoque es la obra del británico Thomas Humphrey Marshall (1893-1981) que ahora presentamos. Este historiadorde formacióny sociólogo de vocación1dicta en Cambridgeen 1949 una conferencia en honor de otro Marshall, Alfred Marshall, que da lugaral texto de Ciudadaníay clasesocial en palabrasde uno de sus más afa- madosdiscípulos, «la única obra de la sociología británicade después de la SegundaGue- rraMundial que resistela comparacióncon, y está en la línea directade sucesión de, esos textos clásicos que marcanlos orígenes de la sociología moderna»(Lockwood, 1974: 363). * El autor agradecea Juan Jesús González sus comentarios y sugerencias parala mejora del texto. 1 Halsey, y también Rieger, son ricos en información sobre la vida y trayectoriaintelectual de Marshall. Reís 79/97 pp. 267-295 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 3. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA ParaLockwood, es uno de los textos que supuso la reorientaciónde toda la dis- cusión de la estructurasocial despuésde la Guerra,pues, de hecho, se podrían rastrearsus influencias en Bendix, Parsonso Giddens. Lockwood señala tam- bién las influenciasde Marshall.En cierto modo, Ciudadaníay clasesocialsería una prolongaciónde la obrade Webersobrela clasey el status.Si Weberse con- centró en los efectos del mercado sobre las jerarquíasde statustradicionales, Marshallanalizarálas consecuenciasdel moderno statusde ciudadano paralas desigualdadesgeneradaspor el mercado. Por otro lado, habríaun paralelismo entre el procesode quiebraanómicaen Durkheimy el procesode génesisde la ciudadaníaen Marshall.En ambos casos, aunque con diferenciasevidentes, se intentadaruna explicacióna los cambiosen lasclasificacionessociales. Esta semblanza no es unánime. Halsey, por ejemplo, apunta que por su formación el enfoque del autor es más histórico que sociológico, con lo cual el argumento de Lockwood sería poco verosímil: Marshall de hecho no habría relacionadosus ideas con las de los clásicos continentales, labor que tendrían que acometermás tardeBendix, Lipseto Giddens2. Aquí, en contra de lo que suele ser costumbre en las presentaciones de autores clásicos, no voy a entrar en este tipo de valoraciones exegéticas. La estructurade este trabajoes la siguiente. Primeroexpondrélas clavesdel argu- mento de Marshall,que se refierena la ciudadaníay a su relacióncon la clase social3.A continuación, en dos apartadosdistintos, revisarélas principalescrí- ticas surgidasen torno a ambos argumentos.En penúltimo lugar,haciéndome eco de esascríticas,realizaréun análisisempírico á la Marshall,paracomparar la plausibilidadde los argumentosoriginalesy de sus críticas.El hilo conduc- tor es la idea de que la ciudadanía como sentimiento de comunidad es una formade capitalsocial. Finalmente,terminarécon una brevereferenciaa Espa- ña, donde otra formade capitalsocial - particularistaestavez- entraen con- flicto con el sentimiento de ciudadanía. ELARGUMENTO DE MARSHALL Marshall explica la extensión del status de ciudadano a distintas esferas sociales en sucesivasetapas.En este proceso se van diferenciandoen el tiempo distintas instituciones que asumen las garantíasde los derechosasociadosa ese status.Los beneficiariosde esos derechosson las clasesemergentesen cadafase histórica,la burguesíay el proletariado. En primerlugar,en el siglo XVIIIse gesta la ciudadaníacivil, «los derechos necesariosparala libertadindividual - la libertadde la persona,la libertadde 2 Polanyi, al que Marshallcita, sería la excepción al argumento de Halsey. Paraun enfoque más basadoen los clásicos, véase sobre todo la obrade Bendix. 3 Barbalet(1988) y Roche y Turner (1986) sintetizan al detalle los argumentos de Marshall sobre estos y otros temas. En Vertova encontraráel lector una bibliografía sobre la ciudadanía. Kymlickay Norman revisanlas aportacionesmás recientes. 268 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 4. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL expresión,de pensamiento y de confesión, el derecho a la propiedady a cerrar contrartos,y el derecho a la justicia».Los Tribunalesde justicia son la institu- ción que administraesos derechos. Seguidamente,en el siglo XIX,toma cuerpo la ciudadaníapolítica, «eldere- cho a participaren el ejerciciodel poder político, como miembrode un cuerpo investido de autoridadpolítica o como electorde los miembrosde ese cuerpo». Los parlamentosson la institución diferenciadaa efectos de la garantíade esos derechos. Finalmente, en el siglo XXse asiste a la institucionalización de la ciudada- nía social, que cubre «el amplio abanico que va del derecho a un mínimo de bienestary seguridadeconómica al derechoa participardel patrimonio socialy a vivir la vida de un ser civilizado de acuerdocon los patronesvigentes en la sociedad».El Estadode Bienestares la concreción de esa institucionalización. En los tres casos la definición de ciudadanía es la misma: una forma de statusque acompañala pertenenciao participaciónen la comunidad. Ser reco- nocido ciudadano da derechos,y el Estado es el garantedel acceso universala esos derechos.Laciudadaníaes «un statusconcedido a todos aquellos que son miembros plenos de la comunidad. Todos aquellosque tienen el statusson igualesrespectoa los derechosy deberesque acompañanal status.No hay principios universa- les que determinen cuáles deben ser esos derechos y deberes, pero las sociedadesen las que la ciudadaníaes una institución en dearrollocrean una imagen de la ciudadanía ideal con la que se pueden compararlos logrosalcanzadosy que se convierteen objeto de las aspiraciones». Parasu división tripartitade la ciudadanía,Marshallse inspiraen las ideas de Hobhouse, compañero de docencia en la London School of Economics cuando nuestro autor entra allí en 1926. Como Hobhouse, Marshallestá más que nada interesadoen ilustrarel devenir histórico de los tres elementos que en discutirlas relacionesentre ellos, de ahí que no ahonde en las evidentesten- siones y contradiccionesentre ellos. Ello es también así porque el tema princi- pal del texto de Marshalles el efecto de la extensión de la ciudadaníasobre la desigualdadsocial. «Marshallanaliza el antagonismo entre la ciudadanía y la clase social más que las contradiccionesen la ciudadaníamisma»(Barbalet:19). Sin embargo, es aquí donde mejor se ilustraque la ciudadaníaes interna- mente heterogénea.Los derechosciviles, que emergen con el colapso del siste- ma feudal, son el pivote del sistema capitalista, mientras que los derechos socialesentranen conflicto con él. Ahora bien, la ciudadanía social implica igualdad de status, no igualdad material. 269 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 5. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA «Laigualaciónno se producetanto entre clasescomo entre individuosen una población que es tratadaahoracomo si fuese una sola clase.Laigual- dad de statuses más importanteque la igualdadde renta»(102-103). La ciudadaníapor lo tanto es una sordina:no acabacon la desigualdadsocial, pero la hace legítima, y, por lo tanto, apaga sus incendiarias consecuencias negativasparael orden social. La ciudadaníaatenúa el resentimiento de clase (Barbalet).£1 capitalismoy la ciudadaníasocial así entendida son compatibles. Aunque la «guerra»entrela ciudadaníay el sistemacapitalistade clasessiempre estarálatente. La idea de la hyphenatedsocietysanciona esa idea de la sociedad en continua tensión entrelos elementos de la clasey de la ciudadanía. Una vez hecha esta brevesíntesis de los dos argumentoscentralesde Mar- shall paso a exponer las objeciones que se han hecho a su análisis.Primerome ocupo de la teoría de la ciudadanía;después, de la relaciónentre éstay la clase social. CIUDADANÍA Y CIUDADANÍAS Las dos principales críticas sociológicas a la teoría de la ciudadanía4han sido la de evolucionismo y anglocentrismo. Giddens es explícito respectoa lo primero.Marshall «escribecomo si el desarrollode los derechosde ciudadaníase produjese en forma de un proceso naturalde evolución, asistido cuando es necesa- rio por la mano benéficadel Estado»(Giddens, 1982: 171). En su enfoque, Marshalldaríapoca importanciaal conflicto y las contingen- cias históricas. En defensa de Marshall,hay que recordarque en su texto pos- tula que el desarrollode la ciudadaníaobedece a contingencias históricasy no a necesidadeslógicas. En palabrasdel mismo Marshall: «elanálisisestá guiado menos por la lógica que por la historia». Respecto a la acusaciónde anglocentrismo, no viene mal señalarque Mar- shall era bastante modesto en sus pretensiones.Al menos en esta obra, no se está abordandouna «teoríageneral de la ciudadanía»que exija una compara- ción internacional sistemática. No olvidemos, además, su visión del alcance medio de la sociología, próximaa la de Merton: 4 Halsey se hace eco de las distintas críticas sociológicas a Marshall. Naturalmente, también ha habido críticas al contenido normativo de la idea de ciudadanía de Marshall, para las que remito al texto de Kymlickay Norman. Tilly recoge una serie de trabajossobre la ciudadaníaen perspectivahistóricay comparada. 270 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 6. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL «no recomiendo el camino a las estrellas;los sociólogos no debierangas- tar sus energíasescalandoen busca de vastasgeneralizaciones,leyes uni- versales,o la comprensión total de la sociedad en sí. Es más probable que lleguen allí al final si no intentan llegarahora.Tampoco recomiendo el camino de los desiertosde los hechos que nos soplan arenaen los ojos y los oídos impidiéndonos ver u oír nada. Hay una vía media que va por terrenos firmes. La sociología debe escoger unidades de estudio con tamaño manejable- no la sociedad, el progreso, la moral o la civiliza- ción, sino estructurassociales específicas en las que los procesos y fun- ciones básicos tienen significados determinados» (citado por Lipset, p.XV) Marshall (p. 72), sea como fuere, se ciñe a la historia del Reino Unido. Aunque haga algunasextrapolaciones,lo hace sin pretensionesde generalidad. En cualquiercaso, en contra de Marshallse podría argüirque el Reino Unido podría ser una excepción, y, por lo tanto, no el ejemplo más apropiadopara conceptualizarla ciudadaníay su historia, ni siquieraen una teoría de alcance medio. Lascríticasvertidascontra Marshallalcanzantambién al modelo tripartito de la ciudadanía.Giddens, por ejemplo, lo ataca en varios frentes. En primer lugar,sostiene que los derechosciviles y los políticos están imbricadosentre sí y que no se pueden deslindar atribuyéndolesuna génesis diferente. La razón principal es que ambos, a diferencia de los sociales, fueron antes que nada logros de la burguesía (Giddens, 1985: 171). En segundo lugar, los derechos civiles son heterogéneos. No se pueden equipararlos derechosciviles del capi- talista con los de los trabajadores:no es lo mismo el derecho a la propiedad que el derecho de huelga. Los derechos de los trabajadorescomo los de este segundo tipo tampoco son propiamente sociales, pues tienen que ver directa- mente con las libertadesdel trabajador.Giddens prefierellamarlos «derechos civiles económicos». Si los civiles se institucionalizanen los tribunales,los eco- nómicos lo hacen en la empresa (Giddens, 1982: 172). Como resultado, en Giddens encontramos una tetralogía de ciudadanías: la civil, la política, la socialy la económica. Ante estos y otros problemas,M. Mann y B. S. Turnerhan reconstruidoel enfoque marshalliano,proponiendo dos esquemasteóricos del desarrollode la ciudadaníaque aspirana superarestas supuestasmáculas.Ambos son históri- cos, comparativos,y reconocen distintas formasde ciudadanía,pero aquí aca- ban sus similitudes. Mann toma como eje las estrategiasde las clasesdominantes paraincorpo- rara las clases emergentes (la burguesíay, después, el proletariado).Pero, más que la eficacia interna de esas argucias,es el contexto militar-internacionalel que da cuenta de su éxito o fracaso. A partirde estas premisasse obtienen cinco formasde institucionalización de la ciudadanía:liberal, reformista,autoritariamonárquica,fascistay autori- 271 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 7. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA tariasocialista. Porlo tanto, la inglesa es sólo una de las posibles vías de insti- tucionalizaciónde la ciudadanía. Turnerva a criticarel modelo de Mann por considerarque la ciudadanía no siempre es una concesión de la clase dominante desde arriba(ciudadanía pasiva), sino que es un logro de las luchas de las clases subordinadasdesde abajo (ciudadanía activa). Turnerintroduce ademas una segunda dimensión, privado-público, para diferenciarformas de ciudadaníasegún el énfasis en lo privado (la familia y la religión) en su institucionalización. La distinción de Turnerequivaldríaaproximadamenteal binomio familista-nofamilista. De este esquemateórico resultancuatroformasde ciudadanía: Activa Pasiva Público Contextos revolucionarios:Francia Democracia pasiva:Gran Bretaña Privado Pluralismoliberal:Estados Unidos Autoritarismoplebiscitario:Alemania Laprincipalconsecuenciade la bidimensionalidades que la clasesocialya no es la única dimensión en torno a la cual cristalizanlos derechosde ciudadanía. Held va a radicalizaresta perspectivaen un enfoque que él mismo denomina postmarshalliano.Giddens,Mann y Turner,al igualque Marshall,ponen la ciu- dadaníaen relaciónsobretodo con lasdesigualdadesy los conflictosde clase.Para Held, por contra,el enfoquedebe sercomplejoy multidimensional.Laciudada- nía es el productode luchaspor la participaciónen la comunidad,por la inclu- sión en ella,y la claseha sido sólo unade lasbarrerasde acceso;históricamente,la exclusiónse habasadotambiénen la edad,la razao, sobretodo, el género: «Analizarla ciudadaníacomo si fuese una cuestión de exclusión o inclu- sión de la clase social es eclipsaruna granvariedadde dimensiones de la vida social que han sido centrales en las luchas de ciudadanía (...) £1 conflicto de clase puede haber sido un medio importante parael desa- rrollode los derechosde ciudadanía,pero en ningún modo es el único a examinar»(Held: 173). En cuanto a la ciudadaníasocial en particular,Esping-Andersondistingue tres regímenesdistintos: el liberal,el corporatista-conservadory el socialdemó- crata. Cada régimen consagra formas de ciudadanía propias. Con todo, Esping-Andersones deudor del paradigmamarshallianode la ciudadanía:ten- dríaen común con Marshallel énfasisen la clase como variableindependiente en la explicaciónde la ciudadanía. Por contra, los trabajosde O'Connor y Taylor-Gooby(1991), entre otros, 272 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 8. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL han venido a subrayarque el Estado de Bienestar en otros países - aunque paraPedersentambién en el Reino Unido- no se generó sólo en torno a los conflictos de clase. Los políticos y reformistassociales respondíana la crisisde las relacionesfamiliaresy los roles de género. Por lo tanto, seráel género y no la clasela variableindependiente. Este es otro ejemplo de la visión postmarsha- llianade la ciudadaníasocial. CIUDADANÍA SOCIALY CLASESOCIAL Manteniéndonos dentro del paradigma marshalliano de la ciudadanía, pasemosahoraal tema del sentido de la relaciónentre la clasesocial y la ciuda- danía. Como hemos visto, en Marshallla ciudadaníasocial está ligada norma- tivamente a la idea de comunidad. Ahora bien: ¿cuáles el sentido de la rela- ción causal?Si paraMarshalles el Estadode Bienestarel garantede la comuni- dad, paraotros autores es la comunidad la base de los derechos de bienestar (Walzer). Empíricamente encontramos argumentos en ambos sentidos (Goodin, 1988). Por un lado, como postulaba Marshall,el Estado de Bienestargenera sentimientos de comunidad a través de la comunicación interpersonal entre sus clientes y de las redessociales que generaentre los diversosproveedoresde los servicios. Por otra parte, hay países con fuertes lazos comunitarios que incluyen la solidaridadsocial:tal seríael caso de los paísesescandinavos. Pero, además, como señala el mismo Goodin, el Estado de Bienestary la comunidad están relacionados indirectamente a través de la reducción de la desigualdadsocial. El Estado de Bienestarreduce la desigualdad,y una mayor igualdadpromueveel sentimiento de comunidad. En sentido inverso, un sen- timiento fuertede comunidad llevaráa la reducciónde desigualdadesentre los miembros,y, por lo tanto, al Estadode Bienestar. A la cuestión anterior del orden causal hay que añadir otra. Contraria- mente a lo que se suele suponer habitualmente, no se puede hablar de un juego de suma cero entre la clasey la ciudadanía,según el cual, al instituciona- lizarsela ciudadanía,se extinguiría el conflicto y prevaleceríael orden social. La ciudadaníasocial es ambivalentedesde el punto de vista de la comunidad y el orden social, por dos motivos: primero, por ser ciudadanía,y, segundo, por sersocial. Porun lado, la ciudadaníamisma sigue una lógica propiaque podemos lla- mar incrementalista.Unos derechos de ciudadaníallaman a otros derechos de ciudadanía, de forma que éstos nunca van a sancionar o legitimar el orden social existente. «Laconciencia de ciudadaníapareceque por sí misma generay refuerza nuevos desafíos al statusquo. (...) Los derechos de ciudadaníatienen su 273 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 9. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA dinámica propia. Siempre hay, como lo expresó Lockwood, principios latentes en ellos que aspiran a plasmarse en las relaciones sociales» (Goldthorpe, 1978: 236). O, como escribeMaravall: «Lassatisfaccionesde unas necesidadespareceser que producen nuevas necesidades.Se trataríade un procesodinámico, con una relacióndialéc- tica necesidad-satisfacción-necesidad.Una vez comenzado, el proceso se acelera:como T. H. Marshallha indicado a modo de ejemplo, la reduc- ción de las desigualdadesciviles produjocomo resultadoque se reivindi- cara su total abolición. Se trataríade una aceleración difícil de parar» (Maravall:23). Pero,además,como también señaló inicialmente Lockwoody han subraya- do más recientementeJ. Goldthorpe y G. Marshallet aly la ciudadaníasocial propiamente dicha es un arma de doble filo en lo tocante a la extinción del conflicto de clase: por un lado, la ciudadanía, en forma de meritocracia e igualdad de oportunidades, es legitimadoradel orden capitalista;por otro, la ciudadanía puede causarfrustración de expectativas:una vez consolidada, la comparaciónde la desigualdadrealde resultadoscon el ideal de igualdadsoca- varála legitimidad de ese orden. En palabrasde Goldthorpe (1978: 236): «las implicaciones del aumento de la ciudadaníaparala legitimidad de las desigualdadesde clase son ambivalentes(...). Aunque creala posibili- dad de legitimarlasen términos de meritocracia,también surgeel peligro de que cuando la ciudadaníase convierte en realidad,es más notorio el contrasteentre los principios de igualdadde derechosque confierey las desigualdades no fundamentadas en ningún principio que el mercado produce, con la consecuencia de que se dudarácadavez más de este úl- timo». La relación resultante entre el conflicto de clase y la ciudadanía social bien pudierarepresentarseen una función cóncavacomo la perfiladaen la figura 1. Como consecuenciade ello, «laciudadaníapuede exacerbarlos antagonismosde clasey contribuiral desordensocial»(HUÍ:34). Los argumentos sociológicos de Goldthorpe y HUÍ se completan con el económico de Lindbeck. Según éste, el igualitarismoy la pugna redistributiva, lejos de disminuir con la consolidación del Estado de Bienestar, aumentan. Ello es así por un desplazamiento del umbral de tolerancia a la desigualdad, que se produce por dos causas:por un lado, las políticas de bienestar,al con- 274 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 10. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL FIGURA 1 Modelode Goldthorpede la relaciónentreconflictividadde clasey ciudadanía centrarseintencionalmente en reducirla desigualdad,aumentanla sensibilidad pública sobre el tema, de forma que la esfera pública se articula en torno a temas redistributivos;por otro lado, «se puede hipotetizarque la legitimación de la distribución actual de la renta puede disminuir si se hace patente que esta distribución, hasta cierto punto, viene determinadapor decisiones políticas arbitrariasantes que por las fuerzasanónimasdel mercado»(Lindbeck, 1995: 488). Por estos dos factores, en el argumento de Lindbeck la reducción de la des- igualdadobjetivava acompañadadel aumento de la percibida,como si la insti- tucionalización del conflicto hiciese a los ciudadanos hipersensiblesa la des- igualdad. «La supuesta tendencia del conflicto distributivo a disminuir con el aumento de la igualdad de la renta disponible puede no ser una rela- ción monotónica: los conflictos sociales y políticos pueden surgir cuando la igualación de la renta ya ha alcanzado cierto nivel» (Lind- beck, 1995: 488). 275 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 11. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA Esta paradojateórica está ilustradaempíricamenteen Wright y, más reciente- mente, en Brooks. Ambos estudios demuestran que en los EE.UU. y Suecia, ceterisparibuslz conciencia de clase (en ambos paíseslos obrerosexhiben nive- les semejantes),ésta es más relevanteparalas actitudespolíticas en un país con unos derechos de ciudadanía firmemente institucionalizados (Suecia) que en uno sin ellos (los EE.UU.). Se ha visto en la ciudadaníasocial una especiede nuevo consenso que daría lugara una nuevaideología dominante, o, en otros términos, al fin de las ideo- logías y de la identificación política. Pero, como escribenAbercrombieet ai, razones como las esgrimidaspor Goldthorpe, Hill y Lindbeck arrojandudas razonablesde que la ciudadanía social, el hipotético consenso del bienestar, puedadesplazarla viejadicotomía izquierda-derecha. Todo lo anteriorpodríainterpretarseen la siguiente clave:con el Estadode Bienestarel conflicto de clase se transvisteen conflicto de status(el statusde ciudadano). A este respecto, Lockwood ha analizado detalladamente las «inconsistenciasde status»que existen en el Estado de Bienestar.Estas tienen su origen en la posición desigualde las personasen dos dimensiones: - el grado en que tienen acceso formal a los derechos de ciudadanía social; - el nivel de recursos morales y materiales que tienen para hacer valer esos derechos. Del crucede ambasdimensiones obtenemos cuatrosituacionesposibles: Recursos Sí No Derechos Sí Gananciacívica: Déficit cívico: de ciudadanía uso ventajoso incapacidadparahacer de los derechos valerlos derechos de ciudadanía de ciudadanía No Activismocívico: Exclusióncívica: pugna por hacervalerlos exclusión de iure derechos de ciudadanía y defacto de los derechos de ciudadanía Lainconsistenciamás frecuentees el «déficitde ciudadanía»,que se produ- ciría por dos causas. La primeraes un claro déficit de poder o de carenciade recursosde la personaparaactivarsus derechosde ciudadanía.Como ejemplo, tendríamos la asimetríaentre el empresarioy el trabajadoren la contratación 276 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 12. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL laboral.El déficit de recursosse daría normalmente en términos de desigual- dad de oportunidades. La segunda causa es inversa,y supone la debilitación de la posición de la persona al acogerse a los derechos de ciudadanía. Lockwood se refiere a la estigmatizaciónde los beneñciariosde asistenciasocial u otros programaspar- ticularistas,como el paro. Estos déficits de ciudadanía son fuente de ambivalenciasante un Estado de Bienestarque sólo garantizaun derecho, pero no los medios paraejercer- lo. Lasdiferentes inconsistencias en la ciudadanía encierrangrados diferentes de conflictividad (figura 2). La percepción de que otros, los que ocupan el cuadrante de la «gananciacívica», se benefician del bienestar por encima de lo que les corresponde (ej. de Lockwood: las clases medias) agudiza la ambi- valencia. - exclusión - déficitde recursos - activismo - déficitde oportunidades - estigmatización FIGURA 2 Conflictividadde lasinconsistenciasen ¿/status de ciudadano 277 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 13. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA Bechhofer ha criticado recientemente esta forma de entender la inconsis- tencia de la ciudadanía, por considerarque las categoríasque maneja Lock- wood son heterogéneas: la expansión es un fin, el activismo es acción, y la exclusión es un resultado.Por eso el polo negativo en la discusión de la ciuda- danía no se debería introducir en la discusión de los recursosparala acción. Tendríamosasí seis celdillas, y no sólo cuatro. Esta varianteno restaun ápice de verdad al hecho de que nuestrassociedades son sociedades de ciudadanía, en las que el lenguajede los derechos- sobre todo los sociales- es la moneda de curso legal en las relacionessociales, por lo que las anterioresincongruen- cias, categorizadas de forma más o menos compleja, generarán disonancias extraordinariamentefuertesen las personas. «En las sociedades capitalistascontemporáneasson el ethosy la práctica de la ciudadaníalos que producen las formas relevantesde incongruen- cia de status- independientemente del hecho de que hasta ahora su principalefecto consistía en eliminarsituacionesde statusinjustasy pro- mover la congruenciade status,especialmentea travésde la igualdadde oportunidadeseducativasy la movilidadsocial- . A pesarde esto, la ciu- dadaníasigue siendo la causamás importantede incongruenciade status y de percepcionesde privaciónde status»(Lockwood:32). REGÍMENES DE ESTADO DE BIENESTAR,CAPITALSOCIAL Y CONFLICTO DE CLASE Teniendo en cuenta los argumentosde los apartadosanteriores,propongo haceruna breveincursión en distintos datos, que sirvade ilustraciónde la rele- vancia empíricadel tema, más que de rigurosocontrastede hipótesis. Median- te una comparacióninternacionalde actitudesvamos a ver,en primerlugar,si la relación entre la clase y la ciudadanía se da, y, en segundo lugar,si es del tipo señaladopor Marshall- el efecto sordinade la ciudadaníasobrela clase. Aquí es importantesubrayarla importanciaque Marshalldabaa las actitu- des - las percepcionesy normas- por encima de la posición objetivaal tratar el statusy la clase social. ParaMarshall,la clase social existe sobre todo en vir- tud de las percepcionessociales. Laclasesocial es una construccióncultural,de lo que se sigue que las diferenciasde clase pueden reducirse,o incluso elimi- narse,cambiando las actitudes sociales. Experienciascomunes, como el acceso universala los servicios sociales, pueden atenuarla percepción de las diferen- cias de clase. «Launiversalizaciónde los serviciossocialeses la basede una experiencia común que promuevela fusión de clases (...) Esa experienciapromoverá la conciencia de una situación común entre los ciudadanos,que acabará por socavaro reducirla relevanciay visibilidad social de las diferencias 278 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 14. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL entre ellos. Esta situación reducirá las diferencias de clase sólo en la medida en que atenúe las culturasde claseespecíficas,ya que las diferen- cias económicas pueden perdurar»(Barbalet,1988: 56). A este respecto, apurando el argumento marshalliano,podemos decir que el sentimiento de pertenenciaa una comunidad cívica se convierteen un «capital social» (Putnam) que lubricalas tensiones entre las clases, aun cuando persis- tan las diferenciasmateriales. Las investigaciones empíricas comparativas muestran que se cumple la hipótesis de que el aspectosubjetivode la clasees más relevanteque el objetivo parael conflicto social. Kelleyy Evans(pp. 159-162) subrayanel escaso efecto de la clase objetivasobre las percepcionesde conflicto de clase. Este fenómeno obedeceríaa las pocas experienciaspersonalesde conflicto, al efecto de los gru- pos de referenciay a la tendenciaa la autoubicaciónsocial de las personasen la clase media. A su vez, por lo tanto, es más el conflicto subjetivo que la posi- ción objetivael que influye en otrasactitudespolíticas. Admitiendo este presupuesto,e introduciendo también la hipótesis de los regímenesde ciudadanía,se deduce que cada régimen de Estado de Bienestar, a travésde las formas específicasde prestacionesy servicios, genera experien- cias y sentimientos de comunidad distintos, es decir,formasconcretasde capi- tal social, que redundaránen percepciones de conflictos de clase específicos. Como se ve, se insiste en el aspecto subjetivo, y no en el objetivo, del «efecto institución», del impacto del Estado de Bienestarsobre la clase social. Indirec- tamente también se incorpora un argumento postmarshallianoal introduccir como variablecentralel aspectodel consumo de los servicios(Harrison). Me pareceinteresanteretomaresta idea en la línea de Marshallante el fra- caso de las hipótesis que se han propuesto sobre los regímenes de Estado de Bienestar y el conflicto social. Recordemos que en ellas se atribuyen a cada régimen divisiones sociales objetivas- no subjetivas- que pueden resultaren conflictos sociales. El mismo Esping-Andersonen su enfoque sobrelos regíme- nes de bienestar fijaba los siguientes cleavagesgeneradores de conflictividad social en cadarégimen: - liberal:clasesmedias-restode clases; - corporatista:insiders-outsiders; - socialdemócrata:sectorpúblico-sectorprivado. Con posterioridad,otros autoreshan comprobado empíricamentesi esas posi- ciones objetivas realmentese traducíanen actitudes específicasante el Estado de Bienestar,es decir,si había un efecto régimensobre las actitudes a travésde las posiciones objetivas respecto al Estado de Bienestar.En todos los casos la respuestaha sido negativa. Taylor-Gooby (1995), en línea con Esping-Anderson, encuentra una menor legitimación en los países liberales, mayor en los socialdemócratasy 279 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 15. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA media (sólo de los programascontributivos) en los corporatistas.Sólo hay un test de las diferenciasinterrégimen.La hipótesis, según Taylor-Gooby,se con- firmaríaporqueen los paísesliberaleshay menor legitimación que en los países restantes.Sin embargo,algunasexcepcionesponen en cuestión la validezde la hipótesis:en el Reino Unido, supuestamenteliberal,hay una altalegitimación. Papadakisy Papadakisy Bean tampoco encuentranla asociaciónentrerégi- men, legitimación y conflicto. En primerlugar,los patronesde actitudes no se ajustan a los regímenes. Respecto al efecto de las clases en cada régimen, la hipótesis es que en el régimen liberal el cleavageserá infraclases vs. clases, mientrasque en el resto de paísesel cleavagees clase media vs.restode las cla- ses. Puesbien, Papadakisy Bean tampoco pueden confirmarestashipótesis. En los países liberales,ciertamente,la clase social es más significativa,pero no en una forma homogénea (en unos lo es, en otros no). Además, la clase también resulta significativa en otros países no liberales. En cualquier caso, la clase objetivano tiene mucho poder explicativoen ninguno de los paísesestudiados. Svallforssomete a test específicamente la hipótesis de Esping-Anderson, encontrando, en primer lugar, que hay más similitudes que diferenciasentre los tresregímenes.Pero,además: - la clasees explicativaen los tresregímenes; - la clase,y no el sector,importaen el régimensocialdemócrata; - en el régimencorporatistano hay variablessignificativas; - el sector es importante en un país liberalcomo Gran Bretaña,y no en uno socialdemócrata. Porlo tanto, la hipótesis del efecto del régimensólo se cumple si se reformula: el sector es importante en el régimen liberal;no hay cleavagessignificativosen el corporatista;la clasees significativaen el régimensocialdemócrata. Ante las dificultadesencontradaspor este tipo de análisis,propongoun ejer- cicio inspiradoen Marshall.Vamos a ver si hay y cómo es en distintos paísesy distintos regímenesde Estado de Bienestarla relaciónentre la legitimacióndel Estadode Bienestary la percepcióndel conflicto de clase- no la claseobjetiva. A este respecto,vamos a compararlas dos hipótesis que hemos revisadoen esta presentación: - a mayorlegitimación del Estadode Bienestar,menor conflicto de clase: hipótesis de Marshall; - a mayor legitimación, mayor conflicto: hipótesis de Goldthorpe y otros. Respectoa las diferenciasinternacionalesy el efecto régimen,si la hipótesis de Marshallse cumple, en los Estados de Bienestaruniversalistase intensivos en servicios debería haber un sentimiento de comunidad más intenso, y, por tanto, una percepciónde conflictos menor que en los selectivose intensivos en transferencias.La idea es que en los primeroshay más experienciascomunes y 280 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 16. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL más contacto entre los miembrosde las distintas clasesque en los segundos, es decir,máscapitalsocial. Parael análisisvamosa recurrira la encuestade «desigualdadsocial»del Inter- nationalSocialSurveyProgramme,del año 1992, que incluyeun totalde 18 paí- ses.ParaEspaña,tomo datosdel Barómetrode Desigualdaddel CIS de 19935. Como hablamosde ciudadaníasocial, parami comprobación de la validez de la hipótesis marshallianaen la comparación internacional sigo el esquema de regímenesdel Estado de Bienestarde Esping-Anderson.Mi operacionaliza- ción de estaclasificacióna partirde la encuestaISSP es como sigue: - régimenliberal:Australia,Canadá,Nueva Zelanday EstadosUnidos; - régimencorporatista:Austria,RepúblicaFederalAlemana; - régimensocialdemócrata:Noruega, Suecia. Como la clasificación del Reino Unido en este esquema resultadifícil (Mish- ra), y ademáses el objeto de estudio de Marshall,he optado por considerarlo tambiéncomo país de referencia,no incluyéndolo en ningún conglomerado6. Aparte,la encuesta ISSP-92 incluye otros países, que clasifico como sigue. Apoyándome en los argumentos de Leibfried, en el «régimen latino» incluyo Italia y España. Finalmente agrupo en la categoría de países postcomunistas Bulgaria,Checoslovaquia,Hungría, Polonia, Rusia, Esloveniay la ex Repúbli- ca DemocráticaAlemana. La comparación internacional con países tan heterogéneos puede resultar engorrosa.Poreso, aunquerealizaremosel análisisparatodos los paísesmenciona- dos, concentraremosla interpretaciónde los resultadosen una «submuestra»más reducidacompuestapor Suecia(régimensocialdemócrata),Alemania(r.corpora- tista),EstadosUnidos (r.liberal),el ReinoUnido y España.Teniendoen cuentala hipótesisde Marshall,tendríamosunaclasificaciónde estospaíses7como sigue: Prestación Servicios Transferencias Cobertura Universalista Socialdemócratas(Suecia) Corporatista(Alemania) Selectiva Reino Unido Liberal(EE.UU.) 5 Los datos de legitimación del Estado de Bienestarprovendránen realidadde dos encuestas del ISSP. Lade desigualdad,del año 1992, y la de medio ambiente, del año 93. 6 El régimen liberales uno de los que presentamás problemasde homogeneidad. Parala dis- cusión del caso inglés, y también del canadiense, en el contexto de las tipologías del Estado de Bienestar,ver Mishra. 7 Véase Castlesy Mitchell paraotras tipologías alternativasde Estadosde Bienestar. 281 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 17. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA Trashaberjustificado y operacionalizadolas hipótesis y conceptos, paso ya sin másdilación a los resultadosdel análisis. En la tabla 1, paracada país hay tres columnas. La primeraes la puntua- ción media en un itemde legitimación de la redistribuciónpública («esrespon- sabilidad del Gobierno reducir las diferencias de ingresos entre las personas con ingresosaltos y las personascon ingresosbajos»).La segunda es la corres- pondiente a la escala de percepción de conflictos entre ricos y pobres («en [país]el conflicto entrepobresy ricos es muy fuerte»).Laterceracolumna es la correlaciónentrelas dos variablesanteriores. TABLA1 (A) (B) Legitimación Percepción delEstado de conflicto Correlación de Bienestar de clase (A) x (B) N Australia 307 234 0,210** 2.203 RFAlemana 360 237 0,212** 2.297 Ex RD Alemana 425 276 0,231** 1.094 Reino Unido 366 271 0,337** 1.066 EE.UU 293 287 0,289** 1.273 Austria 375 219 0,109** 1.027 Hungría 392 293 0,177** 1.250 Italia 407 267 0,212** 996 Noruega 347 207 0,275** 1.538 Suecia 331 228 0,286** 749 Checoslovaquia 364 223 0,187** 1.101 Eslovenia 398 236 0,222** 1.049 Polonia 392 261 0,190** 1.636 Bulgaria 423 256 0,126** 1.198 Rusia 365 274 0,133** 1.983 N.Zelanda 330 261 0,291** 1.239 Canadá 323 253 0,277** 1.004 Filipinas 349 263 0,050** 1.200 España 398 198 0,093** 2.506 Irlanda 391 - - 935 IrlandaNorte 377 - - 704 Holanda 332 - - 1.803 Israel 366 - - 1.158 Japón 359 - - 1.185 Media 361 252 0,205** Nota: El rango del itemde legitimación es 1-5 y el de conflictividad 1-4. En la tabla las medias aparecenmultiplicadaspor 100. Datos: Para los 19 primeros países, ISSP-92 «Social Inequality»; para los restantes, excepto España, ISSP-93 «Environment»; para España, en la media de legitimación, ISSP-93 «Environment», y en la media de conflictividad y la correlación, CIS-Barómetro de Desigualdad. El cambio paraEspañaobedece a que en esta última encuesta el rango del itemde legitimación es de un punto menos que el de la encuesta ISSP de desigualdad. 282 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 18. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL Empezandoporla legitimacióndel Estadode Bienestar,hayque deciren pri- merlugarque tiene valoresmedios-altosparael conjuntode los países(3,6 sobre 5). Laspuntuacionesmás altasse encuentranen los paísespostcomunistasy lati- nos. En los paísescapitalistascentroeuropeos(RFA,Austria)y nórdicos-socialde- mócratastenemosvaloresmedios.Lalegitimaciónes menoren los paísesanglosa- jones o liberales(UK, USA, Canadá,Nueva Zelanda).La excepciónes el Reino Unido, quea esterespectose parecemásaAlemaniaquea EstadosUnidos. Pasandoa la variablede conflicto de clase, la escalaalcanzaun valormedio de 2,5 sobre 4. Es más acusado en los países postcomunistas. Si comparamos los países centroeuropeos con los anglosajones,vemos que, efectivamente, el conflicto es más intenso en los segundos que en los primeros. Se confirman, por lo tanto, los resultadosde Kelleyy Evans(p. 162), obtenidos con sólo seis países, y encontramos más conflicto de clase en las sociedades anglosajonas, especialmenteen los EE.UU. y en Gran Bretaña.Seguramenteen el segundo de estos países la percepción del conflicto tiene una connotación de clase mayor que en el primero, en el que estaríamás teñido de imágenes raciales. Españapresentaunos niveles de conflictividad significativamenteinferioresa la media. La diferenciasaltaaún más a la vista si comparamosla realidady las percepcionessociales. La figura 3 muestraque hay una correspondenciaentre FIGURA 3 FUENTE:Desigualdad real:OCDE. Conflicto percibido: datos ISSP-92 y elaboración propia (ver tabla 1). 283 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 19. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA los niveles de desigualdadmedidos por los economistas con el índice de Gini (Atkinson et al.) y la percepción de conflicto. En los países liberales,tanto la desigualdadcomo su percepciónes más agudaque en los socialdemócratas.En España,sin embargo,los nivelesmedios-altosde desigualdadno se traducenen cotas significativasde conflictividad en la misma medida que, por ejemplo, en Italia. Finalmentecomparemoslas correlacionesentrela percepciónde conflicto y la legitimación del Estado de Bienestar.La correlaciónmás alta la encontramos en el Reino Unido. A continuación siguen los paísesliberalesy socialdemócra- tas. Lacorrelacionesmás bajasson las de los paísespostcomunistasy latinos. Todo lo anterior se pone aún más de manifiesto al agruparlos países en regímenessegún la operacionalizaciónexpuestamás arriba.La tabla2 muestra los valoresde las trescolumnas anteriorespor regímenes.Los estadísticosindi- can que las diferenciasson significativas,y más parala legitimación que parala conflictividad. Empezandopor la legitimación, de mayora menor, obtenemos la siguiente ordenación: países latinos, postcomunistas, corporatistas,socialdemócratasy liberales.El Reino Unido apareceen la órbitade los paísescorporatistas. La conflictividad, como ya se indicó, tiene su climax en el Reino Unido, que se sitúa a distancia de sus países «hermanos»liberales.En esta dimensión recuerdamás a un país postcomunista o a Italia, donde la conflictividad es también muy alta. A continuación tenemos los paísesliberales.Y a mayordis- tanciatenemos los paísescorporatistasy socialdemócratas. La correlación entre la legitimación y la conflictividad alcanza sus cotas más altas en los países socialdemócratas y liberales, pero el pico está en el Reino Unido. Lasfiguras4 y 5 muestranel panoramainternacionalcuando pasamosdel nivel micro - actitudes y correlaciones individuales- al nivel agregado de porcentajespor países. TABLA2 Legitimación Conflictividad Correlación Regímenes Liberal 312 255 0,238** de Estado Corporatista 365 231 0,172** de Bienestar Socialdemócrata 342 214 0,265** Latino 406 267 0,212** Postcomunista 392 263 0,170** Reino Unido 366 271 0,337** Estadísticosde asociación: F 178,2 (0,000) 376 (0,000) y eta cuadrado 0,04 0,08 DATOS:ISSP-92 «Social Inequality». 284 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 20. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL FIGURA 4 FIGURA 5 Análisis de clusters:dendograma 285 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 21. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA La figura4 muestrala posición de los países en los ejes de legitimación y conflictividad. Aquí la desvinculación de la clase y la ciudadaníaes aún más patente que en el nivel micro. Incluso se obtiene una correlaciónnegativa y bajaparael conjunto de los países. Sólo en los paísespostcomunistasy en Ita- lia hay una asociación entre conflictividad y legitimación. El Reino Unido también se puede incluir en este grupo de países. En los restantes países la correlaciónse desvanece.Los extremosson los EstadosUnidos, con una legiti- mación baja y una alta conflictividad, y España, con una legitimación alta y una bajaconflictividad. El análisis de conglomerados de la figura 5 confirma estadísticamentelos resultados que venimos de obtener intuitivamente. Por un lado, tenemos el Reino Unido, con Italiay los países postcomunistas;por otro lado, los restan- tes países, con un subgrupode países liberales;finalmente, tenemos las excep- ciones de los EstadosUnidos y España. Si analizamosla evolución de ambasvariablesentre 1987 y 1992, compa- rando las encuestas del ISSP para los dos años, con un universo reducido a siete países (tabla3), obtenemos la siguiente agrupación.En los EstadoUnidos y en el Reino Unido aumenta tanto la legitimación como la conflictividad. En Italiay la República FederalAlemana aumenta la legitimación y disminuye la conflictividad8. Finalmente, vamos a ver cómo es el efecto de la conflictividad de clase sobre la legitimación comparada con otras formas de conflictividad. En la misma encuestaISSP,apartedel conflicto pobres-ricos,se medían otros cleava- ges, como el generacional o el de insiders-outsiders(parados-ocupados),a los que algunos autores, como el propio Esping-Anderson,atribuyenimportancia parael Estado de Bienestar.La tabla4 muestralos resultadosde un análisisde regresiónmúltiple de mínimos cuadradosde la legitimación sobre esos cUava- ges,controlando el efecto de la autoubicación social. Común a todos los países es el efecto negativo de la posición social subjetivasobre la legitimación. De todos los cleavagessubjetivos,la conflictividad de clase es la que tiene el mayor efecto. También se confirman las diferenciasya apuntadas. Después de tener en cuenta otros efectos, en los países liberalesy en el Reino Unido encontra- mos los coeficientes más altos de determinación de la conflictividad.Australia en principio pareceuna excepción, pues el efecto es menor. Perosi sumamosel del cleavagecapitalistas-trabajadores,también alto en Nueva Zelanda, obtene- mos un coeficiente alto y significativo. Porcontra, Españapresentauno de los coeficientes más bajos. 8 Si contrastamos la evolución de la desigualdad objetiva, tomando como indicador de la primerala variación en el índice de Gini (Atkison et ai), y la evolución de la percepción de con- flicto, en general observamos una correlación significativa. En la RFA e Italia hay estabilidad tanto en la desigualdadcomo en su percepción. En el Reino Unido y los EE.UU. el aumento del valor del índice de Gini se reflejaen las actitudes con un aumento del conflicto. Lo inverso se da en Italia. El único país en el que se da una disonancia entre realidady percepción es en Australia: aumenta la desigualdadobjetiva, pero desciende la conflictividad. 286 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 22. PRESENTACIÓN.CIUDADANÍAYCAPITALSOCIAL TABLA3 Evoluciónde lasactitudesante el Estadode Bienestar(1987-1992) Porcentajesde legitimación en distintasesferaspor país Media AUS RFA UK EE.UU. A HUN ITA 1987 Redistribución 0 5 2 9 -10 -4 0 62 Empleo 0-11 7 3 -8-6 4 67 Ingresomínimo 13 2 6 13 -6 6 2 54 Progresividadfiscal 4 8 - 7-466 75 Evoluciónde lapercepciónde conflictossociales(1987-1992) Porcentajespor país Media AUS RFA UK EE.UU. A HUN ITA 1987 Ricos-pobres -10 0 6 9 -4 14 -3 50 Clase obrera-clasemedia -1-2 5 8 -4 -10 -2 26 Parados-empleados -13 1 6 4 -6 - -4 47 Viejos-jóvenes -3 -4 -1 - 4 -6 -1 36 Abreviaturasde los países en las tablas:AUS (Australia),RFA (República FederalAlemana), UK (Reino Unido), EE.UU. (EstadosUnidos), A (Austria),HUN (Hungría), ITA (Italia). Datos: ISSP-87 e ISSP-92 «Social Inequality». De todo lo anteriorse puedensacarvariasconclusiones.En primerlugar,hay que hablardel excepcionalismobritánico.En el Reino Unido encontramosmayo- resnivelesde legitimacióny de conflicto, y mayorasociaciónentreambasvaria- bles, que en otros paísesincluso liberales.Nuestros resultados,con un número mayorde países,confirmanlos obtenidospor Evans(p. 133) en su comparación internacionalutilizandola claseobjetiva.Segúnéstos, el Reino Unido erael país en el que la clase era más determinanteen las actitudes ante la redistribución pública.Porlo tanto, cuando Marshall«escogía»el Reino Unido parailustrarla importanciade lavariableclaseparala ciudadaníasocial,no podíaelegirmejor. En segundo lugar,la fuerzadel argumento de Marshallpara Inglaterraes también su debilidadparael restode los paísesno liberales,en los que la legiti- mación y el conflicto de clase están menos asociados.Y ello incluso en los paí- ses postcomunistas, donde encontramos niveles de legitimación y conflictivi- dad muy altos. En este sentido el paradigmamarshallianoes poco explicativo. Con todo, los otros cleavagesexaminados tampoco están muy correlacionados con la legitimación de la ciudadaníasocial - ni siquierael de la edad, al que tanta importancia atribuyen algunos enfoques postmarshallianos(Pampel)- . 287 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 23. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA * . i J : i ^ So # * * Ss * * » ^J ** * * * a* * * í* *o i on o m <N r vtn nn o .^, < ' en O v-> ' <N O R ^ 3 fl * * * * K ¿^ •» ^R * * * -§ •$ ^ ° 7 °°-°« < S ^ ^ 7^-1 1° í S SS ^ ** **** 1 1 s ! I 1 i ... i i vj * ** *sí 5i v^ ^»** # R* » t* I ^T o <^ • en © ^ R* * « * * ^ ^ S !* 2 * « 2 * 5 * S -3 ^r^ '^ !* <n vo oí^vo « * ** ^ ^r^ '^ N<n vo- oí^vo ^5 « * 2 ás& ** CíSg o 00 »a m n -í» SÍ?^ <N O ^Cn© » ^.3 * * * S H O -H O -< «J O S i ^ t * : 2 : fc • 1 «n©" ir» «'s xtu-ni^ oo<noo n cq ^ # * <u ^ * * * * -q ^ 5** 55 ^5 W « » « « ^ ^ V£> N ^N^H^ » fe Cs G C N ff ^ -^©© ^^^1"^goo^rv.© 1 ís o I 1 1 1 ! I I M Mili MI :§ MM| M| I i I M I Mv^ ::::::: ::::::: 1 8 % I J I i 8 % I J ! I i 4¡!4l ill il¡4l III 1¿-§S-B¿ |9i 1 S-8 á -5 ¿ 4 i i ti 81 g s i § i U 81 H 2 I i 288 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 24. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL Si la encuesta del ISSP hubiese incluido otros cleavagesno clasistas,como los de la razao el género, hubiésemos podido ver si las hipótesis postmarshallianas se cumplían en mayormedida que las marshallianas. Respecto a la hipótesis de Marshalldel capital social (del efecto sordinade la ciudadanía),una vez tamizadapor el efecto régimen, hay que señalarque en partesí se da allí donde se contemplabaque debía ser más fuerte:en los países universalistase intensivos en servicios*es decir, los países nórdicos. En éstos encontramos,efectivamente,una conñictividad baja,una legitimación media y una correlaciónalta entre ambas variables.Sin embargo, en el Reino Unido, donde Marshallla esperaba- y al igual que en otros países liberales- , esta correlación,también alta, opera en el sentido contrario:una legitimación alta va acompañadade una conflictividad alta. Con estos datos en la mano, Gold- thorpe,y no Marshall,estaríaen lo cierto. Finalmente, también hay que hablardel excepcionalismo español. Recor- demos que en nuestropaís hay una conflictividad bajaunida a unos niveles de legitimación de los más altos. Si la correlaciónentre ambasfuese alta, podría- mos hablardel efecto «capitalsocial» de Marshall:la institucionalización del Estadode Bienestaren los ochenta habríaatenuadoel conflicto de clase.Ahora bien, la correlación entre la conflictividad y la legitimación es mínima. En nuestro país, la clase y la ciudadanía se diría que perteneciesen a órbitas de actitudesque no se cortan ni tangencialmente. Esta última idea de la peculiaridadhispaname lleva al último apartadodel trabajo,sobrela ciudadaníay el capitalsocial en nuestropaís. SUPERÁVITSDE CAPITALSOCIALY DÉFICITS DE CIUDADANÍA EN ESPAÑA A estas alturas, ya empezamos a disponer de una abundante bibliografía sobreel Estadode Bienestarespañoly sobrela institucionalizaciónde la ciuda- danía «objetiva»- cobertura,extensión, etc.- . Y, sin embargo, Marshallape- nas se ha discutido en España9.Lo más curioso del caso es que, sin embargo,el tema de la ciudadaníaha sido objeto de una insólita reflexión sociológica en nuestro país. Y no me refieroa debatescoyunturalesmás o menos agriossobre el futuro más o menos crítico del Estadode Bienestaren generalo sobrela via- bilidad de algunos de sus programas- la sanidad o las pensiones, fundamen- talmente- . Se ha planteado la cuestión de la ciudadaníaen sí misma, y justa- mente en lo tocante a su definición. De hecho, paraser más exactos, ha habido dos discusionesrelevantes. 9 Hay que subrayarque Marshall(1972) erala única traducción de la que se disponía hasta el momento, lo que explicaríaen parte la laguna. Hay algunas excepciones a esta ausencia de Mar- shall en la discusión española de la ciudadanía. Zapata ofrece una aproximación normativa al tema general de la ciudadanía. Monereo se aproxima al tema de los derechos sociales y lo que, con Giddens, llamamos derechos civiles económicos en el ordenamiemto laboral. Benedicto ana- liza las relacionesentre la ciudadaníasocial y la política en España. 289 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 25. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA En la primerade ellas, la cuestión ha sido lo que Lockwood considerabala inconsistencia de statuscentral en nuestras sociedades: los déficits de ciuda- danía. ParaS. García,el déficit de participacióndel Estado de Bienestaren Espa- ña ha contribuido a socavarel sentimiento de ciudadanía. La baja participa- ción obedece a la herenciafranquista,a la falta de descentralizaciónde los ser- vicios y a la segregaciónsocial urbana.Estos rasgosde nuestro Estado de Bie- nestarhabríanhecho que éste, en lugarde contribuiral desarrollode la ciuda- danía, haya contribuido a su anquilosamiento.De ahí las tendenciasprivatiza- doras que empezaríana despuntar.Beriain, desde una posición habermasiana, sostendrá que, en esta situación de inhibición participativa,el ciudadano del Estado de Bienestarse convierte en mero «cliente»,trasuntodel mero «consu- midor» que habita la esfera del mercado. Alonso radicalizaráaún más esta defensa de la ciudadaníacomo participación, que lleva a entender los nuevos movimientos socialescomo modernizadoresdel Estadode Bienestar. La segunda cuestión abordadaha sido la de la relación entre la clase y la ciudadanía.Aquí es donde es más patente la desconsideracióndel argumento de Marshall. Bilbao, desde una posición marxista,ha sostenido que la noción de ciuda- danía contiene un a priori ontológico que la hace inservibleparaconcretarlas necesidadesde los trabajadores.Los ciudadanosson sujetos individuales,el tra- bajadores un sujeto colectivo. Si la ciudadaníaindividualiza, no puede recu- rrirsea ella parafundamentarlas necesidadesde la clase obrerani su satisfac- ción. Clasey ciudadaníason irreconciliables. «Lalógica final del procesode fragmentaciónde la claseobreraes la apa- rición de una sociedad formadaúnica y exclusivamentepor individuos, formadaúnica y exclusivamentepor ciudadanos»(Bilbao, 1993: 130). Paramio,por contra, desde una posición postmarxista,ha defendido una posturanormativaque podemos resumirbajo el lema:«eltrabajadorcomo ciu- dadano, el ciudadano como trabajador».Frentea la visión marxistaclásicadel trabajadorcomo negación de la ciudadaníaburguesa,el ideal es que «los trabajadoresno se vean solamente en cuanto tales, sino también en cuanto ciudadanos, con problemasmás extensos que los derivadosde su inserción en el procesode producción»(Paramio,1991: 55). Pero, además, paraesa identificación del trabajadorcon el ciudadano hay que conseguirque el ciudadano se pueda ver como trabajador,y no como su nega- ción encarnada,por ejemplo, en el funcionario con sueldo y sin obligaciones (Paramio:56). Sin embargo, esta doble identificación entre el ciudadano y el trabajador pivota sobre 290 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 26. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL «un concepto ampliadode ciudadanía,que ya no se limite a los derechos políticos sino que incluya una mínima igualdad de condiciones parala participaciónpolítica y social»(Paramio:56). Therfall, por su parte, apunta un argumento posicional que la autora llama «efectobumerán»(«elbumerándel rechazopopularde la igualdad»):aunque la ciudadaníaen el fondo legitima la desigualdady por lo tanto la posición de las clases medias, éstas pueden oponerse a ella por el afán de diferenciarsede las clases que están por debajo de ella. El argumento, sin citarlo, es similar al de los conflictos generadopor la ciudadanía,del que ya dimos cuenta en un apar- tado anterior. En todos estos argumentosapenasse ha aludido a lo que seríael rasgofun- damental de los sentimientos de ciudadanía en España. En nuestro país se daría un obstáculo fundamental a la consolidación de los sentimientos de comunidad universalista,y, por lo tanto, de ciudadanía social. Me refiero al particularismo,rasgoque resultaincompatible con un aspecto clave de la ciu- dadanía: el formalismo que acompaña la universalización de los derechos (Ganssmann)10.España es uno de los países en los que más se percibe que tener buenas relacioneso contactos es fundamental (Noya, 1997). Esta impor- tanciadadaa los «recursossociales»(Lin), o capitalsocial particularista,es una sombraque se cierne sobre los sentimientos de ciudadaníainclusiva- el capi- tal social universalistade Marshall. Pesea la consolidación objetivade la democraciay del Estado de bienestar, esos rasgosharían que en nuestro país una parte significativade la población siguiese considerando que hay un acceso desigual a la Administración y el Estado. El déficit alcanza en general a los tres elementos de la ciudadanía. Datos de distintas encuestas (Barómetros de Desigualdad del CIS o del CIRES) confirman que en torno a un 50 por 100 de la población sigue demandandomayorigualdadcivil, política y social. Donde es más flagrantees en el acceso a la justicia, es decir, en la esferade la ciudadanía civil, algo ya analizadoen detallepor Beltráno Toharia. El análisisde regresiónlogística de la tabla 5 muestraque el déficit se con- centra en los jóvenes, los niveles de rentas y estudios bajos. Por contra, los mayores y los trabajadorespúblicos muestran un superávit. Este contraste apuntaa un conflicto potencial entreclasesdependientes o pasivasy el restode la población, sobretodo de menor status. Concluyendo, los datos de actitudesdisponibles confirman la magnitud de un «déficit cívico» (Lockwood) que objetivamente no es tan manifiesto. ¿En qué medida este déficit de ciudadanía obedece al peso subjetivo del capital 10Parala discusión teóricade la ciudadaníaen esta clave weberiana,véase además Friedman. M. Ferreraha aludido al particularismode los Estados de Bienestar mediterráneos.Ahora bien, hay varios problemas en su enfoque. Por un lado, reduce el particularismocasi exclusivamente a dientelismo. Pero, además, este rasgo no estaríatan extendido en España (al menos no en todo nuestro Estadode Bienestar). 291 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 27. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA TABLA5 Déficitssubjetivosde ciudadaníaen España Análisisde regresiónlogística Ciudadanía Ciudadanía Ciudadanía civil política social Mujer 0,05* -0,19* (ref.:varón) Ingresos -0,09*** -0,12* Estudios superiores -0,08* -0,05* -0,36* Estudios medios (ref.:básicos) Edad -0,04* 0,12*** -0,12** Pensionista -0,30* Parado 0,42* (ref.:ocupado) Sector público -0,13** -0,05* (ref.:privado) Constante 0,87 2,55 0,21 Pseudo R-cuadrado 0,021 0,028 0,022 Nota: Ciudadaníacivil: 1 = Desacuerdo con que «todos los españoles tenemos las mismas oportuni- dades paradenunciar un abuso o una injusticia». Ciudadaníapolítica: 1 = Desacuerdo con que «el ciudadano medio influye bastante en la vida política». Ciudadaníasocial: 1 = Desacuerdo con que «todos los españoles tenemos las mismas oportuni- dades paradisfrutarde una buena asistenciasanitaria». Datos: CIS-2046 (1993) y CIS-2206 (1995). social particularista?En la tabla 6 presento los resultadosde un análisisde la relaciónentre dos tipos de evaluaciones:por un lado, la percepciónde déficits de ciudadanía;por otro, la importanciaatribuidaa distintas formasde capital - económico, cultural o humano y social- . Efectivamente,quienes perciben que en España las relaciones y contactos son importantes también perci- ben desigualdadesde ciudadanía,sobretodo civil y social. Lajusticiaprocedimentales tantoo másimportantequelajusticiadistributiva parala ciudadanía(Lañe).Pareceque en Españalos sentimientosde injusticiaen el primersentidovicianla cristalizaciónde la ciudadanía.De hecho, hemos visto en perspectivainternacionalque los conflictos distributivosson poco relevantes 292 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 28. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL TABLA6 Capitalsocialy déficitsde ciudadanía Media de valoraciónde la importanciade distintos capitalessegún la percepcióno no de distintos déficits de ciudadanía Déficit Déficit Déficit ciudadanía ciudadanía ciudadanía civil política social No Si No Sí No Si Capitaleconómico 2,9 3,2 2,9 3,1 2,9 3,3 Est. F 13,1 (0,000) 7,1 (0,000) 11,3 (0,000) Eta2 0,011 0,006 0,010 Capitalhumano 3,8 3,7 3,8 3,7 2,9 3,3 Est. F 2,8 (0,09) 2,7 (0,09) 1,1 (0,30) Eta2 0,002 0,002 0,0009 Capitalsocial 3,7 4,0 3,7 3,8 2,9 3,3 Est. F 6,7 (0,09) 4,1 (0,04) 5,2 (0,009) Eta2 0,005 0,003 0,005 Nota: Paralos ítemsde déficitde ciudadanía,vertabla5. Los itemsde capitalson los siguientes: - Capitaleconómico:«en nuestrasociedad paratener éxito en la vida es importante ser de familia rica». - Capitalhumano:«en nuestrasociedad paratener éxito en la vida es importante tener estudios». - Capital social:«en nuestra sociedad para tener éxito en la vida es importante tener buenas relacioneso contactos». Datos: CIRES-Desigualdadsocial (abrilde 1995). para la comprensión de la legitimación en España. Pesaría más el aspecto procedi- mental y formal: en definitiva, la sombra del particularismo. La remora del capital social particularista estaría lastrando la vertebración del capital social universalista - el sentimiento de ciudadanía- . Si, como sostiene Marshall, el aspecto subjeti- vo del status y la ciudadanía cuenta, en tanto en cuanto persista en España esa conciencia particularista, la consolidación de la «comunidad de ciudadanía» segui- rá siendo necesariamente frágil11.En un país en el que la clase no impregna la per- cepción de los conflictos, los derechos de ciudadanía, sobre todo en su aspecto procedimental, parecen haber ocupado su lugar en las disputas posicionales. 11En este trabajohe subrayadolos aspectos perversosdel particularismoparala ciudadanía. El lector puede consultar en López Novo (1994) distintos argumentos sobre formas benignas de particularismoy formasperversasde universalismo. 293 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 29. FRANCISCOJAVIERNOYA MIRANDA REFERENCIAS ATKINSON,A.; RAINWATER,L., y SMEDING,T. (1995): Income Distribution in OECD Countries. EvidencefromtheLuxembourvIncomeStudy,OECD, París. BARBALET,J. M. (1988): Citizenship.Rights,strugleand cíass inequality,Open UP, Milton Key- nes. - (1993): «Citizenship, class inequality and resentment»,en B. S. Turner (ed.), Citizenshipand Social Theory,Sage, Londres, pp. 36-56. Bendix, R. (1974): Estadonacionaly ciudadanía,Amorrortu, Buenos Aires. BENEDICTO,J. (1997): «Lasbases culturalesde la ciudadanía democrática en España»,en P. del Castillo e I. Crespo (eds.), Culturapolítica, Tirant lo Blanch, Valencia, pp. 223-258. Bilbao, A. (1995): Obrerosy ciudadanos,Trotta, Madrid. BOTTOMORE,T. (1992): «Citizenship and social class, fourty years on», en T. H. MARSHALL, Citizenshipand Social Class,Pluto, Londres. BROOKS,C. (1994): «Classconsciousness and politics in comparativeperspective»,SocialScience Research,23 (2): 167-195. CASTLES,F., y MlTCHELL,D. (1993): «Worlds of welfare and families of nations», en F. Castles (ed.), Familiesof Nations, Dartmouth, Aldershot, pp. 93-128. ESPING-ANDERSON,G. (1990): The ThreeWorldsof WelfareCapitalism,Polity Press,Cambridge. EVANS,G. (1993): «Classconflict and inequality», en R. Jowell et al. (eds.), InternationalSocial Attitudes. The Wth BSAReport,Dartmouth, Aldershot, pp. 123-142. FERRERA,M. (1995): «Los Estados de Bienestar del Sur de la Europa Social», en L. Moreno y S. Sarasa(eds.), El Estadode Bienestaren el surde Europa,CSIC, Madrid. FRIEDMAN,K. (1981): Legitimationof Social Rightsand the WesternWelfareState, University of North Carolina P., Chapel Hill. Ganssmann, H. (1993): «Sind soziale Rechte universalisierbar?»,Zeitschriftfür Soziologie,22: 5. García, S. (1987): «Ciudadanía,bienestary desigualdadsocial en España»,REÍS. - (1994): «Ciudadanía en España», en W.AA. (eds.), Clase, poder y ciudadanía, S. XXI, Madrid. GlDDENS,A. (1982): Profilesand Critiquesin Social Theory,Macmillan, Londres. - (1985): TheNation-State and Violence,Polity P., Cambridge. GOODIN,R. E. (1988): ReasonsforWelfare,Princeton UP, Princeton. HALSEY,A. H. (1984): «T. H. Marshall:past and present»,Sociobgy,18 (1): 1-18. HARRISON,M. L. (1991): «Citizenship, consumption and rights»,Sociology,25 (2): 209-213. Held, D. (1989): «Citizenship and autonomy», en D. Held y J. B. Thompson (eds.), Social TheoryofModern Societies,Cambridge UP, Cambridge, pp. 162-184. Kelley, J., y Evans, M. (1995): «Classand classconflict in six western nations»,AmericanSocio- logicalReview,60 (1): 157-178. KYMLICKA,W., y NORMAN,W. (1994): «Return of the citizen: a survey of recent work on citi- zenship theory», Ethics,104. Lañe, R. E. (1988): «Proceduralgoods in a democracy:how one is treatedversuswhat one gets», SocialJusticeResearch,2 (3): 177-192. Leibfried, S. (1992): Social Europe. WelfareState Trajectoriesofthe EuropeanCommunity,ZES, Bremen. LESSENIG,S. (1996): «Españay los regímenes de Estado del Bienestar»,RevistaInternacionalde Sociología,13: 147-161. LlN,N. (1982): «Social resourcesand instrumental action», en W.AA., SocialStructureand Net- workAnalysis,Sage, BeverlyHills. LlNDBECK,A. (1995): «Welfarestate disincentives with endogenous habits and norms», Scandi- navianJournalofEconomics,9 (4): 477-494. LlPSET,S. M. (1973): «Introduction» a T. H. Marshall, Class,Citizenshipand Social Develop- ment,Doubleday, Nueva York, pp. V-XXIII. 294 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
  • 30. PRESENTACIÓN. CIUDADANÍA Y CAPITALSOCIAL Lockwood, D. (1974): «ForT. H. Marshall»,Sociobgy,8 (3): 363-367. - (1987): «Schichtung in der Staatsbürgerschaft»,en B. Giesen y H. Haferkamp (eds.), Schich- tungin derStaatsbürgerschaft,WestdeutscherV., Opladen. LÓPEZNovo, J. P. (1994): «Elparticularismoreconsiderado»,REÍS,67: 31-63. Mann, M. (1987): «Rulingclass strategiesand citizenship», Sociobgy,21 (3): 339-354. Maravall, J. M. (1970): El desarrolloeconómicoy la claseobrera. Un estudiosociológicosobrelos conflictosobrerosen España,Ariel, Barcelona. Marshall, G., et al. (1985): «Class, citizenship, and distributional conflict in modern britain», BritishJournalofSociology,36 (2): 259-284. Marshall, T. H. (1973): Class,Citizenshipand SocialDevelopment,Doubleday, Nueva York - (1972): «Laselección social en el "WelfareState"»,en R. Bendix y S. Lipset (eds.), Clase,sta- tusy poder,Euramérica,Madrid, pp. 365-384. MlSHRA,R. (1993): Typobgiesofthe WelfareState and comparativeanalysis:the «liberal»Welfare State,Ontario, dact. MoNEREO,J. L. (1996): Derechossocialesde ciudadaníay ordenamientolaboral,CES, Madrid. Noya, J. (1997): El ciudadanode las dos caras.Ambivalenciaen las actitudesante la igualdady el Estadode Bienestaren España,tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid. O'CONNOR,J. (1993): «Gender,class and citizenship in the comparativeanalysisof welfarestate regimes»,BritishJournalofSociology,AA(3): 501-518. Papadakis, E. (1993): «Classinterests, class politics and welfare state regime», BritishJournal of Sociobgy,AA(2): 249-270. Papadakis, E., y Bean, C. (1993): «Popularsupport for the welfarestate: a comparison between institutional regimes»,Journalof PublicPolicy, 13 (3). PARAMIO,L. (1991): «Trabajadoresy ciudadanos»,Sistema,98: 48-56. PEDERSEN,S. (1995): Family, Dependenceand the Origins ofthe WelfareState, Cambridge UP, Cambridge. POLANYI,K. (1991): Lagran transformación,La Piqueta, Madrid. PUTNAM,R. (1993): Making DemocracyWork,Princeton University Press,Princeton. RlEGER,E. (1992): «T. H. Marshall:Soziologie, gesellschaftliche Entwicklung und die moralis- che ókonomie des Wohlfahrtsstaates»,en T. H. Marshall, Bürgerrechteund sozialeKlassen. Zur Soziologiedes Wohlfahrtsstaates,Campus, Frankfurt,pp. 7-32. ROCHE,M. (1992): Rethinking Citizenship. Welfare,Ideologyand Change in Modern Society, Polity, Cambridge. Svallfors, S. (1993): «Policy regimes and attitudes to inequality: a comparison of three Euro- pean nations», en W.AA., Scandinavia in a New Europe, Scandinavian University Press, Oslo, pp. 87-133. Taylor-Gooby, P. (1991): «WelfareState Regimes and Welfare Citizenship», Journal of Euro- pean SocialPolicy, 1 (2): 93-105. - (1995): «Who wants the Welfare State?»,en S. Svallfors(ed.), Opinionson Welfareandjusti- cein ComparativePerspective,IS, Umea. Tilly, C. (ed.) (1996): Citizenship,Identityand SocialHistory,Cambridge UP, Cambridge. Turner, B. S. (1986): Citizenshipand Capitalism. TheDebate overReformism,Alien & Unwin, Londres. - (1990): «Outline of a theory of citizenship», Sociobgy,24 (2): 189-217. Vertova, F. (1994): «Cittadinanza. Saggio bibliográfico», en D. Zolo (ed.), La cittadinanza, Laterza,Roma. WRIGHT,E. O. (1985): Classes,Verso, Londres. Zapata, R. (1995): «Hacia una teoría normativade la ciudadaníademocrática»,Leviatán,59. 295 This content downloaded from 168.176.5.118 on Wed, 4 Feb 2015 19:44:54 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions